LOS PARAGUAYOS TIENEN UN SENTIDO HEROICO DE LA VIDA

 

LA ENSEÑANZA DE LA HISTORIA Y LA CONSTRUCCION DE LA IDENTIDAD NACIONAL

Releer los documentos fundantes del Paraguay en el año del Bicentenario es una forma de reafirmar la identidad nacional y de construir conciencia histórica, afirma el doctor en Historia Ricardo Pavetti. Una nueva mirada y un análisis reflexivo del discurso de los protagonistas de la independencia patria adquieren hoy, más que nunca, gran relevancia. En ellos los paraguayos encuentran e imitan un sentido heroico de la vida.

por Nancy Pérez

Ricardo Pavetti, doctor en Historia y miembro de la Academia Paraguaya de la Historia.

–¿Cómo ve la enseñanza de la Historia en el Paraguay actual?

–No se encuentra bien. Desde 1975 ha desaparecido como asignatura, pasando a integrar un engendro que se llamó “Estudios Sociales”, con cinco horas semanales. Hoy, en la Enseñanza Escolar Básica y en la Enseñanza Media apenas ocupa un espacio mínimo, de dos horas semanales, para las Ciencias Sociales. Esto es preocupante, pues el estudio y la enseñanza de la historia resultan indispensables para mantener una identidad nacional y, sobre todo, para ensayar alguna defensa de la soberanía e independencia de cualquier Estado.

–¿Cómo debe abordarse la historia en el contexto del festejo del Bicentenario?

–Como se hizo en los Estados Unidos de América en 1976 y en Francia en 1989. Convocando a los mejores artistas plásticos para generar un logo o distintivo, fijador del acontecimiento en la conciencia de los ciudadanos. Hacer leer y releer los documentos fundantes del Paraguay independiente, a los niños, jóvenes y adultos, como el Discurso del 17 de junio de 1811 y la célebre Nota del 20 de julio del mismo año, con las correspondientes explicaciones efectuadas por los especialistas en la materia.

–¿Qué debemos rescatar del Discurso del Dr. Francia del 17 de junio de 1811?

–En el discurso inaugural, de apertura del Congreso, leído el 17 de junio de 1811 por el mismo José Gaspar de Francia –su redactor–  se asume la identidad. “Nosotros los paraguayos”, dice con firmeza. Tiene expresiones como: “Nuestra Provincia”, “nuestras tropas” (las que repelieron a Belgrano), “nuestra libertad”, “nuestra causa”, “nuestra Patria”. Este discurso construye la representación del origen de la historia, en las entrañas del Imperio español, así como la memoria del pasado contra la cual esta identidad se funda. Pone a la Revolución de Mayo en la situación de un tiempo-eje, entre el tiempo pasado bajo la dominación española –con cerca de trescientos años de opresión, de oscuridad y de tiranía– y el luminoso presente que asomaba, en el cual la Provincia del Paraguay recobraba sus derechos. Esta marca divisoria en la historia política del Paraguay equivale a un antes y un después en el plano del Derecho: “Nuevas luces se han adquirido y propagado”, apela a los sabios y a los hombres de talento que contribuyeron a dar “nuevas formas a las verdades de la moral y de la política”, procediendo el memorable discurso a acercar el derecho a la Naturaleza, de tal forma que la soberanía resulta un “derecho natural de los pueblos”.

–En cuanto a la Nota del 20 de julio de 1811, ¿cuál es su relevancia?

–Está claro que la nueva teoría de la soberanía popular, surgida de las revoluciones americana y francesa, es la esgrimida por el Dr. Francia en la Nota del 20 de julio y no la teoría representacional clásica, como se esfuerzan en convencernos ciertos neo-españolistas.  Esta famosa Nota comunica su independencia a la centralista Buenos Aires y solicita el respectivo reconocimiento, estableciendo con suma claridad las bases para compartir una soberanía y formar un Estado unificado. En ella, por primera vez se plantea, en el Río de la Plata, el establecimiento de una confederación. Al fracasar el intento de implementar la confederación se da la paradoja de que el Paraguay fue el primero en plantearla y el primero en declarar su separación y asumir la independencia.

