Mientras discutimos por la reelección.

El Paraguay es un país de muchos rostros y de realidades paralelas que provocarían la envidia de los más grandes autores de ciencia ficción.
Uno lo puede percibir fácilmente al comparar en estos días las portadas de los diarios o los discursos de la mayoría de los políticos, en donde cada uno dibuja su propio mapa y los altera según su conveniencia, ajusta sus propias leyes y corrige su propia Constitución, pero por sobre todo esa pulsión de dimensiones diferentes la sentimos en los ecos sordos de la realidad.
Mientras aquí discutimos y peleamos por el arbitrario plan del presidente Horacio Cartes y sus principales aliados, los senadores Fernando Lugo y Blas Llano, de forzar la Constitución para introducir la figura de la reelección, en una cama de hospital fallecía Celia Romero, tras una agonía de diez días al haber sido apuñalada por su ex concubino, convirtiéndose en la mujer número 36 que este año fue asesinada por su ex pareja, mientras en el Congreso se dilataba, se cambiaban palabras y se le restaba fuerza a la todavía pendiente ley de feminicidio.
Mientras discutimos por la reelección… en algún lugar en los montes de Concepción Edelio Morínigo cumple 897 días secuestrado por el grupo armado EPP, Abrahán Fehr 498 días, Franz Wiebe 144 días y Félix Urbieta 66 días, marcando un récord absoluto del más largo tiempo en que una persona sigue cautiva por secuestro extorsivo en el Paraguay y la primera vez en que cuatro compatriotas permanecen secuestrados al mismo momento, con una total ineficacia demostrada hasta ahora por el Estado para lograr la liberación y traer alivio a sus familias.
Mientras discutimos por la reelección… en la región del Chaco Paraguayo se siguen deforestando mil hectáreas de bosques al día según un estudio de Guyrá Paraguay, las que se convierten en desolados campos para pasturas de ganado y el cultivo mecanizado de soja, mientras el alterado clima nos azota cada vez más con fuertes lluvias y tormentas destructivas.
Mientras discutimos por la reelección… las avionetas cargadas con drogas y mercaderías de contrabando cruzan impunemente los cielos del país, los caudillos políticos financiados con el dinero sucio del narcotráfico extienden sus dominios y se posicionan en feudos territoriales y en círculos del Estado, comunidades campesinas e indígenas son expulsadas de sus tierras ancestrales y los ríos, lagos y arroyos se siguen contaminando con el uso de pesticidas.
Mientras discutimos por la reelección… hay también comunidades y grupos de pobladores que resisten a los modelos de autoritarismo y construyen proyectos solidarios. Hay jóvenes idealistas que se movilizan para ayudar a los demás. Hay emprendedores que se esfuerzan por aportar modelos de negocios con responsabilidad social, ayudando a diseñar un país distinto, a pesar de todo. Son los que nos contagian sus esperanzas.

Andrés Colmán Gutiérrez

http://m.ultimahora.com/mientras-discutimos-la-reeleccion-n1048643.html

142 comentarios en “Mientras discutimos por la reelección.”

  1. Dos grandes estafadores
    20 enero, 2017

    “Fantasmas y extranjeros firmaron por enmienda”, fue ayer el título principal de la portada de ABC color. “Cartistas presentaron planillas fraudulentas”, el de Ultima Hora, el cual además le destinó a esta cuestión un total de 13 artículos, más dos columnas de opinión y, por si eso fuera poco, el editorial de la decha. También fue el monotema en las radios cardinal y monumental, así como de gran parte de los espacios en los noticieros de Telefuturo, Red Guaraní y La Tele. Cualquiera diría que estamos ante una “fenomenal estafa” , que echa por tierra las 366.000 firmas recolectadas por la ANR para solicitar el cambio de la Constitución Nacional a los fines de instituir la reelección, como sostienen quienes se oponen a dicha iniciativa. Y efectivamente asistimos a un gigantesco fraude, pero no el que denuncian estos medios de prensa, sino el que ellos estan perpetrando con total premeditación y alevosavía, lo que resulta de fácil demostración.

    De corresponderse con la realidad, los titulares de la víspera, que seguramente se repiten hoy y se mantendrán en cartelera por varios días, le provocarían un golpe letal al Partido Colorado, liquidarían de un plumazo toda intención de habilitar la postulación de un expresidente por segunda vez e, incluso, hasta haría tambalear al propio gobierno. Pero nada de eso ducede, por la simple razón de que no son otra cosa más que fuegos de artificio.

    En efecto, quienes se toman el árduo trabajo de leer todas las publicaciones que versan sobre la materia, podrán comprobar que éstas se asientan en tan pocos casos que pueden señalarse con nombres y apellidos. Una persona que había fallecido 48 años atrás, otra hace 11, una ciudadana chilena que no se halla inscripta en el padrón electoral y algunas duplicaciones. A lo sumo, una docena de irregularidades, sobre… ¡366.000 firmas!, que equivalen al 0,003% del universo de suscriptores.

    Suponiendo que las irregularidades no fueran solo 12, ni 120, sino 1.200, las inscripcciones no válidas ascenderían a tan solo el 0,3%, manteniéndose como válidas nada menos que 352.800 firmas, o sea, el 99,7% de los nombres que contienen las planillas, disponibles en las páginas web de la ANR y el TSJE.

    Ahora bien, si los medios de “Don” Acero y “Don” Antonio generalizaran el “riguroso” criterio de juzgamientoy lo aplicaran a otros eventos, por ejemplo las elecciones internas de los partidos, las municipales y presidenciales, todas, absolutamente todas, desde 1989 a esta parte, sería nulas, pués en ellas, sin excepción, las irregularidades superaron el 0,003% y también el 0,3%, aunque, claro está, el Código Electoral Paraguayo no es delirante y, en su artículo 308, establece que para declarar la nulidad, los hechos comprobados deberán afectar al 20% de los sufragios.

    Lo que pasa con estos grupos mediáticos es que sufrieron una dura derrota al ser tantas las firmas de ciudadanos que reclaman su derecho a ser consultados sobre un tema de singular importancia, como es la reelección, entonces tratan de restarle veracidad para recuperar un poco de oxigeno.

    Con ello, sin embargo, no hacen más que actuar como los torpes que pretenden tapar el sol con la mano. Y así como las pocas irregularidades detectadas en las planillas de firmas tienen nombre y apellido, también lo tienen quienes quieren estafar a la opinión pública a través de sus respectivos medios: Antonio J. Vierci y Aldo Zucolillo.

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  2. Noticias falsas y verdaderas mentiras
    20 Ene 2017

    Si los 23 senadores defensores de la inconstitucionalidad de la enmienda para cambiar la Constitución y permitir la reelección presidencial creyeran realmente que es así, aquel 25 de agosto del 2016 no hubieran tenido necesidad de hacer la barrabasada, con tufo a chicana “legislativa”, de presentar ellos mismos la propuesta de un proyecto de enmienda, considerando su mayoría coyuntural, para luego rechazarlo a renglón seguido, buscando dilatarla, apoyándose no en la inconstitucionalidad de la misma, sino en el último párrafo del artículo 290: “Si en cualquiera de las cámaras no se reuniese la mayoría requerida para su aprobación, se tendrá por rechazada la enmienda, no pudiendo volver a presentarse dentro del término de un año”.

    Es decir, eran conscientes de que la enmienda no era rebatible en el tribunal correspondiente a la inconstitucionalidad, la Corte Suprema menos aún dado los antecedentes de que vía enmienda constitucional ya se había cambiado un artículo de la Constitución, el 120, de los electores, que restringía el voto de los paraguayos a los “radicados en el territorio nacional”, aprobada en el Senado con los 33 votos de los senadores presentes; el proyecto de enmienda había sido presentado en Diputados por el diputado Víctor Ríos y otros más, y aprobado por 52 votos a favor y ninguno en contra.

    Queda cada vez más claro que la enmienda es constitucional para cambiar artículos específicos de la Constitución, mientras que la reforma es el adecuado para “reformar” la misma Constitución o parte de ella.

    Es decir, eran conscientes de que la enmienda no era rebatible en el tribunal correspondiente a la inconstitucionalidad, la Corte Suprema menos aún dado los antecedentes de que vía enmienda constitucional ya se había cambiado un artículo de la Constitución, el 120.

    No es de extrañar, por ello, que los medios que se han embanderado con declarar a priori la enmienda como inconstitucional y violadores constitucionales incluso a los que la propongan, sin permitir el debido debate e ignorando los antecedentes, ampliamente difundidos por esos mismos medios en su momento y los abogados que no iniciaron juicio alguno en aquél entonces contra los “violadores” y que dieron amplio destaque a la “enmienda” del artículo 120 y a las razones a favor de la vía, en aquel entonces constitucional, empezaran a virar sus argumentos y a plegarse a la chicana de los 23, es decir, al hecho de que la Constitución prohíbe que, una vez rechazada, la enmienda debe esperar un año para su reformulación.

    Ese es otro debate público que tiene que ver con la validez o no de la discutida sesión.

    El que nos concierne aquí es el de la información o, más precisamente, en este caso, la desinformación, ya que ahora los medios convertidos en Sala Constitucional de la Corte Suprema han empezado a virar la mira y a apoyarse en ese último párrafo de la enmienda, de que hay que esperar un año para presentar la enmienda. Sin duda se generará otro debate, en el que es de esperar más diálogo y menos omnipotencia jurisprudencial, ahora se da valor absoluto al último párrafo del artículo de la enmienda, el que se refiere a la imposibilidad de presentarla dentro del término de un año, y a que los propios oficialistas avalaron la dudosa sesión del 25 de agosto, en otra realizada el 29 de agosto como si fuera de nuevo “otra verdad absoluta”.

    El periodista gráfico que firma El Roto en el diario El País, de España, con ediciones en Iberoamérica, publicó uno de sus gráficos y contundentes editoriales visuales, de dramática imagen y contenido fuerte y crítico, a un hombre con un parche en un ojo y una tablet en la mano, con la frase: “Hay que saber distinguir entre noticias falsas y verdaderas mentiras”, cosa incluso más difícil que separar el trigo de la cizaña, a estas alturas del siglo XXI que está resultando más cambalache que el que se fue, y, lamentablemente, muy especialmente en materia de información, cuando se intenta imponer “noticias falsas y verdaderas mentiras” en lugar del análisis y el debate público, con respeto a la disparidad de opiniones, cuando se trata de imponer la información absoluta en vez de ofrecer la información amplia, o de imponer la verdad absoluta en vez del debate y el respeto a la pluralidad de las ideas y de las verdades.

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  3. La voluntad de fraude
    Por Enrique Vargas Peña

    Los propios organizadores de la recolección de supuestas firmas para la inconstitucional reelección vía enmienda reconocen, hasta el momento de escribir este material, más de setenta y tres mil firmas falsas, de muertos, fabricadas, entre las que presentaron ante el Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE) el pasado viernes 13 de enero.

    Eso sin contar las planillas, que se cuentan por miles, fabricadas en serie, hechas en laboratorio, completadas por una misma persona, mediante las que el grupo Cartes y sus dependientes en la Asociación Nacional Republicana (ANR, partido Colorado) usurpan los nombres de una enorme cantidad de personas que serán validadas como apoyando el golpe de la reelección vía enmienda por el simple expediente de no establecer mecanismos objetivos de depuración general.

    Me explico: El TSJE y el Ministerio Público no revisarán, repito, no revisarán, la autenticidad de las planillas sino que solamente actuarán ante denuncias personales, por lo que los electores incluidos en forma inconsulta en las planillas serán tenidos como apoyando el golpe por el sólo expediente de no poder, por cualquier motivo, hacer la protesta.

    El grupo Cartes y sus secuaces incluyeron miles de nombres simplemente transcribiendo el padrón y miles de los incluidos que no puedan protestar serán considerados apoyos válidos para el golpe de Estado de Cartes.

    Aunque el Ministerio Público decidió finalmente conformar un equipo para investigar las planillas fraudulentas fabricadas a favor de Cartes por sus subordinados en el partido Colorado (http://bit.ly/2jDQzrE), nadie debería abrigar muchas esperanzas considerando la impunidad de la que goza el entorno del presidente de la República en todos los negociados que se están realizando vía proyectos de alianza público privada, proyectos llave en mano y otros mediante los que los socios de Cartes aprovechan información privilegiada del Estado.

    Recordaba el asesor jurídico del Senado, José Casañas Levi, en La Unión, que la fiscalía debió actuar de oficio, al aparecer en los medios de comunicación, indicios consistentes sobre la comisión de hechos de acción penal pública en la confección de planillas. Lo mismo sostuvo el senador Eduardo Petta.

    El propio apoderado de la ANR, Wildo Almirón, reconoció en esta radio que la falsificación de firmas y hacer firmar a personas fallecidas constituyen delitos de acción penal pública; reconoció que los autores materiales deben ser castigados personalmente e incluso admitió que las justificaciones dadas por dirigentes de su sector a las falsificaciones fueron deslices muy desafortunados.

    Pero el Ministerio Público no actuará en beneficio del pueblo paraguayo, que le paga los salarios, usando el expediente mencionado más arriba, de no hacer la revisión general y objetiva y limitarla a los pedidos de parte, un trabajo no sistémico diseñado para validar el fraude. La misma línea tiene el TSJE.

    Es decir la voluntad de fraude de los autores de esta operación golpista quedará impune y sus documentos falsos se seguirán usando libremente para violar nuestra Constitución.

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  4. Vos lo que sos boludo

    Por Alfredo Boccia
    El funcionario público, sudoroso, vuelve a casa en un barrio de Asunción. Saluda a la esposa, maestra de escuela, quien está planchando ropas.

    –Mi jefe, en el Ministerio, me está reclamando las planillas y no te estás moviendo. Hace una semana ya me dieron y apenas cuatro firmas tenemos.

    –¿Con este calor querés que ande recorriendo por el barrio?

    –¿Y vos querés que me descontraten, piko, mi reina? Vos sabés bien que hendy nuestro presupuesto.

    –No es ko fácil, papito. Nuestros correligionarios de aquí del vecindario ya fueron toditos visitados por los de la Seccional.

    –Y a esos lo mismo nomás tenés que hacerles firmar, si son planillas diferentes.

    –¿Firma jo’a, piko?

    –¿Y quién gua’u lo que tanto va a controlar? Y a esos tus parientes alhaja también hay que llevarles la planilla.

    –Ellos ko están en Pirayú. ¡Nde tavy! Ni loca me voy a ir hasta allá.

    –No hace falta. Pedile que te envíen su número de cédula por WhatsApp y vos nomás firmás.

    –¿Se puede, piko, hacer así?

    –¡E’a! ¿Preferís irte en Pirayú? Otra cosa: esos tus alumnos de la escuela…

    –¡Aichejáranga! Mitã’i meme ningo umía…

    –Nambréna. Esos más grandecitos tienen que ensayarse ya en las luchas cívicas. Y poné, además, a todas las maestras. Andate en la Supervisión de Zona y conseguí la lista de todos los funcionarios de los tres turnos con su número de cédula. Enteropaite ñamoingéta planillape.

    –¡Che Dios! ¿Sin preguntarle? Voy a ir a parar a la Fiscalía, si me pillan.

    –Nada que ver, mi hija. ¿O ya te olvidaste que el primero que pidió la reelección de Cartes en la última Convención fue el hermano del fiscal general? Por ese lado no apeligramos nada. Esta co es una situación de urgencia. ¿Sabés a quién también hay que agregarle? A tu prima Zulma.

    –¡Anínati! Vos mismo decís por ella que es zurdita.

    –¡Enterate na, mi amor! Los zurdos ahora nos apoyan.

    –Nda entendevéima ko política… De todos modos, ella no puede firmar. Desde el año pasado está en España.

    –¡Di tidis midis, ni pidi firmir! (en tono burlón) ¿Querés que me echen, boluda? Poné cualquier número de cédula y firmá vos. ¡Y pensá en alguien más!

    –¡El abuelo Lorenzo! Él masiado colorado era.

    –Era. Nos dejó el mes pasado.

    –¡Nis dijí il mis pisidi! Me parece que vos lo que sos boludo.

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  5. Del triunfo matemático al bochorno político

    Por Estela Ruíz Díaz
    Lo que el 13 de enero fue presentado como una hazaña política de la ANR oficialista al entregar al TSJE las 366.000 firmas que apoyan la reelección de Horacio Cartes vía enmienda, terminó en un bochornoso espectáculo y con la granada explotando en el rostro del Gobierno.

    La presentación del voluminoso documento, fundamento de la campaña cartista-luguista llanista denominada «QuelaGenteDecida», empezó a desdibujarse cuando los ciudadanos y los opositores, a través de las redes sociales y medios de comunicación, denunciaron la dificultad para comprobar si sus nombres estaban en la lista. Apenas se comprobaron algunos casos de ciudadanos incorporados involuntariamente falsificando sus firmas, lo que configura un delito penal, se desató un escándalo y el caso explotó en pleno rostro de la cúpula colorada que empezó a balbucear explicaciones sobre los groseros errores.

    Al final, depurada la lista de muertos, menores de edad, votantes del exterior, etc. siendo lo más grave el robo de identidad, quedaron 288.685 nombres coincidentes con el Registro Cívico Permanente. Pero la pesadilla aún no termina. La corroboración ciudadana sigue a través de internet, a pesar del indisimulado boicot informático desde la ANR y el TSJE que ofrecen el servicio, pero que por las constantes caídas del sistema vuelven engorroso o imposible el proceso de verificación.

    El impacto negativo fue tal, que a pesar de superar nueve veces el requisito para la enmienda (solo se necesitan 30.000 para impulsar en el Congreso), la noticia es el bochorno del que ya no hay vuelta atrás. Este tipo de campañas no permite margen de error y en política se paga muy caro.

    Tanto que la cúpula colorada encabezada por Pedro Alliana pasó de la euforia inicial a la humillación al punto que la comitiva política se vio obligada a ir hasta la Fiscalía «a ponerse a disposición» ante la lluvia de denuncias. Como toda defensa señalaron que un 20% de error no es mucho y que «infiltrados» manipularon las planillas. Una excusa gastada que no convenció a nadie.

    DURMIENDO CON EL ENEMIGO. Como parte de la otra campaña pro reelección, la reconciliada alianza lugo/llanista sigue recorriendo el país para dar ropaje popular a la cuestionada y polémica enmienda.

