Infraestructura y educación van de la mano

El actual gobierno ha hecho esfuerzos por ir revirtiendo en forma gradual el déficit que se observa a nivel país en materia de infraestructura y que los venimos arrastrando desde hace varios años, lo cual en 1 lustro materialmente resulta difícil poder darle una solución de fondo basado en el cúmulo de necesidades que seguimos teniendo dentro de este importante componente de nuestra macroeconomía.
La limitada disponibilidad de recursos económicos generados por el fisco a través del cobro de impuestos y otros tributos a la ciudadanía, hizo que se tuviera que recurrir a préstamos de organismos multilaterales (BID, Banco Mundial, CAF, entre otros, además de las emisiones de bonos soberanos en el mercado externo, como también en menor magnitud a nivel doméstico) para su cobertura y que en mayor o menor medida deberían continuar selectivamente si es que pretendemos seguir creciendo cualitativa y cuantitativamente.

Independientemente a todos los problemas y discusiones que acarrea la aprobación del PGN en el Parlamento cada año derivado de cuestiones políticas antes que técnicas, hacen que sigamos tropezando con las mismas dificultades de siempre, pues bien sabemos que las necesidades son y seguirán siendo ilimitadas, pero los recursos disponibles son finitos o limitados y hay que saber administrarlos profesionalmente.
Toda esta problemática hace que año a año el nivel de gastos rígidos englobados dentro del rubro de Gastos Corrientes en el PGN sigan acaparando no menos del 75%, quedando por obvias razones disponibilidades de recursos muy limitadas para hacer frente a otros propósitos primarios como los son educación y salud pública, lo cual debe merecer de parte del próximo gobierno una reingeniería global a esta superpoblación de funcionarios y que no tiene razón de ser para un país pequeño como el nuestro con menos de 7 millones de habitantes.
Somos conscientes de que nuestro país precisa seguir invirtiendo cada vez con mayor fuerza en obras de infraestructura, pues las veces que vemos y leemos trabajos técnicos realizados por organismos internacionales ubican a nuestro país en posiciones bastante rezagadas con relación a otros países de la región lo cual nos resta mayor competitividad.
Al igual que todo lo que atañe a lo mencionado precedentemente, hablar de una reversión positiva de los niveles de calidad educativa actual no resulta fácil pues también son casi enteramente de carácter estructural pero que en algún momento habrá que tomar “al toro por las astas” y buscar la forma de darle una solución de fondo y forma pues con los niveles actuales de inversión realizados vs el PIB y dentro de un mundo cada vez más globalizado, exigente y competitivo difícilmente podremos darle la verdadera solución que esperamos en lo que a calidad educativa concierne.
Resulta penoso cuando muchas veces salimos al exterior a hacer cursos de postgrado y dada nuestra limitada formación académica en algunas disciplinas, nos vemos en la necesidad de hacer previamente cursos de pregrado de nivelación, pues universitarios de otros países de la región nos siguen superando “por varios cuerpos”. Y en algún momento el proceso de enseñanza-aprendizaje a nivel país debería ser del nivel de calidad comprobada que todos deseamos.
Es loable el esfuerzo del gobierno de haber enviado a mucha gente a especializarse en universidades de primer mundo en diversas disciplinas, y entre ellos a muchos docentes lo cual se vuelve a dar luego de 170 años. Es de esperar que se den los resultados positivos esperados, en el menor tiempo posible.
No estamos dando el valor añadido que todos esperamos a las obras de infraestructura que se vienen realizando, por falta de una mejor calidad educativa que hace que muchos de nosotros no los podamos aprovechar en su justa dimensión pues ambos conceptos están íntimamente interrelacionados.
Si como país de economía emergente que somos seguimos esperando a que nuestra calidad educativa alcance el nivel de punto óptimo y luego dar énfasis a obras de infraestructura, desde el punto de vista de desarrollo económico y social podríamos estar aún más desfasados, pues es bien sabido que si no contamos con la infraestructura vial que precisamos, definitivamente en pleno siglo XXI no seremos lo necesariamente competitivo a nivel regional y mucho menos con países de extrarregión.

Por el Dr. Juan Carlos Zárate Lázaro

https://www.lanacion.com.py/columnistas/2018/04/27/infraestructura-y-educacion-van-de-la-mano/

11 comentarios en “Infraestructura y educación van de la mano”

  1. Reforma educativa y transformación cultural
    Por Cecilia Rodríguez Alcalá

    Abraham Lincoln decía que “la filosofía del aula en una generación será la filosofía del gobierno en la siguiente”. Terminando el periodo electoral nos urge priorizar las estrategias que permitirán a la generación actual de niños paraguayos convertirse en ciudadanos globales del Siglo XXI y contribuir así a nuestra frágil democracia.

    Los resultados de la prueba SNEPE demuestran que más del 90% de los estudiantes en el sistema educativo no desarrollan las competencias para el nivel de desempeño esperado en su curso, esto significa que en el caso de matemáticas y comunicaciones no pueden solucionar problemas complejos ni cuentan con una comprensión crítica de lo que leen. Con estos resultados, ¿cuáles son las oportunidades reales que tiene la generación actual para que sus sueños se cumplan? Si hacemos la analogía con el fútbol, este es el momento de no solamente cambiar a los jugadores, sino también de repensar el juego en su conjunto. Mañana es el Día del Maestro, el día de los que participan en el juego del día a día en el aula. Sin embargo, existe un sistema más amplio que a su vez define el marco que limita el juego de los propios maestros. Este sistema está compuesto por el aparato estatal que regula la carrera docente, el financiamiento educativo, el currículo, la gestión escolar, y todo el universo de acciones que influyen finalmente en el logro de los aprendizajes.

    Este es el juego que hoy está fallando y requiere de un rediseño urgente. Este es el juego que hoy no tiene una institucionalidad sólida y está lleno de incentivos perversos que perjudican a todos los jugadores de la comunidad educativa.

