Cuestión de joyas

Más allá de la polémica sobre si es valedero o no que las Residentas hayan donado, regalado o como quieran llamarlo sus joyas a favor de una causa nacional y, que guste o no, se instaura una fecha conmemorativa como la de hoy; lo que las paraguayas debemos observar y detenernos a analizar es el rol que actualmente cumplimos cada una de nosotras en la sociedad, y aprovechar al menos un día al año para gritar a los cuatro vientos las injusticias y las desigualdades de las que somos víctimas.

En su tiempo, las Residentas habrán entregado sus collares de perlas, sus pulseras de oro y sus anillos de plata, pero hoy en un contexto social del siglo XXI no es el valor monetario lo que se debería rescatar de esa parte de la historia de la Nación paraguaya que muchas lo leen o ven como algo frívolo, sino la acción de aportar algo a la sociedad, además de esa unión que hace la fuerza.

En una fecha como hoy, las calles deberían vestirse de rosa, para hacer un llamado de atención sobre lo que nos corresponde por derecho y cuestionar algunos puntos tan esenciales que hará que el mundo femenino asuma un real protagonismo en la construcción de una sociedad cada vez más justa y desarrollada.

Ni machista ni feminista. Si realmente se procura la igualdad, ambos términos ni deberían existir.

Una pérdida de tiempo. Movimientos feministas disparan críticas al santo botón, como adolescentes inmaduras disputándose entre ellas quién sabe qué, queriendo imponer sus ideas radicales que no conducen a nada.

Entonces, ¿qué es lo que quiere el feminismo actual? ¿cuántas de nosotras sabemos lo que es ser feminista? ¿parecerse a los hombres? ¿O acaso eso no es machismo? ¿Parecerse a ellos o ser como ellos, aun cuando eso implica la negación de su misma esencia? ¿O acaso no es mejor ser una misma, auténtica, ser mujer e incursionar en los distintos ámbitos de la sociedad siendo lo que somos? Mujeres.

El nivel de debate entre los distintos movimientos hoy está casi en la nada, cuando debería elevarse el tono a otras instancias de discusión en busca de soluciones efectivas en áreas tan sensibles como la salud, trabajo mal remunerado y liderazgo.

Nuestro país cuenta con un elevado índice de mortalidad materno-infantil, lo mismo que los fallecimientos por cáncer de cuello uterino y de cáncer de mamas. Se han dando algunos pasos, pero aún hay mucho por hacer. Y se puede empezar por una misma, recurriendo a los controles anuales. Debemos empezar por querernos primero a nosotras mismas. Cuidar de nuestra salud y bienestar en general.

Violencia física y sicológica. Los esfuerzos no son suficientes. Falta mayor colaboración entre instituciones y fuerzas vivas para cerrar filas con el único objetivo de disminuir la violencia hacia nuestras congéneres.

Otra desigualdad es el trabajo mal remunerado. Debemos reconocer que siempre habrá alguna que otra sinvergüenza, pero también están las luchadoras, las comprometidas con sus tareas, que no son reconocidas. Aun así las diferencias salariales son notorias, de acuerdo a las estadísticas.

Liderazgo. Con una visión más incluyente y no solo procurar ocupar un cargo por cupo político, sino por su verdadera capacidad, aunque suene utópico. Y en un año electoral como este, la realidad nos dice que la presencia femenina es notoria en segundas líneas, cuando en la región surgieron rostros –cuestionados o no– que hoy se ven como jefas de Estado.

Estamos a tiempo de generar espacios de formación, de donde en un futuro surjan más líderes, más protagonistas sociales, y por qué no, la primera presidenta del Paraguay. Pero divididas como estamos por unas joyas, genera dudas.

Por Viviana Benítez Yambay

http://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/cuestion-de-joyas-542388.html

7 comentarios en “Cuestión de joyas”

  1. EL VÍA CRUCIS DE RESIDENTAS Y DESTINADAS

    por: Luis Verón

    Paralelamente a las batallas libradas en los campos, esteros, valles y montes del Paraguay, un ejército de mujeres libraban otra, tan terrible como las primeras, pero en circunstancias no menos penosas, contra un enemigo común, la muerte, el dolor, el sufrimiento, el hambre. Eran las “residentas” y “destinadas”, entre las que se encontraban anónimas mujeres de pueblo y miembros de las principales familias del Paraguay de entonces.

