Edificios, profesores y alumnos

Se ha vuelto ya un lugar común citar al escritor italiano Giuseppe di Lampedusa por su obra “El Gatopardo” (1958), cuya fama no llegó a conocer pues se publicó un año después de su muerte. Pero su frase: “Hay que hacer que todo cambie para que todo siga igual” hoy está en boca de todos, la mayoría sin saber de dónde viene ni de qué se trata. Pero eso no le quita la inquietante verdad que esconde.

Si miramos las cosas un poco más allá de su aspecto superficial, veremos las cosas que se dan en nuestra sociedad no se diferencian en mucho de aquella que parecía hundirse ante el embate de las guerras garibaldinas y la unificación de Italia para que todo permaneciera exactamente igual. Las cosas se han vuelto tan complejas que incluso llegó a acuñarse el término “gatopardismo” para definir ese fenómeno. Hemos cambiado de intendente y las cosas siguen exactamente igual como en la época del anterior, aunque han cambiado muchos nombres. Incluso tenemos un patotero como defensor de “los vecinos de Asunción”. También tenemos un nuevo ministro de Educación, y las cosas siguen su mismo ritmo.

Estoy leyendo en este momento que los estudiantes secundarios de un colegio de Ciudad del Este realizaron una hora de sentata en el patio de la institución para exigir que el 7% del producto interno bruto (PIB) sea invertido en educación. Si la memoria no me falla esto ya se había pedido el año anterior y, creo, que incluso el anterior a ese también. En todas las oportunidades se les respondió a los jóvenes con promesas. Desde luego que sí, era esto lo que siempre quisieron todos los gobernantes, los políticos, los legisladores. ¿Acaso no lo sabían? El 7% del PIB e incluso más si se tensaran un poco más las cosas. ¿En qué terminaron estas protestas, estos pedidos, estas exigencias? Pues en lo mismo de antes. Absolutamente nada ha cambiado. Me corrijo: sí, han cambiado muchas cosas; como por ejemplo, las escuelas públicas de toda la república van cayendo una tras otra como si fueran las fichas de dominó puestas en fila. Se destinaron centenares de millones de guaraníes provenientes de las regalías de Itaipú para la mejora de la infraestructura educativa, el dinero se robó, se malgastó y nadie se ha hecho responsable de estos estropicios.

Los estudiantes se disponen a salir de nuevo a la calle. En algunos sitios ya han salido para hacer sentir su protesta. Quieren que se destine mayor dinero a la educación. Clamar en el desierto. A los responsables de tomar decisiones, desde la cabeza misma del Estado al último funcionario, las protestas le entran por un oído y les sale por el otro. Todo indica que no se puede hacer nada. Es como ir a dar la cabeza contra un muro de piedra, inconmovible. Desde luego que se les va a prometer destinar más dinero a la educación. Se les jurará que el 7% del PIB irá al ministerio correspondiente. Desde luego, también, que eso nunca se cumplirá porque la educación no figura dentro de los planes de quienes tienen la sartén por el mango “y el mago también” como decía María Elena Walsh.

Todo se dirigirá a una eterna espera: no habrá dinero ni para mejorar las construcciones de las escuelas, ni habrá planes para mejorar el nivel de los profesores que tienen esa enorme responsabilidad de educar a los jóvenes, y los jóvenes tendrán que conformarse con todas las mentiras que se mueven en torno y dentro del mismo sistema educativo. Ahora mismo estamos presenciando el bochornoso espectáculo que ofrece el Ministerio de Educación que ha aprobado una resolución que permita estudiar a los “universitarios” estafados por empresas que se hacían llamar “universidades” prometiéndoles títulos que sabían muy bien no podían otorgar. Pero más importante que el título, es saber si tales “universidades” tenían la capacidad necesaria para formar a los estudiantes en aquellas materias que debían culminar con el otorgamiento de un título. Y la respuesta es “No”. ¿Qué estaban haciendo entonces las autoridades? Pues, nada.

Por Jesús Ruiz Nestosa

http://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/edificios-profesores-y-alumnos-1512287.html

14 comentarios en “Edificios, profesores y alumnos”

  1. Más eficiencia para detener el derrumbe de la educación

    El reciente hundimiento del baño del colegio José Dolores González, en San Lorenzo, se suma a la gran cantidad de locales educativos que se siguen cayendo a consecuencia de largos años de falta de mantenimiento y abandono. La ola de derrumbes de escuelas y colegios es un símbolo muy gráfico de la crisis del sistema educativo, que sigue haciendo agua a pesar de las promesas del Gobierno y de las acciones del actual ministro de Educación. La reanudación de la protesta de los estudiantes secundarios revela que hace falta redoblar los esfuerzos y mostrar más eficiencia para detener el derrumbe de la educación en el Paraguay.

    El derrumbe del baño en el colegio José Dolores González, en San Lorenzo, coincide con la reanudación de las movilizaciones convocadas por la Unión de Centros de Estudiantes del Paraguay (Unepy), que desde hoy realizan una serie de sentatas frente a los colegios públicos, reclamando mayor presupuesto para el sector de la educación.

    Desde la caída del techo de un aula en un colegio nacional de Lambaré, en momentos en que los alumnos estaban dando clases, se han sumado cerca de una decena los locales educativos que han sufrido casos de derrumbe en varios puntos del país, debido a los largos años de falta de mantenimiento y abandono de las instalaciones en muchos casos, pero en otros –como el de Lambaré–, en construcciones relativamente recientes, en donde se presume fueron utilizados materiales de baja calidad, con el aparente desvío de parte de los fondos.

    Esta crítica situación, que fue uno de los elementos que empujaron a los alumnos a las calles y a tomar sus propios colegios en mayo último, provocando la forzada renuncia de la entonces ministra de Educación, al parecer no ha variado mucho, a pesar de las promesas del presidente Horacio Cartes y del actual ministro de Educación, Enrique Riera, de proceder a la reparación y a la construcción de locales educativos. Los edificios se siguen cayendo a pedazos, con el consiguiente peligro que ello representa para los alumnos. En otro caso reciente, en Piribebuy, un alumno resultó seriamente lastimado cuando parte del aula se le cayó encima.

    Las nuevas movilizaciones de los estudiantes secundarios ponen el foco en que la respuesta a la crisis no debe ser puramente cosmética, en cuanto a solo reparar aulas o construir nuevas. La demanda de los jóvenes apunta a que se inviertan 960 millones de guaraníes más en el rubro de la educación, en un proceso gradual que pretende lograr que el 7% del producto interno bruto se emplee en el sector.

