El encanto de ser mediocre

El encanto de ser mediocre

Los avances tecnológicos, los programas de televisión, los multimedios digitales de comunicación, hasta el confort de los muebles hogareños nos inducen disimuladamente a ser cada día más conformistas, perezosos, acríticos y, además, insensibles en cuanto a lo que sucede a nuestro alrededor. La comodidad es un camino lento y seguro a la mediocridad.

Nos pasa todo el tiempo, sin darnos cuenta. En el trabajo tendemos a repetir lo que siempre se ha hecho, de la manera que se acostumbra hacerlo. En la vida social, reiteramos antiguos prejuicios y paradigmas: siempre habrá ricos y pobres, los campesinos son unos haraganes, antes se vivía mejor, las empleadas domésticas son una plaga necesaria, la política es una porquería, el gobernante que no roba es un tonto, mejor no meterse en política, etc.

En general, los medios masivos de comunicación nos transmiten la visión de un mundo excesivamente problemático, conflictivo, peligroso y sin posibilidad de solución alguna. Esta permanente reiteración de las dificultades que nos rodean tiende a crear en las personas los sentimientos de impotencia, resignación y una conformista mediocridad.

Si casi todo está mal y siempre luego fue así, entonces, qué le vamos a hacer, que siga nomás así. La gente tiende a conformarse con muy poco. Desde la infancia, miles de niños ni siquiera terminan la educación escolar básica. Otros miles de adolescentes no concluyen sus estudios en el colegio, así como gran parte de los que ingresan a las universidades se quedan por el camino sin llegar a graduarse.

La falta de hábito de cuestionamiento, de pensar crítico, del esfuerzo por tratar de conocer la verdad más allá de las apariencias, nos convierten en personas mediocres que aceptan como válidas muchas aseveraciones que algunos líderes repiten sin conocimiento de causa: los agroquímicos producen enfermedades en los campesinos, los agricultores sin tierras son unos sinvergüenzas que quieren lotes para volver a venderlos, los niños de la calle son ladronzuelos enseñados por sus padres, la empresa Rio Tinto contaminará todo el río Paraguay y el acuífero Guaraní, el narcotráfico respalda la candidatura de tal político, etc.

El ser mediocre tiene el encanto de aceptar las cosas como son, acomodarse lo mejor posible en el contexto, no cuestionar nada, no esforzarse por mejorar nada y limitarse a ver cómo pasan los días y los años, con la indiferencia de una estatua en una plaza.

El mediocre conformista en realidad es una carga social indeseable pues, aunque activamente no perjudica a la sociedad, en la práctica resta su aporte y su trabajo por construir un país mejor. Los múltiples problemas sociales, políticos y culturales demandan la acción de los ciudadanos para ir solucionando, aunque sea lentamente, tantas necesidades de nuestra gente.

Es mejor equivocarse al tratar de hacer algo que no hacer absolutamente nada por temor a cometer errores. Algunos dicen que la pasividad y la resignación son herencias de nuestros ancestros guaraníes ante la llegada de los españoles. Bueno, ya pasaron 500 años de aquello y es tiempo de acción y de esfuerzos por ir forjando una mejor sociedad.

Por Ilde Silvero, ABC Color.

http://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/el-encanto-de-ser-mediocre-532297.html

19 comentarios en “El encanto de ser mediocre”

  1. El “letrado” y el “výro”

    Por Martí Bogado Villalba

    Muchas veces, el hombre paraguayo cree que siendo “letrado” (acepción nuestra del avivado sinvergüenza) está generando su propio progreso. El letrado es capaz de estafar y robar con la conciencia tranquila. No lo ve como un delito, sino como algo que él toma “aprovechando” el descuido del dueño al que considera un “výro” (tonto).

    Tan enraizado está el letrado en nuestra cultura, que es una convicción generalizada que el que accede a un cargo y no aprovecha para su beneficio personal lo que la nueva ocupación le proporciona, es un výro. Y si abandona el cargo con la cabeza erguida por la conciencia de haber cumplido a cabalidad su deber, honorable, pero pobre, es un výro.

    Y esta situación se da en cualquier organización social. El que accede a un ministerio, a ser un simple “secretario” en la Aduana o a dirigir una cooperativa o una comisión de barrio, parece llegar al cargo con la sola intención de “letradear”.

    Y generalmente las organizaciones terminan convirtiéndose en un botín para un sector de “letrados” y el que no comulga con ellos queda fuera de los beneficios.

    En la colonia Sommerfeld del distrito de J. Eulogio Estigarribia, Dpto. de Caaguazú, habitada por menonitas, uno puede encontrar hermosas residencias y grandes cooperativas que están convirtiendo al municipio en un centro de grandes industrias, como Lactolanda, solo por dar un ejemplo. Son tan autosuficientes que mantienen sus caminos en óptimas condiciones, construyen escuelas, hospitales y hasta el tendido eléctrico de la comunidad es obra de la asociación que los nuclea.

    Un colono menonita sostuvo que ese progreso sostenido es un simple producto de la organización y de la confianza que tienen en quienes lideran la asociación, a través de la elección de sus miembros.

    Las comparaciones son odiosas, pero en este caso, es importante ver la diferencia en el nivel de desarrollo de quienes exaltan al “letrado” y de quienes valoran la real honestidad e idoneidad para constituirse en líder de una comunidad.

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  2. Verdadero ejemplo

    Por Aldo Eustacio Lezcano

    La Colmena es una comunidad del Dpto. de Paraguarí, donde, según las estadísticas de la Policía Nacional, prácticamente no se registran hechos delictivos. En el municipio nadie roba por necesidad, pues hay fuente de trabajo para todos quienes quieran ganarse la vida dignamente.

    En la zona está instalada la cultura de trabajo honesto y el deseo de superación que se basa en la dedicación tesonera de los hombres de manos callosas y se refleja en el desarrollo social. Son legados culturales que implantaron en la zona las colectividades japonesas que empezaron a instalarse en la otrora pequeña aldea desde mayo de 1936 para explotar la tierra generosa.

    Los lugareños, con las mejores técnicas, labran las 11.000 hectáreas existentes en el lugar durante todo el año y no tienen tiempo que perder en cierres de rutas. El colmenense no pierde tiempo en las largas esperas en los bancos para recibir migajas, implementadas en los últimos periodos de gobierno.

    Durante los últimos meses del 2012 y parte de enero se lucieron ofertando las mejores frutas. Ahora tienen hortalizas en abundancia, que se mantendrá durante todo el año.

    Aquellos denominados dirigentes campesinos de diferentes agrupaciones o carpas, que con frecuencia aprovechan la inocencia o la holgazanería de sus “compañeros”, prácticamente no tienen cabida en la zona. Los integrantes de la Asociación de Productores del Dpto. de Paraguarí, cimentada en la localidad, “dictan cátedra” sobre cómo hay que trabajar para progresar.

    El gremio nuclea a los auténticos productores que lograron la reactivación del cultivo de papa en el país. Pese al contrabando y la poca cooperación estatal, que ni siquiera entregó al grupo un monto prometido de G. 7.500 millones para compra de semillas de papa, sus integrantes no se entregaron y permanecen de pie con ganas de seguir forjando tiempos mejores en el Paraguay.

    Es digno de imitar el ejemplo de labriegos japoneses y paraguayos, que son sinónimo de trabajo, honestidad y bienestar.

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  3. Radiografía del populismo

    Quedé asombrada al enterarme de que muchos pacientes del Hospital de Emergencias Médicas de nuestra capital se han convertido en una especie de banco de provisiones de radiografías para ciudadanos argentinos. Me explico mejor, hasta ese hospital llegan compradores de radiografías de los miles de lisiados como consecuencia de los accidentes, en su mayoría de motocicletas. Y uno se pregunta , ¿para qué? La respuesta está en que con esas radiografías nuestros vecinos letraditos, aun estando en perfecto estado de salud, consiguen allá subsidios por invalidez, claro está que demostrando antes con el mencionado estudio comprado de algún desgraciado paraguayo que perdió las piernas o los brazos, todo esto teniendo en cuenta que en el vecino país se han puesto de moda los subsidios, por lo que sea.