–Usted afirma estar en una línea distinta en cuanto a la construcción de la historia, ¿en qué aspectos se  diferencia?

–En verdad somos varios los historiadores paraguayos que anteponemos un discurso histórico diferenciado al hegemónico, que todavía mantiene fuertes resabios positivistas. Destacamos el papel cumplido por las masas populares (campesinas, preponderantemente), las cuales al inicio del proceso revolucionario actuaron “en vez de” la proto-burguesía de Asunción, para luego orientarse “en contra de” dicho grupo social. Esa especie de “Tercer Estado” del campo o proto-burguesía rural se constituyó en la base social en que se sustentó el Estado Nacional Independiente paraguayo.

–¿Cree que a lo largo del tiempo  la historia del Paraguay ha sido manipulada? ¿Por quiénes y con qué intención?

–Lo que puede notarse es que a partir de 1891 se producen ciertas modificaciones. Aparece la palabra “prócer” y se instala el procerato: viejos españolistas y porteñistas aparecen como “próceres” de la independencia. José Segundo Decoud es el principal ejecutor de estos cambios. Luego, a finales de los años 30 de la pasada centuria, se remata con la “historia” de las cuatro banderas del Paraguay, que hasta hoy se repite. Fue, todo esto, un accionar deliberado de rebajar la figura histórica del verdadero director del proceso revolucionario, a la vez que fundador de la República.

–¿Cree que la revolución paraguaya fue distinta a  otras de América? ¿Cómo la califica?

–Las revoluciones de independencia americanas están encuadradas en el gran cauce de las revoluciones burguesas. La gesta paraguaya tiene el carácter democrático-burgués, por la decidida participación de las masas campesinas. La burguesía de Asunción, débil e ignorante, fue incapaz de dirigir su propia emancipación. Las capas intermedias del campo paraguayo le dieron a la revolución paraguaya ese sesgo radical que la singulariza. Fue una revuelta magnífica, aunque no haya cobrado la relevancia de otras de América.

–¿Cuál fue el aporte de Don Carlos Antonio López con el periódico El Paraguayo Independiente?

–Si Francia fue el primer formador de opinión pública del Paraguay, a través de sus cartas (era un escritor compulsivo), Don Carlos fue el gran formador de opinión pública, a través del primer periódico. Como periodista galvanizó los espíritus de los paraguayos de su tiempo.

–¿Qué diferencias políticas, sociales o económicas encuentra comparando el momento en que se celebró el Centenario y el actual Bicentenario?

–El Centenario transcurrió en medio de una anarquía. Existe una coincidencia: desde Buenos Aires se busca, como entonces, dominar la navegación fluvial. De hecho, lo hicieron desde 1870 hasta los 60 del siglo XX. En 1911 estábamos inmersos en una tragedia, en el 2011 participamos de una farsa. El país, como hace 100 años, se encuentra en situación de dependencia e inerme.

–En momentos críticos o especiales se suele recordar o apelar a las figuras del  Dr. Francia, Don Carlos  o el   Mariscal López, ¿a qué se debe?

–Francia es para los paraguayos lo que Moisés para el pueblo hebreo: el liberador de la dependencia foránea. Don Carlos aceleró la entrada del país a la modernidad de entonces, inició la institucionalización y sentó las bases de un Estado decente (según John Rawls): un Estado que, sin tener las conquistas de un Estado liberal, realizó supremos esfuerzos por acortar las distancias históricas. No se debe olvidar que el Paraguay inició su proceso de independencia desde posiciones muy atrasadas, por el inicuo trato que nos diera el sistema colonial hispánico. Francisco Solano López, al defender consecuentemente la soberanía y la independencia del Paraguay nos cubrió de dignidad : No hubo acta alguna de rendición en Cerro Corá. Los paraguayos combatieron hasta el fin. Eso hizo que no desaparezcamos como Nación, y luego como Estado, pudiendo así conservar las formalidades de nuestra independencia. En definitiva, los paraguayos tenemos un sentido heroico de la vida, por eso también se apela a estas figuras emblemáticas en momentos importantes de nuestra historia.

