Sí, hay liquidez, pero…

De que hay altos niveles de liquidez en el sistema bancario no hay ninguna duda. Los estados contables de los principales operadores financieros, con cada cierre, dan cuenta de crecidas ganancias para la masa de activos que manejan los diez primeros bancos de plaza. El primer trimestre de 2017, el sistema había obtenido ganancias de alrededor de US$ 105 millones, lo que significaba una recuperación considerable con respecto al mismo periodo de 2016, todo según da­tos oficiales del Banco Central del Paraguay. Estas cifras marcaban una tendencia que aleja a las entidades financieras del mal año 2016 aunque todavía parecen estar lejos de los buenos años 2014 y 2015 que registraron una rentabilidad por encima de los US$ 400 millones.

Ahora bien, ¿cómo se componen estas ganancias? Pueden tener va­riados orígenes, por ejemplo: créditos a los sectores financiero y no financiero, ganancias por servicios, vencimiento de créditos, valua­ción de activos y pasivos financieros en moneda extranjera y por ren­tas generadas por valores públicos y privados. Entre estos últimos, las cartas de compromiso y las letras de regulación monetaria del BCP ocupan un lugar preponderante en las operaciones regulares. Entre los diez bancos mejor rankeados de plaza, los cuatro primeros acapa­ran gran parte de los títulos licitados por la banca central regularmente.

El BCP utiliza estos instrumentos para asegurar el equilibrio en la plaza financiera y mantener controla­da la inflación, cuya meta para este año es del 4%. Para ello emi­te las Cartas de Com­promiso a plazos de 35 a 91 días mientras que las LRM tienen vencimientos supe­riores: 182, 245 y hasta 365 días. Estos instru­mentos son de renta segura porque llevan la garantía del BCP que, a cifras actuales, cancela a término con un interés del 5,50% sobre el valor del títu­lo. Pagar estos intere­ses para recuperar es­tos títulos es lo que se define como “costo de la política monetaria” sobre la cual, dicho sea de paso, el Congreso se ha permitido meter la mano instalando topes arbitrarios. Pero ese es otro tema.

Lo concreto es que mientras el sistema financiero paraguayo tenga en estos títulos una renta segura, casi se diría, un “ahorro forzoso” que le genera ganancias con las que puede contar sin importar los avatares de la economía, será muy difícil que esa masa de dinero pue­da ser volcada al crédito que fomente el desarrollo, apuntale la ini­ciativa privada y dé a las capas de la población desasistida financie­ramente una oportunidad de generar empleo propio, iniciar negocios y consolidar ese mundo amplio y variado de las mipymes que son una porción mayoritaria, en expectativa, de las empresas en el Paraguay.

El término “liquidez en el sistema bancario” suena muy bien y habla alto de la sanidad de las finanzas en el Paraguay. Pero sería bueno que esa disponibilidad de dinero comenzara a desbordar los cofres, saliera de las bóvedas del BCP y revitalizara a ese gran sector de la economía que hoy por hoy vive en la sequía y, en gran medida, presa de la usura y la especulación.

http://www.5dias.com.py/89623-si-hay-liquidez-pero

 

16 comentarios en “Sí, hay liquidez, pero…”

  1. ¿Qué dicen los técnicos y la dirigencia política?
    3 mayo, 2017

    Cualquier humilde ciudadano o dueño de una empresa del tamaño que fuere, sabe muy bien cuál es el sentido del ahorro. Una familia, la que puede, lo hace a fin de cubrirse las espaldas ante eventuales “imprevistos”, como accidentes, problemas de salud, periodos de desempleo u otros que figuren entre sus prioridades.

    Lo mismo sucede en el ámbito de las empresas, ante la posible caída de sus ventas, o el encarecimiento de la materia prima, o de otros rubros que componen sus gastos corrientes. Y si fruto del esfuerzo obtienen un excedente, este se destina a impulsar nuevos emprendimientos, nuevas inversiones, como la ampliación de la casa o la adquisición de un lote, en el caso de la familia, o la expansión del negocio, su modernización, etcétera, en el de la empresa. Pues bien, un razonamiento similar puede aplicarse al uso de las reservas internacionales, las cuales, una vez que cubran las necesidades de garantizar la estabilidad monetaria y la inflación, así como los riesgos de fuertes ataques especulativos o la caída abrupta de las exportaciones e importaciones, el resto, o una parte de él, podría utilizarse para darle un tremendo impulso al desarrollo económico y a redoblar el combate a la pobreza.

    A la fecha, nuestro país dispone de un poco más de 7.800 millones de dólares en concepto de reservas. Y lo dispone en serio, a partir del fallo de la justicia de los Estados Unidos, que rechazó la querella promovida en contra del Estado paraguayo por la firma italiana SACE S.A en el sonado “caso Gramont”, como se conoció a la estafa cometida hace tres décadas por uno de los personeros del régimen stronista. En consecuencia, la banca matriz ahora tiene las manos libres para colocar esos fondos en instituciones financieras estadounidenses, a tasas de interés muy superiores a las que percibe del banco suizo en el que se hallan depositadas (el BIS), insignificantes por cierto, pero blindadas ante eventuales embargos.

    Ante este nuevo escenario, de indiscutible trascendencia, corresponde impulsar un debate serio y práctico sobre el uso de las reservas, que va mucho más allá de las colocaciones en condiciones más ventajosas. El monto acumulado pone en discusión si éstas mantienen como único papel los señalados anteriormente, es decir los referidos a la política monetaria o si, además, pueden emplearse a los fines del desarrollo económico y de la justicia social, como en los países más desarrollados de Europa, por ejemplo.

    Un dato significativo. Los organismos financieros internacionales recomiendan que las reservas, para que sean un respaldo efectivo al valor de la moneda y puedan enfrentar “sacudones” en el mercado financiero, representen cuatro meses de las importaciones. En nuestro país, cuyas compras del exterior suman un total anual de U$S 11.000 millones, eso significaría tener un colchón de U$S 3.600 millones, pero tenemos algo más de 7.800 millones, es decir, el quivalente no a cuatro meses de importaciones, ni a seis, sino a… ¡ocho!

    Otro dato. Las reservas internacionales de los países de América Latina, en promedio, constituyen el 15% de su Producto Interno Bruto (PIB) y en algunos casos no supera el 10%, como en Chile, Brasil y México. En el Paraguay, en cambio, suponen nada menos que el 25%.

    Estos son hechos de la realidad, que no pueden negarse con la simple afirmación de que la Carta Orgánica del Banco Central del Paraguay no permite emplear esos fondos para otra cosa que no sean las mencionadas anteriormente, como aducen algunos técnicos. Después de todo, esa ley, como cualquier otra, puede modificarse en función a los intereses nacionales, si las condiciones así lo ameritan, como hasta ahora todo lo indica.

    Hay que abrir el debate. Que opinen los técnicos de Hacienda, los economistas y los políticos, dejando de lado los prejuicios doctrinarios e ideológicos, para que el país resulte beneficiado.

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  2. Mal consejo de Larraín

    Por Víctor Pavón

    El asesor del gobierno, el economista chileno Felipe Larraín, propuso días atrás que se presente un proyecto de ley cuyo objetivo consiste en elevar el límite del actual 1,5 por ciento del déficit fiscal con relación al producto interno bruto (PIB) al 2,5 por ciento. Según el técnico, esta modificación en la actual Ley de Responsabilidad Fiscal permitirá elevar el nivel de endeudamiento para dinamizar la economía en períodos de recesión.

