Triste telón de fondo

La asunción de un nuevo presidente debería ser motivo de júbilo, si las transiciones de un gobierno a otro fueran apenas un mero trámite, y todo siguiera funcionando normalmente y, sobre todo, con perspectivas alentadoras.

En el país estamos a dos semanas de la investidura de un nuevo presidente, un vicepresidente y de nuevos ministros, y ya superamos un primer mes, sin escándalos, en ambas Cámaras del Congreso. Lo cual ya significa mucho, para lo que nos tienen acostumbrados en el Legislativo.

Pero, en lugar de que la esperanza inunde el ambiente, hay una mala noticia que ahoga cualquier optimismo inicial que pudiera haber suscitado el cambio de mando: anuncian que recortarán los programas sociales.

Lo dijeron miembros del equipo de Horacio Cartes; y el propio presidente electo, en su calidad de imberbe estadista, parece convencido de que ese es el único camino, el de afectar a quienes de hecho están acostumbrados a sobrevivir, a vivir con los cinturones ajustados y a pelear cada día por un día más.

En las últimas semanas no hablan sino de lo mismo: no hay dinero en las arcas del Estado para hacer frente siquiera a los compromisos asumidos con anterioridad por las distintas carteras del Estado. Incluyendo Salud Pública, cuyo titular, con absoluta responsabilidad, se plantó al decir que no pueden detenerse los procesos licitatorios que tienen que ver con medicamentos e insumos básicos para los hospitales.

A lo que estamos asistiendo es a una patética muestra de que el país, hasta el presente, no se administra en función de políticas de Estado, de programas de mediano y largo plazo, que trasciendan el periodo constitucional de cinco años.

El país debería seguir su curso, sin interrupciones y, menos aún, sin recortes traumáticos e impopulares como los que anuncian tendrán lugar. Estamos hablando de los subsidios a las familias que viven en extrema pobreza, a las personas de la tercera edad en estado de insolvencia, a programas destinados a erradicar la presencia de niños en situación de calle, como Abrazo, entre otros, que tantos años e incomprensiones debieron sortear para su creación.

Ni hablemos del impacto que está teniendo en materia de desempleo, la suspensión de las obras públicas. Hablan de 60.000 personas desocupadas por culpa de las imprevisiones, desconfianzas y esta larga transición de cuatro meses, que para lo único que sirve es para las especulaciones acerca de quién será el ministro de tal o cual secretaría de Estado; y para el relajo de los funcionarios públicos.

Qué negro telón de fondo tiene la asunción de Cartes si, una vez más, la solución es permitir que la soga se suelte en la parte más delgada.

¿Y el nuevo rumbo?

http://www.ultimahora.com/triste-telon-fondo-n708834.html

8 comentarios en “Triste telón de fondo”

  1. La pitón azul

    Para atrapar a la serpiente pitón, suele dejarse un animalito dentro de una jaula cerrada. En ayunas, el reptil pasa sin dificultad por entre las rejas, estruja a su presa, se la traga y queda imposibilitada para volver a salir con la panza llena. Esta fue la argucia empleada por la kuriju escarlata para atrapar a su tradicional adversaria, la azul. Dentro de la jaula, la astuta boa cazadora no puso como señuelo una ovejita, que apenas le hubiera alcanzado para festejar un cumpleaños; lo que le puso fue un sillón presidencial.
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    Ni siquiera una constrictora azul es capaz de comerse una silla, pero las sillas de ese tipo son muy prácticas, porque dan de comer a toda la familia, y las pitones azules piensan en la familia, por devotas y por dominadas. Y así la metilena, sin pensarlo dos veces, se enroscó en el sillón y se puso a cantar: “Soy el mbói jagua rey”.
    Estaba prisionera, pero no le importaba. La diferencia entre las de su coloración y las otras, las republicanas, es la siguiente: las republicanas piensan en el poder y no les importa mucho el resto; por eso, en las últimas décadas, se han pasado encaramadas en la punta de los árboles más altos. Las azules, por lo contrario, tienen el deseo obsesivo de ser karai. Por eso la cautiva, sin salir de su jaula, se pasó recorriendo el mundo, si bien con muchas limitaciones. Como al circo de Osvaldo Terry, le prohibían exhibirse en muchas partes, incluso en España, con gobierno de derecha y todo. Fue muy doloroso para ella, por ser el único país donde podía entender de qué se hablaba; aunque muy rezadora, el Paráclito no le ha concedido el don de lenguas.
    Pasado el momento de la digestión, la pobre constrictora destronada debió enfrentar la dura realidad. Aunque ya le había bajado la panza, y pasaba entre las rejas, sus enemigos rodearon la jaula con alambre tejido, dejándola encerrada. No la querían hambrear ni matar, sus necesidades básicas estaban cubiertas; sin embargo, la amenazaban con una auditoría; con muchas auditorías. Y así como los elefantes les tienen miedo a los ratones, las anacondas azules tiemblan ante la idea de la auditoría, que las puede mandar a otro tipo de jaulas, menos cómodas que los hoteles de siete estrellas de sus giras internacionales; humorísticamente, le dicen el Tacumbú Hilton.
    Fue muy astuto de parte de la serpiente roja tentar a la azul, hacerle llenarse el buche para pedirle cuentas después y tenerla como mandadera. Además de llevar su Biblia propia para jurar como kuriju en ejercicio, el susodicho la hubiera leído para precaverse. ¿Cómo dejó pasar la advertencia de que “la serpiente es el más astuto de los animales” (Génesis, 3:1)? Por lo visto, el figuretismo fue más fuerte.
    http://www.ultimahora.com/la-piton-azul-n708835.html