    El tema es propicio para analizar lo que provocan estas medidas en nuestros países latinoamericanos dominados por la onda populista a lo Chávez y su séquito de mandatarios alineados, pero el populismo no es solo hijo de la izquierda, lo es también de la derecha, cómo no. Y el tema está en que no es una cuestión de ideología sino de funcionalidad. El populismo funciona porque garantiza uno, dos, tres y hasta cuatro periodos de gobierno a quienes lo saben emplear. Aunque luego dejen a sus países en una pendiente de degradación institucional de difícil arreglo.

    Para caracterizarlo mejor, he aquí algunos signos del populismo definidos por Enrique Krauze:
    1) El populismo necesita de un líder providencial y carismático, mesiánico que interpreta y resuelve para siempre todos los problemas del pueblo. De muestra, en casa tenemos varios, y en el vecindario ni qué decir. 2) El populista no solo abusa de la palabra, se apodera de ella, la convierte en el vehículo de su carisma y se considera el único intérprete de la verdad general y se cree la única agencia de noticias para el pueblo. La palabra preferida es pueblo, a tal punto que acabamos de ver por ejemplo cómo, en un acto alucinante, el pueblo se convirtió en Chávez y ahora ya ni hace falta que él esté vivo para gobernar, puede hablar con el pueblo en línea directa desde el más allá. Y el pueblo gobernará por él. 3) Los populistas abominan la libertad de expresión, porque son ellos los fabricantes de la verdad; confunden la crítica con la enemistad, por eso buscan acallarla, sobornarla, desprestigiarla, controlarla, dominarla. Para ello todos los medios son válidos. La censura al video en el cual el propio Chávez reconoce que en Venezuela debía llamarse a elecciones es una muestra reciente. 4) El populismo utiliza de modo discrecional los fondos públicos, cuantos más subsidios para el pueblo, mejor; no importa si con ello se aliente un batallón de mendigos y se mate la capacidad productiva de un pueblo. Le irrita las pautas de la economía y las finanzas. Hace tabla rasa de los procedimientos.

    Reparte personalmente la riqueza (lo cual no es malo en sí mismo), pero no lo hace gratis, lo hace a cambio de obediencia. 5) El populista alienta la lucha de clases, necesita del odio interno para sostenerse. 6) El populismo ataca sistemáticamente a un enemigo exterior, porque necesita desviar la atención interna hacia un enemigo exterior. En este sentido, el “imperialismo yanqui” lleva las de ganar, solo basta escuchar a Chávez, Evo, Correa y Cristina. Son más nacionalistas que patriotas, requieren desviar la atención interna hacia el adversario de fuera para tapar sus fracasos. 7) El populismo moviliza permanentemente, organiza y enardece a las masas y la plaza pública es el teatro donde aparece su majestad, “el pueblo”. En nuestro país Lugo ha caricaturizado la lucha social en favor del pueblo y con su conducta se ha mofado de ella. 8) El populista desprecia el orden legal, busca someter a todas las instituciones a su arbitrio. En Venezuela, el Congreso y el Poder Judicial son un apéndice de Chávez. La más reciente medida fue la destitución de la magistrada Blanca Rosa Mármol, miembro del Tribunal Electoral, porque tenía una posición contraria al chavismo y afirma que desde el 10 de enero Venezuela tiene un gobierno de facto.

    Personalmente prefiero las democracias que garanticen la distribución equitativa de la riqueza a través de instituciones eficientes y transparentes. Y donde la justicia sea un valor inalterable.

    La anécdota de los hermanos argentinos que vienen a comprar radiografías aquí, para estafar a su nación aprovechando un gobierno populista, es también la mejor radiografía del mismo, abominable y nefasto populismo.

    Por Nancy Ovelar (*)

    http://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/radiografia-del-populismo-532018.html

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  4. Excusas institucionales

    Soy el primero en resaltar que la falta de cultura cívica está en el origen de gran parte de los males del Paraguay. La falta de respeto a la ley, el desprecio por los derechos de los demás son, en buena medida, causa de que nuestras ciudades sean sucias, nuestro tráfico caótico, nuestras aguas contaminadas y podría seguir con un interminable etcétera.

    Sin embargo, estoy absolutamente escandalizado y muy preocupado por el total descaro con que las instituciones públicas y sus responsables se escudan en la incultura cívica de los ciudadanos para evadir sus culpas y escurrir el bulto a sus responsabilidades, cargándoles toda la culpa a los ciudadanos.

    No hace mucho ya toqué ese tema, a propósito de la contaminación del lago Ypacaraí. Decía entonces que el lago se podía tomar como una metáfora del funcionamiento del país y que su deterioro era, en esencia, producto de la ineficiencia y la corrupción de las instituciones: en un país tóxico, un lago tóxico.

    Pero vamos a otros ejemplos: sin duda es razonable presionar a la ciudadanía para que tome los recaudos necesarios para no contribuir a la propagación de una epidemia; pero ¿de verdad son más culpables del dengue los floreros de los hogares que los ciento cincuenta mil millones de cráteres que adornan las calles de nuestras ciudades, donde se junta agua en cantidades infinitamente mayores, ya sea por la lluvia o por las sistemáticas pérdidas de las obsoletas y descuidadas cañerías de ESSAP?
    Otra justificación institucional sorprendente –hasta me pareció inclusive divertida de tan disparatada– fue la afirmación de que las inundaciones que se forman en las calles a la menor lluvia en la gran mayoría de los municipios del país se producen (cito textualmente) “porque la gente tira basura a los raudales que tapona los desagües pluviales”.

    ¿Tendríamos que suponer que la gente guarda la basura, durante días, semanas o meses, debajo de la cama, esperando que llueva y, entonces, la tira a los raudales? No me hagan reír. Lo que realmente ocurre es que la recolección de basura es territorio de desastre en la gran mayoría de los municipios del país.

    La basura sencillamente se acumula en la vía pública y, cuando finalmente llueve, el raudal se la lleva y, por supuesto, atasca los desagües que también son insuficientes donde los hay e inexistentes en otros lugares. Sin duda hay ciudadanos que “aprovechan” el raudal para deshacerse de la basura, pero tienen esa basura acumulada porque las municipalidades no las recogen en tiempo y forma.

    Otro ejemplo más: Leí al pasar un pasacalles que decía: “Primero cloacas, después edificios”. ¿De verdad tienen que recordarles los vecinos a las autoridades sanitarias, municipales y nacionales una idea tan obvia como que una vivienda unifamiliar puede arreglarse con un pozo negro, pero una construcción con veinte o treinta departamentos no?

    Todavía un ejemplo más: esos ciudadanos que se bañan en la costanera asuncena, poniendo en riesgo su salud y la de sus familias y generando el peligro de epidemias, son sin duda unos irresponsables descerebrados sin conciencia, pero no fueron ellos los que construyeron una playa río abajo y bien pegadita a un vertedero de aguas servidas sin ninguna depuración.

    En resumidas cuentas: por mucho que la incultura cívica contribuya a empeorar las cosas, los primeros culpables y responsables son los que están a cargo del buen funcionamiento de las instituciones: de los organismos sanitarios, de los municipios, de las gobernaciones y del gobierno central… Son sus autoridades las primeras irresponsables, las primeras que carecen de la cultura cívica que reclaman y hasta exigen a los ciudadanos.

    Por Rolando Niella, ABC Color.

    http://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/excusas-institucionales-532285.html

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  5. La cultura de impedir

    Este es un país raro: lo que más necesita es lo que más detesta. Comportamiento adolescente que nos impide desarrollarnos y crear nuevos espacios de crecimiento. El pionero es mirado como un excéntrico casi limítrofe a la locura, los planos realistas… son descartados porque eso “solo se puede hacer en un país rico”.

    El ordenamiento de nuestras ciudades es observado como escenario de corruptelas y, por lo tanto, habría que impedir. Este es el verbo más conjugado desde los espacios de poder hasta los niveles inferiores que reproducen este comportamiento tan paraguayo, que finalmente nos cercena la posibilidad de vivir mejor y evitar los costos de hacer mal las cosas o algo peor: no hacerlas.