    Las pocas cosas que se conocen de las penurias del pueblo involucrado en la contienda contra la Triple Alianza fueron transmitidas de generación en generación, y a lo largo del casi siglo y medio que transcurrió desde aquel terrible lustro, fueron desdibujándose detrás de un velo de olvido.

    Hace algunos años, el historiador Manuel Peña Villamil desempolvó unos papeles familiares, entre los que encontró un ajado manuscrito que perteneció a su abuela doña Silvia Cordal de Villamil, en el que ella cuenta con hondo dramatismo los penosos avatares que le tocaron vivir, junto con su madre y otras mujeres de su entorno familiar. El relato pinta el drama de las residentas y destinadas durante los últimos meses de la guerra.

    “La diferencia entre residentas y destinadas durante la guerra –dice Peña Villamil- era más aparente que real, pues las unía un destino común: la muerte o el hambre”.

    Sobre las residentas, cuenta que se las conocía también como “itanto hu´yva” (la que no tiene culpa), para indicar a las personas que huían de sus pueblos y campos a medida que el ejército de la alianza avanzaba en persecución de López”.
    Los recuerdos de Silvia

    Silvia Cordal de Villamil escribió sus apuntes destinados a sus tres hijos: Francisco, Fernando y Pepita Villamil Cordal. Parte de su relato, crudo y dramático, y con la carga testimonial intrínseca, transcribimos tal como fue escrito, con los defectos ortográficos y de puntuación, y con puntos suspensivos entre paréntesis para indicar las partes ilegibles y rotas. Dada la tiranía del espacio, los saltos de parráfos van con puntos entre paréntesis en negrita:

    Cuenta Silvia Cordal: ”Mi pobre madre salió de Asunción con sus tres hijas a Itaugua y allí estuvimos un tiempo pero después seguimos viaje para Piribebuy en donde cayó presa, estuvo en la cárcel por una delación pues entonces el peor delito era ser gente decente y sobre todo tener fortuna” (…).

    ”Un buen día le dieron la orden de destierro y todavía más arrancándoles sus tres hijas, yo hera la mayor de seis i ciete años las otras do más chicas” (…).

    Allí empezó nuestra desgracia (…) hijos míos felices vosotros que no han provado esta clase de desgracia, quedamos al cuidado de una esclava pero este nos es el nombre que se le debe dar pues en aquella epoca era tan raro ver una persona con corazón como el que tenía esta Santa mujer bella se privava de los pocos alimentos que podía alcanzar para darnos a nosotros gracias a Dios mio. Despues seguimos nuestra peregrinación dos meses estuvimos en Pirivevuy ya pasando mucha hambre alli aprendimos a comer naranjas agria. Despues fuimos entregadas a un matrimonio ya viejo en un departamento del mismo punto que se llamaba Guazurocay alli estariamos unos seis meses cuando una dia la esclava nos sacó de aquel punto para livramos de los enemigos esto que ella decia, y hasta que un dia encontramos a dos tías Emerenciana y Carolina que huian siguiendo a Lopez porque estas cuidaban a las hijas del tio José Falcon que entonces este señor era ministro de Lopez y al pasar un arroyo nos vio y como viera que la esclava estaba por pasar con las tres criaturas, estas otra iban en una carreta nos pidio para alzarnos pero ellas nonos conocian una vez que pasamos nos pregunto quienes eramos, yo como mayor y sabia hablar le conté que heramos hija de Carmen Gill de Cordal, ellas no salian del gustazo que recibian al poder recoger las hijas de una hermana que recien halli savian la desgracia de mi madre, dormimos con ellas y nos dio de comer una pulenta de arina de palmas cuando amanecio el dia siguiente las dos Señoras le digeron a la esclava que ellas se recibian de estas desgraciadas y que ella podia seguir a donde quiciera, no pasaria dos horas que la pobre mujer se havia despedido de nosotras y llorando sin conzuelo nos dejo y unos momentos despues recibian la orden del Mariscal que quien le había autorizado a recogernos y que nos vajaran inmediatamente y siguieran ellas como siempre tras del ejercito y no tuvieron mas remedio que habandonarnos y a quien recomendarnos, cuando que todos se iban, quedamos solitas las tres que serian desde las diez de la mañana hasta las ocho de la noche bajo un albor, y yo hesa mañana le pedia a Dios que nos diese de comer y que yo le prometia que cuando encontrace que comer no despreciaria nada, a eso de medio dia paso una mujer nos dio una naranja, y saven mis hijos quien hera esta, Carlota Decoud de Calcenas prima hermana de mi padre y como no tuvo corazón esta para recogernos, pues, mis hijos, se fue nomas havandonandonos otraves, despues de la vuelta mi santa madre le reprochava y ella contesto que ci no nos recogio fue para que no la comprometieramos.