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  2. Cuestiones de fútbol y de política

    En tiempos no tan lejanos, la divulgación de la lista de los jugadores convocados para la selección nacional de fútbol concitaba un interés, ahora muy disminuido por obvias razones, relacionadas con nuestra ubicación en la tabla de posiciones. Sin insinuar que despierte la misma pasión popular, no obstante, la lista de ministros de Horacio Cartes genera actualmente, en unas cuantas personas, un nivel de ansiedad y taquicardia que aumenta con las horas que nos acercan al 15 de agosto, día de Asunción y de la asunción de nuevas autoridades.

    La metáfora futbolística viene a cuenta del pasado reciente del nuevo mandatario como dirigente pelotero y el hecho que el mismo haya hablado de que formará “una selección nacional” en su gabinete.

    ¿Quienes serán finalmente los elegidos? ¿Quienes quedarán, momentánea o permanentemente, fuera del escenario? ¿Será cierto que el 99% serán técnicos y no provendrán del ámbito político? ¿Qué harán los excluidos? ¿Armarán algún seleccionado paralelo de “indignados”?

    Las declaraciones de varios dirigentes colorados, en el sentido de dar su “voto de confianza” y dejar a Cartes las “manos libres” para nombrar a quienes considere que pueden serle más útiles para sus proyectos suena un tanto líricas e hipócritas. Nadie que conozca a la dirigencia de ese partido puede creer que no estén todos a la expectativa de “ligar” algo. También, claro, hay algunos que, por no haber sido nunca del “equipo” o, peor aún, por haber pateado en contra del mandatario electo en las internas, no guarda la menor esperanza de recibir siquiera un puestito de morondanga.

    La gran expectativa que se palpa en el ambiente político, especialmente en el sector colorado, se ve alimentada además por la conducta del próximo presidente, que da muy pocas pistas acerca de cuál será su decisión. Ni siquiera se sabe aún el día que hará el anuncio.

    Es verdad que se lanzan nombres de candidatos aquí y allá, que más de un periodista asegura tener “la precisa” y que se pueden hacer suposiciones sobre la base de quienes integran su equipo de transición y sus amistades empresariales. Pero, lo cierto es que, como en ningún otro periodo constitucional post-estronista, hay incertidumbre.

    Los canales habituales a través de los que se consigue información (“fuentes fidedignas”, “altas fuentes” “entorno inmediato”, “rumores que corrieron cerca de la carpa”) carecen en este caso de consistencia porque el actor principal de esta obra no se maneja por esos carriles.

    Es muy posible que este proceder del futuro presidente, que además de todo habla muy poco y cuando lo hace no suele terminar sus oraciones, sea un adelanto del manejo que tendrá una vez que asuma su cargo.

    Aunque se suele reclamar a los gobernantes menos discurso y más acción, también es sabido que, en este país, la falta de datos y de fuentes es el combustible ideal para chismes y rumores que, además, muchos de los dirigentes políticos que serán dejados de lado van a echar a rodar con mucho ahínco.