    La ampliación del déficit planteada entrará en vigencia, según el mismo Larraín, para el presupuesto 2019, de modo que el gobierno que asuma en el 2018 lo ponga en ejecución. Esta propuesta que, por supuesto, será del agrado de muchos otros profesionales formados en la misma escuela que el mencionado, responde a una idea que ha calado hondo en el pensamiento económico vigente.

    Ya se intentó en nuestro país en el año 2015 modificar la Ley de Responsabilidad Fiscal para hacerla más “flexible”. Este es el modo en que los gobiernos empiezan a disponer de más dinero para aumentar la inversión pública. Esta intención afortunadamente no prosperó en aquel entonces y no debería ser diferente ahora.

    El error conceptual de Larraín consiste en considerar a la economía como un esquema en el que el Estado es su actor principal, lo que conlleva a lo que los clásicos y específicamente la Escuela Austríaca denominaran como intervencionismo. Cree Larraín y está persuadido que el aumento de la inversión requiere del incremento del gasto público para así promover la demanda.

    La idea de Larraín y de los que así comulgan con él consiste en que cuando el sector privado no puede movilizar el ahorro y la inversión por medio de los incentivos propios y naturales del mercado, entonces, inexorablemente, lo debe hacer el Estado. La pregunta que, sin embargo, no pueden contestar razonablemente ni Larraín y tampoco los adherentes al intervencionismo es ¿por qué creen que el mercado no puede crear suficiente ahorro e inversión? ¿Por qué la gente no se decide a arriesgarse por un negocio determinado aun sabiendo que les resultará lucrativo?

    La actividad empresarial como la de los individuos responden a incentivos y el principal inhibidor de los estímulos para crear, producir, intercambiar, comprar y vender se debe a las malas señales que precisamente emite el Estado, ya sea por su burocracia parasitaria, extrema lentitud en decidir sobre cientos de resoluciones y papeles, impuestos sin contraprestación, corrupción; en suma, todo aquello que por su característica coercitiva provenga de las autoridades.

    Los llamados tecnócratas, como en efecto lo es Larraín, en su afán de dirigir desde los gobiernos las decisiones que pueden llevar la gente por sí mismas y con más eficiencia, se dedican a promover leyes –como la sugerida– para dirigir la economía, que es lo mismo que decir los intercambios voluntarios que se dan entre oferentes y demandantes.

    ¿De dónde creen Larraín y sus técnicos que sale el dinero para pagar el aumento del déficit que proponen? El dinero que paga el déficit no proviene de la demanda por el mayor gasto público que finalmente presiona sobre la disponibilidad de fondos y hace caer a los países en cesación de pagos (default), sino de la oferta sustentada en la iniciativa empresarial que no tiene sustitutos para la generación de riqueza y empleos.

    La propuesta de Larraín debe ser rechazada por cuanto que se fundamenta en una apreciación incorrecta de la economía y le dará al gobierno de turno la mejor herramienta para seguir sacando dinero del bolsillo de los contribuyentes, endeudando a las siguientes y jóvenes generaciones.

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  3. Un acercamiento a la OCDE

    Desde enero pasado, nuestro país es integrante de uno de los foros más importantes a nivel mundial en lo que refiere a políticas que promuevan el bienestar económico y social de las naciones. Con más de cinco décadas de experiencia en más de 35 países, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) incentiva precisamente estas políticas que ayuden a obtener el progreso y la equidad social. Paraguay, que es uno de los integrantes más recientes ya que fue aceptado a inicios de este año como miembro del Centro de Desarrollo de la OCDE, se beneficiará de este enorme conocimiento adquirido en materia de políticas públicas aplicadas en las naciones más desarrolladas en el mundo entero.

    En este 2017, el acercamiento a este importante organismo mundial se ha traducido en misiones periódicas y esta semana llega a su punto más alto con una visita de primer nivel. Hoy, se inicia la gira en Asunción de la secretaria general adjunta de la entidad, la islandesa Miri Kiviniemi, quien lidera un grupo de expertos del foro que busca afianzar esta aproximación lograda entre ambos bloques.

    Sin dudas que el acercamiento a este importante foro permitirá al Paraguay obtener más herramientas que consoliden los logros obtenidos en la gestión del presidente Horacio Cartes en lo que concierne a políticas gubernamentales. No es un dato menor que el aprovechamiento de la experiencia de los países miembros de la OCDE, en la generación de buenas prácticas de gobierno sin dudas puede significar un espaldarazo para el país. Por algo, este organismo lo integran las economías más desarrolladas a nivel mundial como EEUU, Japón, China, Reino Unido, Alemania, Francia, entre otros.

    Es tan amplio el catálogo de beneficios de pertenecer a esta entidad, ya que no sólo impulsa prácticas de buen gobierno sino que a la vez asume un papel de asamblea consultiva, y de esta manera emite estudios económicos, análisis, previsiones y recomendaciones de política económica, fijando estándares internacionales dentro de un amplio rango de ítems en políticas públicas.

    Sin embargo, y a pesar de la enorme ventaja que supone acceder a este formidable instrumento de gestión, el Paraguay también puede aportar su experiencia en materia pública y en ese sentido, tendrá la chance de compartir las prácticas exitosas en áreas tan diversas como transparencia, lucha contra la corrupción, responsabilidad fiscal, y otros que han tenido avances importantes en los últimos años.

    El hecho que este importante organismo mundial acoja al Paraguay entre sus miembros abre además un escenario positivo. El sello de adhesión le otorga a nuestro país un status diferente en razón de que se incrementa la confianza de las inversiones externas.

    La visita de la señora Kiviniemi pone de relieve los enormes avances que ha tenido el Paraguay en materia económica y en lo que atañe a la gestión pública. Es innegable que el rigor que aplica este foro internacional es de los más altos, para adherir a esta entidad hay que cumplir requisitos mínimos sobre las políticas públicas. Y aquí es importante señalar que la definición de las buenas políticas de gestión pública se realiza en base a la experiencia de estos países desarrollados, son los estándares que se aplican en las economías más importantes del globo. De allí la importancia de que el Paraguay sea aceptado en este organismo.

    La mirada de la OCDE hacia el Paraguay es, sin dudas, resultado de la nueva imagen que nuestro país proyecta en el concierto de la comunidad internacional. Por más que ciertos bolsones retardatarios presentes en la oposición, así como un sector de la prensa se empeñen en mostrar un país con dificultades, el Paraguay del siglo XXI se presenta de esta manera, abierto y atractivo al mundo.

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  4. La economía para la gente

    Datos recientes del desempeño económico del Paraguay revelan un excelente desenvolvimiento de la actividad de la agricultura, la ganadería, las industrias y los servicios en el año que corre, tanto que el panorama que se proyecta para el futuro inmediato es halagüeño. El Banco Central del Paraguay acaba de ajustar la perspectiva de crecimiento anual, llevando el aumento de la producción de riquezas en bienes y servicios, que es el producto interno bruto, a un 4,2%, varios puntos por encima de lo que se tenía previsto en diciembre último.

