¿En qué manos está la enseñanza primaria?

¿En qué manos está la enseñanza primaria?

En gran medida la salud y la educación de las personas se definen en la infancia. Un buen cuidado sanitario infantil no garantiza, pero facilita y hace mucho más probable una vida saludable. Las condiciones del aprendizaje también se determinan en los primeros años de estudio,
porque es la edad en la que las personas tienen mayor capacidad de asimilar conocimientos.

En un extenso correo, Roberto Cuevas me sugiere una interesante vuelta de tuerca, a propósito de mi última serie de artículos dedicada al grave problema educativo del Paraguay, comparando la formación que se le exige a un médico pedíatra para ejercer la profesión y la que se le exige a los docentes de primaria.

Dice Cuevas: “… la formación que tienen los recursos humanos dedicados a la salud de los niños: Cedazo para ingreso más ocho o diez años de formación universitaria… ¿Y los maestros? Ellos no pasan siquiera el examen de castellano requerido para ingresar a la facultad de Medicina”.

Esta comparación viene a sumarse a un dato del que me enteré –verdaderamente espantado– en una columna del especialista en temas educativos Jesús Montero Tirado: En el disparatado Presupuesto General de Gastos de la Nación, recientemente aprobado, no hay un solo guaraní previsto para formación docente. Leyeron bien, sencillamente no existe.

Sabemos que la formación de los médicos ha venido deteriorándose incluso en las mejores universidades del país. Sabemos también que hay “universidades garaje”, que más que formar médicos, venden títulos. Sabemos que las exigencias para habilitar a un pedíatra son muchas veces teóricas y que hay médicos que ejercen de pedíatras sin haberlas cumplido. Pero al menos existen esas reglas y son pruebas de que se comprende la importancia de la salud infantil y hay conciencia de que debe ser protegida.

En cambio no hay reglas, no hay exigencias, no hay cuidado alguno y no hay conciencia de la importancia de proteger la educación primaria, como lo demuestra el hecho inverosímil de que, como ya dije, no haya ni un miserable guaraní para formación docente en el Presupuesto de la Nación. Sin embargo, en manos de los maestros está en realidad el futuro de las nuevas generaciones, su capacidad de ganarse la vida, cuando lleguen a adultos, en un mundo cuyas exigencias laborales son cada vez mayores.

En la infancia las personas tienen la mayor capacidad de aprendizaje. Un buen ejemplo de ello es que un adulto, que viaja a China, en veinte años no dominará el idioma chino; un niño lo hablará como nativo en pocos meses y, cuanto más joven sea, lo aprenderá con mayor facilidad y en menos tiempo. Pero sobre todo en la infancia se aprende a aprender y se desarrolla la habilidad de pensar.

Quienes no adquirieron estas destrezas en sus primeros años de estudio siempre tendrán problemas de aprendizaje y comprensión. La idea de que “ya se arreglarán” en la secundaria y en la universidad las falencias de la educación primaria es simplemente un disparate.

Aprender y comprender. ¿No es capaz nuestro sistema educativo de dotar a los jóvenes de esas capacidades? Evidentemente no. Para transmitir formación, hay que poseerla; para hacer que los estudiantes valoren y respeten el conocimiento hay que mostrarles claramente el uso práctico que tienen las materias que están cursando; pero, más importante que todo esto, hay que enseñarles a aprender y pensar por sí mismos.

Ninguna asignatura enseña a pensar y todas pueden servir a un buen docente para hacerlo. Eso es algo que no depende en absoluto de los programas de estudios ni de las reformas educativas, sino exclusivamente de los profesores, de su capacidad de “contagiar” la capacidad de usar el conocimiento a través de la propia inteligencia.

¿Cómo puede transmitir o “contagiar” alguien lo que no tiene? ¿Qué cultura puede trasmitir alguien que no posee cultura? ¿Qué habilidad de pensamiento puede mostrar a los jóvenes quienes ni siquiera manejan correctamente el lenguaje con el que se elaboran y transmiten las ideas?

Quizás sea un punto exagerado comparar la formación que necesita un médico pedíatra con la que necesita un maestro de primaria, pero más exagerada aún es la situación actual: una docencia pésima y ni un guaraní para mejorarla. Con esa “política educativa” pronto tendremos un Paraguay en el que solamente los autodidactas no serán analfabetos funcionales.

Rolando Niella

http://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/en-que-manos-esta-la-ensenanza-primaria-490690.html

18 comentarios en “¿En qué manos está la enseñanza primaria?”

  1. La LES tiene que garantizar que soluciones sean duraderas

    El Senado aprobó la Ley de Educación Superior, declarándola “De Bien Público”. Obliga al Estado a garantizar el acceso a ella “como un derecho humano fundamental para todos aquellos que quieran y estén en condiciones” de cursarla.

    Establece normativas que obligan a las universidades e institutos superiores a una educación de calidad, mediante la investigación científica, la producción de conocimientos y la reflexión teórica y crítica. En este sentido, representa un avance significativo.

    Para el cumplimiento de estas exigencias, se reforman los organismos rectores, con la representación de catedráticos y de los estudiantes. Y se establecen reglas relativas a la calidad para la habilitación, evaluación y continuidad de las instituciones de tercer nivel, incluyendo los posgrados.

    Ciertamente, el proyecto es mejorable. Y básicamente en lo que hace al funcionamiento del Consejo Nacional de Educación Superior (CNES), donde se impone una Secretaría Ejecutiva, y no otro consejo -duplicándolo-, integrado otra vez por rectores.

    Dentro de lo mejorable, hay que escuchar las críticas de algunos estudiantes. Ellos sostienen, entre otras cosas, que el proyecto pretende excluir a un vasto sector ciudadano de la educación universitaria, que endeudará a las familias a través de un sistema de créditos, que dejará la educación en manos de las empresas y que privatizará la educación superior.

    Con esas cartas sobre la mesa, es necesario que los diputados analicen si esas críticas son verdaderamente fundadas; y de serlo, buscar subsanar los defectos en los casos que sean pertinentes.

    El principio que tiene que regir en la LES es el beneficio general. En ella no deben primar ni los intereses políticos ni los económicos, sino los que atañen al bien común. La educación universitaria es de una relevancia estratégica tal en la vida de la Nación, que no puede ser manipulada bajo ningún concepto.

    Un aspecto esencial que debe salvarse a toda costa es el aseguramiento de la calidad a través del CNES y la Agencia Nacional de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior (ANEAES). Las modalidades de pago o gratuidad -en relación a la educación impartida con recursos del Estado y a la del sector privado- tienen que quedar como opciones posibles, sin que en ningún caso impliquen restricción en el acceso.

    Por razones válidas o baladíes, se ha perdido ya demasiado tiempo discutiendo la LES. Es lamentable llegar al punto actual para encontrar aún eslabones sueltos.

    Dado que a Diputados apenas le quedan dos días de posibles sesiones, podría considerarse la postergación de su estudio para el año que viene. En el apuro, las decisiones pueden no ser las más convenientes.

    De que urge la aprobación de una Ley de Educación Superior (LES) es innegable. Pero es necesario que sea profundamente estudiada y consensuada con los diversos sectores. Sus artículos deben asegurar que no primen los intereses económicos de algunas universidades privadas, que están más interesadas en abultar sus facturaciones antes que en convertirse en factores de desarrollo. Con la media sanción del Senado, el proyecto se encuentra ahora en la Cámara de Diputados. Hasta esa instancia han llegado las voces cuestionadoras de algunos estudiantes. Lo que corresponde es analizar también sus planteamientos y, si son razonables, incorporarlos al proyecto de ley. No es conveniente aprobarlo a los apurones, pues puede significar más problemas que soluciones duraderas.

    http://www.ultimahora.com/notas/585378-La–LES-tiene-que-garantizar-que-soluciones-sean-duraderas

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  2. Educación versus armamentismo

    La necesidad de reducir considerablemente el gasto militar para focalizar la inversión pública en la educación del pueblo fue el tema central del discurso pronunciado durante su reciente visita a nuestro país por el Premio Nobel de la Paz y dos veces presidente de Costa Rica, Óscar Arias, al recibir el doctorado honoris causa de una universidad privada de Asunción.“El gasto militar en América Latina ha crecido considerablemente durante la última década hasta alcanzar los 60.000 millones de dólares”, recordó el doctor Arias, quien, además de ostentar los importantes títulos anteriormente mencionados, es ahora el jefe de la Misión de Observación Electoral designado por la Organización de los Estados Americanos (OEA) para acompañar los comicios nacionales de abril próximo.

    El aserto del Premio Nobel de la Paz es certificado por informes del prestigioso Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI, según sus siglas en inglés), una fundación especializada en la investigación de temas de seguridad y cooperación. Según la misma, solamente en América del Sur el gasto militar se incrementó en un 50% entre los años 1999 y 2008.