    «Aprenderemos de nuestros errores», dicen en sus sobreactuados discursos Lugo y Blas Lanzoni, buscando resarcir heridas e intentando cubrir con un manto de olvido aquel juicio político que los separó abruptamente en 2012.

    Sin embargo, las cuentas aún no están cerradas. La desconfianza es la segunda piel entre ambos sectores. El Frente Guasu sabe que Llano es un aliado de Cartes, primero cuando traicionó a la Concertación apoyando la destitución de Lugo en el 2012 y luego como puntal de su Gobierno. Saben que el líder liberal juega a dos puntas y no tienen certeza absoluta de su lealtad. Pero saben también que la sobrevivencia del uno depende del otro y que no hay otra alternativa que estar juntos a pesar de las diferencias.

    NADA QUE DECIR. Por ahora, el proyecto de enmienda sigue con vida con pulmotor. La estrategia de las planillas con miles de firmas terminó en bochorno; los aliados luguistas y llanistas siguen dando largas al asunto y la reelección está generando cada vez más rechazo ciudadano. Que sumados a los cortes de agua y energía, el malhumor social irá in crescendo.

    Tan mal salió el plan que Cartes, al arribar ayer de su gira internacional, probablemente la más exitosa de su gestión, no quiso hablar con la prensa. Y eso que tenía mucho para decir: que en el foro de Davos reconocieron el éxito económico y la transparencia de su Gobierno. Que con el presidente italiano hablaron de inversiones y sobretodo del cordial encuentro con el papa Francisco, que lo recibió por cuarta vez. Un privilegio que pocos presidentes tienen.

    De nada de esto pudo alardear porque más de un millar de muertos y otros 59.000 fantasmas firmaron a favor de su reelección. Que sumaron mucho más que los 288.000 vivos que apoyan su continuidad. La matemática política tiene sus trampas porque aquí dos más dos no son cuatro.

    Tanto fue el bochorno que hasta resucitó al decaído Efraín Alegre.

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  6. Más allá del chiste fácil

    Por Arnaldo Alegre
    La obsesión cartista por la reelección hace rato pasó la línea del ridículo. El descubrimiento –por una extraña buena voluntad de la Justicia Electoral y la fuerza de la indignación ciudadana expresada en las redes sociales y en algunos medios de prensa– de miles de firmas fraguadas para solicitar una enmienda que se plantea violando los preceptos constitucionales, dejó de ser un capítulo de una comedia de enredos.

    En verdad, está por convertirse en el mayor drama político de los últimos años, si es que alguien no pone algo de sentido común, lo que sinceramente es medio imposible.

    La opereta, protagonizada por Alliana, Lilian Samaniego, Monges, Bachi Núñez y otros fantoches de dudosa gracia, está poniendo contra las cuerdas la institucionalidad de la República. Y el titiritero mayor, Horacio Cartes, sigue jugando el genio macabro, alentando a sus huestes desde una cínica equidistancia. La bondad recién estrenada de Cartes es, como mínimo, sospechosa.

    El bochornoso espectáculo que dieron con la firmata pro reelección aviesamente viciada se presta al chiste fácil. Como que es imposible que existan 296 niños entre los proponentes de la reelección, pues ningún colorado es un nene de pecho; o que haya 196 presos colorados demuestra lo poco que se combate el delito en este país; o que al Centauro de Ybycuí le nació ahora una competencia en el Partido Colorado, el Lázaro de Mbopi Kua.

    El problema es que desde hace rato dejaron de ser graciosos y recudir este tema al simple anecdotario de nuestra política vernácula es contraproducente y hasta peligroso.

    Los colorados necesitaban 30.000 firmas para proponer la enmienda a la Constitución para imponer la reelección. Pero hay dos inconvenientes que a los cartistas se les pasó por la tangente: 1) La reforma es el único camino para decidir sobre la reelección; 2) Una nueva enmienda no se puede tratar hasta agosto próximo.

    Eso no importó. Los colorados reunieron 390.000 firmas, que luego derivaron en 366.000. La cifra exacta fue dada por la Justicia Electoral: 357.000. De esas, 69.000 eran inválidas. ¿Y por qué solo con las firmas inválidas duplicaron la cantidad de proponentes necesarios? Simplemente por tramposos. Porque siempre lo hicieron así y no había consecuencias. Sencillo.

    Si hay aún un grupo de colorados decentes –a quienes hay que buscar con reflectores y no solo con la lámpara de Diógenes– deben parar este circo de trampa y prepotencia que se está llevando a cabo en nombre de su partido.

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  7. Muertos

    Benjamín Fernández Bogado –
    Es cierto. No es ninguna novedad la larga tradición cívica de los muertos en los comicios paraguayos. Votaron y por lo que vemos seguirán siendo tan entusiastas mientras existan políticos vivos que los resuciten, incluso para cambiar ilegalmente la Constitución. Como no pueden objetar la pertinencia o no de la enmienda porque están muertos, los vivos tienen distintos pretextos. Desde que los infiltrados del bando opositor hicieron el trabajo sucio dejándolos en ridículo luego de haber presentado de manera orgullosa y con uniformes blancos más de 300.000 firmas peticionando lo imposible hasta el argumento de que lo hicieron mal por entusiastas. Todo mal en definitiva.

    Cada vez que buscaban justificar lo ilegal se complicaban aún más. Quisieron evitar el escándalo, pero presionados por la opinión pública y la prensa tuvieron que dar acceso a las planillas a regañadientes y de manera parcial. Sabiendo perfectamente el delito que habían cometido, saltó uno que afirmó que en realidad había más de 60.000 firmas y dedos pulgares falsos –a confesión de parte, relevo de pruebas–, pero que solo requerían 30.000 legales, hasta la expresión inteligente del diputado Barrios –siempre brillante desde sus tiempos de militante stronista– quien afirmó: «Qué tanto si nadie murió». Claro, después saltaron los nombres y documentos de activos y entusiastas desde los cementerios hasta casi alcanzar dos mil de manera parcial. Llamaron paraguayos en el exterior enojados porque sus nombres figuraban en la planilla sin haber jamás consentido eso y alguna extranjera que no podía estar en ella por su misma condición de origen. En esto de que los muertos también votan se nota que han colaborado desde instituciones, donde los documentos deberían ser resguardados y protegidos, como Inmigraciones o Identificaciones de la Policía. La Fiscalía quiso evitar responsabilidad al inicio, aunque al final presionada por las circunstancias, creó una unidad especial de investigación, que estamos seguros jamás llegará hasta los responsables de tamaño escándalo jurídico y político.

    Cada día que pasa esto de la enmienda hunde aún más en el descrédito a quienes la promueven. Como si no fuera suficiente la complicidad de Cartes, Lugo y Llano, otros senadores, como Filizzola o Esperanza Martínez, han decidido sepultar lo poco de capital político que les sobraba en esta aventura violatoria que no repara ni en la memoria de los muertos. Están cavando su propia fosa y en el camino metiendo en un cajón funerario a la misma República. Les importa un comino el futuro del país. Ya encontrarán la manera de huir del escarnio y repudio que este acto ilegal y escandaloso los ha tenido como cómplices y coautores. El cortejo fúnebre del país no repara en nada y la vergüenza personal es secundaria ante los beneficios crematísticos que esta aventura les reportará.

    Mientras el presidente de la República volaba a los Emiratos y desde ahí a Davos para concluir visitando al papa Francisco, aquí en esta tierra cuyas «costumbres no tienen nada que se parezca a otra nación», los muertos, deudos, ausentes y extranjeros figuraban en planillas ilegales ante la desvergüenza y caradurez de unos cuantos que de blancos solo tenían la ropa cuando presentaron las negras, ilegales y escandalosas planillas de la reelección gritando al unísono en su interior: ¡Qué vivan los muertos!

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  8. Vale todo

    Por Luis Bareiro
    Necesitaban 30.000 firmas nomás para presentar un nuevo pedido de enmienda constitucional que incluyera la reelección, y conseguirlas era pan comido.

    Con más de 300.000 funcionarios públicos, lograr que cuanto menos el diez por ciento aceptara con entusiasmo poner su rúbrica en el documento que le acercara personalmente su jefe era un juego de niños, pero…

    El problema fue que la petición tenía que presentarse como verdadero clamor popular, como la prueba irrefutable del ferviente deseo de millones de paraguayos y paraguayas obsesionados con un nuevo periodo presidencial, una pasión que por estas tierras solo la consiguen la Virgencita, la Selección y la cerveza.

    Y es que no hay en este momento un solo político que despierte ese tipo de adhesión, menos el presidente. Hoy sencillamente no hay pasión en la política. No existe quien logre conectarse con el elector, quien consiga insuflar un hálito de esperanza en esa mayoría que escucha como en una telenovela turca que hablan de un país exitoso que le resulta ajeno a su realidad rutinaria.

    Por eso no pusieron mesas en las calles para juntar las firmas. Porque la escena sería patética, probablemente tan patética como si colocaran mesas para juntar firmas en contra. Y es que, salvo para un puñado de aguerridos internautas, a la gente la reelección o la no reelección le importa un comino.

    Lo peligroso es cuando, ante la apatía, algunos empiezan a forzar las reglas del juego; total el grueso de los jugadores está mirando para otro lado. Así aparecen la legión de zombis suscribiendo el pedido de enmienda, la fiscalía que se hace la desentendida ante la flagrante comisión de delitos, las interpretaciones antojadizas sobre lo que dice o no dice la Constitución y ese viejo discurso populista que asevera que lo importante es lo que decida la mayoría, independientemente de lo que diga la letra de la ley y si esa mayoría goza de buena salud o descansa en un camposanto. Después de todo, como diría algún leguleyo local, en ninguna parte la Constitución dice taxativamente que para votar hay que estar vivo.

    Más allá del divertimento que esos papelones generan, queda la duda de hasta dónde están dispuestos a llegar para conseguir adecuar la ley a sus pretensiones.

    Las suscripciones post mortem y las «adhesiones voluntarias» recomendadas por el jefe no son una novedad de nuestra práctica política (lo que no significa que puedan o deban quedar impunes), lo que las hace particularmente preocupantes es que parecen ser apenas una avanzada del oficialismo en lo que se vislumbra como una campaña donde todo vale con tal de conseguir un segundo mandato para Cartes.

    Y ojo que la cuestión no es si un segundo mandato es bueno o malo, sino cómo lo consigue.

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  9. “Cartes engaña y se burla del pueblo”

    Por Alcibiades González Delvalle

    El general (R) Bernardino Soto Estigarribia había renunciado como ministro de Defensa Nacional del gobierno de Cartes, en noviembre de 2015, “por sentirse agredido en su dignidad y en su sentimiento de respeto a la institucionalidad”. Y agregó: “Cartes engaña y se burla del pueblo al intentar violar la Constitución con su obsesión por la reelección” (ABC Color del pasado lunes 16).

    En muy pocas palabras, el general Soto Estigarribia encierra ideas que en nuestro medio son revolucionarias. Renunció por dignidad al sentirse agredido. Y esa misma dignidad le presenta a Cartes como mentiroso y burlándose del pueblo.

    Y es así. A lo largo y ancho de su campaña proselitista, y luego como Presidente, Cartes decía que no movería un dedo por la reelección porque así manda la Constitución; que nunca intentaría violarla; que al término de su mandato de cinco años regresaría a sus actividades privadas como un ciudadano más. ¿Y después? Descubrió que el poder abre las puertas de mundos que él jamás sospechaba que existiesen. ¿Desde qué club deportivo o empresas cigarrilleras se puede codear con la gloria de sentarse, cara a cara, con verdaderos magnates, verdaderos ejecutivos, verdaderos políticos, verdaderos estadistas? Entonces, deslumbrado, se “olvidó” de sus promesas y se dio de lleno a la tarea de tener la ocasión de continuar en el poder. Como sea. Sin importarle pisotear la Constitución Nacional ni sus posibles consecuencias negativas. Por de pronto, está a punto de poner a las instituciones republicanas de patas para arriba.

    El artículo 173 de la Constitución expresa que la misión de las Fuerzas Armadas “es la de custodiar la integridad territorial y la de defender a las autoridades legítimamente constituidas, conforme con esta Constitución y las leyes…”.

    De acuerdo con este artículo, el próximo gobierno de Cartes no podrá ser defendido por las Fuerzas Armadas porque será ilegítimo, producto del atropello a la Carta Magna, resultado de maniobras políticas delictivas. Así lo entiende el general Soto Estigarribia y seguramente no será el único militar que observa con preocupación la realidad nacional.

    Ya se ha demostrado suficientemente que la reelección presidencial no es posible legalmente. Sólo podrá darse mediante un grosero atropello a la Constitución, en cuyo artículo 137, último párrafo, establece: “Carecen de validez todas las disposiciones o actos de autoridad opuestos a lo establecido en esta Constitución”.

    ¿Y qué más opuesto a lo establecido en la Constitución que posibilitar una reelección claramente prohibida? ¿Qué más opuesto a lo establecido en la Constitución que volver a instalarse en el Palacio de Gobierno del modo en que el cartismo está llevando a cabo el proyecto de reelección?

    “Cartes engaña y se burla del pueblo”, dice el general Soto Estigarribia. Se burla al presentar miles de firmas como expresión libre de los ciudadanos. Se sabe, además, cómo fueron arrancadas esas firmas de personas vivas y muertas.

    El convencional constituyente, sociólogo y exsenador José Nicolás Morínigo, graficó la situación que está padeciendo el país de esta forma: “Carece de sentido sumar firmas para buscar un objetivo que la misma Constitución rechaza que se pueda realizar por la vía de la enmienda. Sería lo mismo que entrar, con permiso del propietario de una casa y con base en esa autorización, apropiarse de todos los bienes que posee el dueño en esa vivienda. Una cosa no legaliza ni justifica la otra situación” (ABC Color del domingo pasado).

    En el colmo del cinismo, los que intentan violar la Constitución se hacen pasar por auténticos demócratas porque, supuestamente, le darán oportunidad al pueblo para hacer escuchar su voz. Ese pueblo ya se había hecho sentir en la elección de convencionales que en 1992 debatieron suficientemente, artículo por artículo, el documento que hoy rige la vida nacional. El artículo 229, “De la duración del mandato”, prohíbe la reelección, la que no será posible “en ningún caso”. Tampoco vía enmienda (art. 290), sino la reforma “para aquellas disposiciones que afecten (…) la duración del mandato”. Y la duración del mandato es por cinco años. ¿Más claro? ¡Imposible! El artículo 290 nos remite directamente al 229 que se titula “De la duración del mandato”.

    La Constitución que tenemos es la consecuencia de un acto democrático que permitió que los distintos sectores representados acercasen sus proyectos y fuesen sometidos a una rigurosa discusión. En todos los proyectos figuraba la imposibilidad de la reelección presidencial.

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  10. ¿Que el pueblo decida?

    Por Gustavo Laterza Rivarola

    Nuestra Constitución de 1992, queriendo hacer ingresar a nuestro país al gran salón democrático mundial, incorporó las instituciones apropiadas que existían y que probaron su eficiencia, incluyendo lo que se consideraba lo máximo: las consultas populares.

    No diremos que se puso de moda, porque el plebiscito inventaron los romanos y el referéndum comenzó a tener éxito en la Francia del siglo XIX. La diferencia entre ambos -aclarando a lectores legos- es que el primero es meramente consultivo, mientras que el segundo impone su resultado. Lo novedoso es que los populismos latinoamericanos se enamoraron del referéndum al darse cuenta de que, manipulándolo hábilmente, se podían pasar la Constitución por el trasero (dicho esto con perdón del respetable).

    Así nacieron y crecieron en nuestras cercanías algunas democracias plebiscitarias, con base en caudillos que, presumiendo infalibilidad electoral, creen poder lograr lo que les convenga, aun al precio de atropellar la Constitución con el tren de la consulta popular. La falacia de base es sencilla: si un gobierno puede preguntar directamente al “pueblo”, ¿qué importa ya lo que la Constitución prescriba? “El pueblo” decide todo en instancia máxima y el referéndum legitima la formalidad del acto. La misma Constitución pasa a ser norma subalterna. La pirámide de Kelsen queda truncada. Ahora la ley fundamental ya no es la Constitución sino la voz del pueblo; vox populi, suprema lex est.

    Lo que regímenes populistas suelen someter a consultas populares son cuestiones importantes, las que hacen al poder real; no se lo empleará para pavadas, que para eso están la legislación y los tribunales ordinarios. Pero no siempre funciona como uno quiere; no siempre produce los resultados esperados. En Venezuela existe una larga tradición de resolver asuntos políticos por esta vía. Hugo Chávez usó esta herramienta para hacer aprobar su Constitución, en 1999, primero, y luego, en 2007, intentando convertirse en gobernante vitalicio, algo que no logró. Es que, desde la crisis del papel higiénico, las cosas cambiaron mucho en Venezuela.

    Evo Morales también hizo aprobar su Constitución vía referéndum (2009). Se aprovechó de un instrumento creado por el imperialismo bonapartista para intentar convertirse en luchador vitalicio contra el imperialismo. Para convencer mejor relató, un discurso, cómo, en la antigüedad, los indígenas bolivianos ya combatieron contra el imperio inglés y contra los romanos (Cf. You Tube).

    Hace casi un año, Evo convocó a un referéndum popular para hacerse reelegir por tercera vez, pero también a él le salió mal. Es lo que pasa. Los reeleccionistas piden primero dos períodos, luego tres, cuatro y finalmente el vitaliciado, empleando siempre el mismo argumento: “completar y profundizar la revolución ya iniciada y los cambios de paradigmas sociales y económicos”. Recordemos esto, los paraguayos, cada vez que nos propongan introducir la figura de la reelección presidencial.

    En nuestro caso particular, ya podemos entender la situación: si el líder populista está en la llanura, el país siempre está en el filo del despeñadero; si está en el gobierno, nos transmitirá optimismo, porque todo está mejorando, se está recuperando la soberanía perdida, la economía se sanea, la equidad social se hace realidad, el porvenir reluce con brillos diamantinos. Si algo fuese mal, será culpa de los enemigos internos y externos del pueblo, a los que, no obstante, se los derrotará indefectiblemente, más tarde o más temprano, aunque para esto “habrá que hacer y soportar sacrificios”.