    Qué duda cabe que Asunción no resiste a continuar con el esquema de organización actual; nadie quiere vivir en la capital y tanto administradores como sectores privados se empeñan en hacerla invivible. Impuestos caros, servicios malos, calles en mal estado, pésimo servicio de transporte, estacionamiento obligatorio controlado por una casta que ha tomado como rehén a los dueños de vehículos. Todo organizado para destruir lo que debería ser una razón de orgullo de todos. La avenida parcialmente habilitada en la ribera del río ya muestra cómo vamos a terminar de destrozarla hasta convertirla en territorio ocupado por la delincuencia. Empezaron con los que “tienen que comer” y, por lo tanto, el estacionamiento es de ellos; luego continuarán con quienes se encargarán de asaltar a los tontos románticos que pretendan mirar la bahía al atardecer para concluir con sofisticadas maneras de robar de noche al desaprensivo que circule por ahí. Policía y administradores municipales dirán que no se puede contra ellos y que la pobreza les da derecho de delinquir.

    Los proyectos como el metrobús orientados a darles dignidad a miles de usuarios son atacados por los mismos sectores que creen que solo sus derechos y caprichos deben imponerse sobre los demás. Se disfruta impidiendo, haciendo que las cosas no se concreten, se dilaten o se pospongan. Los paraguayos hemos hecho del fracaso nuestra única referencia colectiva; por eso el exitoso tiene que mimetizarse o simular. Nada de lo que hagamos es percibido como fruto del esfuerzo. Una persona que con mucho trabajo logró mejorar su casa tuvo que enfrentarse a un vecindario que lo llenó de rumores especulando sobre su honestidad al punto que tuvo que inventar que su “fortuna” -muy pequeña, dicho sea de paso-, la obtuvo encontrando plata yvyguy mientras construía su pileta. Eso calmó algo al vecindario rumoreante al punto que dos de sus vecinos contiguos empezaron a cavar de noche en sus patios buscando el mismo tesoro.

    En este país nos da bronca quien se abre camino con ideas renovadoras, con actitudes dignas… les perseguimos hasta que por cansancio deben marcharse a ver desarrollar sus talentos en otros países donde estos logros son estimulados mientras aquí celebramos la chatura y la mediocridad que una importante mayoría cree es el único espacio posible de “realización” que nos podemos dar.

    Cuando el éxito, el trabajo tesonero y las buenas ideas son apoyados por muchos… en ese momento el Paraguay habrá hecho un cambio radical en esta cultura de impedir que se ha convertido en la única manera de percibir lo colectivo al tiempo de disfrutar del fracaso del otro convirtiéndolo en “el éxito” de uno.

    Lamentable de verdad.

    Por Benjamín Fernández Bogado –

    http://www.ultimahora.com/notas/595675-La-cultura-de-impedir

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  6. La impuntualidad es falta de respeto

    El Ministerio de Justicia y Trabajo convocó ayer a participar de la asunción del nuevo viceministro del Trabajo, abogado Carlos Vera. El acto estaba fijado para las 08:00. Minutos antes, el auditorio estaba repleto de funcionarios de la secretaría de Estado, invitados, familiares del elegido y representantes de la prensa.

    El tiempo pasaba y la ministra Lorena Segovia no aparecía. Por fin, luego de 26 minutos de demora, se hizo presente y comenzó el acto. A las 09:30 debió presidir la asunción de la nueva directora del Servicio Nacional de Promoción Profesional, Lida Coronel de Duré, y tuvo otro retraso de 25 minutos, motivo por el cual el acto también comenzó tarde. El auditorio del SNPP, así como el del Ministerio estaban atiborrados de personas, y nadie explicó el motivo del retraso.

    La impuntualidad es uno de los males del Paraguay. Es un ejemplo de la improvisación, de hacer las cosas “vai vai” (así nomas). Es la tradicional “hora paraguaya”: se invita para una hora y se comienza con 30 o 60 minutos de retraso.

    En los discursos se habló del deseo de transformar el país. Las autoridades, sin embargo, no deberían olvidar que si aspiran ese objetivo, deben partir de pequeños cambios como practicar la puntualidad, porque la impuntualidad es una falta de respeto a los asistentes a un evento, y en este caso, a los funcionarios y a la prensa, algunos de los cuales se retiraron, porque tenían otros compromisos.

    Por Aníbal Velázquez

    http://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/la-impuntualidad-es-falta-de-respeto-533277.html

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  7. Entre el sofisma y el juego de palabras

    Recuerdo que en la época en que todos éramos felices y no lo sabíamos, la Policía podía detener sin explicación de ninguna clase a quien se le antojara, toda vez que el detenido no contase con amistades o parentela bien conectada.

    Una de sus explicaciones, si acaso el pobre infeliz apresado inquiría el motivo, era: “Usted no está detenido sino demorado”. Para todos los efectos, daba igual estar demorado que sentenciado a cadena perpetua, pues el encierro no tenía fecha de vencimiento.

    Ahora, Alegre y Filizzola se niegan a retirar sus gigantografías callejeras, como lo ordenó un fiscal, porque consideran que esas imágenes no son de carácter electoralista sino político (¿?).

    Veamos un ratito este módico caso de sofisma pororo para ver si podemos conseguir argumentar de la misma manera en otras situaciones ajenas a la política. Porque convengamos que si dos personas se candidatan a sendos cargos electorales, la simple exposición de sus imágenes en la vía pública constituye publicidad electoral. No obstante, el simpático argumento de los afectados, repito, puede inspirarnos a salidas parecidas en otro tipo de casos.

    Veamos: la suegra sorprende a su yerno y una desconocida, prodigándose arrumacos en un lugar público. Defensa del yerno: “¡Hola, suegra querida! Aquí le presento a una amiga que está en vías de casarse, y como le tiene fobia a las demostraciones física de cariño, le estoy enseñando a superar el problema, pues de lo contrario, no podrá llevar a buen puerto su matrimonio. Esto que vio, no es una relación ilícita sino un ejemplo de pedagogía amorosa de emergencia, ¿me entiende?”.

    Otro caso: un señor es sorprendido manejando un auto ajeno. Quien lo sorprende es el propio dueño del auto. Defensa del sorprendido: “¡Querido amigo, no me va a creer (en efecto, no le cree), pero yo tengo un auto de la misma marca, del mismo color y modelo, y hasta con el mismo muñequito colgando del retrovisor. Con el apuro, y la poca luz del estacionamiento, me confundí. Si usted no me crea problemas por la confusión, yo también haré como que nada pasó, ¿de acuerdo?”.

    En este ejemplo, nuestro protagonista es un expresidente que es encarado por la prensa por su nueva condición de rico. El tipo se defiende: “Si hace memoria, señor periodista, recordará que en mi campaña electoral yo había prometido combatir la pobreza con todas mis fuerzas. Y eso fue lo que hice. Combatí con éxito mi pobreza, la de mi familia, la de mis amigos, y, a la fuerza, la de algunos correligionarios que me obligaron a combatir también para ellos”.

    Si aquí, hasta los artículos de la Constitución son opinables, ¿por qué no van a ser discutibles y refutables las acusaciones o prohibiciones de uno que otro fiscalito?

    Por Moneco López

    http://www.ultimahora.com/notas/597316–Entre-el-sofisma-y-el-juego-de-palabras

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  8. Reír y hacer reír

    Tenía más de 80 años cuando murió David Kime, en Pennsylvania, recientemente. Conduciendo su féretro, el cortejo se detuvo brevemente en un local de Burger King a cumplir con una conmemoración. Entre whoppers, onion rings, fries and sodas, durante algunos minutos, 40 dolientes deudos rindieron homenaje al amigo fenecido, infaltable parroquiano del lugar y fanático de la marca, para después proseguir todos la marcha final hacia el cementerio.

    En los EE.UU. no es raro que algunas personas soliciten ser sepultadas con objetos de su predilección, como joyas, vestidos, fotografías, trofeos, armas y souvenirs sentimentales, haciendo lo mismo que los antiguos jefes egipcios e incas, posiblemente con idéntica esperanza: la de continuar disfrutándolos en el Más Allá. No hace mucho, una señora determinó se le retornara al polvo terreno junto con su Ferrari Testa Rosa, deseo satisfecho ante la mirada atónita de los participantes del trámite fúnebre. A propósito, una vez fue enterrado aquí un sedán Mercedes Benz de buen año y condiciones. Descubierto, al cabo de algunos años, se supo que solo fue un intento de ocultar un delito. Gente sin romanticismo.