    ¿Qué hará el susodicho? ¿Le restará toda importancia? ¿Saldrá a aclarar todo con comunicados? ¿Enfrentará periódicamente a la jauría periodística? Es una cuestión de las muchas con las que Cartes seguramente deberá lidiar, aunque no esté acostumbrado a hacerlo.

    Por Marcos Cáceres Amarilla

    http://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/cuestiones-de-futbol-y-de-politica-602061.html

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  3. La costumbre de la imprevisión

    Pensar anticipadamente en un problema, planificar primero y obrar en consecuencia son cosas lógicas para intentar prever y resolver conflictos, sobre todo cuando estos ya son viejos conocidos. Pero, en sociedades precarias en las que se vive a merced de la fragilidad del cambio, la imprevisión suele ser el factor común a la hora de enfrentar un problema: se nota cuando las lluvias -cíclicas- convierten a las calles en ríos, dañan el asfalto y dejan profundos baches, así como hacen colapsar la movilidad de ciudades completas. Como si llover fuera un hecho extraordinario en un país en donde llueve siempre, se finge el asombro y se opera en el caos, tratando cada quien de parchar la situación de la manera que mejor se le ocurra. Y cuando, realmente, se trata de un fenómeno extraordinario que altera el funcionamiento de una ciudad o un país, el daño suele ser desmedido y la respuesta se bambolea entre la desesperación y la incapacidad.

    Vivimos en sociedades poco planificadas, en sociedades imprevistas. Sabemos de antemano y de memoria, que un país caluroso y húmedo como Paraguay reúne condiciones ideales para que se propague una enfermedad como el dengue. Pero, lejos de haber previsto el peligro y educado a la gente para que combata el mosquito, se reacciona sólo cuando el número de enfermos o muertos escandaliza. Nos asombramos, nos asustamos y empezamos a limpiar y cuidarnos, para que no nos toque a nosotros. Pero se esperó primero, con la calma de los que descansan al costado de un camino, a que los casos de enfermedad nos rodeen, afecten a un conocido, a un vecino o alguien cercano. No visualizamos lo previsible y cuando los hechos nos atropellan los tomamos como imprevistos y reaccionamos con la torpeza del que no sabe de dónde vino el golpe.

    Era previsible que el transporte público en Paraguay colapsara, que los accidentes de motociclistas iban a disparar los índices de muertes en el tránsito y que, una vez más, las autoridades no sabrían cómo responder ni podrían ponerse de acuerdo en proyectos como el metrobús. Desde hace décadas vivimos en una precariedad grosera que condiciona al ciudadano a viajar al riesgo de su vida, en vehículos desvencijados, por calles llenas de baches, sin semáforos, y bajo la conducción de alguien sin educación para siquiera esperar que una anciana termine de subir al vehículo antes de acelerar. Sabemos que las unidades del transporte no deben, bajo ningún punto de vista, viajar con las puertas abiertas porque esto asegura que en caso de algún accidente, será fatal. Pero parece no preocupar, como si los accidentes no pudieran preverse y evitarse. Y la reacción sólo viene tras la desgracia.

    Y todavía más curioso, cuando se confunde la reacción con la planificación. Cuando en el enojo de algún accidente que se pudo haber evitado, se vocifera, se cuestiona y se busca culpables. En lugar de la inteligencia racional, se deja que sea la emocionalidad de un momento difícil la que marque las reacciones que deberíamos tener como sociedad. En lugar de construir un sistema seguro para evitar la caída, funcionamos a partir del golpe, el dolor y la rabia del momento.

    Todo esto lo podemos ver en nuestra economía, en los ciclos climáticos que condicionan un auge portentoso o una contracción brusca. O en las trabas a las exportaciones, que se dan con mucha frecuencia, pero que todavía no hicieron que el país tenga una planificación minuciosa y estratégica para enfrentar la mediterraneidad. Tan previsible como saber que una devaluación de la moneda brasileña o la argentina generaría un aluvión de contrabando, y tan imprevisible como ver a las autoridades tomando medidas ridículas como tratar de impedir que los productos baratos permeen la frontera y lleguen hasta un consumidor empobrecido y necesitado. Si lo hubieran previsto y planificado, tendríamos una economía competitiva, con productos de calidad y precios competitivos, por lo que no importaría si el contrabando viaje en avión, en canoa o a pie. Simplemente, no podría competir y no tendría sentido.