    Ante esta realidad, ¿cómo logramos que el Ministerio de Educación se fortalezca? Existen numerosos cambios internos necesarios e incluso legislaciones que deben modificarse. Está claro que el ministro de turno no podrá por si solo apagar incendios, negociar con los gremios, mejorar los aprendizajes y realizar cambios estructurales al sistema. Es por eso que urge una hoja de ruta estableciendo qué y cómo logramos una transformación educativa. Esta hoja de ruta solo será efectiva si existe un consenso nacional sobre sus elementos críticos, un pacto entre todos los actores sobre qué concretamente queremos lograr en los próximos cinco años de gobierno y los sacrificios asociados.

    No será un camino fácil aunar voluntades, intereses, y el conocimiento requerido para construir estrategias efectivas que beneficien a más de un millón de niños y jóvenes. Este es el juego que requiere de un liderazgo transformador desde el Ejecutivo y un acompañamiento firme de los demás poderes del Estado. De todos nosotros depende impulsar una reforma educativa integral. No habrá mejor legado para el futuro del país.

    (*) Diez años de experiencia en el ámbito educativo y emprendimiento social. Fundadora de Paraguay Educa, organización sin fines de lucro dedicada a proyectos de tecnología, educación e inclusión social.

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  2. Pluralismo juvenil
    Por Jesús Montero Tirado

    Tenemos pocas investigaciones sobre los adolescentes y jóvenes paraguayos, al menos no es fácil encontrar publicaciones de las mismas. Si queremos reflexionar sobre cómo son, qué les caracteriza, cuáles son sus propósitos y sus modos de pensar y actuar, no nos cabe otro recurso que la observación personal y el diálogo con quienes más los tratan y trabajan con ellos, porque recurrir a la literatura profesional especializada en el tema adolescencia y juventud de otros países de la región y de otros continentes no nos garantiza información válida para los nuestros. Entre los mismos adolescentes y jóvenes de todo el Paraguay hay notables diferencias; es más, me atrevo a decir que dentro de muchos jóvenes hay actualmente un pluralismo juvenil, hay varios jóvenes diferentes a la vez.

    El pluralismo se genera en la personalidad de cada uno influenciada en la pluralidad de culturas presentes y activas en nuestro país. Muchas surgidas de la diversidad de culturas autóctonas desde las 21 etnias diferentes, sumadas a las culturas prevalentes de la población de origen mestizo que habla guaraní y de mestizos y herederos de la lengua castellana, además de las culturas inmigrantes de Brasil, Argentina, de otros países latinoamericanos, europeos, asiáticos e incluso africanos. A todo este coktail polícromo de culturas se añade la presencia persuasiva de las culturas infiltradas por los medios de comunicación, sobre todo televisión y más extensivas aún por internet accesible en computadoras y teléfonos celulares. Y finalmente los contagios culturales por el turismo receptivo y el turismo al exterior y las migracions al extranjero. Todavía el espectro cultural se amplía si diferenciamos con razón las culturas urbanas, suburbanas y rurales. Además cualquier análisis sociocultural tendrá que reconocer que si hay algún sector sensible y permeable a los impactos culturales diferenciados es, sin duda, el sector juvenil.

    Nuestro sistema educativo, salvo alguna atención específico a grupos indignas, ofrece unos diseños curriculares para un país presuntamente homogéneo y el diseño curricular de los mejores colegios privados y oficiales de Asunción es el mismo que el diseño curricular de cualquier escuela en cualquier compañía del más remoto interior del Paraguay. La deseada descentralización educativa que propuso el plan de la Reforma Educativa no ha pasado de ser una parcial desconcentración.

    El pluralismo juvenil está alimentado por la gran diferencia de impactos que reciben los jóvenes en el ámbito cognitivo, en el ámbito afectivo y en el ámbito operativo de la psicología de cada uno de ellos.

    Los flujos de información y las posibilidades de acceso a conocimientos se dinamizan a diferentes velocidades según el contexto sociocultural y económico en que vive cada uno de ellos. La población de Paraguay psicológica y culturalmente se mueve a distintas velocidades y se nutre con diversas intensidades y frecuencias. Los jóvenes milenials con recursos económicos que no conciben la vida y el mundo sin internet, viven con ansiedad casi compulsiva el cólico constante de la saturación de información tan acelerada como indigesta y en nada se parecen a los jóvenes campesinos, ligados todavía en su mayoría al contacto continuo con la naturaleza y con poca o mucha menor dedicación al celular y al internet.

    También hay notables diferencias entre jóvenes y jóvenes por los estímulos que impactan en el ámbito afectivo. La sociedad del consumo que explota hábilmente y hasta con manipulación la psicología dinámica de los instintos, impulsos, deseos, motivaciones, carencias afectivas, ideales, sueños, etc… bombardea constantemente la sensibilidad y la afectividad toda de los jóvenes, desencadenando toda clase de comportamientos, además de no pocos y diferentes estados de frustración por no alcanzar las hipotéticas promesas del consumismo.

    En el ámbito operativo, el pluralismo se manifiesta de muchas maneras, incluida la participación pasiva o activa, como espectadores o actores de la agresividad y la violencia, que hasta se ha convertido en espectáculo favorito de juegos electrónicos y películas de acción dramática y criminal.

    El pluralismo es un valor, porque enriquece el espectro de posibilidades, pero al mismo tiempo es un desafío complejo para la educación familiar, escolar, superior y de la sociedad. La familia, el sistema educativo y la sociedad deben responder a los reclamos de esta juventud plural, que necesita más que nunca aprender a dialogar y convivir en paz.

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  3. “Marito” debe dar atención prioritaria a la educación

    El Día del Maestro suele tener connotaciones emotivas en las escuelas de nuestro país, porque es ocasión de agasajo a los docentes, cuando, siquiera por una vez en el año, se les hace sentir personas queridas y respetadas de la otra parte de la comunidad que conforman los estudiantes, los padres y las madres y las autoridades académicas.

