El cincel para la escultura de la educación

 

La realidad educativa no es una sola; para entenderla, hay que analizar todas las realidades comprendidas en ella. Podemos decir que, éstas, son principalmente dos: calidad y acceso.

La calidad en sí misma comprende varios factores. En educación, la “calidad es un valor asignado a un proceso o producto educativo en términos comparativos. Se compara la realidad observada con un término deseable al modo que en la cadena de producción se realiza control de calidad (…). Los criterios de calidad en un sistema de producción cultural son fijados por medio de un arbitrario cultural y no por razones fundamentadas en criterios fijos provenientes de la lógica material de la producción tecnológica. Lo deseable respecto a la calidad de la educación debe ser definido en cada caso, convirtiéndose en norma o criterio de calidad”.

El derecho al acceso a la educación comprende tres elementos: la disposición de la educación a través de todas las etapas de la niñez y más allá, la provisión espacios escolares accesibles y suficientes para oportunidades de aprendizaje, e igualdad de oportunidades.

El Estado es el encargado principal de la conjugación efectiva de estas realidades para lograr un sistema educativo que satisfaga las necesidades del país. Por un lado, la oportunidad de una enseñanza de calidad del lenguaje, matemáticas y ciencias es imperativa para la formación de los ciudadanos; mientras que por otro, las personas de todos los estratos sociales deben acceder a este tipo de educación para que la misma cumpla la función de encabezar el progreso de la nación. El Estado es el gestor de esta tarea, pero también lo es la sociedad en su totalidad.

Son numerosas, amplias y, muchas veces, de nebuloso concepto; existen para la reparación de las calles, para la erradicación de la pobreza, para el mejoramiento de la salud pública; inclusive, algunas veces, abordan varios problemas más pequeños de distintas áreas para solucionar uno mayor; se diseñan teniendo en cuenta la realidad del país y, en el caso de la educación, teniendo presente las realidades de ella: Las políticas públicas son proyectos y actividades que un Estado diseña y gestiona a través de un gobierno y una administración pública a los fines de satisfacer necesidades de una sociedad. Si la educación fuera una escultura, las políticas públicas serían el martillo y cincel de la sociedad civil y el Estado, los escultores de ésta.

En el Informe Global de Competitividad 2016-2017 del Foro Económico Mundial, nos encontramos en el puesto 136 de 138, después de haber estado en último lugar en el informe 2015-2016. Un millón y medio de paraguayos se encuentran en situación de pobreza, lo que representa el 22,24% de la población total.

Nuestro país tiene un coeficiente Gini, índice que mide la desigualdad económica, de 51,7, en una escala donde 0 es total equidad y 100 lo contrario; en comparación, el coeficiente Gini de Uruguay es 20% menor al de Paraguay. En el Informe Global de la Brecha de Género 2016 – 2017 del Foro Económico Mundial, estamos situados en el puesto 96 de 144 países evaluados.

Las realidades de la educación no están aisladas de la realidad holística del país; todo lo contrario, se ven altamente condicionadas por ésta. Esto no significa que Paraguay no tenga posibilidades de salir adelante, sino que los esfuerzos tienen que ser coordinados entre todos los agentes de cambio, desde el Presidente de la República hasta los padres de cada estudiante. Para solucionar la educación, se deben solucionar, o al menos paliar, los factores asociados a ella. “Las personas y colectivos más vulnerables se encuentran en una situación de desigualdad en lo que se refiere al acceso, a la continuidad de estudios y a los logros de aprendizaje. Esto muestra la necesidad de mejorar los diseños de las políticas públicas y desarrollar acciones específicas para lograr una educación de calidad para todos”.

La educación está compuesta de distintos factores. El Estado puede modificar estos factores para el beneficio de la educación y, consecuentemente, el del país. Teniendo la capacidad de movilizar a varios organismos estatales que están encargados de distintas áreas en pos de una causa, las políticas públicas, diseñadas conjuntamente por el Estado y la sociedad civil, tienen el poder de crear el esfuerzo coordinado que se necesita para solucionar las problemáticas en educación de manera integral.

Alejandro Scelfo

http://www.5dias.com.py/92559-el-cincel-para-la-escultura-de-la-educacion

 

21 comentarios en “El cincel para la escultura de la educación”

  1. Día a día
    Alejandro Scelfo

    Desde el desayuno con la familia, pasando por las charlas con los compañeros del colegio, el aprender nuevas palabras y operaciones matemáticas, el partidito de fútbol en el recreo, el saludo a los vecinos cuando estamos llegando al hogar, y todo lo que pasa en el día. Todo eso, día tras día, nos hizo quienes somos hoy. Eso, de comienzo a fin es educación.

    Empezamos nuestra educación yendo al jardín de infantes; aprendemos jugando las letras y los números. Pasamos por toda la primaria desarrollando habilidades básicas para ese momento y el resto de nuestras vidas. En la secundaria empezamos a consolidar las habilidades ya conseguidas y adquirimos otras más finas. Nos empezamos a especializar en el área de nuestra elección en la educación media. Tuvimos probablemente la bendición de una educación universitaria e inclusive algunos la de un posgrado.

    Leyendo este diario, escribiendo un e-mail, hablando con nuestros pares, calculando cuánto van a salir las compras y cuotas del mes, no pensamos en la educación que tuvimos –son habilidades “básicas”. Si pensáramos sobre cuándo adquirimos las herramientas necesarias para llevar a cabo estas tareas “básicas”, seguramente estaríamos pensando en nuestra educación primaria o, máximo, la secundaria. Para establecer estas comunicaciones de manera correcta necesitamos tener la capacidad de comprender la información de nuestro entorno de manera crítica. Diferiría con nosotros sobre la frivolidad de estas tareas el 82,88% de los jóvenes del país terminando la educación secundaria, debido a que no comprende textos de manera crítica (Snepe, 2013). La situación de ellos podría permitirle, de igual manera, hacer lo previamente mencionado, pero solo porque es uno de los paraguayos que, a diferencia de la mitad del país, terminó la secundaria (Encuesta Permanente de Hogares, 2012).

    Si bien estos problemas se van perpetuando a lo largo de la vida de las personas, no empiezan en noveno grado, sino que mucho antes: en la primera infancia. Los ciudadanos empiezan a ser formados desde los primeros días, en la casa, mediante distintos estímulos. A medida que uno va creciendo, va experimentando una variedad más grande de situaciones, debido a los nuevos entornos a los que es introducido; en la edad escolar, uno se desarrolla principalmente en tres ámbitos: el aula, el entorno escolar y la comunidad.

    La comunidad, compuesta por la familia, vecinos y amigos, es el primer contacto del niño con algún tipo de educación. Es donde aprenden a relacionarse y comunicarse y, además, establecen los primeros paradigmas con los que ven su realidad. En este período, los niños adquieren los valores y costumbres con las que enfrentarán, al menos, sus primeros años. Esta es la importancia de la comunidad. Proporciona la primera etapa de educación a todos y es una escuela, con cambios de los protagonistas en el correr del tiempo, que siempre será primordial en la vida de uno.

    El entorno escolar está, obviamente, conectado al aula, en el sentido de que ésta está compuesta no solo por las clases que se dan y los materiales que se presentan, sino también por los compañeros de clases y maestros, quienes tienen un papel primordial en la formación, y por las condiciones de la infraestructura de la misma. También es parte vital de la educación, por ejemplo, la escuelita de futbol del colegio, en el que uno va incorporando los aprendizajes de las distintas situaciones que se presentan en ésta y, asimismo, las de las otras actividades en las que los niños participaren. Si un estudiante es recibido todos los días en el colegio con una clase de cuatro paredes, un techo, y suficientes sillas, tiene condiciones mucho más propicias para el desarrollo de los contenidos que alguien que no tiene lugar donde sentarse, resguardarse de la intemperie o, inclusive, un papel en el que escribir.

    Estos ambientes son en los que se construyen y progresivamente modifican la personalidad y carácter de cada niño. Estos, independientemente de los conocimientos teóricos y empíricos que se aprendan gracias a las clases, condicionan el aprendizaje o no de tales conocimientos. El aula comparte el podio de la importancia en la educación con los otros dos ambientes principales del estudiante.

    La educación no es una sola. Es el conjunto de aprendizajes en cada ámbito y cada momento. Para poder encarar las distintas aristas de esto se debe reconocer este concepto de educación integral – que incorpora los distintos ámbitos de aprendizaje – y analizarla como tal. La sociedad civil tiene que trabajar por este tipo de educación, desde su rol, aportando vivencias propias y colaborando en sus comunidades a este juego de engranajes. El Estado debe ser capaz de reconocer tal necesidad y trabajar junto a la ciudadanía para responder a ésta. El alcance debe ser para todos y desde la primera infancia. Existe un mecanismo que hace posible un alcance de tal magnitud: las políticas públicas.

