Cooperación con Formosa

Una relación muy estrecha es la que liga al Paraguay con la provincia argentina de Formosa. Esto quedó demostrado, una vez más, con los nobles gestos de solidaridad del gobierno y la sociedad formoseños hacia los damnificados paraguayos por la crecida del río Paraguay.

Nuestros compatriotas fueron acogidos con los brazos abiertos, recibieron asistencia y cuidados en igualdad de condiciones que los afectados locales y fueron tratados con deferencia y calidez. Formosa podría no haberlo hecho. En Asunción estaban listas instalaciones para recibir a los damnificados de Alberdi y se podría haber alegado que, más allá de la buena voluntad, no existían condiciones materiales para albergar más que a la población local. Pero no. Haciendo gala de un espíritu de fraternidad que enaltece a esa provincia, resolvieron brindar los mismos servicios y la misma atención a los paraguayos. Este ejemplo no debe ser olvidado por nuestros gobiernos y nuestra sociedad.

No es de extrañar la actitud solidaria de Formosa, en atención a las raíces que sus pobladores comparten con nuestro país. Muchos habitantes de esa provincia tienen ascendientes o parientes paraguayos. Existe además una historia y una naturaleza que es común a ambos lados del río y que, en cierta forma, emparenta más a los formoseños con los paraguayos antes que con los porteños, por ejemplo.

Así las cosas, la decisión de otorgar una alta condecoración al gobernador de la provincia, Gildo Insfrán, por parte del Poder Ejecutivo es más que correcta y merece ser destacada. La asignación de esta distinción es un justo acto de reconocimiento, si bien no de retribución. La retribución a los gestos de solidaridad se produce con gestos semejantes, ante otras personas o colectividades necesitadas, generándose de esta manera un efecto multiplicador.

El acto de condecoración fue propicio además para resaltar el buen momento en que se encuentran las relaciones con la zona limítrofe. Un ejemplo de ello es el anuncio de que el proyecto de planta nuclear del que se habló mucho en los últimos meses –y que despertó una genuina y justificada preocupación en la ciudadanía– fue definitivamente descartado. Existen muchos otros temas en los que es necesaria una cooperación entre paraguayos y formoseños. Uno de ellos es la gestión del río Pilcomayo, un curso hídrico tan importante como errático y que podría ser estudiado, administrado y aprovechado en forma conjunta por ambos países. No siempre es así y en los períodos de poco caudal suelen producirse recriminaciones provenientes de las dos márgenes. De igual modo, el dragado del río Paraguay, la mejora de las interconexiones ruteras y la posibilidad de un puente que una las dos naciones en las inmediaciones de Pilar son algunos de los puntos sobre los que se puede avanzar en el futuro más inmediato.

Incluso en lo que concierne a las defensas ribereñas tiene mucho que aprovechar nuestro país de la experiencia de la provincia. Si bien cuentan con condiciones naturales y topográficas más favorables, lo cierto es que los formoseños han logrado doblegar al río y evitar las inundaciones cíclicas de sus costas, minimizando el perjuicio económico y el drama humano que éstas conllevan. También Paraguay debe plantearse soluciones de fondo a este problema recurrente.

Ambas partes tienen en definitiva mucho qué ganar estrechando aún más las buenas relaciones hoy existentes.

http://www.lanacion.com.py/2016/01/20/cooperacion-con-formosa/

 

 

4 comentarios en “Cooperación con Formosa”

  1. A propósito del segundo presidente

    Por Marcos Cáceres Amarilla

    Cuando hace unos días, le otorgaron la máxima condecoración nacional a Gildo Insfrán, gobernador de Formosa, Argentina, Horacio Cartes lo calificó de “segundo presidente de los paraguayos”. La ceremonia y la frase se agregan a la extensa colección de “perlitas” del mandatario y motiva una serie de inferencias.

    Para empezar, el hecho de la premiación es una suerte de reconocimiento a la propia inutilidad. Se le agradece al gobernador extranjero por haber hecho algo elemental que, evidentemente, el Gobierno Nacional es incapaz de cumplir: atender en forma adecuada a sus conciudadanos afectados por la emergencia climática.