    Chile, Brasil y Venezuela han sido los compradores más destacados. En el primero de los casos, el gasto militar compromete aproximadamente el 3,5% de su producto interno bruto. Brasil tiene vigentes acuerdos militares con Francia por un monto superior a los 12.000 millones de dólares, mientras que Venezuela selló en el pasado reciente tratados con Rusia por algo más de 5.000 millones de dólares.

    Resulta sumamente difícil entender que en una región en que la palabra “integración” ocupa casi el 80% del discurso político y diplomático, se sigan invirtiendo ingentes recursos en la adquisición de armamentos y el gasto militar. Como dijo hace un par de años el entonces presidente de Perú, Alan García, si los presidentes se entienden tanto, entonces ¿por qué arman crecientemente a sus ejércitos?
    Lo lamentable de este incremento del gasto militar en la región es que produce una escalada armamentista de funestas consecuencias. Bolivia se arma en actitud “disuasiva” o “preventiva” de cara a sus conflictos no resueltos con Chile; Chile con Perú; Bolivia, de nuevo, con Paraguay, y así sucesivamente. Hasta que se terminan destinando sumas portentosas en algo que no guarda ninguna relación con el desarrollo de nuestros pueblos ni el combate a la pobreza.

    “Entiendo que hay obligaciones mínimas que un Estado debe garantizar, entre ellas la integridad física de sus habitantes. Pero lo que no entiendo es que haya obligaciones que se cumplan a costa de otras, como la educación. Que haya naciones que sigan justificando gastos con base en amenazas inexistentes, al tiempo que dejan de invertir en su gente, algo que sí genera verdaderas amenazas a la convivencia social y democrática”, recordó Arias en Asunción.

    Hace algún tiempo, en otra intervención pública, el propio Nobel de la Paz se preguntaba: “¿Qué pasaría si convirtiéramos los costos de la guerra en dividendos de la paz? Bueno, si los países latinoamericanos redujeran en una cuarta parte su gasto en armas y soldados, tendrían recursos suficientes para comprar 150 millones de computadoras del programa ‘Una laptop por niño’. Con esto, podría entregarse una computadora a cada niño que se encuentra actualmente en el sistema educativo”.

    Incluso en nuestro país, donde la inversión en educación tuvo un incremento progresivo desde que en 1989 se produjo la apertura democrática, aún estamos muy por debajo de los estándares internacionales. Actualmente, asignamos recursos que comprometen aproximadamente el 3,9% del producto interno bruto, mientras que la Unesco recomienda que esos fondos alcancen el 7% del PIB.

    De allí que la advertencia del doctor Arias adquiera una vigencia notable en el contexto actual, porque hablar de educación es hablar del futuro de nuestros pueblos, es darles a los habitantes de nuestra región –y en nuestro caso particular, a las paraguayas y los paraguayos– las herramientas adecuadas para que sean cada vez más competitivos y estén en condiciones de bregar por un mejor destino para sí mismos y para sus hijos.

    “La educación se ennoblece con los pensamientos, pero se engrandece con las acciones; la educación tiene sentido no dentro, sino fuera del aula; la educación es la que hace posible entender el contenido de las causas de la democracia, la libertad y la paz, pero es, sobre todo, la única capaz de hacernos entender por qué debemos defenderlas”, nos recordó Óscar Arias la semana pasada en Asunción.

    Y como la educación se engrandece con acciones, es hora de recordar y exigir a los candidatos que se aprestan a competir en las elecciones generales del próximo año que expongan claramente a la sociedad qué propuestas concretas tienen para que nuestro país pueda dar un salto de calidad en materia educativa. Mientras ello no acontezca, continuaremos sumidos en el atraso, el subdesarrollo y el rezago social que, desgraciadamente, nos caracterizaron como nación desde hace ya demasiado tiempo.

    http://www.abc.com.py/edicion-impresa/editorial/educacion-versus-armamentismo-490438.html

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  3. Mercosur y política exterior

    En su evaluación del año que termina, la Unión Industrial del Paraguay (UIP) solicitó un fortalecimiento y una gestión más eficaz en la banca pública orientada a la producción y reiteró las críticas hacia el Mercado Común del Sur (Mercosur), bloque regional del que nuestro país es socio fundador. A la par de ratificarse en sus cuestionamientos a esta iniciativa de integración regional –de la cual Paraguay se encuentra suspendido desde junio pasado–, los industriales abogaron porque nuestro país cuente en el mediano plazo con una Cancillería completamente renovada, que apunte a “ser la mejor del mundo” y que se constituya en un instrumento eminentemente técnico. Siendo como es un país pequeño rodeado por dos potencias de la región, Paraguay necesita imperiosamente la mayor habilidad diplomática y una estrategia comercial bien planificada y sustentada en un análisis profundo de la realidad para defender con eficacia sus intereses y conseguir el progreso económico.

    La actual situación de Paraguay con respecto a las iniciativas de integración en el continente coloca como un tema de primer orden las relaciones internacionales de nuestro país. Paraguay fue excluido del Mercosur y, simultáneamente, era incorporada Venezuela como socio del bloque, decisión que va abiertamente en contravención de lo que establecen los tratados signados por los países parte. Estos tratados declaran con total claridad que para que una nueva nación se sume a la iniciativa se requiere de la aprobación unánime de todos los socios, condición que no se produjo debido a que el Congreso paraguayo no había dado se acuerdo. Más recientemente, en la reunión de presidentes realizada hace algunas semanas en Brasil se habló de las posibilidad de acelerar la integración de Bolivia y Ecuador al Mercosur.

    Una vez más este debate se hizo a espaldas de Paraguay, lo mismo que las discusiones sobre la relación comercial con China y acerca de un eventual aumento en el arancel externo común. El mismo aislamiento se verificó a nivel de la Unión de Nacional de Suramérica (Unasur), donde nuestro país se encuentra suspendido. Nuestro país tampoco pudo participar de diversos encuentros internacionales, entre ellos la Cumbre Iberoamericana realizada en Cádiz, España, donde no fue invitado.

    Salta a la vista la enorme importancia que tiene la política exterior que adoptará Paraguay a partir de este contexto. En ese sentido, la posición que tomará nuestro país con el próximo gobierno será uno de los temas centrales de la campaña electoral. La ciudadanía necesita saber con exactitud qué piensan y cómo planean actuar las futuras autoridades en relación con el bloque regional y con otros ámbitos de articulación continental, como la Unasur, por ejemplo.

    De hecho, este impostergable debate debe extenderse también a la política de alianzas internacionales –más allá de América Latina– que el Paraguay debe impulsar para lograr el crecimiento económico y el desarrollo social al que toda la población aspira. Ninguno de los distintos postulantes a los principales cargos electivos puede evadir este asunto que hoy adquiere tanta importancia en la vida política nacional. Cada uno debe responder con precisión si es conveniente que nuestro país continúe en el Mercosur y porqué y, en caso de que deba salir del bloque, hacia qué países y regiones del mundo hay que orientar los esfuerzos para concretar acuerdos y alianzas.

    Los candidatos deben exponer cuáles serán las medidas que se llevarán adelante para llegar a esa Cancillería eficiente y técnica que reclama la UIP y que es tan necesaria para nuestro país.

    http://www.lanacion.com.py/articulo/104754-mercosur-y-politica-exterior.html

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  4. Argumentos y falacias: la ley de educación superior

    Blanca Duarte, miembro de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados, solicitó que el proyecto de ley de educación superior se vuelva a postergar por ocho días, por falta de acuerdo entre los diputados. Así se deduce de la información de este mismo diario (ABC Color, 13-12-12, pág. 9).

    No se quiere aceptar el texto de ley aprobado ya en el Senado y con media sanción, porque según algunos diputados, las instituciones del Estado (MEC, CONEC, ANEAES), el Consejo de Universidades, la Asociación de Universidades Privadas (APUP) y las Universidades Nacional y Católica de Asunción no tuvieron en cuenta el proyecto de ley de educación superior que durante dos años fue estudiado por la Comisión Bicameral de Reforma de la Educación Superior.

    Es lamentable que estos señores diputados desconozcan la verdad de los hechos y afirmen algo que es totalmente falso. Esta mentira se puede demostrar no solo con el testimonio de muchos participantes en los debates mantenidos durante esos dos años, sino también documentalmente: bastaría con que los señores diputados pidan las actas de las repetidas audiencias públicas mantenidas con la Comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara de Diputados para comprobar fehacientemente que desde el principio las instituciones citadas han tenido en cuenta y en sus reflexiones han partido siempre del texto en sus sucesivas versiones, que ha ido manejando y presentando la Comisión Bicameral de la Reforma de la Educación Superior.

