Planes para seguir con el “proyecto”

Las pocas probabilidades actuales de que la oposición se una para el 2018 y el escaso tino que están demostrando llevan al presidente Horacio Cartes a mostrarse en los últimos días más colorado que nunca. El cálculo es que será suficiente el voto partidario disciplinado para que gane el candidato que él designe.
A esta altura, es evidente que el proyecto reeleccionista no corre. Liquidada la posibilidad de enmienda constitucional, no hay tiempo ni condiciones de convocar a una Convención Nacional Constituyente para reformar la Carta Magna.

Además de no haber votos, impulsar un gran acuerdo político, convocar a elecciones, instalar y controlar a los convencionales para que hagan lo que se les ordena, implicaría un gran derroche de tiempo y dinero que difícilmente sea digerible para la ciudadanía, ocupada en atender necesidades mucho más básicas y urgentes.

No obstante, el oficialismo mantendrá el tema de la reelección en el candelero lo más que pueda para tener ocupados a los medios de prensa y conservar la iniciativa en la interna colorada con la expectativa (falsa) de que podría disputar nuevamente el poder en el próximo periodo.

Otra cuestión que el Mandatario llevará al límite es el anuncio de quién será su delfín.

Las cualidades que deberá reunir el sucesor consisten, más que en su lealtad a toda prueba, en una profunda conciencia de que su designación dependerá totalmente de la decisión del “líder”. Al mismo tiempo, el elegido no deberá parecer pusilánime, monigote, advenedizo o un inescrupuloso al que nadie votaría ni por descarte.

Conseguir estas condiciones en un mismo personaje parece difícil, pero es el desafío del cartismo para continuar con su proyecto en los próximos años.

En su “cruzada”, el Mandatario pretende contar con la inestimable ayuda de los partidos de oposición, en el sentido de seguir mostrando al electorado una ineptitud de construir alternativas creíbles.

Igualmente, jugará con una supuesta incapacidad de la ciudadanía, incluyendo a sus partidarios, para captar algunas señales o mensajes importantes que ha dado esta administración en cuanto a su gestión.

Uno de esos mensajes a percibir es que el Presidente no tuvo problemas en presentarse como colorado para ser candidato, luego prescindir de cualquier opinión partidaria para establecer su proyecto de gobierno y elegir a sus colaboradores y ahora mostrarse nuevamente como gran colorado, cuando necesita respaldo político para llevar adelante sus planes.

Otras señales son que, durante su mandato, aumentaron los secuestros y muertes por actos de terrorismo, los hechos violentos vinculados con el accionar de mafias del narcotráfico y la inseguridad ciudadana. Sin embargo, recientemente echó al ministro del Interior a pedido de convencionales de su partido, solo por ser de otro signo político. Mostró así que su gobierno, además de ser excluyente, no tiene ningún plan serio de seguridad o que, si lo tenía, no tuvo problemas en tirarlo a la basura por cuestiones de su interna partidaria.

Cartes espera que, entre fines de este año e inicios del próximo, varias obras de infraestructura en marcha, especialmente rutas y viviendas, lo muestren como un Presidente “que construye” (al estilo stronista), intentando ocultar que serán fruto del gran endeudamiento público que pagarán varias generaciones de paraguayos.

La idea es cabalgar sobre estas obras que vendrán, prometer más de lo mismo, presentar a su candidato como opción frente al “caos” y utilizar de nuevo la maquinaria electoral partidaria, convenientemente aceitada.

Todo eso aderezado con una presunta falta de reacción y de memoria ciudadana. Tal vez, la parte inmanejable y débil del plan.

Por Marcos Cáceres Amarilla

http://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/planes-para-seguir-con-el-proyecto-1534086.html

8 comentarios en “Planes para seguir con el “proyecto””

  1. El plan Cartes

    Por Miguel H. Lopez
    Stroessner (el sanguinario dictador) era así. En 1977 promovió la Constituyente que aprobó su libreto de la reelección eterna. Desde entonces era un presidente legalmente reelecto, en comicios amañandos, pero legitimados por cierta oposición colaboracionista, como entonces, como después, como hoy.

    El problema de fondo no es la reelección de un mandatario. La figura no es incorrecta. El problema somos nosotros, nuestros políticos y los gobernantes que surgen de esa peligrosa combinación de corrupción, prebenda y maniqueísmo electoralista. Y de una ideología y prácticas altamente nazi-fascistas que peligran absolutamente todo. He ahí la cuestión.

    Entonces, la intención de Cartes, y de varios antecesores, siempre será una amenaza contra la humanidad. Sin sutilezas. Peor aún en un país narcopolitizado, que va vertiginosamente hacia su mexicanización (con las disculpas a los mexicanos de bien).

    El hombre de los cigarrillos y otras bagatelas sueña con perpetuarse en el poder. No porque le importe el país, que demostró sobradamente ni le viene ni le va, y que hasta lo desprecia. Sino porque necesita la inmunidad e impunidad para protegerse jurídica y políticamente y para poder seguir haciendo negocios y negociados.