    Destinar recursos es un paso importante, pero aún más será insistir en la capacitación de los docentes, en el control transparente del uso de los recursos ya existentes y, sobre todo, en diseñar una política educativa con la participación activa de todos los actores sociales.

    En pocos días más se iniciará el mes de setiembre, considerado el mes de la juventud. Será probablemente un tiempo de muchas movilizaciones, en continuidad a la aclamada primavera estudiantil, secundaria y universitaria, que se inició en el 2015. En la medida en que el Gobierno responda con mayor eficiencia a los reclamos y la sociedad toda acompañe el proceso, se podrá lograr el mejoramiento de la educación, factor clave para avanzar como país.

    http://www.ultimahora.com/mas-eficiencia-detener-el-derrumbe-la-educacion-n1018346.html

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  2. Democracia y Educación de calidad

    Cuando hace más de un cuarto de siglo, caía la larga dictadura en nuestro país, nos encontramos como sociedad con un legado terrible en tantos aspectos y que claramente condicionarían el desarrollo del país por muchas décadas.
    Uno de los principales era sin dudas el estado de la educación, con un sistema que en gran medida se había convertido en una extensión del aparato político dominante y que estaba viciado con una alta dosis de clientelismo y prebendarismo.

    Solo alrededor de un cuarto de los jóvenes del país asistían a la escuela secundaria y en términos de educación superior los números eran mucho peores. En términos generales, el gasto per cápita en educación era de alrededor del 15% de lo que ya invertían países como Argentina, Uruguay y Brasil.

    Podemos seguir con muchos otros indicadores que pueden señalar el pésimo estado de la educación en ese momento y fue precisamente eso lo que ciudadanía entendió en gran medida apenas salíamos de la dictadura.

    Tuvimos en el país una suerte de convicción colectiva de que educación y democracia debían estar estrechamente vinculadas y por lo tanto si queríamos continuar por la senda democrática, debíamos hacer un gran esfuerzo por reformar totalmente la educación que teníamos.

    Dicha convicción se tradujo en acciones concretas y se inició el proceso de reforma educativa que convocó a los mejores talentos del país y tuvo además la participación de amplios sectores de la ciudadanía.

    Durante el año 1992 se realizaron 19 Congresos Regionales de Educación (por igual número de departamentos que teníamos en ese momento) y 2 Congresos Nacionales.

    La idea era discutir ampliamente sobre el tipo de educación que precisábamos en la nueva era democrática y fue precisamente eso lo que se plasmó en el documento de la Reforma Educativa que iniciaría su implementación en el año 1994.

    Todo el proceso tuvo también el apoyo y colaboración de organismos internacionales de cooperación y reconocidos centros de investigación como el Instituto de Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard.

    Este gran consenso nacional también se vio reflejado en la nueva Constitución Nacional promulgada en el año 1992, pues en la misma se establecía por ejemplo que la inversión anual en educación debía corresponder como mínimo al 20% del Presupuesto General de Gastos de la Nación. Otro paso adelante considerando que anteriormente dicho número estaba en alrededor del 7%.

    Cuando leemos los postulados de la Reforma Educativa resultantes de todo este proceso social post-dictadura, vemos principios y valores sobre el tipo de ciudadanos que queremos formar a través del sistema educativo, que siguen siendo absolutamente vigentes.

    El gran problema obviamente estuvo en el proceso de implementación de esta reforma. Se pueden hacer muchos análisis al respecto, pero en términos muy generales creo que gran parte de los esfuerzos estuvo concentrado más bien en el tema de la cobertura.

    Como veníamos de una cobertura muy baja y muchos quedaban fuera del sistema, era imperioso modificar drásticamente dicha situación, siguiendo además una corriente mundial que propugnaba con fuerza la idea de una educación para todos.

    Por supuesto que era un esfuerzo que debía hacerse y se tuvieron grandes progresos en el sentido de la cobertura en las décadas siguientes, pero en la forma en que se hizo, se atentó seriamente contra la calidad en la educación y hoy tenemos condiciones estructurales en nuestra educación que dificultan mucho la mejora ostensible en calidad.

    Hoy precisamos de vuelta esa convicción colectiva que tuvimos en su momento en términos de la inseparable y estrecha relación entre educación y democracia. Pero debemos agregarle el adjetivo “calidad” a esas palabras.

    Después de todo, sin una democracia de calidad y una educación de calidad, los peligros de tiempos más oscuros siempre estarán acechando con sus nuevas formas.

    Por Yan Speranza

    http://www.ultimahora.com/democracia-y-educacion-calidad-n1017677.html

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  3. Padres versus maestros

    Por Ilde Silvero

    Varios padres protestaron contra docentes de una escuela primaria de Salta, Argentina, porque sus hijos llevan muchas tareas para hacer en el hogar. Argumentaron que los ejercicios y trabajos prácticos son “responsabilidad de los maestros”, pues los progenitores de los escolares no tienen tiempo ni es su deber ocuparse de esas cosas.

    Reaccionando de manera bastante inusual, uno de los docentes respondió en el periódico salteño con el siguiente breve escrito: “Queridos papitos: Atiendo a su solicitud de no enviar tareas para la casa, porque es de nuestra ‘responsabilidad’ como profesores enseñar las materias y no de ustedes; es por eso que quiero pedirles que no manden más a la escuela niños irresponsables, faltos de respeto, sin bañarse, deshonestos, flojos y prepotentes, porque esa es su ‘responsabilidad’ y no la deben delegar en nosotros. Gracias papitos”.

    Más allá de la anécdota y de la chispa humorística en la respuesta del docente, existe un problema de fondo por la confusión de roles educativos entre los padres y los maestros en la actualidad.

    No son pocos los padres de familia que creen de verdad que todo lo relacionado a la educación es una labor que compete a los maestros del colegio. Los que pueden pagarlo, envían a sus hijos a centros con doble escolaridad, lo cual ya incluye las tareas y trabajos prácticos, y no deben llevar nada para hacer en la casa.

    El grave error de estos padres es creer que la educación es una obligación exclusiva del colegio. Hay varios aspectos de la vida de un niño que se deben enseñar y aprender en el hogar: la disciplina, el respeto a los demás, el esfuerzo personal por mejorar, el trabajo en equipo, esperar tu turno para disfrutar de algo, no enojarse porque otros tienen gustos diferentes, etc.

    El carácter del niño o niña se forja fundamentalmente en el hogar. Si un menor es “maleducado”, grosero, agresivo, caprichoso, irrespetuoso, deshonesto, etc., es porque sus padres no le enseñaron las normas básicas de convivencia en el seno familiar. Un pequeño que creció prácticamente solo, sin que nadie le ponga límites, habituado a imponer su voluntad a cualquier precio, con toda seguridad será un “alumno-problema” en la escuela.