    Es más, pueden solicitar al MEC un ejemplar del libro lanzado públicamente por el entonces ministro Luis Alberto Riart, el 20 de julio 2011, con el título: “Debate sobre la Ley de Educación Superior. Dos proyectos en busca de la mejor ley”, que recoge el texto fundamental del proyecto aprobado en el Senado, con los argumentos que lo sustentan, comparando artículo por artículo con el texto del proyecto de la Bicameral. El éxito de este libro fue tal, que su edición se agotó en un mes.

    Nada le honra a la Cámara de Diputados negar los hechos y atribuir injustamente a las instituciones citadas y sus representantes actitudes de falta de consideración y respeto al trabajo de los legisladores, lo que jamás ha sucedido.

    Es sorprendente que, nada menos que un rector de una universidad nacional, el rector y diputado doctor Víctor Ríos, de la Universidad Nacional de Pilar, use como argumento, para defender una ley y no rechazarla, el tiempo que trabajaron los legisladores de la comisión para elaborarla.

    El criterio para defender una ley no puede ser el tiempo que se tardó en producir el texto de su proyecto. Un mínimo de ética, además del sentido común, exigen a todo legislador que apoye y apruebe la ley que más convenga a la Nación y, en este caso concreto, de manera específica, para ordenar el trabajo de las instituciones, actores y beneficiarios de la educación superior. Después de lo que acabo de escribir, no sé cómo el diputado Ríos puede afirmar que los que presentaron el proyecto de ley aprobado en el Senado no han dialogado con los legisladores.

    La verdad es que también ahora, antes de presentar el proyecto de ley al presidente del Senado, fue presentado por un nutrido grupo de representantes de las mismas instituciones anteriormente citadas en la Comisión de Educación de Diputados, donde fueron acogidos muy amablemente por el presidente de la misma, diputado Dionisio Ortega. Y, fechas después, fueron convocados por el presidente de la Comisión de Ciencia y Tecnología de la misma Cámara, diputado David Ocampos, en cuya comisión se dialogó sobre algunos de los puntos de no coincidencia entre ambos proyectos.

    Pretender defender el proyecto de ley que presenta la Comisión de Educación de Diputados con el argumento de que debe respetarse porque sus redactores la estudiaron durante dos años es el indicador más claro de que sus defensores no tienen argumentos objetivos y serios que ofrecer. Aunque hubiera sido cierto que se prescindió de su trabajo (que no lo es), no pasa de ser un argumento extrínseco sin fuerza alguna para justificar su defensa. Si ese es su único mérito como ley, la verdad es que estamos ante un proyecto insostenible; ningún argumento lo sostiene.

    http://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/argumentos-y-falacias-la-ley-de-educacion-superior-490928.html

    J. Montero Tirado

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  5. El escándalo de la educación

    Albert Einstein en los años 40 decía: “Todos los imperios del futuro van a ser imperios del conocimiento, y solamente serán exitosos los pueblos que entiendan cómo generar conocimientos y cómo protegerlos; cómo buscar a los jóvenes que tengan la capacidad para hacerlo y asegurarse que se queden en el país.

    Los otros países se quedarán con litorales hermosos, con iglesias, minas, con una historia fantástica; pero probablemente no se queden ni con las mismas banderas, ni con las mismas fronteras, ni mucho menos con un éxito económico”.
    Fue profeta. La economía está en la producción de conocimientos. He recogido esta cita de Einstein de un artículo impresionante de Juan Enriquez Cabot, mexicano que escribe desde Harvard sobre el futuro de América Latina focalizando su análisis en México, Brasil y Argentina. El artículo, “Dilema en Harvard. ¿Es viable la Argentina como país?” es sugestivo.

    De 1900 a 1960 Argentina fue uno de los países más ricos del mundo. La producción agrícola le generaba su riqueza. Entonces la agricultura suponía la tercera parte de la economía mundial, otra tercera parte provenía de la industria y la otra tercera de otros servicios. Desde 1960 a 1998 la agricultura pasó a ser solamente el 4% de la economía mundial. En ese tiempo la fuente de riqueza pasó a ser la producción de conocimientos, que se mide en los países con uno de los indicadores objetivos, la producción de patentes por año.

    En 1985 Argentina, Brasil y México producían aproximadamente el mismo número de patentes que Corea del Sur, unas cincuenta cada país. En 1998 Argentina, Brasil y México duplicaron el número, mientras que Corea del Sur pasó a producir más de dos mil. Esa es la diferencia. Actualmente la distancia se amplió más aún.

    Para hacernos idea de dónde estamos nosotros, basta con citar que en Estados Unidos solamente la empresa IBM en 1999 generó 2.685 patentes. En el ranking actual de producción de patentes en América Latina, Paraguay ni siquiera aparece en la lista.

    ¿Cuál es el futuro de nuestra economía y de la viabilidad de Paraguay como país independiente?
    Algunos venimos diciendo con insistencia reiterativa que es hora de que políticos y gobernantes se tomen en serio la educación. La educación no puede ser un cómodo recurso de políticas partidarias y electoralistas, una caja con fondos disponibles para llevar disimuladamente mediante concursos y licitaciones fraudulentas para robar al Estado, no puede ser una oficina de empleo cargándose de funcionarios no seleccionados profesionalmente, una repartija de rubros por diversas instituciones, etc.

    No se puede permitir la barbaridad de cambiar de ministro del ramo por motivos intrascendentes llegando a tener cuatro ministros en cinco años. Es demasiado abuso de poder y tomadura de pelo a la ciudadanía que tiene derecho a exigir una educación de calidad con una conducción estable, profesional y competente.

    De poco sirve tener un ministro honrado, dedicado a su trabajo, con decisión de hacer las cosas bien, si desde afuera por presiones políticas partidarias se toman decisiones sobre cargos y estrategias pedagógicas motivadas por intereses ajenos al bien de la educación.

    Hablemos claro, lo que viene sucediendo en educación es escandaloso y suicida o patricida. Hace años venimos cavando nuestra propia fosa para sepultar al país en la pobreza y la marginación.

    En este contexto es imperdonable decir frívolamente frases tópicas y vacías como “la culpa de todo la tienen los maestros y profesores que son haraganes y no se preparan” o decir que “la reforma educativa es un fracaso histórico”. Dígannos, señores políticos y gobernantes, ¿cuántos guaraníes han dado ustedes en el presupuesto de la nación para la reforma de la educación media y bachillerato? Díganme, ¿cuántos guaraníes han dado ustedes en el presupuesto de la nación para la reforma de la educación superior, incluyendo las universidades? ¿Cuántos guaraníes han adjudicado en el presupuesto 2013 para la capacitación de los docentes? ¿Seguimos las preguntas…?
    Ahora que ustedes están en campaña porque quieren gobernar el país, hablemos claro sobre educación. La educación no está en manos de los profesionales de las ciencias de la educación, se viene cocinando y quemando en los escenarios políticos partidarios, se instrumentaliza en los ámbitos de poder.

    jmontero@conexion.com.py

    http://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/el-escandalo-de-la-educacion-529902.html

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  6. Bibliotecas

    Por Delfina Acosta, ABC Color.

    La carencia de una educación sólida, eficiente y formadora de valores en muchas escuelas y colegios de nuestro país hace, lastimosamente, que los niños y los jóvenes vayan perdiendo la oportunidad de convertirse en personas útiles a la sociedad.

    Se nota con claridad la pobreza de nuestro lenguaje y de nuestras ideas en las redes sociales de Internet.

    Por supuesto, las redes sociales reflejan cómo estamos en materia de cultura. Cuánto camino aún debemos recorrer los paraguayos para que nuestro país avance en ese aspecto.

    Si por lo menos entendiéramos el valor de una buena redacción ya daríamos un paso importante, pero tal parece que no queremos o no podemos dar importancia a la redacción siquiera.

    Si nos expresáramos con concisión, sencillez y propiedad, mejoraríamos bastante.

    Nuestra falta de buena educación y de cultura queda al total descubierto cuando al hablar usamos un lenguaje pobre, plagado de frases como “qué pio querés que haga” o “ya da ya”.

    Qué poco conocen el castellano nuestros propios gobernantes, salvo algunas honrosas excepciones. Su desconocimiento da vergüenza ajena.

    Sus discursos son vagos, erráticos, con graves deficiencias en la forma y en la estructura.

    ¿Qué podemos aguardar entonces?

    Países como Chile, Uruguay y Argentina progresan, van tomando la delantera en muchos aspectos y se encaminan hacia un futuro alentador porque el Gobierno ha dado desde siempre la importancia que se debe a la salud y a la educación.