    Como el populista entiende que toda sociedad está dividida en buenos y malos, los buenos darán a los malos la ocasión de convertirse, al modo de las religiones, sumándose a la construcción de la “nueva era”, como hizo nuestro ministro Peña. Para el de izquierda, todo fascista, oligarca, esbirro del Imperio, será bienvenido en las huestes revolucionarias, a condición de que renuncie públicamente a Satanás, a sus pompas y a sus obras.

    Hay populistas de izquierdas y de derechas, como debe ser; dicen que en la actualidad Hugo Chávez y Donald Trump son prototipos de ambos, respectivamente. Seamos optimistas; confiemos en que serán superados pronto; pero, ¿por quiénes? ¡Que el pueblo decida!

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  11. Dejen en paz al soberano

    Por Edwin Brítez

    “Que la gente decida” es el eslogan aparentemente noble de una campaña política que surge de un principio amplio y prácticamente indiscutible de que el poder de decidir radica en el pueblo. La Carta Magna lo establece de esa manera: “…la soberanía reside en el pueblo, que la ejerce conforme con lo dispuesto en esta Constitución”. Este artículo constitucional es clave para no dejarse engañar por eslóganes mentirosos, como es el caso de la reelección presidencial.

    Cuando se recurre a principios muy amplios como escudo para sacar conveniencia es porque quienes recurren al argumento están tratando de eludir alguna obligación, alguna limitación de dichos principios. Por ejemplo, escuchamos con frecuencia a la gente decir “ahora estamos en democracia” para tratar de eludir la jurisdicción de las autoridades, dando a entender que la intervención de quienes cuentan con legítimas facultades constituye una forma de ejercer la dictadura. Es una invocación engañosa.

    Otro recurso típico de los confusionistas es alegar derecho a la libertad de expresión para cerrar caminos, o derecho a la alimentación para instalar comedores en la vía pública. También están quienes invocan el alcance y la protección de los derechos humanos después de asesinar o secuestrar impunemente, o quienes justifican robos y asaltos en la situación de pobreza en que se desenvuelve una clase de delincuentes. Otros invocan el derecho al trabajo para nombrar a sus familias o correligionarios en la función pública. Todas son tergiversaciones de principios nobles.

    En fin, hay una infinidad de interpretaciones posibles a las libertades públicas, derechos, garantías y principios establecidos en la Constitución. De la gente común se entiende que pueda entenderlas con dificultad, pero no de quienes ejercen su representación; es decir, de los políticos y líderes instalados al frente de instituciones republicanas.

    “Que la gente decida” es el eslogan del cartismo elegido para imponer la reelección presidencial por medio de una enmienda a la Constitución, cuyo texto contrario a esa posibilidad se busca cambiar recurriendo a un procedimiento prohibido (enmienda) antes que al procedimiento permitido (reforma). Dado que la Constitución y la opinión pública son contrarias a hacerlo por enmienda, el coloradismo cartista plantea el ideal amplio de la soberanía para forzar.

    De acuerdo a lo que pude investigar, el concepto de soberanía de antes difiere al de ahora. Siglos atrás, la soberanía era ejercida por una sola persona con poder absoluto, limitado solo por leyes naturales y divinas. El concepto fue evolucionando hasta que el soberano fue producto de un pacto de hombres para evitar la barbarie, y aunque continuaba con poderes absolutos, esta vez ya sin la intervención divina.

    Con la revolución francesa cambia radicalmente al terminar la era del soberano absoluto para dar lugar al concepto de la soberanía en manos del pueblo. Y aunque cada individuo hoy es soberano, lo es también súbdito al mismo tiempo porque de cada uno depende elegir a quienes los representará al frente de instituciones guiadas por leyes para luego someterse a ellas.

    En otras palabras, el pueblo decide por medio del sufragio. Decide quiénes lo representarán y decide con qué reglas se conducirá. Y ahí radica la cuestión, no todo se resuelve con votos porque la mayoría de los eventuales problemas y conflictos de un país están resueltos en la Constitución y las leyes que elaboraron los representantes del pueblo, elegidos por el voto popular. Acatar esta regla de juego es deber tanto del soberano como de sus representantes. Algunos de estos últimos están queriendo joder al soberano presentando lo que ya está decidido como una cuestión que sólo debe resolverlo el pueblo.

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  12. Lázaro, levántate y firma

    Por Mabel Rehnfeldt

    Bumerán o búmeran, del inglés boomerang: “Arma arrojadiza, propia de los indígenas de Australia, formada por una lámina de madera curvada de tal manera que, lanzada con movimiento giratorio, puede volver al punto de partida” (diccionario de la Real Academia Española).

    Las planillas se han dado vuelta contra sus autores y ni qué decir contra la ANR.

    Unos 1.142 muertos han sido confirmados por el TSJE y esto no incluye ni de lejos firmas falsificadas y adulteradas. Y lo que fue calculado como una demostración de poderío, de fuerza y de iniciativa popular para reforzar la reelección terminó convertido en un festival de risas en todo el país.

    Y mientras nosotros nos reíamos de los chistes, la Fiscalía se reía de nosotros.

    El que no se reía era el Código Penal que no podría ser más claro: Hasta cinco años de cárcel o multa por producir o usar un documento no auténtico con intención de inducir al error sobre su autenticidad. Castiga inclusive la tentativa. Ley 1160/97, artículo 246.

    Esto alcanza a los autores morales o intelectuales, autores materiales, cómplices y encubridores, todos los que deberían ser identificados por la Fiscalía, investigados e imputados. TODOS.

    La ANR dice tener identificados los lugares, las procedencias de las firmas. Pues bien, más que acudir en peregrinación a la Fiscalía el viernes último a culpar a la oposición, a exhibir un ataque como la mejor defensa, los representantes del Partido Colorado hubieran llevado las listas de seccionales y operadores políticos responsables de todos los biblioratos que fueron presentados.

    Desconcertó a todos que el presidente de la ANR y los senadores Lilian Samaniego y Juan Darío Monges se presentaran ante la Fiscalía y, en rueda de prensa, culparan a lo más fácil de culpar: ¡La oposición! Si es cierto lo que nos dicen, que saben exactamente quién/quiénes están detrás de cada uno de los biblioratos; este es el momento en que deben contarlo si no quieren arriesgarse a ser encubridores de falsificaciones o adulteraciones de instrumentos públicos.

    Estamos en presencia de una importante operación de estafa de la fe pública, y el Ministerio Público que nos representa y debiera defendernos tardó en involucrarse de oficio. Es más, al término de la reunión del fiscal general Javier Díaz Verón con sus correligionarios, no logramos oír la voz alta y clara del titular de la Fiscalía. En realidad, la noticia hubiera estado en una contundente declaración que nos dejara tranquilos de que, caiga quien caiga, castigarán lo ocurrido.

    Horas antes de reunirse con Horacio Cartes, el papa Francisco condenó el clientelismo. “A Jesús la gente lo seguía porque sentía algo. La gente llegaba de forma espontánea, no la llevaba el colectivo como hemos visto muchas veces cuando se organizan manifestaciones y muchos tienen que ir allí para verificar su presencia para no perder después su puesto de trabajo”.

    Clarísimo lo del Papa, ¿no?

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  13. Muertos por la reelección

    Por Guillermo Domaniczky

    Para las próximas fiestas de fin de año, el director del Hospital de Trauma debería también incluir entre sus advertencias que no intenten jugar más con los fuegos artificiales de la política, porque varios podrían quemarse.

    Es lo que le pasó al cartismo en estos días, cuando intentó impresionar con la pirotecnia de la cantidad de firmas, pero terminó viendo cómo la bomba le explotaba en la cara.

    Jugando a estrategas decidieron que había que impresionar con miles de firmas pidiendo la reelección, para generar un clima en la opinión pública que forzara a los senadores a aprobar la enmienda.

    La orden fue juntar firmas. Eligieron un 13 de enero para presentarlas, con el marketing de una fecha histórica para el coloradismo. Se uniformaron con camisas blancas para no parecer sectarios y allá fueron, con biblioratos y biblioratos de planillas que trataron de generar el impacto en la opinión pública.

    Pero olvidaron algo. Vivimos en una época en la que la gente exige transparencia.

    Filtraciones, denuncias y críticas obligaron a la Justicia Electoral a transparentar la información. Al menos 69.000 firmas con diferentes irregularidades, entre ellas las de 1.142 muertos que desde el más allá avalaban la idea del rekutu.

    A ellos se agregan menores de edad, personas que no figuran en el padrón electoral y planillas mágicamente llenadas en un pulcrísimo como increíble orden alfabético.

    Eso sin hablar de los que reclaman porque sus nombres figuran, aunque jamás firmaron.

    Un bluf. Algo que la Real Academia Española define como montaje propagandístico destinado a crear un prestigio que posteriormente se revela falso.

    Como ese boxeador que queda groggy tras varios golpes, los artífices del bochorno trataron de justificarlo. “Hubo infiltrados”, dijo uno; “fue un exceso de entusiasmo”, dijo otro.

    Un papelonazo que también documenta la inmoralidad de politiqueros indecentes que ni siquiera respetan la memoria de los que ya no están y, por ende, no pueden defenderse.

    Lo peor de todo para ellos es que este bochorno lo armaron solitos.

    Para presentar el proyecto de enmienda con el que tanto insisten, solo se necesita la firma de 30.000 electores reales, una cantidad que el oficialismo podía haber juntado de taquito.

    Pero jugaron a encender fuegos artificiales para impactar a la gente. Y se quemaron.

    Por eso es que siempre habrá otro 13 de enero, este en el que los muertos hablaron desde el más allá, mandando un mensaje a los oportunistas y trepadores, como para recordar aquella frase de Cicerón, quien sostenía que la vida de los muertos perdura en la memoria de los vivos.

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  14. Resurrección

    Por Marta Escurra

    En la alocada carrera por la reelección, a como dé lugar, Horacio Cartes (ANR) nos sorprende cada semana con exóticos eventos que desafían a un nivel infame nuestro sentido común y el umbral de nuestra alicaída paciencia cuando nos toca acusar impacto de su actuación política.

    A saber, el viernes 13 de enero, el vicepresidente Juan Afara y otros miembros del Partido Colorado entregaron al Tribunal de Justicia Electoral (TSJE) 147 biblioratos con 300 folios cada uno, totalizando más de 360.000 firmas obtenidas en una monumental campaña fraudulenta denominada #QueLaGenteDecida, que no era otra cosa que obligar a funcionarios, sus parientes y personas de escasos recursos a rubricar las planillas.

    Ante la oleada de críticas, los colorados se defendieron diciendo que nadie fue obligado y se negaron a que la información contenida en las planillas sea abierta a la ciudadanía. “Es información de carácter privado”, decían. El propio Luis Alberto Mauro, del TSJE, en un primer momento había dicho que no se daría a conocer el contenido de los biblioratos.

    Entretanto, Cartes se llenaba la boca en Davos, Suiza, en el Foro Económico Mundial, diciendo que uno de sus principales logros como gobernante era la transparencia, con la Ley 5282 de Acceso a la Información Pública como insignia. Sin embargo, aquí –como ya tenemos experiencia en otros casos– la aplicación de esta ley a los efectos de las planillas estaba en entredicho.

    Ante el riesgo de ser, una vez más, incoherentes en el discurso, el TSJE no tuvo más remedio que procesar las planillas y publicarlas. Con esto se evidenció otra vez que las viejas prácticas totalitarias aún arraigadas en el Partido Colorado son y serán difíciles de desterrar.

    La diferencia es que en estos tiempos, tenemos una herramienta que nos ha servido para demostrar la serie de delitos de consecuencia penal en la que han incurrido algunos colorados con tal de satisfacer el capricho de su mandamás: lograr la reelección vía enmienda.

    Así, tenemos como resultado de la revisión que existen 69.000 firmas irregulares (1.142 difuntos, 27.174 personas que firmaron más de una vez, 19.498 firmantes no inscriptos en el padrón, 12.931 firmantes cuyos nombres y apellidos no coinciden con sus números de cédula de identidad y 296 menores de edad).

    La lección que nos deja este episodio es que la Ley de AIP empodera a la ciudadanía y sirve para corroborar que los colorados siguen haciendo trampa para lograr sus objetivos políticos.

    Paraguay sigue siendo un país tan maravilloso que tiene un presidente y colaboradores que hacen posible la resurrección de los muertos, que cobran entidad a través de un bolígrafo y se comunican desde el más allá. Puede que, como la tramposa forma de convencer a los firmantes, los colorados hayan prometido bajo engaños la resurrección de la almas que, en su afán de reunirse de nuevo con sus seres queridos, hayan firmado la planilla equivocada, la de la reelección.

    Y hasta ahora no sabemos si Cartes busca desafiar nuestro sentido común o lo hace a propósito para reírse de sí mismo, de nosotros y de los mismos muertos.

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  15. Contra la reelección

    Por Rolando Niella

    Soy contrario a la reelección porque es una violación de nuestra Constitución Nacional, como ya lo he expresado varias veces en este espacio semanal.

    Más aún, estoy escandalizado por la campaña que el gobierno ha puesto en marcha para obtener la enmienda constitucional, una estrategia de coacción y de miedo sobre los más débiles, sobre aquellos a los que puede presionar por su pobreza o intimidar con la amenaza de perder el trabajo.

    Como dijo el profesor José Luis Sanpedro: “Una de las fuerzas más importantes que motivan al hombre es el miedo. Gobernar a base de miedo es fácil y eficacísimo (…) El miedo hace que no se reaccione, el miedo hace que no se siga adelante”.

    Gobernar a base de miedo, sin embargo, es de hecho la esencia de las dictaduras y todo lo contario al espíritu democrático. Apenas se está curando nuestra sociedad del miedo, que reinó durante las dictaduras, apenas comenzábamos a ver, sobre todo en los jóvenes estudiantes, actitudes ciudadanas valerosas de sana rebeldía, cuando se desata esta campaña de miedo.

    Por eso no puedo creer que haya sectores de la oposición tan necios que, por intereses inmediatos, estén respaldando una estrategia de miedo tan dañina, tan impropia de una democracia y que está trayendo, desde el pasado stronista, tantos mecanismos dictatoriales y vicios autocráticos.

    También soy contrario a la reelección en vista de los calamitosos resultados que está teniendo el debate jurídico y la lucha política en torno a la modificación de la Constitución. En ese debate se están perdiendo tiempo y energía valiosos para enfrentar los verdaderos problemas del país.

    Entre tanto, la política de nuestro país se ha polarizado, se ha convertido en un campo de batalla, el Parlamento está enzarzado en discusiones inútiles y el Ejecutivo descuida claramente sus tareas de gobernar y administrar para dedicar su tiempo y mayor esfuerzo a lograr que se viole la Constitución.

    Argumentan con algo de razón algunos comentaristas que reelección, limitada y reglamentada, hay en varios países democráticos sin mayores problemas. Sin embargo, es evidente, a la luz de nuestra historia y de la tendencia compulsiva al abuso de poder y al autoritarismo de nuestros políticos, que prohibir la reelección no es un error, sino uno de los aciertos de nuestra Constitución Nacional.

    ¿Acaso no hay en nuestro país suficiente historia de mandatarios que se eternizaron en el poder? ¿No nos acordamos de cómo mediante la reelección las dictaduras se han disfrazado de democracias? ¿Stroessner o Morínigo no son suficiente ejemplos de que la reelección no es más que un camuflaje de la perpetuidad?

    Soy contrario a la reelección porque creo que pone en riesgo la alternancia, que es uno de los fundamentos esenciales del Estado de Derecho que, desde la Revolución francesa hasta nuestros días, hace la diferencia entre República y Monarquía absoluta, entre democracia y autocracia.

    Soy contrario a la reelección, porque ya van tres gobiernos consecutivos que para promover la posibilidad de ser reelectos han descuidado su obligación de gobernar para el bien común y han creado un ambiente de crispación, ocasionando una colisión de los poderes del Estado y, en consecuencia, han llevado al país a la ingobernabilidad.

    Soy contrario a la reelección porque quienes la promueven desde sus posiciones de poder dan deplorable ejemplo a los ciudadanos al esquivar o ignorar el cumplimiento de las leyes, porque si los gobernantes no cumplen las leyes ¿qué autoridad moral pueden tener para exigir su cumplimiento a los gobernados?

    Hay otros muchos motivos por los que me opongo rotundamente a la reelección y quizás hubiera podido incluir que, hasta el día de hoy, ninguno de nuestros presidentes la ha merecido. Pero desde luego, lo esencial es que nuestra historia política y nuestra idiosincrasia aconsejan por el momento no permitir la reelección en ningún caso.

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  16. Rompe principios

    Por Rafael Montiel

    La búsqueda de reelección presidencial, vía enmienda, con planillas plagadas de irregularidades, entre presuntas falsificaciones y firmas de algunos muertos, compromete seriamente a los impulsores del plan reeleccionario.

    El procedimiento rompe todos los principios éticos y la delicadeza de quienes ejercen las funciones públicas de una República, cuyo significado deriva del latín respublica, del vocablo res (cosa) y publica (pública, el pueblo). La cosa pública.

    Es lamentable que en esta transición hacia la democracia se hayan perdido los valores éticos, en especial en el campo político.

    Para entender mejor la ética (del vocablo ethos, ajustada a la razón y a la moral) tiene tres niveles: a) nivel sociológico: se funda en la dimensión social, en el respeto a los demás; b) nivel jurídico: porque todos los ciudadanos debemos cumplir la Constitución y las leyes, es decir, nadie tiene el derecho de hacer lo que se le antoja ni atropellar derechos de terceros; c) nivel ético o lo justo (ethos): es la conducta recta ajustada a la razón y los principios y valores. Si el ciudadano, sea del estrato social que fuere, cumple esos niveles, estamos ante una persona ética. Entonces tiene autoridad moral ante la ciudadanía y es merecedor de respeto y admiración, inclusive.

    Las autoridades, sean nacionales, departamentales o municipales, tienen mayor compromiso ante la ciudadanía, más aún aquellos que fueron electos por el pueblo.

    La obligación moral es ejercer la función de gobernar, administrar y promover el desarrollo económico, social, político e inclusive cultural.

    En el caso del presidente de la República, además de gobernar y administrar, está obligado a cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes.

