Donald Trump y la preocupante “nueva manera” de hacer política

Es un fenómeno ya casi mundial, la elección de personajes que se salen del formato del “político común”, del estadista, del demócrata, que con todos sus aciertos y defectos, ha sido predominante en los países que se juzgan naciones democráticas. Decimos “ha sido” porque van apareciendo personas que se salen de este formato casi preestablecido, para romper moldes, atraer la atención del electorado e incluso, con grandes posibilidades de triunfo.
El caso reciente quizás más llamativo es el triunfo del empresario Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. El candidato republicano recibió durante la campaña electoral el rechazo público de importantes figuras de diversos sectores de la sociedad estadounidense, e inclusive de dirigentes de su propio partido, acaso porque sus rudas maneras e inaceptables propuestas les resultaban ajenas al estilo tradicional en ese país, conservador incluso en las formas. No obstante, se impuso en las elecciones primarias con el mismo mensaje que luego le sirvió para ganar la adhesión de sus compatriotas de bajos y medianos ingresos sin formación universitaria, cuyos puestos de trabajo estarían amenazados por los inmigrantes mexicanos y los productos del Lejano Oriente.
La llegada de alguien inesperado a la Casa Blanca fue sin duda provocada por un descontento bastante extendido en la población, por varios motivos, al que la dirigencia política no ha sabido responder a tiempo. Algo hizo mal o dejó de hacer para que la Casa Blanca sea ocupada en adelante por alguien que carece de toda experiencia en el manejo de la cosa pública. Se diría que una gran parte de la ciudadanía norteamericana está simplemente harta de los políticos que no tienen en cuenta sus necesidades y que confía en que un “extraño”, por así decirlo, pueda responder mejor a sus inquietudes. Cuando un político se desprende de la realidad cotidiana y se aísla en un mundo cerrado, en el que solo interactúa con otros de su misma casta, se produce un divorcio que puede provocar la aparición de personajes inesperados que seducen a la ciudadanía simplificando en exceso los problemas y anunciando soluciones fáciles e inmediatas.
En Brasil, ya vimos que algunos personajes bastante peculiares, como el payaso Tiririca o el futbolista Romario, lograron escaños en el Congreso. En Paraguay, tenemos a personajes no menos histriónicos, como Tony Apuril de Ab Ovo en la Junta Municipal de Asunción o Celso Miranda Kelembu, en la Junta de CDE. Incluso, ahora se menciona fuertemente una posible candidatura a la presidencia de la República del futbolista Roque Santa Cruz. Este fenómeno es nada más sino el fracaso de la clase política que representa al “establishment” en nuestro país, y que a raíz de la desenfrenada corrupción y la incompetencia en los cargos, ha hecho que surgieran personajes que, con discurso muchas veces agresivo, populista y verborrágico, alcanzan lugares de preponderancia en la función pública.
Trazando el paralelismo de lo que acaba de ocurrir en EEUU, bien lo mismo podría suceder en las próximas elecciones, donde a nivel local ya se perfilan gente como Paraguayo Cubas, Jorge Brítez y el propio Kelembu, como aspirantes a cargos relevantes. Es importante que la ciudadanía sepa discernir y no se deje engañar por discursos que pueden sonar atractivos, pero que en el fondo no son más sino palabras vacías, moldeadas maliciosamente para adaptarse a lo que la gente quiere escuchar, pero sin base sólida ni mínimas perspectivas de convertirse en realidad.

http://diariolajornada.com.py/v6/category/editorial/

17 comentarios en “Donald Trump y la preocupante “nueva manera” de hacer política”

  1. Conspiración

    Por Edwin Brítez

    En la película “Conspiración”, el taxista de Nueva York, Jerry Fletcher (Mel Gibson), tiene como principal tema de conversación con sus pasajeros la conspiración a gran escala de las que todos somos víctimas. Jerry está muy convencido de que la NASA provoca terremotos y que el presidente de EE.UU. será asesinado aprovechando su estancia en Turquía.

    Con esta hipótesis, que para todos suena como una locura, Jerry acosa a la ayudante del Fiscal, Alice (Julia Roberts), quien trata de esquivarlo pero no puede. Los acontecimientos que ocurren de pronto la hacen cambiar de opinión sobre la teoría del taxista. Hombres que parecen ser agentes del Gobierno lo secuestran y lo torturan. Luego de escapar, Alice empieza a pensar que quizás Jerry no esté tan loco.

    La palabra conspiración suena mal y lo comprobé una vez más cuando tuve una charla con miembros de Cerneco donde me pidieron exponer sobre la posibilidad de una cuarta fuerza política que dispute votos con el partido colorado, el liberal y la izquierda en el año 2018. Aún cuando usé el concepto de “conspiración positiva” me di cuenta que no gustó a muchos, y de hecho uno consideró inapropiado el empleo del término para una audiencia de esta naturaleza.

    Conspiración es un complot político o “acuerdo generalmente secreto entre varios con el fin de deponer al poder establecido, o sea destinado al derrocamiento del gobierno o cualquier otro tipo de poder”.

    Estábamos hablando de lo difícil que era, primero durante la dictadura derrocar a Alfredo Stroessner y luego en la democracia llegar a la alternancia, lo que implicaba la necesaria derrota del partido Colorado, sencillamente porque la mentalidad ciudadana no aceptaba esas posibilidades. Es más las consideraban una ruptura institucional además de verlas como una utopía, absolutamente imposible de cumplir.

    Ambas cosas ocurrieron, el derrocamiento de la dictadura y la derrota de la ANR, y no ocurrió ninguna tragedia por ello en el país. Y aunque siguieron sucediendo cosas terribles, sobrevivimos, porque la democracia es así. Si alguien se alza en contra de los principios y el estado de derecho, y concentra en él todos los poderes, el pueblo tiene derecho no solo a resistir sino a levantarse en rebeldía hasta lograr el derrocamiento del usurpador.

    En democracia el derrocamiento de un gobierno constitucional es un delito, pero cuando existe conspiración de “cualquier otro tipo de poder” en contra del legítimo deseo y derecho de participación de la ciudadanía, creo que es legítimo conspirar desde la sociedad civil para organizar una fuerza distinta a las que obstaculizan con listas sábana y cúpulas cerradas el ejercicio libre del sufragio pasivo: el derecho de cualquiera de candidatarse en igualdad de condiciones.

    No se trata de derrocar un gobierno sino de derrotar a las cúpulas partidarias excluyentes y parásitas así como a los líderes que se consideran imprescindibles. Una conspiración positiva y abierta, en el sentido de ponerse de acuerdo para una nueva propuesta electoral capaz de competir y triunfar frente a las ofertas contaminadas de malas prácticas de gestión política y administrativa. O sea, inutilidad extrema y robo descarado.

    Claro, nadie cree que sea posible como en la dictadura y antes de la alternancia, incluso todavía se cree que pensar así es buscar una ruptura institucional.

    Suena al taxista de Nueva York de la película esta locura de la teoría de la conspiración, pero si no se le da una lección ahora a los partido jara, si nadie se anima a jugar en otro equipo, que mañana no se queje, y se vaya con el cuento de la decepción y frustración a otra parte, porque es hora de ir pensando en la frase de Nick Diamos: “Nunca atribuyas a la maldad (de tus líderes) lo que puede explicarse fácilmente por la estupidez (tuya)”.Ñapensamíntena, ndaha’éi pochyrã.

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  2. Designación de incapaces constituye un retroceso

    Un país donde se designa a los incapaces para ocupar cargos públicos de relevancia solo por motivos electoralistas está condenado al atraso. El presidente Horacio Cartes se equivoca al designar en puestos claves de la Administración Pública a presidentes de seccionales que carecen de la idoneidad. De ese modo, con el afán de fortalecer y mantener el apoyo a sus pretensiones políticas, cede a la presión de los que hace tiempo esperaban echarlo en la trampa en la que hoy está prisionero. Las obras públicas que promueve no servirán de mucho para modernizar el país porque permite el retorno del viejo modelo retardatario de distribuir prebendas a cambio de lealtades.