1- En el discurso  de apertura del Congreso, leído el 17 de junio de 1811 por el mismo José Gaspar Rodríguez  de Francia –su redactor– se asume la identidad nacional. “Nosotros los paraguayos”, dice con firmeza el documento, que se encuentra en el Archivo Nacional de Asunción.

2- Francia es para los paraguayos lo que Moisés para el pueblo hebreo: el liberador de la dependencia foránea; Don Carlos aceleró la entrada del país a la modernidad de entonces e inició la institucionalización de la República. En tanto, el Mariscal López “nos cubrió de dignidad”.

3- El Centenario fue  una anarquía. Hay una coincidencia: desde Buenos Aires se busca, como entonces, dominar la navegación fluvial. En 1911 estábamos inmersos en una tragedia; en el 2011 estamos en una farsa. Como hace 100 años, estamos en situación de  dependencia e inerme.

5 comentarios en “LOS PARAGUAYOS TIENEN UN SENTIDO HEROICO DE LA VIDA”

  1. >Hasta olimpistas piden a Iturbe que vista la albirroja Más de 750 personas ya se sumaron al perfil de Facebook "Iturbe es paraguayo" para pedirle al ídolo azulgrana que reconsidere su decisión y se ponga a disposición de la selección paraguaya. Juan Iturbe, el joven de 17 años que es la nueva sensación del fútbol sudamericano tras su gran actuación en el Sudamericano de Perú con al selección argentina Sub 20, este jueves confirmó su gran calidad con dos golazos con la camiseta de Cerro por la Copa Libertadores de América.De inmediato, aficionados del fútbol crearon el perfil "Iturbe es paraguayo" en Facebook donde en menos de 24 horas ya se sumaron más de 750 personas para expresar su apoyo y admiración por el jugador y pedirle que reconsidere su decisión y juegue por la selección paraguaya.Cerristas y hasta olimpistas, de Asunción y el resto del país consideran que Iturbe es el jugador que necesita la albirroja, con miras a la Copa América 2011 y sería la estrella del equipo, mientras que está mucho más lejana la posibilidad de integrar la absoluta albiceleste.Juan Iturbe nació en Argentina pero desde pequeño vivió en Paraguay con sus padres y se formó futbolísticamente en Cerro. Luego de su conflicto con el club azulgrana se refugió en Argentina, donde fue tomado en cuenta de inmediato por las autoridades del fútbol que lo llevaron a la selección albiceleste.Antes, ya tuvo una chance en la selección del Tata Martino en Paraguay.Iturbe dijo que se queda con la albiceleste, pero los paraguayos tienen la esperanza de que pueda cambiar de opinión antes de cumplir la mayoría de edad en junio próximo.

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  2. Néstor Noguera

    Buenos aportes del profe Pavetti. Pero expreso mi desacuerdo con su postura pesimista de nuestro bicentenario, no estamos tan dependientes ni inermes como hace 100 años. Respecto al doctor Francia, fue clave su participación inicial en la independencia, pero considero que nos costo demasiado caro como país su politica de anular toda participacion ciudadana al declararse dictador perpetuo de la Nacion… Peaminte la ha’eséva!!!

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  3. Itaipú tiene raíces en la Triple Alianza