    La reelección vía enmienda, según algunos entendidos, se ajusta a la Constitución Nacional. Solo que falsear firmas o dejar que los muertos decidan para modificar la Carta Magna deja al país postrado y transgrede principios inalienables del ciudadano.

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  17. Ñanekebrantakuaite o de cómo sabemos “kebrantarnos”
    22 Ene 2017

    Por Antonio Carmona

    El título corresponde a un purahéi jahe’o lento, muy popular décadas atrás, en que el llorador quebrantado reconoce el masoquista sabor del quebranto como una queja, en este caso por un tema amoroso, que suele ser protagonista de nuestro popular verbo “kebrantar”.

    El verbo “kebrantá”, con el significado, más que del verbo español quebrantar, con el del sustantivo quebranto, ha tomado lugar en el jopará y en el guaraní, utilizándose con propia significación, desde el quebranto por una cuestión amorosa, hasta el dolor en circunstancias trágicas, pero con un deje de masoquismo bastante marcado.

    Me viene a la cabeza con la traducción libre “¡Cómo sabemos quebrantarnos!, con relación al caso ya bautizado “firmatón”, en el que los colorados oficialistas, con ayuda de algunos opositores, han recaudado más de trescientas mil firmas, que ha desatado un verdadero jahe’o nacional, que ha acaparado los principales espacios de los medios de comunicación.

    El caso es que los oficialistas decidieron juntar firmas a favor de la reelección, firmas que, por muchas que sean, no tienen validez alguna más que el reconocimiento de que hay mucha gente que apoya la reelección, ya que el tema está ahora en los votos del Congreso, y dadas las circunstancias de enfrentamiento e irracionalidad, se pueden juntar un millón sin que afecten a los contra reelección, porque aquí no hay racionalidad ni votos sino electoralismo; “por ahora”, como diría un viejo político experto en lides electorales paraguayas, sabiendo que las cosas de nuestro electoralismo salvaje, por salvaje que sea, no son eternas, sino temporales y veletas.

    Traigo a colación un caso de votos de vivos y de muertos de nuestra reciente historia; fue en la antesala de la elección que consagraría a Lugo presidente, que se realizaron las elecciones del PLRA para decidir quién sería el candidato a vice; la elección fue reñida hasta el punto que el margen era mínimo a favor de Federico Franco; el contrincante, Carlos Mateo, cuestionó el resultado porque se había descubierto que en uno de los centros electorales habían votado unos cuantos muertos.
    Los opositores han hecho una contra campaña juntando firmas para enjuiciar al Presidente, firmas igualmente al santo cohete, porque tal cuestión no depende de las firmatas, sino de los votos en el Congreso.

    En fin, que estamos gastando tiempo, papel y tinta al santo botón, para una causa que tiene que definirse por votos, es decir, por negociación, por diálogo y dialéctica política.

    El resultado de las firmas hasta ahora presentadas ante la Justicia Electoral es que hay muchos votantes a favor, con una partida de dudosos votantes, desde muertos a enlistados o desconocidos. Que el porcentaje de firmantes auténticos sea muy superior no importa, porque, insisto, las firmas no deciden nada.

    Los opositores desacreditan la firmata, los oficialistas afirman que los firmantes truchos fueron inyectados por los opositores.

    Podemos seguir así hasta el infinito. Juntando y cuestionando o desacreditando firmas y plagueando públicamente con gran ruido mediático atizando el fuego.

    Traigo a colación un caso de votos de vivos y de muertos de nuestra reciente historia; fue en la antesala de la elección que consagraría a Lugo presidente, que se realizaron las elecciones del PLRA para decidir quién sería el candidato a vice; la elección fue reñida hasta el punto que el margen era mínimo a favor de Federico Franco; el contrincante, Carlos Mateo, cuestionó el resultado porque se había descubierto que en uno de los centros electorales habían votado unos cuantos muertos. Como es usual en estos casos, se armó la polémica, y surgió con una argumentación elemental: nadie podía precisar a favor de quién habían votado los muertos. No es muy serio políticamente hablando, pero fue irrefutable en los hechos.

    En este caso es más al santo cohete todavía; no importa lo que han votado los vivos o los muertos, los truchos o los teeté.

    Como en los purahéi jahe’o: ¡Cómo sabemos quebrantarnos!

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  18. Lamentable cultura del “pokare”
    22 enero, 2017

    A pesar de lo mucho que hemos avanzado los paraguayos en materia de civismo, hay cosas que todavía se resisten a cambiar en un importante sector de la población, como esa mala costumbre de ensuciar y alterar resultados de cualquier cuestión en pugna, y no por el afán de ganar a cualquier precio, sino simplemente porque es lo que hicieron siempre y no pueden resistirse a la tentación de hacer trampa, una y otra vez.

    La campaña de la ANR, en alianza con Frente Guasu y el llanismo del PLRA, que recolecta firmas ciudadanas para solicitar al Congreso el tratamiento de la reelección vía enmienda, tenía todas las de ganar desde el vamos, porque hace tiempo que resulta evidente que un amplio sector de la ciudadanía está podrida de los tejemanejes de retorcidos personajes que lo único que quieren es llegar al poder de cualquier manera, y están decididos a permitir que quien hace bien las cosas desde el poder, continúe un período más.

    Así que siempre se supo que se conseguirían muchas más firmas que las 30 mil exigidas por la Constitución para que la iniciativa deba ser tomada en serio. De hecho, con toda la depuración realizada, quedaron más de 280 mil firmas válidas. Pero no hubo caso; otra vez los aprovechados de siempre recurrieron a esa práctica infame de alterar resultados, recurrir a duplicaciones, hacer firmar a muertos, extranjeros y paraguayos que viven en el exterior, porque es lo que hicieron siempre y no saben proceder de otra manera.

    Posiblemente esto no sea culpa de ellos, sino de quienes antes, desde el poder, obligaban a “trampear” para asegurar triunfos que, posiblemente, no hubieran obtenido de otra manera. No olvidemos el famoso discurso del fallecido Blás N. Riquelme, quien instaba a sus correligionarios con el “ña trampeá que lo mitã”, frase para el olvido que, por el contrario, parece haber quedado impreso con letras de fuego en la mente de dirigentes que la adoptaron como su biblia.

    Sin importar de quién es la culpa, esta práctica nefasta, que resta valor a cualquier iniciativa, por más justa que sea, debe ser desterrada definitivamente de cualquier ámbito nacional. Porque no creamos que esta mala costumbre es exclusividad de la política; la trampa es una institución aplicada en cualquier estamento de nuestra sociedad.

    En el caso de la campaña oficialista esta actuación genera mucha indignación, porque lo único que logró fue desacreditar un excelente trabajo, serio, comprometido y destinado a reivindicar la trascendencia de la voluntad popular. Por eso el daño hecho es tremendo. No hay forma de que la campaña sea eliminada, pero estos corruptitos de siempre dieron argumentos a los venales disidentes y opositores para prenderse como garrapata a las irregularidades para pretender anular todo, dejando sin opción de elegir a la ciudadanía. Y expusieron a las autoridades coloradas a ser blanco de las críticas de estos personajes de chiquitolandia, que no tienen más posibilidad de protagonismo que el que les da el ataque permanente a la ANR y la complicidad de algunos medios de comunicación.

    Para colmo, lo que lograron con esta “avivada” es quedar expuestos y en evidencia de que no son seguidores del nuevo rumbo que HC le ha imprimido al partido y el país, y han dejado muy en claro que no se adaptarán a las normas del juego que ahora rigen, por lo que deberán ser desechados de la vida política.

    Esto deberá servir de lección a toda esa gente que se deja ganar por el “entusiasmo”. Cuando el objetivo es válido, creíble y justo, no se necesita recurrir al “pokare” para conseguirlo. Y eso ocurre con la enmienda; no hay sistema más justo y participativo que este para establecer la reelección presidencial. Y eso es algo que nadie podrá impedir, porque la mayoría de la gente lo desea.

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  19. Que la gente decida sacarte a patadas
    “Que la gente decida”. Si partimos de ese cuento que nos están vendiendo; bien, sería bueno que lo aplicáramos a todas las demás leyes contempladas en nuestra constitucional nacional.
    Que la gente decida si quiere o no, respetar las leyes. Que la gente decida si quiere o no, abortar.
    Que la gente decida si prefiere o no, robar. Que la gente decida si quiere seguir cumpliendo horarios. Que la gente decida si matar puede ser bueno, o no. Que la gente decida hacerse cargo o no, de sus hijos. Que cada uno decida si honrará sus cuentas y compromisos. Que cada uno haga lo que se le dé la puta gana.
    Me tienen podrido con ese tema. No podemos elegir cual ley cumplir y cual no.
    Las leyes se cumplen, todas, sin excepciones. No podes pasar por encima de la misma constitución que te puso ahí.
    Si el propio gobierno no está dispuesto a respetar lo que dice un artículo de nuestra constitución nacional; nadie, ningún ciudadano de ésta República está obligado a cumplir con los doscientos noventa artículos restantes.
    A ley pareja, nadie se queja.
    O la ley rige para todos, o no rige para nadie. Simple.
    Los únicos que se rehúsan a cumplir las leyes, son los delincuentes. Es un buen momento para saber quién es quién.

    Bruno José Saldaña.

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  20. De la indignación a la acción

    Por Sergio Cáceres
    Las Constituciones existen desde mucho antes incluso que Aristóteles las recolectara y estudiara fundando el derecho y la política comparada. Para Hobbes, Grocio, Locke y Rousseau, la fundación de la sociedad era equiparable a la institución del Estado por medio de un contrato social que implicaba de alguna manera un código escrito que nos permitía pasar de un estado de naturaleza a un estado de derecho. Es decir, no fuimos lo que ahora somos; antes fuimos peor y tenemos la vocación de mejorar nuestra convivencia, por lo tanto, el progreso acarrea la normativización de comportamientos para evitar regresiones y el caos cívico.

    El Paraguay, como las otras naciones latinoamericanas, ha tratado de subir al tren del progreso por medio del fortalecimiento de sus instituciones, pero los vicios locales han tenido más fuerza y han atentado siempre contra ese proceso. Mientras en los países que ahora muestran un avanzado nivel de vida y unas instituciones políticas fuertes, las nuestras son pisoteadas constantemente y los ciudadanos no son tales, sino gente marginada y soportando una vida miserable.

    Hoy hemos acostumbrado a una persona a torcer todos los estatutos, normas y ahora la Constitución. Si para ser dueño de un partido tuvo que cambiar su estatuto, y lo logró, ¿por qué no habría querer hacer lo mismo con leyes superiores? La única diferencia es el precio a pagar, luego todo viene por añadidura: políticos obsecuentes y venales que le harán el juego. Es cierto que violar los estatutos de un partido político, que es sinónimo de corrupción en sí, no es lo mismo que violar la Constitución. Pero para los efectos le da igual. Ahora debe enfrentarse a una mayor indignación, porque se trata de nada menos que la ley superior que gobierna la República. No es cualquier cosa, ¿o sí lo es? Quién sabe.

    Estas leyes de gran alcance son pensadas y sancionadas para que el difícil compartir y vivir juntos sea más llevadero y cada uno –a pesar de sus diferencias– pueda concretar una vida digna en comunidad. Pero para otros estas leyes simplemente son un obstáculo, y como todo obstáculo son removibles a golpes de billetera, tarea fácil cuando en tal comunidad se pueden comprar miles de obreros que las derriben. Si la cultura cívica no ha calado profundamente en la gente, los valores son directamente evaporables de acuerdo al valor de ceros que tengan los billetes ofrecidos.

    Estos golpes a la institucionalidad no son nuevos en Paraguay; los ha tenido a lo largo de su historia y es la explicación de por qué la política ha sido enemiga de la gente y no le ha brindado un buen pasar sobre esta tierra, sino todo lo contrario. Pero hay esperanza. No todo está perdido, porque hay gente indignada. Si no lo hubiera, el destino del país ya estaría sellado para siempre. Ahora solo falta que de la indignación pasemos a la acción.

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  21. BARAJAR DE VUELTA
    23 enero, 2017

    Qué pena. En un momento clave. Bajo fuego enemigo. Un recurso brillante. Iniciativa popular con 30.000 firmas para llamar a referéndum a fin de habilitar o no, la reelección vía enmienda. Nada más democrático. Nada más justo. ¿Recoger tal cantidad de firmas?. Nada. Poca cosa, dado el tremendo potencial de la figura de Horacio Cartes, dentro de las filas del oficialismo y también dentro de la ciudadanía independiente, que mira con aprecio todo lo bueno que está haciendo el gobierno y que nunca, jamás, en la historia del país, se había alcanzado. No digan que no. Porque podemos presentar casos y casos. Uno de ellos nomás, la entrega de la vivienda social número 20.000 el próximo mes de febrero. Lo que hicieron en este aspecto los gobiernos anteriores, solamente puede servir como objeto de burla.

    Pero en fin, los intrascendentes de la oposición, que buscan protagonismo a toda costa, tuvieron oportunidad de hacerse un festín con las irregularidades halladas en las listas presentadas por la ANR. En realidad, se hubiera hecho una depuración tranquila si no fuera por los diarios de los grandes señores que hablan de un “país fundido”, pero ellos hacen cada día más buenos negocios, que baten el parche día y noche con el tema hasta el punto de ensuciarlo peligrosamente.

    Sin duda, los problemas detectados son obra de la dirigencia colorada. No de la cúpula partidaria ni del gobierno, que jamás habría dado semejantes instrucciones. En realidad, ni siquiera los seccionaleros son responsables. Es la antigua “viveza partidaria”, así nomás luego se hacían las cosas tanto en los partidos de la oposición como en la ANR, herencia cultural-maldita, de la dictadura de Alfredo Stroessner, que evidentemente, no termina de irse del todo.

    En aq uel tiempo estas cosas eran normales y muchos de ellos, siguen sin darse cuenta que ese tiempo se acabó, que es imposible mantener en vigencia tales prácticas tramposas que caracterizaron a regímenes “fuertes” de antaño.

    Pero pese a todos los pesares, las cosas se pueden aun hacer bien. Se debe barajar de vuelta como dicen quienes desean arreglar una situación que vale la pena.

    La iniciativa es buena, la forma como se la hizo fue una equivocación. Pues bien. Que se la haga de nuevo, como corresponde. No en secreto ni en sitios cerrados, sino a la luz de la gente y de los medios, que de cualquier modo le seguirán encontrando problemas pero no como los de ahora.

    Se instala una mesa en la ANR y la gente del partido va a firmar, documento en mano. Asimismo, en los locales del interior. Se instalan también mesas ciudadanas, donde los independientes, o de otros partidos, que están de acuerdo con el tema pasen a firmar libremente, sin ningún tapujo, sin ninguna vergüenza.

    Que se trabaje incluso con la lista aprobada por el TSJE por el tema de la inscripción en el registro electoral.

    Por supuesto que la gente pasará a firmar. Mucho más de las 30.000 firmas requeridas. Y allí todo el proceso será indubitable. Y si el Senado con los stronistas sublevados, no le da curso, deberán ser objeto de una repulsa general y algún tipo de acción legal punitiva y que enmiende las cosas.

    El pueblo paraguayo y el colorado en especial no debe olvidar nunca que todos estos problemas están causados en origen por los “marioabdistas”, traidores del Partido Colorado que aliados a un grupúsculo opositor le dieron entidad a una serie de maniobras que están poniendo el palo en la rueda de todos los emprendimientos del gobierno. Lo que quieren es imponer la candidatura del tal “Marito” a como dé lugar y listo. El stronismo de vuelta. Con “Don Mario” y todo. Y los estúpidos de “Don Acero” y “Don Antonio”, métale fuego para que esto pase.

    Debe triunfar el deseo de la mayoría. Cuatro millones de paraguayos deberán decir sí o no a la enmienda para la reelección. El resto es tramperío, tramoyas, mentiras, cinismo y falsedades.

    Hay que barajar de vuelta e ir de nuevo adelante, hasta conseguir el objetivo. Camino lleno de problemas, pero bien transitable.

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  22. MALOS EJEMPLOS
    Andrés Granje
    El Tres veces presidente argentino General Juan Domingo Perón, había señalado alguna vez entre las muchas y felices frases que recogieron los libros publicados por el o sobre él, un pensamiento magistral, al afirmar que no existen los denominados cadáveres políticos, que en política nadie muere y siempre se puede volver, obviamente y aquí esta lo genial de la frase cuando añade, que del único lugar que no se vuelve en política es del ridículo. Allí si la gente no perdona y difícilmente alguien que haya tenido un comportamiento que cayó en el ridículo o rayó el ridículo pueda volver a ser figura o seguir gozando de prestigio o el respeto de sus partidarios y de la ciudadanía en general.
    La historia nacional es prodiga en comportamientos errados de nuestros políticos que cayeron en la burla de haber cometido el ridículo, exagerando comportamientos que salen de la normalidad o de las formas en que se espera actúe un líder. Entre estos prominentes dirigentes con aspiraciones presidenciales podemos citar dos casos emblemáticos que la gente no perdonó y recuerda solamente para la burla, olvidando incluso los méritos que quizás estos políticos especialmente el primero que vamos a mencionar tuvieron en su larga carrera, se trata del Dr. Domingo Laino quien se proclamó Presidente de la Republica y Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas ante todos los micrófonos que se le cruzara, en momentos en que todas las bocas de urnas informaban de su catastrófica tercera derrota electoral para la presidencia de la república de 1998.
    Otro permanente abonado al ridículo fue el General Oviedo, personaje muy dado a travestirse, primero disfrazado en un desfile militar vestido como “Cesar” Romano, incluido la corona de Laureles y luego cuando es detenido en su departamento en Foz de Iguazú, reconoció que el vestido de noche largo, la peluca rubia y unos zapatos con tacones altos eran de su propiedad y que algunas noches para no ser reconocido salía vestido de esta manera. Después existieron otros exponentes de menor nivel, políticos que hicieron el ridículo como Juan Carlos Galaverna o el Ex Senador Armando Espínola quienes aparecieron en videos pornográficos sin ropas o con ropas menores haciendo el ridículo, al igual que otros parlamentarios como el Diputado Portillo, portador de 8 o más títulos universitarios pero poseedor de una supina ignorancia.
    ¿A qué viene toda esta mención al ridículo? a un hecho muy nuevo, vigente y que tanto preocupa a la ciudadanía. El ridículo mayor que se está cometiendo. Es probable que los Dirigentes involucrados en el fraude de las firmas voluntarias elaboradas por disposición del Partido Colorado, no se den cuenta del terrible mal que están causando al país y también a la más que centenaria agrupación política, con esta apresurada acción de juntar firmas para mostrar la voluntad popular y forzar una consulta vía referéndum, avalando la enmienda constitucional y exigirle al congreso que dé vía libre a este deseo del Presidente Horacio Cartes, en una medida que hará tabla rasa de los mandatos de la constitución nacional terminando con todo atisbo de legitimidad e imperio de la ley.