    Si algo de bueno tenía la gestión del presidente Horacio Cartes hasta antes de exhibir públicamente su afán de continuar en el Palacio de Gobierno, tras cumplir su actual mandato constitucional, era que para los cargos públicos más relevantes había tenido –por lo general– el criterio de nombrar a personas capaces.

    La designación de los ministros de su Gabinete fue una clara apuesta a profesionales relevantes que pudieran llevar adelante con eficiencia sus respectivas carteras de Estado. Esta estrategia, en algunos casos, le dio resultados adversos porque es evidente que a una gestión técnicamente aceptable tiene que acompañar componentes políticos del mismo nivel.

    A partir de la última convención del Partido Colorado, sin embargo, el jefe de Estado cambió públicamente su postura. Si hasta antes de esa instancia había negado rotundamente su afán de continuar en el poder, desde ese hito dejó atrás su máscara de disimulo y trabajó abiertamente a favor de la idea de su reelección.

    Su interés político le hizo rever su posición y cambiar de actitud.

    Su primer gran viraje se dio al echar de su Gabinete al que hasta entonces era su inamovible ministro del Interior liberal.

    Lo que los reiterados fracasos en la lucha contra la inseguridad no había logrado en tres años, se hizo posible en un santiamén gracias a la petición de coloradización completa de su Gabinete por parte de los convencionales de la ANR.

    El reciente nombramiento de presidentes de seccionales al frente de instituciones públicas que exigen una clara idoneidad técnica ratifica que Cartes ha renunciado a seguir bregando por contar con funcionarios calificados para dar lugar a incapaces cuyo único mérito es apoyar sus ambiciones políticas.

    Las lealtades basadas en prebendas son de pies de barro. No están basadas en convicciones, sino en el oportunismo de gente que utiliza la política como medio para conseguir sus propios fines, olvidando que la función de los administradores de instituciones del Estado es servir con eficiencia a la ciudadanía.

    En esa postura se observa una contradicción del máximo responsable de la conducción de la República, quien, por un lado, promueve la ejecución de obras públicas con el propósito de obtener réditos favorables a sus pretensiones y, por otro, degrada su gestión al volver al antiguo vicio de colocar seccionaleros en las instituciones públicas.

    Es evidente que el criterio es maquiavélico: no importan los medios para alcanzar los fines. Todo vale desde el poder. Ese comportamiento es censurable desde todo punto de vista, porque desacredita la gestión del Gobierno y retrotrae al país hacia un modelo que daba la impresión de estar en vías de extinción.

    http://www.ultimahora.com/designacion-incapaces-constituye-un-retroceso-n1044866.html

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  3. na banca para la impunidad
    6 diciembre, 2016

    La sociedad se escandalizó luego de la muerte del periodista Pablo Medina cuando se comprobó que el intendente de Ypejhu, “Neneco” Vilmar Acosta, utilizaba el mismo edificio de la municipalidad a su cargo como depósito de cargamento de marihuana. Se constató además que la camioneta de la municipalidad había sido utilizada para el transporte de la droga. Todas estas barbaridades eran denunciadas por el periodista Medina, lo que le costó finalmente la muerte.
    Las denuncias públicas reiteradas nunca tuvieron eco. La justicia nunca investigó, los fiscales están vendidos y la policía trabaja al servicio del narcotráfico. No hace mucho un efectivo de la policía que prestaba servicio en al zona de Curuguaty fue asesinado por haber permitido la incautación de una carga de marihuana. El crimen sigue impune.
    En un Estado poco serio y poco organizado, las instituciones no funcionan. Las autoridades reaccionan solamente cuando se produce algún escándalo de gran magnitud, pero cuando se aquietan las aguas todo vuelve a la normalidad. Esto permite que las organizaciones delictivas ocupen los espacios propios de las instituciones del Estado y son en la práctica estas organizaciones ilegales las que manejan el país.
    Es una dolorosa realidad, que al parecer no preocupa a la sociedad paraguaya que sigue consintiendo esta degradación, que la lleva directo a la autodestrucción. Las bandas mafiosas tienen sometidas a las instituciones, los jueces y fiscales perpetran así las más graves violaciones de las leyes y la misma constitución, en la seguridad de que no serán tocados porque tienen la protección de sus padrinos.
    Los cargos políticos se constituyen así en la garantía para la impunidad. Es el mayor sueño de los ladrones públicos, acceder a alguna banca en el parlamento, donde a cambio de votos podrá negociar su impunidad e inclusive participar de los mayores negociados. Increíblemente, la misma ciudadanía que se queja a diario y se escandaliza con la grosera corrupción en las instituciones públicas, es la que después con sus votos legaliza esta impunidad.
    La depuración vendrá solamente cuando el pueblo consciente comience a castigar con sus votos a los partidos políticos que siguen incorporando en sus listas a ladrones públicos y delincuentes responsables de la miseria nuestra en sociedad.

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  4. El hartazgo

    Por Caio Scavone

    Existen varias y grandes cosas que tienen harto al paraguayo. Para comenzar la palabra hartazgo significa, según mi pequeño diccionario, “repleción incómoda que resulta de hartarse”. Y repleción significa saciedad. En suma, la sociedad está llena de saciedad. Y hartar equivale a “saciar el apetito de comer o beber, fastidiar, cansar” y algún que otro significado de menor cuantía.

    Entiendo que la sociedad paraguaya de todas las categorías se encuentra harta de aguantar cosas y situaciones que hace mucho tuvieron que haber desaparecido. La inseguridad es un estado de cosas que tiene al Estado a mal traer, pero que le lleva a sitios de republiqueta.

    El mal funcionamiento de muchas instituciones públicas es pan diario que le hace faltar el pan al público. Las gobernaciones y municipios hicieron vito de la plata entregada a través de los royalties y el Fonacide. La joda es que el vito se hizo entre cuatro paredes y sin presencia del voto público. Y entre el vito, el voto y el veto la joda sigue añejándose como un buen tinto de mesa. Del hartazgo ni hablemos.

    El problema de la tenencia de la tierra en este país también viene sazonándose desde el año 1880. Ya son 136 años que este país no tiene una cuadrícula de sus tierras pero, eso sí, dueños no faltan y entre el IRA (Instituto de Reforma Agraria), el IBR (Instituto de Bienestar Rural) y el Indert (Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra) aparecen varios dueños de cualquier pedacito de tierra paraguaya. Pero sirve para hartar el apetito político-partidario de algunos chantajistas y de algunos miembros satánicos del clero paraguayo. La tierra es de quien paga y la trabaja.

    El país está harto de los malos parlamentarios que solo abren la boca para deglutir bocaditos y bostezar sin olvidar que la mayoría levanta los brazos para certificar y legitimar todo lo feo y lo malo que le hace y debe hacerse a este empachado Paraguay.

    El hartazgo también le llega a la gente que debe utilizar a los profesionales mediocres que eclosionan desde los garajes que ofician de universidades. Las universidades creadas con el tinte de nacionales en varios puntos del país solo sirven para generar dinero a unos pocos y concebir muchos incapaces egresados para la sociedad y la suciedad que le adorna a la educación paraguaya.

    La salud, la educación y la agricultura, instancias que hacen al desarrollo de un país como el nuestro, están al borde del hartazgo por la deficiencia que demuestran. Hospitales sucios y sin cobertura como y para la gente, educadores que no superan pruebas elementales y agricultores pobres y sin asistencia técnica marcan el hartazgo que se tiene.

    En un país, con sendas hidroeléctricas la falta de electricidad es un constante reclamo ciudadano y, como llueve mucho, el déficit de agua es un inmutable plagueo de la gente. El caso de mi ciudad y del agua ya pasa la cota del hartazgo, pero nos acostumbramos al cambio de vida y nos bañamos al mediodía, a la madrugada se lava la ropa y tomamos tereré a medianoche.

    Si hay otra cosa que nos tiene hasta el cogote es la basura que facilita la ciudadanía puerca de este país. El combo mugriento de este país está conformado por los inconscientes que tiran o queman la basura domiciliaria y el alto costo del recolector municipal y, si existe, tampoco llega a todos los barrios de cualquier ciudad.