    La protesta paterna porque los chicos llevan tareas al hogar es solo un síntoma de la concepción errónea de cómo educar a un niño hoy. Los padres y los maestros tienen roles complementarios, aunque diferentes, en la formación de los estudiantes. Los valores básicos del ser humano se aprenden en el hogar por la permanente acción de los padres sobre el carácter y la conducta del niño en sus primeros cinco años de vida.

    Cuando los chicos llegan a la escuela, los maestros solo continúan y perfeccionan el proceso educativo. La formación del niño, luego adolescente, demanda el esfuerzo conjunto de la casa y del colegio. Eso de que tanto los padres como los maestros quieran tirarse unos a otros la educación de los niños como una pelota tata es un disparate que descalifica a ambos sectores. Constituyen un matrimonio, para bien o para mal.

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  4. Escuelas en peligro: una realidad que no se puede ignorar
    29 Ago 2016

    La precaria situación edilicia que presentan numerosas escuelas y colegios del país debería estar por encima de las discusiones políticas o de las sospechas mutuas que casi siempre manifiestan quienes tienen el poder para poner en marcha las soluciones a problemas como estos.

    Sin entrar a valorar las diferentes explicaciones que en ambas cámaras del Parlamento se han dado y discutido sobre si conviene o no declarar la emergencia educativa, la realidad es que la situación de fragilidad de los edificios debe ser atendida con la mayor premura. Y esa realidad es la que indica hoy que, según datos aportados por el propio Ministerio de Educación (MEC), son 4 mil las escuelas que necesitan reparaciones en su infraestructura. Además, datos de la misma cartera afirman que el 80 por ciento de las escuelas del país necesitan algún tipo de reparaciones.

    Y estos no son solo números fríos, destinados a dar informes sobre ladrillos o tejas solamente. Porque un centro educativo es mucho más que solo un espacio en el que entra y sale gente de tal hora a cual, sino un lugar en el que se desarrollan clases y que alberga niños en edad escolar, docentes y otras personas que trabajan o ingresan al lugar. Nada menos que cientos de niños y adolescentes –a veces son miles– entran a esas escuelas y colegios cada día del año lectivo y permanecen dentro de dichos edificios, largas horas.

    Las escuelas y colegios del país deben ser considerados por autoridades y por la ciudadanía como espacios que a todos nos corresponde cuidar y proteger. Así como se realizan campañas destinadas a promover la idea de que todos debemos proteger a los niños porque son “nuestros” , ante los casos de violencia y abuso, también debemos hacer extensiva esa protección ante todo peligro.

    Y muy especialmente, tratando de evitar que sean potenciales víctimas de algún derrumbe o accidentes totalmente evitables. Una situación que puede ocurrir y ocurre a menudo, hasta ahora sin consecuencias gravísimas, pero que nos debería servir de alerta sobre el peligro latente.

    Gran cantidad de escuelas presentan deficiencias que son consecuencia de los largos años de vida y la falta de mantenimiento adecuado. Sin embargo, muchas de ellas han sido refaccionadas y hasta construidas desde cero, hace pocos años. Y, en los papeles, fueron realizadas supuestamente cumpliendo con las exigencias de calidad y controles determinados por las normas vigentes, tanto por parte del MEC como de los municipios y autoridades regionales y todos los responsables del manejo de fondos y licitaciones.

    Sin embargo, las frecuentes fallas y hasta derrumbes totales de aulas son un claro ejemplo del daño estructural que producen los procesos sin transparencia.

    Poner en peligro la vida de educandos por omisión y falta de voluntad es también una responsabilidad que no se puede soslayar, por más que se esgriman razones de sospechas de corrupción o se dude de la capacidad de gestión de autoridades locales. Vale la pena que los parlamentarios de ambas Cámaras se dediquen con responsabilidad y genuino interés, a aportar soluciones a un riesgo latente que podría afectar a miles de niños.

    Como sociedad, es importante que aprendamos las lecciones y valoremos la posibilidad de evitar las tragedias que tantas veces han enlutado a las familias y comunidades, causadas por la desidia. Y peor aún, por la corrupción y la falta de responsabilidad de quienes tienen en sus manos los recursos y los mal utilizan, sin pensar en las graves consecuencias que pueden tener sus actos.

    Corregir, mejorar y transparentar los procesos de reparación o construcción de escuelas de todo el país serán una de las formas más efectivas de apoyar la protección integral de la niñez paraguaya y mejorar las condiciones en las que se debe desarrollar la educación, para el bien de todos.

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  5. Primero pensar en cómo mejorar la educación, antes que pensar en mejoras salariales

    El ministro de Hacienda Santiago Peña dijo ayer que es “inviable” el aumento salarial propuesto por los docentes. Esto luego de que el ministro de Educación, Enrique Riera, acordara días pasados con este gremio un sueldo piso de G. 3.000.000 por cada turno. Peña pidió además que los docentes entiendan la realidad, indicando que, si bien está de acuerdo con el reclamo, si así lo hiciera el Gobierno, tendría que eliminar los programas de asistencia social y la merienda escolar.

    Un aumento salarial para los docentes representa un costo de US$ 350 millones, que es totalmente infinanciable. Es prácticamente eliminar el programa Tekoporã, el de adultos mayores y la merienda escolar. Tiene mucha razón Peña, y antes que organizar nuevas huelgas ante esta postura del ministro, los docentes deberían de reflexionar sobre otras cuestiones, como por ejemplo un informe del Foro Económico Mundial, que coloca a Paraguay en el lugar 138 de una lista de 148 naciones, solo unos puntos por encima de Burundi, en África; y de Haití, el país más pobre de América. El documento pone a la educación primaria y terciaria paraguaya en los rangos más bajos a nivel planetario.
    En concreto, el análisis señala que es inapropiada la especialización de la fuerza laboral con miras a proyectos de innovación. Se hace particular mención del pésimo desempeño de la educación paraguaya en matemáticas y ciencias, materias fundamentales en cualquier proceso de formación.
    El estudio del Foro Económico Mundial viene a sumarse a una considerable cantidad de documentos similares, elaborados por diferentes organizaciones e instituciones, que coinciden básicamente en el mismo diagnóstico: en las condiciones actuales la educación paraguaya no cumple ni remotamente sus propósitos y no tiene la menor utilidad como factor de crecimiento económico o de desarrollo social.
    Cualquier cambio o mejora que se intente introducir en las escuelas, colegios y universidades de nuestro país debe asentarse en un sólido y sostenido trabajo con los docentes. Es preciso también enfatizar la necesidad de mejorar la enseñanza de las materias básicas e instrumentales, como el lenguaje, las matemáticas y las ciencias.
    Finalmente, es necesario poner el acento en la necesidad de invertir en infraestructura, equipamientos y capacitación mediante la aprobación de un presupuesto sustancialmente mayor a la educación. Las mejores intenciones naufragarán sin remedio si no se coloca a la educación como una prioridad absoluta al momento de la asignación de los recursos.
    Esas son las condiciones que deberían ser prioritarias ahora, tanto para el Gobierno como para los gobiernos docentes, que pueden aportar mucho para una mejora ostensible de la educación paraguaya.