    Para completar esta breve semblanza, hay que señalar que nuestro comercio exterior también está en alza, ya que en el primer trimestre las exportaciones crecieron en 18% y las importaciones han tenido un repunte del 20%, con un excelente superávit en nuestra balanza comercial, ya que el monto de las divisas que ingresaron por nuestras ventas supera a los egresos por las importaciones.

    Podría preguntarse qué importancia puede tener esa serie de datos para el ciudadano común y la mayoría de la gente, que está más ocupada en la rutina del día a día.

    Pero la enumeración de cifras y la comparación de números no son un mero ejercicio mental de los académicos o una costumbre de los teóricos. Son simple y llanamente expresiones de la realidad, elementos que revelan en modos matemáticos la situación del país en lo que produce, vende y compra.

    Y lo más importante, constituyen indicadores de nuestra vida de cada día que reflejan y se van a reflejar, más temprano que tarde, en la mayor creación de puestos de trabajo, en más ingresos para empleados y pequeños y medianos emprendedores, en el incremento en el consumo de la mayor parte de los ciudadanos, en un clima de negocios más favorable para los comercios, que tendrán sus efectos multiplicadores en el transporte y otros servicios que también generan ocupación.

    No es casualidad entonces que el Paraguay sea uno de los países con menor tasa de desempleo de Sudamérica, con algo más del 5%. Lo que es muestra también de la mayor oferta de empleos que ha causado, entre otros, el incremento de la industria maquiladora que ha revelado ser una agradable sorpresa en el último año al ser el sector que más nuevos operarios está contratando en el país.

    El interés por emplear a nuevos trabajadores puede constatarse en las numerosas ferias de empleo que ha venido realizando

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    últimamente la Dirección General de Empleo del Ministerio de Trabajo. En ellas, centenares de postulantes que se presentan con su currículum vitae se entrevistan con los representantes de los empleadores y terminan por ser contratados después.

    A pesar de los cuestionamientos que se pueden hacer a la distribución de la riqueza o a la igualdad de oportunidades desde las diversas posturas ideológicas, una cosa es clara: la buena situación de la economía, en último término, siempre ayuda a mejorar la vida de la gente, y a la inversa, su caída produce el malestar de más ciudadanos. Esto sin contar el buen o el mal humor social que puede causar la primera o segunda posibilidad, respectivamente.

    No quedan dudas de que las buenas cifras de la economía no son números fríos que presentan las estadísticas, sino fundamentalmente datos vivos que hablan de una realidad palpitante que se siente día a día en el bienestar de cada vez mayor cantidad de gente.

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  5. Cómo destruir un Estado a base de subsidios

    Entrevistado por 5días, el catedrático universitario y ex banquero Jorge Usandivaras tocó tangencialmente un tema sobre el que sería prudente extendernos en este espacio. Expresó, palabras más o menos, que los paraguayos “son increíblemente emprendedores y no esperan que les regalen nada, algo que se ha perdido en otros países de Latinoamérica en donde mucha gente lo espera todo del papá Estado”.
    Respetando la versación del entrevistado, debemos disentir amablemente en este tema desde el siguiente ángulo. La práctica de ir extendiendo los denominados “planes sociales” se ha instalado en el Paraguay y ya hay gente que hoy cree que el Estado está obligado a mantenerla sin contraprestación de servicios, que es la esencia real de esta modalidad asistencialista. Es un “regalo” de los políticos populistas que han incorporado a su léxico y praxis de campaña el manejo de una determinada cantidad de “planes” con la cual concitar la buscada “adhesión incondicional” a la hora de votar.
    Cuando el ex banquero y profesor de Harvard se refiere a los países latinoamericanos en donde el asistencialismo populista ha hecho carne incluye –sin nombrarla- a Argentina, la campeona mundial en esta materia. Un reciente estudio publicado por el matutino porteño Clarín revela que nada menos que 21.000.000 de argentinos –el 50% de la población- viven, de alguna forma, del Estado. La cifra es escalofriante y se descompone así: más de 3.600.000 tienen salario del Estado nacional, provincial o municipal. Otros 16.000.000 cobran algún tipo de remuneración, ya sea jubilaciones, pensiones, subsidios, asignaciones familiares fijas, planes de viviendas sociales, prestación por desempleo y haberes de retiro diversos. En esta última categoría militan 1.700.000 personas. Este demencial universo insume el 40% del presupuesto general y mantiene enormes enclaves de corrupción. El “modelo” ha cerrado casi todos los caminos al Gobierno actual –y a los que lo sucedan- para desmontar semejante maquinaria de drenar dinero público a bolsillos particulares.

    Tocar cualquiera de estos “planes” garantiza un terremoto sindical, con piquetes en la calle, corte de avenidas, huelgas generales y desmanes diversos. Cuando la gobernadora de la provincia de Buenos Aires intentó pagar por presentismo a maestros en huelga a fin de garantizar días de clase a 3.700.000 alumnos de EEB, los gremios se opusieron en el acto. ¿Por qué? Porque la iniciativa dinamitaba la base misma del sindicalismo docente argentino capturado por una claque enviciada con privilegios y canonjías, todos pagados con dinero público.
    Hizo bien el experto de Harvard al poner foco sobre el tema. Si no vamos con cuidado y dejamos de vigilar a nuestra dirigencia política, podríamos caer a corto plazo en un desquicio administrativo tan grave y destructivo como el que ahoga hoy al Estado argentino.

    http://www.5dias.com.py/89771-como-destruir-un-estado-a-base-de-subsidios

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  6. Retroceso

    A pesar de la creación de un Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, los trabajadores no observan que sus derechos laborales sean más respetados que cuando solo existía un viceministerio.

    El ministro de Trabajo, Guillermo Sosa, tiene una abierta inclinación empresarial y lo hace saber a quien quiera escucharle cada vez que da un discurso o emite declaraciones a un medio de comunicación.

    El sindicalismo, principal cuco del gobierno de Horacio Cartes, tiene cada vez menos peso en las negociaciones, producto de la fragmentación de las centrales obreras y del descreimiento de la sociedad hacia la lucha gremial, tras descubrirse varios hechos de corrupción.

    Fue quizá el vaciamiento del Banco Nacional de Trabajadores (BNT) el principio del mal que aqueja hoy al sindicalismo, a tal punto que los propios trabajadores –explotados laboralmente en la mayoría de los casos– hicieron suya la jerga empresarial: yo prefiero trabajar para construir el país en vez de manifestarme.

    El Ministerio de Trabajo tiene apenas 25 inspectores laborales, a razón de uno por cada 140.000 trabajadores aproximadamente y por cada 9.000 empresas.

    Este es el principal motivo por el cual muchas de las empresas radicadas en el país no cumplen con la jornada laboral de ocho horas, no pagan horas extras o si lo hacen no abonan todo lo que corresponde.

    La mayoría de las grandes firmas –es más comprensible en el caso de las pequeñas, pero no por ello aceptable– no tiene una sala de lactancia ni mucho menos guarderías para los hijos de sus trabajadores.

    En la región, ya corrió la voz sobre la falta de control de las condiciones laborales en empresas instaladas en Paraguay, lo que lo hace “atractivo” para radicar inversiones. Esta fama, acrecentada por este Gobierno, debe ser desterrada.