    El calificativo de “segundo presidente paraguayo” a alguien que tiene varias acusaciones judiciales por hechos de corrupción y de espionaje a organizaciones sociales, entre otras cosas, es un tanto temeraria. Quizás encierre significados más profundos de los que parecen a primera vista.

    Insfrán es un “eterno” gobernador de la provincia de Formosa: está en ese cargo desde 1995, es decir, 21 años ininterrumpidos. Puede que Cartes, todavía esperanzado con la remota posibilidad de tentar la reelección, haya dicho lo que dijo con un dejo de envidia y asociando al homenajeado con su admirado Alfredo Stroessner.

    Pero, si Gildo Insfrán es el segundo presidente, ¿dónde queda Juan Carlos López Moreira, secretario general de la Presidencia quien, según aseguran los que están regularmente en el Palacio de López, es el verdadero administrador de este Gobierno?

    Posiblemente, siempre ha sido el primer presidente. De hecho, continúa encabezando, desde febrero de 2014, o sea desde hace 2 años, el “Centro de Gobierno” una estructura paralela de gestión del país, creada “ad hoc” y que suplanta al Consejo de Ministros, violando así la Constitución Nacional en sus artículos 242 y 243.

    Si tomamos lo de “segundo presidente” como una referencia al que, según la Constitución, lo reemplaza en su ausencia, puede ser una puesta en evidencia de que, para Cartes, el vicepresidente de la República Juan Afara, hace rato no cuenta y es, sobre todo, una molestia.

    El presidente ha demostrado sistemáticamente su desapego a la institucionalidad y a las reglas de la democracia. La última manifestación de esta inclinación la dio la semana pasada, cuando remitió para su tratamiento al Congreso un proyecto de ley que pretendía dejar de lado el control del Poder Legislativo a las donaciones internacionales y por lo tanto al presupuesto general de gastos de la Nación, con el pretexto de situaciones urgentes que se presenten.

    Falta mucho para que Cartes deje el Gobierno pero, por su acelerado desgaste, parece como si ya se fuera despidiendo. De continuar con esta tendencia, es posible que vea mermada inclusive la capacidad de “Gran Elector” para designar a quien intentará, desde el Partido Colorado, ser su sucesor.

    En los próximos meses, seguramente, se verán algunos productos de las grandes inversiones en infraestructura. Le ha costado un endeudamiento récord al Estado paraguayo y sería inconcebible que no se vean los resultados. Sin embargo, es improbable que al mandatario le sirvan todavía para conseguir objetivos políticos.

    Más allá de todo, Cartes no ha perdido un ápice de su capacidad económica cosa que, a esta altura, parece ser su gran o, tal vez, su única fortaleza.

    A modo de consuelo, siempre le quedará la posibilidad de una condecoración en Formosa del amigo Gildo, como devolución de gentilezas. A lo mejor, hasta le digan “el segundo gobernador”, como título postrero, ya que el que quería de “mejor presidente de la historia del Paraguay” está cada vez más lejos de sus posibilidades.

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  2. “El segundo presidente”

    El Presidente Horacio Cartes condecoró al “2º Presidente del Paraguay” al decir del mandatario paraguayo, refiriéndose a Gildo Insfrán, Gobernador de la Provincia Argentina de Formosa, quien en puridad de verdad prestó muchos servicios al Paraguay , más específicamente a los damnificados de Alberdique antes que venir al Concejo Nacional de Deportes donde prepararon el predio para que pudieran acampar y armar sus transitorias viviendas prefirieron cruzar el río Paraguay y aposentarse en la capital de esta provincia, donde reciben una mejor asistencia sanitaria y humanitaria ya que el gobierno de esta provincia brindó prestaciones generosas para la colectividad alberdeña damnificada.