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  23. Sin rumbo, pero “asesoran”
    24 enero, 2017

    Pocas veces antes el Partido Liberal Radical Auténtico enfrentó una crisis tan profunda como la actual, en donde, de hecho, parecen convivir dos partidos diferentes con los mismos símbolos y bandera. La verdad es que las veces que ocurrió algo tan grave entre los liberales, el sector disidente terminó formando un nuevo partido, como en el caso del Partido Liberal, en donde un sector formó el Radical, del cual luego surgió el Radical Auténtico.

    Parece lógico pensar que, ante una gran crisis como la que sufren ahora, y justamente casi a las puertas de unas elecciones en donde los liberales se juegan su futuro, todas las fuerzas del partido estarían dedicadas a encontrar una salida al conflicto que los divide entre efrainistas y llanistas, a tal punto que sus posturas son absolutamente contrapuestas en grandes temas nacionales que están en discusión, como la enmienda o el intento de juicio político al presidente Horacio Cartes.

    Pues no. El oficialismo efrainista ha demostrado una absoluta indiferencia hacia la crisis interna que su líder generó ni bien asumió la Presidencia del Directorio; el llanismo pareciera haber perdido las esperanzas de encontrar puntos de coincidencias con sus correligionarios del otro sector, y prefirieron ir concertando alianzas con otros sectores políticos con los que tienen más coincidencias.

    Efraín Alegre fue el gran protagonista de todo el circo montado por la oposición con las denuncias de irregularidades en la campaña “Que la gente decida”, impulsada por el Partido Colorado con el apoyo del Frente Guasu y el llanismo liberal. Desde la aparición de 2 muertos convocó a conferencias de prensa para denunciar el “gran fraude” de los oficialistas.

    Desde ese momento volvió a adquirir el protagonismo que había perdido considerablemente ni bien se notó que, con la división de su partido, no podía soñar siquiera con encabezar una concertación opositora para el 2018, porque los demás partidos y movimientos vieron su inestabilidad mental y su desmedida ambición, lo que lo convirtió en poco fiable para los entendidos.

    Con el circo volvió a estar en la prensa, la misma que coincide en la campaña en contra de la enmienda, y eso lo envalentonó lo suficiente como para denunciar a la ANR ante la Fiscalía y, ahora, para anunciar que el PLRA ofrece asesoramiento a quienes quieran recurrir al Ministerio Público para hacer la misma denuncia.

    ¿Cómo va a ofrecer asesoramiento jurídico un partido que ni siquiera sabe qué rumbo tomar, y cuyos dirigentes oficialistas necesitan montar shows mediáticos para dar alguna imagen de que están preocupados por la situación nacional?

    A ellos no les interesa el país. El único objetivo de Efraín y los efrainistas es evitar que Horacio Cartes y Fernando Lugo puedan volver a postularse a la Presidencia de la República, porque en su imaginación febricitante, siguen pensando que hay alguna chance de encabezar esa concertación opositora, algo que será imposible si el exobispo puede volver a postularse. Tampoco tienen chances de ganar las elecciones (en el caso de que Alegre sea el candidato liberal) ante Cartes, por lo que, ahora, como buenos pescadores de río revuelto, pretenden utilizar a la ciudadanía para evitar, a toda costa, que corra la enmienda. El oficialismo liberal es tan obvio que ya resulta ridículo.

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  24. Traficantes de la voluntad popular

    A estas alturas, la campaña que la Asociación Nacional Republicana –o sea, sus actuales autoridades– asumió como iniciativa oficial partidaria con el objetivo de recolectar firmas destinadas a solicitar al Congreso la enmienda constitucional para permitir la reelección presidencial, ya se convirtió en una escandalosa bufonada ridícula que produce ora risas, ora indignación, pero que entraña un grave peligro para el futuro de nuestro país.

    En las planillas de firmas supuestamente solicitantes de la enmienda constitucional pro reelección de Horacio Cartes figuran difuntos, personas ausentes del país, gente que jamás vio siquiera una de tales planillas, políticos que se manifiestan claramente en contra y un sinfín de víctimas de adulteración de sus nombres o de sus firmas. Y, lo peor, mucha gente que estampó su firma de buena fe sin saber lo que iban a hacer con ella.

    Después de tantas denuncias formuladas públicamente contra estas planillas, parece obvio que no se debe permitir que tal documento siga corriendo su línea de tramitación regular sin que se le oponga firmemente el obstáculo de la verificación. El Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE) no puede remitir esas planillas a la Corte Suprema de Justicia sin más. Tiene la obligación de revisar o hacer revisar, una por una, cada firma puesta en ellas, con el fin de verificar su autenticidad. Y debe mantener el documento completo retenido hasta tanto se lo rechace, por causa de su fraudulencia insuperable, o se lo admita, después de que los elementos y datos espurios hayan sido saneados, cosa que se sabe cómo podría hacerse.

    Esta es la solución correcta. Además, es necesario que la justicia ordinaria intervenga en este vergonzoso caso, que constate las irregularidades de las planillas, identifique a los autores y responsables, e inicie el procedimiento penal para su enjuiciamiento, de tal forma que, llegado el momento, esté en condiciones de aplicar las sanciones merecidas por cada quien.

    Los agentes fiscales intervinientes, Ángel Ramírez y Rodolfo Centurión, informaron ayer que adoptaron una serie de medidas, consistentes fundamentalmente en pedidos de informes, que hacen suponer largos trámites y tiempo de espera para que la situación se “enfríe” y termine en el conocido “oparei”, con gran beneplácito para los involucrados.

    En cuanto a las consecuencias políticas de este megafraude contra la buena fe pública, lo que se advierte en los distintos ambientes sociales es una mezcla de burla y de indignación ante el comportamiento de los dirigentes del Partido Colorado. En su afán por manipular el tema de la reelección de Cartes, asunto que les trae de cabeza, no se tomaron el cuidado de vigilar el operativo en cada detalle. No es descabellado pensar que fueron los mismos dirigentes quienes dieron órdenes a sus operadores para cometer fraudes, al margen de que a estos o no les interesó otra cosa que cobrar por sus servicios de recolección o se vieron ante la imposibilidad de llenar sus planillas por el rechazo de la gente a suscribir semejante petición y, desesperados, se dedicaron a completarlas de cualquier manera.

    La cuestión, para los reeleccionistas de cualquier época o signo ideológico, consiste en tratar de eludir a como dé lugar las disposiciones de nuestra Constitución que, a todas luces y según confirman unánimemente los testimonios de los convencionales del año 1992 sobrevivientes, nunca quiso la reelección presidencial; recuérdese que el tema ni siquiera mereció mayor debate en aquella magna asamblea, porque prácticamente no había disidentes a este principio. “No a la reelección presidencial” era entonces el clamor unánime.

    De todos modos, como nuestras instituciones son débiles, nuestros magistrados, jueces y fiscales son temerosos o venales, y nuestros políticos son volubles, sobornables (y baratos), toda esta estructura resquebrajada deja resquicios abiertos para que los que se sienten más audaces se animen a efectuar propuestas claramente insultantes para la ciudadanía, sin que se ruboricen ni sientan temores acerca de cuál es la impresión que dejan ante la opinión pública.

    En este momento los campeones de esta forma de hipocresía mentirosa, del “rova atã”, son Cartes, la cúpula oficialista del Partido Colorado y los seccionaleros que les secundan en esta inconstitucional campaña pro reelección. Las ya, a estas alturas, famosas planillas pro reelección del actual Presidente de la República, plagadas de falsificaciones, adulteraciones e invenciones, donde figuran hasta 1.142 personas fallecidas, constituyen una demostración fiel y cabal del grado de inmoralidad que pueden llegar a tener los promotores de esta iniciativa, la que, cada día que transcurre, muestra mejor su capacidad de concitar la antipatía y la indignación de la mayoría de la sociedad cívicamente educada.

    Toda la cúpula cartista del Partido Colorado en este momento ya debería estar sometida a investigación fiscal, para que se deslinden responsabilidades y se sepa qué grado de culpabilidad les cupo a cada dirigente de su Junta de Gobierno, a cada dirigente de base, a cada intendente, a cada gobernador, a cada jefe administrativo, en fin, a cada afiliado de ese partido que haya tenido intervención personal en la recolección de firmas. Entre ellos están los falsificadores, los ladrones de identidad y los estafadores de la fe pública; no pueden seguir tranquilamente su vida como si nada malo ni ilegal hubieran hecho.

    No está de más insistir en que una parte importante de nuestro porvenir político se encuentra ahora sobre la cuerda floja. Si en manos de esta clase de gente que se halla promoviendo el “rekutu” está el futuro del Paraguay, es para alarmarse seriamente acerca de lo que nos espera.

    Los ciudadanos y las ciudadanas deben movilizarse con firmeza y perseverancia tanto en las calles como ante las instituciones pertinentes para abortar la pretensión espuria de estos traficantes de la voluntad popular.

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  25. Acá todo vale igual

    Por Caio Scavone

    Se sabe que las palabras sinónimas valen lo mismo o todas van con dirección hacia el idéntico significado. El vocablo “significado” por ejemplo –para no distanciarnos demasiado de esta palabra– equivale a “sentido, acepción, alcance, valor”, entre otras representaciones.

    El vocablo “formal” en el Paraguay personifica al ciudadano más informal que existe sobre la faz de la tierra. El formal sirve para referirnos al ser más tarambana e informal existente. Lo juicioso y la sensatez son las cualidades totalmente tácitas en el ciudadano “formal” paraguayo. La prudencia es la cualidad que menos le adorna.

    Los walkiteros en los estadios deportivos futboleros hacen que la salida y la entrada tengan el mismo valor en el Paraguay. Desde el vestuario cerrista anuncia el reportero que “Cerro Porteño entra a la cancha en estos momentos” y el asistente en el vestuario contrario anuncia seguidamente que “Olimpia también sale a la cancha en estos momentos”. Entrar y salir valen lo mismo y hasta primero se sale sin entrar.

    El “vamos a pasar” indica en este país la aptitud de retirada. Indica la despedida de alguien que estuvo horas en nuestra casa. Equivale al abandono que toda visita hará como acto seguido. Un ligero pensar indica que el “ya queremos pasar” se origina en la traducción literal del guaraní “rohasátama ore”. El querer pasar a la casa significa retirarse de ella.

    El vocablo en guaraní “kaka” tiene valores tan paralelos entre lo lindo y lo feo, lo caro con lo barato son gemelos, la corta distancia comparada con los varios kilómetros de diferencia. Al mombyry (lejos) y al agui (cerca) si le agregamos apellido de kaka valen tan igual. El kaka sirve igualmente para referirnos a una mujer sumamente hermosa o para distinguirla con todo lo contrario. El precio de cualquier mercancía, con el kaka de por medio, puede costar bien caro o perfectamente adquirible. La I latina también ostenta lo mismo, puede ser lo más caro o lo más barato, lo más cerca o lo más lejos o que lo más lindo puede tener el valor de lo más feo.

    La responsabilidad vale tan igual que la irresponsabilidad en este país. Muchos irresponsables son nombrados o siguen exhibiendo las fechorías e imprudencias en vez de los manejos e idoneidades responsables. El ladrón puede tener un fácil camuflaje de ser un letrado. “Iletrado pe tipo” se dice del ultra sinvergüenza y descerebrado.

    Aparecer en la prensa oral, escrita y televisiva como el mayor de los deshonestos corresponde a ser del mismo paño de un perseguido político. O que los sucesivos cortes de la energía eléctrica tenga la maldita culpabilidad este diario. Los cortes de la electricidad, según el mandamás de la ANDE, se originan desde ABC Color. Se les avisa a los usuarios que la próxima vez que tomen la pantalla para soplarse y prendan la vela para no llevar lo que tenga por delante, sepa a quién echarle la culpa.

    La prostituta vale lo mismo que la gran velocidad que los conductores y borrachos le imprimen a su vehículo, los que organizan cumpleaños pomposos o los que necesitan dar a alguien un buen destino: se iba a toda puta, hizo un cumpleaños de la gran puta o mandale a la puta.

    Ser un fallecido en los registros civiles paraguayos puede tener la misma concordancia de seguir estando entre nosotros. En la era stronista los vivos le hacían votar a los muertos, hoy no se llega a tanto despropósito generoso de hacerlos ir a las urnas pero reviven los finados desde las urnas sacramentales al tener la beata y angelical posibilidad de firmar una planilla que faculta la falsa resurrección y la verdadera destrucción de nuestra Constitución.

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  26. Cartes ordenó juntar las firmas

    Por Enrique Vargas Peña
    Sostuve ayer, en radio 800, que quienes conocemos cómo se maneja el grupo Cartes no tenemos duda alguna que quien ordenó juntar firmas para mostrar apoyo al golpe de Estado conocido como «reelección vía enmienda» fue el mismísimo Horacio Manuel Cartes Jara y nadie más, porque sabemos que en esa organización no vuela una mosca siquiera sin permiso de su jefe.

    Pero obviamente entiendo que nadie tiene por qué aceptar lo que yo diga como dogma de fe o afirmación indiscutible y, en efecto, he comprobado en estos últimos años que es muy mala idea creer en lo que se dice: Es mejor, más saludable y seguro, creer en los hechos.

    El ministro de la Función Pública, Humberto Peralta, jamás se hubiera atrevido a deshacer el programa estrella de Cartes, la progresiva implementación efectiva de la Ley 1626/00 «De la Función Pública» en la burocracia estatal, sin la orden de quien es su único soporte para seguir en el cargo, el propio Cartes.

    Sin embargo, Peralta emitió un comunicado el 4 de enero pasado en el que, desandando el camino andado en tres años y medio de administración de Cartes, demolió en un solo acto todo lo progresado justificando el uso partidario del tiempo de los funcionarios (http://bit.ly/2jRaZgO).

    Peralta carece de la autonomía funcional y del peso político necesarios para desafiar así el programa estrella del Gobierno. Si lo hizo es porque recibió la orden de Cartes para hacerlo. Si lo hubiera hecho sin esa orden, Cartes ya lo hubiera echado a patadas.

    En realidad, para juntar las firmas pro «reelección vía enmienda» se movilizó todo el aparato del movimiento Honor Colorado, que es ampliamente mayoritario en la Junta de Gobierno de la Asociación Nacional República (ANR, partido Colorado), grupo que se caracteriza por la obediencia militar de sus integrantes hacia su líder, Horacio Cartes. Pedro Alliana se define a sí mismo como «soldado del presidente».

    Ni un militante de Honor Colorado se hubiera movido para juntar las firmas por la «reelección vía enmienda» sin una autorización expresa de Cartes. Todos ellos recordaban claramente el comunicado del propio Cartes del 31 de octubre de 2016 (http://bit.ly/2eO7JjG) y no lo hubieran contradicho sin permiso de su jefe.

    Las reuniones principales para la operación de juntar firmas a favor de la «reelección vía enmienda» se hicieron en Mburuvicha Róga, la residencia de Cartes, en presencia de Cartes (http://bit.ly/2jRbqYE). Creo que nadie se animará a decir que Cartes prestó nomás el quincho de la cada presidencial y que no estuvo en las reuniones, ni que estando en las reuniones no actuó como jefe, siendo que es el jefe.

    Como es típico en el grupo Cartes, su jefe y sus gerentes jamás muestran la mano que tira la piedra. Para eso pagan a gente que asume los fracasos cuando se producen. Ahora quieren imputar la recolección de firmas por la «reelección vía enmienda» a Alliana, a Lilian Samaniego y a Bachi Núñez como si alguno de los mencionados se animara a mover un dedo sin la orden de Cartes.

    Ahora Cartes les ordenó asumir el fiasco, el papelón y el fracaso y lo harán porque para eso son soldados del presidente. Pero eso no quita responsabilidad a Cartes en la pretensión de usar documentos no auténticos con intención de inducir en las relaciones jurídicas al error sobre su autenticidad, aunque el fiscal general Javier Díaz Verón logre encubrirlo por algún tiempo.

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  27. Insistencia en un rechazado proyecto
    25 enero, 2017

    Contra viento y marea, un sector del Partido Colorado, sigue promoviendo la campaña reeleccionaria del presidente Horacio Cartes y detrás de esto la de los gobernadores del país. Esto, a pesar del bochorno que significó la recolección de firmas pro reelección, primero por la presión a los funcionarios públicos para estampar sus firmas, y luego con la aparición de difuntos en las planillas, personas ausentes del país, gente que jamás vio siquiera una de las tales planillas, políticos que se manifiestan claramente en contra y un sinfín de víctimas de adulteración de sus nombres o de sus firmas.
    La ciudadanía está convencida de que la supuesta investigación fiscal, iniciada ante la presión de la opinión pública, no llegará a ningún puerto, que se prepara el camino para que todo termine en el popular “oparei”. Es la credibilidad que tienen nuestras instituciones y sobre todo la fiscalía y el Poder Judicial, totalmente sumisos al poder político.
    Más allá del bochorno de las firmas, las negociaciones y componendas políticas; la comercialización de políticos de diferentes colores, lo preocupante de esta obsesión reeleccionaria es la profunda división que se está generando en la sociedad paraguaya. Los mismos dirigentes que llevaron adelante la campaña de recolección de firmas, lejos de ruborizarse por el fracaso de la campaña, siguen buscando la vuelta tratando de sacar a la gente a la calle para continuar con el proyecto. Son los mismos dirigentes, quienes sin escrúpulos, reconocen que presentaron firmas falsificadas, documentos de contenido falso y otras tantas irregularidades, los que pretenden llevar adelante la campaña de reelección. Es motivo suficiente para alarmarse como sociedad, sobre todo preguntarse en manos de quiénes está la administración de las instituciones del estado.
    Es penoso que el presidente Horacio Cartes, quien inició su gobierno con alto índice de popularidad y que generó el apoyo de sectores aún más radicales y cuestionadores, esté generando un ambiente de crispación social, que lo único que logrará es desestabilizar su gobierno. Bien puede aprovechar el periodo que resta de su gobierno para fortalecer a la sociedad paraguaya, y consolidar los logros que tuvo durante su gestión. Es de esperarse que en algunos dirigentes comience a primar la racionalidad y terminen con esta absurda pretensión, que a todas luces, cada día genera más rechazo de la ciudadanía.