    A la ocho de la noche volvia la esclava que mis tias havian alcanzado y le contaron lo que havia pasado cuando nos encontro vajo el albor nos lleno de besos y abrazos y nos preguntava ci la haviamos estrañado mucho, como no si hera la mujer que tenia corazon para nosotras, esa misma noche al pedir posada en una casa encontramos entre ellas a la madre y la hija de la esclava por suerte este encuentro pues desde ese dia la esclava tenia con quien dejarnos para ella poder salir a vuscarnos que comer, se hiba de madrugada al monte y al caer la tarde volvía con un atado de naranjas agrias y yo de dia recogia guesos en cantidad y hacia juego y los guesos los ponia al juego y cuando ya estaban bien quemados los sacava y los pisava y esto comia la madre de la esclava y las cuatro criaturas hasta que volvía Dolores, este es el nombre de esta gran mujer. haci anduvimos hasta llegar a Igatimi que ce le murio primero la hija a Dolores, pero yo que llorava con ella me decia dejala que ce muera haci ya descanza. Y la enterramos vajo un albor, no pasarian (…) dias que mi hermana Elisa le dio como una descompostura y en ello (…) a entonces se vio la desesperacion de Dolores, estavamos en Ygatimi y ha (…) encontravan muchas familias (…) la consolavan a Dolores pero esta (…) no tenía conzuelo pues decia y que le digo a la madre que una de sus hijas se me ha muerto y de que, pobre Santo Dios ya te havia dado el premio por havernos cuidado tanto.

    Despues de estas desgracias seguimos como ciempre al ejercito pero nosotros llegavamos y mañana volvia a marchar Lopez, haci es que siempre quedavamos atras.

    Una mañana o mas bien tarde seria la cinco de la tarde fue llamada Dolores a la casa de Lopez y que nos llevara y fuimos y alli lo conoci, hera vajo retacon y estaba con un Señor vestido de militar alto delgado y este señor nos reconocio y le dijo que lo que teniamos era hambre entonces llamo y dijo al que venia que llamasen a la madama como le decian en el Paraguay y vi venir una hermosa mujer que a mi no me acavava de llamar la atencion la hermosura, el vestir de ella, en fin todo y ella nos besa y preguntó quienes heramos, el le hablo y le dijo que nos diera algo para el viaje pues que nos hiba a mandar entregar a nuestra madre, saben hijos que nos dio una botella de caña, que por cierto tuvo bien tino Dolores de no empezar a tomar pero lo llevamos, el señor que nos reconoció fue Cirilo Solalinde, que hera el medico de Lopez y este despues le conta (…) a mamá.

    Al dia siguiente nos pusimos en viaje contenticimos la esclava y yo y Clementina, el viaje que hicimos en ocho dias y el dia antes de llegar a Espadin al caer la tarde estavamos sentada en la cumbre de un cerro cuando mi hermana Clementina le dice: Lolo pues nosotras haci la llamavamos, saves que yo no voy a ver a mamá y mañana cuando lleguen hella que ciempre tiene la alacena llena de chipa biscochuelo y rosquetas Uds. comeran, acuerdensen de mi yo que tanto quiero comer, adios nos dijo y se acosto, cerró los ojos y ce quedó dormida pero era para siempre, cuando Lolo se acerco y la alzo ya estava muerta, yo hera una chica pero tenia un corazon de viejo, pues viendola muerta a la última hermana desde el dia siguiente ya no pude mover hamaneci toda inchada a mi hermana la enterramos en el serro de Espadin y para cavar la tumba tuvo Lolo que pagar con la botella de caña que nos dio la Linche. En la mañana siguiente viendo la esclava que no me podia mover me alzo y mas bien corria pues decia llorando conmigo tambien tu me vas a abandonar, esto no puede cer y corria y la pobre vieja madre de ella atras de nosotras, al fin lleganmos a la cinco de la tarde en el punto en donde estaban las destinadas cuando Lolo preguntó si no estava doña Carmelita Gill cuando en coro le dicen que preguntaban por ella, en ese momento se estaba bañando con otras compañeras de infortunio, a mi madre la mimavan pues con razon hera la que mantenia a mas de quince familias, cuando una a una de sus hijas se morian de hambre, o Providencia tu savias lo que haciás.