    Los docentes son el pivote de la formación de la niñez y la juventud; no está de más repetir esto porque tal carácter los sitúa en el punto más importante del sistema. Hay que cuidar de la salud y fortaleza del cuerpo docente tanto como su función lo requiere, como se cuidan los pilares de la escuela para evitar que se derrumben sobre las aulas. Docentes ineptos, inmorales o negligentes causan daños irreparables en el ser humano, comprometiendo el futuro mismo del país, como todo lo que concierne a la niñez y la juventud.

    De ahí que se insista tanto en el cuidado de la educación general como servicio público y como compromiso social. Y, en esto, no nos va bien. Nótese que cuando en el Paraguay se habla de educación formal, entendida como servicio a ser brindado primeramente por el Estado, los calificativos son deprimentes. Sea que se trate de un simple reporte periodístico o de un estudio sociológico o pedagógico, los problemas de nuestro sistema educacional resaltan en todas sus facetas, y alarman a quienes entienden, se preocupan y son patrióticamente sensibles.

    Adolecemos de un índice presupuestario inferior a lo recomendado internacionalmente, con relación al PIB, si bien nuestro criterio es que el problema principal radica en las serias carencias en los recursos humanos y el mal uso de los fondos del sector. Pueden agregarse métodos de enseñanza deficientes, contenidos inadecuados, disciplina relajada, sectarización del cuerpo docente, burocratización del funcionariado, y otros males y vicios que en las observaciones e informes se repiten una y otra vez, al paso de las décadas y los Gobiernos. Para peor, si este vistazo se echa sobre las condiciones que reinan en el campo, en el interior del país, lo enumerado se duplica.

    Ahora que estamos en el umbral de un nuevo período gubernamental es muy oportuno volver a insistir en que una de las primeras tareas –si no la primera– de un buen gobernante tendrá que ser la de mirar hacia la educación general, en particular hacia la de primeras letras. Hay allí demasiados problemas, obstáculos y pérdidas. Si hay un terreno de juego en el que nuestro país pierde todos sus partidos, es precisamente en lo que hace al sistema educacional.

    En el programa electoral de Gobierno del presidente electo Mario “Marito” Abdo Benítez se formulan muchas promesas con relación a este asunto primordial. Se anuncia que la inversión a ser aplicada en el sector va a alcanzar el equivalente al 7% del PIB. Se mejorarán los locales escolares e infraestructuras en general. Se equipararán socialmente las ofertas y oportunidades. Se continuarán concediendo becas, se cooperará con la empresa privada y las universidades, se incorporarán los conocimientos y ventajas de las ciencias y la tecnología, se impartirá educación formal también a los padres, se buscará la excelencia y la equidad en todos los niveles, se incorporará a los niños y jóvenes a la educación cívica y democrática, a los deportes y sus prácticas; en fin, se educará para el trabajo, el progreso y la cultura, sin exclusiones y con la mirada puesta en el futuro.

    Sin ánimo de ser escépticos, esta lista de intenciones ya se escribió muchas veces a lo largo de las jornadas electorales anteriores. No ponemos en duda que quienes las prometieron y prometen hayan deseado y deseen también hoy cumplir sus promesas; mas, evidentemente, hay “algo” que siempre les impide, que siempre frustra sus intenciones, que eternamente pincha las ruedas de los vehículos que deberían transportarlas a la realidad, dejándolos varados en el camino de las propuestas frustradas.

    ¿Por qué estas promesas electorales tan repetidamente formuladas no fueron hasta ahora puestas en práctica más que de una manera mínima? Hay varios motivos que lo explican, sin duda, pero uno descuella sobre todos los demás: la corrupción.

    Tómese un solo caso: el del Fondo para la Excelencia de la Educación y la Investigación, que forma parte del Fonacide (creado por la Ley Nº 4758/2012). Desde ese momento, miles de millones de guaraníes se distribuyeron entre 250 municipalidades y 17 gobernaciones departamentales, con el objetivo expreso y excluyente de ser aplicados a gastos de capital, proyectos de infraestructura en educación: construcción, equipamiento de centros educativos, remodelación y otros beneficios conexos. Como se sabe, buena parte de esos fondos fueron desviados hacia los bolsillos de quienes debían ejecutar los proyectos, mediante la sobrefacturación y otras triquiñuelas con que habitualmente se disfrazan las malversaciones.

    Así ocurre que, mientras el Ministerio de Hacienda remite miles de millones a los Gobiernos locales para mejorar la infraestructura de sus edificios educacionales, los techos de los mismos caen, sus paredes se rajan y en varios puntos del país acaban siendo las sombras de los árboles las que acogen a los estudiantes desahuciados.

    En estos últimos años, el presupuesto concedido al Ministerio de Educación y Ciencias ronda los 900 millones de dólares, de los cuales el 80% se gasta en salarios de los docentes y del funcionariado administrativo de ese ámbito. Esta cifra representa aproximadamente un 3,7% del ingreso bruto del país, porcentaje con el cual tenemos que competir con la región latinoamericana en la que estamos insertos geopolíticamente. Veamos sus cifras: Brasil exhibe en el sector un gasto ligeramente superior al 8% de su PIB; Argentina, 6,2; Bolivia, 6,4; Chile, 4,6 y Uruguay, 4,4.

    Si la meta que se propuso el programa electoral de “Marito” con relación a alcanzar el 7% del PIB para inversión en educación pública no queda simplemente pintada en el papel y se hace realidad, se habrá ejecutado una verdadera proeza, un salto cuantitativo y cualitativo que tendrá un indudable impacto en el futuro del Paraguay. No nos dará resultados espectaculares en breve tiempo, por supuesto; hasta es probable que, dentro de cinco años, cuando haya que elegir otro gobierno, todavía no puedan exhibirse los efectos de ese gran paso dado, pero a nadie que sea medianamente inteligente le quedará ninguna duda de que los méritos habrán de ser reconocidos.