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  2. En pos de la excelencia
    En Jun 7, 2017

    En buena hora, los entes competentes han salido de su cono de sombras y, poseídos de una suerte de santa ira vengadora, están cumpliendo con la misión para la cual han sido creados. Es decir, velar por la calidad de la educación terciaria inficionada por una explosiva proliferación de galpones con “marcante” de universidades. Si este arranque de furia tiene fuerza y permanencia en el tiempo y en el espacio, tal vez de aquí a algunos años por venir podamos hablar de una enseñanza universitaria con perspectivas de ser llamada tal y de ser una seria alternativa de formación para las futuras generaciones.
    En el Paraguay de nuestros días, la “niebla semántica” –como acostumbra decir un ex ministro de la Corte Suprema de Justicia- ha reemplazado el verdadero significado de las palabras. Parafraseando a Enrique Santos Discépolo, “cualquiera es un doctor” en el sentido estricto de su significado y es tal
    su abundancia que en una de sus primeras reacciones, la Academia tuvo que poner en claro quiénes pueden ostentar el título de doctor y quiénes no.
    Automáticamente, verdaderas legiones de noveles “doctores” cayeron a la categoría de licenciados o de simples egresados con título de infantería universitaria. En las últimas dos décadas se abrieron más universidades que pizzerías o playas de venta de automóviles. Todas, a su turno, aseguraban “excelencia” expeliendo al mismo tiempo multitudinarias camadas de egresados, con lo cual el significado de la palabra excelencia se diluyó a la aguada subcategoría del inmortal “ya da” que caracteriza la mayor parte de nuestra impronta como sociedad.

    A tal punto llegó este paroxismo del absurdo que “tener una universidad” se ha convertido en una cuestión de animarse y abrirla, con menos requerimientos que “habilitar” un lavadero de autos. Eso se creyó durante demasiado tiempo y hoy, cuando el Cones da una patada en el suelo anunciado el “basta ya” tan esperado, el resultado son legiones de jóvenes frustrados que se creyeron la historia de que pagando una matrícula y asistiendo un par de horas a la semana a una diluida rutina académica ya bastaba para convertirse en licenciado de algo, de cualquier cosa.

    Ojalá éste sea el comienzo de una resurrección de la Universidad con mayúsculas, un mundo en el cual las palabras recuperen su significado. Una Universidad en donde el rigor y el método forjen al joven en la disciplina del estudio, de la profundización de las lecturas formativas, de la consolidación del hábito de la investigación. De la reconstrucción, en suma, de la vida universitaria como una etapa plena para mujeres y hombres que se forman para enfrentar los grandes desafíos de la vida y que a veces desembocan en liderazgos transformadores e inspiradores. Es esa, y no otra, la Universidad que el Paraguay se merece, no simples fábricas de licenciados vacíos de contenido y de propósitos. Ojalá éste sea el punto de partida y no un amague que se esfume en el camino como tantos otros intentos de reforma que se agotaron a poco de arrancar. El país no se merece una nueva frustración.

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  3. Punta del iceberg de una catástrofe
    Por Rolando Niella

    Déjense de… macanear y tomen medidas ya. Todos sabemos que las universidades de garaje se crearon con el aval del Congreso Nacional en gran medida a cambio de cargos académicos y otros favores, como denunciaron inclusive varios senadores y diputados. Allí comenzó el problema.

    Todos sabemos también que la justicia, desde los jueces de primera instancia hasta la Corte Suprema de Justicia, no hacen cumplir la ley o, peor aún, inclusive desautorizan al CONES, el organismo de control de calidad académica, reabriendo universidades y carreras que la institución había cerrado.

    Déjense de… macanear. Todos sabemos que los mercachifles delincuenciales que decidieron enriquecerse a costa de la educación, fundando universidades de garaje, creando carreras mau, estafando estudiantes y destruyendo la educación superior, no habrían podido hacerlo sin respaldo político y complicidad institucional.

    Déjense de… macanear. En mis anteriores artículos anunciaba las consecuencias catastróficas de esta destrucción sistemática de la calidad de las universidades; pero esas consecuencias ya están aquí, ya han comenzado a producir hechos tan desastrosos como escandalosos y, con el correr del tiempo, empeorarán a medida que más promociones vayan recibiéndose con títulos profesionales mentirosos.

    Me da miedo pensar en el destructivo efecto multiplicador de que cada vez más licenciados de garaje se estén convirtiendo en profesores de garaje, que en lugar de conocimientos, transmitan su ignorancia, su falta de formación y su incapacidad, a miles de desprevenidos estudiantes, tanto en universidades como en colegios.

    Esta semana, en una decisión que me ha hecho sentir más orgulloso que nunca de pertenecer al gremio, la Unión Industrial Paraguaya tomó posición y anunció que sus integrantes no contratarán en sus empresas a quienes ostentan títulos de universidades de garaje.

    También esta semana la asociación de anestesiólogos denunció públicamente que no uno ni dos, sino cientos de anestesistas mau están ya trabajando en hospitales públicos y privados sin tener la preparación, las prácticas y los conocimientos necesarios para ello, poniendo en riesgo la salud y la vida de las personas.

    Me pregunto si algún paciente no habrá ido ya del quirófano al cementerio por una dosis de anestésico equivocada o cuántas serán las víctimas cuando a un ingeniero de garaje se le derrumbe una obra… Si es que aún no ha ocurrido, más tarde o más temprano ocurrirá.

    Déjense de… macanear. Estamos ante un auténtico problema de Estado. Permitir el grado de degradación al que ha llegado la educación superior es un auténtico crimen contra el país. La autonomía universitaria no es para amparar el delito, la estafa y el deterioro de la calidad de los servicios profesionales.

    El Congreso Nacional tiene que tomar medidas urgentes: cambiar las leyes para que nunca lleguen a abrirse más universidades mau, y fortalecer y dar recursos al Cones y al Aneaes para que puedan garantizar la calidad de las carreras. Por su parte, la Justicia tiene que procesar por estafa y abuso de confianza a los culpables.

    Antes de que este problema, que ya es grave, muy grave, se convierta en una catástrofe imposible de revertir, señores senadores, señores diputados, señores fiscales, señores magistrados, señores ministros de la Corte Suprema, hagan lo que tienen que hacer, porque es su trabajo y es su obligación. Y, de una buena vez, ¡déjense de joder!

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  4. Universidades con fines de lucro: ascenso, declinación y caída

    Por Dr. Antonio L. Cubilla (*)

    Teorización y práctica han distinguido desde sus orígenes los modelos de universidad, y fueron cruciales en las revoluciones para delinear la universidad moderna. Primero, el modelo escolástico, con su priorización de la retórica, filosofía y teología, y luego, el humboldtiano, con la reflexión científica buscando leyes universales, no fueron suficientes para satisfacer las crecientes demandas prácticas del mercado. En este milieu ya en el siglo 18 aparecieron en Estados Unidos las instituciones de enseñanza pagadas fuera de las universidades clásicas, dirigidas a este último mercado; Benjamin Franklin fue un propulsor del modelo, y son las precursoras de las universidades con fines de lucro. Pero fue en 1976, con la aparición de la Universidad de Phoenix, en Arizona, Estados Unidos de América, autodenominada “for profit university”, donde se formalizó este nuevo tipo de universidad, que generaría la última revolución educativa a nivel superior. Con énfasis en disciplinas comerciales u otras de fines prácticos, docentes atípicos provenientes de las empresas, pago por hora, presencial y sobre todo a distancia, en horarios que permitan al estudiante económicamente vulnerable estudiar y trabajar, máxima eficiencia administrativa y sin investigación científica. Varias instituciones de ese país y del resto del mundo imitaron este modelo.

    De una matrícula inicial de menos de 1%, en 30 años las universidades lucrativas alcanzaron el 13% de toda la matrícula del pregrado norteamericano. Si al inicio causó sorpresa, estupor y hasta admiración, muy pronto el modelo genero críticas, de las otras universidades, de instituciones estatales y privadas encargadas de resguardar las calidad educativa y de los propios usuarios, que no encontraron una relación prometida entre lo aprendido y las exigencias del mercado laboral. Estudios serios demostraron que los alumnos graduados de estas instituciones estaban menos preparados que aquellos que emergían de las universitarias comunitarias públicas (“community college”), las de menor nivel académico en ese país. A partir del 2010 se inició una declinación de este tipo de instituciones que al ser menos atractiva, perdió parte de su mercado y su inicial enorme rentabilidad, con el resultante del autocierre de numerosas instituciones similares, perdurando darwiniamente solo las más aptas. La matrícula actual está en franca declinación. Es decir, presenciamos un cuadro de rápido ascenso, declinación y predecible colapso de un sistema educativo que ha enrolado a millones de alumnos en todo el mundo. Un experimento social fallido.

    En el Paraguay, a partir de la década del 90, con la ayuda de la falta de regulación universitaria, leyes favorables, políticos y empresarios inescrupulosos y las propias exigencias del mercado de nuevas disciplinas más dirigidas al ámbito empresarial comercial o administrativo, se produjo una proliferación de las universidades con fines de lucro. Hubo tal irresponsabilidad en la conformación de su estructura, financiación y nivel académico, que el público las denomina despectivamente universidades de garaje. La matrícula de las universidades privadas en nuestro país supera el 60%. Pero también fueron creadas, con idéntico e irresponsable entusiasmo, numerosas universidades públicas de bajo nivel académico, investigativo y de financiación, sobre todo en el interior del país. También deben ser denominadas universidades garaje. Pero el modelo paraguayo, a diferencia del de otros países donde este tipo de universidades se reserva a disciplinas de bajo costo y organización, de áreas administrativas o humanísticas, incluye irresponsablemente carreras de alta complejidad y costo como medicina, veterinaria, arquitectura, agronomía y las ingenierías. Hay excepciones, por supuesto; algunas instituciones privadas y públicas recientes se están adecuando a la legislación vigente y mejorando su infraestructura y la investigación. Pero son las menos.