    Cuando mi madre me reconoció empezo por abrazarme y preguntarle a Lolo por sus otras hijas, esta madre en su desesperacion al saver que sus hijas havian muerto de hambre, povre mi mamá querida yo no savia entonces lo que hera el amor a los hijos hoy que yo soy madre comprendo y no acavo de salir de mi sorpresa como una puede recistir y porque no, cuando una tiene su gran fe en su Dios, es el unico que save graduar el corazon humano y haci como nos manda los travajos haci tambien nos sostiene y nos conzuela en nuestro gran dolor”.

    Luego que doña Carmen Gill viuda de Cordal –su marido había muerto a consecuencias de heridas sufridas en Tuyuti- se reunió con su hija, comenzó sus esfuerzos por huir. Primero contactó con los indígenas lugareños, quienes trataron de ponerla a salvo, pero luego se encontraron nuevamente con los restos del ejercito de López. Pasado algún tiempo, poco después del Año Nuevo de 1870, consiguieron huir, yendo a Villa de San Pedro, y de allí salieron de regreso a Asunción

    Fuente: ”Silvia”, Manuel Peña Villamil-Roberto Quevedo, Criterio Ediciones, 1987.

    (x) Del diario ABC COLOR, 29 de abril de 2001 (Asunción, Paraguay).

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  2. La actual mujer paraguaya es más independiente y tiene menos hijos

    Hoy, en el Día de la Mujer Paraguaya, ellas se muestran más libres, independientes y demandantes que nunca. Una historiadora cuenta que las joyas entregadas en 1867 se convirtieron en un espadín.

    Ser paraguaya en 1867 y en 2013 no es lo mismo. Hoy, en el Día de la Mujer paraguaya, ellas hablan, exigen sus derechos y se muestran más decididas que nunca. Se sabe que en los últimos diez años, las paraguayas tuvieron menos hijos y usaron más anticonceptivos. Ellas se han incorporado más al campo laboral y tienen mayor permanencia en el nivel educativo, según el avance del censo 2012.

    Ser mujer ahora es una maravilla, piensa María Miranda, una dama que durante 35 años ofició de auxiliar de enfermería y crió a la par a sus cinco hijos. Las comodidades y las libertades hacen la diferencia en su opinión. «Antes no teníamos lavarropas, teníamos que hacer todo a mano, hacíamos posible lo imposible. Ahora con la tecnología se nos facilitaron las cosas a las mujeres que trabajamos fuera de casa y conocemos nuestros derechos», dice.

    A la hora de pensar en un prototipo de mujer actual, en la mirada de la ministra de la Mujer, Gloria Rubin, la fémina es más decidida, más demantante de sus derechos, trabajadora a tiempo completo, en su oficio y en la casa, está a cargo del cuidado de sus hijos y de su compañero, está pendiente de todo y hasta tiene que estar con una sonrisa en los labios al caer la noche. Pero sigue enfrentando la violencia doméstica y la falta de oportunidades. «La mujer sigue llevando en sus espaldas a un hombre que demanda lo mismo del siglo XIX y en el campo laboral gana menos que los hombres», se queja Rubin.

    En materia de derechos, Carmen Vallejo, conocida feminista local y candidata a diputada por el movimiento de mujeres Kuña Pyrenda, distingue que la paraguaya de hoy tiene más derechos que sus abuelas, pero los avances no han llegado a todas las mujeres. Desde su visión, las mujeres están más empoderadas. Hay más información circulando sobre sus derechos, sobre el placer sexual y reproducción.

    HISTÓRICO. En plena Guerra de la Triple Alianza, un grupo de féminas de la capital y el interior se congregó a la primera Asamblea Americana de Mujeres un 24 de febrero como hoy, pero de 1867, y decidió colaborar con la financiación de la contienda ofreciendo todas sus joyas por la patria. Este hecho impulsó a la diputada Carmen Casco de Lara Castro, muchos años después (1974) a proponer al Parlamento que cada 24 de febrero se celebre el día de la Mujer Paraguaya.