    No obstante, el esfuerzo no debe ser solamente del Gobierno, sino que los propios docentes y la comunidad educativa en general deben poner todo de su parte. Los maestros y maestras no deben temer a la capacitación para superar el espantoso porcentaje de aplazos que suelen tener ellos mismos en las pruebas de capacitación a que suelen ser sometidos. Por su parte, los políticos deben apartar sus sucias garras de este sector fundamental, y dejar de tener a los docentes como carne de cañón de sus campañas electorales, como ocurrió hasta en las recientes elecciones internas del Partido Colorado.

    Si bien tenemos una vasta y triste experiencia en las promesas incumplidas de nuestros gobernantes, el inicio de un periodo gubernativo siempre despierta esperanzas. En este Día del Maestro le decimos a “Marito” que esperamos que dedique una atención prioritaria a lo que escribió en su plataforma de Gobierno sobre la educación, y no sea un embustero más.

    http://www.abc.com.py/edicion-impresa/editorial/marito-debe-dar-atencion-prioritaria-a-la-educacion-1698258.html

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  4. Gran parte del futuro de nuestro país está en la educación y en el campo

    Por Dr. Juan Carlos Zárate Lázaro

    Lo importante y prioritario para nuestro país es mejorar sensiblemente nuestra actual calidad educativa y para ello tenemos que trabajar arduamente. Nos estamos refiriendo a los niños como a los jóvenes. Se impone una revisión global y bien profesional de la actual malla curricular introduciendo todas las mejoras que puedan redundar en un mejor nivel de calidad y que esté acorde al siglo que nos toca vivir y que nos permitan ser tan competitivos como otros países de la región y de extrarregión.

    Necesitamos mejorar substancialmente la calidad de infraestructura en muchas escuelas y colegios de todo el país, además de un mayor fortalecimiento en los programas de capacitación a nuestros docentes y poner un Focus especial en los bachilleratos técnicos, que coadyuven a una más rápida inserción laboral de nuestros jóvenes donde se concentra el mayor porcentaje del bono demográfico.

    Será muy difícil pretender una enseñanza de calidad con infraestructuras que dejan mucho que desear. De nada valdrá que los docentes pongan de sí todo su esfuerzo en transmitir sus conocimientos a los alumnos si en contrapartida muchas instituciones no cuentan tan siquiera con un pupitre en condiciones aceptables donde sentarse los alumnos.

    La Ley del Fonacide requiere de una urgente revisión y reformulación, pues poco o nada lo que han hecho Gobernaciones y Municipios del interior de nuestro país desde su promulgación a pesar de que año a año reciben de parte del Ministerio de Hacienda importantes montos para dichos propósitos.

    Es importante concienciarse de que no hay futuro para nuestra educación si no existe trabajo estrecho y bien cohesionado con los educadores y con un Ministerio y un Gobierno que les esté apoyando constantemente, transformando «el futuro de esta y próximas generaciones».

    El futuro de nuestro país en gran parte reside en el campo. En la agricultura familiar, tenemos un enorme potencial pero que lamentablemente los venimos aprovechando solo a medias. Compartimos la visión de un Paraguay desarrollado, que los jóvenes sean los grandes protagonistas, y que dejen de emigrar a la capital y ciudades del Dpto. Central en busca de trabajo, pudiendo convertirse con sus padres en microempresarios si es que se los apoya técnica y productivamente como se espera.

    No es solo elegir a las autoridades que queremos, es elegir al Paraguay que pretendemos para nuestros hijos, y nietos. El bien común de nuestro país siempre deberá estar por encima de las «apetencias» personales y políticas.

    En lo que atañe a calidad educativa seguimos mal. Somos uno de los países de América Latina que menos invierte en educación con relación al PIB y si ello no se revierte en el corto plazo, definitivamente seguiremos rezagados, pues dentro de un mundo cada vez más globalizado y competitivo, se precisa tener RR.HH idóneos y capaces, y que cuenten con suficiente capacidad innovativa y creativa, pues todo es muy dinámico y cambiante y si no nos actualizamos convenientemente todo se hará cuesta arriba.

    Nuestras Reservas Internacionales Netas (RIN) ya han empezado a migrar gradualmente hacia instituciones financieras internacionales con calificación AAA, que nos podrían generar según cálculos del BCP una vez concluida la migración global no menos de US$ 200 millones por año en concepto de intereses.

    Qué bueno sería que el Poder Legislativo sancione una ley autorizando que al menos por 5 años, un 40% pueda ser destinado cada año a reforzar nuestra calidad educativa no solo de alumnos sino de docentes, quienes también mucho los necesitan para que el proceso enseñanza-aprendizaje sea del nivel de calidad esperado.

    Nuestra agricultura familiar campesina, ya no caben dudas de que si no los fortalecemos de una vez por todas a través de una asistencia técnica-productiva integral durante todo el año, que les permitan diversificar sus actuales rubros de cultivos, evitando la intermediación y que ellos mismos puedan llegar con sus productos hasta los compradores finales muy probablemente seguirán en el actual estado de vulnerabilidad económica en que se encuentran y ni tan siquiera tendrían posibilidades ciertas de acceder al sistema financiero formal, para la cobertura de sus necesidades de capital de trabajo e inversiones en bienes de capital.

    Serán otros de los grandes desafíos que le esperan al próximo gobierno en los venideros 5 años.

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  5. Maestros, la reforma y la innovación

    Por Emma Paoli

    Los maestros tienen la función más importante de las profesiones porque deben formar a hombres libres que alcancen metas. Son protagonistas de los cambios que necesitamos como sociedad.