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  28. Los charlatanes
    25 enero, 2017

    En nuestra vida cotidiana conocemos a charlatanes de las más variadas especies. Hay políticos charlatanes, periodistas charlatanes, empresarios charlatanes e, incluso, charlatanes que visten hábito. Pero pocas veces, como ahora, éstos personajes cobran tanta “notoriedad”, a pesar de su mediocridad y nula trascendencia en términos prácticos. Y lo logran merced a una prensa carente de contenido, aplazada en seriedad, que hace de la charlatanería su principal negocio, colocando en el centro del escenario a aquellos sujetos sin luz propia, grises, o de deplorable trayectoria, pero útiles para atacar a quienes considera enemigos.

    Así, desde hace al menos un par de meses, las páginas de los diarios tradicionales tienen como destacados protagonistas a todos aquellos que disparen contra los que promueven la reelección vía enmienda y, más recientemente, a los que pretenden liquidar la iniciativa de consultar a la ciudadanía sobre tan importante tema, cargando una y otra vez, hasta el hartazgo, sobre el ya archi trillado tema de las firmas “truchas”.

    Para provocar el mayor de los escándalos, ya no sindican solo a muertos, extranjeros y menores, como falsos suscriptores. A medida que pasan los días a éstos se suman ciegos, presos, mancos y, en cualquier momento, algunos que se encuentren intubados en alguna sala de terapia intensiva.

    Parece una broma, pero no lo es. La maquinaria mediática no se detiene y publica abundante material referido a esta cuestión todos los días, como si fuera la principal noticia.

    ABC Color ahora busca imputar al presidente y dirigentes nacionales de la ANR, sin siquiera darles el derecho a réplica, para que sus lectores escuchen “la otra campana”, aunque más no sea con el fin de guardar las apariencias de su hipócrita “independencia”. Y para ello escoge a alguien que destile resentimientos pero, sobre todo, que tenga el “don” de charlatán, como el senador Enrique Bacchetta, quien, con ínfulas de jurisconsulto romano, “exigió” la imputación, el juicio y condena de Pedro Alliana, Lilian Samaniego, Juan Darío Monges y Wildo Almirón.

    ¿El motivo? No tiene la menor importancia, pero para ilustrar al lector hasta dónde llega el disparate, el senador alega que los denunciados “llevaron las carpetas” que contenían irregularidades al Tribunal Superior de Justicia Electoral; lógica ésta que le obligaría a “exigir” lo mismo para ordenanzas o mensajeros que tuvieran la mala suerte de realizar este tipo de entregas.

    A Última Hora ni le preocupa hacer el ridículo “per se”, sin necesidad de asignarle el trabajo sucio a algún tercero, al extremo de publicar como titular central de tapa: “Otra aviesa violación constitucional de la campaña cartista”, la cual se habría producido al ser inscriptos como peticionantes de la enmienda a militares en actividad. La verdad es que el “gravísimo” hecho involucró a… dos personas. Y un “pequeño detalle” más, no eran oficiales ni suboficiales de las FF.AA, sino simples funcionarios públicos que desempeñan sus actividades en el Comando de las Fuerzas Militares, como muchos otros.

    Ahora bien, como asistimos a un caso de charlatanería superlativa, varios son los políticos que tienen “luz verde” para formular sus rimbonates declaraciones, siempre y cuando sean del agrado de “Don” Acero y de “Don” Antonio, por supuesto. Desde Efraín Alegre, presidente y destructor del principal partido de la oposición, el PLRA, hasta Juan Carlos Galaverna, uno de los responsables del fraude electoral perpetrado contra Luis María Argaña; pasando por “Marito”, el stronista que habla de respeto a la legalidad y, desde luego, Desirée, molesta con la vida por el riesgo cierto de que su corrupto esposo vaya a parar a la cárcel.

    En el presente se muestran a la ofensiva, cual dueños de la verdad, hasta impolutos, todos ellos. Pero no se preocupe. La realidad siempre se impone y más temprano que tarde se los identificará como lo que efectivamente son: vulgares charlatanes de la prensa y de la política.

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  29. La corrupción como sistema y fatalidad

    Por Marcos Cáceres Amarilla

    Ante las innumerables denuncias de falsificaciones e irregularidades en las planillas pro reelección presentadas ante la Justicia Electoral por dirigentes cartistas, entre ellos autoridades nacionales, algunos pretenden justificarlas diciendo que se trata de “una cuestión cultural”, que ya otros “hicieron lo mismo” y que además el total de las firmas válidas sería mucho mayor.

    Llevando esa postura al extremo, esta gente justificaría los crímenes, exilios y persecuciones de la dictadura diciendo que “al final” no afectaron a la mayoría de los ciudadanos, cuando sabemos que muchos no actuaban por temor o por ignorar la magnitud de los crímenes y delitos que se cometían.

    Los dirigentes que impulsan la reelección vía enmienda a como de lugar consideran que la corrupción que significa incluir en una planilla a fallecidos, extranjeros, menores y no empadronados, además de falsificar la firma de ciudadanos para respaldar una modificación de la Constitución no es tan grave porque “ya se hizo antes”.

    Uno esperaría que, por tratarse de autoridades públicas, darían un ejemplo de conducta y anunciarían, apenas conocidas las denuncias y verificados los fraudes, que la iniciativa quedaba suspendida, ya que no podían ser cómplices de la conducta inmoral de algunos dirigentes de base que no entendieron la seriedad de la propuesta.

    Al justificarse con argumentos risibles, los impulsores de la iniciativa pro reelección dan como mensaje a la sociedad que consideran válido incurrir en hechos delictivos para conseguir objetivos políticos. No tienen miramientos en utilizar el nombre de su organización política para que se convierta prácticamente en una asociación ilícita para cometer delitos.

    No se pronunció sobre el tema el principal actor a favor del cual sus acólitos, con un entusiasmo digno de mejor causa, movieron cielo y tierra para conseguir firmas. El presidente Horacio Cartes seguro está enterado del lodazal político en que se metieron y lo metieron sus leales. Sin embargo, opta por el silencio, con lo cual se concluye que él tampoco considera grave lo ocurrido y sigue avalando algo que a todas luces es un despropósito.

    Se escudan diciendo que esta conducta delictiva es una cuestión cultural, con lo cual pretenden involucrar no solamente a su partido sino a toda la sociedad paraguaya. La idea es instalar que todos estamos en el mismo chiquero y por lo tanto nadie debe protestar sino dejar que pase cualquier cosa y que no hay nada que hacer.

    Aunque es cierto que en los años de la dictadura stronista se extendió la idea de que quien tiene poder estaba habilitado a hacer lo que se le de la gana, nunca la gente dejó de tener conciencia sobre quienes eran los corruptos y quienes robaban descaradamente los bienes públicos y se valían de su posición para beneficiarse junto a su grupo particular.

    Esa conducta inmoral de algunos dirigentes se aprovechó y aprovecha también de la indefensión y de la pobreza de muchos que, acuciados por sus necesidades, se les hace cuesta arriba defender sus derechos y denunciar a los corruptos.

    Sin embargo, todo tiene un límite. Los paraguayos y paraguayas han demostrado en varias oportunidades, desde el retorno de la democracia, que no están dispuestos a agachar la cabeza cuando la amenaza es volver a los tiempos del pensamiento único, de la persecución, de los delatores y los chupamedias.

    Interpretar a medida la Constitución y las leyes para lograr una enmienda constitucional, faltar el respeto a la gente falsificando firmas e incluyendo a fallecidos en planillas para justificar un presunto derecho a decidir, cuando en realidad solo se busca hacer realidad el interés de un individuo y su grupo, son artimañas que difícilmente logren engañar por un lapso prolongado a tanta gente y al mismo tiempo.

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  30. Ríos de disparates
    26 enero, 2017

    En su afán por justificar el encolumnamiento político detrás de Aldo Zucolillo y Antonio J. Vierci, el diputado liberal Víctor Ríos saludó en las redes sociales las “coincidencias” entre la oposición (el oficialismo liberal y la disidencia colorada) y estos poderosos ricachones, argumentando que “es incompatible con la democracia que un solo grupo (el que conforman las empresas de Horacio Cartes) maneje toda la economía de un país”, pues “el monopolio es antiliberal y anticonstitucional”. Lo que el legislador no explica es cómo pretende combatir un supuesto “proyecto” monopólico en alianza o bajo la tutela de los que hoy, ahora, lo ejercen con total alevosía.

    En su “curiosa” fundamentación, Ríos parece no haber tomado nota de hechos conocidos por cualquier ciudadano mínimamente informado. Por ejemplo, que “Don” Antonio monopoliza íntegramente toda la cadena del negocio supermercadista, desde el contrabando y la importación de todo lo imaginable, pasando por el almacenamiento y las redes de distribución, hasta la comercialización desde las góndolas en las que nos oferta los productos que quiere y al precio que se le antoja. Y que “Don” Acero respalda incondicionalmente al “cártel de los combustibles”, del que forma parte, el cual por años fijó discrecionalmente las tarifas de las nafas y del gas, en detrimento de los consumidores.

    El diputado insiste en que “no puede haber democracia política, si no hay democracia económica”, algo tan genérico que no dice mucho. De todas formas, como su objetivo es explicar las “coincidencias” con Zuccolillo y Vierci, se supone que en esta materia ellos serían el “modelo” a seguir, mientrasque Horacio Cartes representaría la amenaza, aunque no brinda un solo argumento que lo demuestre, repitiendo así los mismos vicios de sus referentes mediáticos.

    La pregunta sin respuesta es ¿por qué razón Cartes sería un riesgo? En el sector privado, el grupo de empresas de su propiedad no controla, ni existen indicios de que pretenda controlar, algún rubro de la economía, como sí lo hacen los “Dones”.Su expansión en el campo de la prensa, en donde experimentó mayor desarrollo, lo ubica muy por detrás del “Grupo Vierci”, como sabrá Ríos. ¿Y en el público, cuál sería el peligro? ¿El disparate que suele aducir ABC de que estaría “venezolanizando” la economía? La verdad es que tal afirmación ni se presta para la discusión. Cualquier estudiante de los primeros cursos de economía sabe que la nuestra es una de las más abiertas de la región y en la que el sector privado tiene mayor participación, cuya contracara es las casi inexistencia de empresas estatales.

    Ahora hablemos de algunos aspectos que hacen, en términos prácticos, a la mentada democracia económica invocada por Ríos. Un informe reciente del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), ubica al Paraguay en el puesto 19, entre 79 economías emergentes analizadas en materia de DESARROLLO INCLUSIVO. Y el “Open Data Index”, divulgado hace apenas 3 meses, califica a nuestro país como uno de los más abiertos en cuanto a difusión de datos y transparencia informativa, situándolo en el lugar 50 del ranking mundial.

    De lo expuesto se deduce que no existe de parte de HC una política monopólica, sea pública o privada, en cambio sí una de inclusión social y de total apertura en cuanto a la divulgación de cómo se administra la cosa pública.

    Lo que sucede en este tema es bastante más simple de lo que parece. ABC Color y Ultima Hora solo expresan a diario la amargura de sus propietarios por la pérdida de los privilegios que tuvieron a lo largo de décadas, durante las cuales amasaron las fortunas mal habidas que detentan. ¿Y por qué el efrainismo -del que forma parte el diputado- y la disidencia colorada bailan la música que hacen sonar dichos medios?

    Porque los une el mismo objetivo: impedir, como sea, la continuidad de Cartes por otro periodo, e inclusive desean fervientemente sacarlo antes del 2018, solo que no pueden.

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  31. Los muertos de la ANR

    Por Miguel H. Lopez
    Este asunto de los muertos firmantes de las listas coloradas –del cartismo, el presidente Horacio Cartes– pidiendo la enmienda constitucional para la reelección presidencial (y una sarta de irregularidades afines) ya tiene carta de defunción. Sí. Así de necrótica es la situación.

    Por más de que ahora los fiscales de la causa –que actúan por presión de las denuncias públicas, no porque sea su deber– empiezan a desplegar un show mediático haciendo gentiles allanamientos a la sede de la ANR, etc., después de que todas las evidencias fueran al TSJE (Tribunal Superior de Justicia Electoral) y regresaran, contaminándose de tantas maniobras posibles.

    Para entender por qué el caso ya está muerto y enterrado, antes de que la investigación levante cabeza, solo necesitamos juntar una serie de elementos que surgieron en los últimos dos días (y un poco más). Un une con flecha para escolares.

    El mismísimo presidente del TSJE, Jaime Bestard, salió ayer anticipando juicio y tratando de desactivar la culpa del Partido Colorado del grave delito de producir instrumento público de contenido falso. Alegó que aquello no era una iniciativa popular, por lo que básicamente no interesaba mucho el rigor en la certeza de los datos contenidos en las planillas. Bestard es un antiguo abogado y apoderado político colorado, venido a ministro de la Justicia Electoral, que desde todos los costados responde al cartismo. La idea, evidentemente, es colocar salvavidas para que al final nadie del partido de Gobierno sea imputado.

    Luego, el presidente de la ANR, Pedro Alliana, acusó públicamente a los dirigentes de base de su partido de ser los culpables penales de las planillas con firmas de fallecidos y otras lindezas, y no él que entregó los documentos al TSJE. Todos sabemos que, como cabeza de organización, es su responsabilidad política y jurídica. Todo lo demás es maniobra para sacar la nalga a la jeringa.

    Y para poner el moño a este primer acto de la novela de los muertos que firman, surge el fiscal Ángel Ramírez, adelantando el fallo de una pesquisa que apenas empieza: Alliana, la senadora Lilian Samaniego y el vicepresidente de la República, Juan Afara, no pueden ser imputados. Alega que no es prueba suficiente el hecho de que hayan sido ellos quienes presentaron los documentos falsificados al TSJE pidiendo la enmienda.

    El caso se encamina a quedar en el folclórico vyroparei, una macanada. No habrá culpables ni responsables penales, menos políticos. A la larga, terminarán acusando a los muertos firmantes por no dejarles a los pillos de la dirigencia colorada descansar en paz…

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  32. Tecnología para la transparencia

    El fenómeno de Internet y las redes sociales, han cambiado radicalmente nuestros modos de relacionamiento y estilo de vida. La tecnología comenzó a brindar un poder extraordinario al ciudadano, que hoy día, gracias a un simple teléfono celular, puede informarse, debatir y participar. Esto también ha cambiado radicalmente nuestras formas de comunicación y desató una gran crisis en los medios de prensa tradicionales. Los ciudadanos ya no dependen de la radio, televisión o periódico para informarse. Hoy, la tecnología es más rápida que cualquier sala de redacción, replanteando, inclusive, la función del periodismo y la comunicación en general.
    De forma absolutamente sorprendente y sin importar la condición económica ni la preparación intelectual, la ciudadanía se apoderó de la tecnología para participar y decidir. Esto, indudablemente, también influye en la forma de hacer política. Ya no engañan los políticos tradicionales, con las amenazas y ocultamientos. El fiasco de las firmas por la reelección demuestra que es la misma ciudadanía la que investiga, participa y denuncia. Es un avance extraordinario para la construcción de una sociedad abierta y participativa.
    Naturalmente, todavía están aquellos que creen que pueden seguir apelando a los viejos métodos. Aparecen así los perfiles falsos que se multiplican por doquier en la creencia de que se puede crear una corriente de opinión o una percepción de una falsa mayoría, precisamente, subestimando la capacidad de esta nueva opinión pública, mucho más capacitada, criteriosa y, por ende, más poderosa.
    El bloqueo de la página de la organización Reacción, por denuncia masiva de perfiles reales y falsos, viene a darnos una lección más en este proceso. Las denuncias sobre la mala utilización de los recursos del Fonacide en la Municipalidad de Ciudad del Este, evidentemente, molestaron a las autoridades y sus seguidores, quienes temporalmente lograron el bloqueo de la página. Sin embargo, gracias a la misma tecnología en poco tiempo se logró recuperar el espacio y esta pequeña mala experiencia sirvió para fortalecer aun más a la organización.
    En ese contexto hoy, más que nunca, tiene vigencia aquella frase atribuida a Abraham Lincoln: “Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”. La tecnología nos está ayudando a construir una sociedad más democrática, participativa y transparente.

    http://www.vanguardia.com.py/2017/01/23/tecnologia-para-la-transparencia/

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  33. Se debe identificar a los responsables del fraude

    Antes del rechazo de la enmienda constitucional en la Cámara de Senadores el pasado mes de agosto, el Partido Colorado realizó intentos de buscar la modificación de la Carta Magna para que el actual presidente pudiera ser reelecto, a pesar de la prohibición tajante de la Constitución a la figura de la reelección y a la forma de hacerlo posible a través de una enmienda.

    La indecisión inicial del presidente Cartes –quien varias veces había expresado ante la opinión pública nacional e internacional que la reelección está prohibida tanto para él como para todos los paraguayos– hizo que el Partido Colorado demorara la presentación formal del pedido de enmienda, lo cual permitió que la disidencia partidaria, en alianza con la oposición en el Senado, planeara presentar un proyecto de enmienda para rechazarlo, aprovechando que contaban con mayoría de votos.

    Este paso dado en contra del oficialismo al parecer enfureció al presidente Cartes, por lo que sus leales amenazaron con impulsar otro proyecto de enmienda como para que tuviera entrada a través de la Cámara de Diputados, en la que este sector cuenta con mayoría, pero se encontraron con el impedimento de que la Constitución establece con absoluta claridad que si un proyecto fuese rechazado en una de las cámaras, el mismo solo podía volver a presentarse luego de un año, es decir, en agosto de 2017.