    En ese afán puso a correr a todos sus operadores y a circular el efectivo que hiciera falta para allanar voluntades, principios, argumentos, normas, leyes, vidas, convicciones, orgullo, coherencia, etc.

    El propósito lo dejó explícito hace unos días. No renuncia a la reelección; y si bien después de la convención colorada que dio un bochornoso espectáculo de abyección y deplorable sometimiento de tirios y troyanos, pidió a los diputados rechazar el proyecto que busca incorporar la reelección vía enmienda constitucional, no descarta la otra posibilidad, la reforma. Y aquí es donde se abre otro escenario mercantil en la política parlamentaria.

    Ambas Cámaras del Congreso deberán impulsar la reforma. Tiempo hay, hasta agosto de 2017. Y si bien los opositores –colorados y no colorados– rechazaban la reelección vía enmienda, ahora no tendrán excusa. La Justicia Electoral, copada por colorados, tampoco opondrá razones. El plan Cartes está en marcha. Esto puede habilitar contrincantes eventuales para 2018, como los ex presidentes Fernando Lugo y Nicanor Duarte Frutos. Sin embargo, siempre habrá chicanas para neutralizarlos.

    El partido cartista está asomando cabeza. Igual que cuando emergió el stronismo desde el Partido Colorado.

    Los dictadorzuelos se incuban todos los días, el asunto es evitar que eclosionen…

    http://www.ultimahora.com/el-plan-cartes-n1036703.html

    Me gusta

  2. Ganar tiempo para acomodarse

    Por Osmar Gómez

    El presidente Cartes anda cubriendo urgencias. Lo hace en su gobierno y también lo hizo en la convención colorada del pasado sábado. Sin aliados a la vista, con una oposición cada vez más virulenta, sin un horizonte político definido y cuando todavía quedan casi dos años de mandato se hace necesario buscar arreglos.

    La destitución de ministro del Interior, el liberal Francisco de Vargas, y la afiliación del ministro de Hacienda, Santiago Peña, en plena convención colorada causó revuelo. El cambio en Interior por la falta de resultados se maneja hace bastante tiempo. Es una decisión que se demoró medio año. Lo de Peña estaba un poco más guardado.

    La oposición aprovechó la coyuntura. Armó un discurso para generar cohesión y lastimar la imagen del Ejecutivo. Efraín Alegre, presidente de los liberales, comparó a Cartes con el dictador Stroessner. La izquierda aseguró que era el primer paso para el regreso del autoritarismo. En un contexto mundial interconectado, donde cada vez hay menos espacios para los autoritarismos y en un país que en 27 años de vida democrática utilizó los mecanismos institucionales para destituir a dos presidentes, es difícil creer que algo así sea tan sencillo.

    La remoción de un ministro a pedido de la tribuna colorada y la afiliación de otro en medio de la algarabía partidaria ayuda poco a consolidar la institucionalidad, pero está lejos de ser la hecatombe. Es apenas el juego político de un Jefe de Estado que viene de otro lugar y que plantado ante la dirigencia necesita con urgencia ratificar lealtades para evitar el desbande colorado.

    Desde su arribo a la política, Cartes arrastra un defecto, muestra una fragilidad. Paga un precio alto por no tener militancia partidaria. No tiene un grupo político propio, puro, que le responda y apoye en sus planes de gobierno.

    Gran parte de la explicación se puede encontrar en la forma que decidió conformar sus listas de parlamentarios en un sistema constitucional que otorga enormes poderes al Congreso. Todos corrieron las internas prácticamente por su cuenta. Así se pudieron ver 10 o 15 listas de candidatos que tenían prestado la chapa del cartismo sin ser necesariamente cartistas. Eso tuvo consecuencias. Causó estragos en el Congreso donde hoy hay muchos colorados pero pocos oficialistas reales. Los alineamientos se hacen de acuerdo a las necesidades personales.

    Las lealtades del Poder Ejecutivo desde siempre fueron prestadas y hoy cuando estamos camino a las internas partidarias son más volátiles que nunca. Se definen por tiempos y por lugares en la futura lista de candidatos.

    La ratificación ante dirigentes colorados y la continuidad de un discurso que habilita un cambio constitucional para un segundo mandato se muestran esenciales en ese contexto. Confrontar a la masa colorada, mantener la exclusión partidaria en el Gobierno y rechazar el cambio constitucional para la reelección presidencial podrían tener consecuencias irreparables.

    Son tiempos para construir una base política. Momentos de hacer ajustes en toda la línea del Ejecutivo y tratar de desarmar los acuerdos que puedan consolidar a la oposición, aún cuando eso implique tener que ceder espacios a candidatos de dudosa calidad moral. Todo vale a la hora de profundizar las diferencias en una oposición que a esta alturas se reparte culpas; ahondando aún más sus diferencias internas.