    Sobre ellos está el futuro, por lo que tienen gran responsabilidad que debe darse con un compromiso de permanente capacitación para lograr innovar la educación y conseguir la necesaria reforma.

    En imperioso impulsar una reforma educativa que permita a los estudiantes enfrentar los desafíos del futuro. Uno de los aspectos a tener en cuenta es el involucramiento de todos los actores, especialmente con todo lo que signifique innovación permanente.

    Todos hablamos de la «La educación que queremos», pero solo cambiando los modelos pedagógicos se conseguirán mejores logros en el aprendizaje. Es necesario insistir en que la educación debe iniciar con una reforma estructural con el acompañamiento permanente de los docentes, quienes son y deben ser artífices de la aplicación de nuevos modelos.

    La participación es fundamental para concretar las transformaciones que necesitamos, pero para ello es imperioso contar con estrategias a mediano y largo plazos que trasciendan gobiernos, y sean traducidos en acciones reales, pensando en una educación motivadora y de calidad. De vuelta en este aspecto, la labor del docente es fundamental.

    El sistema educativo paraguayo nos debe hacer pensar en qué implementar para que las instituciones y los docentes logren sus objetivos, centrados en formar buenas personas y con las capacidades para enfrentar los desafíos profesionales.

    Tenemos que considerar la imperiosa necesidad de generar motivación para que los jóvenes vean el aprendizaje como el arma principal para su futuro. Los procesos educativos y el peso que tienen los docentes no pueden quejar ajenos en ese sentido. Hay que pensar en que la educación debe ser desde todo punto de vista motivadora. Los docentes deben ser motivadores.

    Uno de los principales desafíos que tienen las instituciones educativas y los docentes es vencer la falta de motivación de los estudiantes hacia el aprendizaje. Consideramos que maestros más capacitados y motivadores podrán llevar adelante un sistema innovador que permita que desde las mismas aulas se transforme la educación todos los días.

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  6. Educación, otro gran desafío
    Por Rafael Montiel

    Educar deriva del vocablo latino educare, que a su vez se formó del verbo educere, compuesto de ex que significa afuera y ducere que quiere decir llevar o conducir. En su origen el término educación significaba cuidar, criar y hacer crecer.

    La idea de educación significaba en la edad antigua crianza y conducción de los niños, educare puerum (educar a los niños). Fue Marco Tulio Cicerón (106 a 13 a. C.) quien propuso la palabra educación como una acepción humana y que lo diferencia de los animales.

    Decía Cicerón solo el hombre tiene las cualidades de crear y asimilar conocimientos, hábitos morales y lenguaje.

    El mismo Cicerón y el pedagogo romano Quintiliano diferenciaron educación de cultura y disciplina. Cultura es el creación humana que identifica a los pueblos y la disciplina es la manera de aprendizaje del discípulo, bajo la orientación vertical del maestro.

    Ahora bien, ¿cómo estamos hoy en educación en nuestro país? De acuerdo a las estadísticas en los últimos lugares del ranking a nivel mundial, peor que el fútbol.

    Mejorar la educación debe ser uno de los desafíos del nuevo Gobierno que asumirá el 15 de agosto próximo. Los niveles de educación no se mide en los papeles ni en las estadísticas, sino en la capacidad de los habitantes para el trabajo, en las reglas de urbanidad, en el funcionamiento de las instituciones públicas, en las respuestas para resolver problemas, en el crecimiento y desarrollo; en el respeto a la Constitución y las leyes, en la seguridad y el ordenamiento del tránsito en las calles y en las rutas; en la decencia y el comportamiento ciudadano.

    Todo esto sin olvidar que vivimos en un mondo globalizado, con los avances tecnológicos y una elevada competencia en el campo laboral, económico y social.

    Educar en el siglo XXI es un desafío, más aún cuando impera lo superficial, la permisividad y el analfabetismo funcional. Hay estudiantes que no saben leer ni escribir y llegan a la Universidad.

    Hay que pensar en la formación humana de los niños, jóvenes y adultos, en las ciencias y en la tecnología, sin olvidar los valores, el arte, la cultura, la ética y amor a la Patria. Educación es la única vía para sacar al país del atraso. Es un gran desafío y compromiso de todos.

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  7. La transformación educativa en el Paraguay

    Por Emma Paoli

    Un proceso de transformación educativa paraguaya es urgente, como se hemos dicho en reiteradas ocasiones. Pareciera tener en este momento un consenso de los principales actores para que esto se dé en el menor tiempo posible, aunque ello dependerá de una serie de acciones que posibiliten las condiciones necesarias para que no se ponga el palo en la rueda.

    Se debe considerar como un paso positivo que tanto el Gobierno así como el sector político coincidieran en la necesidad de poner énfasis en este tema y hace unos días leímos en la prensa que el Fondo para la Excelencia para la Educación y la Investigación, una instancia creada por el Congreso, anunció que se puso en marcha un proceso de diálogo a nivel nacional que busca sentar las bases para el diseño de un Plan Nacional de Transformación Educativa 2030, con una Hoja de Ruta 2018-2023.

    De acuerdo con lo explicado, se trata de una propuesta conjunta del Ministerio de Educación y Ciencias (MEC), el Ministerio de Hacienda (MH), y la Secretaría Técnica de Planificación del Desarrollo Económico y Social (STP), que ha sido elaborada con la participación del Consejo del FEEI. Es decir, en términos simples, podemos señalar que finalmente inició un proceso formal de análisis sobre cómo está la educación y hacia dónde debe ir, en el marco de una nueva reforma.

    Señalábamos hace poco en este mismo espacio, que nadie está ajeno a que cada uno desde su sector, sea público, privado o de organizaciones no gubernamentales, se desarrolle una tarea de análisis sobre la situación que atraviesa nuestra educación. Sin embargo, advertimos que todo podría quedar en la nada si no existiera un acuerdo que permita que los resultados sean compartidos, comparados y, a partir de ahí, encontrar un camino que nos guíe hacia un mejor futuro educativo.