    Además, suponiendo que la mayoría de Diputados decidiera desafiar el orden constitucional con el argumento de que se trata de otro proyecto distinto al aprobado en Senadores, aun cuando se tratara igualmente de la enmienda, el “nuevo” proyecto debería pasar también por el Senado, donde supuestamente los oponentes al proyecto continúan siendo mayoría.

    Fue así como los propios oficialistas anunciaron la intención de recurrir a la “iniciativa popular” como alternativa para insistir con la emienda constitucional. Lo dijo el líder de la bancada colorada en Diputados, Clemente Barrios, quien ya advirtió entonces que arrimarían al Congreso el proyecto teniendo como aval la firma de un millón de personas.

    La “iniciativa popular” –figura contemplada en la Constitución– resultó en una iniciativa colorada simplemente, ya que los propulsores se entusiasmaron con la rapidez con que juntaron las firmas, la mayoría de ellas de funcionarios públicos –cuya negativa a firmar les iba a significar la expulsión o el freezer–, y no se percataron de las irregularidades, o pensaron que nadie se daría cuenta de ellas. Además, no cumplieron con los requisitos básicos de que las planillas de firmas deberían ser rubricadas por un juez electoral y que todas las firmas deberían ser autenticadas.

    Ahora el Partido Colorado y sus principales figuras están enredados en serios problemas legales e investigaciones judiciales a raíz de denuncias de burdas falsificaciones de firmas de supuestos proponentes de la enmienda.

    No se trata de simples errores minúsculos los hechos como falsificar firmas, utilizar los nombres de las personas sin autorización, de consignar sus documentos o de obtener listas de jugadores de fútbol, o de empleados de instituciones públicas, e incluso más de mil nombres de personas fallecidas, para incluirlas en las planillas de proponentes de la enmienda.

    No son equivocaciones, son delitos cometidos por miembros de un partido político, con el consentimiento de sus máximas autoridades, inclusive de autoridades nacionales, como el vicepresidente de la República, Juan Afara, que participó del acto público de entrega de las listas a la institución pertinente.

    El hecho de que algunas de estas figuras con investidura y fueros parlamentarios se hayan puesto a disposición de la fiscalía para lo que hubiere lugar, a raíz de la lluvia de denuncias de falsificaciones de firmas, no significa otra cosa que tratar de impresionar y presionar a los investigadores del Ministerio Público para desviar la atención y tratar de eludir la responsabilidad del partido en este caso.

    Los partidos y movimientos políticos “están subordinados a la Constitución y al Código Electoral con el deber de respetar y hacer respetar el régimen democrático”, dice el artículo 12 del citado código. En el artículo 10 de ese régimen legal se establece que los mismos “tienen la finalidad de asegurar, en el interés del régimen democrático, la autenticidad del régimen representativo y la defensa de los derechos humanos”.

    En esta oportunidad en particular, el sector dominante del Partido Colorado no demostró la menor intención de respetar y hacer respetar los postulados democráticos y menos aún asegurar la autenticidad del régimen representativo.

    Los colorados del país, entonces, tienen ante sí una razón de mucho peso para cuestionar a sus actuales autoridades partidarias y a sus representantes en las instituciones republicanas por haber traicionado los principios constitucionales y fundacionales del partido, así como la memoria de los prohombres que se destacaron en la función pública y en la defensa de la democracia y del país.

    Esos dirigentes deberían renunciar por decoro y esperar, lejos de sus actuales cargos, el veredicto de la Justicia para evitar arrastrar al partido a la situación de exponerse a graves sanciones, como la que el propio Código Electoral establece en su artículo 78: “Son causas de extinción de los partidos o movimientos políticos. g) …atentar contra los principios democráticos y republicanos consagrados por la Constitución y las disposiciones del Código Electoral”.

    Los fiscales Ángel Ramírez y Rodolfo Centurión tienen a su cargo la investigación de este bochornoso caso, por lo que deben descubrir a los responsables; de lo contrario, quedarán ante la historia como cómplices de un intento de violación de la Constitución Nacional.

    http://www.abc.com.py/edicion-impresa/editorial/se-debe-identificar-a-los-responsables-del-fraude-1559534.html

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  34. El oficialismo colorado revive la nefasta cultura del fraude

    Debido a la impunidad que reina en el país, la mayoría de los políticos mantienen viva la cultura del fraude. Lo que hoy hace el oficialismo del Partido Colorado de manera descarada, al falsificar firmas buscando que el Senado dé luz verde al mecanismo de la enmienda que permita la reelección presidencial, es el reflejo de la condenable actitud maquiavélica de que el fin justifica los medios. La Constitución es lo que menos importa a quienes consideran que detentan el poder –como en tiempos de la dictadura stronista– para transgredir a su antojo las normas de la República. Ese comportamiento merece el repudio de quienes quieren vivir en el marco de las leyes.
    Durante casi toda la historia del Paraguay –en la colonia y posteriormente en la era independiente–, sus autoridades han pisoteado las leyes y se han constituido en consuetudinarios violadores de las normas establecidas. Lo escrito, en innumerables ocasiones, solo ha significado la evidencia de las transgresiones. Dentro de ese esquema de falta de respeto a las normas y a la ciudadanía que espera que sus autoridades sean las primeras que las acaten y las hagan cumplir, se ha constituido toda una cultura del fraude. Consiste en disfrazar la mentira presentándola como verdad para justificar determinadas acciones ante la opinión pública.
    Cuando el sector que detenta el poder en el Partido Colorado en estos días presenta planillas plagadas de irregularidades, como las firmas falsificadas, para dar la sensación de un mayor apoyo al proyecto de enmienda, una vez más, se está recurriendo al viejo artilugio de la politiquería criolla: mentir para dar la sensación de un amplio respaldo popular a una idea en marcha.
    Aun cuando ya el Senado había rechazado la enmienda como vía que puede conducir a la aprobación –vía voto popular– de la reelección presidencial, el propósito es revertir la situación, dejando de lado que un proyecto ya rechazado en el seno de la Cámara Alta solo puede volver a ser considerado en el lapso de un año (Art. 290 de la Carta Magna).
    Para que no quepan dudas de que los propiciadores de la enmienda están dispuestos a violar todas las normas que se les presenten como trabas, aparece ahora en escena el arma del fraude.
    La falsificación de firmas no debe ser interpretada solamente como una burla a la ciudadanía pensando que es ingenua, sino como un acto de soberbia que parte de la convicción de que desde el poder es posible revivir las viejas prácticas dictatoriales del abuso sin consecuencias (no se debe olvidar que el artículo 246 del Código Penal castiga aun la tentativa de fraude).
    Un sector del Partido Colorado está muy acostumbrado al engaño como medio para conseguir sus propósitos. Ese largo ejercicio de la mentira es lo que el oficialismo de la Asociación Nacional Republicana (ANR) mantiene en pie hasta hoy.
    De tanto repetirse esa práctica –que no es una exclusividad del coloradismo, sino que se extiende a otros partidos y movimientos políticos en determinadas coyunturas de sus respectivas historias–, el fraude se ha convertido en cultura. Sus raíces están hondamente instaladas y muchos casi lo toman ya como algo natural e inherente al quehacer político.
    Concebir la política alejada de la verdad y del encuadre en el marco de lo que mandan las leyes, sin embargo, es condenable desde todo punto de vista. No es posible construir poder desde ese cimiento de tierra anegadiza.
    Es hora, entonces, de que la ciudadanía tome nota de lo que está sucediendo actualmente. Y se disponga a ajustar cuentas en las urnas con quienes tratan como estúpidos a un vasto sector de la población del país. La impunidad de los fraudulentos tiene que terminar de una buena vez.

    http://www.ultimahora.com/el-oficialismo-colorado-revive-la-nefasta-cultura-del-fraude-n1058730.html

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  35. Se mueren de entusiasmo

    Por Alcibiades González Delvalle

    Alrededor de una mesa redonda cuatro personas están tomadas de la mano. Dirige la sesión una espiritista, famosa por su ciencia de convocar a los muertos dispuestos a contestar las preguntas que se les acercan. También expresan deseos, inquietudes y las condiciones en que se encuentran. A este respecto muchos dicen -sobre todo a las viudas o viudos- que al fin conocen la paz, tantas veces deseada.

    Como se sabe, los espíritus responden con golpes a través de la mesa. Un golpe en el piso es sí; dos golpes, no. Otros hablan a través de la voz de la médium. Algunos continúan siendo ordinarios, groseros, gritones. Pero ya nada se les puede hacer ni decir. La otra particularidad que tienen es la de seguir con la costumbre de mentir. Otros cambian de partido político y reniegan del que tuvo en la tierra. En fin, el más allá es como el más acá a juzgar por los resultados del espiritismo.

    En estos días asistí, como mero espectador, a una sesión en casa de una amiga que tuvo la gentileza de invitarme. Para que no me viesen, me hizo sentar en un rincón oscuro desde donde veía y escuchaba todo. Fui el primero en llegar. Poco después lo hicieron tres personas. Me pareció conocerlas. Sí, eran ellas: el presidente del Partido Colorado, la expresidenta del mismo partido y un legislador de Paraguarí. Todos muy conocidos por su incansable tarea de recolectar firmas para la reelección.

    A indicación de la médium, tomados de la mano las dos mujeres y los dos varones se dieron a un profundo silencio que dio paso a la concentración, necesaria para que los muertos convocados se hiciesen presentes.

    Enseguida escuché que la expresidenta pedía la presencia del general Bernardino Caballero. Tardó en llegar. La médium ha tenido que llamarle varias veces, incluso a gritos. Al comienzo era como un susurro: “Bernardino… Bernardino… Bernardino”. Luego con la voz más alta “Caballero… Caballero… ¡Caballero!”. Y finalmente, como tres o cuatro veces “¡GENERAL!”.

    Se notó su presencia por un golpe muy fuerte. La médium interpretó que se le habría molestado en alguna tarea o que no estaba con deseos de acudir. Tal vez temía, siempre en opinión de mi amiga, que se le pidiesen consejos que luego nunca se cumplirían como la honestidad, el patriotismo, y todas esas molestias.

    -Está con nosotros el general -anunció la médium con solemnidad. La expresidenta se levantó como impulsada por un resorte. Por un momento se confundió de general. De nuevo sentada, y a indicación de la médium, la expresidenta habló:

    -General Bernardino Caballero, glorioso fundador… perdón, fundador de la gloriosa Asociación Nacional Republicana, a mis dos compañeros, aquí presentes, y a mí, nos trae la patriótica y colorada intención, que es la del pueblo todo, de posibilitar que nuestro nuevo y único líder continúe en el Poder. Queremos la reelección. El país quiere la reelección. Solo hay un pequeño problema. Necesitamos inundar de firmas el Tribunal Superior de Justicia Electoral. Queremos demostrar, a propios y extraños, que el pedido tiene el aval de cientos de miles de ciudadanos y ciudadanas; queremos también…

    -Por favor, concrete su pedido -la interrumpe la médium- el general está ya impaciente. Si ahora lo perdemos, quién sabe si en otra sesión ha de visitarnos. ¿Qué le pide usted, concretamente?

    -Concretamente -responde la expresidenta- queremos que nos facilite la firma de los correligionarios, o no, que ya no están con nosotros en este mundo, pero nos servirían para llegar a nuestro patriótico y colorado objetivo. ¿Usted podría -le pregunta a la médium- arrancarle la respuesta?

    -Y le voy a preguntar: General… No, no, usted no, por favor.

    -¿Qué pasa?

    -Y aparece ese general… General Bernardino Caballero, sus ilustres correligionarios terrenales quieren que usted les ayude con la firma de… ¿Cuántos muertos?

    -Miles -responde el presidente del Partido- para mayor seriedad.

    -Con miles de muertos que estampen su firma. General, manifiéstese con un golpe si no está de acuerdo, y con dos golpes si acepta el pedido.

    Pasó un largo momento de silencio. Luego la mesa comenzó a bailar sin parar. Asustada, la expresidenta pregunta qué sucede.

    -Nada -dice la médium- las almas apalabradas están que se mueren de entusiasmo.

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  36. Se buscan líderes

    Por Guillermo Domaniczky

    “El verdadero líder sabe reconocer sus errores y aceptar su responsabilidad” enunciaba el escritor estadounidense Napoleon Hill, un hombre que asesoró a presidentes como Roosevelt o Wilson y es considerado hasta la actualidad como uno de los más lúcidos ensayistas en temas sobre liderazgo y relaciones personales.

    Su idea es una bofetada a nuestra realidad en estos días, considerando la conducta de varios de nuestros políticos.

    El apoderado colorado Wildo Almirón por ejemplo relativizó la falsificación de miles de firmas, incluyendo las de 1.142 personas fallecidas, planteando que este fraude y la deshonestidad forman parte de nuestra cultura.

    La intención: igualarnos a todos por lo bajo, para instalar el pensamiento de que “todos nomás luego hacemos lo mismo” y que por eso no es grave el usurpar identidades, falsificar firmas e intentar engañar a la sociedad y a una institución del Estado, como la Justicia Electoral.

    Es la idea de la podredumbre moral, que en lugar de pedir disculpas y lanzar un mensaje correctivo al operador tramposo que falsifica y engaña, le extiende como respaldo un aval moral, para que lo siga haciendo.

    La misma actitud, pero con mayores rasgos de soberbia, la exhibió el diputado Pedro Alliana, presidente del partido oficialista, quien lejos de la autocrítica y los pedidos de disculpas por el bochorno, pasó a la etapa de la negación de la realidad, considerando el caso de los falsificadores y tramposos como un “caso cerrado”.

    El episodio es solo una muestra del estilo de liderazgo que prima en nuestro medio, el del mbarete, que apela a imponer la fuerza de los hechos consumados, apostando a la fragilidad de nuestra memoria colectiva.

    El mismo estilo que exhiben quienes piensan hoy en violar la Constitución Nacional para imponer la reelección. Son conscientes y admiten que la van a vulnerar, pero argumentan que es una “cuestión política”, degradando aún más de paso el concepto real de la política, cuando lo que en realidad están haciendo es pura politiquería.

    Son días claves para la República. Hay mucho en juego. Se orquesta una maniobra para quebrar una valla que los constituyentes del 92 le pusieron al poder, para no repetir más episodios desgraciados, como los que tuvimos a lo largo de la historia.

    Ahora, en lugar de plantear un proceso de serio debate a través de una constituyente, para saber qué es lo que realmente necesitamos como sociedad, pretenden entrar a la Constitución través de una ventana.

    Inevitable recordar en este momento aquel 25 de marzo de 1977, cuando se introducía una enmienda a la Constitución del 67, para establecer la posibilidad de reelección indefinida de Alfredo Stroessner.

    Stroessner ya llevaba 23 años en el poder, porque interpretaron que su asunción en el 54 fue para completar el periodo presidencial de 1958, y de que lo eligieron en los periodos 58-63 y 63-68, porque la Constitución del 40 establecía que solo podría ser reelecto por un periodo más.

    Pero elaboraron luego una nueva Constitución, la del 67, que establecía la posibilidad de reelección por un periodo más.

    El resto, ya lo conocemos.

    Nuestros últimos tres presidentes electos comenzaron la descomposición de sus mandatos cuando priorizaron su intención y la de sus grupos, de permanecer más tiempo que aquel que la Constitución les estableció, y al que accedieron bajo unas reglas de juego determinadas.

    Les pedimos cordura y que pongan al país primero. Aún hay tiempo de frenar este golpe a la Constitución.

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  37. Reelección del Grupo Cartes

    Por Edwin Brítez

    El Gobierno llegó a un punto en que mezcla el interés nacional con el interés grupal, y es así que mientras exhibe resultados de gestión gubernativa con todo el apoyo publicitario de medios oficiales y privados (propios), trata de ocultar el interés aparentemente personal del presidente Cartes, que en realidad es de un grupo de poder, en parte público y en parte privado, de buscar la reelección presidencial para consolidarse aún más.

    No es ninguna novedad que el presidente de la República sea de extracción empresarial y que antes de ser presidente ¿fue? la cabeza de uno de los grandes imperios económicos del país. Que ahora aparezcan los intereses privados y grupales mezclados con los intereses políticos que importan a la población, no constituye, por ende, sorpresa alguna.

    Tampoco es novedad que en nombre del interés general de la sociedad existan personas que especulan con las necesidades de la gente o con su desprotección o vulnerabilidad para tratar de obtener notoriedad o para justificar sus ubicaciones en el escenario político nacional o local.

    Si bien es cierto que la política no es una actividad totalmente desinteresada, por el hecho de que se propone alcanzar ciertos objetivos en nombre del interés general, a raíz de lo cual necesariamente genera conflictos de intereses entre quienes defienden lo suyo y quienes están en contra de esos intereses particulares o grupales, se supone que para representar el interés general o buscar el bien común, las personas elegidas deben permanecer al margen de los intereses creados y además de pensar, deben actuar en función a la colectividad.

    El presidente Horacio Cartes es parte de un grupo económico denominado Grupo Cartes, integrado por más de 20 empresas, al parecer manejado eficientemente por la hermana, ya que son de público conocimiento los indicadores favorables que arrojan su gestión, por lo menos es así en el campo de los medios de comunicación y también en el de la cigarrillería.

    Estos datos no deberían pasar de ser el interés de los dueños, empleados, clientes y proveedores del grupo, pero tal cantidad de empresas requiere una buena cantidad de gerentes y administradores que fueron cooptados por el interés del presidente de la República de contar con sus servicios en la tarea de gobernar. No se sabe muy bien si se produjo un corte del cordón umbilical entre las empresas y el gobierno de estos ejecutivos empresariales, inclusive del propio presidente Cartes.

    En este punto es donde el interés particular y grupal, mezclado con el interés público, se convierte en peligro para la nación, ya que el grupo económico-empresarial del Presidente forma parte del gabinete y del famoso primer anillo de poder, cuyos “miembros privados” no necesitan de rubros, cargos ni nombramientos para autorizar o desautorizar a los secretarios de Estado y otros altos funcionarios.

    Ahí comienza a funcionar el aparato de confusión deliberada entre la identidad de un grupo particular con fines empresariales ligado al Poder Ejecutivo y por ende con influencias sobre los demás poderes, y las instituciones republicanas, creadas estas para administrar el funcionamiento del Estado en su afán de responder satisfactoriamente a las demandas legítimas de la sociedad, y no para goce solamente de los empleados, clientes y proveedores de algunas empresas.

