Primavera estudiantil

Definitivamente setiembre y octubre de 2015 quedan ya registrados en la historia como el tiempo histórico en que los universitarios y los secundarios movieron la estantería del Estado para producir cambios en la educación pública. Que los resultados finales sean profundos, como se espera, o livianos, como insisten los que buscan mantener sus privilegios, ya será asunto de otro análisis. Lo concreto es que después de lo ocurrido en la UNA y con las movilizaciones de los secundarios, en Paraguay y sus instituciones educativas ya nada será igual desde ahora.

En la universidad la reacción inusitada de los estudiantes, acompañada por un grupo reducido de docentes inicialmente, tumbó a un rector, 6 decanos, varios consejos directivos, numerosos centros de estudiantes y delegaturas que respondían a la nomenclatura corrupta. Los secundarios pusieron-ponen contra el cerco al presidente Horacio Cartes y su ministra de Educación y exigen educación de calidad.

En ambos sectores los ánimos vienen decididos. Sin embargo, del lado de las fuerzas que mueven las mafias y corrupciones en todos los ámbitos la táctica es la rearticulación y reposicionamiento. Esto es visible en el modo en que, en el caso de la UNA, incluso las autoridades definidas con el acuerdo estudiantil –porque las normas están hechas para impedir cambios reales– empiezan a buscar imponer nuevamente el viejo modelo cuestionado. Dependerá de cuánto se contrapongan las fuerzas para que el cambio en el ámbito de la universidad pública se produzca. La reforma del estatuto es la prioridad, más allá de los planes de contingencia exigidos por el Consejo Nacional de Educación Superior para no intervenir.

En el sector secundario la situación es más compleja. Si bien hay un mayor caudal de movilización, el conjunto es más heterogéneo porque pertenece a diversas instituciones, laicas o religiosas, públicas o privadas. Tal situación incluso incorpora elementos contradictorios serios que pueden poner en entredicho el cuestionamiento al modelo educativo vigente. No es como la UNA que está constituida de 12 facultades y sus respectivas filiales en todo el país, pero todas en una misma institución.

De igual modo, en ambos casos lo ocurrido es irreversible. El tembladeral generado ya no dejará las cosas en su lugar. Ahora el compromiso es ahondar la fisura y provocar las reformas que se deben volver indiscutibles.

Por Miguel H. Lopez

http://www.ultimahora.com/primavera-estudiantil-n938961.html

Deja un comentario