    Tenemos que dejar de jugar a la sorpresa y el asombro fingido, para comenzar a construir una sociedad menos precaria, más prevenida y más planificada. Que ya no seamos víctimas del caos cuando el clima es hostil, cuando se cierra un mercado, se devalúa una moneda o cuando un modelo económico se agota. La previsión debe ser parte de nuestros pequeños actos cotidianos, en cosas tan sencillas como ahorrar unas monedas por si pasa algo. La pregunta es: ¿podemos dejar de vivir en la imprevisión y pasar a la planificación?

    Héctor Farina Ojeda

    http://www.reeditor.com/columna/10403/26/ciudadania/la/costumbre/la/imprevision

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  4. Comisionados, un mecanismo para ubicar a los planilleros

    Hace poco, el titular de la Secretaría del Ambiente (Seam), Heriberto Osnaghi, dijo tranquilamente que primero reincorporó a un funcionario que habría sido “echado” por su antecesor al frente de esa institución, y que luego lo comisionó al Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), donde habría sido “operador político y responsable de la presentación del proyecto Paraguay Alegre”.

    Se recordará que desde el MOPC, en vísperas de la campaña electoral, fueron comisionadas a la Gobernación de Caaguazú nada menos que 87 personas. A esta suerte de rotación previa a unos comicios habría escapado el comisionamiento de José Franco, yerno de Sergio Escobar, presidente de Petropar. Ante las críticas de este diario por haber sido nombrado ilegalmente, se lo trasladó desde esa empresa pública al Ministerio de Industria y Comercio (MIC), donde también trabaja Vanesa Gloria Escobar de Franco, hija del titular del ente petrolero y esposa del comisionado, quien ingresó sin concurso y tuvo un ascenso meteórico.

    Los casos referidos tienen en común que el traslado nada tuvo que ver con razones de servicio y que, por lo tanto, se violó el art. 37 de la Ley de la Función Pública y la Resolución N° 150/08 de la Secretaría de la Función Pública (SFP), que lo reglamenta.

    Dicha resolución establece el mecanismo para implementar la movilidad laboral de los funcionarios y respondería a la necesidad de reasignar funciones a los servidores públicos entre las entidades del Estado ante “la creciente demanda institucional por razones de mejor servicio”. La normativa no rige para las personas contratadas, sujetas a las cláusulas del Código Civil y de sus respectivos convenios.

    Por eso mismo y por la índole de sus tareas, ellas no pueden desempeñarse en una entidad distinta a la que se les contrató. Su comisionamiento es ilegal, como suele serlo su misma contratación. En los casos del “operador político” comisionado al MOPC y de las personas contratadas por este ministerio y trasladadas a la Gobernación de Caaguazú, hubo una triple ilegalidad: se incorporaron fuera de los casos previstos en la Ley de la Función Pública, se trasladaron sin que pudieran ser comisionados y se dedicaron a temas electorales. Desde luego, abundan las irregularidades parecidas y no solo desde ahora: con relación a las personas contratadas, existe una práctica flagrantemente ilegal, de larga data.

    Según el reglamento arriba mencionado, cada entidad debe fijar la cantidad óptima de sus funcionarios, la SFP y el organismo al cual serían trasladados deben definir sus requisitos y tareas y, por último, la SFP debe identificar a los interesados en la movilidad laboral. Se prevé un llamado a concurso interno a través del sistema electrónico de la SFP y una selección de los postulantes, en febrero y julio, a cargo de un comité de funcionarios de ese organismo. Finalmente, el comisionamiento hasta el fin del año fiscal debe ser pedido por la máxima autoridad de la institución de destino, la de la institución de origen debe aceptarlo, el funcionario debe participar en un “programa de capacitación de adecuación e integración laboral” en la entidad de destino y esta debe evaluar su labor a finales del año fiscal, pudiendo, eventualmente, solicitar el traslado definitivo. Nada hace suponer que en el comisionamiento del yerno del presidente de Petropar se hayan seguido los pasos aquí resumidos. A lo sumo, habrá una nota del MIC firmada por el exministro Francisco Rivas solicitando el comisionamiento y otra de la empresa pública aceptándolo. Es obvio que tampoco este caso es extraordinario, tanto que no es arriesgado afirmar que la resolución de la SFP sobre la movilidad laboral de los funcionarios es letra muerta en toda la administración pública. Parece más bien un chiste de mal gusto. Los comisionamientos irregulares son la regla. Sirven generalmente para dar “ocupación”, por así decirlo, a los planilleros y ubicar a parientes, amigos, amantes y otros en alguna función pública, donde por lo general no son necesarios.