    Poco disconforme con este motivo de celebración se muestra la historiadora Margarita Durán, para quien entregar joyas no es una razón válida para celebrar el día de la mujer paraguaya. «No encuentro nada especial en que las mujeres hayan entregado sus joyas, porque sabemos que en la guerra no se dona nada, se exige. Hay de las que entregan y las que son obligadas a dar. Se pueden buscar fechas que condicen con lo que es una mujer paraguaya, yo no valoro a una mujer por las joyas. Respeto a quienes pidieron este día pero no comparto. Todas esas joyas terminaron convertidas en un espadín de oro para el Mariscal», refiere la historiadora.

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  3. Mientras los paraguayos regaban con sangre su suelo
    López “vendía” tierras del Paraguay a su mujer

    Antes de la Guerra de la Triple Alianza, la población paraguaya superaba las 800.000 almas. Después de esa guerra, quedó reducida a grupos de mujeres, niños y ancianos esparcidos por los campos y por los bosques, a merced de los bandidos y de las fieras. Por Vidal mario
    23 de Febrero, 2013

    Según el recuento poblacional de 1872 sólo quedaron 68.379 varones (39.502 tenían menos de catorce años) y 162.817 mujeres.

    Todos los demás habían muerto víctimas del hambre, las epidemias, las balas de los aliados y las balas del propio “Mariscal” Francisco Solano López, un farsante convertido en mito gracias a la mercenaria pluma de Juan E. O’ Leary, contratado para ello por uno de los hijos de López, Enrique Solano.

    López, Nerón americano

    El viernes se recordará el 143º aniversario de la muerte del “nuevo Nerón americano”, como el 17 de agosto de 1871 lo definió en un manifiesto su lugarteniente Bernardino Caballero.

    Los paraguayos una vez más honrarán la memoria de quien en su megalomanía arrastró a su país a una guerra para la cual no estaba preparado. Honrarán al autoproclamado “mariscal” que jamás participó de batalla alguna.

    Quien fusiló a Juliana Isfrán de Martínez en represalia porque su marido se rindió en Humaitá y quien mandó azotar a su madre de 70 años, acusándola de querer matarlo con chipa envenenada. ¿Alguien imagina a un San Martín o a un Belgrano azotando a su propia madre?

    El mismo que formó tres “tribunales de sangre” para ejecutar a conspiradores y sospechosos, matanza de la que no escapó ni el obispo de Asunción, y que hizo disfrazar de adultos a tres mil niños en Acosta Ñu para que el tiempo que dedicaran los brasileños en matarlos aprovechara él para seguir huyendo hacia la cordillera.

    En síntesis, volverán, éste 1 de marzo, a homenajear al hombre que mientras el pueblo paraguayo regaba con su sangre la tierra, él convertía a su amante extranjera Elisa Alicia Lynch en la primera gran latifundista del Paraguay.

    De la nada, a multimillonaria

    De la mano de López, la excortesana de la corte del emperador Napoleón III desembarcó en el Paraguay en 1853. En 1869 ya era dueña de 29 inmuebles, 26 de ellos en Asunción, otro en San Lorenzo y otro en Lambaré. Notable evolución patrimonial la de esa bella irlandesa que 16 años antes llegó al país sin más riqueza que un hijo en el vientre.

    De 1865 a 1870, mientras los paraguayos morían como moscas en los esteros, su concubino López le “vendía” grandes extensiones de tierra, bosques y yerbatales. El 31 de octubre de 1865, el anciano vicepresidente Francisco Sánchez, “vendió” 33.175 kilómetros cuadrados a su mujer.

    El 1 de marzo de 1867 fueron otras 437.500 hectáreas entre los ríos Pilcomayo y Bermejo. Y en enero de 1870 (dos meses antes que lo mataran en Cerro Corá), López de nuevo “vendió” 3.105 leguas cuadradas en la Región Oriental a su concubina. Elisa Lynch se presentaba como interesada en adquirir tierras del Estado invocando su calidad de ciudadana inglesa con hijos paraguayos y su deseo de “contribuir a sostener los gastos de la guerra con el precio” de los terrenos.

