Reactivar el diálogo con Brasil para destrabar temas claves

Tras el forzado paréntesis que la reciente campaña electoral del Brasil supuso en la marcha de las relaciones bilaterales, corresponde que el Gobierno nacional reactive lo más rápidamente posible el diálogo con nuestro principal vecino, a fin de destrabar temas relevantes de la agenda común. El canciller Eladio Loizaga debe liderar esa inmediata puesta al día de las conversaciones, con el objetivo de lograr la pronta acreditación del embajador paraguayo en Brasilia, Manuel María Cáceres, así como la superación de los obstáculos que actualmente impiden que Itamaraty libere los recursos del Focem que deben destinarse a la consecución de importantes obras de infraestructura vial en el Paraguay.

Diez meses después de haber llegado al destino de sus nuevas funciones, el embajador Manuel María Cáceres –diplomático paraguayo de dilatada trayectoria– aún continúa aguardando que la presidenta Dilma Rousseff lo reciba para acreditarse como embajador extraordinario y plenipotenciario de nuestro país ante  la República Federativa del Brasil. Algunos podrían considerarlo un detalle menor, pero en realidad es un síntoma que evidencia el estancamiento de las relaciones  entre ambos países.

El anterior embajador, el doctor Evelio Fernández Arévalo –figura pública de destacada participación en la vida nacional e internacional– renunció al cargo porque la mandataria nunca recibió sus cartas credenciales. La excusa esgrimida por Itamaraty en aquella oportunidad fue que el diplomático representaba a un gobierno cuya legitimidad era impugnada por Rousseff. Sin embargo, ese pretexto no es válido en esta ocasión. Cáceres es la cara visible de un gobierno emanado del voto popular, en elecciones plenamente certificadas por la comunidad internacional.

Por esta razón, la primera labor que ha de emprender el ministro de Relaciones Exteriores, Eladio Loizaga, es retomar inmediato contacto con su par del Brasil, Luiz Alberto Figueiredo, para plantearle la necesidad de finiquitar este trámite que viene, de una forma u otra, a enrarecer el estado de la vinculación bilateral.

La reactivación del diálogo es de capital importancia para avanzar en otros temas sustantivos de la agenda binacional. Ahora mismo, el Paraguay aguarda una respuesta del Brasil en torno a la necesaria liberación de los recursos del Fondo de Convergencia Estructural del Mercosur (Focem) que son indispensables para que el Gobierno nacional pueda encarar obras de infraestructura vial de relevancia.

El Gobierno de la señora Rousseff pretende que el Paraguay apruebe, primeramente, una decisión del bloque sobre bienes de capital que fue asumida en épocas de nuestra forzada ausencia del Mercosur. En este sentido, el canciller Loizaga debe hacerle notar a su homólogo del Brasil el carácter extorsivo de ese tipo de transacción, instándolo a apurar la entrega de los recursos sin más condiciones que aquellas que fueron originalmente establecidas cuando el Focem fue creado a mediados de 2005.

A estas importantes cuestiones se les debe sumar el urgente tratamiento de otros temas no menos relevantes, como ser el curso de la integración regional, que tan pocos avances ha venido registrando en los últimos años.

Es menester, pues, que la Cancillería se aboque a recuperar el tiempo perdido y que arbitre todas las gestiones que sean del caso para reactivar un diálogo bilateral absolutamente fundamental para promover la defensa de ingentes y sensibles temas que afectan al interés de la nación paraguaya.

http://www.ultimahora.com/reactivar-el-dialogo-brasil-destrabar-temas-claves-n842513.html

Un comentario en “Reactivar el diálogo con Brasil para destrabar temas claves”

  1. Dilma Rousseff y su política hacia Paraguay

    Con un margen de apenas 3% de los votos, se impuso la presidenta Dilma Rousseff en las elecciones brasileñas el domingo. Venció en el balotaje al candidato de la oposición Aécio Neves en los comicios más disputados desde el advenimiento de la democracia en ese país en la década de los 80. Los resultados de las urnas representan un claro mensaje para el oficialismo de ese país, que pese a tener bajo su dominio a todo el aparato estatal, estuvo a poco de caer en las reñidas votaciones.
    Los comicios presidenciales en Brasil tienen ya un alcance similar, al menos en Sudamérica, a los de Estados Unidos, que suelen ser calificados de “elecciones globales” debido a los efectos que la política norteamericana tiene sobre el resto del planeta.
    La gravitación de Brasil sobre el continente es cada vez mayor y su liderazgo regional de cara a los debates e instancias mundiales –asumido sin complejos por Brasilia al menos desde la gestión de Fernando Henrique Cardoso– ya no tiene contestaciones desde hace décadas. Argentina no logró mantener su posición de principios del siglo XX. A México, Chile o Colombia les falta mucho aún para alcanzar el mismo nivel.
    Es innecesario abundar en la importancia crucial que el Brasil tiene para nuestro país. Bastará decir en este sentido que el gigante sudamericano es por lejos el mayor socio comercial de Paraguay. Compartimos además varios asuntos del mayor interés, como una extensa frontera, la administración y gestión de una de las hidroeléctricas más grandes del mundo y una enorme población migrante asentada en la zona fronteriza y de gran pujanza agrícola. De igual forma, existen problemas que son comunes a ambas naciones, como el narcotráfico, que opera a sus anchas de un lado y otro del límite internacional y que jamás podrá ser vencido sin la estrecha cooperación de paraguayos y brasileños. Finalmente, hay que decir también el enorme crecimiento experimentado por el país vecino. Es preciso diseñar políticas y acciones que apunten a beneficiar también al Paraguay de la impresionante prosperidad del Brasil.
    En consideración a todos estos puntos resulta sumamente perjudicial la actitud del gobierno de Dilma Rousseff de no recibir las cartas credenciales del embajador designado por el Paraguay. Se trata no solo de un gesto de ofensiva descortesía, sino que también es una muestra de la importancia que Brasilia otorga a las buenas relaciones con nuestro país. Da la impresión que para Itamaraty el Paraguay solo debe agachar la cabeza a las imposiciones brasileñas, acatando en silencio sus decisiones y su política hacia la región. Más de una vez a lo largo de la historia reciente Brasil dio pruebas concretas de esta actitud, desde la negativa a la revisión del Tratado de Itaipú hasta la decisión de mantener en estricto secreto los archivos relacionados a la Guerra del 70, pasando por el continuo hostigamiento al comercio fronterizo.
    La ausencia de un embajador paraguayo en Brasil impide la normalización de las relaciones diplomáticas y políticas. El Gobierno paraguayo carece desde hace años de su más importante canal de información y estaba desprovisto de las herramientas necesarias para comprender las diferentes posturas en el espectro político brasileño en torno a las diferentes problemáticas comunes. Es de esperar que en este nuevo período presidencial el gobierno de Dilma Rousseff modifique su postura con relación al Paraguay.
    El Gobierno paraguayo puede y debe contribuir en este sentido reclamando con firmeza un trato más digno de parte del país vecino.

    Me gusta

Deja un comentario