    Afortunadamente, bajo el amparo de la nueva ley de Educación Superior, la Comisión Nacional de Educación Superior (Cones) ha iniciado con pasos firmes un largamente esperado trabajo de depuración del sistema universitario, determinado, luego de una evaluación y tiempo de gracia, la clausura de más de 200 carreras o programas de especialización de pre y posgrado, de más de 50 filiales correspondientes a 10 de las 54 universidades existentes; la más conocida pero no la única es la de Unasur. Queda un largo trabajo por hacer. Pero estos primeros gestos son indicadores de nuevos tiempos. Es un anuncio de la declinación del modelo también en el Paraguay, y predecimos que en pocos años ocurrirá la caída de este imperio educacional de frágil sustentación. No es un buen negocio la educación cuando esta es seria.

    Pareciera que estamos ante un punto crítico de inflexión. Hay mucho que corregir, pero existen los argumentos legales y la voluntad para hacerlo. Buena parte de la ciudadanía acompaña esta idea, aunque es preocupante que los más interesados, los propios estudiantes, sigan masivamente inscribiéndose en estas seudouniversidades. Como me decía el doctor Domingo Rivarola, eximio estudioso de la educación superior, se debe generar una argumentación académica sólida explicando la problemática: 1. Información fidedigna para instruir a los jóvenes y sus familias sobre la institución en que cursarán sus estudios; 2. Información periódica sobre el estado de habilitación y calidad educativa de cada institución (hay un programa en el departamento de educación superior del MEC); 3. Información abierta sobre relación entre universidad o carrera y empleabilidad; y 4. Determinar y publicar una clasificación, tipología y ranking de las 54 universidades del Paraguay. Con estas informaciones al alcance de todos, se garantizará la trasparencia y se posibilitará una sana competencia de sobrevida entre las universidades, donde darwiniamiente, como en el modelo anteriormente citado, permanecerán las carreras más aptas y las demás se eliminarán.

    * Director del Instituto de Patología e Investigación

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  5. Educar para la acción

    Por Jesús Montero Tirado

    La educación está sobrecargada de objetivos; es muchísimo lo que se quiere conseguir. Siempre fue así, pero en las últimas décadas, ante la velocidad de los cambios y las nuevas exigencias culturales, sociales, laborales y profesionales, la sociedad no sabe cómo capacitar a los ciudadanos y recurre a la educación. ¿Cómo orientarse ante tantos objetivos deseados?

    Benjamín Bloom hizo una clasificación de los objetivos de la educación, que responde a la estructura de la psicología y ayuda a orientarse, para comprobar qué hemos logrado y qué nos queda por lograr. Bloom clasifica los objetivos de la educación en tres bloques: objetivos de la dimensión afectiva, de la dimensión operativa o psicomotriz y de la dimensión cognitiva.

    Nuestro sistema educativo ha priorizado, casi exclusivamente, los objetivos de la dimensión cognitiva. Los planes y programas están orientados a que los educandos de todos los niveles del sistema consigan el máximo posible de conocimientos. El desarrollo de las dimensiones afectiva y operativa es mínimo en la planificación curricular.

    En educación no hemos comprendido qué importancia tiene en el ser humano la acción en sí misma y consecuentemente la capacitación para la acción. Los humanos somos seres esencialmente activos. Biológicamente, corporalmente, psicológicamente, social y espiritualmente estamos construidos para la acción. La pasividad total nos pone en la puerta de la muerte, es imposible la calidad de vida, la vida y la sobrevivencia sin acción. Si nuestra biología aporta energías para las acciones vitales, si nuestro cuerpo cuenta con la estructura, los miembros, los sistemas muscular, nervioso y sanguíneo (además del respiratorio y el digestivo), es para posibilitar la motricidad interna y externa; igualmente nuestra psicología cuenta con elementos dinamizadores (impulsos, deseos, motivos…) que nutren el “ámbito operativo”.

    Gracias a la acción humana, con la cultura se supera a la naturaleza, podemos vencer limitaciones, resolvemos necesidades, alcanzamos metas superiores y progresamos.

    Cuando la acción humana carece de ética, se pervierte el sentido de la acción y se convierte en factor de corrupción y destrucción. También desgraciadamente la acción humana destruye el medio ambiente, crea medios para matar y asesina. Los hechos evidencian que la educación para la acción y la re-acción es urgente. La débil formación ética de nuestros educandos es un indicador más de que nuestro sistema no está realmente interesado en la educación, formación y capacitación para la acción humana, con lo cual nuestros jóvenes salen a la vida social indefensos, sin haber sido preparados para actuar cívicamente y poder trabajar productivamente con seguridad y eficacia.

    El rol que juega la acción en la constitución, caracterización y comportamiento del ser humano ha interesado a muchos filósofos a través de la historia, lo mismo que ha motivado a los antropólogos, psicólogos, psiquiatras, moralistas y sociólogos a investigar desde sus especialidades sobre la acción y el trabajo. Filósofos como Aristóteles, Tomás de Aquino, Maurice Blondel, Henry Bergson, Marx, Paul Ricoeur son algunos entre otros muchos, que nos obligan a revisar cómo formamos a nuestros educandos para la acción. En cualquier caso, la conclusión es clara: la educación para la acción es absolutamente necesaria, porque la acción es vital para ser y para mejorar constantemente la calidad de nuestro ser.

    Está comprobado que la mejor manera de educar para la acción es educar en la acción. Se aprende a andar andando, se aprende a pensar pensando. Nadie duda de que el mejor paradigma es “aprender haciendo”. Interpretar el paradigma como activismo es ignorancia, porque el aprendizaje humano compromete en sus procesos a todo el ser, pero usa la didáctica más efectiva. Hace pocos años el Ministerio de Educación y Ciencias y algunas instituciones de educación superior han iniciado la educación en competencias, buscando que se aprenda el saber hacer. La semana pasada el MEC ha lanzado un gran programa de formación de docentes para la integración definitiva de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) dirigido por el ingeniero Félix Kemper y la capacitación a cargo de la doctora Carmen Varela. El programa, orientado con el marco teórico de Unesco, sus responsables y el MEC merecen felicitaciones por beneficiar a doce mil docentes y sus alumnos con las TIC y sus competencias, y por estar conducido con la pedagogía de “aprender haciendo”.

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  6. La Educación, un problema integral

    Hace tiempo que se viene arrastrando una metodología pedagógica ineficiente. Bien por los profesores que no les gusta enseñar, o por los alumnos que no quieren aprender. Pero este problema es simplemente la consecuencia de múltiples factores que convergen a la hora del desarrollo personal.

    Es importante tener en cuenta que la educación abarca tanto, que no se puede limitar a un examen del tipo test para medir lo que se ha leído la noche anterior. Los japoneses no toman exámenes hasta el cuarto grado porque creen que es más importante educar para la vida.

    La raíz del problema es tan profunda que hay que remontarnos varias décadas atrás; donde se creía que arrodillados aprendíamos valores, o que castigados estudiábamos más. Luego empezó la corrupción y allí todos pagamos la consecuencia; no tenemos educación gratuita, y si al menos es barata, carece de infraestructura y materiales. Aquí es donde el Gobierno y la ciudadanía deben hacer un mea culpa por tantos años de omisión.

    ¿Qué tipo de profesionales salen de las instituciones educativas? ¿Qué tipo de personas tenemos en el mundo? La educación parte de la convivencia misma. Es ahí donde la influencia y el liderazgo deberían ser aprovechados al máximo para tener mejores profesionales y mejores seres humanos. Gracias a que se invirtió en educación más del 7% del presupuesto general de Holanda, se llegaron a cerrar 19 cárceles, están combatiendo al cambio climático, y hasta se dan el lujo de trabajar menos horas, pero de manera más eficaz.

    La educación es esencial en la vida del ser humano, pero más lo es, la educación integral. La educación para la vida, para el entorno, para el campo laboral. Necesitamos personas conscientes de que son el cambio del mundo desde donde están. Desde el que desvía los fondos, hasta el profesor que enseña desganado. Desde el Gobierno impulsando el mejoramiento del sistema de educación, hasta los estudiantes demostrando interés en aprender, proponiendo ideas y ayudando a erradicar, este mal que nos persigue.

    Por Ingrid Silguero

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  7. Competencias ciudadanas en la educación

    Por Emma Paoli

    El desarrollo de los artículos anteriores dio énfasis a varias líneas de competencias, como ser las cognitivas, como el pensamiento crítico, la capacidad de análisis y resolución de conflictos, además de las competencias socioemocionales.

    Hoy enfatizamos las competencias ciudadanas, que son el conjunto de conocimientos y de habilidades cognitivas, comunicativas y emocionales que, vinculadas entre sí, permiten que todos los miembros de la sociedad se comprometan ejerciendo derechos y deberes en el marco de una convivencia pacífica, constructiva, incluyente y democrática en la sociedad que en el siglo XXI se caracteriza por la diversidad.

    Según el proyecto Sistema Regional de Evaluación y Desarrollo de Competencias Ciudadanas (Sredecc), a partir del 2000, la Educación Cívica tradicional en América Latina avanza dentro de los currículos académicos que incluyen la institucionalidad política, las problemáticas ambientales y las políticas sociales y morales. «Las escuelas y los colegios cumplen un papel insustituible debido al largo tiempo que los niños y los jóvenes pasan allí. En estos centros se realiza una simulación de las situaciones que se viven en el resto de la sociedad, donde es imprescindible la robustez de los programas educativos y la calidad de los docentes (Cox 2010)». Se constató que la inclusión desde muy temprano (Educación Inicial Inclusiva) resulta con mayor efectividad en la calidad del proceso educativo. (Orealc-Unesco, 2016)

    El trabajo de investigación analiza que la competencia ciudadana se encuentra transversal a todo el currículo desde la etapa básica al nivel medio en los siguientes 6 países:

    Colombia: Dentro del marco curricular. Sus asignaturas principales son: Historia o Ciencias Sociales, o ambas. Son estándares básicos de competencias en Ciencias Sociales y ciudadanas generales y específicas.