    Los lectores de la afamada novela “El Nombre de la Rosa” recordarán aquel debate escolástico acerca de si la risa era virtuosa o no. El siniestro monje George alegaba que Jesucristo jamás había cedido a la diabólica tentación de reír. Asunto intrigante, verdaderamente. ¿Habrá reído alguna vez Jesús? ¿No le habrá provocado enorme gracia, por ejemplo, cuando vinieron a contarle que se acabó el vino en medio de la fiesta nupcial en Caná? ¿Y cuando algunos de sus discípulos sustrajeron una mula para que él entrara a Jerusalén montándola?

    Debiera rememorarse aquel episodio sobre la lapidación de la adúltera, cuando Jesús detuvo la ejecución advirtiendo: “Aquél que esté libre de pecado que tire la primera piedra”. Apareciendo entonces un hombre que avanzó blandiendo un enorme cascote. “¿Qué? –exclamó el Nazareno– ¿Eres tú el que está libre de pecado?”. “¡No!” –respondió el interpelado– “¡Pero soy el marido!”. En realidad, este no es un relato evangélico sino un buen chiste de Anatole France; pero de haber sucedido, Jesús se habría echado al suelo a reír; y no hubiera sido el único.

    El buen humor, en la forma evolucionada que conocemos, es creación de la genialidad grecolatina. Si esa chispa supervivió en la oscuridad medieval, en buena medida ocurrió porque el Cristianismo, al occidentalizarse, se sacudió de encima gran parte de la sombría tristeza cultural originaria. Hay crónicas de la Edad Media bastante cachondas; como la que cuenta que a un clérigo se le inquirió: ¿Cuál es la mejor ave? Respondiendo este: “Depende; para un buen puchero, la mejor es la gallina; pero para rezar, es el Ave María”.

    Más actual es el humor negro, variedad propia de espíritus sofisticados. En esa fuente inagotable del ingenio anónimo que es internet, se dijo en estos días: “Argañistas afirman que el general Oviedo ya estaba muerto luego antes de caerse el helicóptero”. Una perla. Negra, pero perla.

    Hasta no hace mucho, en nuestro país el común de la gente que acudía al teatro lo hacía procurando alegría, por tanto, asistía a los dramas con el mismo talante que a las comedias. Cuando un actor caía muerto de una puñalada o una actriz representaba una estremecedora escena de desesperación, en la platea se escuchaban carcajadas. Habían pagado la entrada para divertirse y ninguna circunstancia se lo impediría.

    A menudo se escucha aseverar que el paraguayo carece del ingenio ocurrente que abunda entre vecinos regionales; que sabemos reír pero no sabemos hacer reír. Exceptuando al humor rural, que cuando no incurre en vulgaridad es ingenioso, son solo unos pocos artistas individuales, y uno o dos grupos, quienes se dedican a producir buen humor con talento profesional. La publicidad con pretensiones de chistosa o canchera, en cambio, suele estar mucho más cerca de provocar llantos que sonrisas.

    Saber reír es uno de los placeres solitarios; hacer reír es un servicio de provecho social. En el Paraguay andamos necesitados de más cómicos y payasos profesionales y de mucho menos aficionados. La gracia y el salero, comedidos y oportunos, hacen funcionar mejor todo. Y no acaba de descubrirse. Hay un viejo proverbio chino que advierte que, quien no sabe sonreír, que no abra una tienda.

    Por Gustavo Laterza Rivarola, ABC Color.

    http://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/reir-y-hacer-reir-537244.html

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  9. No parece Paraguay

    Cuando observamos algo que se hace bien, lo primero que decimos es que no parece que se haya hecho o que lo tengamos en el Paraguay, sea un simple queso saborizado, un paisaje natural hermoso, un locote amarillo, un vacuno de raza o un pomelo sin semillas.

    Existen lugares tan hermosos en el Paraguay que para valorarlos hay que salir afuera y cerciorarse de que los renombrados sitios extranjeros, no digo que sentirán envidia, pero pondrán cara de asombro ante tanta competencia. A pesar de los intentos psicóticos de muchos gobernantes, no han podido destruir todas las bellezas que tenemos en el país.

    Al lago Ypacaraí le dieron una carga extra, que no fue una minicarga, de tanta porquería hasta dejarlo en estado de agonía que ya ni las tóxicas algas se sintieron a gusto. Los peces y otros anfibios tampoco supieron soportar tanta cantidad de mierda y el lago azul, como muchos políticos, tuvo que forzosamente cambiar de color.

    Cuando mis amigos y amigas visitan y piden ver algunas de las muchas cosas lindas que oferta ni querido Guairá salen expresando: “pero esto no parece Paraguay”. Después de ver parte del globo terráqueo desde el pico más alto del país, el cerro Tres Kandu, la vista desde el cerro Akatî y su salto San Pablo, las bellezas de los otros saltos como el Suizo, Pa’i, el Mbyyu’i, Cantera y el San Vicente, lugares como el cerro De la Cruz, la cima del Cerro Corá, la granja Francisca, el embrujo de Ita Letra, el “Óga Porã” de mi amiga Cristina Meza, el imponente dinosaurio de piedra y otros atractivos de mi región, no queda más que expresar: “pero esto no parece Paraguay”.

    No quedan atrás la riqueza artesanal de Yataity, las playas de Iturbe, el salto Cristal en Borja, la gruta de Itapé, la iglesia Catedral de Ybaroty en Villarrica, la estación ferroviaria de San Salvador y un poco más allá la seductora Caazapá con su festival más grande y atractivo del país, el licor de Yegros y la riqueza franciscana de Yuty. No parece Paraguay.

    La “perla del sur” Encarnación, se convirtió en la Venecia del Paraguay, no quedan atrás Carmen del Paraná que, junto a las riquezas de Hohenau, Fram y Bella Vista hacen que la gente diga: “esto no parece Paraguay”. Circular por las colonias menonitas, brasiguayas y de los Aché, parece Utah y no Paraguay.

    El Ypoá, el Ñeembucú, la confluencia de los ríos Paraguay y Paraná son sitios incomparables; el exvolcán del cerro Acahay, la limpia Atyrá, los paisajes chaqueños, en barco y al norte por el río Paraguay, las dunas de San Cosme y Damián, las ruinas jesuíticas y otros sitios “no parece Paraguay”. Una ministra como Liz Cramer, tanto por su trabajo como por su apellido, hace que digamos: “pero esa no es paraguaya”.

    La costumbre de ver hechos indignantes e inconcebibles hace que no parezca sino que sea el auténtico Paraguay. Un policía que asalta y roba “parece Paraguay”. Una selección juvenil de fútbol, clasificada para un mundial y jugando bien, no parece Paraguay. Una ciudad limpia, ordenada y sin animales en sus calles, parece Paraguay. Un empleado público eficiente y de buen carácter parece finlandés y no de Paraguay. Ver y circular por las calles descuidadas, como si hubiesen caído meteoros, “parece Paraguay”.

    Una universidad creada para delinquir e incubar la mediocridad es de Villarrica y también de Paraguay. La Policía Caminera y la Dinatran del MOPC son del Paraguay ya que solo sirven para el cohecho. Un presidente de la República y jefes de entes recaudadores que son llamados por la justicia nos anuncia que estamos en Paraguay. La justicia que no hace nada en contra de los ex, también nos ubica que estamos en el Paraguay.

    El salario mínimo y algunos sobresueldos legalizan que estamos en Paraguay. La amistad, el compadrazgo y el parentesco certifican las raíces criollas y ni los sociólogos ni antropólogos modernos pueden descifrar las raíces neolíticas que tiene el paraguayo.