    Sin embargo este comportamiento de las autoridades formoseñas y de otras poblaciones ribereñas Argentinas es lo habitual en el devenir de los tiempos en el relacionamiento fronterizo, muy distinto al trato descortés que suele otorgarnos las autoridades federales en los puestos fronterizos, basta solamente recordar que una de las peores tragedia que vivió Encarnación a comienzos del siglo pasado, en 1926, un tornado fortísimo que mató a 150 personas y causo heridas en 500, fueron los posadeños quienes acudieron presurosos a ayudar a los Encarnacenos en aquella duras jornadas y que el gran vate guaireño Manuel Ortiz Guerrero inmortalizara con su poema “Gratitud”, esta conducta se ve reflejada otra vez en estos días con el gesto de los hermanos formoseños con Alberdi.

    Sin embargo cayó muy mal las expresiones del Presidente Horacio Cartes, que como siempre queriendo ser agradable y caer bien a sus invitados pronuncia palabras inconvenientes y que mancillan el honor o la dignidad de nuestra república, Esta vez nombrándolo como el 2º presidente paraguayo al gobernador Gildo Insfrán que aunque en esta oportunidad tuvo un encomiable gesto solidario hacia los alberdeños, no puede ser catalogado como autoridad nacional a menos que pensemos que el Paraguay es dependiente de la Provincia de Formosa. Lo cierto es que con este nuevo sincericidio lo que hace Cartes es reconocer la inutilidad de nuestras instituciones gubernamentales ya que muchas familias alberdeñas acuden tradicionalmente a Formosa para estudiar, trabajar y recibir asistencia sanitaria.

    Esa es una situación muy difícil, que compagina mal con nuestra mentada independencia, ya que inclusive muchas madres dan a luz en maternidades formoseñas para que sus hijos tengan doble nacionalidad y puedan gozar de los beneficios sociales que tienen los ciudadanos argentinos, lo que constituye en afrenta para nuestra dignidad y soberanía. Por eso consideramos inapropiado el hecho de solazarse de la asistencia que recibimos de los formoseños, que cumple humanitariamente tareas que corresponde a nuestro gobierno y que no se hace por indolentes, corruptos e incompetentes. Está bien que mostremos gratitud a gesto tan enaltecedor para los argentinos en la persona de su gobernador, pero mejoremos las condiciones del país para dar seguridad y bienestar a nuestros compatriotas que nunca más tiene que cruzar las fronteras en busca de salud y educación elemental.

    Andrés Granje

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  3. No más de lo mismo

    La tierra de las improvisaciones y el “yadaya”, sufre por causa de esa inveterada costumbre de no hacer las cosas en forma, como corresponde, en donde las autoridades con tal de zafar del momento candente o difícil en que la ciudadanía exige obras o soluciones a problemas urgentes buscan la solución parcial, el parche, el remiendo, el salir del atolladero con obras a medias, total ya vendrán otros a hacerse cargo del muerto y a tratar de seguir gambeteando la solución definitiva o por lo menos más confiable y que brinde garantías de ser útil por mucho tiempo para la comunidad, ¿porqué sucede esto? , sencillo, porque las autoridades son reflejos de la misma sociedad que en la mayoría de sus decisiones en el país del “ya esta bien así”, apuesta a la mediocridad y no a la excelencia y espera que otros hagan los deberes en forma.

    Un ejemplo, de esto pasa con los muros de contención de la ciudad de Pilar, que después de las grandes inundaciones de finales del siglo pasado comenzó a pergeñarse en la sureña ciudad, nunca fue un trabajo sólido y definitivo siempre fue el provisorio el que alguna vez tendría que mejorarse o terminar lo comenzado, el resultado es que nunca se terminó la defensa costera y sigue las incomodidades y las grandes perdidas económicas para los moradores, el departamento y el país como consecuencia de las improvisaciones, lo mismo sucede con Alberdi, que vergüenza nacional sentimos al ver como enfrente la capital de la provincia del mismo nombre Formosa, brilla con su costanera y como en tiempo de crecida del río lo pasan tranquilos y sin sobresaltos porque fueron previsores e hicieron sus trabajos en forma.