    Chile: Dentro del marco curricular y del programa de estudios. Sus asignaturas principales son: Historia o Ciencias Sociales, o ambas, Estudio y Comprensión de la Sociedad. Entre otras asignaturas se contemplan: Filosofía, Psicología y Orientación (con objetivos fundamentales transversales).

    Guatemala: Dentro del programa de estudios. Sus asignaturas principales: Cívica, Ciencias Sociales y Formación Ciudadana. Otras: Medio Natural y Social, Ciencias Naturales y Tecnología, Productividad y Desarrollo.

    México: Dentro del programa de estudio. Sus asignaturas principales: Formación Cívica y Ética, Historia y Geografía, estudio de la entidad donde vive. Otras: Exploración de la Naturaleza y la Sociedad y Ciencias Sociales.

    Paraguay: Dentro del programa de estudio. Sus Asignaturas principales: Ciencias Sociales, Historia y Geografía y Formación Ética y Ciudadana. Además de Vida Social y Trabajo.

    República Dominicana: Dentro del programa de estudios. Asignaturas principales: Ciencias Sociales, Educación Moral y Cívica. (Ejes transversales de Democracia y Ciudadanía).

    Fuente: Construyendo una educación de calidad: Un pacto con el futuro de América Latina «Fundación Santillana 2016».

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  8. Robot japonés logra ingreso a universidad

    Por Jesús Montero Tirado

    El pasado seis de junio, Noriko Arai, profesora de matemáticas en la Universidad TODAI de Tokio (la más prestigiosa de Japón) explicó en Vancouver que anualmente medio millón de estudiantes se presentan al examen para ingreso a las universidades, consistente en ocho pruebas. Solamente un 3% pasan a la segunda prueba.

    Para investigar posibilidades y limitaciones de la inteligencia artificial y si la robótica va a desplazar del trabajo a los profesionales, Noriko Arai, directora del Centro de Investigación de Comunicación en la Comunidad del Instituto Nacional de Informática y del TODAI Robot Project, dirige la creación de un robot capaz de presentarse a los exámenes para ingreso en las universidades y aprobarlos.

    “En 2013, tras dos años de Proyecto, el robot TODAI sacó una nota suficientemente buena para ser admitido en 472 de 581 universidades privadas. En 2016, su nota estuvo entre el 20% de las mejores en los exámenes tipo test, y entre el 1% de los mejores en uno de los dos exámenes de matemáticas. Además, fue capaz de escribir una redacción sobre el comercio marítimo del siglo XVII, mejor que la mayoría de los estudiantes. “Tomó información del libro de texto y de Wikipedia y la combinó sin entender ni pizca”, explicó Arai durante su reciente charla TED en Vancouver” (I. Hernández, 10 Junio, 2017).

    La calidad humana y profesional de Arai queda reflejada en su profunda preocupación ante dos problemas: ¿Cómo es posible que la máquina resuelva mejor los exámenes que los estudiantes? ¿Cuál es el futuro laboral de estos adolescentes si las máquinas les superan? Su investigación se desplazó a los estudiantes: ¿por qué no responden adecuadamente en los exámenes de ingreso a las universidades?

    Ha descubierto en su investigación que un tercio de los estudiantes no supieron responder a preguntas sencillas, “porque no leen bien”. Noriko Arai dice: “Nosotros los humanos podemos comprender el significado de las cosas, algo que no puede hacer la inteligencia artificial. Pero la mayoría de los estudiantes reciben el conocimiento sin comprender su significado y eso no es conocimiento, eso es memorización. Y eso lo puede hacer la inteligencia artificial”. “Ahora es el momento de hacer que nuestros niños sean más inteligentes que la inteligencia artificial”, pero eso requiere “una revolución en el sistema educativo”.

    La preocupación es tan profunda que le ha movido a crear este mismo mes un Instituto de Ciencia para la Educación e investigar cuáles son los malos hábitos de lectura y escritura de los estudiantes, cómo los han adquirido y cómo ayudar a los niños a que sean más inteligentes que la inteligencia artificial.

    No es que solamente con la competencia en lectura se alcance la inteligencia superior a la de los robots que logran ingresar en las universidades, la lectura comprensiva, que desencadena la comprensión del significado de las cosas no es suficiente, pero es absolutamente necesaria como condición básica para la comprensión profunda, el aprendizaje profundo, el conocimiento profundo y la posibilidad de aplicación adecuada y perfecta en la producción de otros conocimientos.

    La noticia de las investigaciones de Noriko Arai de la Universidad TODAI, sus conclusiones y preocupaciones son una llamada de alerta para nosotros, porque sin tan novedosas investigaciones sabemos que en nuestra población es muy bajo el nivel de lectura comprensiva y muy alto el nivel de analfabetismo funcional.

    Nuestra problemática sobre las deficiencias en el aprendizaje de la lectura es seguramente más compleja que la de Japón.

    Además de la débil formación profesional que han recibido la mayoría de nuestros educadores profesionales, contamos con factores procedentes de la educación bilingüe mal planteada y mal resuelta, con la fuerza de una lengua nacional (el guaraní) mayoritaria ágrafa, preponderantemente oral, con dominio de escaso vocabulario, en un contexto cultural sin afición a la lectura, con escasez de producción bibliográfica, con alto precio de los libros y unas universidades cuyos profesores y directivos no tienen producción intelectual (salvo rarísimas excepciones), con escasas librerías, etc.., que contribuyen directamente a mantener a la mayoría de la población lejos de las competencias necesarias para el placer y el hábito de la lectura.

    Si en Japón el robot supera a los estudiantes, ¿cuál es el futuro de nuestros jóvenes?

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  9. Piririta

    El vuelo inaugural de Piririta, el dron desarrollado por los alumnos de Investigación de Electrónica y Mecatrónica (GIEM) de la Facultad Politécnica de la UNA, definitivamente es un síntoma de que la tecnología tiene, a pesar de las adversidades, un futuro promisorio en nuestro país.
    Este primer paso nos muestra también cómo el trabajo conjunto y el intercambio de conocimientos entre estudiantes universitarios y miembros de la Fuerza Aérea Paraguaya (FAP) puede de alguna manera consolidar un campo tecnológico de amplísimo e inexplorado espectro.

    En el transcurso de esta semana, también, el biólogo holandés Sander van Andel, directivo de UICN Holanda, en su visita a nuestro país relataba de qué manera fue útil el uso de este tipo de artefactos voladores para el estudio del comportamiento del medioambiente, relevar datos y generar información de interés público y también aportar datos para la aplicación de políticas públicas conservacionistas.

    Van Andel concentró su energía en el estudio del comportamiento de los chimpancés en una reserva ecológica de Gabon y los drones fueron de gran ayuda para hacer un censo y estudiar su comportamiento.

    ¿De qué nos sirve a nosotros conocer sobre esto? Pues de mucho, más aún atendiendo la grave amenaza que vive el planeta con la destrucción de bosques nativos y con ellos también la fauna autóctona, generando una crisis ambiental difícil de revertir.

    Como mal ejemplo de atropello a las normas conservacionistas tenemos lo que la investigación que el equipo 360 nos vino mostrando durante la semana; como desconocer que zonas primarias del Alto Paraná han sido cedidas para la explotación turística de la zona. En parte del reporte se consigna que la “ONG internacional WWF había advertido que dentro de la zona primaria que quieren otorgar para el emprendimiento privado, hay remanentes del Bosque Atlántico del Alto Paraná y que es de relevancia que allí mismo convergen los ríos Acaray y Paraná”.

    Y aunque parezcan dos hechos aislados, ambas cosas –una buena y la otra mala– tienen mucho que ver porque ambos tratan sobre el futuro de nuestro país. Uno que lucha por sobresalir y el otro por destruir.

    De ahí que, volviendo a lo de Piririta, su uso y desarrollo nos echaría bastante luz en cuestiones de las cuales los ciudadanos comunes no tenemos idea, y mucho menos las autoridades, para sentar bases para tener políticas públicas serias. Un banco de datos que esté abierto a la ciudadanía a través de, por ejemplo, el portal de acceso a la información pública de manera a entender el impacto negativo a largo plazo que puede tener una mala decisión de ceder zonas de alto valor medioambiental.

    De paso, se optimiza el uso del acceso a la información que muchas veces solamente la relacionamos con corrupción. Sin embargo, es una gran herramienta útil para todos los ciudadanos. Porque en definitivas, el hecho de saber nos abre la puerta para mejorar nuestra calidad de vida.

    Por Marta Escurra

    http://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/piririta-1606854.html

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  10. ¡Gracias, maestro Alejandro Encina Marín!