    La movida de Cartes en el ámbito partidario y en el Gobierno apuntan a ganar tiempo. Eso le dará espacio para seguir discutiendo candidaturas, mantener unidos al menos por unos meses más a los parlamentarios que se dicen oficialistas e impedir, al menos por ahora, el crecimiento de la oposición en el Congreso.

    http://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/ganar-tiempo-para-acomodarse-1534705.html

    Me gusta

  3. Todos juegan con cartas marcadas
    Por Estela Ruiz Díaz
    Aún sigue en el horizonte político la intensa humareda que dejó la convención colorada que decidió amputar la pierna de los disidentes con una amenaza de inhabilitación electoral si se oponen a proyectos del Poder Ejecutivo o si no votan por la reelección. Santiago Peña sigue sin recuperarse de su «afiliación por convicción» en aquel acto de humillación política pública.
    La reelección vía enmienda quedó sepultada tras el retiro del proyecto ordenado por Horacio Cartes, tras comprobar la falta de votos en la Cámara de Diputados. «Hemos observado que el proyecto de enmienda no logra generar consenso. Las diversas interpretaciones no tienen claridad respecto de la viabilidad legal y, en consecuencia, pueden dividir a la sociedad paraguaya y fracturar al Partido Colorado. Somos testigos de la crispación y tensión que ha generado; no seré partícipe de este camino», dijo en un mensaje el presidente Cartes, y agregó que si se realiza este proceso «debe ser de acuerdo con la Constitución Nacional y aceptado por toda la sociedad paraguaya». Esto es, la vía de la reforma.
    Más allá del internismo republicano, el escenario posconvención mostró también una oposición sin rumbo claro, débil ante los tintineos de monedas. Sin duda, la fortaleza presidencial es la debilidad de sus adversarios que traicionan a sus pares por cargos, plata y/o impunidad judicial.
    A pesar de la muerte de la enmienda, la carrera por la reelección de Cartes continúa por vías más complejas, pero no imposibles.
    ANR. En la interna republicana, Cartes y su grupo tienen la sartén por el mango. Con la espada de Damocles encima, los disidentes saben que más allá de sus razones o sus argumentos constitucionales, el oficialismo les puede cortar las alas y sepultarlos en el laberinto judicial al punto de dejarlos fuera de juego.
    En una rápida acción, Cartes negoció con Avanza País (Los Ferreiro y el PMAS de Camilo Soares) la Contraloría. Quebró la minibancada del Senado e hizo saltar alarmas en el bloque opositor. El oficialismo colorado dio así un golpe duro al PLRA y optó por el mal menor, que era nombrar al cuestionado Enrique García como contralor.
    En otro golpe de efecto, ahora apunta al líder más popular de la oposición. Mañana deciden «promover las acciones judiciales contra la campaña engañosa de la supuesta candidatura presidencial de Fernando Lugo, para la cual está inhabilitado y demanda un pronunciamiento judicial respecto de la restricción absoluta de la reelección presidencial».
    Esta acción tiene doble filo y en ambas beneficia a la ANR. Suponiendo que la Corte Suprema diga que está inhabilitado, al dejar fuera de juego a Lugo, la izquierda podría apoyar la reforma para la reelección porque será la única vía que le quede al ex obispo (y a Cartes) para ser candidato. Y si no hay reforma, el candidato que más posibilidades tiene hoy de ganar al coloradismo, no competirá. El ganador colateral de este último resultado es el liberal Efraín Alegre, a quien no le beneficia la candidatura de Lugo, así como a Mario Abdo no le conviene competir con Cartes.
    En el cartismo siguen barajando naipes. Ahora el objetivo es la reforma, que debe definirse este año. «Si en diciembre no se logra el acuerdo, ya no hay tiempo», reflexionó un oficialista. Por ello accionarán cuanto antes contra Lugo. Están acogotados por el plazo.
    ¿Cómo lograrán votos para la reforma que necesita mucho más que la enmienda? El cartismo admite su debilidad en este punto y admite que deben trabajar por la unidad colorada y romper el bloque opositor. «La política se reduce a intereses», agregó con sumo pragmatismo otro referente cartista y citó el caso de los tres diputados liberales y el clan Ferreiro/PMAS que negociaron a espaldas de sus partidos por beneficios personales. «Decían que perdíamos, pero dimos el golpe con sus propios hombres», agregó socarronamente.
    La disidencia también obtuvo algunas ganancias. Desde el retiro del pedido de enmienda que se dio por falta de votos y el crecimiento de 2 votos a 8 en Diputados. Por ahora controla el Senado y quebró la mayoría propia oficialista en la Cámara Baja. Siguen firmes con su oposición a Cartes, pero no saben a ciencia cierta si se les aplicará la guillotina. Puede beneficiarles que en el cartismo haya dos grupos bien diferenciados. Uno, que prefiere mantener la calma, y el otro, que quiere que la sangre llegue al río. Está por verse cuál de los grupos incide más en el presidente. Hoy ganan los duros, aún prima lo anímico a lo racional. La respuesta política es «si la disidencia bloquea, nosotros bloqueamos. Acción – reacción, como la Ley de Newton», agregó un halcón palaciego.
    LA OPOSICIÓN. Aquí está todo por verse y ahora reina la desconfianza. En el PLRA la guerra Efraín versus Llano recrudeció tras perder la Contraloría. Los liberales perdieron el importantísimo cargo por cuestiones internas. Alegre quería a Ramón Ferreira y Llano a Alba Talavera. Mientras se peleaban, Avanza País les comió el queso. Alegre recibió críticas públicas del llanismo, pero también cuestionamientos bajo la mesa de la izquierda y los disidentes colorados, que le reclamaron que baje el tono de su internismo porque está afectando al bloque.
    En la izquierda, la «traición» de Avanza País/PMAS profundizó el encono entre luguistas y los Ferreiro/Soares que viene desde el 2013.
    La disidencia de Mario Abdo sigue unida, pero vulnerable ante los avatares de sus aliados.
    Cartes está ganando tiempo ya sea para su reelección, ya sea para evitar el desbande tempranero de su movimiento, generando caos y desconfianza en el bloque opositor.
    Hasta ahora, lo está logrando.