    Un obispo presidente, con hijos reconocidos y no reconocidos, no parece Paraguay, ese es el verdadero Paraguay…

    Por Caio Scavone

    http://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/no-parece-paraguay-540975.html

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  10. Bailando con el enemigo

    “Bailando la toqué / Y ella se dejó / Me aprovecho y… / Pam-pam-pam… / La toco y… / Pam-pam-pam… / Bailando la toqué / Y ella se dejó / Me aprovecho y… / Pam-pam-pam / La toco y… / Pam-pam-pam…”.
    ¿Le suena? Lo bailan los chicos en todas las fiestas, lo escuchan a diario en la radio y, por si fuera poco, bajan gratis el video de internet y lo comparten con los amigos, enganchados con las imágenes porno que acompañan a los genios que lo “compusieron”. Es uno de los temas reggaetoneros que suenan en capital e interior a full.

    Me llama la atención, no que los chicos quieran bailarlo; eso es hasta lógico por el ritmo pegadizo, por el estilo irreverente de sus cultores, por esa facha de grandes que les deja y por la gran promoción que tiene, sino que los adultos le demos un salvoconducto tan de “clase A”, “oro” que puede meterse en las habitaciones de la casa, en las reuniones familiares, en los festivales infantiles, en los oídos de nuestros hijos a través de los auriculares, en las fiestas “sociales” en las que les estamos enseñando el rito de introducción al mundo “adulto”.

    La grosería, normalizada. La estimulación sexual, garantizada. Y los muchachos con la adrenalina hasta la punta de los pelos, listos para protagonizar “experiencias” de las que luego no saben cómo hacerse cargo.

    ¿Y las mujeres? Bien gracias, “contra la pared”, “en la cama”, “desnudas…” “eléctricas y supersónicas…”. Erotizadas, listas para el gato, como dice la letra:

    “A mi gata se le marca el panty de Victoria / Demonia, me mata tu colonia / Quieren hacerte una ceremonia / Quién, quién el dúo de la historia…”, etc., etc.

    Yo me pregunto, ¿será justo que los “caciques de la tribu” ni abran ya la boca para establecerle algún límite aunque sea formal a esta grosería sistematizada? ¿No caímos todavía en la cuenta de que la música estimula los sentidos, la lívido y además actúa sobre el sistema nervioso, influyendo en la conducta?

    Ni siquiera les hablo de lo que decía mi inteligente abuela sobre la decencia, me refiero a las estadísticas en alza de acoso y abuso sexual en EEUU, por ejemplo, de donde nos vienen varias de estas propuestas comerciales, enlatadas, a bajo precio… ¡Ey, están ganando plata manipulando sexualmente a nuestros adolescentes y jóvenes, y nosotros no decimos ni “mu”! No es “progre”, no es “calidá”.

    La música es apertura a la belleza, es camino de perfeccionamiento, es algo muy ligado a la dignidad humana, porque ¡nosotros podemos apreciarla desde antes de nacer y hasta la muerte! El corazón humano vibra, se ensancha con la música. ¿Por qué no darles más oportunidades a los chicos a tener contacto con ella? Achiquemos el espacio a esta grosería, dejemos de bailar con el enemigo y habrá suficiente lugar para la música en nuestra cultura. Buena falta hace.

    Por Carolina Cuenca

    http://www.ultimahora.com/notas/602331-Bailandocon-el-enemigo

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  11. Plata yvyguy rekávo

    Buscadores de oro se aprestan a despertar algunos de los que hoy, literalmente hablando, son durmientes del ferrocarril. Creen poseer información acerca de un fabuloso tesoro sepultado en 1868, en las postrimerías de la Guerra Grande, donde las vías cruzan el arroyo Yukyry. Yacen allí, dicen, lingotes transportados en dos vagones. Desde 1862 las vías llegaban a Areguá. ¿Las habrían levantado y vueltas a poner, flamantes, sin llamar la atención?

    Es inútil oponer objeciones lógicas a los buscadores de entierros, pues ellos pertenecen al mundo de la fantasía. Ni hace falta recordar que en este país nunca se acumuló oro porque no había de dónde sacarlo. Ni hacer notar que las pocas alhajas y chafalonía de la modestísima clase rica paraguaya, al final de la guerra, no fueron escondidas sino puestas en guarda en consulados extranjeros. Y de estas, solo las que no fueron entregadas al gobierno en el célebre acto del 24 de febrero de 1867.

    Desde el siglo XVI seguimos, pues, persiguiendo al metal donde nunca estuvo, porque el sueño aurífero forma parte medular de nuestra herencia cultural. Miles de trashumantes aventureros recorrieron esta región de cabo a rabo, escudriñando el suelo, la piedra, el arroyo, batiendo la arena, agotándose en excavaciones estériles o desatibando yacimientos arcanos, secos, agotados. Toda una vida tras el instante fulmíneo en que se produciría la visión gloriosa del afloramiento, de la vena áurea, del filón platino, del descubrimiento del cántaro venturoso, quimeras deliradas en frías o húmedas noches, al descampado, luego de agotadoras marchas cargando azadas, palas, pinzas, barrenos, hornillos de atanor y crisoles.

    Pero en el Río de la Plata nunca hubo minas ni guacas ni enterramientos. Ni buscadores profesionales como los forty-niners californianos, los gambusinos mexicanos o los garimpeiros brasileños. El nombre que recibió la región tuvo que ver con el engaño publicitario y no con el metal. Durante los primeros siglos, en sus cartas a España, los conquistadores y colonizadores del Paraguay mentían sobre los metales preciosos, perlas y pedrería que decían hallar o haber oído de ellas. Su intención oculta era entusiasmar a la metrópoli para que prestaran atención a la provincia olvidada.

    El mito del oro, sumado a la envidia, también contribuyó a la liquidación de las misiones jesuíticas del Paraguay. Convertidos en talentosos empresarios, durante el siglo XVIII, los misioneros jesuitas obtuvieron notable lucro en actividades productivas y comerciales, mas no acumulaban caudales aquí; los remesaban a Roma, donde la Compañía debía sostener el alto costo de su inmensa influencia política. No obstante, hasta ahora hay quienes escrutan las honduras del camino tras el oro jesuita.

    En el Paraguay, provincia agradable, de vida apacible, por completo desprovista de riquezas, el carácter imprevisor del indígena, unido al temperamento romántico y fantasioso del español, produjo un mestizo alegre y despreocupado, ingenuo y negligente, frugal y contentadizo. Sin laborar, sin ahorrar, sin aptitud empresarial, el mestizo paraguayo prefirió siempre confiar su bienestar al auxilio de las potencias sobrenaturales y a la azarosa buena fortuna. El plata yvyguy rekávo y el vy’a rekávo -la búsqueda de tesoros y la búsqueda de felicidad- son caras de la misma medalla; están en la raíz de nuestra idiosincrasia, bien descripta por varios de nuestros autores y narradores actuales, como antes lo hicieran ya Azara y Aguirre y los cronistas.

    Además, hasta el alto siglo XVIII, en nuestro país no se hacían transacciones en moneda sino por vía de permuta. O sea, ni la forma acuñada del metal conocía el paraguayo común. A pesar de la ausencia del oro en el suelo y en los bolsillos, la sirena áurea continuó atrayendo irresistiblemente a muchos argonautas que dilapidaron gran parte de su vida revolviendo archivos olvidados, repasando una y otra vez mapas, planos y señales, reinterpretando textos encriptados y relatos esotéricos. Aunque -no se soslaye- si no fuese por el mito de El Dorado, tal vez la mitad de Sudamérica hubiera sido descubierta recién hoy, a través de Google Earth.

    De modo que, en un país como el nuestro, donde hacerse rico trabajando sigue siendo considerada la posibilidad más utópica, el plata yvyguy rekávo deviene una vía concreta y real. Mágica; pero real. Como es casi todo aquí.

    Por Gustavo Laterza Rivarola, ABC Color.

    http://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/plata-yvyguy-rekavo-542452.html

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  12. Hora de construir autoestima

    Un valor que debe ser restaurado en la sociedad paraguaya es la autoestima, definida por el diccionario de la academia como la valoración generalmente positiva que se tiene de sí mismo. Nos cuesta asumir que como país estamos dando pasos apropiados en la dirección correcta, creando condiciones para hacer del Paraguay un buen lugar no sólo para vivir sino también para negociar y prosperar.