    http://diariolajornada.com.py/v6/category/editorial/

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  6. Una grave enfermedad social

    La sociedad (conjunto organizado de personas con cultura y normas jurídicas comunes), a semejanza de lo que nos ocurre personalmente, puede gozar de espléndida salud o padecer leve o grave enfermedad.
    Poco a poco se ha extendido por contagio el cáncer de la corrupción, que después de enfermar moral y socialmente a los actores desintegra instituciones y debilita la sociedad.

    En poco tiempo, el cáncer de la corrupción viene contagiando además de instituciones y personas a las profesiones como tales. Hay síntomas para afirmar que nuestra sociedad tiene la grave enfermedad social de la progresiva debilidad de las profesiones.

    En los últimos días se ha evidenciado la corrupción entre militares. Antes aparecían denuncias aisladas; ahora parece que la corrupción tomó algunos mandos de alto nivel. Para la opinión pública la profesión militar se ha debilitado en su eficacia y prestigio.

    Si seguimos observando a los miembros del cuerpo social encargados de garantizar seguridad y analizamos a la Policía Nacional, lamentablemente y salvando a los honestos que también los hay, tenemos que reconocer con dolor y cierta desesperanza que la profesión de policía está gravemente debilitada.

    Será tópico recordar la debilidad profesional de los especialistas del derecho y la justicia. Los escándalos diarios, además de los permanentes se han convertido en parte de nuestro paisaje social. Da la impresión de que los estudiantes de derecho reciben mejores lecciones para aprender chicanas que para defender lo justo. El negocio debe ser tan próspero que ya hemos alcanzando la cifra récord de más de 62 facultades de derecho en nuestro país.

    Y ¿por qué tantas facultades? Es el mismo proceso del cáncer, se multiplican las células con más rapidez de lo normal y necesario produciendo tumores contagiosos que destruyen el cuerpo social. Y tenemos demasiadas universidades, facultades y filiales, que tienen el cáncer de la corrupción y son cancerígenas.

    Es impresionante el número de universidades e institutos superiores que debilitan la Educación Superior y a muchas profesiones regalando títulos a cambio de cuotas con presuntos cursos de grado y posgrado, que se despachan con parodia caricaturesca de lo que es la verdadera educación, formación y capacitación profesional. ¿Qué pasará, si no se corta de raíz este cáncer académico y profesional, dentro de unos años, cuando tengamos miles de seudoprofesionales ejerciendo su carrera sin competencias ni conocimientos adquiridos en nuestra permisiva y cómplice sociedad? Imagínense, no más, caer en manos de enfermeras, médicos, anestesistas, obstetras que negociaron sus títulos con pagos de cuotas sin escolaridad comprobada, con clases impartidas por profesores improvisados, incapaces de escribir un artículo de nivel académico, que asistieron sin bibliografía especializada, con apuntes fotocopiados, exámenes facilitados, tesis y trabajos comprados… Dios nos libre de caer en manos de semejantes profesionales. El precio que la sociedad pagará por estar permitiendo tanta corrupción académica y profesional será dramáticamente caro. El nivel de la producción profesional y su calidad será mínimo. Con seudoprofesionales no soñemos jamás salir del subdesarrollo. Queremos superar el nivel de pobreza y parece que todavía no hemos comprendido que la pobreza y la riqueza no están en la carencia o posesión de dinero o bienes materiales, la raíz de toda pobreza está en el cerebro y la madre de las pobrezas es la ignorancia. Profesionales ignorantes e incompetentes no sacarán al país de la pobreza, generarán más pobreza de la que tenemos.

    Son pocas las profesiones no debilitadas, porque hasta las más altas profesiones no se escapan de la debilidad. Podríamos investigar qué y cuántas publicaciones profesionales y científicas han lanzado los rectores de universidades públicas y privadas. Algo semejante podemos preguntar sobre la producción profesional de los legisladores, cuántas y cuáles leyes ha presentado cada diputado y senador. Para el desarrollo educativo necesitamos con urgencia leyes fundamentales. Increíble que a estas alturas no exista una ley de la profesión y carrera de los docentes escolares y universitarios. No hablemos de la corrupción y debilidad de los políticos: ¿Cuántos son verdaderos profesionales? Hasta los sacerdotes debemos revisar la distancia que hay entre las justas expectativas que tiene la sociedad sobre nuestra vocación y compromiso y lo que somos y hacemos.

    Corrupción y profesiones debilitadas enferman gravemente a la sociedad.

    Por Jesús Montero Tirado

    http://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/una-grave-enfermedad-social-1515401.html

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  7. La inversión más acertada de todos los tiempos…

    Todas las críticas –que son muchas– hacia la educación formal vigente en el país siempre terminan focalizadas en una figura clave: el docente. Y con relación a este, el bajo nivel de formación de la mayoría de estos, comprobado en cada concurso de oposición organizado por el Ministerio de Educación y Cultura.

    La reflexión sobre el particular es cómo pretender una educación de calidad, si no se invierte en el sector que debe pensar, conducir, orientar y desarrollar la formación de los niños y jóvenes del país. Este es un punto central en cualquier debate sobre las falencias del sistema educativo nacional.

    Por eso, en medio de tantas decepciones y acostumbradas decisiones parches, por fin una buena noticia y una mirada más de mediano y largo plazos: El Estado paraguayo envía becados a España a los primeros cien profesores para capacitarse por un año en diversas especialidades educativas.

    El Gobierno anunció que se proyecta entregar unas 500 becas al sector docente de aquí a 4 años. Cuando retornen, los maestros deben comprometer su concurso en el sector público por al menos 5 años.

    Siendo optimistas y a la espera de que el próximo gobierno que asuma en el 2018 no lo eche todo a perder, cortando esta iniciativa, por primera vez podemos decir que se está en la dirección correcta.