    Me gusta

  4. 180 grados
    Por Benjamín Fernández Bogado –

    Algo extraño pasó esta semana. Desde la convicción de que todo se podía hasta el reconocimiento de que no se quería crispar ni fastidiar a la sociedad con un tema secundario.
    La reelección vía el atajo de la enmienda cambió por completo todo.
    La convención del sábado era el escenario perfecto. No dejaron hablar a los disidentes, pidieron la cabeza de un ministro y se les concedió, se afilió a la carrera a otro que miraba por televisión su defenestramiento anticipado, y sin mediar razones se acercó presuroso para recordar a un pariente legionario y ponerse el pañuelo al cuello.
    Todo estaba listo para la reelección y no aparecía nadie o no había nada que se le opusiera. Pero el lunes el comunicado presidencial metió a todos –incluido a Cartes– en off side. Fuera de juego. La reelección vía enmienda no corría porque se descubrió que era ir en contra de la Constitución, no se quería irritar a la ya irritada sociedad, y que agradecía de corazón a los colorados que lo querían ver de nuevo competir por la presidencia.
    Ínterin, pasaron sin evaluarse las verdaderas razones de su visita el subsecretario de Asuntos Hemisféricos del Departamento de Estado americano, portador quizás de alguna advertencia de tono internacional, y al interior unas cuántas corridas dentro del bloque de diputados.
    Lo cierto es que parece haber sido una epifanía en la vida del mandatario que solo pidió finalmente, en una nota de antología, con un par de errores gramaticales, que solo quería procurar entre todos la felicidad del pueblo paraguayo.
    ¿Qué pasó en realidad?
    Se podrían sumar conjeturas para concluir que continuar con la enmienda podría incluso poner en riesgo su propia continuidad como presidente.
    Por ese camino también era posible despertar a algún caballo negro, como lo fue el obispo Lugo cuando de oponerse a la reelección de Nicanor se trató.
    Lo cierto es que ha sido una tormenta de verano. Muchos relámpagos y truenos al inicio para luego entre viento, lluvia y granizos de diluvio, dar paso a un día fresco, agradable y claro.
    La tormenta perfecta dejó tan descolocados a todos, que el propio Nicanor Duarte después del comunicado afirmó que quería destrozar electoralmente a Cartes, aunque en estas circunstancias no sabemos en qué terreno.
    Sorprendidos, inquietados y descolocados todos. Los disciplinados y mermados diputados escucharon las razones jurídicas y políticas, y acabaron con el proyecto que enviaron a las calendas griegas. La reforma es imposible en estas circunstancias y si lo intentaran, la reacción popular contra los proponentes y adherentes sería todavía peor. Se acabó el cuento de la reelección, y en definitiva, solo le queda al presidente diseñar su legado. Cómo desearía que se lo recuerde.
    No será fácil en medio de un escenario donde pegarle duro es mejor negocio que estar pegado a él.
    Los muy cercanos esperarán el dedazo, pero el malhumor presidencial no augura seguridad para nadie. La previsibilidad tan anhelada dará paso a las decisiones coyunturales. Peña vale hoy menos que el dracma griego, y al sustituto de De Vargas que de ser diputado pasa a ser ministro, rompiendo una promesa presidencial le espera resolver lo irresoluble: la inseguridad, y en el medio, una retracción del consumo y suba de precios de cortes de la carne que aumentará el pirevai de la gente.
    Cambiaron las cosas 180 grados. De una realidad ya definida pasamos a un territorio incierto dominado por las deslealtades, traiciones y malquerencias. Se acabó el Gobierno que conocíamos, ahora solo cuenta salvarse a cómo sea en el puente de mando y entre los tripulantes de ocasión.

    Me gusta

  5. El regreso del sueño dorado

    Hace 28 años que los militares arriesgaron sus vidas para derrocar al dictador Alfredo Stroessner y restablecer la libertad para que la sociedad civil pudiera construir mancomunadamente un sistema democrático de gobierno, con las instituciones republicanas en funcionamiento, una prensa libre y el pluralismo político que estimulara al pueblo soberano a superar el servilismo y la apatía que le impusiera la dictadura por más de tres décadas.