    Siempre era el vicepresidente Sánchez quien emitía el decreto de aceptación del pedido, argumentando “que notoriamente contribuye a llenar las necesidades públicas de la Nación”.

    Heredera universal del “Mariscal”

    Nadie pudo comprobar o certificar que alguna vez haya entrado un peso a la Tesorería de parte de esa mujer que llegó al país con las manos vacías y ahora podía “sostener los gastos de la guerra”. Según la ley de tierras que regía desde el 9 de diciembre de 1843, el Estado paraguayo podía vender sólo lotes cuya superficie no excediera las cuatro leguas y debían haber sido poseídos en enfiteusis por el comprador como mínimo durante los últimos ocho años.

    Dicha ley también prohibía la venta de yerbatales, nacionalizadas por Carlos Antonio López, a particulares. Pero López “vendió” a su amada siderales superficies que ella jamás conoció ni pisó y que además estaban pobladas de yerbatales. Como si todo lo anterior fuese poco, el “Mariscal” también la hizo heredera universal de sus bienes.

    El 23 de diciembre de 1868, en su cuartel general de Pikysyry, firmó en su testamento: “declaro formal y solemnemente, que a Elisa A. Lynch, hago donación pura y perfecta de todos mis bienes, derechos y acciones personales”. Al embajador norteamericano en el Paraguay, Martin T. Mac Mahon, pidió cuidar de un documento de donación por el cual transfería a Lynch todos sus bienes hasta tanto pueda entregarle con seguridad a ella.

    De nuevo con las manos vacías

    La apocalíptica situación paraguaya tras la guerra quedó reflejada en las palabras pronunciadas el 24 de noviembre de 1870 por el nuevo ministro de Hacienda del Paraguay, Juan B. Gill: “El pueblo paraguayo fue reducido a la triste situación de mendigo, sin casa, sin hogar, sin familia y exánime hasta para poder tender la mano a algún transeúnte implorando una limosna”. En medio de tanta calamidad, la única que pareció quedar bien parada fue Lynch. Sin embargo, nunca disfrutó de los ricos y extensos bienes territoriales del Estado que le regaló su amante. “Sus derechos sobre ellos deben durar lo que la fuerza que los produjo”, adujo el dictamen que la despojó de las tierras. Tampoco aprovechó la herencia que se le dejó desde Pikysyry, porque el 19 de marzo de 1870 las posesiones de López fueron confiscadas por el gobierno provisorio instalado en Asunción. Tuvo suerte de que respetaran su condición de irlandesa y la dejaran partir a Europa, donde se obsequió a sí misma una larga peregrinación por Constantinopla y Tierra Santa. Trece años después, el presidente Bernardino Caballero, fundador del Partido Colorado, reincidió en regalar tierras. Las leyes del 2 de octubre de 1883 y del 16 de julio de 1885 instalaron definitivamente el imperialismo capitalista en el Paraguay. “En adelante, ningún campesino paraguayo podrá cavar el suelo de la patria sin pagar renta a los banqueros de Nueva York, Londres o Amsterdan”, declaró el geógrafo francés Eliseo Reclús al revelar los nefastos alcances de esas nuevas legislaciones agrarias. Pero nadie les quita a Francisco Solano López y a su pareja el mérito de haber sido pioneros en el arte de liquidar el rico patrimonio territorial paraguayo.

    http://www.diarionorte.com/article/84546/lopez-vendia-tierras-del-paraguay-a-su-mujer

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  4. Un merecido homenaje!!!

    Hoy 24 de Febrero se conmemora un aniversario más del Día de la Mujer Paraguaya, así que quería competir con todas y todos, las y los amis del face un bello y completo homenaje para todas ellas de un relato publicado en Taringa y que dice así:

    Origen de la fecha

    El 24 de febrero del año 1867, siendo las 20:00, en la plaza 14 de Mayo se dio inicio a unas manifestaciones públicas por parte de las señoras a favor de la causa paraguaya. Se resolvió, durante los cuatro días que duró la asamblea, donar las joyas para los gastos de guerra. El 10 de agosto de ese mismo año, doña Escolástica Barrios de Gill reunió a 30 mujeres, quienes donaron sus preciadas joyas para ayudar a la financiación de la causa que sostenía la República. La iniciativa sirvió para que mujeres de todo el país se sumaran al gesto.