    Seguimos siendo un país atractivo en cuanto a clima de negocios. Sólo Chile y Perú, en ese orden, nos superan. Pero estamos, aunque cueste creerlo, a la par del Brasil y por encima de Argentina. ¿Cómo se define este concepto? Muy sencillo. ¿Cuánto tiempo y cuántos pasos lleva, en el Paraguay, disponer de energía para algún emprendimiento? Insume cuatro pasos burocráticos con un promedio de 53 días. En eso, superamos al Perú –una de las economías más dinámicas de América Latina- en donde se necesitan 100 días y 5 trámites.

    Tenemos la más alta disponibilidad de energía eléctrica por habitante, y toda ella de fuente limpia y renovable, es decir, la hidroelectricidad. Hemos desplazado a Argentina como exportadores de carne vacuna, un rubro que para el país vecino es más que emblemático. Sin embargo, hay una faceta en la que los rioplatenses nos ganan: su carne es “marca país” y sólo basta encontrar el sello de “carnes argentinas” en un envase para que en Japón, Djibuti o Toronto se sepa de qué se está hablando. Nosotros aún debemos llegar a ese punto para lo cual nos falta un largo camino que recorrer en la interminable carrera llamada “competitividad”.

    Los paraguayos debemos empezar a admirar menos lo extranjero por sólo serlo y a querer más lo nacional cuando está bien hecho y representa lo mejor de nosotros mismos. Hemos sido capaces de administrar con calma y eficiencia una crisis política luego de la cual estamos desembocando en una elección general que nos dará un nuevo gobierno. Nunca, como ahora, ha habido tal cantidad de “observadores” llegados para monitorear el proceso y dictaminar su transparencia y ajuste estricto a las normas legales. Dos ex presidentes extranjeros y un Premio Nobel de la paz han elogiado el clima de estabilidad del Paraguay y se han ido satisfechos con la forma cómo nos estamos gobernando. No tenían ninguna necesidad de prodigar elogios fáciles ni calificativos cómplices que, por supuesto, tampoco les fueron pedidos. Simplemente, describieron lo que vieron y comprobaron para luego irse.

    La autoestima es un valor vivificante, que estimula el espíritu y renueva el sentido de pertenencia. Nos hace, además, mejores ciudadanos y nos pone en forma para competir, que ese es el mundo en el que hoy nos toca vivir. No rehuyamos este sentimiento con el que muchas naciones, a lo largo y ancho del mundo, se han hecho grandes y prósperas.

    http://www.5dias.com.py/25106-hora-de-construir-autoestima

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  13. Guardianes de la Selva

    La habitual quietud y tranquilidad de la selva fue abruptamente interrumpida el pasado 7 de febrero, por algunos disparos de arma de fuego. Muchos animales huyeron despavoridos. Sin embargo, no eran los animales silvestres el blanco de los tiros. Estos estaban dirigidos contra una modesta canoa con cuatro pacíficos indígenas Aché, a bordo.

    Recorrían silenciosamente el encantador y poético río Jejuimí, en el bosque atlántico del Mbaracayú de incomparable hermosura. Los indígenas, otrora dueños y señores absolutos del bosque atlántico, a causa de las profundas transformaciones socioeconómicas ocurridas en las últimas décadas, son ahora “guardabosques” en el marco de un programa de protección de los ecosistemas.

    Las aguas del río se mancharon de sangre indígena: tres de ellos lograron salir vivos de la brutal emboscada, mientras que uno, Bruno Chevugi, fue encontrado muerto el 9 de febrero. Él se reencontró así con sus antepasados y con los espíritus de la selva, consagrándose como héroe perenne del bosque.

    ¿Por qué lo asesinaron? ¿quiénes son los criminales? ¿cuál es el mensaje de los capangas matones?

    El grave acontecimiento enluta y acongoja al mundo indígena y no indígena. Pone en evidencia el problema de fondo: la relación entre el “mundo indígena” y “territorio”. Por mundo indígena no se entiende solo la suma de las personas con sus vidas en una comunidad; el concepto se extiende mucho más allá, abarca una infinidad de componentes que constituyen su cultura y su vida. Merece una atención especial el componente “territorio”: no es simplemente la tierra entendida como un bien de compra-venta; el territorio es la Madre que nutre, cobija, defiende, y ofrece energías y remedios espirituales y materiales. El territorio es como la casa extensa donde se desarrolla completamente la vida del pueblo.

    Ya hace varios años los científicos nos alertaban sobre las terribles consecuencias del recalentamiento global, como consecuencia de la combustión masiva de petróleo y carbón. Poca gente creía esto. Sin embargo, hoy somos testigos de violentas catástrofes también cercanas a nosotros. Ahora se empieza a dar crédito a la relación estrecha entre deforestación, contaminación ambiental y cambio climático. Ciertamente existen también otras causas de los desastres, pero es muy amplio el consenso sobre la necesidad de conservar los bosques existentes y extenderlos con oportunas reforestaciones.

    Los pueblos indígenas han sido por miles de años los guardianes de la selva y son los mejores defensores de la naturaleza y de su conservación. Por su tradición ellos no son ni agricultores ni criadores de animales, no son destructores ni de plantas ni de animales. Tampoco acumulan riquezas y están en las mejores condiciones para defender la vida de la selva. Ellos son una riqueza para la humanidad, son garantía de futuro y los protectores de la vida por excelencia, en el entero planeta.

    Por José Zanardini (*)

    (*) Sacerdote salesiano. Antropólogo.

    http://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/guardianes-de-la-selva-544991.html

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  14. Tortura felina

    Si hasta ahora alguien dudaba de cuál es la mejor forma de torturar a los felinos -a tal punto de que terminen muriendo-, solo resta mirar la situación por la que atraviesan los animales abandonados por el Circo Osvaldo Terry.

    Los pobres leones y tigres (16 en total) fueron explotados en el Circo en espectáculos que dejaban ganancias solo a los dueños, pues se nota que los animales no precisamente recibían una buena alimentación ni los cuidados adecuados.

    Llevados al Zoológico de Asunción, en lugar de refugio consiguieron una cárcel, y ahora una de las felinas encontró una tumba.

    Es inconcebible la forma criminal en que son tratados los animales en los circos para que luego terminen abandonados a su suerte. ¿No existen acaso leyes que los protegen? ¿Qué pasa con los Convenios Internacionales?

    ¿Cómo es posible que haya tanta burocracia en la Municipalidad de Asunción, en la Secretaría del Ambiente y en la Fiscalía Ambiental para definir una situación a todas luces irregular? ¿Qué les cuesta cumplir con sus obligaciones?

    ¿Por qué tanta benevolencia con quienes explotan a los animales y luego los abandonan? ¿Por qué hace tiempo ya no se les confiscó para darles un hábitat merecido sin tener que mantenerlos martirizados durante dos meses, encerrados en inmundas jaulas!

    Ayer ocurrió lo que nadie quería, una de las tigresas fue atacada por otra en pleno proceso de traslado a un hábitat provisorio, en el que no sufrieran tanto.

    ¿Ahora quiénes son los responsables? O mejor dicho ¿quiénes son más culpables: Los que torturaron a estos pobres felinos o quienes permitieron el despropósito, con su inoperancia, negligencia u omisión?

    por Pedro Gómez Silgueira

    http://www.abc.com.py/blogs/vivir-en-asuncion-61/tortura-felina-2164.html

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  15. Dios los cría y ellos… no se hacen cargo

    Mientras el presidente Federico Franco se prepara para ir a Roma, Fernando Lugo y su ahijado político van a Venezuela. Está de moda “aparecer en el funeral”. Y mientras a Chávez le están terminando de colocar en el pedestal de gloria sus amigos socialistas del siglo XXI, olvidando todos sus atropellos, acá en Paraguay la pobre Benigna sigue sin conseguir que el Fernando le haga caso a la orden judicial.

    Es tan irónico y vergonzoso ver a Daniel Ortega junto con Fernando Lugo estrechando vínculos de la izquierda acomodada en Latinoamérica. Es impresionante cómo esta gente habla y habla y habla… de revolución, de ética social, de protección a los desamparados y en su vida privada, la que muestra realmente cómo son ellos, hacen todo lo contrario.
    Ortega es rechazado por pederasta y Lugo por padre irresponsable… Pero a la hora de hacer discursos nada de eso cuenta. Ahora la izquierda sea unida y los derechos de los pobres que sufren las consecuencias de los actos irresponsables de estos hombres, ¡que esperen a ver qué se hace a la vuelta del funeral!