    En nuestro Espacio para el Debate contamos hoy con un nuevo exponente, el arquitecto Humberto Obelar G., cuya opinión ponemos a la consideración de nuestros lectores. Antes reiteramos algunas recomendaciones: brevedad, claridad y respeto a nuestros interlocutores.
    “Itaipú tiene sus raíces en el tratado de límites con el Brasil, y este con la Triple Alianza, que se gestó varios años antes de que esta aconteciera. En relatorio oficial, el estadista del Imperio, José Paulino Soares de Souza, exponía: “solo la guerra podría desatar las cuestiones con el Paraguay”. En el año 1847, en respuesta a una propuesta de límites del Imperio, el Pdte. Carlos Antonio López presentó otro acuerdo, y reiterado en el año 1852. Ambos fueron rechazados, pero el último, con la observación de que las propuestas brasileñas solo podrían ser modificadas “por el infeliz resultado de una guerra”.
    En 1857 se firmó el protocolo secreto de entendimiento entre el Imperio esclavista del Brasil y la Argentina de Mitre para traer la guerra al Paraguay, que se precipitó bajo las condiciones establecidas en el tratado secreto.
    Destruido nuestro país se procedió a la demarcación de los límites; sin embargo, en el tramo correspondiente a Mbaracayú – Saltos del Guairá no se llevó a cabo de acuerdo a lo impuesto por el tratado secreto. Se lo hizo de acuerdo a lo estipulado en el tratado de límites del 9 de enero de 1872, cuya Comisión Mixta Demarcadora inició sus tareas en Asunción, en sesión del 16 de agosto de 1872. En la misma se procedió a protocolizar los documentos fundamentales en que se debía basar la demarcación, entre ellos las instrucciones a los comisarios demarcadores. Las del Imperio, y que constituyen nada menos que la interpretación oficial del Brasil sobre los términos del Tratado, establecen lo siguiente: “…se seguirá por el ramal norte del Mbaracayú hasta el río Paraná que lo atraviesa, produciendo el gran salto… el cual también indica el punto de la orilla oriental del Paraná en que empieza la línea norte/sur que separa el Imperio del Brasil de la República del Paraguay por el cauce de aquel río, hasta…”, quedando así en nuestro territorio la totalidad de los saltos.
    En 1874 comenzó la serie de inventos tecnológicos que les darían a los saltos el valor que actualmente tienen: la mayor potencia hidroeléctrica del mundo. También fue el inicio de una serie de tentativas por parte del Brasil, de hacerse con la totalidad de los saltos, siempre con argucias carentes de escrúpulos y de total mala fe.
    En 1930 el Brasil reabre la demarcación que siguió durante todo el transcurso de la Guerra del Chaco, a pesar del pedido formal de nuestro gobierno para postergarla; ¡el 12 de junio de 1935!, el Brasil presentó una de sus exigencias, basada, como otras, en argumentos falaces: un mapa adulterado, entre otros.
    El Pdte. Kubitschek, “gran amigo del Paraguay”, comenzó, mediante decreto del 26 de enero de 1956, los estudios para el aprovechamiento de los saltos, sin darle participación a nuestro país. Cabe señalar que, aún estando los saltos en el interior del territorio brasileño, las normas y convenciones del derecho internacional imponen, en el caso de ríos internacionales, el acuerdo de países ribereños, para cualquier emprendimiento.
    En la campaña demarcatoria de 1958-63, por medios indubitables se comprobó que el ramal norte del Mbaracayú corresponde a la línea de frontera con el Brasil, cuya prolongación llega al río Paraná al norte de los saltos. En 1962 el Brasil declara que los saltos están íntegramente en su territorio, no admitiendo polémicas sobre el asunto, “ahora y siempre”. Luego se produjo la ocupación por parte del ejército brasileño en la parte de frontera no caracterizada de 20 Km hasta los saltos. Los sucesos posteriores son conocidos. El emprendimiento Itaipú se llevó a cabo sin la caracterización referida, condición sine qua non para su construcción. Además, sabemos que el emprendimiento hidroeléctrico pudo haberse llevado a cabo sin sacrificar la belleza de los saltos.
    Lo señalado precedentemente debería conducirnos a la conclusión de que el Brasil no tiene en sus planes la restitución de nuestros derechos. En cuanto a la promesa de triplicación de la actual propina que recibe nuestro país por la cesión de nuestra energía, no deja de ser otra cosa que un simple ardid dilatorio. No nos conviene que cumplan con ella; por dignidad, tenemos la obligación de exigir lo justo, ni más ni menos.
    Es mucho lo que se ha escrito hasta ahora. El diario ABC Color, en más de treinta años, ha aportado la más valiosa información sobre el problema que nos agobia, como así también calificados aportes de columnistas. Llegó el momento de aunar todos esos esfuerzos en una sola campaña de trascendencia nacional.
    Si se llevan a cabo colectas de firmas para un Paraguay sin fulano, sin mengano, personajes realmente indeseables, pero coyunturales, que no merecen el honor de nuestra atención, ¿¡ cómo no hacerla para exigir a nuestras autoridades a acudir a La Haya!? Calificados juristas de nuestro país lo señalan como única alternativa de solución. Y como Itaipú tiene sus raices en la Triple Alianza, se debe denunciar, además, el genocidio de que fue víctima nuestro país, y exigir, además de la caracterización del tramo de frontera faltante, la restitución de todo lo robado, con las reparaciones que correspondan y un formal pedido de perdón. Un millón de compatriotas, que dejaron su vida en la diagonal de sangre, desde la tumba nos lo exigen, como así también las futuras generaciones, y como un homenaje a nuestro Bicentenario.
    Hagámoslo ahora, durante este mandato presidencial, en previsión de un eventual retorno, para desgracia de nuestro país, de los que vendieron por treinta monedas nuestro más valioso recurso natural, energético y turístico, y algo mucho más valioso aún: nuestra dignidad nacional.
    20 de Febrero de 2011