    La reglamentación no afecta a quienes prestan servicios en las entidades binacionales Itaipú y Yacyretá. Y bien, ocurre que muchos de estos están comisionados en entidades públicas sin que la SFP tenga algo que ver al respecto, ni siquiera teóricamente. Vienen con sus respectivos sueldos, que son bastante más elevados que los de los funcionarios de la entidad de destino de similar categoría, con lo cual se rompe el principio de que a igual trabajo corresponde igual remuneración. Dado que no se los necesita en las entidades binacionales, son trasladados a alguna oficina pública donde, en la mayoría de los casos, hay personal en exceso.

    En la práctica, los traslados temporales alteran el número de quienes sirven en una entidad pública, según la Ley del Presupuesto General de la Nación, hasta el punto de que esta se vuelve engañosa. Se engañan, en primer lugar, tanto el Poder Ejecutivo, que elabora el proyecto de ley, como el Congreso, que lo aprueba. Asignan fondos públicos para el pago del personal de cierta institución y resulta que una parte de él presta servicios en otra. Las remuneraciones del comisionado son abonadas por la entidad en la cual fue nombrado. La consecuente distorsión presupuestaria impide conocer, a través de la ley, la integración real de un organismo. Por lo demás, los comisionamientos suelen renovarse al concluir el año fiscal, así que de hecho se vuelven definitivos. Es claro que si hay tantos, por lo demás irregulares, es porque a las entidades les sobran funcionarios. Si estos se trasladan, no lo hacen por razones de mejor servicio, sino porque fueron marginados en la entidad de origen o porque creen que pueden medrar mejor en la de destino. Los comisionados son la prueba viviente de la superpoblación burocrática.

    Si hay un ámbito en que el abismo entre la legalidad y la realidad es profundo, ese es el de la función pública.

    El nuevo gobierno debe contar con una lista de los comisionados en las distintas instituciones y tendrá en sus manos una idea del despilfarro en que está incurriendo el Estado en la función pública. Y, en coordinación con los demás Poderes, debe buscar una solución a la deprimente y perjudicial situación actual que desangra al país.

    http://www.abc.com.py/edicion-impresa/editorial/comisionados-un-mecanismo-para-ubicar-a-los-planilleros-602475.html

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  5. Nuevos parlamentarios, pero portadores de viejos vicios

    A un mes de la iniciación del nuevo periodo parlamentario, algunos de sus miembros empiezan a mostrar el mismo vicio de siempre: presentar proyectos de ley para crear más puestos para sus adeptos y parientes financiados con el dinero público. Los diputados que promueven la creación de universidades financiadas por el Estado –es decir, por los que pagan sus impuestos,el otorgamiento de pensiones graciables y la concesión de subsidios a madres solteras no solo son populistas sino que apuntan a desangrar todavía más al país. Su consecuencia es la generación de más pobreza y más zánganos que viven a costa del fisco.

    Por lo visto, algunos parlamentarios no van a escarmentar nunca: saben perfectamente cuánto indigna a la ciudadanía y la profusión de críticas que genera el agrandamiento elefantiásico del Estado y, sin embargo, vuelven con el mismo libreto al periodo legislativo que se inauguró hace un mes.

    Algunos diputados, con los proyectos que han presentado, demuestran que traen consigo la misma mentalidad de siempre: aprovechar el dinero público para dar vida a intereses a los que de seguro están vinculados aunque más no sea con la intención de obtener réditos políticos.

    Los proyectos de creación de dos universidades en Paraguarí y en San Estanislao así como los de concesión de pensión graciable y de pago a madres solteras son el reflejo de la concepción del Estado como botín que hay que tomar por asalto. Los cuatro proyectistas de esos instrumentos legales son colorados.