    De Chile han salido célebres poetas como Pablo Neruda, Gabriela Mistral, Vicente Huidobro.

    Y ellos, a través de Internet o de los libros, siguen alimentando la imaginación de miles de artistas del mundo, pues se han convertido en referentes de la poesía de todos los tiempos. En otras palabras, son clásicos.

    Mario Benedetti, Juan Carlos Onetti, Eduardo Galeano se constituyeron en figuras elementales de la literatura uruguaya. Habría que leerlos.

    Adolfo Bioy Casares, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar han dejado a la Argentina un legado literario de enormes dimensiones.

    En las bibliotecas de nuestro país hay tantos libros valiosos que deberían ser leídos por los jóvenes estudiantes, por las personas que desean superar la ignorancia. Fea cosa es la ignorancia. A veces pienso que tiene el mismo rostro de la pobreza.

    El polvo se va juntando sobre numerosos textos nacionales que aguardan, en las librerías, silenciosos, tristes, ser hojeados.

    Si comprendiéramos que la ignorancia nos está esclavizando, si reaccionáramos a partir de ahora e hiciéramos desde nuestras humanas posibilidades un poco de esfuerzo para combatirla, el Paraguay aún tendrá la chance de ser un país donde habrá reales condiciones de bienestar.

    Por otro lado, hay muchos niños en Asunción y en el interior del país que tienen los vientres llenos de parásitos o que sobreviven en la desnutrición. Ellos no tendrán, lástima grande, la oportunidad de aprender a leer y escribir correctamente. ¿Qué hacen nuestras autoridades, en forma concreta y responsable, por mejorar las condiciones de vida de esos chicos?

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  7. Tarea para gobernantes

    Representantes de partidos que aspiran a gobernar el país han explicado a los medios de comunicación, por lo menos a un matutino, sus planes y proyectos de gobierno en el campo de la educación.

    Por el contexto de la información periodística parece que se nos ha transmitido lo más importante de las propuestas. Si mal no recuerdo es la primera vez con respecto a situaciones semejantes anteriores, que la educación superior está siendo vista como problema y tarea.

    Personalmente felicito a Julio Gabriel Garay y Jorge García Riart porque se han ocupado expresamente del tema, diciendo que hace falta “un plan nacional en materia de educación superior”. Y más aún, como dijo Garay, si los problemas de educación se consideran problemas de Estado más que de gobierno.

    Ni el gobierno que venga, ni el Estado pueden rehuir su ineludible y apremiante responsabilidad sobre la educación superior en el país. La Constitución Nacional es definitiva en confirmar esta altísima responsabilidad, que de ninguna manera puede traspasar ni a personas ni a instituciones, fuera del mismo ministerio, como afirma categóricamente la misma Constitución Nacional.

    El mayor tumor que tiene la débil salud de nuestro sistema educativo es el tumor de la educación superior.

    Los lectores saben que todavía no hay ninguna ley de educación superior. Los senadores aprobaron el proyecto presentado por el MEC, el Conec, la Aneaes, el Consejo de Universidades, la Asociación de Universidades Privadas (APUP), la Universidad Nacional y la Universidad Católica de Asunción, etc.., pero dicho proyecto aprobado con media sanción ha sido retenido en la Cámara de Diputados durante varios meses.

    Salvo las universidades, que cuentan con una ley obsoleta, las demás instituciones de educación superior, es decir, los institutos superiores, los institutos de formación docente y los institutos técnicos profesionales de tercer nivel, no cuentan con ley alguna que ordene sus responsabilidades, actividades y servicios a la sociedad.

    Si el número de estas instituciones fuera pequeño y estuvieran todas vinculadas estructuralmente en el sistema educativo, mediante la autoridad del MEC, el desorden podría paliarse, pero la realidad no es así.

    Para que se sorprendan de nuestra fecundidad institucional académica, les cuento que tenemos 45 universidades privadas y 8 oficiales, que llamamos nacionales; tenemos 30 institutos superiores privados y también 8 oficiales; 40 institutos de formación docente oficiales y 94 privados reconocidos por el MEC y tenemos 263 institutos técnicos profesionales de tercer nivel privados y 24 oficiales. Si ustedes suman, llegarán a la cifra de 512 instituciones de educación superior, según datos oficiales del MEC publicados en abril del 2012.

    Después de México y Brasil somos el país de América Latina que tiene más instituciones de educación superior. Para poder reflexionar sobre qué significa tener tantas instituciones, puede ayudar saber que Uruguay tiene solamente 17; Argentina, con mucha más población que nosotros, tiene 102; Chile, también con mucha más población tiene 221.

    ¿Por qué tenemos tantas instituciones, si además somos el país de la región que lanza a la vida y la sociedad menos bachilleres, solamente el 24% de los que iniciaron la educación escolar?
    ¿Para qué? ¿A quiénes beneficia tanta institución?

    Son preguntas que pueden tener muchas respuestas. El análisis puede profundizarse más antes de intentar dar respuestas. Por ejemplo, ¿cuántos profesores se necesitan para atender dignamente esas 512 instituciones de educación superior?

    Según una interesante investigación del Dr. Prof. Gerardo Fogel (2012), solamente en las universidades tenemos 290 facultades y 1.945 carreras profesionales. ¿Cuántos profesores hacen falta para capacitar profesionalmente en 1.945 carreras, con sus respectivas clases, investigaciones, extensión universitaria, etc…? ¿De dónde salen tantos profesores universitarios? ¿Dónde están? ¿Quién los ha formado?

    Ni siquiera conocemos el volumen y las consecuencias de este tumor. No hay transparencia, el mismo Dr. Fogel reconoce en su investigación que solo en la Universidad Nacional y en la Universidad Católica de Asunción ha podido encontrar los datos fundamentales “actualizados y consistentes” de las instituciones.

    Si los que aspiran a gobernarnos no han incluido entre las prioridades de su agenda la educación y reforma de la educación superior, no nos engañen con discursos de maravillas que prometen conseguir, el país se hundirá más aún en el subdesarrollo.

    Por J. Montero Tirado

    http://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/tarea-para-gobernantes-532488.html

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  8. Útiles escolares e inútiles pretensiones

    Para muchas familias es un alivio que el Gobierno se esté poniendo las pilas para entregar a tiempo y con mejor cobertura los útiles escolares de forma gratuita en las escuelas públicas. Desde el diario nos hemos hecho eco en otras ocasiones de los reclamos ciudadanos no solo acerca de los retrasos en la entrega de dichos útiles ya comprados por el Estado, sino además de la poca seriedad que algunos encargados tenían al administrarlos, ya sea asociando a entidades políticas su llegada triunfal a las escuelas, ya sea entregando productos de menor calidad de lo establecido, etcétera.

    Ahora se comprometen también a ampliar la cobertura de los almuerzos y meriendas escolares en escuelas de zonas más humildes. Muy bien, siempre que se haga con madurez. ¿A qué me refiero? Al hecho de considerar a quién, cómo, dónde, para qué, además del cuándo. Es sencillo ganarse réditos políticos colocando cifras positivas en un discurso. Lo difícil es hacer que un acto que va a “educación” se haga de manera “educativa”.

    En realidad, a las mamás nos preocupan los útiles en la medida en que sirven a nuestros hijos para estudiar, para educarse. Es la mejora personal y social de nuestros hijos lo que nos interesa. También el Estado debería tener en cuenta este factor que llamamos “humano”. La educación no es solo esa bonita palabra ligada al presupuesto, a la cultura y al progreso. Es algo vital. Tiene que ver con nuestro proceso de apertura a la realidad, con nuestro desarrollo personal. ¿Cómo crezco como persona? Cuando me tratan como tal en todos los detalles.

    Un ejemplo, en una escuela pueden llegar todas las raciones de merienda en las mejores condiciones higiénicas, pero resulta que la mitad de los niños rechaza la leche. Un profesor puede encargarse superbién de repartir los útiles, pero sin preparar la clase de ese día. El político puede exigir más presupuesto para un tema sensible, pero sin el menor interés de controlar los factores humanos, y, por ende, educativos, que están en juego.

    ¿Qué pasa en otros países donde se ha pretendido reemplazar el factor “persona”, léase protagonista del cambio, por un estatismo paternalista y en el fondo clientelista que lo “cubre todo” con los impuestos que pagan las familias, sin provocar la responsabilidad personal y comunitaria en los procesos en juego? Pues hay más cobertura, pero también hay igual o más ignorancia y mucho más dependencia del Estado papá, proveedor.

    ¿Me quejo de la existencia de los útiles gratuitos y de las meriendas? No. Son objetivamente buenas iniciativas. Pero no se convierten en mejoras educativas hasta que no muevan a las personas, a las familias, a las comunidades a protagonizar su vida en primera persona.