    Ahora existe una instancia que propone trabajar en ese sentido. Dependerá de quiénes lideren este proceso, quienes estén involucrados y la capacidad de diálogo con todos los sectores involucrados para que sea un éxito el resultado. Este proceso debe ser abierto, participativo, y no una receta preestablecida impuesta por ninguna organización o entidad en particular, y menos por unos pocos involucrados. Si se hará una transformación en la educación paraguaya, el análisis y sobre todo la determinación de hacia dónde debemos ir, tiene que tener un consenso, o será un fracaso.

    Todos consideramos que los resultados de la última reforma educativa de la década del ’90 definitivamente tienen que ser analizados de una manera integral para saber en qué se ha acertado y avanzado, y qué debe ser mejorado o cambiado. Cabe insistir en que más allá del compromiso político que se espera de políticos responsables, la sociedad debe acompañar este proceso de urgente transformación educativa, porque de ello depende el desarrollo que tendrán nuestros niños y jóvenes de cara el futuro. Para este proceso de cambio que debe darse de manera urgente, también será necesario el acompañamiento de quienes ejercen la docencia, porque sin ellos ninguna nueva línea de acción será posible llevar adelante.

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  8. Angustiosa falta de formación

    Miembros del sector privado del Fondo para la Excelencia de la Educación y la Investigación (FEEI) hablaron con el presidente electo de la República para planificar la formación de un grupo público-privado que encare la reforma integral de la educación. Ella debe convertirse en una cruzada nacional, según el arquitecto Víctor González Acosta, para lograr una “educación basada en tecnología”. Es de esperar que la elogiable iniciativa no se agote en las buenas intenciones y que, efectivamente, se inicie un proceso de cambio que sirva para promover el desarrollo mediante el conocimiento.

    Hay que romper el círculo vicioso que implica el hecho de que la ignorancia sea a la vez causa y efecto de la pobreza, poniendo la educación en el centro del interés público. La sociedad debe convencerse de que, en el mundo globalizado, el saber es una “materia prima” imprescindible para la prosperidad individual y colectiva. El Paraguay requiere profesionales competentes y mano de obra calificada, porque los recursos humanos, al fin y al cabo, son más importantes que los hidroeléctricos o las obras de infraestructura.

    En la década de 1950, Corea del Sur era un país muy pobre; si hoy figura entre los más ricos, aunque carezca de petróleo o de productos alimenticios exportables, es porque a lo largo de las décadas ha montado un sistema educativo ejemplar, que le ha permitido estar en los primeros lugares en lo que hace a las tecnologías de la información y la comunicación. El atraso no es una condena eterna, sino que puede ser superado dotando a sucesivas generaciones, mediante un esfuerzo sistemático, de las aptitudes requeridas para elevar el nivel de vida de la población. Es lo que en nuestro país no se ha hecho en los últimos setenta años, con el resultado de que son muchísimos los compatriotas incapaces de realizar un trabajo útil para sí mismos y para la comunidad.

    Quienes venden baratijas o frutas en las esquinas de Asunción tratando de ganarse unos mendrugos, disimulando así su desocupación, no hallan un empleo seguro porque carecen en absoluto de las aptitudes requeridas en el mercado laboral. La bajísima productividad de los labriegos es atribuible a que no se les ha enseñado nada, razón por la cual recurren a métodos de cultivo arcaicos, heredados de sus padres y abuelos. Que la ignorancia está muy extendida, porque la educación ha sido despreciada durante largas décadas, también se nota en la pésima preparación intelectual de la llamada clase política: es bastante generoso calificar de mediocre a la gran mayoría de los legisladores.

    La angustiosa falta de formación se evidencia por doquier. Sería ocioso multiplicar los ejemplos de incompetencia, atribuibles no necesariamente a la falta de entendimiento, sino a la miseria educativa. Para que nuestro país pueda librarse de ella, es imprescindible y urgente que los ciudadanos en general y los gobernantes en particular se persuadan de cuán importante es ser capaz de realizar un buen trabajo gracias a las enseñanzas impartidas en los centros educativos.

    En 1992, los convencionales constituyentes dispusieron que los recursos presupuestarios destinados a la educación no sean inferiores al 20% del total asignado a la Administración Central, excluidos los préstamos y donaciones. Esta norma ha sido respetada desde entonces, pero la catastrófica situación no ha mejorado, porque la elefantiásica burocracia del Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) se queda con gran parte del dinero o porque se roba a mansalva. De nada sirve, por lo demás, que los recursos del Fonacide sean transferidos a los Gobiernos departamentales y municipales para obras de infraestructura educativa si ellos son devorados por la corrupción.

    El presupuesto del MEC podrá llegar hasta el 7% del Producto Interno Bruto, como sugiere la Unesco, pero se continuará teniendo bajo la bota a la educación mientras se crea que los docentes pueden ser movilizados para actos políticos de apoyo a los candidatos del Gobierno, incluso en unas elecciones internas del partido oficialista. Como ellos advierten que para escalar posiciones basta con tener los contactos políticos adecuados, no creen necesario capacitarse en el servicio, por lo que seguirán reclamando que los formales exámenes de evaluación sean menos rigurosos.

    Según datos del Sistema Nacional de Evaluación del Proceso Educativo (Snape), solo el 8% de los alumnos del tercer grado y el 6% de los del tercer curso llegan a la comprensión intertextual. Si hay tantos niños y jóvenes “alfabetizados” que no comprenden lo que leen, es causa de la pésima formación docente, que no puede ser compensada por la enseñanza que impartan los padres, a su vez víctimas de un sistema educativo primitivo.