    La figura del profesor Alejandro Encina Marín, pese a los años transcurridos, todavía impacta e influye de tal manera sobre los que tuvimos el privilegio de conocerlo en el aula que no solo queda en el recuerdo sus clases de categoría magistral, sino también porque su persona deja un legado de valor, coraje y gratitud. Con su reciente fallecimiento es como si todavía lo viéramos caminando por su querida Facultad de Derecho UNA.
    Distinguían la personalidad de Alejandro Encina Marín. Primero, la disciplina en el aula que imponía por su sola presencia. Pero no provenía de él disciplina autoritaria alguna. Ocurría que escucharlo era un placer e intercambiar ideas con él hacía imposible cualquier distracción. “Ninguna mosca volaba en el aula”, se escuchaba decir entre los jóvenes en los corrillos de la antigua casa de estudios ubicada sobre Palma y Yegros de nuestra capital.

    Segundo, su sabiduría lo expresaba con elegancia intelectiva y hasta personal. Todavía lo recuerdo vívidamente apenas abría la puerta e ingresaba al aula colocando su viejo portafolio sobre la mesa y decía: “aquí venimos a aprender y todos lo hacemos, ustedes como el profesor, después de todo se supone que para eso vinimos”.

    Sus conocimientos adosados de fino humor y una seriedad que a veces hasta intimidaba, hacían que le tengamos tanto respeto que las horas en el aula discurrían sin que interese el paso de los minutos. Algunos más osados incluso pretendían detener el inexorable avance del tiempo, con tal de seguir disfrutando de sus conocimientos.

    Tercero, el profesor Encina Marín además del probado conocimiento de la ciencia del derecho discurría, como un clásico venido de la antigua Grecia, por las letras y las artes debido a su elevada cultura y dueño de la excelsa virtud de la buena oratoria y de la refinada escritura. Pero no divagaba ni improvisaba; el profesor Encina Marín podía poner en aprietos a cualquiera que, por “vivo” o soberbio, pretendía pasarse de la raya, como mostrando aquello del llamado “piloteada”, hecho que despreciaba con tanta razón.

    Cuarto, persuadía con argumentos sobre el Derecho y sus implicancias sobre el ciudadano y la sociedad, de su relación con otras disciplinas y en particular de la historia que tanto amaba y conocía y todo eso con facilidad, elocuencia y profundidad que se disfrutaba de su bagaje cultural.

    Fue un convencido del valor de la justicia y del antiguo pero vigente dictum de Ulpiano –no dañar a otros, vivir honestamente y dar a cada uno lo suyo– como en efecto y sin retaceos defendió esos valores en cuanta situación le fue requerida, sobresaliendo su inigualable y tenaz defensa por la libertad de expresión y de prensa.

    El Paraguay tiene ciertamente cada vez más docentes, pero menos maestros. Profesor Encina Marín, en este breve ensayo te expreso, y si me permiten los que también te conocieron, un regalo para la eternidad: ¡Gracias maestro!

    Por Dr. Víctor Pavón

    http://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/gracias-maestro-alejandro-encina-marin-1606997.html

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  11. Capacitación docente permanente
    Emma Paoli

    El mejoramiento de calidad educativa en todos los niveles en Paraguay depende de numerosos factores que van desde las responsabilidades del Estado, de las instituciones educativas públicas y privadas, y también, desde luego, de la permanente capacitación docente.

    Sin embargo, la formación y el desempeño docente en América Latina, incluido en Paraguay, deberían ser más actualizados. Hoy carecen de un impacto positivo real en la calidad de la educación, según los antecedentes que mencionábamos en artículos anteriores. Esta es una dolorosa realidad, que no puede ser presentada como una responsabilidad exclusiva de los docentes, sino a todo un sistema que ha permeado en todos los niveles, dejando a la educación de calidad en segundo plano.

    Se considera que el estímulo para captar a los más capacitados para ejercer la carrera docente es poco atractivo y, por supuesto, no siempre los que están en esta carrera pedagógica, son los mejores. Esta también es una dura realidad. A esto debe sumarse que tampoco se observa rigurosidad en el desarrollo, promoción y fortalecimiento de las carreras de formación docente.

    «En Paraguay el único requisito es la aprobación del nivel medio. Recordemos que, en países con niveles educativos de excelencia destacados en el mundo entero, principalmente por el nivel de la calidad en la educación básica, como Finlandia y Singapur, los postulantes aceptados para la carrera pedagógica son el 20% o el 30% de los mejores graduados de secundaria; es decir, solo los más aptos, los mejores, son preparados para ejercer la docencia».

    Afirmábamos que una de las causas de la cuestionada calidad son los procesos de admisión a las capacitaciones, los cuales carecen de selectividad. En Paraguay el único requisito es la aprobación del nivel medio. Recordemos que, en países con niveles educativos de excelencia destacados en el mundo entero, principalmente por el nivel de la calidad en la educación básica, como Finlandia y Singapur, los postulantes aceptados para la carrera pedagógica son el 20% o el 30% de los mejores graduados de secundaria; es decir, solo los más aptos, los mejores, son preparados para ejercer la docencia.

    Hay una realidad que debemos aceptar. Existe una urgente necesidad de adecuar la capacitación docente a las exigencias del Siglo XXI, caracterizada por la información y el conocimiento como una herramienta de análisis, reflexión, reformas y cambios en los que el único camino es que la capacitación docente permanente sea una prioridad.

    Si bien los programas de capacitación docente impulsados por el Estado a través del Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) y las instituciones privadas a través de becas e incentivos son importantes y contribuyen al mejoramiento, todavía queda un largo camino por recorrer en la búsqueda de la calidad docente capaz de ofrecer a los estudiantes una formación integral y de excelencia, acorde a los estándares que exige la globalización.

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  12. Escuchando a los chicos

    Por Guillermo Domaniczky

    El viernes recibimos la visita de un centenar de alumnos de la Escuela Nacional de Comercio de Yaguarón.

    Es habitual que a ABC lleguen periódicamente delegaciones de estudiantes de todo el país para conocer el sistema de trabajo de los diferentes medios del grupo.

    Aprovechando la presencia de los chicos, le pedimos a la producción de la 730 AM que seleccionara a algunos para conversar con ellos al aire.

    Fueron cinco, cuatro mujeres y un varón, de entre 13 y 17 años, quienes nos sorprendieron.

    Pese a que podríamos suponer que a esa edad solo están en la pavada y cargados de ingenuidad, encontramos a niños y adolescentes con ideas muy concretas sobre la realidad que viven.

    Comenzamos hablando de las redes sociales y las noticias falsas que circulan. Un par nos dijo que si bien reciben muchas cosas por WhatsApp o Facebook, siempre miran las páginas de noticias que ya conocen, para comprobar si es verdad lo que circula.

    En el colegio dijeron que si tuviesen que cambiar algo, quieren sentir que las materias que les están enseñando les van a servir, el varón del grupo pidió por ejemplo tener más horas de contabilidad en reemplazo de algunas charlas de orientación.

    Todos también coincidieron en pedir que haya más disciplina, pero no aquella que imaginamos asociada al maltrato o al autoritarismo, sino que exista un principio de autoridad en clase, ya que comentaron que hay profesores que parecen desganados y sin importarles que los alumnos entren y salgan cuando quieran.

    Cuando les planteamos qué cosas específicamente cambiarían de su día a día en su comunidad, la primera respuesta fue que exista más igualdad de oportunidades, comenzando por la escuela y los privilegios que muchas veces se otorgan a algunos alumnos, dependiendo de qué vínculos o padrinos tenga.

    Otra de las chicas dijo que le gustaría que no haya niños descalzos mendigando en las calles, y tres de ellos coincidieron en decir que, indudablemente, cambiarían la inseguridad, recordando que tienen que ir y venir del colegio, caminando o en colectivo, y que son frecuentes los casos de peajeros que los tienen como víctimas.

    Les preguntamos sobre el futuro que imaginan para ellos. La más chiquita del grupo nos dijo que quería ser administradora, otra nos comentó que quiere ser veterinaria, otra quiere estar vinculada al mundo rural, la otra odontóloga o contadora, y el varón, con cara de picardía, nos dijo que quiere ser primero electricista de automóviles para ganar un poco de dinero para estudiar luego ingeniería industrial, ya que es una carrera costosa.

    Involuntariamente, y quizás sin saberlo, los chicos nos dejaron un aire de frescura en medio de tantos líos y malas noticias, como para recordar aquella frase de Saint-Exupéry, autor de El Principito, quien sostenía que todas las personas mayores fueron al principio niños, aunque pocas de ellas lo recuerdan.