    Todo esto corresponde al ámbito económico. Y cuando el interés grupal se traslada al campo estrictamente político, como por ejemplo la reelección prohibida por la Constitución, estamos en presencia de la más cruda revelación de hacer prevalecer el interés de un grupo de ciudadanos por encima del interés de la ciudadanía de respetar las reglas de juego del régimen democrático.

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  38. La reelección, ese deseo vergonzante

    Por Estela Ruiz Díaz

    Lo doloroso para el cartismo es que este descalabro no fue resultado de una estrategia de la oposición, sino de la torpeza de la cúpula colorada que en sus ansias por demostrar fuerza, llenó las planillas falsificando firmas, con muertos, fantasmas y otras irregularidades. El apoderado Wildo Almirón está en apuros. Cuando arrancó la campaña, el presidente le dijo que controle las firmas y le responsabilizó de los errores.
    Ante este escenario, los aliados pro reelección desaceleraron y pusieron pie en el freno. Prefieren tomarse un tiempo para recuperar aliento y buscar otras acciones para sustentar la enmienda que si bien basta con tener 23 votos en Senado, necesita apoyo popular para darle legitimidad política a un atropello constitucional.
    Aparte de los errores tácticos, el problema más grave del plan es que ninguno de los dos interesados se anima a negociar directamente, asumiendo de frente, contra viento y marea los costos políticos de una decisión que aseguran es legal con alto apoyo popular.
    YO QUIERO. Horacio Cartes y Fernando Lugo quieren la reelección, pero no se animan a “ensuciarse las manos” públicamente porque ambos cometieron el pecado original de oponerse al segundo mandato alegando ilegalidad.
    Desde que asumió en el 2013, Cartes sostuvo que la reelección es una figura prohibida por la Constitución y en poses de estadista negaba intenciones perpetuas. Pero, como sus predecesores también, cayó en la tentación y empezó a mover los hilos para permanecer en el poder. Así empezó la operación “pedido de las bases”, luego “que la gente decida”.
    Pero Fernando Lugo se complicó más: votó contra la enmienda en agosto del año pasado dándose un disparo en el pie. Por ahora, no se anima a borrar con el codo lo que escribió con la mano y exige a sus aliados votar lo que él considera inconstitucional.
    Con la pesada cruz encima, ambos líderes promueven la enmienda tras bambalinas.
    En un primer tiempo intentaron conseguir los 23 votos en el Senado, los números justos para deshacer lo decidido en agosto pasado. Pero esa votación no es una simple matemática de un acuerdo coyuntural de un proyecto de ley cualquiera. Además del sustento popular, encierra pactos para el 2018, especialmente entre Lugo y Blas Llano, que hasta el momento no logran cerrar por la complejidad del acuerdo. La izquierda necesita habilitar a Lugo y recién después sentarse a garabatear acuerdos. Una concertación con Lugo a la cabeza es diferente a una concertación con un liberal a la cabeza, sostienen en el FG. Admiten que aunque Lugo esté habilitado, no habrá éxito electoral con una oposición fragmentada. Y hoy la oposición está partida en pedazos.
    El 2013 es la prueba de que la ANR gana con el Tío Rico del Pato Donald si la oposición está dividida.
    Ahora que las firmas terminaron en bochorno se complica el panorama. Hay un duro cuestionamiento por el escándalo del operativo Que la gente decida. Ergo, Cartes ha fracasado en su tarea de sustentar la enmienda con la iniciativa popular.
    Mientras, el ex obispo sigue cumpliendo su parte del plan: hizo pública su reconciliación con el llanismo y realizan una fuerte campaña por la enmienda bajo el título de la Concertación. Ayer nuevamente se mostró con Blas Lanzoni en un acto con los jóvenes en San Bernardino.
    QUÉ TEMEN. Cartes y Lugo no quieren asumir públicamente que negocian la enmienda. Lo hacen entre cuatro paredes a través de emisarios. Las conversaciones se realizan entre gallos y medianoche, siendo los puntales Sixto Pereira (FG) y Lilian Samaniego (ANR). Cartes le hizo saber a Lugo que tiene 13 votos y que solo espera que resuelva su pleito con Llano.
    A diferencia del llanismo y del cartismo, la izquierda necesita cuidar las formas. No les basta con tener 23 votos. Necesitan sustentar jurídica y políticamente el paso que van a dar, especialmente la anulación de la sesión del 25 de agosto que rechazó la enmienda. “No queremos aplicar la fuerza de la mayoría sin fundados argumentos jurídicos y políticos”, admitió un cercano a Lugo.
    Si hoy dos líderes claves de la política, uno presidente de la República y el otro ex presidente con alto apoyo popular; uno de derecha y otro de izquierda, no se animan a conjugar juntos la palabra reelección con negociaciones claras y transparentes, de cara a la gente, confrontando a sus adversarios en un terreno limpio, será tal vez porque íntimamente saben que su deseo vergonzante es una violación constitucional. Por eso pelean desde la retaguardia. Total si fracasa el plan, ya está la lista de los culpables: Lugo dirá que votó en contra y Cartes que nunca quiso la reelección.

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  39. Cultura

    Benjamín Fernández Bogado –
    Esta palabra pretende reunir bajo su significado un abanico tan amplio de cosas mutables como inmutables y se echa mano a ella para explicar la complejidad del bilingüismo paraguayo hasta el fraude de las planillas reeleccionarias pasando por la omnipresente corrupción que permea todas las capas del país. Muchos –como el apoderado Almirón– la usaron para asumir las responsabilidades de los dirigentes de la ANR, pero no las culpabilidades como si se pudiera resucitar a los muertos y procesarlos por haber firmado las planillas despreciables. Afirmó que el fraude es parte de la cultura nacional y se repite con frecuencia en todos los niveles de los partidos políticos distribuyendo responsabilidades y buscando hacer menos pesada la carga escandalosa que provocó la difusión de las planillas.
    El diputado Barrios consideró un hecho menor, si total «nadie había muerto», como si la corrupción solo es condenable cuando produce un finado. Aunque en verdad, la corrupción mata cuando médicos, centros hospitalarios o falta de medicamentos pueden acabar con la vida de alguien que pretende encontrar la cura imposible para su dolencia. El Tribunal Electoral hubiera evitado el escándalo si desde el principio hubiera aclarado que lo que se realizaría con las firmas no era una iniciativa popular que demanda otros requisitos. La aclaración la hizo Bestard cuando el escándalo llevó a aclaraciones que en realidad obscurecían más el escenario. Este hecho político sería suficiente para producir un tsunami jurídico en cualquier país serio del mundo. En el nuestro es un vyrorei y por eso no nos debe extrañar que sigamos estando en el penúltimo lugar de corrupción en Sudamérica, solo superado por la inviable y fallida Venezuela.
    La percepción de corrupción sigue siendo alta entre nosotros y entre quienes nos visitan. La idea de que quien comete un delito y no lo sancionan está instalada en el pensamiento nacional y eso se reafirma cuando vemos a declarados corruptos vestidos de blanco entregando las planillas falsas. ¿Cómo pretender hacer creer que hemos mejorado en ese campo cuando las evidencias son incontrastables y exhibidas a plena luz del día? La cultura de la corrupción o la ausencia de castigos al corrupto, no nos puede llevar más que a figurar en los últimos lugares. El presidente afirmó la semana pasada sus logros en Davos, desde donde sale uno de los reportes mundiales que nos colocan muy mal en el escenario de los países corruptos. Ufanarse de la ley de transparencia no es suficiente. Hay que vivir transparentemente y castigar a aquellos que operan desde la opacidad o clandestinidad. Esa es la única manera de construir una cultura de legalidad previsible y cierta, que nunca busque los atajos que impiden finalmente robustecer el estado de derecho.
    Si quien comete un hecho de corrupción solo tiene 1% de ser condenado y solo 5% de ser procesado, el país seguirá estando en los últimos lugares de corrupción y, propios y extraños coincidirán que hemos avanzado muy poco en ese campo.

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  40. Un país secuestrado por el debate sobre la reelección

    La enmienda para conseguir la reelección presidencial domina el debate nacional desde hace meses. Nuestra realidad está absolutamente secuestrada por ese único tema. Lo peor de todo es que se han dejado de lado cuestiones importantes de la agenda pública. El Ejecutivo puso en un segundo plano al país y los asuntos que requieren solución: los problemas en materia de salud, seguridad y educación. En vez de ocuparse de esos puntos –que son la razón por la cual los ciudadanos eligen un gobierno– se concentraron en juntar firmas y promover una enmienda constitucional pro reelección, la cual, además de no ser una prioridad para el país, viola la Carta Magna (artículo 290). La reelección es posible vía reforma de la Constitución.
    Cuatro familias paraguayas viven desde hace meses en la incertidumbre. El EPP tiene secuestrados a sus familiares: Edelio Morínigo, 942 días; Abrahán Fehr, 543; Franz Wiebe, 189, y Félix Urbieta, 111 y el Gobierno no solamente no hace nada para lograr la libertad de estas personas, sino que además fija su atención en otro tema: la reelección.
    El presidente Horacio Cartes pisoteó cada una de sus promesas. Primero dijo que el EPP no le iba a marcar la agenda, y después se desentendió de las víctimas de este grupo criminal.
    Cartes también aseguró que no estaba detrás de la reelección, pero no pasó de la retórica. Muy pronto se le vio la hilacha y la prueba está a la vista de todos: los colorados no hablan de otra cosa que no sea la reelección.
    Cartes está embarcando al país en una peligrosa cruzada pro enmienda constitucional para lograr la reelección, a sabiendas de que nada menos que la Constitución Nacional, en el artículo 290, no lo permite: «No se utilizará el procedimiento indicado de la enmienda, sino el de la reforma, para aquellas disposiciones que afecten el modo de elección, la composición, la duración de mandatos o las atribuciones de cualquiera de los poderes del Estado o las disposiciones de los capítulos I, II, III y IV del Título II, de la Parte I».
    Dentro del marco de la ley más importante del Paraguay no es posible establecer la reelección vía enmienda constitucional, ni siquiera presentando las firmas de todo el Cementerio de la Recoleta.
    Y como si el hecho de pensar en quebrar la institucionalidad de la República no fuera suficientemente grave, el Gobierno presidido por Horacio Cartes está descuidando la administración del país, esto es, no resuelve los más importantes y urgentes problemas.
    Además del EPP, que opera en el Norte, y aterroriza a cientos de familias trabajadoras, el resto del país vive en estado de alerta. No pasa un solo día sin que no se tenga noticia de algún hecho delictivo que afecta a un ciudadano: los robos de celulares están a la orden del día y la gente se siente abandonada e insegura.
    En cuanto a las materias sociales, la reelección le arrebató el espacio necesario a la educación y la salud en el debate político. ¿Sabemos acaso en qué condiciones se encuentran las escuelas? ¿Estarán seguros los niños paraguayos en las escuelas en este 2017? Y en términos de salud pública, ni la atención es eficiente ni los insumos son suficientes, por eso siempre hay reclamos.
    El Paraguay no puede seguir secuestrado en un debate que interesa solo a un sector de la realidad. Es hora de que vuelva a imperar la razón, antes de que el daño a la institucionalidad del país sea mayor.

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  41. “Locos” por la no reelección
    31 enero, 2017

    “Ustedes escucharon una idea, no dos, una sola idea, (una) propuesta país del señor Efraín Alegre?. No, no tiene ninguna”, se preguntaba y respondía durante un programa del televisión el senador Blas Llano, 3 veces presidente del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA). Y a la consulta del legislador correspondería agregar una más: usted, querido lector, ¿le escuchó hablar al cuestionado titular del liberalismo de otra cosa que no sea el proyecto de enmienda proreelección, cuya aprobación representaría , según él, un “golpe de Estado”, el “quiebre del Estado de Derecho” y el “fin de la democracia”? La respuesta es no, al igual que en el caso de todos los que se oponen a instituir dicha figura en la Constitución, quienes, a decir verdad, ya resultan más que fastidiosos con el trillado monotema.

    No pasa un solo día sin que formulen alguna declaración rimbombante. Si no es Efraín, es Desirée, y si no es Desirée, es “Marito”. Para ellos, todos los males del Paraguay obedecen a una sola cuestión. Desde los sedimentos que taponaron nuevamente el cause del Pilcomayo, pasando por las nuevas víctimas que se combra la inseguridad, hasta la eliminación de la sub 20. Todo es a causa de la reelección y responsabilidad de quienes la promueven.

    Así nos tienen desde hace meses. Cuando el libreto ya se les había agotado, les cayó como regalo del cielo las irregularidades detectadas en las planillas de firmas que recolectó la ANR para solicitar la enmienda, a lo que se aferraron para estirar como goma de mascar su debilitada campaña anti reeleccionista.

    Paradójicamente, tanto Alegre, como Abdo Benítez y el pequeño núcleo político que ve hasta en sus sueños al “cuco” de la enmienda constitucional,

    sostienen permanentemente que “el país se halla paralizado porque Cartes está obsesionado con la reelección”; un discurso que se hace trizas contra la realidad.

    En primer lugar, porque la parálisis de la que hablan solo se halla en sus respectivas cabezas, como lo demuestra el simple hecho de que la economía paraguaya es una de las más dinámicas de América Latina, lo cual es reconocido por los organismos internacionales más destacados del planeta, como el Foro Económico Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), entre otros. Y a esto se suma la comprobación por parte de la propia ciudadanía, testigo fiel de las innumerables obras ya concluídas o que están en proceso de ejecución en diversas regiones de nuestra geografía, de las miles de viviendas entregadas por la Senavitat, de la asistencia a 141.000 familias en situación de pobreza, de las becas de Itaipú, etcétera, etecétera.

    Además, solo basta con hacer un repaso de las publicaciones en la prensa para determinar cuál es el tratamiento que le dan unos y otros a este tema. Para el oficialismo sin dudas es importante, pero forma parte de un amplio abanico de lineamientos que están en desarrollo. Para “Marito”, Efraín, Desirée y compañía constituye, en cambio, el comienzo y final de su actividad política de todos los días.

    La conclusión es obvia. Los “locos” por la no reelección son los verdaderos obsesionados con este proyecto, a sabiendas de que su concreción los mantendrá en el lugar que natularmente ocupan: el banco de suplentes.

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  42. ¿Quiénes son los golpistas?
    4 febrero, 2017

    Desde hace un par de años vienen operando juntos, impulsando las mismas iniciativas, desarrollando un libreto único y votando disciplinadamente de idéntica manera. En su patético transcurrir político, implementaron maniobras que deshonran la labor parlamentaria, como proponer un proyecto para votar en contra. Sus orígenes son distintos. Uno representa la tierna podredumbre surgida de las entrañas del stronismo. Otros alguna vez fueron “contestatarios”, no de los más destacados, pero se ubicaban en las filas de quienes enfrentaban al autoritarismo. Sin embargo terminaron aliados, casi fusionados, en la esquisofrénica empresa de impedir ya no solo la posibilidad de que Horacio Cartes sea reelecto, sino ahora, más “alzados”, que complete su mandato.

    Así,“Marito”, como cabeza visible de los que perdieron el control de la batuta hace 28 años, por un lado, y la familia Masi-Filizzola, Efraín Alegre y algunos más, por el otro, se constituyeron con el correr del tiempo en los ejecutores del plan para truncar el proceso, actualmente expuesto de forma indisimulada, aunque según ellos no sería para provocar un retroceso, lo que resultaría inadmisible, sino “en defensa de la democracia”, que HC supuestamente estaría a punto de destruir para instalar una dictadura.

    Con la misma cantinela martillan todos los días los medios tradicionales de Vierci y Zucolillo. El “quiebre del Estado es inminente” y “la persecución está a la orden del día”, son algunos de los titulares con los que cotidianamente bombardean. Pero sin ensayar, y esto es lo importante, un solo argumento que los justifique, salvo “satanizar” la reelección.

    ¿En qué basan la afirmación de que dicha figura es sinónimo de dictadura? ¿Desconocen acaso que en todas las democracias del mundo, empezando por las más avanzadas, los presidentes pueden ser reelectos por un segundo periodo? ¿No son conscientes del bochornoso espectáculo que brindan ante el mundo entero, al exponer un fundamento al que no apelarían ni siquiera los cretinos? ¿Desde cuándo es un “atentado” contra la democracia otorgar al soberano, a 4 millones de electores, la facultad de decidir con su voto si aprueba o rechaza la enmienda?

    A decir verdad, en el gobierno de Cartes no logran encontrar un solo argumento sobre el supuesto peligro que representa para la democracia y menos que justifique su política de neto corte golpista, la cual se evidencia no solo por lo que dicen en los mensajes de whatsapp o en las redes sociales, ni por las bravuconadas de “Marito”, Desirée y compañía, ni por las fantochadas de Efraín o las histeriqueadas de Vargas Peña.

    Lo demuestran en la práctica, valiendose de la mayoría en el Senado para boicotear los planes de gobierno que son de interés nacional, sin importarles que esto perjudicara a 7 millones de paraguayos, como lo hicieron al sancionar un Presupuesto General de la Nación, que ponía al país al borde de la cesasión de pagos (default), limitaba el accionar del BCP en su tarea de mantener controlada la inflación y establecía un aumento sideral de los gastos corrientes (sueldos) con fines puramente electoralistas; razón por la cual el Ejecutivo no tuvo más opción que recurrir al veto, como nunca antes había sucedido a lo largo de la etapa democrátrica.

    A esto que señalamos, de extrema gravedad por cierto, podemos sumar una larga lista de otras medidas desquiciadas que resolvieron con el fin de hacer tambalear al gobierno. Torpedearon el complejo habitacional del RC4 y el proyecto del Ejecutivo para que el salario mínimo; liquidaron la esencia de la Ley de Emeregencia Educativa, concebida para reparar 950 colegios y escuelas; y también pretendieron rechazar, aunque sin éxito, el crédito de 200 millones de dólares otorgados por el BID para financiar obras públicas y mantener los puestos de 50.000 obreros viales.

    Los hechos, como son. El único golpismo que existe en el Paraguay es el que promueve los neostronistas y exopositores devenidos en vulgares oportunistas sin principios, con el respaldo de los grandes medios de pensa, que ven en este atajo antidemocrático e inconstitucional, la única posibilidad de acceder al poder político.

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