    O el rol del Estado es subsidiario o se vuelve totalitario, invasivo, pernicioso. La historia nos muestra ejemplos concretos de esto.

    Si pretendemos mejorar la educación, todas las medidas deben apuntar a generar relaciones en las que las personas crezcan en su libertad, en su personalidad, en su responsabilidad. De lo contrario es demagogia, inútil pretensión y pérdida de energía.

    Por Carolina Cuenca

    http://www.ultimahora.com/notas/597040-Utiles-escolares-e-inutiles-pretensiones

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  9. Se inician las clases, ¿y la educación?

    La educación es uno de los motores del progreso de las naciones, un valor agregado de tremendos efectos positivos sobre las familias.

    El proceso educativo no se limita a la enseñanza en las aulas, en lo que se llama la escolaridad. Muchos padres están convencidos de que el hogar es un lugar importante en la formación de sus hijos, pero no tienen ni el tiempo suficiente ni le dedican la atención necesaria a ese lugar donde conviven con sus hijos y en donde estos son moldeados en sus caracteres y personalidades. Se ha llegado al punto de creer que un “buen colegio” es sinónimo de “buena educación” y no es así.
    La escolaridad en realidad es apenas un complemento de la educación. Poner en primer lugar la asistencia a clases de los niños y jóvenes, relegando a segundo plano lo que mucho que se puede aprender en los hogares, está haciendo, entre otros efectos, que la educación sea considerada como un bien estatal en el que los órganos gubernamentales, como el ministerio del ramo, empiece a inmiscuirse en tareas que no le competen.

    Esta situación se puede notar en los resultados de nuestra actual “educación”. Muchos de nuestros jóvenes no saben acerca de lo que significa la ética del trabajo, del emprendedurismo ni de la palabra empeñada, cuando que solo estos citados valores son esenciales en la formación humanista y hasta científica de cualquier persona. ¿Cómo esperar, por ejemplo, que nuestros jóvenes tengan la iniciativa propia de un genuino empresario, si lo que aprendió consiste más bien en pasar de grado o curso –a veces sin que importen los medios– pero no para aprender más y a ser mejor?

    Como muchos buenos “padres a la antigua” pensaban y no estaban equivocados, la educación empieza y se hace en el hogar, transfiriendo conocimientos e inculcando valores. La mejor manera de saber que una persona fue bien educada consiste en que la misma reconoce la realidad, no la ignora, y sabe que sus actuaciones tienen consecuencias; sabe que se paga por los errores y es consciente que también recibirá un premio por el esfuerzo puesto en el logro de sus objetivos.

    Una persona genuinamente educada reconoce que en la convivencia con los demás no hay necesidad de utilizar la violencia o la imposición, sino que debe apelarse a la persuasión, al diálogo, la tolerancia, intercambiando en el marco de la ley con otros, ya sean bienes, servicios y conocimientos.

    Educar es un proceso constante y además, solo puede asimilarse si se fundamenta en los ejemplos, en aquello que los niños y jóvenes ven diariamente como algo practicable, necesario y provechoso. La buena educación, por ende, no empieza en las escuelas o colegios, se inicia en el seno del hogar donde los niños ven y sienten que sus padres son coherentes con todo aquello que les aconsejan, empezando por cuestiones básicas y sencillas como la puntualidad, el saludo, no tirar basura en la calle, leer un libro, dialogar en vez de insultar, etc.

    No estoy diciendo que la escolaridad no cumpla un papel importante, por supuesto que los niños y jóvenes deben asistir a clases. Ocurre que en los últimos tiempos hemos caído en el extremo de creer que la asistencia a clases es un culto sagrado que reemplaza a la familia. La educación como un proceso no debe reducirse a la creencia de mandar a nuestros niños y jóvenes a las escuelas o colegios, puesto que estas instituciones son un medio y no un fin en sí mismo.

    Si deseamos un país de ciudadanos responsables, emprendedores, pro activos, críticos y tolerantes hacia los demás, la educación es la mejor herramienta de la que disponemos, siendo de hecho y como se ha comprobado, un elemento diferenciador que predispone al gusto por el trabajo y el respeto hacia los demás. Pero ese propósito tiene un inicio, empieza en los hogares, allí donde los padres predican y dan ejemplos.

    (*) Decano de
    Currículum de UniNorte. Autor de los libros
    “Gobierno, justicia y
    libre mercado” y “Cartas sobre el liberalismo”.

    Por Víctor Pavón (*), ABC Color.

    http://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/se-inician-las-clases-y-la-educacion-535482.html

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  10. La calidad de la educacióndebe ser prioridad nacional

    Las vísperas de un nuevo ciclo lectivo nos recuerdan la urgencia de una mejora radical en la educación, especialmente la pública en nuestro país. Hace unos pocos meses, el Informe de Competitividad Global del Foro Económico Mundial golpeó a la nación entera con un dato alarmante: por su calidad, el sistema educativo paraguayo se halla en el puesto número 133 de un ranking de 144 países. Esto significa una pobreza rayana en lo extremo y conlleva el mensaje patético de que si no levantamos cabeza en ese sentido, nos iremos alejando cada vez más del desarrollo. El crecimiento económico no es sustentable sin educación. Al mismo tiempo, la brecha social se irá incrementando y el aumento de pobres será exponencial. Este es un asunto prioritario.

    En 1990, con el proceso de democratización recién estrenado, apareció la llamada reforma educativa, que creó grandes expectativas en cuanto a su ejecución, pero también críticas de ciertos sectores.

    De ahí a esta parte, 23 años después, la educación en el Paraguay no mejoró. Es más, existen indicios cuantificables de que se empobreció aún más, debido a diversos factores.

    En primer lugar, desde la dictadura se arrastra el vicio de la partidización política del Ministerio de Educación y Cultura. Eso no se superó totalmente hasta hoy, pese a que hubo ministros que quisieron hacer imperar lo técnico. Pero el sistema interno en el MEC continúa siendo férreo.

    En el 2011, el Consejo Nacional de Educación y Cultura (Conec) develó, tras un informe sobre el Estado de la Educación en el Paraguay, que la formación de los docentes -pilares de todo sistema educativo- sufrió un proceso de mercantilización y que nuestro país carecía de profesionales con la aptitud suficiente para asumir nuevas funciones y exigencias de la educación.

    “Hay nuevos desafíos para los que no fueron preparados y que no son solo académicos”, había afirmado la consejera Aída Torres, al presentar aquel análisis de la situación de los educadores.

    La preparación suficiente para afrontar los nuevos paradigmas que impone la tecnología, por ejemplo, es un déficit notorio en el estamento docente. Pero no para ahí el problema. La formación humanística e intelectual también se ha ido degradando y trasvasándose de profesores a alumnos.

    A su vez, el Informe de Competitividad Global del Foro Económico Mundial nos pone ante la realidad de que entre los pilares de la competitividad, el factor educación es precario en nuestro país y un ancla ante los deseos de despegue económico y social.

    Dicho informe hace hincapié en la “mala calidad de la educación primaria”. En lo que respecta a la educación superior, manifiesta: “La globalización requiere hoy incentivar grupos de trabajadores bien educados, capaces de llevar adelante tareas complejas y adaptarse rápidamente a un ambiente cambiante y a las nuevas necesidades de la economía”. Esto, lógicamente, está lejos de nosotros.

    A partir de este año contamos con el Fondo Nacional de Inversión Pública y Desarrollo (Fonacide), creado por ley y financiado por la totalidad de los recursos adicionales resultantes del cambio del factor multiplicador en concepto de compensación por cesión al Brasil de energía de Itaipú correspondiente al Paraguay.

    El 60% de esos recursos está destinado al Fondo para la Excelencia de la Educación e Investigación. Podemos inferir que la falta de recursos no será una limitante. No obstante, la experiencia nos dice que hubo siempre mala calidad y corrupción en el gasto educativo y falta de actitud política (en cuanto a política de Estado) para delinear el perfil del ciudadano paraguayo que debe formarse, a partir de la educación.

    http://www.ultimahora.com/notas/598197-La-calidad-de-la-educaciondebe-ser-prioridad-nacional

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  11. La industria basada en el conocimiento

    El proceso de cambio de la economía desde estadios de producción primaria hacia la producción basada en el conocimiento es no sólo una tendencia sino una necesidad para ubicarnos en el sector en donde hoy se concentra la riqueza. Ya no basta producir y vender, sino que se requieren conocimientos aplicados que permitan incrementar el valor agregado de aquello que producimos. Es un mundo competitivo, globalizado y en constante transformación, por lo que las viejas fórmulas de las economías agro-pastoriles hoy se encuentran en decadencia.