    La actitud de esos parlamentarios va en contra del discurso oficial de los que van a estar al frente del Poder Ejecutivo dentro de dos semanas. El planteamiento que hacen es racionalizar los recursos del Estado para ofrecer a la ciudadanía mayor eficiencia. Con más salarios a pagar, el presupuesto de sueldos –que hoy succiona el 83 por ciento de lo recaudado– va a seguir absorbiendo la mayor parte de lo que ingresa por pago de impuestos.

    Como derivado de ello, las necesarias e imprescindibles obras de infraestructura vial y comunicacional y el mejoramiento de la calidad de los servicios de educación, salud y vivienda van a seguir postergados.

    Si se les otorga lo que piden –lo cual es muy probable, porque los diputados estarán pensando en la devolución de favores que puede sobrevenir cuando ellos presenten sus propios proyectos–, se beneficiará solo a algunos sectores. Los que queden afuera lo solicitarán mañana y estarán habilitados a recibir lo mismo.

    Ante estas pretensiones populistas, es necesario que el Partido Colorado asuma una postura institucional solicitando a sus legisladores que dejen de presentar proyectos que significarán más cargas al fisco y menos dinero para combatir la pobreza. La ANR no debe olvidar que estos cinco años obtenidos en las urnas pueden ser los últimos de su historia si se empecinan en repetir sus errores históricos.

    A comienzos de la gestión parlamentaria es necesario cortar estos vicios que empiezan a asomar. Vienen amparados por una larga tradición de postergación de las aspiraciones ciudadanas y de satisfacción de los intereses particulares con la complicidad de todo el Parlamento.

    http://www.ultimahora.com/nuevos-parlamentarios-pero-portadores-viejos-vicios-n709773.html

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  6. “El nuevo rumbo”

    Se termina un periodo gubernamental que se había iniciado con mucho entusiasmo, porque significaba el fin de la hegemonía del Partido Colorado. Pero aquella emoción no duró mucho, dando lugar a una gran decepción, que llegó inclusive a hastiar a la sociedad paraguaya.
    Hace prácticamente cinco años, el Paraguay experimentaba una sensación de renovación, de cambio, de esperanza. Era el fin del imperio colorado, caracterizado por la corrupción en todas las esferas. Creíamos que podríamos iniciar una nueva sociedad, llena de cambios estructurales, de limpieza en las instituciones públicas, de combate a la corrupción y de que se terminaría con los viejos vicios de malos manejos de los bienes públicos. Pero nada de eso sucedió.
    No vale ni siquiera la pena recordar lo que fue el desastroso gobierno de Fernando Lugo Méndez para el Paraguay, ya que no hubo cambio, ni mucho menos combate a la corrupción. Sus colaboradores siguieron con las mismas prácticas de los colorados.
    Envuelto en escándalos de paternidad irresponsable, Lugo se convirtió en la vergüenza internacional más grande de toda la sociedad paraguaya y terminó destituido a través de un juicio político, votado por la absoluta mayoría en el Congreso. No contento con haberse mofado de todos aquellos que depositaron en él su confianza, siguió fastidiando al país haciendo el cortejo como bufón a los presidentes bolivarianos que excluyeron al Paraguay y se burlaron de nuestras autoridades.
    Ahora, próximos a iniciar un nuevo periodo, las expectativas son grandes, hay muchas promesas de “nuevo rumbo”, se repiten los mismos discursos de combate a la corrupción, pero al profundizar en el entorno de quienes tendrán a su cargo llevar a Paraguay en el próximo lustro es la misma gente. Sin embargo, no hay que perder la esperanza de que algo se puede lograr, pero en gran medida dependerá también del acompañamiento, el control y de cuan exigente sea la ciudadanía paraguaya con sus gobernantes. – See more at: http://www.vanguardia.com.py/v1/index.php/component/k2/item/7415-%E2%80%9Cel-nuevo-rumbo%E2%80%9D#sthash.412GF2ug.dpuf

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  7. ¿Más de lo mismo?

    Comenzamos mal. El “nuevo rumbo” se está yendo por el lado antiguo, en el caso concreto de la Justicia Electoral. Teniendo en sus manos la oportunidad histórica de por lo menos iniciar un proceso de cambio gradual de esta usina de prebendarismo que se llama TSJE, se está optando por más de lo mismo en cuanto a la sustitución de los ministros caducos.