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  13. Cuando la educación estaba en primer lugar

    En nuestra edición de ayer reportábamos, en base a datos del Foro Económico Mundial, la OCDE y el Ministerio de Hacienda, el nivel de calidad de la enseñanza en el Paraguay, su ubicación en el ranking mundial así como el ingreso promedio de los educadores. Salimos aplazados, por debajo de nuestros convecinos del Cono Sur y a años luz de los países líderes. Mientras en EEUU la relación salarial entre un docente y el Presidente de Estados Unidos es de seis a uno a favor del inquilino de la Casa Blanca, en el Paraguay esa misma relación es de 14 a uno. De donde se deduce la importancia que en ambos países se atribuye a los maestros, si de salario se trata. En realidad, debemos dejar en claro que no siempre fue así. Y lo demostraremos.
    Cuando en 1877 se funda el actual CNC –según reporta el historiador Alfredo Viola en su libro “El Colegio Nacional de la Capital, su creación y sus primeros años de vida”- el Gobierno asignó por ley para su mantenimiento el 4% de los ingresos aduaneros. Para tener una idea de lo que eso significa, transportando ese porcentaje al presente nos daría la bonita suma de G. 332.000 millones, cifra que podría provocar vértigo a los administradores de hoy. Pero eso no es todo. Aparte de gozar de autonomía directiva y administrativa total, sus primeros directores –entre ellos el mexicano José Agustín Escudero- percibían en concepto de salario la suma de 300 pesos fuertes. Si consideramos que el Presidente de la República ganaba en esos días 500 de la misma moneda, es fácil colegir que el Director del CNC gozaba de un salario de bolsillo equivalente al 60% del estipendio del Presidente de la República. De nuevo: transcribiendo esa relación a nuestros días, contablemente hablando, el director del CNC tendría que ganar por lo menos G. 22 millones.
    Estas comparaciones y equivalencias no son un mero jueguito semántico o numérico. Apunta a señalar la importancia que se atribuía a la educación en tiempos en que el país se levantaba penosamente entre los escombros de una guerra de exterminio. De aquellas aulas construidas poco a poco y, sobre todo, eficientemente regidas por educadores de gran formación y mejor vocación de la talla de José Segundo Decoud, Ramón Zubizarreta, José Zacarías Caminos, Manuel Franco, Pedro Bruno Guggiari, Juan E. O’Leary y Manuel Riquelme, emergieron hombres públicos e intelectuales como Manuel Gondra, Manuel Domínguez, Emeterio González, Cleto Romero, Ignacio A. Pane, Eligio Ayala y decenas de otras figuras que brillaron en la política, las letras y las artes. Y estamos hablando de generaciones que formaron durante la reconstrucción de un país devastado y empobrecido por la guerra, pero que a la hora de pensar en la educación no dudaron en invertir recursos ingentes pese a las apreturas dictadas por la escasez. Ojalá hoy pensáramos de la misma manera que aquellos grandes hombres y pusiéramos la educación en primer lugar, por sobre cualquier otro asunto. Pero tal vez, a la vista de los políticos de hoy, eso sea demasiado pedir.

    http://www.5dias.com.py/94168-cuando-la-educacion-estaba-en-primer-lugar

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  14. No es de fiar

    Hace tiempo que la educación está en tela de juicio en todo el mundo y, por supuesto, Paraguay no es la excepción. Ningún sector de la sociedad está contento con la educación que recibe en la escuela, colegio o universidad, sea de gestión oficial, subvencionada o privada.

    Y es una pena la poca credibilidad que tiene la institución rectora de la educación en el país: el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC).

    Los alumnos del Centro Regional de Educación Saturio Ríos lo manifestaron recientemente durante la toma del colegio, que, por cierto, culminó ayer en San Lorenzo.

    “No podemos confiar mucho en el MEC, ya que no es una institución pública de fiar”, apuntaron los secundarios. Para bien, el conflicto se destrabó luego de que las autoridades accedieran al fin a firmar una carta de compromiso con los jóvenes.

    Esta visión de poca confianza hacia las autoridades del ministerio no es única del Saturio Ríos. Recientemente, un grupo de estudiantes reclamó la falta de cumplimiento de las promesas emitidas por el Ejecutivo luego de la Marcha Nacional de Colegios Públicos y Privados (Mncpp) en el 2015.

    Uno de los cuestionamientos es hacia la infraestructura escolar. Una licitación para reparar locales escolares en todo el país sigue dando mil vueltas, burocracia que el ministro de Educación, Enrique Riera, tanto prometió acabar cuando inició su periodo como titular de la cartera. Algunas caras cambiaron en el MEC, pero en general las cosas siguen igual.

    Otro ejemplo son los libros de texto para la Media que llegaron recién a mediados de año. Encima deberán guardarse en las bibliotecas de las escuelas, cuando lo que se afirmó es que cada estudiante recibiría en sus manos estos materiales. Esta falta de compromiso de parte del MEC es la que impulsó también otra toma en un colegio de Limpio. Los estudiantes y docentes del Colegio Nacional San José denunciaron que la obra para reparar la institución quedó estancada durante un mes.

    Los responsables de la entidad educativa ni estaban enterados de estos retrasos.

    Lo peor es quizás la reacción que tienen los más altos funcionarios de Educación cuando hay conflicto. Uno utilizó supuestamente el Whatsapp para amenazar a uno de los padres con ingresar a la fuerza en el Saturio Ríos, otro habló de una “injerencia externa” que ejerció influencia en los secundarios.

    Definitivamente, la injerencia externa es la vieja confiable (del meme) o la excusa del MEC cuando no son capaces de resolver una situación. Pasarán los años para que se modifique esta imagen negativa hacia el MEC y, sobre todo, hacia sus autoridades. Mientras, no queda otra que esperar por escuelas públicas más seguras, mayor inversión para el sector y mejor calidad.

    Por René González Ramos

    http://www.ultimahora.com/no-es-fiar-n1094544.html

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  15. TOMA DE COLEGIOS
    Andrés Granje
    La toma de colegios locales se dio nuevamente en dos centros de estudios de la gran Asunción, uno en San Lorenzo y otro en Limpio, a la ciudadanía paraguaya le gusta que los jóvenes tomen protagonismo y se preocupen por cuestiones que hacen a su futuro como personas y que a la larga redundará en el bienestar del país en general. Es bueno que los jóvenes salgan de su sitio de confort, dejen por momento los juegos de internet para preocuparse por la calidad educativa que reciben y las pocas posibilidades que tienen con estas condiciones actuales de superarse en la vida y puedan competir con éxito en el cada vez más exigente mercado laboral local y regional.
    Según el Ministerio de Educación y Ciencias todas las propuestas hechas por los alumnos fueron atendidas en tiempo y forma, dándoles una respuesta a todas ellas. Así, se ha dispuesto las conformaciones del equipo interventor, separar de sus cargos a las directoras, Adela Susana Candia, Encargada de Despacho de la Dirección General y Beatriz Agustina Alonso, directora del nivel Medio Bachilleratos Científico y Técnico, turnos mañana y tarde”, manifiesta el documento. En cuanto a los reclamos de infraestructura, los mismos, según lo escrito en la resolución, “fueron canalizados a través del municipio local cuya representante, la arquitecta Larisa Recalde, informó a los estudiantes el eco favorable a sus solicitudes.
    Los nombramientos de los cuadros directivos de estos colegios, deben realizarlos el Ministerio de Educación, no de la forma que lo hace actualmente, de manera caprichosa sin considerar lo más importante que es la capacidad profesional de los nombrados a veces interesa más el grado de amistad que tiene con el gobierno o si es un activista político y otorga algunos votos en las elecciones ante que su idoneidad como docente, en lo que constituye el acto más grande de injusticia que atenta contra la calidad educativa en el Paraguay. Se puede argumentar que los jóvenes del Saturio Ríos, se extralimitan al exigir el nombramiento de los nuevos directores de la Institución, ellos no pueden decidir quién será el director, pueden cuestionar algunos nombres si tienen nefastos antecedentes, hasta ahí.

    Es bueno repito que los jóvenes entiendan que mejorar el sistema educativo también depende de ellos y activen con movilizaciones y protestas para llegar a ese fin, los familiares especialmente los padres, deben apoyarlos exigiendo igualmente al mejoramiento sustancial de estas instituciones. Es hora que la sociedad colabore de una manera más efectiva y dinámica para cambiar esta paupérrima educación que se les brinda hoy día a los jóvenes, debemos pasar a la acción no ser meros espectadores, debe haber un mayor compromiso social de las fuerzas vivas con la educación, ayudando de forma integral a mejorar las instituciones de enseñanzas del país.

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  16. El profesor ideal, según los paraguayos