    En este contexto, podemos ver que aquellas economías basadas en el conocimiento son hoy las que más riqueza generan, las que tienen más competitividad y pueden ofrecer mejores resultados a su gente. Hemos escrito y hablado mucho de Finlandia, Singapur, Taiwán o Corea del Sur, países en donde el alto nivel educativo de su gente ha derivado en el liderazgo a nivel mundial en sectores estratégicos, como la educación, el desarrollo tecnológico o la generación de ingresos que permitan minimizar la pobreza. Ciertamente, hay mucho que aprender de estas naciones, pero también en el interior de nuestras economías emergentes tenemos algunos ejemplos que podemos analizar para buscar el camino hacia economías más sólidas y con mayor capacidad de respuesta a las grandes necesidades de la gente.

    Uno de esos datos llamativos que encontré en estos días es el crecimiento del 15% -en 2012- de las exportaciones de la industria electrónica del estado de Jalisco, México. Este estado del Occidente mexicano tiene una población cercana a los 7 millones de habitantes, es decir una cantidad similar a toda la población paraguaya. Con 600 empresas en el sector, las exportaciones de productos electrónicos (sobre todo teléfonos celulares, computadoras, tabletas y accesorios) generaron ingresos superiores a 21 mil millones de dólares el año pasado, en tanto en el sector de crearon 100 mil empleos. Esto nos habla de un sector en franco crecimiento (a nivel mundial y sobre todo en las economías emergentes) y de una apuesta hacia la producción especializada en el campo de la tecnología.

    Mientras solo un sector en un estado de un país puede generar estos ingresos, en otro país como el Paraguay los grandes números de referencia apuntan a las exportaciones de carne, que totalizaron poco más de mil millones de dólares. 21 a 1. La notable diferencia de fondo es que hoy en día los precios de los productos que dependen del conocimiento aplicado son muy superiores a aquellos que sólo dependen de la manufactura. Producir programas informáticos genera más ingresos que plantar soja. Este vuelco debe ponernos en un punto en el que ya dejemos de pensar en la simple venta de materia prima, e incluso en la industrializada, y obligarnos a pensar en la economía del conocimiento, en donde la competitividad de lo que hacemos dependa, justamente, de la capacidad de nuestra gente.

    En lugar de tener una larga lista de terratenientes que explotan la tierra en forma desmedida, sin aportar tributos ni generar una justa distribución de ingresos, deberíamos tener una larga lista de centros de formación en tecnología y de empresas que apuesten al crecimiento en un sector estratégico, a partir de la capacitación de los recursos humanos. Desde hace más de una década se habla de que el Paraguay podría ser un centro de exportación de programas informáticos en la región, pero en el país del eterno potencial y la esperanza inmortal cuesta mucho planificar, avanzar y concretar. Las discusiones siguen girando en torno a trivialidades y populismos, lo cual nos aleja de los debates sobre los grandes temas que le urgen a la sociedad.

    Romper la dependencia de los modelos primarios de producción y empezar a desarrollar modelos basados en el conocimiento aplicado debería ser uno de los objetivos fundamentales para los siguientes gobiernos. Hay que comprender que no se trata de abandonar las riquezas que tiene el país en cuanto a recursos naturales, sino, por el contrario, sacarles un mayor provecho al tiempo que se busca generar ingresos y empleos a partir del desarrollo de los sectores que nos ubiquen a la vanguardia. Es el conocimiento, no la fuerza.

    Por Héctor Farina Ojeda (*)
    (*) Periodista y profesor universitario
    Desde Guadalajara, Jalisco, México.

    Publicado en el suplemento “Estrategia”, una publicación especializada en economía y negocios, del Diario La Nación, de Paraguay.

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  12. EL DISCO RAYADO
    Una vez más como todos los años los gremios de docentes están poniendo en duda el inicio de las actividades escolares para el 25 de este mes devuelta reclamando reivindicaciones para conseguir mejores condiciones laborales.

    No les parece que en realidad pueden resolver esto con dirigentes sindicales serios y preparados que en cuatro pareces y sin necesidad de esta año tras año reiterar el “shaque” haciendo que los alumnos sean los perjudicados con menos horas de clase y saliendo sin la preparación ni para ser ordenanzas en muchos de los casos. Gran parte de la responsabilidad tienen estos profesionales de la educación para la construcción de un mejor país y ellos deben exigir que el nivel de sus sindicalistas sean los mejores para conseguir en un escritorio más beneficios y no saliendo a las calles que debería ser la última medida extrema y no usando como docente con regla en mano.
    Creo yo, no les parece?
    Juan Pablo Fernandez

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  13. Urge una educación que apunte a la excelencia

    A pocos días del inicio de las clases en las escuelas y colegios de la República es oportuno reflexionar una vez más acerca de la situación en la que se encuentra la educación en nuestro país y las acciones que es necesario emprender sin demora para aumentar sustancialmente su calidad. Porque, para el Paraguay, que se encuentra entre los países más pobres y atrasados de la región, no existe absolutamente nada más prioritario que la educación de calidad. Nuestro país podrá tener excelentes cosechas agrícolas, ganar más y mejores mercados para la carne, generar abundante energía, pero jamás podrá consolidar un crecimiento económico general y construir una sociedad libre y justa sin una apuesta radical y permanente por la educación. Que la educación es la base de la expansión lo prueban también otros países como Singapur, Taiwán y Corea del Sur, que sufrieron durante siglos el atraso crónico y una pobreza extendida.

    Sin embargo, merced a políticas inteligentes y llevadas a cabo con energía y dedicación, lograron elevarse y llegar a los primeros lugares en los principales indicadores económicos y sociales. Estas naciones consiguieron explotar sus potencialidades y atenuar sus debilidades hasta sobresalir en su continente y en el planeta. Este salto gigantesco no tiene nada de mágico o accidental, sino que es consecuencia lógica de una apuesta decidida a la educación de calidad complementada con la innovación tecnológica. Para comenzar a andar este camino no son necesarias grandes inversiones o complejas reformas en los programas y currículos, basta con empezar a cambiar las actitudes y los paradigmas. Un buen primer paso puede ser el incremento en la cantidad de horas que los niños y jóvenes paraguayos pasan en clase, que en la actualidad es la más baja en comparación con la región y con los países más desarrollados.

    Es más, Paraguay se encuentra entre las naciones con la menor cantidad de horas de clase en el continente, con cerca de 750 horas anuales. Esta cifra está muy por debajo de lo sugerido por la Unesco para los países en vías de desarrollo, para los cuales lo ideal es 1.000 horas de clases al año, como mínimo. En las más prósperas naciones asiáticas la cantidad de horas de clase alcanza incluso las 1.600 horas, el doble que Paraguay. Muchos de los cambios en la educación deberán ser inevitablemente graduales, pero existen algunos aspectos en los que se puede avanzar de inmediato, incluso este año. Una meta en este sentido podría ser el aumento a 800 horas de clases por año. Tan solo con subir el tiempo que los niños y jóvenes dedican al aprendizaje en las aulas se estará dando una señal clara del compromiso con la educación de calidad.

    Después, naturalmente, se tendrán que encarar otras acciones para las cuales existe un fuerte respaldo presupuestario con la creación el año pasado del Fondo Nacional de Inversión Pública y Desarrollo (Fonacide). Más de 180 millones de dólares estarán disponibles en el 2013 para distintos proyectos educativos, investigaciones, becas, obras y equipos. En una primera fase el énfasis debería ponerse en dos elementos esenciales. En primer lugar, la formación docente, ya que los maestros son los actores protagónicos del proceso educativo. Cualquier cambio o mejora que se intente introducir en las escuelas, colegios y universidades de nuestro país debe asentarse en un sólido y sostenido trabajo con los docentes. En segundo lugar, es preciso también enfatizar la necesidad de mejorar la enseñanza de las materias básicas e instrumentales, como el lenguaje, las matemáticas y las ciencias. Sin niños y jóvenes con una comprensión cabal de matemáticas y ciencias serán totalmente inútiles las computadoras más avanzadas.

    http://www.lanacion.com.py/articulo/112637-urge-una-educacion-que-apunte-a-la-excelencia.html

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  14. Las computadoras no sirven sin docentes capacitados

    Gracias a los recursos que Paraguay recibe de Brasil en compensación por la cesión de la energía de Itaipú, se disipó la eterna excusa de la falta de recursos para invertir en Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) para la educación. Pero, lamentablemente, esta brillante oportunidad podría ser desperdiciada, porque el Gobierno se apresta a implementar un proyecto que, a contramano de todas las recomendaciones y estudios internacionales, se centra en la provisión de equipos que “se compran” (computadoras portátiles, laboratorios de informática y tabletas) y pone en segundo plano la capacitación del docente.