    La doctora Idalia Flores de Zarza, historiadora nacional, justificadamente propuso declarar el 24 de febrero Día de la Mujer Paraguaya; acompañó el proyecto la entonces congresista Carmen Casco de Lara Castro, quien presentó el proyecto de ley en la Cámara de Diputados, en 1974; el mismo año en que las Naciones Unidas proclamaba el Año Internacional de la Mujer. En diciembre de ese mismo año, la ley fue proclamada por ambas cámaras del Congreso y la promulgación del decreto no se hizo esperar.

    Un poco sobre ellas

    En esta fecha, no deben olvidarse a aquellas mujeres humildes campesinas que entregaron sus joyas más preciadas; sus hijos, sus hermanos, sus padres, sus tíos o sus abuelos.

    Ni desconocer el valor de ellas mismas en los frentes de batalla, en el combate por la subsistencia, ni la sublime tarea de curar heridas y coser uniformes de soldados, de labrar la tierra.

    La mujer paraguaya si bien avanzó en las conquistas de sus derechos, sigue siendo víctima de maltratos, de la explotación sexual, del exilio económico a la que se ve forzada para buscar en países cada vez más lejanos, de los recursos para mantener a sus hijos, no solamente madres solteras, sino que cada vez son más los casos en que el marido se queda con los hijos, esta situación culmina por lo general con la separación de la pareja, y por supuesto se suman miles de mujeres jóvenes que deben abandonar el país por falta de trabajo (Digna de admiración).

    Muchas Felicidades pues en su merecido día!!!

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  5. Mujeres de mi tierra.

    A todas las mujeres de mi tierra,
    mujeres campesinas
    que luchan por el pan de cada día,
    llevando entre sus brazos
    el pedazo
    de su propia existencia,
    dedico esta poesía .

    La mujer guaraní,
    la valiente, la mártir, la impagada,
    el mástil de la Fe,
    la cumbre del dolor.
    La del manto raído,
    la que sostiene el cesto en su cabeza
    y va hollando, descalza, los caminos,
    la frente erguida, la mirada firme,
    enfrentando serena su destino.
    La que soporta el frío y la tormenta,
    llevando sobre el hombro
    la cruz de su martirio,
    la heroina de los ranchos de adobe
    que es la madre y el padre
    de sus hijos,
    la que jamás pidiera recompensa;
    la mujer guaraní,
    fiel en su amor y dulce y olvidada,
    fuerte como el lapacho florecido,
    fuerte como ninguna y resignada.
    Yo beso en este instante,
    reverente,
    las sayas que las cubren
    y el manto de percal
    que las preserva
    del sol y de la lluvia.

    Mujeres de mi tierra,
    dulces como los frutos
    que picotean los pájaros;
    orgullo de este suelo
    de azahar y jazmines,
    luna redonda y triste
    de caminos perdidos
    y tierra colorada,
    de canciones nostálgicas,
    de guitarra y guaranía.

    IDA TALAVERA DE FRACCHIA
    Aporte de la autora al año internacional de la mujer.
    (del libro Mujeres de América)

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  6. Andres Colman Gutierrez

    LAS MUJERES DEL AGUA.
    Con el Día de la Mujer Paraguaya me pasa lo mismo que con el Día del Niño (en que se busca homenajearlos justamente el día en que se los utilizó como carne de cañón, arrastrándolos a una horrible masacre, y se glorifica al niño-soldado). Habiendo tantos episodios dignos protagonizado por mujeres, se ha escogido para homenajearlas justamente un día (24 de febrero de 1867) en que la pitucas de la sociedad de entonces fueron a donar sus joyas al Maris al López, para ayudar a financiar una guerra. Es decir, una fecha más de sumisión y despojo de la mujer. Yo prefiero recordarlas y homenajearlas en la lucha de Serafina Dávalos por la emancipación cívica de la mujer, en el ejemplo de la India Juliana por oponerse al colonialismo, en la batalla de las maestras Adela y Celsa Esperatti por derrotar a la ignorancia, en el sacrificio de las destinadas y residentas porque el país sobreviva a la masacre, en la heroica cruzada guerrillera de Soledad Barret por combatir contra toda injusticia, en las letras de Josefina Plá o Carmen Soler, o en tantas anónimas heroínas de lo cotidiana, como estas “mujeres del agua”, que alguna vez inspiraron este texto mío, y que Sonia Delgado las supo retratar mejor con su cámara mágica. Hecha esta salvedad, ¡felicidades a todas las mujeres de mi patria, que son nuestra motivación de vida!