    Responsables de que todo siga igual con la nefasta fórmula del cuoteo político serán el Partido Colorado y quien lo lidera en este momento, y el PLRA, mal que le pese a su titular Miguel A. Saguier.

    Ambos partidos y en especial la ANR (por ser mayoría y tener mayor influencia) tienen en sus manos construir una Justicia Electoral totalmente obediente a la élite política o una justicia por lo menos con la disidencia de un voto neutral en contra de los dos votos partidistas.

    Es comprensible que de los dos ministros nuevos que se deben elegir, los colorados voten a uno total y declaradamente colorado para empatar con el ministro inamovible ya preexistente de origen liberal, pero de ahí a que se rebusquen por un tercer ministro/a “flexible” entre los ternados y desechen a uno totalmente independiente, es porque prefieren seguir con el modelo conocido de convertir a la Justicia Electoral en guarida de operadores políticos teniendo al frente a magistrados-políticos obedientes al tendotá de turno y a la corporación prebendaria y clientelar.

    En otras palabras, estando en función de ministro electoral un ciudadano liberal es inevitable que los colorados elijan a un colorado para poder hacer contrapeso a su tradicional rival en un lugar estratégico. Pero pudiendo elegir al otro ministro, de entre el decano de la Facultad de Derecho de la UCA, de reconocida actuación independiente en el Consejo de la Magistratura, y una jueza que se declara ex Encuentro Nacional, van a votar lógicamente por una opción partidista, factible de “asimilarse” al “criterio político” predominante, porque realmente no está en los planes cambiar para que sea diferente sino aparentar ser diferente para que nada cambie.

    Es fácil echar a la calle a tres mil, cinco mil y hasta siete mil operadores, para dar la sensación de cambio, pero lo difícil es cambiar el esquema que permite echar a esa gente cuando las papas queman y volverla a contratar cuando se necesita de ella. Ese esquema podría comenzar a cambiar si por lo menos uno de los tres ministros es independiente, lo cual depende de colorados y liberales. En especial de los primeros y de Horacio Cartes.

    Por Edwin Brítez

    http://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/mas-de-lo-mismo-602441.html

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  8. Cartes debe rechazar a los hombres escombro que se le propongan

    Ante el inminente inicio de un nuevo período presidencial, es preciso afirmar con la mayor certeza que el próximo presidente y su equipo de gobierno tendrán todo en sus manos para triunfar en la gestión y legar su exitosa experiencia a la posteridad, como modelo y como inspiración para generaciones futuras.

    Hay que tener en cuenta que Horacio Cartes llega a este alto cargo desde un sector social diferente al habitual, y siendo de profesión empresario, su conocimiento de la política práctica y, sobre todo, del carácter de los políticos, posiblemente sea todavía incompleto por haberlos tratado con poca frecuencia. Esta condición le obligará a mantener bien abiertos los ojos y no aflojar la vigilancia sobre el comportamiento de quienes tendrán forzosamente que acompañarlo en la gestión pública.

    De atenernos a sus manifestaciones, el próximo jefe del Ejecutivo piensa rodearse tanto de técnicos cuanto de políticos; de los primeros no tendrá que asegurarse más que en lo que concierne a sus aptitudes y capacidades para el trabajo, y si fallan no tendrá más que reemplazarlos. Pero de la mayoría de los políticos no podrá desprenderse tan sencillamente, sin que le hagan pagar un alto precio por ello.

    Cartes enfrentará un problema desde el primer día: los hombres escombro del Partido Colorado. Aquellos políticos –y algunos empresarios mercantilistas inescrupulosos asociados a ellos– que ya estuvieron acomodados con el régimen stronista, que se hicieron multimillonarios con privilegios, negociados y chanchullos de todo tipo, que después de derrocada la dictadura se presentaron nuevamente como grandes demócratas y se ubicaron en posiciones ventajosas para continuar asaltando las arcas del Estado; ellos o sus descendientes, parientes o testaferros.