    Al variado e incompleto hartazgo criollo le agrego el rekutu que buscan algunos expresidentes y el actual. Con lo harto que está el país, les sugiero el ejemplo de Wasmosy y de Lucho que, con tan malos gobiernos, prefirieron quedarse en sus casas…

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  5. Proselitismo con bienes públicos, un antiguo abuso a erradicar

    El antiguo vicio de utilizar los bienes públicos como medio para conseguir votos es una práctica que tiene que ser erradicada por los políticos. El mal proviene de la concepción patrimonialista del Estado que considera que quien se encuentra en el poder está habilitado a disponer de su antojo de la propiedad colectiva. Esa mentalidad ha permitido, a lo largo de siglos de historia paraguaya, cometer abusos ante el silencio generalizado de la clase gobernante y la sociedad. Hoy los tiempos han cambiado y es la hora no solamente de censurar a quienes usan lo que debería distribuirse sin atender colores ni movimientos, sino también de castigarlos en las urnas no votando por ellos. Solamente así empezaremos a cambiar realmente.
    A lo largo de casi cinco siglos de la historia mestiza del Paraguay los detentadores coyunturales del poder han considerado que desde esa posición, con un concepto patrimonialista del Estado, tienen carta blanca para usar los bienes colectivos como si les perteneciera. Ello abarca el dinero, los cargos, los vehículos y todo cuanto administra el Estado.

    Ese atropello se ha cometido con el silencio y, por lo tanto, la complicidad de los políticos, que callando las irregularidades aseguran su impunidad futura porque no serán denunciados cuando cometieren los mismos excesos que debían haber puesto a consideración de la opinión pública.

    La sociedad civil también ha tenido su cuota de participación en la continuidad de una praxis que beneficia a unos pocos, pero perjudica a la mayoría. Por cobardía o falta de conciencia, ha permitido que la propiedad común sea utilizada impunemente por aquellos que se sienten libres de extralimitarse porque no encuentran cuestionamientos sólidos a sus desbordes.

    Un hecho todavía reciente ilustra de modo cabal cómo algunos líderes políticos se apoderan de lo público para su propio provecho. La candidata a intendenta de Ybycuí –colorada y esposa de un diputado del mismo partido– repartió a modo de proselitismo los víveres del Programa de Modernización de la Gestión Pública de Apoyos Agropecuarios (Pagro) días antes de los pasados comicios municipales. La política, rumbo a su segunda reelección, utilizó a su favor su posición de privilegio, reforzada por el rol de su cónyuge parlamentario, para distribuir alimentos a cambio de votos. Los mismos no fueron pagados con dinero de su campaña, sino de los contribuyentes.

    Esa práctica no es, desafortunadamente, una excepción. Y estando muy próximo ya a un año que será político –con miras a las elecciones generales de 2018–, es bueno advertir una vez más que esa apropiación indebida de bienes colectivos por parte de particulares inescrupulosos es un abuso que no debe seguir permitiéndose.

    La denuncia pública de los ciudadanos es una de las maneras de combatir a los que aún se creen dueños de lo que no les pertenece. Al exponer ante la ciudadanía su comportamiento, lo que se espera es que más ciudadanos se sumen a la censura del mismo y que los abusos no se repitan.

    La otra forma de sanción a los transgresores es negarles el voto, castigarles en las urnas. Para ello se requiere una conciencia cívica madura que no está dispuesta a premiar con la impunidad a los que se burlan de la mayoría. Solo así aprenderán a respetar a los ciudadanos que pagan sus impuestos para que sean revertidos a favor de todos.

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  6. Renovar la democracia fatigada

    Por José Bergues

    A mi generación le ha tocado asistir a muchos y grandes eventos en el siglo XX y en lo que corre del actual, tanto en Paraguay como en el mundo. La segunda guerra mundial, con la reconstrucción posterior en Occidente y la conformación del bloque soviético detrás de la «cortina de hierro»; la revolución del 47 en nuestro país, la inestabilidad política luego, y, como reacción a ello, el surgimiento y la consolidación de una larga dictadura; la caída del muro de Berlín y, con algunos meses de antelación, el amanecer de la esperanza democrática en 1989.

    En las décadas posteriores, vivimos experiencias populistas de izquierda en la región, ahora en retroceso con la muerte de Chávez, la derrota del kirchnerismo en la Argentina y la destitución de Dilma Rouseff en Brasil, cuyo antecedente más cercano fue el juicio político a Fernando Lugo. En las últimas semanas, se agrega a aquello el triunfo de Donald Trump en Estados Unidos, una versión diferente del populismo, y en estos días la muerte de Fidel Castro, símbolo de toda una época con su carga de luto, opresión y violencia en nuestra América.

    Aquella esperanza democrática que surgió en Paraguay a fines de los 80, aparece hoy como fatigada, desilusionada y sin fuerzas para renovarse. El «nuevo rumbo» que nos prometieron en el 2013, languidece y recae en los viejos vicios de la política criolla, y hoy por hoy su único atractivo consiste en el reparto de prebendas en forma de dinero o de cargos para sus partidarios y sus amigos. La ilusión se ha perdido en el camino.

    Como decía en una columna anterior, citando a Einstein, es una locura hacer lo mismo de siempre y pretender que los resultados sean diferentes. Las promesas de cambiar las formas de hacer las cosas, quedan empantanadas en instituciones cuya estructura está diseñada para impedir, y no para facilitar los cambios. Es así porque la función pública –es decir, la burocracia ligada a los políticos– no tiene incentivos para mejorar, y si lo logra en algunos aspectos, vuelve a recaer en las viejas prácticas, porque los políticos se van cuando termina su mandato, pero los funcionarios quedan.

    He leído que, tanto en Estados Unidos como en Europa, las burocracias tienen más poder y más duraderos que el de los políticos electos por el voto. El brexit, la salida de Gran Bretaña de la UE, responde en gran medida al desencanto con las regulaciones rígidas de la burocracia, que se impone sobre los Gobiernos nacionales electos.

    Esta es apenas una parte del problema, pero tal vez el principal obstáculo para cambiar. Tengo amigos que han ejercido altas funciones en el sector público, y han salido frustrados por la corrupción y la ineficiencia.

    ¿Es que hay algún ex presidente paraguayo que pueda jactarse de haber dejado el país en mejores condiciones que las que existían antes de su mandato? Los nostálgicos dirán que Stroessner, pero la herencia del dictador es como la de Castro, en la que lo negativo supera abrumadoramente a lo positivo. Y si extendemos la mirada al resto del Continente, encontramos la misma realidad, especialmente en aquellos que han sido reelectos. Algo falla en la democracia, y la solución no está en suprimirla, sino en renovarla desde sus cimientos.

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  7. Partido so’o
    10 Dic 2016

    Por Pablo Noé

    El fútbol es una pasión universal, esa es una realidad innegable. Millones de personas alrededor del mundo siguen expectantes los infinitos encuentros, en donde la descripción de 22 hombres tras un balón queda extremadamente corta. También es insuficiente hablar de este juego sin mencionar los miles de millones de dólares que se mueven atrás de, lo que finalmente es, un negocio altamente lucrativo.

    Las grandes estructuras mundiales, que se rigen bajo el mandato de la Federación Internacional de Fútbol Asociado, delimitan su dimensión profesional. Con la fuerza que tiene este deporte en el mundo, reducir la influencia al plano estrictamente rentado es olvidar los escenarios quizá más emotivos, los amateur. Aquel partido so’o que se disputa en cada esquina en donde los protagonistas visten como Messi o Cristiano, pero que en porte y talento están a años luz de su desempeño. Eso no le resta pasión a los encuentros que con garra y esfuerzo se desarrollan en una infinidad de terrenos de todo tipo.

    En esas canchitas, las diferencias con la actividad profesional se agigantan. Se anulan las exigencias de la vestimenta, los futbolistas pueden ir con casacas diferentes, jugar descalzos, el balón puede estar en pésimas condiciones, y no necesariamente tiene que estar presente un árbitro. Las dimensiones del escenario son aleatorias y la composición de los equipos está en directa relación a valores medidos en ese momento, como la cantidad de participantes, su capacidad física y las condiciones del tiempo.