    Lamentablemente, los luchadores contra la dictadura que aún viven y sus descendientes ideológicos están observando con consternación cómo el gobierno de Horacio Cartes y la facción del Partido Colorado cooptada por él a base de prebendas se están deslizando de nuevo por la ranura del autoritarismo. En tal sentido, la ciudadanía está viendo con preocupación cómo los fantasmas de la autocracia stronista persiguen la memoria colectiva de la Nación, poniendo al descubierto cuán superficiales son las raíces democráticas de la facción de la ANR que responde al presidente Cartes en su desenfrenado afán por retener el poder a como dé lugar, reimplantando en el país un régimen autoritario con fachada democrática.

    La aparatosa convención del Partido Colorado celebrada el pasado fin de semana ha servido para poner en evidencia que el Primer Mandatario es un maestro oportunista que puede cambiar de una posición a otra con rapidez. Se ha visto que, dependiendo del humor del momento, él puede manifestarse como un demócrata que no está interesado en la reelección, o un dictador en potencia que busca hacerse con el poder por cualquier medio a su alcance, si no con fusiles, al menos con dinero escamoteado de las arcas públicas mediante cargos distribuidos entre quienes le apoyan. Definitivamente, entonces, no es un demócrata, como a menudo lo predica, sino un dictador potencial al acecho del poder por atajos antidemocráticos.

    Aún está fresca en la memoria colectiva de la ciudadanía aquella alevosa convención de la ANR de 1987, en la que, como el presidente Cartes esta vez, el dictador Alfredo Stroessner decidió tirar al trasto la caricatura de la “unidad granítica” del Partido Colorado, de la que venía ufanándose desde hacía más de 30 años, optando por la facción radicalizada de los “militantes stronistas”, aglutinada alrededor del tristemente célebre “cuatrinomio de oro”, compuesto por Sabino Augusto Montanaro, Mario Abdo Benítez, J. Eugenio Jacquet y Adán Godoy Giménez.

    Al presidente Cartes le bastaron apenas tres años de gobierno para creerse el predestinado, el imprescindible. Ahora muestra que no reparará en medios para continuar en el poder. Su desmedida ambición está conduciendo al país a los viejos vicios de siempre: la partidización de la función pública, la infame dicotomía de “los que no están con nosotros están contra nosotros”, la pérdida de tiempo de las autoridades en triviales eventos y asuntos partidarios, en detrimento de sus funciones institucionales, en “coloradizar” los actos públicos y otras nefastas prácticas de la época stronista.

    Cuando asumió el poder, manifestó que ningún grupo violento le iba a “marcar la agenda”, en alusión al EPP. Pero he aquí que no solamente el EPP le marca la agenda, sino ahora se suma una facción del Partido Colorado, y no para bien del país, sino para teñir de rojo la administración del Estado, una práctica perjudicial de triste memoria.

    Ahora corremos de nuevo el peligro de que los maestros y directores de escuelas públicas sean otra vez rehenes de los presidentes de seccionales coloradas. En este sentido, vale la pena recordar un hecho ocurrido en la ciudad de Concepción en ocasión de una visita del entonces presidente, general Andrés Rodríguez. Ante el reclamo de un docente de que no se le permitía enseñar porque no era colorado, el presidente de la República le respondió: “Ustedes ya no necesitan afiliación para trabajar”. Esa frase fundamental hizo que, un tiempo después, un presidente de seccional colorada del Ñeembucú se quejara amargamente porque “ahora ya no podemos nombrar ni a una directora de escuela”.

    No sería raro también que, al amparo del populismo colorado, en el cartismo resurjan la “caballería republicana”, los “macheteros de Santaní”, los “garroteros de la Chacarita”, los centros de “ingenieros colorados”, “economistas colorados”, abogados, médicos; en fin, una sarta de asociaciones más con finalidad de mamar de la tetas del Estado que de ayudar al prójimo o de dignificar la profesión.

    En la actualidad se encuentran estudiando en el exterior, a cuenta del Estado, alrededor de 2.000 jóvenes paraguayos. ¿Qué mensaje se les está enviando desde el Gobierno? Lo más probable es que estén preguntándose a sí mismos: ¿Para qué estamos estudiando si nuestra capacitación será vana si no nos afiliamos al Partido Colorado, como el ministro de Hacienda Santiago Peña?

    Quizá lo peor de todo, el cartismo está contribuyendo enormemente a borrar las líneas entre autoritarismo y democracia, que es tan penetrante en la política contemporánea en nuestra región y que tiene amplio eco en algunas propuestas del presidente.

    Como Stroessner en su tiempo, Horacio Cartes está creando un clima político en el que los líderes de la oposición están desorganizados, en el mejor de los casos, y son susceptibles de ser cooptados, en el peor. En este contexto, parece difícil para los líderes colorados y algunos liberales superar el servilismo y la proclividad a la obsecuencia que tradicionalmente los ha caracterizado desde el fin de la dictadura. Por suerte, la mayoría de los paraguayos y paraguayas tienen la ventaja de la memoria nacional. Gracias a ella, la ciudadanía está dando muestras de que es capaz de extraer inspiración de la historia de nuestro país para oponerse a cualquier intento de regresión autoritaria, como la que pretende Horacio Cartes a contramano de la Constitución Nacional.