    Ahora el tema es aparecer y discursear. ¿Y la verdad? ¡Bien gracias!

    El discurso es un arma poderosa, pero más poderosa debe ser la relación entre la palabra dada y la realidad. Antes le llamaban honor, hoy es relativo todo eso, y así nos va.

    ¿De qué nos sirven los emotivos discursos si la palabra no tiene valor? ¿De qué nos sirven las “reformas estructurales” si las personas que componemos la sociedad nos degradamos y nos dejamos conducir por gente degradada?

    Lo peor de todo es que no son solo ellos, en cierta forma representan a una mentalidad común en la que no vale tanto el esfuerzo de relacionar positivamente lo que es con lo que decimos que es, sino que solo importan las apariencias. Apariencia que no se compadece con el destino de una mujer concreta y de un niño concreto que por su dignidad deberían valer el mundo entero.

    Toda la ley y toda la política están hechas para el bien común o no tienen sentido.

    ¿Y dónde empieza el bien común?

    En cada mujer y en cada hombre que habita esta Tierra. Tenga dinero, petróleo, contactos, poder o sea una humilde mujer de un país mediterráneo.

    Chávez ha muerto y le deseamos una mejor vida en la eternidad, pero hay clamores que siguen haciendo eco en este lado de la realidad. ¿Quién se hace cargo?

    Por definición, responsabilidad es hacerse cargo, asumir los hechos, sobrellevar nuestra parte.

    Paternidad es bonita palabra, Gobierno es noble expresión, pero si no hay responsabilidad de por medio, todo se vacía de contenido.

    Mientras tanto, Dios los cría y ellos se juntan.

    Por Carolina Cuenca

    http://www.ultimahora.com/notas/605874-Dios-los-cria-y-ellos…-no-se-hacen-cargo

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  16. PATERNIDAD IRRESPONSABLE

    por Andrés Granje

    La paternidad irresponsable en el Paraguay tiene razones muy profundas
    y se entronca con los orígenes de nuestra formación como sociedad,
    desde los mismos colonizadores y su unión con indígenas, que se hizo
    de manera promiscua y sin ningún compromiso sobre los descendientes
    que esas uniones generaban en una época que no existía programas de
    control de la natalidad. Luego se acrecentó con la guerra de la triple
    alianza contra el Paraguay, la función procreadora de los hombres era
    bienvenida entonces, en una población diezmada con preeminencia de
    mujeres después de la hecatombe, era más importante poblar el país,
    las leyes eran muy injustas con los hijos surgidos fuera del
    matrimonio a quienes se les denominaban hijos ilegítimos o naturales.

    Sin embargo y a pesar de los avances jurídicos en la legislación para
    la niñez y para las madres existen vestigios del machismo atávico y
    bárbaro, que se enseñorea en la sociedad con acciones y gestos de
    tanto en tanto, estas muestras recibe la repulsa de la ciudadanía, que
    ya no tolera la perversa irresponsabilidad de muchos hombres que no se
    hacen cargo de los hijos que ayudaron a procrear, mas si estos hombres
    tienen un destaque en la opinión pública, como el caso del ex
    Presidente y Obispo Fernando Lugo. La última del promiscuo religioso
    es el aplazamiento de la prueba de ADN, para determinar si es o no el
    padre de un niño hijo de Benigna Leguizamón quien asegura que Fernando
    Lugo es el padre de la criatura.

    Esta vez el motivo de la ausencia para acudir a la cita de la
    extracción de sangre para el estudio de ADN, es su viaje a Venezuela,
    donde participará de la ceremonia de despedida al fallecido Hugo
    Chávez, que puede ser un motivo muy atendible pero entre dar el adiós
    a un muerto y asistir a la toma de sangre para una prueba tan
    importante para determinar su paternidad o no, nos parece que siempre
    será muy importante cumplir con un chico que puede ser su hijo y que
    necesita se vindique su vida presente y futura con la certeza de saber
    quién es su verdadero progenitor, no puede un hombre que tuvo un
    pasado como pastor de la Iglesia católica pueda adoptar una conducta
    tan ruin, en un tema tan delicado como el de la paternidad
    irresponsable.

    Este caso lleva más de cuatro años de marchas y contramarchas, desde
    un primer momento Fernando Lugo se mostró renuente a reconocer su
    paternidad y menos prestarse a la prueba de ADN, intentó conciliar
    con Benigna de forma extrajudicial, prometiéndole una suma de dinero
    que asegure una vida digna para ella y su hijo, sin embargo incumplió
    lo pactado lo que llevó a la mujer a recurrir de vuelta a la justicia
    pidiendo la prueba de ADN para certificar la paternidad. En verdad el
    proceder de Fernando Lugo es lamentable y habla bien poco de sus
    buenos sentimientos y procederes, más aun teniendo en cuenta que se
    trata de un consagrado que ejerció por mucho tiempo como pastor de la
    Iglesia Católica, pues con estas jugarretas y triquiñuelas jurídicas
    que ensayan con sus abogados al único al que realmente se perjudica es
    el pobre chico que sigue en la incertidumbre de no saber quién es su
    padre.

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  17. La hora y sus minutos
    Por Caio Scavone

    Una de las asignaturas que al paraguayo más esfuerzo le exige debe ser la puntualidad. La otra materia, carente de lindura y validez, es la ortografía. Vivimos peleados con estas cosas. Aunque rescato que la “hora paraguaya” ya consiste en un ícono criollo y en una fisonomía mucho más pura y fidedigna que el león africano, el gorro frigio y la rama de olivo de nuestro escudo nacional.

    Para el paraguayo, el más lindo calendario colgado en su confortable oficina tiene el mismo valor que su hermoso y costoso reloj de pulsera y de oro: de adorno. O quizás, el reloj le sirva para que sepa llegar una hora más tarde a la reunión y el calendario para enterarse de que el ágape fue ayer.

    El “tiempo” –no referido a la condición climática– jamás importó en este país y es una de las cosas que no tiene medición exacta en el Paraguay. Es un rasgo criollo que dificulta encarar proyectos a largo plazo. Muchas obras terminan con inusitados atrasos y son inauguradas con increíbles demoras y otras inauguradas antes de su conclusión. Pero, de igual manera, estamos ante los genuinos paraguayos que no respetan el momento y mucho menos la hora. Es decir, jamás llegamos en el momento oportuno.

    El Paraguay es tan tolerante en todo, pero con la hora de cumplir el compromiso es todavía mucho más. Ni las tarjetas invitadoras con letras pulidas y abrillantadas estimulan al paraguayo a cumplir con la hora puntualizada en ellas. Las mismas tarjetas a veces nos llegan con una hora de anticipación o dos días después.

    Las invitaciones que sellan el inicio a las 19 horas equivalen a que el acto se iniciará a las 20 y que todos llegarán a las 21 horas. Para más, a los convites, sobre todo telefónicos, se le agrega el prefijo “tipo”, vocablo que representa al aumento de la impuntualidad y si te dicen que la cena será “tipo las 9” hay que ir preparado como para cenar a la madrugada o llegar a las 10 de la noche para conocer otra nueva manera de prender el carbón. Con el asado a la parrilla la hora paraguaya se desnaturalizó y las márgenes se desconocen.

    Los novios y curas son grandes conocedores y sufrientes de la impuntualidad paraguaya. Las novias que más apuran el matrimonio son las que llegan tarde al altar. La mía –y yo que tenía la esperanza de salvarme– llegó una hora más tarde. La llegada tardía está muy en función a la belleza. Las feas siempre llegan, por el trabajo de chapería, pintura y tuneado, morosamente al altar. Muchas también se adelantan a la fecha fijada del matrimonio y sus amigas organizan la despedida de soltera con “baby shower” incluido. Es que hoy la gente se casa por A o B motivo: por amor o por el bebé.

    “Me voy mañana entre las 8 y las 10 o si no el jueves o el viernes” certifican lo poco que vale el tiempo en el Paraguay. El “me ganó la hora” del personal sigue siendo una excusa válida y vigente que todavía no puede tener castigo ni desquite del patrón.