    Las reglas se negocian previo a cada encuentro, entonces, el offside desaparece, los saques de costado se pueden realizar con los pies, el tiempo de disputa es aleatorio, e incluso los partidos pueden finalizar al llegar a cierta cantidad de goles. Al no existir una “autoridad” que juzgue los instantes polémicos, en nuestras canchitas se establecieron una serie de normas de cumplimiento azaroso que son pactadas previamente, sin mirar el manual de reglas de la FIFA. Algunas son:

    Pido mano: cuando el balón se encuentra en una posición poco disputable, el jugador expresa ese pedido en alta voz para alertar al contrincante que hará uso de las manos para destrabar la jugada.

    Penal o gol: cuando en plena disputa del balón se produce una falta que pudo haber derivado en un tanto, se discute la existencia de la irregularidad y finalmente se propone esta disyuntiva para dirimir el altercado.

    Tres tiros de esquina, penal: una de las normas más raras que se estableció por acuerdo colectivo y que no tiene mucha lógica pero que se utiliza como estrategia para vencer la portería adversaria.

    Tiempo: aunque esta versión se observa con mayor frecuencia en los campos profesionales; desde tiempos inmemoriales, ante cualquier lesión de un improvisado atleta, el grito de tiempo se utiliza para detener cualquier jugada, lo que en ocasiones deriva en fuertes disputas por el uso antirreglamentario de esta maña.

    Como regla no escrita casi invariable, gran parte de los encuentros de estas características terminan en bodegas y despensas del barrio, en donde se brinda por la victoria o se lamenta el fracaso. Una serie que se repite infinitamente porque el fútbol capta las emociones y principalmente porque la idea es pasar bien en buena compañía. La excusa es jugar fútbol, aunque este fútbol no sea exactamente aquel deporte que vemos por televisión.

    Esta descripción de los partidos amistosos sin que importen las verdaderas reglas de juego recuerda mucho a nuestra política criolla. Aquella, en donde las leyes establecidas previamente en la propia Constitución Nacional pueden ser violentadas para que la diversión continúe entre los amigos. En donde los árbitros no existen y la norma se cambia de acuerdo al antojo de los jugadores. En donde los participantes son totalmente informales y el resultado de su actuación no trasciende más que para una historia efímera. La diferencia es que el partido so’o termina en una simple anécdota, absolutamente diferente a nuestra política, cuyas consecuencias afectan directamente a la administración de los recursos de todo un país.

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  8. Caleidoscopio de coyuntura

    Ricardo Rodríguez Silvero
    También a fines del 2016, lo que se dice y lo que no se dice en análisis de coyuntura local, públicos y privados, nacionales y extranjeros, tiene mucho que ver con tiempo y espacio, y ondas gravitacionales, parodiando socarronamente las coordenadas de los astrofísicos en su empeño por encontrar explicaciones sobre origen, naturaleza y destino del universo perceptible.

    TIEMPO. Efectivamente, en circunstancias normales, hay poco tiempo para enfocar todas las facetas de la coyuntura, producto del pasado y precedente del futuro. Menos tiempo hay aún para analizar cada una de ellas en la amplitud y profundidad necesarias para agotarla. Pensemos, por ejemplo, en la cuestión macro y microeconómica, así como en la social y ambiental, por mencionar solo esas cuatro megaáreas de abordaje para un análisis serio de la coyuntura. En ellas todavía no están incluidas las cuestiones sicosociales ni las incertidumbres propias de un enfoque abarcante: ni la historia está desprovista de errores en datos y en su interpretación ni el presente es asequible en todos esos aspectos. Obviamente, la predicción del futuro es aún peor.

    ESPACIO. Esto es más limitante aún, dependiendo del tipo de los tradicionales medios de comunicación social (prensa televisiva, radial y escrita) y del de las actuales redes sociales (Twitter, Instagram y Facebook, entre otras). Empecemos con la prensa escrita. Allí caben columnas y artículos largos, intermedios y cortos, según lo candente del tema. Las radios pueden destinar también un espacio relativamente amplio en la introducción y el manejo del tema elegido. A veces pueden ser horas; otras, solo minutos, dependiendo del programa radial y de la actualidad del tema. Algo similar puede decirse de la TV: En algunos casos son apenas segundos o minutos; en otros, pueden ser también horas.

    LO BREVE ES MÁS LEÍDO. Las redes sociales tienen ciertas restricciones, típicas en cada una de ellas, pero también algunas ventajas, como su inmediato alcance a decenas y centenas de millones de potenciales lectores. Su brevedad escrita y audiovisual es otra ventaja. En Twitter caben apenas algunas docenas de caracteres o una frase. En Instagram se pueden combinar una o pocas imágenes (fotos o videos) con algunas pocas frases. En Facebook pueden ser publicados ya párrafos, con audiovisuales. O en todas ellas, solo un link. Riesgo: Este abordaje a la coyuntura puede volverse tan instantáneo como superficial.

    GRUPOS DE PRESIÓN. Independientemente de los medios tradicionales y de las modernas redes sociales, existen poderosos intereses creados que impiden la debida consideración o tan solo la mención de algunos temas sensibles. Si a pesar de los grupos de presión en las estructuras de poder, el medio de comunicación o la red social o particularmente los autores del análisis se atreven a abordar el tema candente con amplitud y detalle, eso puede acarrear ciertas consecuencias en ellos. Van desde la más grave (el asesinato del autor o el ataque al medio de prensa) hasta formas directas o sutiles de coacción. Piense el lector en ciertos temas conflictivos que afectan hoy en día los intereses del narcoterrorismo, así como de ciertos grupos económicos y financieros empotrados en determinados poderes del Estado y en el sector privado.

    No obstante, todo análisis de coyuntura debería incorporar también corrupción e impunidad, lavado de dinero y criminalidad. Su influencia en la sociedad puede ser tanto o más grande que la economía formal.

    EL MENSAJERO. Los delatores o denunciantes de noticias relacionadas con delitos económicos y criminales no siempre están vinculados a partidos políticos ni a grupos empresariales ni a Iglesias ni a organizaciones de la sociedad civil ni a entidades internacionales. Pueden ser también personalidades individuales con luz propia, de mucha influencia en la formación de la opinión pública y en la difusión de hechos punibles. Con frecuencia son irreductibles en la lucha contra la megacorrupción y la lesión flagrante de las normas de convivencia. En estas circunstancias, más que nunca adquieren valor la libertad de expresión, así como la seguridad física y jurídica.

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  9. El peor mannequin challenge

    Por Sergio Cáceres
    «Esto de quedarse quietos es lo nuestro. Sabemos cómo permanecer en el tiempo sin movernos». Esto me decía un amigo maliciosamente cuando veía uno de estos videos hechos acá para el mannequin challenge, esta nueva moda que globalmente nos obliga a permanecer en nuestros lugares mientras nos filman. Es algo divertido seguramente, pero a algunos, como este amigo mío, les ha sugerido como una metáfora del Paraguay.

    ¿Estamos como inmóviles a pesar de que la historia-tiempo fluye para otros? Es decir, ¿corre el progreso para los otros, pero no para nosotros? No es la primera vez que una imagen así se le ocurre a alguien. Ya Augusto Roa Bastos imaginó un lugar donde la gente no se movía o se movía extremadamente lento. Era el pueblo-penitenciario de Tevegó. «Lúnico que si son gentes están ahí sin moverse (…) Bultos nomás», relataba al Supremo un anonadado Patiño. Según el amanuense «(…) esos bultos al fin y al cabo no viven como cristianos (…) Han echado raíces en el suelo».

    ¿De dónde le vino la inspiración a Roa Bastos para imaginarse un lugar así? Es cierto que al Paraguay lo han tenido como lugar atrapado en el tiempo, al menos desde la época de la Colonia. Mientras otras regiones eran prósperas y el cambio era notable, por acá la falta de caminos nos condenaba a la quietud y a la apatía más desesperante. Esta imagen quedó grabada en nuestra literatura, en nuestros cronistas y, de algún modo, en nuestros pobladores. Pero ya no es cierta. Hace mucho que llegó el progreso, solo que el progreso que llegó no es para todos, solo para algunos.