    Es necesario volver a hacerle entender a la gente que solo la unidad de los trabajadores podrá lograr el cumplimiento de sus derechos laborales básicos.

    Asimismo, es preciso que entiendan que los trabajadores deben exigirle al Estado que vele por sus derechos laborales. La falta de empleo o de capacitación no es excusa para que las empresas exploten a sus empleados.

    También urge una renovación de la dirigencia sindical que recupere la fuerza necesaria para acompañar a los trabajadores en sus reclamos.

    Paraguay necesita no solo crecer a nivel macroeconómico, sino también en el respeto a las leyes laborales. No sirve de mucho a los empleados obtener un trabajo en el cual laboren más de ocho horas y ganen un salario por debajo del mínimo establecido en la ley y carezcan de seguro social.

    Por Wendy Marton

    http://www.ultimahora.com/retroceso-n1083477.html

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  7. ¿Ley de libranza o de esclavitud?

    La palabra libranza, originariamente, en español, era una palabra libertaria, proveniente de librar, liberar. Aun persiste ese significado en el diccionario, aunque aclara que “en desuso”.

    El que está en uso hoy en día es: “Orden de pago que se da, ordinariamente por carta, contra alguien que tiene fondos a disposición de quien la expide, la cual, cuando es a la orden, equivale a la letra de cambio”.

    La confusa y hasta hermética redacción del mismo diccionario nos da una idea de la trampa idiomática que ampara una trampa económica, una emboscada para atrapar incautos, y esquilmarlos.

    El cambio, al uso de los tiempos, ha sido radical: de la libertad a la esclavitud, de la tiranía “de una orden de cambio”, es decir, del encadenamiento contraído por una deuda, que puede esquilmar al trabajador incauto hasta el 65% del salario que debería cobrar cada fin de mes y que se verá reducido por obra y gracia de la ley de marras que legisla insólitamente el saqueo del salario.

    De hecho, hay un antecedente, sin aprobación de la ley, que ha hecho sufrir bastante a uno de los gremios de trabajadores más sufrido, el de los docentes; muchos de los cuales se han encontrado con que, en base al encandilamiento de ofertas empresariales aparentemente generosas, se encuentran a fin de mes que su sueldo ya ha sido confiscado y no tienen cómo afrontar el próximo mes, con un presente y un futuro de hambre, para ellos y sus familias.

    En este caso, el Ministerio de Educación ha tenido una actuación decidida y el Gobierno ha asumido las deudas, a través del Banco de Fomento, para refinanciarlas y evitar la catástrofe de numerosas familias, cuyos salarios han sido confiscados por falsa ofertas, por mentirosas ofertas, por la distorsión de la palabra libranza, convertida en un cepo para atrapar a incautos, y hasta a legisladores que le han dado curso.

    Es un hecho positivo que el Gobierno se haya hecho cargo de las deudas generadas por los usureros mafiosos, para evitar una verdadera debacle de trabajadores expoliados de sus salarios, pero solo coyunturalmente, ya que no se puede aceptar que, a fin de cuentas, los “corsarios” salgan ganando y que el país tenga que hacerse cargo de sus operaciones económicas usureras.

    Es un paso adelante que el Senado haya rechazado la desquiciada ley, y es de de esperar que los diputados, a cuya cámara retorna, la lean ahora con más detenimiento y le den el único curso legal correspondiente: el basurero.

    Pero es importante también que al tema se le otorgue un tratamiento un poco más serio del que ha tenido hasta ahora, pues resulta preocupante que tanto la práctica, sufrida ya por los docentes, como el proyecto de ley hoy en cuestión, terminen en la impunidad. Es fundamental, en aras de la justicia y de la sagrada protección del derecho de los asalariados, se investigue a las empresas que aplican estos sistemas usurarios, terminantemente prohibidos por la Constitución y las leyes de la República, del que ya han esquilmado a trabajadores y sacado un buen provecho.

    En cierta medida, con la carátula de un “negocio” se ha lucrado con dinero de los trabajadores y el Estado ha tenido que asumir deudas espureas; es decir que el delito de la “estafa” sigue impune y ha sido rentable. Lo justo y necesario es que se investiguen estos procedimientos que atentan contra principios consagrados por la Constitución y las leyes para garantizar que los trabajadores y sus familias gocen de una remuneración que le asegure a ellos y a sus familias una vida digna.

    Es fundamental garantizar mandato de las leyes que protegen el bienestar de los trabajadores, y evitar que las garantías a la libertad se conviertan por el mal arte de la mercadotecnia engañosa en liberticidas.

    http://www.lanacion.com.py/editorial/2017/05/05/ley-de-libranza-o-de-esclavitud/

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  8. Libranzas: Una ley peligrosa

    Podemos volver a la época de los mensúes con la ley de libranzas, dijo el senador Adolfo Ferreiro. Estoy de acuerdo. Esa ley, que ya fue aprobada en Diputados, quedará aprobada este 19 de mayo si el Senado no hace nada. Con su aprobación, miles de trabajadores se convertirán en eternos deudores, porque sus empleadores les descontarán cada mes una parte considerable del sueldo. En principio, el descuento podrá llegar hasta el 65% del sueldo; sin embargo, con la ambigüedad deliberada con que se redactó el texto, llegaría hasta el cien por ciento del sueldo, que sería el colmo, y no el primero. Ya en mayo pasado, este diario realizó una investigación y descubrió que a miles de docentes se les descontaba el cien por ciento, a causa de un contrato vidrioso firmado con ciertos usureros.

    Por supuesto, un usurero nunca dice soy un usurero que exige intereses del cien por ciento, sino que hace firmar papeles con una redacción muy ladina, que no permite descubrir la trampa. En algunos casos, la estafa se disfraza de compra de electrodomésticos (con precios abultados, se entiende).

    Los mensúes eran los trabajadores de los yerbales (La Industrial Paraguaya, Mate Larangeira), que se endeudaban al empezar a trabajar para esas empresas, que no les daban las herramientas de trabajo ni lo necesario para comenzar a trabajar. Los mensúes (mensualeros) debían comprarlas en el negocio de la empresa, que le cobraba por un machete el precio de tres machetes y anotaba la deuda en una libreta. La venta a plazos, con sus subidos intereses, estaba hecha de tal manera, que el trabajador era un eterno endeudado, y no podía cambiar de empleo sin haber saldado su deuda, que era imposible de saldar. Si se escapaba, el comisario o el juez de Paz lo capturaba para entregárselo a la yerbatera.

    Cambiando lo que se debe cambiar (esto es lo que dice Ferreiro), los trabajadores endeudados por la proyectada ley de libranzas se verán obligados a asumir un compromiso imposible de cumplir, porque la deuda, el descuento, tendrá un carácter irrevocable. A la larga, no podrán pagar, y esto no les importa a los acreedores porque, aunque no recuperen el capital, lo que embolsarán con el cobro de intereses será un importe muy superior al del capital.

    Cuanto más se paga, más se debe. Esto lo descubrió un hombre que tenía una tarjeta de crédito y pagaba lo mínimo. El pago mínimo no era gran cosa, pero como le corrían los intereses moratorios y punitorios, la deuda se le iba acumulando. Finalmente, él decidió pagar la totalidad de la deuda y no meterse en tratos engañosos con tarjetas de crédito. Era un hombre que podía pagar, una opción negada a millares de personas engañadas por un sistema de explotación que la ley no debe apañar. ¡Ojalá el Senado se redima rechazando la ley de libranzas!