    Los ciudadanos y las ciudadanas deben manifestarse en contra de la instauración de una nueva dictadura en el Paraguay.

    http://www.abc.com.py/edicion-impresa/editorial/el-regreso-del-sueno-dorado-1535040.html

    Me gusta

  6. Carta del Dr. Mendonca

    Por Alcibiades González Delvalle

    El eminente abogado Juan Carlos Mendonca se tomó la molestia de enviarme una carta en la que expresa su desacuerdo con mi artículo del domingo pasado, “Y dale con la reelección”. Reproduce algunas de mis frases, aquellas que a su juicio no están avaladas “por argumentos jurídicos” de que la reelección no es posible por vía de la enmienda. De paso, me dio un tirón de orejas que le fue fácil hacerlo porque las tengo muy largas. Por provenir la reprimenda de un sabio la tomo sin disgusto.

    Suelo decir que la libertad de expresión no es decir lo que uno quiere sino escuchar lo que dicen los demás, aunque duela.

    Ya se habrá adivinado que el Dr. Mendonca sostiene que la Constitución Nacional permite la reelección vía enmienda. En mi artículo del domingo, y de varios otros domingos, expreso lo contrario. Decirlo así parecería una soberbia embrutecida. Pero tuve el honor de haber sido uno de los redactores de la Constitución. Participaba en las comisiones y las plenarias. Pero en las pausas era también posible conocer, hasta con más detalles, las ideas que luego se debatían en la sala. En estas reuniones nunca escuché que algún convencional estuviera de acuerdo con la reelección. Es más, cuando se discutió en la plenaria, se buscó cerrar todas las posibles hendiduras por donde pudiera colarse algún proyecto contrario. El mismo expresidente de la Convención, Dr. Ynsfrán, sostiene junto con otros exconvencionales, que la única posibilidad de una reelección es a través de la reforma. ¿Y de dónde sacan esta idea? Del mismo documento que debatieron, redactaron, sancionaron, juraron.

    Supongamos que fue unánime lo de la reforma, pero su mala redacción nos dice lo contrario de lo que se ha querido expresar. Tampoco encuentro que así sea. La comisión de estilo estuvo integrada, entre quienes recuerdo, por Carlos Villagra Marsal, Benjamín Fernández Bogado, Rubén Bareiro Saguier. Fui también parte de esa comisión. Pero vamos a suponer, y no sería un error, que yo no entendí absolutamente nada de nada, pero no podemos decir lo mismo de los nombrados abogados y reconocidos intelectuales. El trabajo de la comisión de estilo volvió a la plenaria donde fue aprobado.

    El profesor Mendonca reproduce esta parte de mi artículo: “Si esto llega a consumarse vía enmienda (…) tendremos un gobierno ilegítimo contra el cual la ciudadanía puede levantarse apoyada por la Constitución Nacional”. Y continúo pensando así, convencido de que todo gobierno que incumple la Constitución para instalarse en el poder es ilegítimo y ante el cual cabe la aplicación del Art. 138 “De la validez del orden jurídico” que “autoriza a los ciudadanos a resistir a dichos usurpadores, por todos los medios a su alcance…”.

    Por evocar esta figura constitucional, el profesor Mendonca me escribe “…y termina usted con una velada y sombría incitación a la insurrección ciudadana, es decir, al derramamiento de sangre”. Un poco exagerado el profesor al atribuirme un propósito que no tengo ni lo he expresado. Y no contento con esta deducción, reitera: “Como yo sostengo que es idóneo el uso de la enmienda para modificar la prohibición de la reelección presidencial, me siento preocupado por sus palabras y asustado porque justifico jurídicamente un procedimiento que según usted puede conducirnos a un levantamiento sangriento de la ciudadanía…”.

    No se asuste mi admirado profesor por la sangre que pudiera correr –Dios no lo quiera– por culpa de su justificación jurídica de la enmienda ni por mi postura de estar en contra. La culpa sería de la desmedida ambición de muchos políticos para quienes no existen normas legales ni éticas que vayan a detenerlos.

    El profesor Mendonca agrega en su carta: “No es poca cosa lo que usted dice en su columna, señor González Delvalle. Yo siempre lo leo y admiro su templanza. Me parece que en este caso usted la abandonó, para adoptar un intemperante dogmatismo, impropio de un intelectual. E innecesariamente, en un momento en que todo presagia que la enmienda no va a prosperar, sea o no jurídicamente válida”.

    Me agradaría que el Dr. Mendonca se olvidara de mí, me apartara del debate de la “enmienda” y la “reforma” por mi “intemperante dogmatismo”; que enterrara para siempre lo que tengo dicho al respecto. No existo porque no pienso. ¿Pero qué pasa con tantos colegas suyos, doctor, igualmente relevantes para opinar con solvencia sobre estos temas y que sostienen una idea distinta a la suya?

    Le saludo cordialmente profesor.

    Me gusta

  7. Entre la semiótica y la semiética
    07 Nov 2016

    Por Augusto Dos Santos

    Hacia el año 1988, último año de Alfredo Stroessner en el poder, el responsable de comunicaciones de la Presidencia de la República, Juan José Benítez Rickmann produjo un comentario de prensa que generó estupor en el Palacio. Dijo que Gustavo Stroessner (para muchos el inapelable sucesor del anciano dictador) no iba a decidir quién sería el próximo presidente, sino la Junta de Gobierno de la ANR.