    De algún modo esa imagen de eterna quietud se mantiene. El Paraguay ha sido desde siempre una tierra de inequidades y, a pesar de los cambios de infraestructura impresionantes que atestiguan hoy en día, sigue manteniendo a una gran mayoría marginada. Acá puede aplicarse aquella idea de Rousseau en la que se diferencia progreso material de progreso moral. Materialmente el Paraguay avanzó de una forma casi envidiable; moralmente el Roa-Patiño diría: «No se mueven, señor; al menos no se mueven con movimiento de gente, y si por un casual me equivoco, su movimiento ha de ser más lento que el de la tortuga».

    Tanta sangre que se ha llevado el río y seguimos en las mismas: inescrupulosos en el gobierno, rodando la rueda eterna del esfuerzo reeleccionario, la mayoría del pueblo apático y atestiguando como son esquilmados por unos pocos. Lo que tenemos que hacer es el peor mannequin challenge. Mientras nos ordenan quedarnos quietos sin nada que hacer, movámonos y cambiemos las cosas, porque de lo contrario seguiremos atrapados como los de Tevegó, inermes en un espejismo que nos dice que estamos bien cuando en verdad es todo lo contrario.

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  10. Debate sobre enmienda: La política dividida y los petardos sin Navidad
    12 Dic 2016

    Por Augusto Dos Santos

    Jorge Seall Sasiain dice que el procedimiento es absolutamente inconstitucional, Emilio Camacho dice que no altera el orden constitucional. Mientras el debate arde veremos qué puede ocurrir luego del martes 13 si triunfa o fracasa este plan de promover la enmienda.

    LOS VERDUGOS DE LUGO, RECLAMAN A LUGO

    Para la Navidad, cuando Rodolfo, el reno de la nariz roja suene en la radio con su pegajoso ritmo de amor y paz, ya habría ocurrido ese hecho resultante de la actual coyuntura que anunciamos hace dos meses por aquí: la oposición estará irreparablemente dividida.

    Los “aliados” verdugos de Lugo, los que le cortaron el cuello de un certero tajo en junio del 2012 plantean que Lugo se autoexcluya de competir en los comicios del 2018, el oficialismo colorado, que fue protagónico de aquella tumbada hoy le abre la puerta.

    Todo esto no hubiera pasado si la oposición se sentaba a analizar su futuro con madurez y sin tantas agendas desde mediados del 2012.

    Sin embargo, todo lo que hizo la oposición desde el 2013 hasta ahora fue atribuirse sucesivamente – hoy yo, mañana vos – el ser “ funcionales a Cartes”, ya porque supuestamente financió cierta campaña y dio atenciones especiales a líderes de la oposición, ya porque se votó por un contralor, ya, ahora, porque se aspira ser presidente.

    Si la oposición hubiera invertido todo este hormonal tiempo en construir bases de diálogo programático, articulando una estructura que les permitiera agendar el futuro con certeza, el panorama ante situaciones de crisis se basaría en un manual de procedimientos cuya meta estaría mucho más identificable como búsqueda del poder.

    La impresión que ocasiona la actual coyuntura es que es mucho más importante para estos sectores el arte de la eliminación que el de la sumatoria de fuerzas. Con esta inercia podemos anunciar con razonable certeza que pasará lo mismo cuando Mario Ferreiro se apreste a renunciar para competir en las elecciones del 2018 ( si lo hace): será la misma oposición la que encabezará una escandalosa campaña sobre la impertinencia de la renuncia de un Intendente a la función para la cual fue electo.

    Parados en el inicio de una semana altamente electrizada, vemos que el anticartismo de la oposición fue más eficiente que su capacidad de unidad. El ejemplo más patético es que en este momento discute la pertinencia de la reelección del ex presidente que los posicionó en el poder después de 60 años.

    No hay un solo partido político o sector político en el Paraguay que tenga un núcleo de debate de ideas que vaya más allá del figuretismo por aparecer en la tele o por el inicio de algún seminario. Nadie está pensando en clave de política en el Paraguay. Por ello Gobierno y oposición han vivido este tiempo lanzándose sopapos sin otro plan que el sopapo mismo.

    CARTES EN UNO Y EN OTRO ESCENARIO

    Cuál es el futuro del cartismo en este marco? Todo dependerá de lo que ocurra el martes en la sesión del Congreso. Si se obtuviera el número de votos que consagre la opción de la enmienda este sector podría verse fortalecido de cara a las elecciones generales atendiendo que ya tiene muchas posibilidades de obtener un triunfo en las internas.

    Este paso es vital para el cartismo atendiendo que si se tuviera que optar por un candidato nuevo que lo represente debería iniciarse toda una inmensa tarea de liturgia pre-electoral, medirlo, evaluarlo, popularizarlo y en verdad – como diría Les Lhutiers – hay cierta escasez de rinocerontes.

    Pero más que este detalle interno, hay otra implicancia que parece de crucial importancia para entender el futuro: el referéndum que deberá formularse por el SI o por el NO será una perfecta medición de pretemporada para ver cómo están apuntando los partidos al respecto de su líderes más populares.

    Para el Partido Colorado será la primera de las dos pruebas de fuego para verificar los niveles de adhesión que puede tener el cartismo por parte del voto disidente en una eventual confrontación nacional que tuviera a Cartes como candidato.

    Quizás sea la oportunidad más clara para apreciar – en la práctica – como resta un voto disidente en una contienda electoral interpartidaria.

    Otra curiosidad es cómo se comportará la disidencia colorada si el oficialismo, el luguismo y el llanismo logran lo votos. A partir de tal fecha acompañar el SI en el referéndum se transformará en un mandato partidario y nuevamente entrará en tensión, antes de las internas de noviembre del 17, la cuestión de la “lealtad partidaria”.

    DENUNCIA INTERNACIONAL Y PARADOJAS

    La oposición tratará de instalar lo que se califica como “ atropello a la Constitución” en el debate de organismos internacionales como la Organización de Estados Americanos (OEA) y al hacerlo se darán situaciones insólitas.

    Maduro que se muere de ganas de calificar de golpista a Cartes no lo haría porque de por medio está Lugo y la oposición Venezolana que bien querría posicionarse contra el “Bolivariano” Lugo no podría porque de por medio está Cartes.

    La opción con más potencial que podría generarse en la oposición es la movilización ciudadana que podría seguir después del martes y ya dependerá de diferentes variables para determinar cuán importante puede ser y cuán impactante será para el Gobierno.

    QUÉ PASARÁ SI SE IMPONE EL NO, EL MARTES

    La imposición del NO en un eventual tratamiento del tema de la enmienda mañana martes supondrá una dura prueba para el oficialismo y la frustración de las posibilidades electorales de Horacio Cartes, Fernando Lugo y Nicanor Duarte Frutos para presidente en el 2018

    Este es un evento que no será fácil de administrar para el oficialismo atendiendo que incidiría mucho más que un revés parlamentario.

    Así como en la oposición el sacar de circulación a Lugo marcaría su definitiva ruptura de cara al 2018 en el oficialismo se generaría la inmediata necesidad de encontrar una figura que montar en un afiche con rostro triunfal y con la expresión fulano de tal, para presidente.

    ANTONIO RAMOS

    Así se llama Blas Llano cuando corre sus competencias de automovilismo. No miente, son su segundo nombre y apellido. Antonio Ramos siempre tiene un as bajo la manga y como corredor de autos sabe bastante bien cuándo venir frenado y cuándo apretar. Después de perder con Efraín en las internas y luego de la humillación del despido de sus leales en diputados ( luego reinsertos) Llano encontró la hueca y en el fondo es el responsable central de toda esta arquitectura.

    A ver. Veamos: si Blas Llano no hubiera invitado a Lugo a formar una pre-chapa presidencial con su tocayo Lanzoni ( por ese acto pasar a ser protagonista central de la competencia por el sillón de López) la disidencia del PLRA no tendría motivación alguna ni justificación alguna para tomar parte, hoy, de este debate por la enmienda.