    Por Guido Rodríguez Alcalá

    http://www.ultimahora.com/libranzas-una-ley-peligrosa-n1082915.html

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  9. El desprestigio-descrédito profesional
    Por Natalio Rubinsztein

    Un tema que si bien no es nuevo, en los últimos tiempos ciertamente ha recrudecido. Y decimos esto como consecuencia de todo lo que vemos a diario.

    Así las cosas, el concepto generalizado es que los abogados no actúan profesionalmente de modo correcto, sea en el nivel en que fuere, atendiendo en sus estudios profesionales, asesorando, siendo patrocinadores en un juicio, como funcionarios del Poder Judicial, etc.

    El otro concepto generalizado es que los contadores se encuentran siempre dispuestos a fraguar las declaraciones juradas impositivas, asesorando para que los clientes no formalicen sus actividades (sigan operando en «negro») y concluyendo en sus auditorías que todo está en orden cuando no es así.

    Si hablamos de los inspectores de los organismos de Administración Fiscal, el concepto generalizado es que se hacen presentes en una actividad o negocio, buscando descubrir algo de modo que mediante un hecho no ético aparezca en su informe que nada se ha hallado, cuando en verdad es que hay una buena partida de temas de incumplimientos sobre los cuales, aparte de los impuestos no ingresados, habría que adicionarle multas, recargos, etc. Y reciben un reconocimiento por no informar la verdadera situación hallada.

    En relación con los profesionales en Medicina, el tema no varía en demasía, ya que se dice de ellos que recetan lo que no corresponde, siempre están «arreglados» para ello con la farmacia o droguería tal, y hasta programan cesáreas innecesarias de modo de incrementar sus honorarios y los de todos los que participan (asistentes, instrumentistas, anestesistas, etc.)

    También si consideramos a todas las Agencias o Entidades que hacen encuestas sobre temas políticos nos encontramos con que la opinión generalizada es que los resultados siempre dan un «sesgo», un indicio para favorecer determinado tal o cual candidato, casualmente del mismo grupo político que requirió el servicio a la encuestadora.

    Los resultados de análisis clínicos de laboratorios de primer orden en nuestro país y hasta reconocidos internacionalmente y con aprobación o «certificación» de calidad internacional (siguiendo las exigencias más estrictas) son descartados y desacreditados, ya que se hace correr el rumor que las muestras tomadas, como los procedimientos seguidos no resultan confiables.

    El cuestionamiento que debemos realizar es si corresponde tamaño descreimiento y qué es lo que genera este estado de cosas. ¿Será que todos los profesionales actuamos siempre así? Y si así fuere ¿Cómo se explica la importante cantidad de compatriotas de excelente preparación y gestión profesional que nos representan en el primer peldaño de la excelencia en el exterior y hasta en distintos continentes? ¿Cómo es posible que no exista gente confiable y que incluso a menudo queramos describir la situación expresando que «nadie ni sirve luego», como si la doble negación del modismo pudiere darle más fuerza aun a la expresión de desencanto?

    ¿Qué es lo que nos lleva y nos ha llevado a ello? Probablemente las innumerables veces en que nos han engañado, en que creímos en algo que finalmente se dio de otro modo, por cierto indeseable, absolutamente inesperado. Donde confiábamos y nos decepcionaron.

    O será que en verdad sabemos que llegado el caso, también todos y cada uno de nosotros estaríamos a punto de dejarnos tentar grandemente y en la disyuntiva de incurrir en algo no ético ni moral (provenga la situación de donde proviniere). Nos sabemos no tan pulcros ni rectos y por eso pensamos que el prójimo tampoco lo es. Entiendo que antes de recriminar al tercero, debiéramos empezar por nuestro conocimiento y examen interior. Una especie de «autopsia» del comportamiento.

    Finalmente, cuando incurrimos en algo no ético o moral, aunque estemos absolutamente solos y creamos que nadie nos ha mirado ni visto y ni siquiera se puede enterar de ello, es bueno saber que –aparte de nosotros– sin lugar a dudas quien al instante ha tomado conocimiento del hecho es EL CREADOR.

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  10. Economía no puede cerrar círculo virtuoso si no mejoran ingresos de la población

    Alfredo Schramm‏

    Hace unas semanas bajé del ascensor del edificio en donde teníamos la re­dacción del diario en el microcentro; de pronto se me acercó una señora -con supuesta receta médica en mano- a pedir ayuda; ca­miné unas cuadras, sobre calle Palma y al salir de un local de hamburgue­sas una comitiva de niños pidiendo algo que comer; seguí caminando dos cuadras más para hacer compras en un minisúper que abre sus puertas las 24 horas sobre Estrella, ahí más pedidos, está vez de ‘‘los muchachos’’, quienes siempre están pendientes de las personas que sa­len del local para pechear algo. Como cereza de la torta, al llegar a las puer­tas del edificio en el que vivo, adivinen…

    Bueno, pensé que fue nada más que una coin­cidencia y dejé de pensar en el tema. La semana si­guiente, casi lo mismo, por lo que me puse investigar con algunos taxistas, per­sonal de los locales gas­tronómicos y clientes de los locales que frecuento, ¿qué percepción tenían de la calle?

    Las respuestas fueron las mismas que yo creía, se ve más miseria.

    Pero, ¿cómo miseria en un país cuya economía creció a un ritmo promedio de 5% al año? Evidentemente algo no está funcionando.

    CONSUELO DE TONTOS

    De tanto en tanto se les escucha a los brillantes técnicos del Equipo Eco­nómico criticar a quienes ponemos el dedo en la lla­ga, por no entrar a la can­cha, pero por lo visto son ellos quienes no salen a la calle para tratar de hacer­nos creer que todo es una maravilla y que tenemos que dar gracias a Dios y a la Virgen por tener un Go­bierno como éste.

    Otro clásico del equipo de Fernández Valdovinos y Santiago Peña es compa­rar los índices que tene­mos con los peores índices de otros países de modo a bajar la vara para tratar de disimular aspectos medio­cres de la gestión.

    Un ejemplo claro del mal desempeño en diversos indicadores, es el último Índice de Desarrollo Humano (IDH), presentado por el PNUD, en donde Paraguay ha cedido cinco lugares hasta el lugar 110, lo que lo posiciona en la cola a nivel regional. La categoría de ‘‘Desarrollo medio’’ es en la que se enmarca el país, superando en la región solamente al ve­cino país de Bolivia, que se encuentra en la posi­ción 118.

    DESPRECIO

    Lo cierto y concreto es que ni éste ni los otros gobier­nos anteriores se preocu­paron mucho en tratar de subir los bajísimos ingre­sos de la población a tra­vés de políticas públicas, priorizando la estabilidad monetaria y fiscal, pero olvidándose de la econo­mía real, del bolsillo de la gente…

    Paraguay está entre los países con menor ingreso per cápita de las Américas -poco más de US$ 4.000-; ni la mitad de los que tie­nen los argentinos y brasi­leños, por citar los mismos países a los que constante­mente nos comparan, pero desde donde les conviene a los que cumplen función de Gobierno (ver infografía adjunta).