    En temas de educación superior es de suponer que gran parte de la garantía está ligada a la calidad de los docentes ¿Y quién no ha tenido un docente que se destaque por su rigurosidad, o por su puntualidad, por su paciencia o por su gran pasión?
    Todos hemos tenido profesores inolvidables ya sea por buenos recuerdos o por recuerdos no tan buenos. Pero, ¿qué es lo que hace que un docente sea memorable? Para responder esta pregunta le he consultado a la gente cuáles son los aspectos que consideran más importantes en un docente universitario.
    Usted puede responder a la pregunta en este momento antes de continuar con la lectura, para así comparar los resultados. No obstante, a continuación, éstos son los 5 aspectos que la gente más valora en un profesor universitario.
    5° puesto: Que le apasione su profesión
    En 5° lugar se encuentra la pasión por la profesión que enseña, es decir, debe amar la profesión y ser un apasionado de la misma. Es de suponerse que son los profesores que aman su profesión los que finalmente pueden inspirar más a los estudiantes, y probablemente los que mayor extensión e investigación académica realizan en su labor docente, fruto de esa pasión.
    4° puesto: Que tenga experiencia laboral
    Para mucha gente -en especial en carreras proyectuales- es la más importante de todas las características, pero la realidad es que este aspecto quedó relegado al 4° lugar de la lista, fuera del podio. Nunca falta quien mencione que la experiencia laboral es determinante para ganarse el respeto del estudiante, primero, y segundo, para que el ejercicio de la docencia se encuentre lo más afín posible a la realidad del mercado. Además, muchos estudiantes manifiestan que hay mucha diferencia entre un docente que ejerce la profesión y uno que ejerce únicamente la docencia. Pero la verdad es que a la hora de elegir los 5 aspectos más importantes en un profesor universitario, la experiencia laboral ocupa el 4° lugar.
    Ahora hablemos del podio, de los tres aspectos más importantes para la gente en un profesor universitario. Estos tres aspectos fueron -por mucho- y logrando una gran distancia, los preferidos de la gente y aunque muchos no estarían de acuerdo, han sido considerados por la gente como mucho más importantes que la experiencia laboral y la pasión por su profesión, pero no se diga más, aquí los tres aspectos más importantes según la gente:
    3er puesto: Que tenga didáctica
    Aunque parezca increíble, la didáctica, entendida como el conjunto de técnicas y métodos de enseñanza que hacen que el aprendizaje sea más eficiente, se encuentra en el 3er lugar entre los aspectos más valorados. Al parecer, la relacionan con la capacidad que posee el docente de interesar y hasta de no aburrir al estudiante, lo que les resulta fundamental a la hora de aprender.
    Es importante mencionar en este punto, que para los criterios de calidad de la Agencia Nacional de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior – Aneaes, es imprescindible que los docentes universitarios cuenten con la especialización en Didáctica Superior Universitaria y es excluyente para garantizar el proceso de enseñanza-aprendizaje. Por tanto, aquí podría decirse que la Aneaes y la gente piensan exactamente lo mismo.
    2° puesto: Que domine los contenidos de su cátedra
    El segundo aspecto más valorado por la gente es el conocimiento, que el docente domine al derecho y al revés todo lo que tenga por enseñar. Al parecer a nadie le gusta las dudas ni las ambigüedades y menos viniendo de una persona que se supone debe impartir el conocimiento. La seguridad, la confianza y la solvencia en la exposición de los saberes, al parecer motivan a los estudiantes y los inspira a trabajar en su propio intelecto. Finalmente, llegamos a la cima del podio, y seguramente grata será su sorpresa cuando puedan comprobar que el puesto número uno es para…
    Primer puesto: Que tenga vocación
    La vocación es el intangible más valorado por la gente en los profesores, entiéndase que enseñe con gusto, que disfrute enseñar y compartir el conocimiento, que sienta pasión por los jóvenes y su formación y que entregue lo mejor de sí en cada clase. Aquellos profesores que parecen desconectarse de la realidad al ingresar al aula y se entregan al 100% a sus estudiantes son los más valorados, por sobre todo lo demás, por sobre la didáctica, por sobre el dominio de los contenidos, por sobre la experiencia profesional, por sobre todo.
    No obstante es importante decir que el docente ideal es la combinación justa de todos estos aspectos y muchos otros que si bien no han sido catalogados como los más importantes, también recibieron cierta mención, como la autocrítica, el respeto, la responsabilidad, la puntualidad, incluso la exigencia y la rigurosidad quedaron muy relegadas en la lista.
    En la encuesta participaron poco más de 100 paraguayos, de ambos sexos y de diferentes edades, que estudiaron o están estudiando en la universidad.

    Carlos Sebastián Ibarrola

    http://www.5dias.com.py/95008-el-profesor-ideal-segun-los-paraguayos

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  17. Historias próximas de terror

    Por Jesús Ruiz Nestosa

    La película que mayor terror me produjo la vi cuando tenía quizá siete u ocho años. Se llamaba “La momia”, en riguroso blanco y negro como tenía que ser. Aquel espanto irreprimible no se volvió a repetir nunca más ni siquiera con “El bebé de Rosemary” (Polansky, 1968) ni con “Alien, el octavo pasajero” (Ridley Scott, 1979). Sin embargo, reviví aquel espanto dos días atrás, cuando un sobrino mío, que va a un colegio de nivel alto-alto, me mostró su carpeta de “artes plásticas”. Lo primero que me vino a la cabeza fue que así como hay un Tribunal de Enjuiciamiento de Magistrados, encargado de juzgar el comportamiento de los jueces y tomar las medidas necesarias del caso de encontrar que ha desempeñado su trabajo de manera incorrecta, me pregunto por qué no existe un tribunal de enjuiciamiento de docentes que de manera impune atentan contra la integridad intelectual de sus alumnos.

    Me explico mejor: la carpeta mal llamada de “artes plásticas” consistía en una serie de láminas coloreadas por el alumno. Preguntémonos ahora que clase de láminas: eran series de pequeños círculos, en algunos casos, o rectángulos en otros que formaban líneas curvas: una línea era de un color, la línea de algo lado de otro color. Para más inri, no eran círculos ni rectángulos de un tamaño considerable, sino eran microscópicos, y guay del alumno que se pasada con los colores de las líneas que limitaban las figuras.

    Si alguna persona no terminó de entender esta descripción del trabajo, que no se preocupe. A mí, que he visto en directo estos adefesios, me cuesta horrores poder poner en palabras lo que en realidad no puede expresarse con palabras. Es igual que aquel sentimiento de terror que me producía La Momia.

    La siguiente pregunta que me planteo hace referencia a la intención pedagógica que se esconde detrás de estos… de estos esperpentos. Es absolutamente imposible querer desarrollar la imaginación y la libertad de expresión del alumno a través de unos ejercicios que justamente están destruyendo todo intento de expresarse libremente. Ese gesto espontáneo del niño con las manos impregnadas en algún tipo de pintura que le lleva a crear formas abiertas tan sujetas a interpretación como cuando jugamos a interpretar las formas de las nubes; esa creación de espacios libres que no respetan el arriba y el abajo de nuestros prejuicios formales; esa libertad de colores semejantes a las manzanas violetas que un día pintó Cezanne, todo eso se estrella contra este gesto de barbarie semejante a los golpes de espada con que Atila y sus hunos destrozaban las obras de arte que adornaban la Roma Imperial que estaban dispuestos a aniquilar.

    Nuestro sistema educativo debe encontrarse, sin lugar a dudas, entre los peores y más atrasados del mundo. A la catástrofe de la infraestructura escolar que absolutamente a nadie le interesa más que a los padres de los niños que temen que el edificio se desplome sobre la cabeza de sus hijos, a esto hay que sumarle las veleidades demenciales de profesores que están convencidos que son progresistas y están impulsando la educación de sus inocentes y desprotegidos alumnos con métodos (¿?) más próximos a un impulso de delirio que a un pensamiento debidamente razonado.

    En este caso, lo que está en juego es mucho más grave que determinar quién se robó el dinero regalado por el Fonacide para ser gastado en la construcción y reparación de locales escolares. En este caso lo que está en juego es la formación de los pequeños estudiantes que son llevados a las instituciones de enseñanza como borregos al matadero; sí, señor, al matadero porque lo que se está matando es su posibilidad de recibir una educación digna que lo prepare para encarar los grandes desafíos que nos promete el futuro. A este paso y con el correr de los años, lo único que lograremos es preparar verdaderos ejércitos de mano esclava porque más allá de eso no están produciendo los colegios lo que me plantea una duda más: si así son los colegios de clase alta-alta que teóricamente cuentan con todos los medios necesarios para ofrecer una educación de primer nivel, no quiero ni imaginar cómo deben ser las clases que se dan bajo la sombra de un mango.

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  18. La educación en primer lugar

    En un artículo publicado por The Economist, y reeditado en la edición de ayer de este diario (pág. 21), el eminente medio económico hace un balance del «prolongado espasmo de América Latina», en el que analiza la lenta recuperación económica de la región, definiendo las causas; más allá de la infraestructura inadecuada y de impuestos mal direccionados, incluye «la educación de mala calidad», un hecho incontrastable, ya que es obvio a nivel internacional que los países que han salido del atraso entre el siglo pasado y lo que va del presente, son los que han invertido en educación.

    Coinciden en los medios en estos días varias declaraciones al respecto: la del mismo ministro de Educación, que ha retornado tras una viaje por países orientales que están entre los que pasaron del atraso más retrógrado al progreso más avanzado, promocionando la educación, la investigación, las nuevas tecnologías.

    En un conversatorio sobre la Educación del Siglo XXI, realizado aquí en estos días, el experto en educación Bernardo Toro destacó que el principal motor para llevar a los países a la modernidad es la educación, y declaró que lo fundamental para llegar a esa modernidad, que venimos proclamando desde el comienzo de la transición democrática, es la educación; que los niños aprenda a leer y a escribir bien. Es decir a manejar el instrumento principal de la razón, el lenguaje.

    En aquel entonces, el escritor Augusto Roa Bastos, cuyo centenario de nacimiento estamos celebrando, ya había propuesto su plan de Fundalibros Cervantes, de creación de bibliotecas e impulso a la lectura, donando incluso el importe del Premio Cervantes para ese fin. El proyecto tuvo una recepción en los sectores culturales, eco internacional, con un gran apoyo del PNUD, así como gran expectativa en sectores de jóvenes, pero poca continuidad en los sucesivos gobiernos, cayendo en el olvido.

    Roa insistía en que hay que aprender a leer para sobresalir, y en la tremenda brecha que existía, y que existe en el país entre el sector rural y el sector urbano, que precisó también el experto colombiano.

    Mirando más hacia el pasado, don Carlos Antonio López apostó a la educación, a abrir escuelas y cerrar cárceles, al contrario de la política del supremo dictador. Los estudiantes de escaso recursos fueron los beneficiados con aquellas becas de López, que fueron fundamentales durante la Guerra del 70 y luego para la recuperación del país devastado por el salvajismo de la Triple Alianza.

    La resurrección de las becas lopiztas para formar a docentes, que empiezan a recibirse, tras hacer posgrados en universidades destacadas del primer mundo, son un factor gravitante mirando hacia el futuro, ya que, sin duda, la capacidad de los docentes es un tema determinante para la capacitación de los estudiantes.