    Digamos entonces que si Llano y sus fieles pelean por la enmienda es porque una de las chapas para el 2018 está integrada desde su sector ( Lugo-Lanzoni) y su directo interés sectorial es que Lugo sea habilitado. Ergo: el llanismo tiene motivos particulares para votar por el sí a la enmienda este martes.

    Pero, ojo, el sector disidente del PLRA es el más sensible a las presiones y no pueden descartarse las sorpresas.

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  11. Claque corrupta
    9 diciembre, 2016
    “La República del Paraguay es para siempre libre e independiente. Se constituye en Estado social de derecho, unitario, indivisible, y descentralizado en la forma que se establecen esta Constitución y las leyes.”, reza en su primer artículo nuestra Constitución Nacional. Es precisamente ese concepto de República lo que nuestra sociedad y sobre todo nuestros gobernantes, no logran comprender. El concepto República viene del latín res-pública, ‘cosa pública’, ‘lo público’.
    La definición de República señala que “es un sistema político que se fundamenta en el imperio de la ley (constitución) y la igualdad ante la ley (al igual que otros regímenes basados en el Estado de derecho) como la forma de frenar los posibles abusos de las personas que tienen mayor poder, del gobierno y de las mayorías, con el objeto de proteger los derechos fundamentales y las libertades civiles de los ciudadanos, de los que no puede sustraerse nunca un gobierno legítimo”.
    Sin embargo, el ejercicio del poder político, está muy lejos de lo que es una República. Los caciques que son electos por los ciudadanos para representarlos, lo primero que hacen es adueñarse de la cosa pública, convertirla en su propiedad particular, y botín de guerra para repartir luego entre familiares, amigos y correligionarios. La misma sociedad alienta esta práctica y ve como normal, los privilegios que se autoadjudican los poderosos, en detrimento de la mayoría de la población.
    Valga como ejemplo el caso de la denuncia de los pobladores de Hernandarias, donde el intendente, unos cuantos concejales y funcionarios privilegiados, aprovecharon el poder que tienen, para disponer que obras de pavimentación que debían beneficiar a otros barrios, sean llevados hacia otros sectores, de tal forma que el pavimento beneficie a sus respectivas viviendas.
    Parece hasta chistoso, pero es la triste realidad. En este caso es desviar unas obras, en otros casos son adjudicaciones multimillonarias, para negociados, con obras inservibles, mal hechas y sobrefacturadas. Y así comienzan, como concejales, luego se convierten en intendentes, gobernadores, diputados, senadores y van ascendiendo en la escala de la corrupción, del enriquecimiento ilícito, utilizando su posición de privilegio, que la sociedad le confirió para representarlo para mejorar su posición social y económica. Y así vamos manteniendo a una pequeña claque de zánganos que pudren nuestra sociedad, pero que en sucesivas elecciones siguen escalando porque la gente les sigue votando. Es así que vamos destruyendo la misma esencia de la democracia representativa y la República.

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  12. Enmienda: no basta con salir a las calles

    Está muy bien salir a las calles a protestar contra la enmienda o cualquier otro atropello a nuestros derechos constitucionales… pero no es suficiente. ¿Cómo defender a la República?

    1. REPUDIANDO en forma contundente todo intento de llegar a la reelección por la vía inconstitucional, ya sea la enmienda, la reforma retroactiva o la interpretación kachiai de Lugo-Cartes; saliendo a las calles si es necesario.

    2. APOYANDO en forma contundente a un candidato LEGÍTIMO. En este momento, el único candidato fuera de la farsa del rekutu es Efraín Alegre. O le damos nuestro apoyo masivo a Efraín Alegre o proponemos sin pérdida de tiempo otros candidatos con todas las de la ley.

    Lo que no podemos hacer es esperar sentados a que alguien nos presente en bandeja al candidato apropiado. El Paraguay es una República y necesita un presidente. Si nosotros, los ciudadanos no somos capaces de proponer candidatos, los sinvergüenzas nos lo impondrán. Si nosotros no llenamos el vacío, los parásitos lo harán por nosotros. Sencilla es la ecuación.

    Pero, para apoyar a otros candidatos, debemos tener muy claro qué es lo que cada uno de nosotros quiere .Para mí un presidente debe: 1. Demostrar que conoce a fondo, entiende y RESPETA la Constitución Nacional (nada de tratar de hacer trampa mediante jueguitos de palabras, ni interpretaciones truchas).

    2. Respetarse a sí mismo y demostrar igual respeto hacia los demás. Rechazo a cualquiera con actitud de perdona vida, condescendiente o que insulte mi inteligencia.

    3. Conocer a fondo la política: el arte de convivir en paz a pesar de las diferencias. No estoy hablando de politiqueros. Estoy hablando de alguien con conocimientos teóricos de política y asesorado por especialistas idóneos, apartidarios, para llevar a la práctica su programa de gobierno.

    4. Haber tenido y seguir teniendo un comportamiento ÉTICO. Reconozco que nadie es perfecto en este mundo. Pero hay grados de deshonestidad. Alguien con una inmensa fortuna no aclarada, con conexiones turbias y sumido en sospechas de mega contrabando NO ES ACEPTABLE, aunque jamás haya sido condenado por alguna Corte bananera. Me reservo el derecho de pasar juicio sobre cualquiera a la hora de dar mi voto.

    5. Presentar un programa de gobierno claro, factible de completar en 5 años. Para mí, lo esencial para el Paraguay son: la trazabilidad del dinero; la atención gratuita a la salud para todos los paraguayos; y la infraestructura. ¿Por qué?

    Porque un individuo sano en un país con rutas, electricidad y seguridad jurídica puede valerse por sí mismo. No necesita de limosnas.

    Olivia González

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  13. El traje del patrón

    Por Guillermo Domaniczky

    Era un rey que tenía algunas virtudes, pero que como defecto resaltaba su extraordinaria vanidad. Hasta el llegó el rumor de que existían dos personas quienes confeccionaban vestimentas muy especiales, ya que la suave y delicada tela que usaban tenía además una cualidad mágica, porque solo la podían ver las personas honestas y capaces.

    La vanidad del rey hizo que exigiera localizar y ordenar a aquellos confeccionistas, que le prepararan un traje con esa tela, para desfilar ante el pueblo. De ese modo, pensó, tendría una vestimenta muy fina que además le permitiría descubrir a todo aquel que no fuese honesto y capaz, entre quienes lo rodeaban.

    Los dos confeccionistas fueron convocados para trabajar en el palacio, donde solicitaron grandes cantidades de hilos de oro, perlas y diamantes para adornar la prenda.

    Pero en realidad eran solo estafadores, que conociendo la vanidad del rey, confiaban en que podían quedarse con todo el material precioso solicitado, simulando que confeccionaban un traje que en realidad no existía.

    Días después de ordenar el trabajo, el rey envió a dos de sus adulones a que fueran a ver la confección del traje.

    Como es natural, ninguno pudo verlo, pero al volver al palacio ante su jefe, los dos comenzaron a alabar la prenda para que este no se diera cuenta de la deshonestidad e incapacidad de ambos.

    El rey se sentía ansioso. El día en el que los estafadores lo convocaron, para colocarle la prenda, acudió rodeado de varios de sus serviles para que le dieran su opinión.

    Los timadores simularon entonces que le colocaban el traje. El rey, que había quedado solo en ropa interior, naturalmente nada veía. Con temor le preguntó a sus colaboradores la opinión que tenían del traje. Todos se deshicieron en elogios. Y cada uno de los trepadores intentó superar los halagos de quien lo precedía.

    Desconcertado, y pese a verse en ropa interior, el rey decidió llevar adelante el desfile, para que nadie sospechara que en realidad no podía ver el traje.

    El rey desfiló entonces ante su séquito, que alababa con servilismo una prenda que en realidad no estaba viendo.

    Hasta que un niño que presenciaba el desfile, gritó con toda su sinceridad, “¡el rey está desnudo! ¡el rey está desnudo!” y salió corriendo.