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  7. Los estimulados

    En este país que sigue en vías de desarrollo (es porque necesita vías y desarrollo), el sueldo mínimo es de unos 450 dólares, gracias a que el dólar está por el suelo. Eso significa que un obrero debe hacer maravillas y convertirse en modelo de cómo llegar a fin de mes sin prestar plata de alguna financiera, banco o de una cooperativa.

    Sin embargo, los que hacen maravillas con las piernas, sin ser modelos, ganan una fortuna y sueldos de primer mundo. Hablo de algunos futbolistas que ganan en un mes lo que el común de los trabajadores gana lo mismo en unos 5 a 10 años.

    El fútbol se convirtió últimamente en un deporte muy caro y en una cadena de eslabones gananciosa en donde el único sostén es el aficionado que asiste y paga por el espectáculo deportivo. Caro para organizar un torneo y oneroso para pagar a los que son actores o protagonistas. Acá entran los futbolistas, el director técnico y su equipo de apoyo y asesor, controladores en los estadios, los malos árbitros junto a sus malísimos asistentes, los nocivos dirigentes, los perversos mercachifles de jugadores, ganan los revendedores de las entradas y un montón de gente que se involucra con el espectáculo.

    No se niega todo el poderoso efecto multiplicador que deja cualquier actividad futbolera a los chiperos y vendedores de cualquier baratija que ofertan en los campos de fútbol y sus alrededores. Es cierto, los futbolistas tienen una vida laboral corta y deben ahorrar para cuando les llegue la hora de darle el adiós a las canchas. Los futbolistas deben empezar temprano y terminar de la misma manera. No tienen jubilación ni una atención médica estatal y, por todo eso, deben cuidar la buena plata que reciben mientras corren detrás de una pelota.

    Los futbolistas y todo el entorno pelotero son los reyes de las excusas. Siempre me llamó la atención cuando el deportista no realiza un buen trabajo por culpa de la temperatura, sea alta o baja o no tan alta ni tan baja, la mala suerte, la lluvia o el clima muy seco o no tan húmedo ni tan árido, la siempre mala actuación del árbitro y el pasto alto o muy corto. Cuando la derrota llega y duele, otras buenas excusas suelen ser: hoy no fue nuestro día, no me quiso decir (la traducción literal de: nde’iséi chéve), el viaje fue muy cansador (2 horas de avión en primera clase), no esperábamos esta derrota (¿quién es el que espera una derrota?) y vamos a recuperarnos para el próximo partido.

    Otro válido subterfugio suele ser “el público no nos brindó su aliento” o el “necesitábamos el apoyo de la gente”. Pregunto, con más de 50.000 dólares que muchos ganan mensualmente, fuera de otros premios y extras ¿qué más estímulos pueden recibir? Por varias veces menos que eso debo levantarme a la madrugada y llegar a la noche sin tan siquiera escuchar un “aichejáranga” de nadie. Por esa cifra me animo a trancar hasta con la cabeza y recibir sendos “kure juru” cada minuto de los 90 que tiene el encuentro y pasearme durante el descanso con la camiseta de Cerro entre la hinchada del Olimpia después de un estupendo gol de tiro libre de Fabro. O como dijo un amigo: yo por esa suma hasta me animaría a trabajar.

    Me imagino a un cirujano solicitar la presencia de los familiares para que entreguen el aliento al cirujano frente a la sala de operaciones o culparle a la parentela que la cirugía tuvo un trágico final por falta de estímulos. Muchos parlamentarios cobran sin esforzarse pero, eso sí, cuentan con el aliento de sus adeptos que siempre cuelgan de sus sacos. Las maestras sacrificadas –que también existen– no cobran lo que merecen pero cuentan, en la mayoría de los casos, con el fétido aliento y estímulo de los padres de alumnos que no quieren reconocer que sus hijos solo pueden llegar a instruidos y no a inteligentes y que están más para el arado que para los libros.

    Los salarios deben estar en relación con la productividad; cuando llegue ese día no habrá tantos candidatos a diputados, senadores, gobernadores, maestras y… futbolistas.

    Por Caio Scavone

    http://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/los-estimulados-543549.html

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