    El viaje del ministro de Educación, recorriendo países que han avanzando en la educación a través del uso de las tecnologías ha sido también un avance para que se invierta en que un millar de escuelas tengan internet, no solo como equipamiento, sino con el uso avanzado de herramientas informáticas, en una cooperación entre el MEC y la Secretaría Nacional de Tecnologías de la Información y Comunicación.

    Es decir, se trata de dar un salto trascendente y de capital importancia estratégica para el desarrollo: que la educación recupere el tiempo perdido. Y es fundamental que esa formación educativa tenga proyección en el futuro como se ha planteado, que los docentes formados en importantes universidades internacionales puedan formar a sus compañeros y que las nuevas tecnologías puedan obligar a docentes y estudiantes a entrar en la modernidad educativa, y que se supere la brecha entre la educación pública y la privada y, sobre todo, entre la educación en zonas rurales y en zonas urbanas, que destacó el experto colombiano, denunciando la gran brecha que existe en el continente entre los dos mundos que todavía marcan a nuestras sociedades iberoamericanas; los que tienen acceso a una mejor educación y los que están condenados a una educación precaria.

    Es ya un logro del presente, pero sigue siendo un desafío importante para el futuro, es decir, un compromiso que todo el país debe asumir.

    Un factor crucial en el atraso iberoamericano es la desigualdad de la educación. El compromiso de superar esa brecha de la desigualdad debe ser una causa nacional.

    La educación debe estar en primer lugar.

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  19. La universidad al servicio de la comunidad
    Por Emma Paoli

    Promover la utilidad social del conocimiento y la práctica solidaria y formativa, contribuyendo a la mejora de la calidad de vida de la población, debe ser uno de los objetivos principales de toda universidad, que no puede estar desconectada de la realidad de un país.

    De hecho, cabe apuntar que los tres objetivos de toda institución educativa superior están centrados en la transferencia del conocimiento, la investigación y el servicio a la sociedad como aporte al crecimiento de la misma en diferentes áreas.

    Siguiendo la línea que hemos tomado en los artículos anteriores, respecto a las competencias, hoy queremos hablar sobre el importante rol conocido principalmente en el ámbito académico como «extensión universitaria», una acción que está relacionada al servicio que una institución brinda a la sociedad.

    Cabe decir que nuestra misma Ley de Educación Superior, la número 4.995, menciona los fines que deben tener las universidades. El artículo 23 detalla explícitamente cuanto sigue: a) El desarrollo de la personalidad humana inspirada en los valores de la ética, de la democracia y la libertad; b) La enseñanza y la formación profesional; c) La investigación en las diferentes áreas del saber humano; d) La formación de una racionalidad reflexiva y crítica y de la imaginación creadora; e) El servicio a la colectividad en los ámbitos de su competencia; f) El fomento y la difusión de la cultura universal y en particular de la nacional; g) La extensión universitaria; y h) El estudio de la problemática nacional.

    Cómo se detalla en los incisos «e» y «g», el servicio a la comunidad y la extensión universitaria, no son complementos de un sistema de enseñanza, sino que son parte neutral de las funciones que deben cumplir las instituciones de Educación Superior. Esto tiene que ser entendido por la comunidad educativa toda, especialmente por el estamento docente que debe convertirse en motor de gestión para llegar a la sociedad.

    La Universidad debe salir del esquema de educación centrada solo en aulas. Debe palmar la realidad y ser parte activa del desarrollo de la comunidad. Para impulsar las acciones relacionadas al servicio y la extensión, las instituciones necesitan establecer una dirección u oficina desde donde se desarrolle una política integral, con el objetivo de organizar y promover, en coordinación con otras instancias, los programas de extensión, de responsabilidad y protección social, como también las actividades de continuidad educativa, dirigidas a la comunidad universitaria y a la sociedad en general.

    Los programas de extensión universitaria, en un país como el nuestro, deben estar enfocados mayormente en actuar como activos colaboradores de actividades de índole de ayuda social, como los proyectos de atención integral en zonas vulnerables. Es un aporte que se requiere y es una necesidad de la que la Universidad no puede estar ajena.

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  20. Se acogió a los beneficios de la destitución

    Hace unos meses comenté el video de un profesor francés llamado Alain Donnat –accesible en YouTube con ese nombre– que, en su último día de clase recibió un homenaje emocionante de toda la comunidad educativa. Era el reconocimiento a quien había entregado lo mejor de sí a la institución y sus alumnos. Ya en la universidad, me tocó participar de la despedida al profesor Luis Alberto Reyes, el querido y respetado decano de la Facultad de Medicina que, aunque anciano y enfermo, pudo sentir en vida el aprecio de sus colegas y estudiantes.

    Nada de eso le sucedió a José Antonio Galeano. Este pidió su jubilación como docente de la Universidad Católica y el rector de la misma, Narciso Velázquez, aprovechó para destituirlo del cargo de decano de la Facultad de Filosofía. Son múltiples los juristas que afirman que la interpretación del rector es retorcida, pues el derecho accedido no es vinculante con la figura de decano.

    Conozco a José Antonio desde los años en que ambos éramos jóvenes profesores del Colegio San José. Su cultura era extensa y su bonhomía mayor. Su recorrido por los caminos de la docencia, de la música, de la historia, de la gestión cultural y de la investigación artística dibujaron siempre la silueta de un idealista. Un tipo digno, que nunca estuvo metido en cosas raras y con quien siempre se podía contar para las buenas causas. La sociedad valoró sus aportes y por eso, cuando se candidató, la gente lo votó y fue concejal de Asunción. José Antonio transitó con transparencia una época en la que la campeaban la inmoralidad y el oportunismo.

    Me alegré cuando lo eligieron decano a él y vicedecana a Elisa Bordón. Ambos eran un lujo para una universidad venida a menos. Quizás se imaginaron una despedida cálida en 2019, como culminación de una carrera que abrazaron con pasión. Pero no, se encontraron con la sorpresa de que estaban despedidos por decisión unilateral de Narciso Velázquez. La discusión jurídica es casi irrelevante. Lo que queda claro es que deseaban desprenderse de José Antonio. Podrían haberlo hecho de otro modo, pero prefirieron una vía rastrera y mezquina. Hacerlo con elegancia requiere una cierta formación intelectual, algo que no abunda en ciertos claustros. Apelaron a un muy discutible vericueto legal para sacarlo por la puerta del fondo.

    Dice el rector que está muy contento con el trabajo del decano Galeano, pero lo echa. Cuando no te dicen con claridad por qué destituyen a alguien es porque los motivos son vergonzosos o inconfesables. Eso lleva a especulaciones. La Universidad Católica está manejada por ultraderechistas. José Antonio está lejos de ser de izquierda, pero es pluralista. ¿Será posible que en una Facultad de Filosofía se llegue a estos miserables niveles de censura y mediocridad? Parece que sí. Queda el consuelo de la sana rebelión que iniciaron todos los estamentos de la facultad. No es lo ideal, pero esa también es una manera de reconocer los méritos del destituido.

    Por Alfredo Boccia Paz

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  21. Educación, un privilegio

    Por Víctor Ferreira
    En medio del trajín, durante las vacaciones que me tomé hace unos días, viví una situación bastante particular con un niño de mi ciudad natal, Isla Pucú, Cordillera.

    Eran las 6.30 cuando salíamos apurados con mi padre para llegar a tiempo a sus controles médicos en Caacupé. Me dispuse a acelerar, por la prisa, ya que temía llegar tarde.
    Cuando avanzábamos, en la infausta carretera, un niño, con impecable uniforme escolar, caminaba medio tristón y bostezando. Freno y lo invito a llevarle a su destino, una escuela cercana de la localidad.

    Intentando hacer conversación, le dirijo algunas palabras preguntándole en qué grado estaba. En quinto grado, susurró medio intranquilo, preocupado, inquieto, inocente.

    Le pregunté el porqué de su expresión de ansiedad y me respondió: Es que ya casi estoy terminando la escuela y quiero irme al colegio, en el centro de la ciudad, pero eso implicará gastos que mis padres, según me adelantaron, no van a poder pagar.

    ¿Y por qué no continuás estudiando en tu misma escuela, tengo entendido que ahí enseñan hasta el noveno grado?, insistí, y respondió que la educación en su actual escuela no era la ideal.

    ¿Por qué?, exhorté, sorprendido con su afirmación, y contestó que él está haciendo un esfuerzo enorme para entender lo que lee, que quiere aprender más, y que en su actual escuela no le será posible.

    No supe qué responder, hasta que llegamos a su escuela. El niño se bajó y me agradeció el favor de acercarle. Lo único que le dije, aunque medio torpe, es que siga sus sueños sin importar las dificultades. Pero ¿cómo ante la falta de oportunidades?, analicé en mi interior.

    En el poco tiempo que nos dispusimos a conversar, el niño dejó algo bastante claro: En el país sigue existiendo una educación de primera y de segunda. Una de poca calidad, donde el estudiante no entiende lo que lee y otra privilegiada y de calidad a la que pocos pueden acceder. Una realidad triste, que indigna y exaspera.

    El ministro de Educación, Enrique Riera, debe dejar de despotricar contra los líderes estudiantiles a quienes tilda de «instalar una crisis». Por si no lo sabe, señor ministro, la crisis ya está instalada en el país por la paupérrima educación que se brinda a los jóvenes.

    Le recordamos, además, que Paraguay invierte solo 3,5% del PIB en educación, muy por debajo del 7% mínimo exigido por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Por eso, concéntrese en mejorar el nivel educativo de nuestros jóvenes y déjese de pavadas.

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