    El cuento de hadas del gran escritor danés Hans Christian Andersen se popularizó con los nombres de “El traje del rey” o “El traje del emperador”.

    Lo recordé mucho en estos días, por el mensaje que deja, de que los verdaderos líderes y estadistas, tienen que tener la capacidad de rodearse de personas sinceras, valientes y dignas, que le digan con franqueza lo que piensan, aunque no sea aquello que quiera escuchar.

    Y naturalmente huir de los cortesanos aduladores, serviles y obsecuentes, que solo buscan beneficiarse de su cercanía con el poder, y que alaban como si fuese un traje hecho a la medida, una gestión que además crispa y divide.

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  14. De tránsfugas y lecciones de moral política

    La palabra tránsfuga, que en el español rioplatense utilizamos para denominar a un sinvergüenza, es decir –para utilizar como referencia el Diccionario del Habla de los argentinos–: “Persona aviesa y tramposa”, originariamente –como se conserva en el diccionario de la Academia de la Lengua (DRAE), que hoy responde, contradictoriamente en este caso, a los aportes de todas las academias de todos los países iberoamericanos– tiene las significaciones:

    -Persona que pasa de una ideología o colectividad a otra; persona que con un cargo público no abandona éste al separarse del partido que lo presentó como candidato, y militar que cambia de bando en tiempo de conflicto.

    Es decir, hablando claro, una persona que cambia de partido, de bando o de ideología de acuerdo a las conveniencias. En buen jopara se lo denominaría yvytuista, es decir, veleta que se acomoda a como vienen los vientos del poder, a la posibilidad de conseguir un cargo o seguir usufructuándolo, sin importar partido o ideología, simplemente acoplarse a la fresca viruta del poder.

    Pese a que en la historia política del Paraguay, como en tantos otros países, el transfuguismo, es decir, el oportunismo político es una realidad, las democracias modernas suelen tener controles constitucionales para evitar que el oportunismo acomodaticio pueda socavar la coherencia de las propuestas electorales a los votantes, convirtiéndose en acomodos futuros en contra de la voluntad de los que votaron una posición y no un posterior reacomodo político.

    Tenemos en este momento dos conflictos en los partidos tradicionales porque la dirección partidaria les ha dado el mandato de una posición política, que sectores disidentes no acatan, con respectivos conflictos en tribunales partidarios y jurídicos. No se trata de transfuguismos, sino de divergencias que nuestra Constitución contempla y que se ventilan en los tribunales partidarios, electorales y, posiblemente, hasta en la Corte Suprema.

    Es un conflicto coherente dentro de la democracia, diferencias internas; es decir, que los embanderados bajo un signo político, una ideología o una doctrina puedan tener diferencias.

    Es decir, hablando claro, una persona que cambia de partido, de bando o de ideología de acuerdo a las conveniencias. En buen jopará se lo denominaría yvytuista, es decir, veleta que se acomoda a como vienen los vientos del poder, a la posibilidad de conseguir un cargo o seguir usufructuándolo, sin importar partido.

    Acaban de saltar, sin embargo, dos casos bastante particulares de acuerdo al transfuguismo criollo, los senadores Petta y Giuzio que, siendo afiliados al Partido Colorado (ANR), se candidataron y fueron electos por partidos “independientes” con discursos de izquierda, con campañas opuestas a los partidos tradicionales, es decir, como una propuesta contestataria y renovadora de hacer política.

    Sin duda, ambos fueron elegidos por los partidos, más allá de la posible afinidad política, ideológica y programática, por ser dos personas mediáticas con cierto atractivo para los electores.

    ¿Sabían los electores de estos dos tránsfugas que eran colorados al momento de votarlos para partidos diferentes, con proclama de ser contestatarios y críticos de los partidos tradicionales?, ¿anunciaron los tránsfugas que cambiaban de bando y de partido para ser electos y por qué lo hacían?, ¿sabían los votantes de los partidos que los eligieron que eran y seguirían siendo colorados?

    ¿Por qué si decidieron candidatarse por otro partido no renunciaron a la afiliación histórica o por qué no informaron suficientemente a los electores del nuevo partido?, ¿informaron los partidos renovadores que incorporaban a dos “afiliados” colorados?

    Para plantearlo desde una perspectiva política internacional: ¿sería posible que Trump se candidatara por el Partido Demócrata afiliado al Republicano?

    Para plantear la incógnita nacional: ¿seguirán los tránsfugas y sus patrocinadores dictando lecciones de moral política desde sus escaños?

    http://www.lanacion.com.py/2016/12/23/transfugas-lecciones-moral-politica/

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  15. Un Partido Colorado fantasma

    Posteado por Alberto Candia el 23-12-2016

    No sabemos cuándo Arnaldo Giuzzio y Eduardo Petta se afiliaron al seudo Partido Colorado. Al respecto, a estos nóveles senadores, le explicaremos algunos puntos… para que pudieran dilucidar sus insignificantes desconciertos.

    Esta “aldea” es el botín de los advenedizos. Quien la toma -no importa cómo- se considera “presidenciable”, una especie de “Rey del Paraguay”. / Gentileza

    Señores, este no es el verdadero Partido Colorado, es un fantasma. Aquél partido que alguna vez existió en la historia política del Paraguay, aquel compuesto por grandes hombres y luchadores de la patria que abrazaron causas, doctrinas y normas de conducta, definitivamente, ya desapareció… no existe… y hace más de medio siglo que se evaporó.

    De manera que, tanto Giuzzio como Petta, nada perdieron al ser expulsados. Al contrario, ganaron y mucho… este suceso fue una condecoración para ustedes, porque jamás resignaron de sus críticas, posturas y pensamientos.

    Aquel pundonoroso Partido Colorado fue vaciado de todas sus generosidades, convirtiéndolo en una cueva, en un antro, en una guarida de cuatreros donde se atrincheraron corruptos monumentales para cometer los delitos más espantosos contra la república y la gente. Este nido, pasó a ser una banda de piratas.

    El actual “clan” que ocupa el “mbopikua” de la calle 25 de Mayo, con caretas o sin antifaz, es una asociación de hampones que asaltaron y se adueñaron de aquellos emblemas de antaño, rebosante de valores e ideologías. La historia, la casa, la bandera y su itinerario, reposan en el sentimiento y en las mentes de los genuinos y ejemplares colorados.

    En la intrahistoria del partido debemos recordar que todo comenzó en aquel fatídico día del 21-12-1955, donde un grupúsculo disfrazado de “colorados” se puso a la orden del bribón de turno, abdicando en favor de la tiranía que llegaba, pasando el partido a ser un instrumento, un decorativo, un simple títere del villano entrante.

    A partir de allí fueron llenando la morada de componentes serviles, oportunistas, inquilinos y arribistas al servicio irrestricto del dictador, quien fijaba las pautas a seguir… nada de dogmas ni catecismos… nada de albores, de pautas, de honores, de éticas, de honestidades, palabras satánicas que fueron eliminadas de raíz.

    Se admitía solo a “soldados” que obedecían y cumplían las “recomendaciones” del führer, a las buenas o a las malas. El partido pasó a ser un arma de razzia contra los propios colorados, siendo estos sustituidos por tránsfugas, advenedizos, postizos, desteñidos, intrusos, polizones e híbridos que terminaron por ser bautizados de “coloretes”, o sea, falsos colorados que se maquillaron de colorados, sin ideales ni academias, más que la sumisión, el enriquecimiento ilícito y la frivolidad social.

    En la economía había un modelo a imitar: negocios, contrabandos, tráficos, evasiones, blanqueos, atropellos, confiscaciones, ocupaciones, el estado como botín y los bienes de “contreras” como fin… mientras, en la política había una matriz a ejecutar: delaciones (pyrague), vigilancias, traiciones, apresamientos, torturas, confinamientos, desapariciones, asesinatos… y en la sociedad también hubieron estándares de clases a reproducir: clubes, privilegios, materialismos, ostentaciones, vanidades, floreos, chismeríos, banalidades… etcétera…

    Este era y sigue siendo el libreto, es la placa base o el trípode implantado, el factor socio-político-comercial… la nueva modalidad tergiversada y desarrollada por mentes enfermas y prostituidas que irradiaron contaminaciones al Paraguay, un país llenado de basuras y vaciado de virtudes.