    El 57% de la Población Económicamente Activa (PEA) gana hasta G. 3 mi­llones, lo mínimo necesa­rio para llegar hasta fin de mes y sólo 11% ingresos si­milares al promedio regio­nal. De ahí no es sorpresa que el consumo familiar no pueda levantar cabeza pese al fuerte crecimiento macroeconómico.

    DEUDAS

    Para agravar la situación, gran parte de esta pobla­ción está sobreendeudada -según datos proporcio­nados por agentes del sec­tor financiero- por lo que no queda margen ni para comprar lo básico, incluso.

    En los shoppings de Asunción sí se ve más mo­vimiento, pero las compras en estos locales hablan en portugués y en porteño, ya que para nuestros vecinos sí resulta atractivo venir a comprar. Mientras tanto, el común de los paragua­yos se agolpa frente a los locales fast food para que la salida del domingo al­cance.

    Analistas de la casa de bolsa Puente, en charla in­formal, reconocieron que el consumo interno sigue resentido, pero son bas­tante más optimistas que yo al respecto, ya que ven señales en sectores como venta de bienes durables y materiales de cons­trucción un leve repunte, condición para que luego reflote la venta en super­mercados, según la teoría que manejan.

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  11. El Estado en la promoción de los vulnerables

    La política social desplegada para el combate a la pobreza y la ayuda a los sectores más vulnerables de la sociedad, como las personas que por su edad requieren de apoyo monetario, ha llegado a niveles nunca antes alcanzados. Las estadísticas del Estado hablan de que hasta diciembre del 2016, al culminar el año fiscal, 1.185.272 personas eran beneficiarias de diversos programas sociales de asistencia, lo que representaría el 17,4% de la población total estimada del Paraguay. Cifra que se va incrementando mes a mes, gracias a la constante tarea de numerosos organismos públicos.

    Los principales proyectos sociales encarados por el Gobierno son: Tekoporã, Tenonderã, Pensión Alimentaria para Adultos Mayores, Programa Abrazo, Fomento a la Producción de Alimentos, Tarifa Social de electricidad.

    El Estado despliega esta tarea a través de 26 instituciones públicas que aplican 91 programas sociales, y hasta enero del 2017 una cantidad relevante de los 1.185.272 beneficiarios mencionados recibían por lo menos otro beneficio vinculado a otro programa social. Así, por ejemplo, de las 151.878 familias que participan del programa Tekoporā, 31.831 familias también reciben al menos un beneficio de programas del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG). De los 153.957 adultos mayores que reciben la pensión alimentaria, 12.337 también son beneficiarios de algún programa de asistencia técnica del MAG.

    Estos que parecen datos estáticos no lo son, pues la dinámica tarea de la ayuda social va aumentando constantemente. Cifras de fines de abril último revelan que a esa altura del año ascienden a 159.321 las personas que reciben ayuda del Estado en concepto de pensión y subsidio, 5.364 más a fines de diciembre pasado. Con estos números se llega al máximo histórico de hombres y mujeres de la tercera edad sin recursos económicos que son atendidos por el Gobierno con ayuda monetaria para mejorar sus días.

    El propósito de la política social del Estado no es una mera beneficencia filantrópica, como un acto de caridad del que da limosna al necesitado. Antes bien constituye una contribución bien programada para los más vulnerables, que tiene como fin protegerles para subsistir y posibilitarles mecanismos de aprendizaje y trabajo para la promoción humana. Así, mediante ese apoyo continuado, pueden salir de la pobreza y alcanzar niveles de desarrollo y bienestar aceptables.

    Tales son las fuerzas del programa Tekoporã con la transferencia monetaria condicionada, que obliga a las familias a mandar a sus hijos a la escuela, cursen sus estudios y que concurran a los centros de salud para tener todas las vacunas y atenciones del caso, para que se les pague el subsidio. Lo mismo ocurre con Tenonderã o con el programa de Fomento a la Producción de Alimentos, que tienen un fuerte componente de autoayuda y desarrollo para salir de la vulnerabilidad.

    La experiencia de otros países, como Brasil, que con el programa conocido como «Hambre cero» expulsó de la pobreza a más de 30 millones de ciudadanos en menos de una década, es un aval suficiente de que las políticas sociales bien concebidas y dirigidas son un camino a seguir para el propósito que se persigue.

    Las cifras existentes y su comparación con las inversiones sociales realizadas en el pasado hablan con elocuencia de que actualmente, por primera vez en la historia reciente, el Estado está asumiendo el papel que le corresponde y está obligado a realizar en la protección y promoción de los más pobres de nuestra sociedad. Amparar a los más vulnerables y ayudarlos a valerse por sí mismos para escapar de la miseria y construirse una vida digna es un imperativo que se ha encarado con responsabilidad.

    Con ello se cumple lo establecido por el Art. 6 de la Constitución, que señala que «la calidad de vida será promovida por el Estado mediante planes y políticas que reconozcan factores condicionantes como la extrema pobreza y los impedimentos de la discapacidad o de la edad».

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  12. La economía le gana a la política

    Por Ezequiel Zambaglione

    En los últimos meses se han visto grandes avances en las ganancias de capital de los bonos soberanos en dólares del Paraguay. Si bien esta suba se dio en línea con el resto de los bonos de los países de la región, en medio de un contexto global que favoreció la entrada de flujos de capitales a activos de países emergentes en general, el caso del Paraguay fue particular.

    No es un mero hecho destacar que éste avance en los precios de los bonos tuvo lugar en medio de un contexto político tenso. La incertidumbre, protestas, y disputas internas que generó el proyecto de enmienda constitucional para aprobar la reelección presidencial, tuvo todos los ingredientes para que los inversores se retractaran de tomar riesgo paraguayo, mientras no se disipara la incertidumbre. Pero eso no fue lo que pasó.

    Los bonos en USD subieron en promedio un 0,8% desde el día en que el Senado aprobó el proyecto de enmienda, hasta el día que Diputados lo rechazó. De ese modo se reforzó la tendencia que ya venía en meses previos, bajo la cual el bono de referencia Global 2023 acumuló una ganancia de capital del 3% desde principios de año, hasta este martes.

    ¿Qué fue lo que pasó entonces en el mercado de deuda del Paraguay? Se dio principalmente una combinación de dos factores: 1) La dinámica global llevó a los inversores a preferir activos de los mercados emergentes en busca de mejores rendimientos, donde Paraguay no fue una excepción, y 2) Los sólidos fundamentos económicos y fiscales del país incentivaron a los inversores a tomar posiciones en bonos, a pesar de la disputa política.

    ¿Qué se entiende por fundamentos económicos sólidos? Primero, una actividad económica robusta con una expansión del 5% interanual en febrero, que siguió a una expansión aún mayor en enero, del 5,9% interanual. Segundo, una inflación bajo control, con marcas interanuales de 3,6%, 2,8% y 2,3% para abril, marzo y febrero respectivamente. Tercero, un balance fiscal por debajo del límite del presupuesto 2016 extendido para este año del 2,8% del PBI, y cercano al límite de la Ley de Responsabilidad Fiscal del 1,5% del PBI. Cuarto, un guaraní apreciado respecto al dólar, que favoreció la entrada a bonos en USD. Y quinto, un saldo comercial durante el primer trimestre del año que fue un 7,7% mayor al del primer trimestre de 2016, destacando el avance de las exportaciones de semilla de soja.