    Nace una esperanza cierta hacia un proceso de cambio en la educación y, como consecuencia, en el país.

    Cuando se reintegren a sus labores, esos docentes deberán trabajar en las áreas de su especialización con sus pares, a los que a su vez ayudarán a capacitarse.

    Surge, entonces, la posibilidad de que se formen círculos virtuosos en distintos niveles y de abandonar la acostumbrada práctica de nivelarse por lo bajo.

    Esta misma situación podríamos esperar de los jóvenes de distintas formaciones profesionales que accedieron a las becas Carlos Antonio López para estudiar en Europa y en universidades prestigiosas de algunos países de la región.

    Cuantos más paraguayos accedan a la oportunidad de capacitarse en el exterior, más posibilidades habrá de romper con la mediocridad imperante en tantos ámbitos.

    El Paraguay puede volver a tener pensadores, creadores, grandes compositores, dirigentes creíbles y un sistema educativo admirado por propios y extraños, por su alta calidad, si se cumple la promesa de enviar al menos a 500 maestros, y a más y más universitarios a actualizarse y especializarse.

    Para que esto suceda, un paso impostergable es este que estamos dando: invertir en la formación de los formadores. Otros son mayor presupuesto para educación, riguroso sistema de acreditación de las instituciones de formación docente y de las universidades. Remuneración conforme con los méritos académicos, concursos de oposición para acceder a los cargos en general, infraestructura de buena calidad y equipamiento actualizado para las escuelas y colegios, y, lo más importante, impedir que este proceso se interrumpa.

    Por Susana Oviedo

    http://www.ultimahora.com/la-inversion-mas-acertada-todos-los-tiempos-n1022047.html

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  8. El Whatsapp: Un atentado en contra de la educación

    La labor educativa sufre a diario el atentado de este dispositivo que no sólo informa, sino que también daña la acción pedagógica que los docentes pretenden realizar a favor de la nueva generación, que acude a las aulas para ser formada, para ser educada.

    Los primeros que lo utilizan son los padres, más bien las madres, que no paran de enviarse mensajes de toda índole en contra de la profesora de su hijo/a, o de la institución que ellos mismos eligieron para sus hijos. En algunas escuelas el whatsapp llega a tener más poder que la misma dirección y se escuchan cantinelas como: ¡Porque en el whatssap se dice! Porque la mamá de fulano o mengana lo dijo en el whatsapp, y corre el río de rumores de dichos, entredichos e insultos que denigran el trabajo de la docente. En algunas ocasiones, hubo profesoras que hasta han perdido su trabajo por culpa de los dimes y diretes tejidos en el whatsapp.

    Y surgen las siguientes preguntas: ¿Cómo estos padres pretenden que sus hijos los respeten cuando ellos mismos les están enseñando a no respetar a la profesora ni a cualquier autoridad constituida? ¿No se dan cuenta de que están cometiendo un atentado en contra de ellos mismos y en contra de toda la sociedad al criar hijos que desafían cualquier orden establecido? Los maestros los tienen a sus hijos por un tiempo, ellos los tendrán toda la vida.

    Una verdadera educación cooperativa entre padres y maestros debe basarse en la honestidad y en la confianza. Si un padre tiene preocupaciones sobre la educación de su hijo debe recurrir, con seriedad, a la dirección a conversar como adulto responsable y tratar de solucionar cualquier problema que surgiere; y si no tiene confianza en la institución debe retirar a su hijo de la misma, por ética, pero no andar tirando piedras en un dispositivo público que puede ser utilizado en su contra en una acción judicial.

    El whatsapp es también un atentado en manos de los estudiantes perezosos que solamente copian los deberes bien hechos de los alumnos responsables y dedicados, quienes, si se niegan a compartir el resultado de su esfuerzo y dedicación, son víctimas de insultos de todo tipo hasta de los mismos padres de sus compañeros.

    Una cosa es utilizar el whatsapp para ayudarse a realizar la tarea no bien comprendida, pero otra cosa es farrear todo el fin de semana, disfrutar de la dolce vita entre fiestas y alcoholes no permitidos a menores, según la ley que nadie obedece, y luego obligar al aplicado con amenazas y subterfugios, a través del whatsapp, a compartir los procesos y resultados de los deberes cumplidos.

    Los padres que permiten esto a sus hijos están criando monstruos corruptos, de los cuales la sociedad ya está harta hasta el cansancio; pero resulta que son los mismos adultos los que nutren estos futuros adefesios sociales que causarán más daño a nuestro querido y corroído país.

    Finalmente, los profesores que comparten sus whatsapp con los padres también cometen un atentado en contra de ellos mismos, pues, no pueden ni siquiera descansar un fin de semana en compañía de su familia, porque los padres que no leen los avisos enviados se pasan martirizándolos con preguntas que podrían resolverse con una buena comprensión lectora de los documentos remitidos a la casa.

    El whatsapp debe ser utilizado para construir, edificar la educación de los hijos sobre la base del respeto y de gratitud hacia el trabajo de los docentes; y no para lapidar la tarea ni la persona de los mismos. Una familia civilizada, respetuosa y agradecida valora el esfuerzo que los demás realizan a favor de ella.

    Por Nelson Aguilera

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  9. Adolescentes paraguayos

    La población de Paraguay es atípica y envidiable. El 56% de los paraguayos tiene menos de treinta años. Fue un acierto de política social haber creado en el 2013, al inicio del actual gobierno, la Secretaría Nacional de la Juventud. La población con capacidad de trabajo y producción es muy superior a la población dependiente (niños y adultos mayores); a esta situación los especialistas le llaman “bono demográfico”
    El excelente “Informe sobre la Juventud”,”Paraguay joven” publicado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas en Paraguay (UNFPA) y promovido por la Secretaría Nacional de la Juventud, nos ofrece datos provocativos. Los adolescentes entre 15 y 19 años representan el 29% de la población paraguaya.

    La mayoría de los adultos ven la adolescencia como una etapa de crisis. Gráficamente el lenguaje popular la denomina edad del pavo, edad de la ruptura de relaciones incluidas con los padres. La adolescencia ha cargado con una imagen negativa, al compararla con la belleza y transparencia de la infancia y con la energía vital y primera autonomía de los jóvenes con sus pasiones atrayentes en defensa de la libertad, la justicia y el amor.

    Sin embargo esa imagen negativa y primaria de la adolescencia no hace justicia a la realidad. La psicología profunda y las investigaciones neurológicas sobre el cerebro de los adolescentes nos están demostrando el valor incomprendido de esta etapa de la vida.