    Hay que formar buenos maestros y combatir a la vez la deserción escolar, que en el caso de la educación media llega a nada menos que el 59%. Es preciso que los estudiantes secundarios culminen sus estudios y que estén bien formados, es decir, que tengan los conocimientos y habilidades requeridos en el mercado laboral. Un “bachiller humanístico” que no ingresa en una universidad no tiene nada que ofrecer cuando busca un empleo, por lo que es preciso reforzar los colegios técnicos para que egresen jóvenes que puedan ejercer un oficio cuanto antes.

    En cuanto a las universidades, el Consejo Nacional de Educación Superior (Conaes) y la Agencia Nacional de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior (Aneaes) deben ser muy rigurosos, respectivamente, a la hora de dictaminar sobre la creación de nuevas universidades y de juzgar el desempeño de las ya existentes. Es inadmisible sacrificar la calidad de la enseñanza a la masificación. También aquí hay que tratar de satisfacer las demandas del mercado laboral, alentando las carreras técnicas: en 2015, el entonces ministro de Hacienda, Santiago Peña, anunció que el Gobierno contrataría a cien ingenieros españoles para que trabajen en empresas privadas ligadas al MOPC, ante la falta de profesionales paraguayos.

    La Carta Magna dice que la erradicación del analfabetismo y la capacitación para el trabajo son objetivos permanentes del sistema educativo. Es necesario, pues, alfabetizar en serio, lo que implica la comprensión lectora, y poner a los educandos en condiciones de ganarse el pan con dignidad. El caso es que los resultados de una eventual mejora en este asunto de capital importancia para el desarrollo no serán inmediatos, ni mucho menos. Por eso, la sociedad civil organizada y los padres, miembros de la comunidad educativa, deben tomar por bandera la educación para que las generaciones venideras puedan vivir en un Paraguay en el que se haya logrado un mejor nivel de vida mediante la difusión del conocimiento.

    http://www.abc.com.py/edicion-impresa/editorial/angustiosa-falta-de-formacion-1702182.html

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  9. La deuda mayor: Más presupuesto a educación
    Por Darío Lugo
    Una de las propuestas del presidente de la República electo, relativas a educación, es brindar más presupuesto con el fin de llegar a la inversión del 7% del PIB en el ámbito educativo, además de una educación superior de calidad.

    En los últimos gobiernos se escucharon expresiones de deseo en este sentido y, cuando falta un año para que se cumplan las tres décadas democráticas, aún se contemplan deficiencias sistémicas del fenómeno educativo, que se resume anualmente en los inconvenientes para alcanzar metas.
    Según Unesco, aún no se alcanzó siquiera el 4% del PIB de inversión en este ítem, además de otros factores que traban la productividad y prosperidad, como la corrupción, el suministro inadecuado de infraestructura; la inadecuada formación del personal y la ineficiente burocracia.

    Una veta dentro del proceso educativo es el ámbito de la ciencia y la tecnología, que en el país aún carece de la preponderancia para apostar por la generación de políticas públicas que lleven a las investigaciones y el aporte de los científicos hacia el escaparate necesario, y así expandir conocimiento y generar conciencia sobre el análisis a profundidad de algunos fenómenos cotidianos.

    Según la Primera Encuesta Nacional de Percepción Pública de la Ciencia y la Tecnología, EPPCyT, Paraguay 2016, la mayoría de los paraguayos no entiende ni le interesan la ciencia ni la tecnología (67%).

    La encuesta, enmarcada en el Programa Paraguayo para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología (ProCiencia) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), expone que el 42,3% de los paraguayos están poco o nada interesados en ciencia y tecnología; las razones son: no comprender la ciencia (48%), no son del interés del ciudadano (19%), no hay tiempo para la ciencia (12%) y no necesitar de la ciencia (7%).

    Recientemente, el Consejo de Administración del Fondo para la Excelencia de la Educación y la Investigación (FEEI) anunció el inicio de un proceso de diálogo que busca sentar las bases para el diseño de un Plan Nacional de Transformación Educativa 2030, alineado al Plan Nacional de Desarrollo Paraguay 2030.

    Así como está expresado, sería un hito nuevo de grandes magnitudes, similares a la reforma educativa sostenida en los inicios de los años 90, que pretendió dar más énfasis en el constructivismo y la preparación de ciudadanos frente a los desafíos del mundo laboral de aquel entonces.

    Hay muchas dudas de que la citada reforma tuviera efectos beneficiosos en la capacidad de los jóvenes para asimilar las transformaciones vertiginosas del mundo del trabajo; los datos de los resultados académicos así lo caracterizan.

    En varios aspectos habrá que darle un golpe de timón a la orientación del sistema educativo, que todavía no consigue incentivar a los jóvenes a un mayor esfuerzo para insertarse en un aprendizaje para la vida y que puedan abandonar el mero proceso memorístico y repetitivo. Queda como desafío para las próximas autoridades concretar esa voluntad política traducida en mayor presupuesto para educación, ciencia y tecnología, con el fin de superar las precariedades a las que atávicamente se enfrenta el sistema actual.

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  10. Una y otra vez más reforma educativa

    De unas semanas a esta parte, ha vuelto a estar de actualidad el debate sobre la reforma educativa. En realidad, es un tema que lleva de actualidad unos cien años… quizás exagero, pero personalmente hace por lo menos cuarenta años que me ocupo del tema.
    La reforma educativa unas veces está de actualidad porque se la está formulando, otras porque se está llevando adelante, otras más porque se está evaluando la profundidad y las causas del fracaso de la última reforma. Finalmente, otras veces, como hace un par de años, son los estudiantes los que la reclaman, espantados por la precariedad de la formación que están recibiendo.

    Quienes han puesto nuevamente la reforma educativa sobre el tapete son los integrantes del Fondo para la Excelencia de la Educación y la Investigación (FEEI). Se trata de un consejo multisectorial, creado en el 2013, en el que, además de representantes del Gobierno, participan empresarios, docentes y profesionales de distintas áreas.