    ¿Qué se puede esperar para el resto del año? El Equipo de Estrategia de Puente espera que la suba en los precios de los bonos del Paraguay continúe en el resto del año, anclada en las perspectivas positivas de la economía. En detalle, las estimaciones para 2017 apuntan hacia un crecimiento de la economía del 4,2% (uno de los mejores en la región), una inflación de 4,5%, en línea con el objetivo del Banco Central, y un déficit fiscal de 1,7% del PBI.

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  13. Promesas electorales

    Por Wendy Marton
    Mientras el electoralismo político comienza a tomar vuelo y se definen candidaturas, es bueno comenzar a hablar de las reformas económicas que requiere el país para seguir creciendo y comenzar a analizar las propuestas de quienes buscan llegar a la presidencia de la República.

    En la campaña presidencial 2013, la discusión giró en torno al impuesto a la exportación de soja.

    El entonces candidato Horacio Cartes lo rechazó y a principios de su mandato concretó, acuerdo parlamentario mediante, la generalización del IVA y la creación del Iragro (que sustituyó al Imagro), prometiendo ingresos adicionales aproximados de USD 180 millones por el primero y USD 300 millones por el segundo, anualmente.

    Hoy esas cifras están lejos de la recaudación real, y Cartes sigue sin cambiar de opinión sobre un gravamen a la comercialización de granos de soja en el exterior para que el fisco tenga más ingresos.

    El precandidato cartista, Santiago Peña, dijo que, de llegar a la presidencia, seguirá con la implementación de Ley de Asociación Público-Privada (APP), ofertando bonos del Tesoro en el mercado internacional y no hará reformas impositivas.

    Entretanto, el otro posible contendiente en las internas coloradas, Mario Abdo, dijo que no se puede desconocer que el endeudamiento público vía bonos soberanos es un camino para ejecutar más obras viales.

    El Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) aún está cerrando sus heridas, y no visibilizó hasta ahora propuestas económicas y la izquierda aún no comenzó a hacer ruido sobre este tema.

    Aunque la puja electoral se adelantó bastante y aún se están definiendo nombres, es bueno comenzar a debatir sobre lo urgente y lo necesario en materia económica.

    Independientemente de los ataques políticos sobre afiliaciones y desafiliaciones, hay que empezar a inquirir si el modelo impositivo del cuádruple 10 (IVA, Iracis, IRP e Iragro) permitirá seguir sosteniendo políticas públicas orientadas a mantener subsidios a la extrema pobreza (transferencias condicionadas, viviendas, entre otros) y hasta cuándo.

    Además, es necesario incluir en la agenda electoral si se debe abrir el país a las concesiones de obras públicas, si se seguirá elevando el endeudamiento público, si habrá una reforma de la carrera civil. En materia de empresas públicas, hay que debatir y definir si la telefónica y la aguatera seguirán siendo híbridas; si el Estado seguirá manteniendo una empresa que produce alcohol para beber; si es necesario elevar el tributo a las bebidas alcohólicas y al tabaco.

    También se debe debatir si Paraguay seguirá sin tener un órgano que regule el sistema de pensiones; o si habrá que cambiar el proceso de reforma agraria implementado hasta ahora. Este es el momento adecuado para empezar a instalar los temas urgentes y necesarios, a fin de avanzar un poco más en el camino de la construcción de un Paraguay inclusivo económicamente.

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  14. Inversiones exigen racionalidad

    Luigi Picollo
    La estrategia de crecimiento sostenible es que los fondos de la inversión necesaria no salgan del bolsillo de cada paraguayo como endeudamiento soberano, sino del bolsillo de los inversionistas que asumen el riesgo.

    Por un lado, está la estrategia del Gobierno de realizar inversiones pagándolas con deuda. Tal es el entusiasmo, que ya se lanzan globos sondas para sentir la opinión de la hipótesis de suspender la Ley de Responsabilidad Fiscal, o aumentar al doble el déficit máximo conforme se cumplan unas abstractas condiciones, y hasta cambiar la definición de cómo se calcula el déficit. El problema aquí es que la deuda tiene un límite máximo, pasado ese límite se vuelve peligrosa. Los técnicos financieros del Gobierno pueden presentar varios argumentos relativos a ese supuesto límite, según el santo de su devoción como puede ser el FMI, el Banco Mundial, BID, etc.

    Pero en la práctica el límite no es un número estático, sino es dinámico, cambia según el endeudamiento de los países emergentes, del desempeño económico del Paraguay, del nivel crediticio de los países que nos acompañan en el Mercosur, etc. Entonces, al ser dinámico, cuando el límite de deuda que el mercado pase a exigir sea menor del que en ese momento tenemos, estaremos en problemas. Pues el Estado engorda, y casi nunca adelgaza. En otras palabras, solo después de haber cruzado la luz roja nos daremos cuenta de que nos endeudamos demasiado.

    Por otro lado, está la estrategia de fomentar inversiones atrayendo inversionistas extranjeros y canalizándolos a un negocio ya existente, pero que requiere mucha inversión, es el caso de la APP. Este modelo es interesante, porque no tiene límites y no implica endeudamiento del Estado. Existen un gran número de necesidades de inversión en un país como el nuestro, y muchos son lo suficientemente grandes, especializados, y atractivos económicamente, para que esa inversión la haga un privado en formato APP. El tema está en que en esta estrategia aún no somos maduros, serios, confiables, consistentes, previsibles, respetuosos, y especialmente razonables, como sociedad y como Estado.

    Entonces aquí parece que de repente nos ponemos más papistas que el papa, y pasamos a exigir a estos inversionistas niveles de excelencia que nosotros mismos no cumplimos. Exigimos al inversionista que no se haya equivocado nunca en ningún negocio en ningún país del orbe, mientras que nosotros mismos no cumplimos nuestras propias leyes, puesto que tenemos una evidente inseguridad jurídica y una alevosa impunidad. Los juzgamos de antemano, mientras si fuésemos razonables, bastaría con abrirles las puertas y exigirles que cumplan lo que han firmado aquí y ya. Exigir al otro lo que uno mismo no cumple es hipocresía.

    Además, cuando estos inversionistas ya hayan presentado sus ofertas hacemos el patético show de que los mismos órganos del Estado se pelean por ponerle el palo en la rueda al otro, cuando un ente contralor acusa a otra entidad de haber manejado equivocadamente el proceso. O sea, el jurado pasa de la arrogante postura de exigir impecables y perfectas notas al inversionista (el cual ya se siente en el banquillo de los acusados), para luego bajarse del púlpito para intercambiar improperios frente a los inversionistas. El jurado está constituido por un bando de funcionarios públicos asalariados que difícilmente pueden ser desvinculados por mal desempeño de sus funciones. Mientras tanto el inversionista tiene un cheque de USD 100.000.000 en el bolsillo para invertir (cheque que de otra forma va a terminar saliendo del bolsillo de cada paraguayo cuando el Estado tenga que endeudarse para cumplir con la necesaria inversión). Una escena por lo mínimo indignante.

    Atraigamos inversionistas, tratémoslos razonablemente, exijamos que cumplan lo ofertado y pactado, dejemos de endeudar al Estado, y así vamos a crecer sin cesar. Que el mayor límite no constituya nuestro cinismo de exigir que «el otro» sea ejemplo de lo que «no somos».