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  4. FELICITACIONES Y CONSEJOS POR EL BICENTENARIO
    Reciban de parte de un ciudadano colombiano sinceras felicitaciones al periódico Última Hora por la excelente separata virtual que viene publicando sobre el Bicentenario paraguayo.

    Les escribo para referirme a la entrevista que fuera publicada en el suplemento Correo Semanal, en la que se dialoga con el profesor Jorge Rubianni, coordinador de las actividades sobre el Bicentenario en la Municipalidad de Asunción, con motivo del lanzamiento del libro Paraguay, 200 años de historia e imágenes: 1811-2011.

    En ese novel material, el profesor Rubianni expresa una especie de desencanto sobre la efeméride bicentenaria paraguaya.

    «Lo que pudimos haber hecho y nosotros no lo hicimos», escribe, agregando que él pensaba «que el Bicentenario nacional iba a permitir una posibilidad de revisar estas conductas y sobre todo robustecer el sentido de pertenencia, el sentido de arraigo, que son básicamente los que promueven la responsabilidad social y colectiva, y lamentablemente no fue así. Nos desperdigamos en actos, en eventos, en celebraciones que no conducen absolutamente a nada. Eso conduce que al día siguiente de las celebraciones estemos en las mismas condiciones o peor aun de lo que nos encontramos ahora», escribe.

    He tenido el alto honor de conocer al profesor Jorge Rubianni desde el 2008 en la ciudad de Quito (Ecuador) en un evento del Grupo Bicentenario (instancia que reúne a representantes de los nueve países latinoamericanos que celebran 200 años de la proclamación de su independencia entre los años 2009 y 2011) y de intercambiar con él opiniones sobre la conmemoración.

    Pero con todo respeto, observo que, faltando tres meses para las fechas magnas del 14 y 15 de mayo, la frustración y el desencanto anticipados no pueden ser el ánimo con el que los habitantes de la ciudad capital de los paraguayos encare la fiesta del Bicentenario del país.

    Sobre todo porque quienes hemos seguido desde la distancia el desarrollo de los festejos bicentenarios en los diversos países del continente hemos visto la voluntad política manifestada por el Congreso Nacional y por el Gobierno paraguayo para hacer del año del Bicentenario una fecha memorable.

    Y lo que es más importante: la población se ha vinculado al espíritu de la celebración.

    No olviden los guaraníes que el Bicentenario es todo el año y que no es un sólo evento, sino es todo un espíritu.

    ¡Ánimo para todos los paraguayos! Destierren el pesimismo y crezcan su celebración.

    Cordial saludo.

    Luis Javier Caicedo.

    Autor del libro «1810-2010: Bicentenario de la Independencia de Colombia y de Latinoamérica», Fondo Editorial Biogénesis, Universidad de Antioquia, 2005.

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  5. La memoria del mariscal López

    “Francisco Solano López – Memoria de la Guerra contra la Triple Alianza”, Tomo I, compilada por el Dr. Julio César Frutos, es el libro que se lanzó hace un par de semanas en la Manzana de la Rivera. ¿Cómo tardó tanto en llegar al público un documento de tanta importancia histórica, a igual que las memorias del general Patricio Escobar? Estas se conocieron recién hace algunos años y sobre cuya autenticidad ciertos historiadores, y otros no tanto, expresaron dudas.