    Conozco y respeto la trayectoria de varios de los integrantes de esta institución y no me cabe duda de que cuentan con capacidad y de que los anima la mejor buena voluntad. Sin embargo, aunque me duela particularmente ser pesimista en materia de educación, me temo que apenas podrán impulsar algunas mejoras periféricas, como aumentar las becas de grado y postgrado o financiar grupos de investigación, logros que son importantes pero que no atacan lo esencial del problema, que es el mal funcionamiento de todo el sistema educativo.

    Los indicadores y las evaluaciones de todos los niveles de enseñanza del Paraguay no dejan de empeorar año tras año, porque las iniciativas como la del FEEI enfrentan algunos obstáculos insalvables para formular y realizar una reforma educativa exitosa.

    Primer y más grave obstáculo es nuestra clase política, que está mayoritariamente integrada por ignorantes que no valoran la educación, porque carecen de ella, y por oportunistas, que prefieren electorados sin formación, porque son más fáciles de manejar y engañar. Los pocos políticos meritorios, realmente preocupados por la educación, terminan arrastrados por las mayorías de ignorantes y oportunistas.

    Lo hemos visto una y otra vez: si hay que meter tijera al Presupuesto de Gastos de la Nación, siempre comienzan por la educación; si se avecinan unas elecciones, el Ministerio de Educación pasa a convertirse prioritariamente en fuente de caudal electoral, así que su funcionariado y sus docentes solo son valorados como operadores políticos y frecuentemente nombrados por serlo. La descentralización tampoco funcionó y gobernaciones y municipalidades derrocharon, malversaron y robaron los recursos de Fonacide.

    Segundo obstáculo: cualquier reforma educacional imaginable, en nuestro país, necesita para tener éxito una reforma radical previa de la docencia. Hoy por hoy Paraguay tiene, desde la primaria hasta la universidad, un profesorado escaso, sobrecargado de horas de clase, desmotivado por el ninguneo a que se ha sometido a la docencia por décadas y mayoritariamente de mala calidad.

    Esos profesores, la mayoría poco capacitados por sus conocimientos y aquellos otros que tiraron la toalla, desanimados por la falta de respaldo del Estado y de las propias instituciones educativas donde trabajan, no están en condiciones de llevar adelante ninguna clase de reforma educativa exitosa, pero se han enquistado en el sistema educativo y, dicho sea de paso, copado los sindicatos docentes desde donde defienden lo que yo he llegado a llamar “el derecho de los ignorantes a enseñar”.

    Podría llenar varias páginas enumerando otros obstáculos no tan imposibles pero aun así difíciles de salvar para tener éxito en una reforma de la educación, pero se me acaba el espacio, así que pondré un solo ejemplo: unas cuantas universidades no se dedican a enseñar, sino al lucrativo y delincuencial “negocio” de vender títulos. Esas “universidades de garaje” funcionan gracias a que en el Congreso Nacional, que permitió su proliferación, cuentan con padrinos políticos muy poderosos.

    La conclusión a estas reflexiones es muy sencilla: en nuestro país no solo no existe voluntad política de mejorar la educación, sino que más bien está siendo deteriorada y destruida, por la ignorancia y por la corrupción de nuestra política y por la desidia, la incapacidad y la resistencia al cambio de gran número de docentes.

    La prueba más reciente está todavía en la memoria de todos: ante los reclamos de los estudiantes de secundaria y los de “UNA, no te calles”, la reacción institucional fue unánime: primero acallarlas y después ahogarlas en el oparei… Así pues hasta la reforma educativa mejor diseñada tiene pocas probabilidades de éxito. Esta es la mayor desgracia del Paraguay actual y la herencia más destructiva que recibirán los paraguayos de las próximas generaciones.

    Por Rolando Niella

    http://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/una-y-otra-vez-mas-reforma-educativa-1704398.html

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  11. Sectarismo perjudicial
    Por Higinio Ruiz Díaz

    Desde la confirmación del triunfo de Mario Abdo Benítez en las elecciones generales, el presidente de la República, Horacio Cartes, y todo su gabinete se relajaron y descuidaron varias instituciones. Una de las que sufren la desidia gubernamental es el Centro Educativo Agropecuario de la ciudad de Nueva Italia.

    Este centro de formación técnica depende de la Gobernación de Central, pero los recursos para la compra de alimentos e insumos provienen del Ministerio de Hacienda, cartera de Estado que no transfiere los fondos a la administración departamental desde hace ya tres meses.

    Según el propio gobernador Carlos Saldívar (ANR), apoyar a Marito en las elecciones generales fue su “pecado”. Ahora le pasan la factura y se perjudica a cientos de estudiantes.

    Si realmente la falta de transferencia de los fondos obedece a cuestiones de sectarismo dentro de la propia ANR, merecería el repudio de toda la ciudadanía porque se está jugando con el futuro profesional de jóvenes.

    Es evidente que a las autoridades actuales ya no les interesa nada; solo su bienestar personal y aprovechar al máximo estos días que les quedan en el poder. En ese tren, descuidan a las instituciones educativas y de salud.

    Todos los centros educativos y puestos de salud dependientes de la Gobernación están pasando por un momento difícil. Los alumnos de Nueva Italia suspendieron las clases el jueves y viernes en señal de protesta porque ya no tienen insumos ni alimentos.

    En este centro se encuentran internados 75 estudiantes del bachillerato técnico agropecuario y siguen estudiando gracias a la colaboración de los padres y la venta de los productos de la chacra de la institución.

    Los alumnos, en vez de estudiar, tienen que salir a buscar leña para cocinar, porque ya no tienen ni gas.

    Los estudiantes ya perdieron las esperanzas de que algo cambie con este gobierno y centran sus esperanzas en la administración de Marito, pues, de lo contrario, sus carreras serán truncadas. Resulta imperioso que el Estado invierta y atienda a las instituciones educativas de formación técnica de nuestro país.

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