    Otro tanto podemos decir de los bañadenses, denominación adoptado con timbre de orgullo e identidad por los mismos lugareños que viven en la vera del río Paraguay en Asunción, algunos en el mismo lecho del curso hídrico para hablar con precisión, que en los momentos de crisis, las grandes riadas, tienen que ser evacuados hacia zonas mas altas, con toda la penuria y humillación que el hecho conlleva, sumado a las cuantiosas erogaciones económicas de los vecinos, del estado y del municipio para su traslado e instalación en los refugios, hace medio siglo que el problema se ha vuelto cíclico, sin embargo hasta el momento y a pesar de lo mucho que se discutió y habló nada parece indicar el comienzo de trabajos serios que ponga fin a tanta incertidumbre y precariedad.

    ¿Somos inútiles genéticamente los paraguayos, somos inferiores para organizarnos, tomar decisiones y posteriormente ejecutar planes y proyectos?, no, lo que falla es que lamentablemente en los últimos años, no supimos elegir correctamente a nuestras autoridades, nos impusieron mediocres y sinvergüenzas, incapaces e indolentes en la función pública, ante la pasividad y la falta de movimentación de una sociedad timorata, desmoralizada y prebendaría, es hora de soltar estas amarras con la mediocridad y la pusilanimidad, es hora de la indignación colectiva, la reacción y la exigencia de mejores niveles de gerenciamiento de la cosa pública, basta de corruptos e ineptos, que vuelva el patriotismo bien entendido a reinar por encima de los que solamente llegan a la función pública para llenarse los bolsillos con el dinero del pueblo.

    Andrés Granje

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  4. Ridículo

    El patrioterismo es una enfermedad social que en su forma más benigna se presenta como un sarpullido. Pero hay circunstancias en que con placer uno se deja exponer a un shock anafiláctico para hacer justicia patriótica. Paso a explicar.

    El domingo pasado La Nación de Argentina publicó un material sobre la pobreza en Formosa, firmado por uno de sus editores generales, Carlos M. Reymundo Roberts, y en donde, palabras más palabras menos, nos culpaba del atraso, el clientelismo político y el autoritarismo que sufre la provincia desde hace décadas.

    “Ubicada en una región tropical del extremo norte y con estatus de provincia por decisión del presidente Perón en 1955, Formosa comparte más de 750 kilómetros de frontera con Paraguay, país cuya impronta política, económica y cultural ha terminado impregnándola”, escribe como todo un especialista en perjuicio y discriminación.

    A igual que todo criminal cultural, necesita esbirros que avalen su tesis, tal como hacía el propio Hitler que se rodeaba de falsos intelectuales para sostener sus peroratas enfermas. Reymundo Roberts echa mano del secretario argentino de Agroindustria, Ricardo Buryaile, quien por haber nacido en Formosa al parecer es todo un experto en paraguayidad.

    El editor devenido en periodista prejuicioso lo cita: “Buryaile tiene una visión similar (de la influencia negativa de los paraguayos en Formosa): ‘Es una provincia joven que ha tenido y tiene una enorme corriente inmigratoria de Paraguay, con toda la influencia que eso supone. Los paraguayos son gente dócil y con un componente machista muy marcado. Conozco a Insfrán (Gildo, gobernador ad eternum de la provincia) hace años, tenemos una relación cordial, pero él ha explotado a fondo esas características hasta convertirse en amo y señor de todo’”.

    De acuerdo con estos visionarios tuertos, Paraguay tiene tal poder cultural y político que solo por estar viviendo a su lado y enviar alguna que otra partida de pobres para estudiar en sus escuelas, consultar en sus hospitales y votar en sus elecciones, somos capaces de volver autoritaria y corrupta a toda la provincia.

    Una cosa es hacernos cargo de nuestros badulaques, pero otra muy distinta y fastidiosa es que tengan que culparnos de los ajenos.

    Este tipo de preconceptos resultan alarmantes por venir de quienes vienen, pues se suponen son personas educadas. Aunque muchos estudian solo para reforzar sus miserias.

    Busquen en la web la nota y envíenles un respetuoso saludo por el Día de la Amistad. Que tengan buen domingo.

    Por Arnaldo Alegre

    http://www.ultimahora.com/ridiculo-n1099334.html

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