    Esa herencia maléfica pasó a las nuevas generaciones, a quienes se les denominó con el nombre de “la tierna podredumbre”, proles que hoy ocupan dinásticamente todos los estamentos de la república. De ahí el deterioro sideral del Paraguay.

    Señores, nuevos afiliados o a afiliarse… este no es el partido colorado, es un fantasma… no caigan en el engaño de la “propaganda oficial”… hay una falsedad absoluta… los truchos, los falsarios, los ficticios y los peluquines, caerán como moscas y huirán despavoridos… deberán rendir cuentas de sus actuaciones, de sus atropellos y de sus violaciones… aquél momento llegará.

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  16. Cultura institucional y cultura de la trampa

    Por Rolando Niella

    Barack Obama tiene una pésima opinión de Trump, dijo que era el candidato menos apto para ejercer la presidencia de toda la historia de Estados Unidos. Donald Trump tiene una pésima opinión de Obama, con su estilo excesivo dijo directamente que es “el Diablo”. Eso y mucho más es lo que se dijeron durante la campaña electoral.

    Esa mala opinión mutua, sin embargo, no impidió una transición ordenada y sin incidentes mayores. Tampoco impidió que el traspaso del mando en la toma de posesión, que marcó el final del mandato de uno y el inicio del gobierno del otro, fuera personalmente educado, institucionalmente correcto y protocolarmente intachable.

    La diferencia es enorme con los traspasos de mando en nuestra región que casi siempre resultan conflictivos y más aún cuando suponen que una fuerza política desplaza a otra del gobierno. El más disparatado y excesivo de estos casos ha sido el que protagonizó en Argentina Cristina Fernández de Kirchner.

    Supongo que todo el mundo recuerda la actitud de la mandataria saliente y el desagradable y maleducado gesto de ni siquiera asistir a la ceremonia de toma de posesión. Pero fue mucho peor que simple mala educación; fue una calamidad, porque un mandatario no puede mostrar una falta de respeto semejante a la investidura del nuevo presidente (que hasta ese día fue también la suya), al orden institucional y a los mecanismos preestablecidos de transmisión de mando.

    Por supuesto, en otro orden de cosas, también se tomó la molestia de dejarle al gobierno entrante “un campo minado”, según la expresión generalizada en el periodismo argentino, para lograr a toda costa que le vaya mal al próximo gobierno.

    Pero volviendo al ordenado y correcto traspaso de mando norteamericano, cualquiera podría objetar que se trata solo de protocolo superficial donde, con algo de cinismo, personas que se odian se sonríen mutuamente; pero no es así. Se trata de respeto a la investidura más allá de quién sea la persona que la ocupa y es una muestra de fortaleza institucional y, por supuesto, de la preeminencia de lo institucional sobre la personal a la hora de afrontar temas de Estado y de gobierno.

    Esa muestra de cultura institucional quedó algo opacada por la poca concurrencia al acto, los artistas que se negaron a participar y la abundancia de protestas contra el nuevo presidente. Sin embargo, en vista de los problemas que cada traspaso de mando entre adversarios políticos en la gran mayoría de los países de nuestra región, esa fortaleza institucional, que obliga a dejar de lado divergencias políticas irreconciliables e inquinas personales, debería servirnos de lección.

    En Paraguay nuestros políticos son por regla general un poco menos maleducados que Cristina Fernández de Kirchner, pero en cambio igualmente especialistas en dejar suficientes palos en la rueda a sus sucesores. Hemos visto, hace poco más de un año, en los traspasos municipales suficientes casos de intendentes salientes que han dejado a sus sucesores comunas no solo desfondadas, sino también innecesariamente endeudadas.

    Mientras el sistema institucional no sea lo bastante poderoso para evitar que los intereses personales o sectoriales de los mandatarios de turno estén por encima de la estabilidad de las instituciones, los cambios de gobierno serán inevitablemente traumáticos y más conflictivos aún en los casos en que la transmisión suponga alternancia en el poder.

    El cumplimiento del protocolo es un síntoma, una señal visible para los ciudadanos del respeto a las instituciones, de espíritu democrático y de apego al cumplimiento de la ley. Es por el desprecio de las reglas de juego institucionales por lo que resultan dañinos y peligrosos operativos tan bochornosos y ridículos como la recolección de firmas en favor de la reelección protagonizado por un sector del Partido Colorado.

    Es todo lo contrario de la cultura de la ley: la cultura de la trampa. La abundancia de firmas de ciudadanos inventados, inhabilitados, no consultados y resucitados ha llevado lo ridículo a su máxima expresión; pero lo más grave es que se recolectan firmas para quebrantar el sistema institucional, incumplir la Constitución y desconocer la autoridad del Congreso Nacional.

    Es por el desprecio de las normas y de las formas legales que resulta imperdonable el asalto que los partidarios de la reelección están haciendo a la Constitución Nacional. En lugar de fortalecer las instituciones está muy cerca de destruir la poca solidez y credibilidad que el sistema institucional paraguayo ha conseguido construir en estas últimas décadas de democracia.

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  17. ¿Se viene otra ola proteccionista?

    Trump, más que meter el dedo en la llaga, lo está introduciendo en el ventilador. Los efectos de semejante gravamen serían devastadores sobre la economía mundial. Una medida de este calibre podría alentar una práctica que para los paraguayos ha sido siempre desastrosa. Parafraseando al general y político mexicano Porfirio Díaz, podríamos decir: “Pobrecito Paraguay… tan cerca de Brasil y de Argentina”. Lo de “tan lejos de Dios” lo dejamos a criterio de los creyentes.

    Según el Banco Mundial, ambos países generan dos de las economías más cerradas del mundo. Si lo sabremos. Venderles espirales o telas 100% algodón a Argentina demanda a empresarios paraguayos la inversión de ingentes cantidades de tiempo y paciencia ante las barreras paraarancelarias levantadas para proteger el trabajo rioplatense.

    Los costos de esta política son demenciales para los argentinos y los resultados, relativos. Una consultora chilena daba el siguiente dato: mantener un puesto de trabajo en Argentina costaba hacia diciembre de 2015 unos US$ 72.000 por trabajador y por año, incluyendo exenciones tributarias. Los resultados, desalentadores. Un típico móvil Samsung J7, que en el Paraguay se adquiría por US$ 254, en Argentina cuesta US$ 510… si se lo encuentra. Los argentinos de Mendoza cruzan a Santiago de Chile para comprar televisores a un tercio de precio o computadoras por la mitad de lo que cuestan en su país. Y preguntémonos porque los posadeños van por miles a Encarnación cada fin de semana.

    Muchos pensaron que el nuevo Gobierno argentino llegaría con una política de mayor apertura al comercio con el mundo. Un solo detalle desalienta esa perspectiva. Hace un par de semanas, Mauricio Macri advirtió a los empresarios que si no moderaban los precios de sus productos, abriría las importaciones… Las abriría… señal clara de que el muro sigue intacto. La baja competitividad de la producción argentina está reflejada en sus exportaciones. En 2015, Argentina exportó por un valor equivalente al 11% de su Producto Interno Bruto, frente a economías como la Alemana con el 45%, Bélgica con el 83% o México con el 36%.

    El proteccionismo y las barreras arancelarias a las importaciones nos llevan de vuelta a los años ‘50 y ‘60, cuando a instancias de la Comisión Económica para la América Latina, se generalizó el concepto de “sustitución de importaciones”, en la creencia de que con esta defensa en erizo de la economía, la industria y la producción interna crecerían. Tal vez haya funcionado en aquella época, pero hoy, en la era de la globalización, la endogamia económica no es recomendada por ninguna metodología académica ni por la praxis cotidiana. Pero Trump mediante, y sus siniestras órdenes ejecutivas, este infierno podría revivir y reproducirse a escala mundial.

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