    Esta gente volverá a actuar bajo el próximo gobierno como lo hicieron hasta el último minuto del de Nicanor Duarte Frutos. Estarán allí para presionar por nombramientos de secuaces, por licitaciones y contratos, por liberaciones y exenciones, por “ayudas” especiales. Invocarán su condición de colorados y de aportantes a las campañas electorales, seguramente. Les propondrán al presidente y a sus colaboradores próximos emprender juntos grandes y provechosos negocios, diseñar ambiciosos proyectos para ser financiados con créditos externos, como los de construcción de costosas obras públicas.

    Cartes y sus colaboradores deben recordar que fueron estos tipos los que enviaron al Partido Colorado a la cuneta en el año 2008, y que tal eventualidad bien podría volver a suceder dentro de un lustro. Porque el Paraguay actual ya no es el que estos sinvergüenzas depredaron. Hoy en día nuestra ciudadanía se volvió experimentada en materia de mentiras y fracasos políticos; está mucho más madura y adquirió capacidad de opinión y de presión social, dispone de fuerza para torcer rumbos y no agacha la cabeza temerosa ante el poder, como fue durante tanto tiempo, en el pasado.

    De modo que los hombres escombro del coloradismo, así como los corruptos de cualquier origen partidario, que pretendan ocupar cargos públicos deberían ser claramente advertidos por el nuevo gobierno de que las cosas van a funcionar de manera diferente; de que si vuelven a demostrar la antigua conducta indecente en el cumplimiento de sus responsabilidades, van a ser destituidos sin contemplaciones. Y que esto sucederá antes de que comiencen a ser abucheados allí donde se presenten en público.

    Desde el primer día de gobierno, el próximo presidente de la República debe sancionar ejemplarmente a sus funcionarios deshonestos y poner en evidencia a los políticos sinvergüenzas, aunque sean algunos de los llamados “representantes”, de esos que ganaron sus cargos en las elecciones, como senadores, diputados, gobernadores y concejales departamentales, empleando el dinero que robaron cuando estuvieron en un cargo en la administración del Estado o de una empresa estatal, porque el voto es un instrumento de legitimación política pero no ética, y el bandido merece ser llamado tal, y tratado como tal, aunque haya recibido centenares de miles de votos.

    Horacio Cartes tiene que disponer de la libertad de decisión suficientemente amplia como para escoger a las que considere mejores personas para integrar su equipo, y el Partido Colorado, en cuanto institución, así como sus dirigentes y caudillos locales deben abstenerse de ejercer presiones indebidas, malintencionadas y contraproducentes, porque con esto solamente lograrán comprometer el éxito de la gestión del candidato que los representa ante los ojos de la ciudadanía y del mundo.

    El Estado ya no debe ser el botín de los malos colorados. Es preciso poner el máximo cuidado en todo lo referente a las instituciones públicas, en especial a las entidades binacionales Itaipú y Yacyretá, donde están en juego no solamente los bienes públicos e intereses de todos los habitantes de este país, sino la misma soberanía y dignidad patrias.

    Hay carteras de Estado que son clave para el éxito de la gestión del Ejecutivo. En el Ministerio de Industria y Comercio se requiere alguien con experiencia y firmeza de carácter, porque en su órbita están Petropar e INC, por ejemplo, antiguas e inconmovibles fuentes de corrupción. En Hacienda se requiere una persona de carácter, invulnerable a las presiones políticas o sindicales, al populismo electoralista y a las tentaciones de las propuestas deshonestas. E iguales méritos para la Dirección de Aduanas, nervio vital para la salud del erario. En el MOPC deben reinar los técnicos y desaparecer de allí los políticos, al igual que en Salud Pública y en Educación. En Relaciones Exteriores se requiere gente patriota, inteligente y sensata, sin ataduras ideológicas ni, menos aún, partidarias, con acrisolada honestidad en lo personal, porque son el espejo en que se refleja hacia el exterior el país todo.

    De la habilidad con que Horacio Cartes esquive o se deshaga de bandidos y malandrines, de traficantes de influencia y de evasores de impuestos, de funcionarios indecentes y de los políticos inescrupulosos que aún pululan, depende su éxito como gobernante, así como que su nombre quede inscripto en la historia de este país con letras de molde y no con deshonrosas minúsculas.

    http://www.abc.com.py/edicion-impresa/editorial/cartes-debe-rechazar-a-los-hombres-escombro-que-se-le-propongan-602077.html

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