    En el pormenorizado estudio del compilador, que precede a las memorias de López, nos enteramos de lo siguiente: “El mérito de la existencia de tan valiosa documentación se debe a la Academia Paraguaya de la Historia, que acogió la donación del Dr. Manuel Peña Villamil, la conservó y hoy se publica para su amplia difusión, como debe ser”.

    Aun con esta respuesta, hay más preguntas: ¿Por qué Peña Villamil no la publicó o hizo publicar? ¿Cómo llegó a sus manos el documento? ¿Por cuánto tiempo lo tuvo? Al entregar a la Academia ¿no exigió que se lo publicara? Y las autoridades de la Academia que lo habían recibido ¿por qué volvieron a ocultarlo?, ¿no creyeron que fuese importante, o tuvieron dudas de su autenticidad? ¿Es concebible que unos historiadores, en posesión de un manuscrito del mariscal Francisco Solano López, no se dieran a la tarea de estudiarlo, investigarlo, difundirlo?

    Ya se habían conocido con anterioridad memorias de algunos protagonistas paraguayos de la Guerra Grande como Juan Crisóstomo Centurión, Fidel Maíz, Silvestre Aveiro, Isidoro Resquín, entre otros, ¿y se tuvo oculto el testimonio de la figura principal de la tragedia? ¿valían más las voces del coro?

    El Dr. Frutos, en su análisis preliminar, recuerda la memoria de Patricio Escobar para asociarla con la de López. En ambos documentos se incluyen acontecimientos desconocidos hasta su reciente publicación. Por ejemplo, el asesino del mariscal en Cerro Corá el 1 de marzo de 1870. Siempre se nos dijo que fue el Chico Diabo, del ejército brasileño. Pero por Patricio Escobar, que estuvo en la última batalla, nos enteramos de que el soldado que dio muerte a López fue el teniente paraguayo Sabas Riquelme, con un tiro por la espalda.

    ¿Traición? No. Misericordia al ver sufrir a su jefe ante los lanzazos de Chico Diabo. El parte de dos médicos brasileños que certifica el tiro de gracia, nos dice el compilador, está registrado en el Archivo de Asunción. “Esta versión médica es coincidente con el relato del general Escobar”.

    Si el relato del general Escobar se hubiera publicado cuando había terminado de escribirlo, en la primera década del siglo pasado, el conocimiento público ya hubiera sustituido el nombre de Chico Diabo por el de Sabas Riquelme como el autor de la muerte de López. Pero no se publicó y no sabemos por qué.

    También en “Memorias de la Guerra…” del mariscal López, me llama la atención lo siguiente, entre otros acontecimientos. En el capítulo “La conspiración”, López dice “…surgió el fantasma de la conspiración que me acompaña en mis noches de angustia y de nervios”. A continuación afirma que “aquello debía cortarse (…) y no había mejor manera que suprimir por la muerte a todos los culpables. (Aquí da algunos nombres). Luego cuenta que se le acerca Patricio Escobar y le pide que “pare las ejecuciones por su propio bien y el de la patria. Es demasiada ya la sangre derramada hasta aquí. Por nuestro lado la conciencia suya y por el otro la conciencia del pueblo (…) Permítame señor esos decretos que está a punto de firmar, voy a destruirlo, más estos ríos de sangre sobre su memoria le serían escandalosamente perjudiciales”. Acto seguido, Escobar se hizo del decreto y lo rompió con un “muchas gracias Excelencia”.

    ¿Cómo reacciona López? “A cualquiera de los generales –le dice a Escobar– esto le hubiera costado la cabeza, pero al ser desde luego usted, porque sin usted nada me hubiera quedado sin la mano y sin los pies” (sic).

    ¿Cómo? Cuando se iniciaron las masivas ejecuciones, López hacía tiempo dejó de ser la persona amable, educada y cordial. Los malos resultados de la guerra, más su frecuente dolor de muelas, lo convirtieron en una persona implacable, cada vez más aislada y solitaria. ¿Iba a permitir que uno de sus generales le rompiese en sus narices una determinación ya tomada? ¿Y ese pedido de disculpas que vino a continuación? ¿Es el mismo mariscal López que conocíamos o no es su memoria?

    Los historiadores tienen la palabra.

    Por Alcibiades González Delvalle

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