    Ese día nadie lo saludó al llegar al Palacio, todos estaban abriendo paraguas ante la posible reacción de Stroessner ante tan irreverente declaración. Estaban seguros que rodaría la cabeza de Benítez Rickmann y querían estar lo más lejos posible. Aun teniendo rango ministerial, algunos edecanes siquiera lo saludaron ese día.

    Stroessner lo convocó a su despacho hacia el final de la mañana y lo encerró por dos horas en una conversación que muchos pensaban era el final del ciclo para Benítez R. Sin embargo, pese a que tuvo su inicio temperamental la charla derivó hacia la amabilidad.

    Stroessner que era astuto para los asuntos del poder (menos que para detectar golpes) y a sabiendas que todos afuera esperaban que la audiencia acabe con una patada en las asentaderas del alto funcionario le dio al tema una resolución ejemplar.

    Le pidió a Benítez Rickmann que le acompañe hasta el auto y ante los ojos de la prensa fueron hablando animadamente por la alfombra roja que separa su despacho del acceso al Palacio, le puso la mano en el hombro con gesto fraterno y se despidió de él cordialmente. Desde ese minuto todos los altos mandos del Palacio volvieron a sonreír con obsecuencia ante el director de Comunicación.

    Así es la política. Se maneja con signos, por lo que para conocerla no basta “estar bien informado” sino estar muy atento a una disciplina que comparten juntos la medicina y la comunicación: la semiótica. Peor aun en tanto en la política la semiótica está revestida de semiética.

    ALGO SE MUEVE DETRÁS DE LA RESOLUCIÓN

    Traemos a colación el episodio anterior para asombrarnos de la importante variedad de comentarios que levantó un hecho que fue mucho más trascendente por su connotación de cara al futuro que por su aparente impacto actual: nos referimos a la iniciativa de la Junta de Gobierno de promover la cancelación de la acción propagandista de Fernando Lugo de cara a las elecciones del 2018.

    A todas luces es un planteo de cumplimiento imposible. Nadie puede impedir a nadie hablar de un plan presidencial aun siendo un ex presidente. Obviamente la iniciativa tiene otros planes mucho más jugosos.

    Se puede pensar por ejemplo que es la primera medida proactiva en mucho tiempo del oficialismo, que busca constituir un globo sonda para medir las reacciones que podría generar una eventual anulación de tal postulación.

    También podría pensarse en la estrategia de amague que usan los delanteros a la hora de enviar un centro de pelota parada, cuando tientan para ver cómo se van a mover los defensores rivales. A la ANR puede resultarle muy importante saber cómo reaccionará la Corte ante un hecho puntual que involucra a Lugo con mucha anticipación.

    Pero igualmente se podría pensar que al dejar un precedente judicial que ampare “el funcionamiento” de la candidatura de Lugo es una forma de amparar una futura candidatura de Cartes.

    Alguien habló sobre que este hecho produciría una suba en la popularidad de Lugo, pero posiblemente el hecho que produzca no será el de la popularidad sino otro que es igualmente medible: la victimización.

    Allí también podría verse un paso astuto de la Junta de Gobierno al acelerar los procesos y producir esa detonación de victimización mucho antes de los comicios. Sin embargo, al menos en la oposición colorada y extracolorada el hecho no generó aun una situación escandalosa ni indignada. Es que para varios potenciales candidatos como Alegre y Mario Ferreiro, la idea de un 2018 sin Lugo no deja de parecerles interesante.

    De hecho si se tuviera que dibujar la ubicación de Lugo en el escenario de la oposición se podría definir como de autoaislamiento. Ni toma parte de la mesa de oposición ni tampoco lo buscan para que tome parte.

    EL CONTRALOR DE LA DISCORDIA

    A Vidal César Méndez, mediocampista del club General Díaz de Pilar, le preguntó la radio de su pueblo –allá por los 80– cuántos años tenía. Ël respondió: – “Generalmente tengo 24 años”–. En política nada ocurre “generalmente”, todo tiene su dinámica de construcción y desconstrucción que puede llevar unos pocos días.

    Tanto el sector político de oposición que lideran Alegre y Filizzola, como el Frente Guasu, se expresaron contrariados por el respaldo de Avanza País al candidato de este partido para la Contraloría, finalmente obtenida con el apoyo de la bancada oficialista. En apariencia algunos sectores creen que “generalmente” tendrán el liderazgo de la oposición sin que nadie hubiera concertado eso.

    Cada sector político, incluyendo en la oposición, tiene sus agendas, sus planes, su hoja de ruta y no es la alianza de Avanza con el oficialismo para imponer su candidato lo que pone en riesgo la unidad de la oposición sino la falta de cintura de sectores de la oposición para entender que cada partido incluido en esta franja debe jugar su guerra por el poder.

    En todo caso el arte de una oposición con vocación de triunfo se observará en su capacidad de aglutinar desde la construcción de poder de todas sus partes potenciales integrantes.