    Daniel J. Stegel, famoso autor de libros exitosos, psiquiatra y profesor, en su libro “Tormenta cerebral”, que trata del poder y el propósito del cerebro adolescente, rompe los mitos sobre la adolescencia y revela las desconocidas potencialidades del cerebro adolescente con sus cambios decisivos de transformación. Como él dice hay que rescatar y reconocer la esencia positiva de la adolescencia.

    “El período de la adolescencia es en realidad el período que acumula más poder para el valor y la creatividad. Cuando alcanzamos la adolescencia, la vida está en plena ebullición. No deberían evitarse esos cambios y no pasar por ellos como una simple fase que hay que superar, sino que deberían estimularse”. “Durante los años de la adolescencia nuestra mente cambia la forma de recordar, pensar, razonar, centrar la atención, tomar decisiones y relacionarse con los otros. Desde los doce hasta los veinticuatro años aproximadamente se da una explosión de crecimiento y maduración como no ha habido otra en nuestra vida”.

    Los cambios cerebrales establecen en nuestra mente cuatro cualidades: búsqueda de novedades, implicación social, aumento de la intensidad emocional y experimentación creativa (2014, 22ss).

    Con una nueva visión positiva de la adolescencia, ante la impresionante cantidad de adolescentes paraguayos se impone revisar y actualizar las políticas socioeducativas de servicio a los adolescentes. Tanto más necesarias cuanto que son preocupantes los problemas y dificultades que afectan a nuestros adolescentes. La visión positiva de la adolescencia no puede ocultar el estado real de muchos de nuestros adolescentes.

    Construyendo su identidad personal, los adolescentes buscan modelos de referencia en quienes inspirarse y con quienes identificarse y no los encuentran fácilmente en una sociedad donde abundan los mayores corrompidos y corruptores; buscan “sueños” y se les ofrece la alienación y evasión de las drogas. La cuarta parte de ellos sumergidos en la pobreza no ven horizontes. La inequidad los margina. Pensando en su profesión y trabajo les envuelve la incertidumbre y hasta el escepticismo, porque les angustia la amenaza del desempleo. Saben que cada día son mayores las exigencias de conocimientos y competencias para trabajar y dolorosamente el 55% de los adolescentes y jóvenes entre 15 y 29 años están fuera del sistema educativo, no asisten a ninguna institución educativa.

    Por otra parte su ámbito afectivo y su pasión por el amor ideal tropieza con la crudeza de una violencia creciente en contexto de inseguridad y observan con pavor cómo se asesina por robar un celular o por rivalidades de negocios delictivos como el narcotráfico. Además en no pocos casos padecen la crisis de los matrimonios y las violaciones sexuales. Para las niñas el embarazo precoz es creciente, entre 10 y 14 años ya son dos embarazadas por día.

    El desarrollo humano y social y derivadamente todos los desarrollos pasan por la realización integral de nuestros adolescentes.

    Por Jesús Montero Tirado

    http://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/adolescentes-paraguayos-1517664.html

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  10. Marcha estudiantil reitera las deudas pendientes en educación

    A casi un año de la histórica movilización de los estudiantes secundarios que sacudió los cimientos del sistema educativo, hoy se realiza la segunda Marcha Nacional de Colegios Públicos y Privados, en demanda de una mayor inversión en el sector. Varios reclamos ya habían sido planteados en aquella marcha; el Gobierno se comprometió a atenderlos, pero no cumplió. El ministro Enrique Riera, en una lamentable acción intimidatoria, amenazó con marcar ausencia y poner «un gigantesco cero» a los alumnos, y descontar salarios a los docentes que concurran a la marcha. Olvida que exigir derechos y reclamar mejor educación para un mejor país es otra forma de dar clases, esta vez de civismo democrático.
    La primavera estudiantil nuevamente llega antes del inicio oficial de la estación de las flores y de la juventud.

    En forma paralela a la movilización de los estudiantes universitarios, que por segundo año retoman las banderas de aquella histórica #UNAnotecalles, también los estudiantes secundarios vuelven hoy a las plazas y a las calles, con una segunda Marcha Nacional de Colegios Públicos y Privados (Mncpp), reeditando la recordada manifestación del 18 de setiembre de 2015, que sorprendió por la masiva participación y por la contundencia de sus reclamos.

    Aquella vez, la entonces ministra de Educación, Marta Lafuente, salió a recibir a los estudiantes frente a la sede del Ministerio, con un ramo de flores. Los dirigentes de la marcha le respondieron: «No queremos flores, sino una mejor educación», y le entregaron una lista de reclamos, de los cuales muy pocos puntos se cumplieron. La ministra se vería forzada a renunciar meses después, ante el agravamiento del conflicto, cuando los estudiantes tomaron varios colegios en protesta ante la falta de respuestas.

    Esta vez, el actual ministro, Enrique Riera, no sale con flores, sino con espinas para los estudiantes. En una declaración emitida en la víspera, advirtió que los alumnos que participen de la marcha de este viernes llevarán ausente, y aquellos docentes que se acoplen sufrirán descuentos en su salario. «Si tienen un examen llevarán un gigantesco cero», agregó, desconociendo quizás que dentro del actual sistema de evaluación no existe la calificación cero. Además, una ausencia no determina la calificación del alumno, porque la evaluación es por procesos.

    Más allá de la lamentable reacción represiva del secretario de Estado, lo importante es el reclamo de los estudiantes, que como punto central piden un aumento progresivo de la inversión estatal en el campo de la educación, que actualmente está en el orden del 3.7% del producto interno bruto, y los jóvenes piden que se vaya incrementando gradualmente hasta llegar al 7% del PIB, como recomiendan los organismos internacionales.

    Además, reiteran otros reclamos de la marcha anterior que no se han cumplido, como mejorar la infraestructura de escuelas y colegios que se siguen cayendo por falta de mantenimiento o mala construcción, invertir más en la capacitación docente, duplicar la provisión de los kits escolares, incrementar el plan piloto del almuerzo escolar para los de la Media y más cantidad de libros de texto, entre otros puntos.

    El ministro Riera lamenta que con la marcha estudiantil se pierdan clases. Olvida que exigir derechos y reclamar mejor educación para un mejor país es otra forma de dar clases, esta vez de civismo democrático.

    http://www.ultimahora.com/marcha-estudiantil-reitera-las-deudas-pendientes-educacion-n1024498.html

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  11. Educación aplazada

    Por Víctor Daniel Barrera

    Los derrumbes de las escuelas y colegios públicos de diferentes puntos de nuestro país últimamente ya no sorprenden. En Paraguay se registran 7.500 escuelas, de las cuales más de 3.700 se encuentran en pésimas condiciones, de acuerdo a datos relevados por el propio Ministerio de Educación y Cultura (MEC).