    Según el proyecto presentado por el Ministerio de Educación ante el Fondo Nacional de Inversión Pública y Desarrollo (Fonacide), se beneficiará en forma directa a treinta mil estudiantes de Educación Escolar Básica, diez mil estudiantes de Educación Media de instituciones educativas que ya tienen laboratorios móviles, y a treinta mil docentes. El MEC argumenta que el proceso de capacitación en una primera etapa involucra a aproximadamente 30.000 docentes, pero no da mayores datos acerca de cómo se hará esta capacitación.

    Este es un punto clave, porque según se ha podido constatar, este mismo año, en unas jornadas realizadas con educadores, el tipo de capacitación que brinda el Ministerio de Educación es lo que se conoce como “ofimática”. Esto significa que los docentes aprenden a darles a las herramientas tecnológicas un uso “de oficina”: preparar planillas, presentaciones y usar los procesadores de texto. En esta oportunidad, los docentes incluso dedicaron una de cinco jornadas a recortar figuritas para adornar sus computadoras y el salón de clases. Sin embargo, lo que falta para dar el gran salto es que los docentes aprendan a usar la tecnología como una herramienta para mejorar los procesos y los resultados educativos.

    Para entender por qué es necesario priorizar la formación de los educadores por sobre la adquisición de equipos, es necesario responder a esta pregunta: ¿Para qué queremos computadoras en manos de los alumnos? En este caso, hay varias respuestas posibles, y ninguna parece ser la acertada. Algunos parecen querer que este programa se ejecute por mero afán de “figuretismo”; otros, para manejar el enorme movimiento de dinero que se generará, y algunos otros, para poner en marcha de una buena vez un plan que se demanda desde la sociedad civil y que el avance de las tecnologías impone en el mundo actual.

    Estas respuestas validan solamente intereses personales. Pero las computadoras apenas son una herramienta con fecha de vencimiento, pasan de moda, se vuelven obsoletas. Encima, según el proyecto del MEC, ¡van a costar 38 millones de dólares! Si se piensa en las computadoras no como el centro del operativo, sino –como debe ser– en un ingrediente más de una política sensata de Estado coordinada para mejorar la calidad del aprendizaje, y de ese modo también la calidad de vida de los alumnos y sus familias, se debe entender que la formación de los educadores es fundamental.

    También llama la atención que el MEC deje de lado, en lo que respecta a la compra de los servidores y computadoras, a la Secretaría de Tecnologías de la Información y Comunicación del Paraguay (Setic). ¿Por qué lo hace, si es la Setic la que debe hacerse cargo de la adquisición de los insumos tecnológicos? En otros países, los ministerios de Educación no se encargan del equipamiento, porque se entiende que existen otras instancias expertas en el tema. De ese modo, los responsables de la educación se “libran” de una carga y pueden enfocar sus esfuerzos en las estrategias para obtener mejores resultados.

    Los docentes no deberían mantenerse en silencio con respecto a ese tema, ni simplemente alegrarse por recibir una computadora portátil. Por el contrario, no solo deberían organizarse para demandar la mejor capacitación posible, sino que a la vez deberían exigir que haya máxima transparencia en el gasto de estos importantes recursos, para que no sean utilizados en un plan que presumiblemente no beneficiará más que a quienes realizan las compras. En estos momentos se requiere de la inteligencia y la valentía de los educadores para reclamar una política educativa seria y demostrar su real interés en los resultados de los procesos educativos.

    “No son la tecnología o la infraestructura las que mejorarán la educación. Son los docentes. El maestro es el soldado más valioso en la guerra contra la pobreza y la ignorancia”, señaló recientemente Robert Cano, director ejecutivo de la organización Juntos por la Educación. En el caso de las TIC, la mejor y más rápida formación posible de los docentes debe ser la prioridad absoluta del Ministerio de Educación y Cultura. No cabe ninguna duda, en una máxima formación y una computadora por docente deben ser aplicados los recursos del Fonacide.

    http://www.abc.com.py/edicion-impresa/editorial/las-computadoras-no-sirven-sin-docentes-capacitados-537620.html

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  15. No es posible aprender en escuelas que se caen a pedazos

    Es difícil reclamar buena calidad en la educación cuando cientos de niños y niñas deberán nuevamente acudir a clases en locales de escuelas y colegios que literalmente se caen a pedazos, o directamente expuestos a la intemperie, bajo la sombra de los árboles. A menos de 15 días del inicio de las clases, unas 6.000 instituciones educativas públicas requieren ser urgentemente reparadas, pero el propio Ministerio de Educación y Cultura declara no contar con recursos para este fin, ya que los fondos para infraestructura han ido a parar a municipios y gobernaciones. Mientras no se solucionen las graves carencias en materia educativa, no será posible superar el subdesarrollo.

    Un amplio reportaje gráfico publicado ayer en las páginas de Última Hora permite demostrar, una vez más, el desolador panorama que reina en locales de varias escuelas y colegios del país, a menos de 15 días del inicio oficial de clases.

    Techos con goteras, paredes con grietas y en peligro de derrumbe, sillas y pupitres rotos, pizarras rajadas, edificios sin puertas ni ventanas, son algunas de la características que se repiten, tanto en lejanas escuelas rurales como en céntricos e históricos edificios de instituciones educativas en pleno centro de Asunción, como ocurre con los locales de las escuelas Celsa Speratti, República de Cuba y Nuestra Señora de la Asunción, o el tradicional colegio Presidente Franco, gran parte de cuya estructura se sostiene con precarios soportes de madera.

    El propio Ministerio de Educación y Cultura reconoce que hay cerca de 6.000 instituciones educativas oficiales que requieren de urgentes trabajos de reparación, construcción y reposición de mobiliarios, pero la cartera no cuenta con recursos para este fin, ya que el Ministerio de Hacienda no incluyó este año en su presupuesto los fondos para infraestructura.

    Se dejará esta crucial tarea en manos de los gobiernos municipales y las gobernaciones, a los que se transfieren 66.445.000 dólares de los recursos del Fondo Nacional de Inversión Pública y Desarrollo (Fonacide), procedente del dinero que Paraguay recibe por la cesión de energía de Itaipú al Brasil, además de los 79.734.000 dólares que se destinan al Fondo para la Excelencia de la Educación.

    Pero hasta ahora no existen indicios de que los gobernadores e intendentes se ocuparán de reparar las escuelas y colegios que se caen a pedazos, al menos con la urgencia requerida.

    Es esta misma situación la que llevó a los dirigentes de la Federación de Educadores del Paraguay (FEP) a anunciar que los docentes miembros de la agremiación no iniciarán las clases, en protesta porque “el 60% de las instituciones educativas están en pésimas condiciones edilicias y no hay condiciones propicias para el aprendizaje”.

    Existe mucha razón en el reclamo que formula el gremio de los educadores, pero una medida de fuerza que implique no iniciar las clases perjudicaría aún más a los alumnos. Lo correcto sería exigir soluciones a las autoridades sin alterar el calendario educativo, con el respaldo de toda la ciudadanía, obteniendo un compromiso concreto de que los locales se van a reparar y poner en condiciones en la mayor brevedad posible, para que los niños y niñas puedan asistir en condiciones de dignidad y que realmente puedan beneficiarse de los avances educativos.

    No es posible aprender en escuelas que, literalmente, se caen a pedazos.

    http://www.ultimahora.com/notas/600247-No-es-posible-aprender–en–escuelas-que-se-caen-a-pedazos

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  16. Mejorar las escuelas, tarea de todos