    Esa antipática posición de mesías que etiqueta quiénes son los opositores químicamente puros y quiénes son los “contaminados” es –justamente– uno de los factores clave que siempre desmoronan la unidad de la oposición.

    EL RIESGO URBANO

    La semana pasada consultamos con personas conocedoras del sistema penal y nos ofrecieron un dato inquietante: los así llamados motochorros tienden cada vez con mayor volumen a organizarse en bandas, que a su vez controlan territorio. El perfeccionamiento de este proceso puede hacer que el caballo loco quede como una honorable pieza de museo delictivo más inocente y estemos en presencia del nacimiento de pandillas de asaltantes que son el paisaje típico en México, Centroamérica y otras regiones.

    En Paraguay ya no hay tiempo para esa estúpida discusión sobre si se abordan primero las causas sociales de la delincuencia o se produce una buena estrategia tendiente a mitigar el impacto de esta forma de delito. La respuesta es sencilla: debe hacerse todo al mismo tiempo. Lo uno y lo otro. Si vamos a esperar que se alivien las razones estructurales del problema es probable que en cinco años más vivamos en un escenario similar a cualquier paisaje de The Walking Dead.

    EL RIESGO GEOPOLÍTICO

    Definitivamente Itamaraty no debe estar inmensamente feliz con la idea de “Paraguay la nueva China”, principalmente por dos motivos, porque una parte importante de tales inversiones se transplantan desde su territorio hacia el nuestro y porque el potencial de los productos que llegaran a generarse es de competitividad ante los producidos al otro lado de Itaipú con el régimen del “costo Brasil”.

    “Hasta ahora, Paraguay ha logrado atraer 116 empresas extranjeras, el 80 por ciento de ellas brasileñas”, dice el matutino Abc color en su editorial del sábado último.

    Hay otro tema con Brasil. El 7 de octubre del 2018 serán las elecciones presidenciales en el gigante vecino. En este proceso electoral posiblemente se instalará otro tema clave de la relación con Paraguay como bandera de campaña: el problema de las drogas, con la electricidad que puede tener este debate ubicado en el corazón de dos países transitando al mismo tiempo en sendos eventos comiciales.

    HISTORIA DE CARRERAS DE CABALLOS

    Los politólogos de Estados Unidos ironizan al respecto de la lectura superficial que se hace en los medios sobre las encuestas electorales calificándolas como “horse racing history”. En gran medida ello tiene que ver con la gran demanda de los votantes de obtener información sobre posibles resultados, antes que procesos y antes que propuestas en muchos casos.

    Ésta será una semana estruendosa porque la carrera toca a su fin, ante lo cual es bueno obtener una buena poltrona, conectarse a la televisión y seguir los resultados.

    Mi amigo Felipe, que los martes en la noche juega al fútbol con los amigos, ya encargó unas respetables costillas, una provisión jubilar de cervezas, una buena tele al costado de “la sintética” y se aprestan a pasar del “¡qué cobró proesor!” al tenso conteo de los 538 miembros del colegio electoral que elegirá al nuevo liderazgo mundial. Las delicias de un mundo instantáneo.

    Me gusta

  8. Reforma para todos
    7 noviembre, 2016
    Por Santiago González

    Me resisto a creer que solo con mano alzada y por mayoría de voto en el Legislativo, un cambio tan importante como la reforma constitucional, sea posible. Me resisto a creer que solo por voluntad del presidente de la República, sea quien sea y se llame como se llame los legisladores se planteen la modificación de la Constitución.

    Estemos o no de acuerdo con la Carta Magna es la que en todos estos años mantuvo cierto orden y limitó el poder de todos los que llegaron a la presidencia con fines de perpetuarse. Bien o mal, la Constitución que tuvo como fin evitar que otro Stroessner nos gobierne por más de 5 años cumplió con su cometido.

    Pero así también es fundamental que la sociedad se involucre en el debate de reforma constitucional y no deje todo en manos del poder político. Si fuera por algunos oficialistas hay que reformar rápidamente la Constitución de manera a lograr la reelección sin que lo demás importe. ¿Toda una constituyente solo para el rekutu? Eso sería una locura.

    De buenas a primeras considero que es hora de incluir la revocatoria de mandato, un recurso ciudadano para sacar del poder a aquellos que eligió y que no cumplieron con sus promesas.

    La reelección es interesante incluir, aunque me preocupa un poco tener por más de 5 años a uno similar a cualquiera de los que pasó hasta ahora por la presidencia. Necesitamos poner un freno a aquellos que buscan cambiar la constitución solo con fines personales.

    De abrir ese debate y aprobarse el mecanismo de modificación será clave la capacidad y autonomía de los constituyentes para afianzar el país por medio de normativas necesarias para todos y no a medida de algunos.

    El respeto a las garantías es algo clave y los países que modificaron su constitución entendieron que evolucionar es ampliar libertades individuales y limitar prerrogativas del gobierno hacía sus ciudadanos.

    Si dejamos que este debate transcurra solo en el Ejecutivo y en el Legislativo, vamos a entregar nuestra libertad misma a unos cuantos tarados que solo quieren asegurar abusos e inmunidad.

    Me gusta

Deja un comentario