    Lo que se rescata de todos los casos es que no hubo víctimas fatales.

    El jueves 27 de octubre en la escuela básica N° 58 “Don Luis Rolando Melgarejo” del distrito de Yhú (departamento de Caaguazú), hubo derrumbe total del techo de una de las aulas donde diariamente daban clases unos treinta niños de 4 a 5 años del preescolar. Por fortuna el caso se registró en horas de la madrugada, unas dos horas antes del inicio de la jornada estudiantil.

    Por la magnitud del hecho, si hubiera ocurrido en el horario de clases, la historia hubiera sido otra e incluso se habría perdido vidas de inocentes. Como medida de urgencia y para salvaguardar la integridad de los niños y docentes, el MEC clausuró todo el pabellón con cuatro aulas.

    En la compañía Loma Rugua del distrito de Nueva Londres, también del quinto departamento, en la escuela básica Nº 5043 Sagrado Corazón, las paredes de dos aulas y las vigas presentan enormes fisuras y están a punto de derrumbarse. Los alumnos del tercero, cuarto y sexto grados tuvieron que ser trasladados para dar clases en un salón inconcluso que estaba siendo construido para la cocina de la institución. No cuenta con ventanas ni puertas, por lo que en invierno los alumnos pasaron frío durante las clases.

    En Coronel Oviedo, en el colegio nacional Virgen del Carmen dos aulas corren peligro de derrumbe. Las salas tienen severos daños estructurales y pese a los numerosos pedidos de reparación a la Municipalidad, a la Gobernación y al MEC, no recibieron la atención correspondiente.

    El MEC montó dos carpas provisorias para que los estudiantes del colegio puedan dar las clases, pero resulta imposible permanecer adentro por el intenso calor. Los docentes y estudiantes prefieren acomodarse bajo árboles y corredores.

    Son solo tres casos que describen la triste realidad del sistema educativo de nuestro país en cuanto a infraestructura.

    Las municipalidades del departamento de Caaguazú y Gobernación reciben un promedio de G. 1.500 millones en forma anual del Fondo Nacional de Inversión Pública y Desarrollo (Fonacide) de los cuales el 50% debe ser destinado a refacciones de locales escolar y construcciones nuevas. Con un trabajo conjunto y uso adecuado de los recursos se podría solucionar un gran porcentaje de los problemas estructurales y de recursos de las instituciones públicas.

    El ministro de Educación y Cultura, Enrique Riera (ANR), afirmó que los problemas que actualmente tiene el MEC fueron heredados de administraciones anteriores y que hoy por hoy están haciendo un estudio sobre la situación de infraestructura en nivel país. La cartera de Estado envió “aulas móviles” a las instituciones más afectadas.

    Son colocados a la intemperie y en los días de intenso calor para los estudiantes y docentes permanecer dentro de los toldos es una tortura, ya que se convierten en un “horno”. “Estamos poniendo fondos en la dirección de infraestructura porque no tiene ni un peso. Hace cuatro años que no estamos respondiendo, llame quien le llame. Para el próximo año sumaremos los fondos de los intendentes (municipalidades), del ministerio y los fondos de la dirección de excelencia para sumar los 70 millones de dólares para solucionar los problemas”, afirmó el ministro Riera.

    Mientras siguen con el lento y deficiente estudio de la situación de la educación en nuestro país, diariamente recibimos información sobre derrumbe de escuelas y colegios públicos del Paraguay o sobre otros que corren riesgo de caer. En muchos casos los padres de familia envían a sus hijos a estudiar sin tener la seguridad de que volverán sanos y salvos a casa.

    Así las cosas, la educación paraguaya se encuentra a un mínimo de 50 años de las exigencias actuales del mundo globalizado.

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  12. Los correlí de Riera

    Por Higinio Ruiz Díaz, ABC Color

    El ministro de Educación, Enrique Riera Escudero, durante una sesión de la Junta de Gobierno del Partido Colorado instó a todos los ministros del gabinete del presidente Horacio Cartes a que atiendan sus teléfonos, en especial a sus correligionarios y que no se crean emperadores. El pedido a sus colegas es atender los reclamos de los seccionaleros, que generalmente van con sus carpetas en busca de algún zoquete para él, sus familiares o para sus amigos y no para algo provechoso para sus comunidades.

    A Riera se le puede aplicar aquella frase: “Haz lo que yo digo y no lo que yo hago”, porque prácticamente no atiende el teléfono y mucho menos los reclamos de las instituciones educativas, que se caen a pedazos.

    Numerosas escuelas y colegios carecen de todo y los estudiantes terminan el año en medio de precarias condiciones, como el caso de la escuela Victoriano Arroyo del distrito de Ypané. En esta institución los alumnos utilizan sillas rotas, sin pupitres.

    Es lo que ocurre en una localidad que está a 20 Km de la capital de nuestro país, Asunción.

    Es vergonzosa la situación en que estudian los alumnos. Los exámenes rindieron con las hojas apoyadas en sus regazos. Las profesoras ni siquiera tienen escritorios adecuados; utilizan mesas largas de comedor.

    La directora de la escuela, Francisca Quintana, tiene archivada varias notas enviadas al Ministerio de Educación desde 2010 y que no fueron contestadas. Considerando este dato, el ministro Riera no solo debe atender el teléfono cuando llaman sus correligionarios, sino debe atender y solucionar los problemas de las instituciones educativas, ya que para eso se le puso en el cargo y recibe un sueldo del Estado.

    Desde que entró a regir la ley de Fondo Nacional de Inversión Pública y Desarrollo (Fonacide) los ministros de Educación –Riera no es la excepción– buscan desentederse de las escuelas y colegios, dejando todo a cargo de los intendentes y gobernadores, en su mayoría corruptos, y sin interés en la educación.

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  13. ¿Qué piensan hacer con el presupuesto educativo?

    Se habrá podido notar, con los primeros días del 2017, cómo la atención general sobre los problemas verdaderamente importantes es cíclica y episódica.

    Concentrados en la reelección como eje central de preocupación ciudadana, nos hemos olvidado de todo el drama que fue el tema educativo durante 2016, con escuelas cayéndose a pedazos, manifestaciones de padres preocupados, rimbombantes intervenciones y mediáticas declaraciones de ministros asegurando que la gran cruzada escolar estaba en camino.