    En varios distritos del país, en todos los departamentos, padres de alumnos y docentes de diversas instituciones educativas han manifestado su preocupación por el estado de abandono en que se encuentran los locales educativos.
    Apenas faltan dos semanas para el inicio de las clases, pero muchos continúan en pésimas condiciones y a punto de derrumbarse. Sus predios están convertidos en yuyales y las zonas aledañas con baldíos y vertederos clandestinos pese a la emergencia por la epidemia del dengue.
    Días pasados, las fuerzas vivas del Colegio Nacional Santo Domingo de Capiibary, departamento de San Pedro, reclamaron a las autoridades del Ministerio de Educación y Cultura (MEC) la construcción de un nuevo edificio. El precario local de madera se encuentra a punto de derrumbarse y eso que tan solo se encuentra a 8 kilómetros del casco urbano.
    El edificio había sido construido por los mismos pobladores de la zona hace unos 20 años y el material utilizado ya cumplió su vida útil. Las paredes y el techo están visiblemente deteriorados por el paso del tiempo y representan un peligro para cualquiera que esté adentro.
    La institución alberga a más de 100 alumnos, desde el séptimo grado hasta el tercer curso de la media. Desde hace más de dos años, el reclamo de nuevas aulas de material cocido a la Dirección de Infraestructura del MEC es constante, pero no hay respuesta.
    La presidenta de la Comisión de Padres del colegio, María Concepción Quintana, incluso dijo que están analizando la posibilidad de no enviar a sus hijos a clases para evitar exponerlos al peligro.
    La situación en que se encuentra esta institución se refleja en una gran cantidad de escuelas rurales, e incluso de los centros urbanos, del Alto Paraná y los demás departamentos del país.
    La organización Global Infancia denunció a través de un boletín que a 15 días del inicio de clases las escuelas del centro de Asunción y del interior del país no están en condiciones de albergar a los estudiantes. Los techos tienen goteras, las paredes necesitan pintura y los muebles están maltrechos.
    “Cerca de 6.000 instituciones educativas oficiales requieren de reparación construcción y reposición de sillas rotas”, menciona el organismo.
    El ministro de Educación, Horacio Galeano Perrone, señaló que se está ante un panorama especial, de que con el Fonacide se le transfieren directamente los fondos a las municipalidades y gobernaciones que pondrán a prueba su capacidad. “Somos conscientes de que la situación de la infraestructura es bastante delicada. El Ministerio de Hacienda no presupuestó nada para infraestructura, no tenemos nosotros dinero. La plata de infraestructura se fue todo a los municipios y gobernaciones”, señaló.
    Por tanto las gobernaciones y las municipalidades junto con los padres y docentes tienen encima todo el peso de la educación en estos momentos.

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  17. No faltan recursos, solo existe una mala calidad en la gestión

    En nuestro país, la pobreza, la mediocridad del sistema educativo, las deficiencias en la salud pública, la carencia de infraestructura no se dan precisamente por falta de recursos económicos sino por la torpe gestión gubernamental y por la corrupción de los actores. El ejemplo más palpable es que ahora el dinero del Fonacide destinado a la educación no se puede utilizar, pues se presentaron solo cuatro proyectos para la Excelencia Educativa, y todos ellos adolecen de defectos de diseño, según la Secretaría Técnica de Planificación. Es decir, hay rubro pero no sabemos elaborar un proyecto para su aplicación racional. En este sentido, hay que puntualizar que el Ministerio de Educación sigue siendo más un ente político que técnico. Y eso frena el desarrollo.

    En setiembre del 2012 el presidente de la República, Federico Franco, firmó, durante un acto por el Día de la Juventud, la promulgación de la ley del Fondo Nacional de Inversión Pública y Desarrollo (Fonacide) y el Fondo para la Excelencia de la Educación y la Investigación.

    La promulgación de la Ley 4758 se da un día después de que el Congreso Nacional aprobara –tras duras pujas de intereses entre varios sectores– la distribución de los recursos provenientes de la cesión de energía paraguaya de Itaipú al Brasil, que rondan en la actualidad los 360 millones de dólares anuales.

    El Fonacide debe distribuir los recursos provenientes de la venta del excedente energético de la siguiente manera: 60% al Fondo para la Excelencia de la Educación e Investigación, 30% a los gobiernos departamentales y municipales y 10% para la capitalización de la Agencia Financiera de Desarrollo (AFD).

    En el mismo proyecto se contempla el plan Educación 2030, que tiene como principales objetivos la adquisición de una computadora por niño y por docente, y la formación y capacitación constante del docente para el manejo de las nuevas tecnologías aplicables a la educación, a lo que se destinará entre el 20% y el 30% del presupuesto anual del fondo.

    Con esta ley se lograba por primera vez canalizar en forma legal y programada el dinero proveniente de Itaipú (dilapidado históricamente por todos los gobiernos) de manera sustancial hacia un factor ineludible para el desarrollo: la educación.

    Una vez más estamos ante una oportunidad que nos brinda esa desperdiciada fuente financiera que es Itaipú. Pero he aquí que días pasados, la Secretaría Técnica de Planificación (STP) anunció que hasta ahora solamente se presentaron cuatro proyectos para la Excelencia Educativa y con deficiencias de diseño, por lo que no se pueden desembolsar los fondos. Un problema sumamente grave para agilizar la acción.

    Con esta situación se expone de manera palmaria el grave déficit de técnicos capacitados para elaborar y desarrollar proyectos en la función pública. Y con esto se comprueba también, de manera incontestable, que hay un funcionariado (no se sabe de cuántos componentes realmente) donde sobran operadores políticos y supernumerarios parásitos y faltan personas idóneas para los cargos a los que son asignadas.

    De los cuatro proyectos presentados hasta ahora, tres son del Ministerio de Educación y Cultura (MEC). Solo uno, el del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), reúne las condiciones para su aprobación. Los técnicos de la STP comentaron que se presentan inconvenientes en las iniciativas, lo cual es un obstáculo a la hora de solicitar financiamiento, más cuando las exigencias suben, como el caso del Fonacide, donde un equipo técnico especializado analiza todo.

    En el MEC suelen sobrar quejas por la “falta de recursos” cuando se le exige optimizar su labor. Pero en verdad, lo que existe –se comprueba con esto del Fonacide– es una insuperable incompetencia en su gestión, que sigue priorizando lo político. Y esto constituye un atentado contra el desarrollo del país.

    http://www.ultimahora.com/notas/600994-No-faltan-recursos,-solo-existeuna-mala-calidad-en-la-gestion

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  18. Una mala señal del MEC

    Con el argumento de que deben continuar los trabajos para la eliminación de los criaderos del mosquito vector del dengue, el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) ha resuelto suspender el inicio de clases en escuelas y colegios públicos hasta el 5 de marzo.

    Según el cronograma de la institución, los niños y jóvenes debían volver a las aulas el 25 de febrero. La decisión los dejará sin una semana de aprendizaje, en un país que de por sí tiene una cantidad insuficiente de horas de clase. Además, las razones alegadas por las autoridades educativas son francamente endebles, ya que si es verdad que los locales escolares todavía no están en condiciones adecuadas para recibir a los alumnos esto solo puede deberse a la desidia y negligencia de los funcionarios del MEC.

    La fecha de comienzo de clases fue fijada con mucho tiempo de antelación, de manera que bien se pudieron haber culminado mucho antes las labores de preparación de las escuelas. De cualquier manera, sea por la razón que fuere –por la que fue presentada o por los retrasos en la entrega de kits escolares–, lo cierto es que la decisión de aplazar el inicio del año lectivo constituye una mala señal. Cabe preguntarse cómo se hará para recuperar las clases perdidas. El temor es que la recuperación de las clases se remita a los meses finales del año lectivo o que el ministerio deje el asunto en manos de cada institución.

    Ambas posibilidades generalmente no conducen a nada y el resultado será simplemente la pérdida definitiva de una semana o más de clases. Este no es en absoluto un tema menor. En nuestro país la carga de horas/clase se acerca a las 750 horas anuales. Esta cifra está notoriamente por debajo de la recomendación de la Unesco a los países en vías de desarrollo, para los cuales lo ideal es como mínimo 1.000 horas de clases al año. En las naciones asiáticas más prósperas, en las que la apuesta a la educación ha sido uno de los pilares fundamentales de su crecimiento económico, la cantidad llega incluso a 1.600 horas.

    La cuestión empeora si tomamos en cuenta los paros y jornadas sindicales y las actividades formativas para los docentes. Si se integran estas fechas al balance la conclusión es que la cantidad de horas de clase es todavía menor a la que figura en las estadísticas oficiales. El resultado es que los jóvenes paraguayos se encuentran con muchas menos oportunidades laborales y profesionales que sus pares de los países de la región.

    El camino que hay que seguir es exactamente el contrario: es fundamental incrementar el tiempo que los alumnos dedican al aprendizaje en las instituciones educativas. Esta medida –que no necesita de mayores inversiones ni recursos– debe ser el primer paso hacia la educación de calidad que nuestro país necesita imperiosamente.

    Hay pequeños cambios que pueden introducirse de inmediato, como por ejemplo la cantidad de horas de clase que podrían incrementarse en el 2013 a 800 por año. No es frecuente en nuestro país que se registre el consenso social que ahora existe acerca de colocar a la educación de calidad como un objetivo central y estratégico de nuestro país. Las autoridades educativas deberían aprovechar este respaldo para impulsar de forma perentoria algunas acciones de fácil aplicación. Para el Paraguay tiene una importancia vital consolidar un gran acuerdo nacional sobre la educación, en el que se incluyan los partidos políticos, los gremios empresariales, las universidades y organizaciones de la sociedad civil.

    Sin una educación de calidad, vinculada al desarrollo tecnológico, el Paraguay estará condenado a la pobreza, el atraso y la ignorancia.

    http://www.lanacion.com.py/articulo/113563-una-mala-senal-del-mec.html

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