    La hora de inicio de los actos públicos depende de la hora de llegada de la máxima autoridad invitada. En ciertos actos se nota la presencia puntual de las autoridades y como ejemplo debemos aplaudir. Es probable que como tienen tantas paladas iniciales que realizar, deben empezar temprano y a hora.

    Para la TV y los espectáculos deportivos la hora es inglesa, pero nunca para las presentaciones de los artistas. Hasta Paul McCartney se paraguayizó y llegó tarde al Defensores aquel martes 17 de abril del año pasado. Hace poco hasta incendiaron el auto de un promotor artístico por un retraso de apenas una noche.

    Somos descuidados los paraguayos, hasta en el ómnibus chatarra suben los vendedores de baratijas a “robarnos nuestro tiempo” y si nos roban el tiempo es clara señal que no lo apreciamos para nada.

    Nde sýre, hoy es martes y estoy sobre la hora para entregar este artículo a la redacción, chau.

    http://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/la-hora-y-sus-minutos-556210.html

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  18. Construir una imagen

    Muchos creen que somos los patitos feos de la región, que nos cargamos el saco más grande de corrupción en la espalda al punto de que somos los primeros en fustigarnos por esa condición; sin embargo, en verdad, el Paraguay no muestra una imagen ni mala ni buena: no tiene imagen… simplemente.

    Somos pequeños, metidos en el centro de un subcontinente que ahora despierta la atención mundial por el notable desempeño económico hasta llegar a un crecimiento superior al 13% previsto para este año. Pero no nos conocen, esa es la verdad. Y no nos hemos esforzado bastante en ello. Mucha de nuestra dirigencia política y económica disfruta de la comodidad del anonimato al punto de afirmar que simular riqueza es tanto o más importante que tenerla. Y eso se vive en la relación permanente en el ámbito personal. El que hizo dinero se encarga de proyectar una imagen cuasi de menesteroso para no tener que enfrentar la maledicencia y sospecha ciudadanas.

    Esto llega al punto tal que entre las cinco personas más ricas del Paraguay, existen tres cuyas fotografías jamás fueron publicadas y que si las viéramos pasar cerca terminaríamos compadeciéndoles de su estado, extendiéndoles una mirada de consuelo. Nuestro país no admite con facilidad su éxito ni se encuentra cómodo estando en ventaja. Un foro de inversión se inaugura hoy en Miami. Altos funcionarios públicos y del sector privado estarán con sus pares norteamericanos que quieren saber algo más sobre “el secreto mejor guardado de América”, y apuestan a invertir en un país que crecerá más del 10%, en donde el dinero en dólares paga unos intereses que son 6 veces superiores que los de los bancos americanos. Quieren saber sobre nosotros para ver cómo hacerse más ricos y, por sobre todo, cómo desarrollar un país como el nuestro tan necesitado de capital y de empleo.

    Paraguay necesita ayudar este momento con un trato serio, previsible y cumplidor, que son finalmente virtudes básicas que cualquier inversionista espera de un país como el nuestro. Eso debemos darnos nosotros internamente para hacer que ese mecanismo de actuar eficaz se transforme en un poderoso instrumento generador de desarrollo.

    Requerimos, por lo tanto, creer en nosotros, abandonar la posición de culpar al otro y de esperar migajas de nuestros socios internacionales. Precisamos preparar a nuestra población para las demandas laborales más intensas y desarrollar gerentes paraguayos a la altura de los reclamos de eficiencia internacionales.

    Hay tareas que hacer en casa si en verdad queremos abandonar la incómoda posición de vivir de los restos cuando podemos sentirnos orgullosamente prósperos con lo que poseemos.

    La mejor imagen que podemos darnos es la de un pueblo que trabaja, que se esmera y que es innovador. No hay mucho tiempo que perder en un mundo que tiene hoy 32 veces más dinero que lo que necesita y que busca afanosamente lugares dónde invertir recursos que no dan tantos beneficios como pudiera darse en el nuestro.

    Hay que aprovechar esta década de crecimiento que vivimos. Si no, lo que nos espera son más pobres o, más ricos simulando su condición de tales. El Paraguay es pequeño y rico en recursos, pero desconocedor de sus potencialidades; sin embargo, estamos obligados a construir una imagen que atraiga los capitales locales puestos en bancos internacionales y a los extranjeros, que conocen que aquellos que vinieron al Paraguay solo han experimentado la prosperidad en la mayoría de los casos.

    Es cuestión de atrevernos.

    Por Benjamín Fernández Bogado –

    http://www.ultimahora.com/notas/620964-Construir-una-imagen

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  19. Baños como la gente

    En los países llamados desarrollados, muchos detalles de la organización social deslumbran, y no están exentos los baños públicos. Bien posible es alterar un conocido refrán: “Muéstrame tu baño y te diré quién eres”. Aquí en Alemania, donde la urbanidad se inculca a los niños desde muy pequeños, se distingue una estricta manera de mantener a raya la higiene de los sanitarios. Los baños públicos están impecables, salvo rarísimas excepciones. Aunque existe una ordenanza que prohíbe cobrar por el uso del baño (toilette), generalmente se abona 50 centavos de Euro (aprox. 2.700 G.) para ingresar, antes de la obtención del ticket para superar el torniquete de control de acceso. En las estaciones de servicio se deja a voluntad, en los centros de compras, se paga. Tampoco faltan quienes llegan a cobrar hasta 1 Euro (por ejemplo en la Estación Central Ferroviaria de Stuttgart, donde una señora vigilaba militarmente la entrada). Como sabemos para las mujeres un baño cercano es absolutamente necesario, de modo que en los bares tenemos el privilegio asegurado.

    Con humor, ni los baños para caballeros se libran de alguna dama apresurada que los utiliza a riesgo de toparse con usuarios –en su territorio– en plena micción. Vale comentar que no se ven hombres orinando en la calle. Muchos ya lo hacen sentados en el water. Hace años una empresa alemana creó un fantasmita (Spuk) que se adhería a la tapa del retrete y además traía una serie de grabaciones para invitar a los varones a orinar sentados. Se utiliza hoy sobre todo en las escuelas y jardines infantiles. El producto trascendió fronteras.

    Evitar el pago de los ticket en lugares públicos, no solo es tentación latinoamericana, también de otras nacionalidades, incluso de alemanes. Una señora de unos 50 años –con quien charlé amenamente durante un viaje–, en las paradas burlaba los controles pasando por debajo del torniquete. “Ningún problema, nadie puede prohibirme usar el baño”, me adiestraba legalmente. La falibilidad también existe en la tecnología alemana; la máquina de ticket puede aceptar tus monedas, pero no liberar el torniquete, llevándonos a filosofar respecto a si debemos volver a pagar o sentirnos con derecho a cruzar la valla bajo la mirada de los demás usuarios y/o del personal de limpieza.

    Para la desinfección, existen inodoros que poseen un sistema de autolavado y control de agua; a muchos turistas les gusta filmar lo sorprendente del sistema. Pero, salvando los chiches, lo fundamental está constantemente cubierto: nunca falta papel higiénico, jabón y toallitas de papel o secador de mano, ninguna canilla pierde. Sin llegar todavía a la sofisticación de los baños japoneses, en Alemania tanto los de servicio público como privado son asunto de alta cultura sanitaria.

    No me arriesgaría a afirmar la perfección de sociedad alguna, pero sí que muchos buenos hábitos ahorran enfermedad y presupuesto. Nosotros, por las epidemias mortales que sufrimos, si algo debemos imitar de países como Alemania (82 millones de habitantes) es la conducta de los ciudadanos cuidando su salud y la de los demás. No es prioridad instalar avanzada tecnología, nos basta y sobra con que los usuarios, tanto hombres como mujeres, empecemos a erradicar las pésimas costumbres. Las mamás como primeras maestras son piezas fundamentales en esta transformación sanitaria, y los papás con su ejemplo.

    En tiempo de tanta promesas, esperemos que los correspondientes ministerios, gobernaciones, municipalidades, escuelas y empresas privadas se interesen en la parte que les toca y más. Paralelamente a la infraestructura, necesitamos verdaderos programas de educación higiénica y sanitaria.

    Por Lourdes Peralta

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