    Y aquí estamos, siendo el jueves 5 de enero de 2017, sin saber qué se va a hacer con el presupuesto del Ministerio de Educación y Cultura –ni con el del resto de la administración del Estado- porque una riña callejera entre el Poder Ejecutivo y el Congreso ha dejado al país sin Presupuesto General de la Nación para este año.

    Durante todo el 2016, Gobierno y opinión pública han empinado el debate sobre la necesidad de destinar más recursos a la educación, especialmente en el capítulo infraestructura edilicia y de equipamientos. ¿Qué se hizo a cambio? Dedicar todo el segundo semestre al tira y afloje sobre el aumento salarial. De pronto, el sueldo de los maestros –que es algo serio, por supuesto- reemplazó todo otro ítem en la discusión sobre el sistema educativo. Las escuelas rancho, las aulas a la intemperie y la falta de equipamiento pasaron al olvido. Dejó de preocupar que un techo se caiga sobre los alumnos dando clase, algo que indignaba no hace mucho. Y como resultado del enfrentamiento PE-PL, se fue el 2016 sin PGN para el 2017 y con un agregado muy “conveniente” para el panorama educativo: una huelga general de maestros para febrero próximo si no se hace realidad el aumento prometido.

    Nadie sabe qué va a pasar con el presupuesto educativo para este año. Estando todo el mundo de vacaciones y con una huelga en ciernes, ese no es tema prioritario. ¿Cuántos recursos se le va a dedicar al MEC este año, alguien lo pensó? El año pasado le asignaron el 6,9% del PGN, o sea, menos del 7% del total del gasto público. ¿Cómo lo hacen por aquí cerca? Argentina destina el 15% a educación, Brasil el 16%, Bolivia el 18% y Chile el 20%. Además, de ese esmirriado 6,9%, el MEC aplica el 92% en gastos corrientes y le queda una suma irrisoria para renovación o ampliación de infraestructura escolar. Peor aún: le resta el 0% para mantenimiento, de manera que las escuelas y colegios públicos están destinados al deterioro y la destrucción inexorables con el paso del tiempo y del uso intensivo.

    Pero esta discusión a nadie le importa, salvo a unos pocos ciudadanos con conciencia cívica. Por el momento es más rentable, políticamente hablando, debatir la reelección. El resto, sistema educativo incluido, puede ir a la cola con los asuntos de orden secundario.

    http://www.5dias.com.py/52705-que-piensan-hacer-con-el-presupuesto-educativo

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  14. La educación como prioridad

    El 2017 nos depara como país un considerable número de desafíos en diversas áreas, entre ellas la de la educación. Hablamos de todos sus niveles. Un país que pretenda seguir creciendo debe poner énfasis en probablemente el aspecto más importante de todos: la educación de su pueblo.

    Al inicio de este año es importante poner en contexto lo necesario que es que desde el Estado y del sector privado se considere como un aspecto fundamental fortalecer el sistema educativo. Son demasiadas las aristas las que deben seguir mejorando en todos los niveles, desde la propia formación de quienes son los encargados de impartir clases, hasta la infraestructura.

    Las instituciones encargadas de velar esta área, comenzando por el Ministerio de Educación y Cultura, deben poner todo su esfuerzo para que este año no se generen conflictos que imposibiliten el desarrollo normal de las clases. De hecho, antes de que inicie el año ya se han generado problemas por un tema presupuestario. Este aspecto tiene que ser solucionado antes de que inicien las clases para dar tranquilidad tanto a los educadores así como a los propios estudiantes cuyo único objetivo tendría que ser enfocarse exclusivamente en el estudio.

    El 2016 fue un año en el que los estudiantes secundarios y universitarios dieron muestra de la fortaleza que tienen. Ya no están dispuestos a seguir soportando el mismo esquema que les priva de una mejor educación. Dieron la señal de alerta y ahora la responsabilidad está en manos de las autoridades dar solución a la serie de problemas que se acarrea desde hace décadas por una mala administración estatal.

    Es cierto que las movilizaciones estudiantiles también dieron muestra de que hay conciencia, pero no puede dejarse de lado el análisis de que antes que reclamar mejores condiciones, los estudiantes deberían estar enfocados en ampliar sus conocimientos. Es decir, tienen que estar en aulas, con un sistema que les permita un verdadero aprendizaje y con las condiciones de infraestructuras adecuadas para ello.

    Un tema que será de mucho reclamo y debate en la educación inicial y secundaria será el de la infraestructura. Numerosas instituciones públicas, subvencionadas e incluso privadas deben mejorar las condiciones edilicias para que los alumnos estén en espacios realmente adecuados para el aprendizaje. Desde el Estado se ha invertido para mejorar la situación relacionada a este problema, pero aún es insuficiente ante tanta necesidad. En la medida en que continúe una política de transparencia y de mejor inversión del dinero público, esto será posible.

    Este 2017 trae un enorme desafío no solo para la educación inicial y la secundaria, sino también para la universitaria, especialmente para la Universidad Nacional de Asunción (UNA), la más grande e importante del país. Lo que suceda en esta institución pública indudablemente repercute en las otras del sector privado, por lo que es urgente que se solucionen los conflictos generados por una mala administración y un largo esquema de manejo no acorde a los nuevos tiempos. La UNA está sostenida con un sistema arcaico ya perimido que necesita de urgentes cambios. Por el nivel de conciencia estudiantil universitaria, de no darse un nuevo panorama en el manejo de la universidad este año, de vuelta las facultades tendrán graves conflictos que derivan en problemas para el desarrollo normal de las clases. Y enhorabuena esa conciencia estudiantil. Esta discusión sobre el futuro de la UNA ya ha sobrepasado la posibilidad de una solución interna, por lo que es necesario pensar en un gran debate para que se encuentre una salida.

    Otro aspecto sumamente importante es la capacitación docente. Desde el Estado se han establecido programas que permiten a los docentes actualizarse de manera permanente. En este preciso mes se deben desarrollar cursos de actualización, en el marco de un millonario proyecto que pretende que los maestros, de manera gratuita, reciban capacitaciones antes de iniciar las clases. A esto debe sumarse las iniciativas de becas internacionales que permiten a los docentes lograr especializaciones y masterados en universidades del primer mundo.

    La educación debe ser una de las prioridades del Estado y sobre este tema no puede darse discusiones políticas. Más allá de las diferencias que puedan existir sobre cuestiones relacionadas a la política partidaria y sectorial, debe primar el consenso cuando se trate de los temas que tengan que ver con la educación. Esperemos que este 2017 sea un año bueno en ese campo. Los que serán beneficiados serán nuestros hijos y el futuro del país.

    http://www.lanacion.com.py/category/editorial/

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