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  15. Aguardar que la macroeconomía aterrice en el bolsillo de la gente

    Todos los números relacionados con el desenvolvimiento económico, la mayoría de las previsiones de corto plazo y varios indicadores del panorama regional pintan un cuadro razonablemente positivo.

    Esto permite pensar con prudencia que esos buenos números se traducirán hacia más posibilidades para cada vez mayor cantidad de habitantes de nuestro país.

    Que los buenos números de la macroeconomía irán migrando a la microeconomía, que afecta al ciudadano común, en su vida y en sus expectativas de bienestar

    Ya se ha hablado de que las cifras del primer trimestre del año son excelentes, pues el crecimiento de la economía anda por el 7% de acuerdo con las mediciones del Banco Central. Esto quiere decir que la producción tanto primaria, la agrícola y ganadera, como la industria y los servicios han repuntado, lo que constituye una buena noticia para todos.

    A lo largo de los primeros cien días del 2017 se han habilitado numerosas industrias, la mayoría procesadoras de productos de exportación, que están incrementando la oferta del empleo y dinamizando la producción primaria mediante la transformación de las mismas.

    Estamos consolidando el envío de nuestros tradicionales productos de venta al exterior y, lo mejor, se va diversificando nuestra oferta exportable, con lo que estamos aumentando la cantidad de artículos que se procesan aquí para ofrecerle al mundo. Con todo lo que ello implica en ampliación de mercado y en no depender de algunos pocos productos, que no es aconsejable para ningún país con ansias de consolidar su desarrollo.

    Un dato nuevo en ese sentido permite aumentar nuestro optimismo: En el primer cuatrimestre del año, el volumen de embarques de productos avícolas tuvo un incremento del 399,7% en comparación al similar período del año pasado. Y lo que es más importante, el nivel de ingreso de divisas por esas ventas dio un salto extraordinario del 797,3%.

    No solo se ha exportado más, sino sobre todo se han obtenido mayor cantidad de divisas, que es plata para nuestro país. Puede discutirse que las grandes cifras de la macroeconomía no son para desatar una euforia desmedida, lo cual es cierto. Pero felizmente también la microeconomía se está desenvolviendo favorablemente.

    Datos del BCP indican que la dinámica de la situación económica ya está llegando a distintos sectores de la economía micro. «El incremento que se da en el consumo privado indica que finalmente la macro (economía) está llegando a la micro (economía)», sentenció un miembro del Directorio de la banca central, quien agregó que la mejoría en la situación brasileña ya se nota en el repunte de las reexportaciones en las ciudades fronterizas. Por eso en el primer trimestre, los productos reexportados se incrementaron casi 50%. Un indicador indesmentible es el nivel de ventas en el mercado interno, que de enero a marzo ya tuvo un alza del 10,3%. El Estimador de Cifras de Negocios (ECN) del Banco Central del Paraguay revela que las ventas, solo en marzo del 2017, tuvieron una expansión del 15% con respecto al mismo mes del año anterior. A lo que hay que añadir en los primeros meses el alza de los precios al consumidor ha sido menor que la de enero a marzo del 2016, por lo que la inflación es más baja que la de igual período del año pasado.

    Hay que augurar el aterrizaje de la bonanza de la macroeconomía en el bolsillo de la mayoría de la gente y que ello revele que el panorama económico y social del Paraguay está mejorando. Esto significa que muchos ciudadanos que se encuentran en el áspero terreno de la vulnerabilidad, de la miseria y la pobreza podrán tener chance de salir de esa situación para participar de la torta económica del país.

    El silogismo es simple: al haber una fuerte ayuda financiera y social del Estado a los vulnerables, un superior movimiento de la economía global, más empleos, mayor número de empresas que abren sus puertas, un significativo aumento en el consumo por mejora del ingreso promedio, más gente irá escalando en la prosperidad y la vida digna.

    http://www.lanacion.com.py/editorial/2017/05/16/aguardar-que-la-macroeconomia-aterrice-en-el-bolsillo-de-la-gente/

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  16. Tu mente en el producto o en el cliente
    Econ. Gloria Ayala Person
    En las empresas nos esmeramos en producir o comercializar el producto o servicio que sea mejor aceptado para lograr el éxito comercial. Sin embargo, el producto puede ser muy bueno y aún así el cliente no lo compra; esta aparente falla del mercado se debe principalmente a que la mente del empresario está enfocada en el producto y no precisamente en escuchar al cliente. Es el cliente quien debe decirnos lo que quiere y nosotros, como empresa, tenemos que estar atentos a comprender su mensaje, pues la única forma de ganar dinero es resolviendo una necesidad ajena. Podés tener el mejor producto, pero si el cliente no lo quiere, no lo compra y tu empresa quiebra.

    Te doy un ejemplo: abrís un negocio de venta de empanadas, la cocina es de acero inoxidable, contratás a un chef peruano de las mejores escuelas gastronómicas y crean una receta especial de empanadas de hojaldre al horno rellenas de acelga. Todo está preparado para ser un rotundo éxito, con una capacidad instalada de 5.000 empanadas por día, desarrollás un plan de márketing masivo. Sin embargo, tus inmediatos clientes potenciales son los albañiles de construcciones vecinas, quienes diariamente a media mañana están ávidos de encontrar un puesto de ventas de empanadas fritas rellenas de carne. Al darte cuenta de que no vendés lo que estimabas, bajás los precios y de todas maneras, a pesar de estar trabajando casi bajo el costo ofreciendo un producto excelente, las ventas no repuntan.

    O el producto es excelente para un público equivocado o el público siempre es el correcto (independiente al segmento) y quien está equivocado es el empresario con su producto. Un buen producto a precios bajos, con alta eficiencia de costos y con una propuesta de valor claramente desarrollada, pero no dirigida al público, es como dar la respuesta perfecta a la pregunta equivocada.

    Así, cuando nos percatamos de una crisis entre la oferta y la demanda de nuestro producto es cuando deberíamos profundizar el análisis, llevando la mirada hacia cuanto conocemos al cliente y cuál es la propuesta de valor que el cliente está esperando.

    Escuchar al cliente de manera activa, implica escuchar para comprender y no para responder, que usualmente es lo que hacemos en el sector empresarial: nos defendemos y explicamos. Las explicaciones pueden ser perfectas, razonablemente fortalecidas con datos y estadísticas; sin embargo, no sirven porque el cliente compra lo que él necesita o quiere, no lo que nosotros queremos ofrecerle.

    Por lo tanto, cuando la mirada está puesta solamente en el producto, difícilmente podamos tener un negocio sustentable. Entonces, ¿cómo hacer que la mirada esté puesta en el cliente? Necesitamos desarrollar un plan de negocios en donde tengamos en claro quién es el cliente, cómo llegaríamos a él y cuál sería el medio a través del cual recibiríamos la percepción que él tiene sobre nuestro producto o servicio. Esa base de datos que vamos armando en nuestras empresas tiene como propósito diagnosticar, medir e indicarnos acciones específicas que tomar de forma a llegar eficientemente al cliente. Sigamos hablando de dinero, así aprenderemos a manejarlo mejor.
    http://www.ultimahora.com/tu-mente-el-producto-o-el-cliente-n1089088.html

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