En busca de respuestas

Cuando en ocasiones la trama de alguna buena novela nos sacude y nos muestra de forma descarnada realidades, solemos decir esto es solo literatura, pasa solamente en las novelas, en las películas, no en la realidad, sin embargo como decía el mismo García Márquez, creador del realismo mágico, en ocasiones la realidad supera la ficción. Se acuerdan como comenzaba la novela “El padrino”, la inmortal obra de Mario Puzo, donde un propietario de Pompas Fúnebres, de origen Italiano al ver como la justicia fallo en el caso de la violación y brutal agresión de su hija por parte de tres jóvenes americanos de origen anglosajón, exclama luego de conocerse el fallo irrisorio en el tribunal, “no importa voy a recurrir al Padrino, en busca de una verdadera justicia”.
Efectivamente el castigo llegó por manos de los matones de Vito Corleone, quienes castigaron severamente a los violadores de forma a no querer repetir esta experiencia al menos no con descendientes de italianos. Algo o mucho de esto sucede con este caso de la familia del ganadero Félix Urbieta cautivo en manos del grupo terrorista, Ejército del Pueblo Paraguayo EPP, sucede que en horas de la mañana de la víspera se llegan hasta la celda del conocido narcotraficante y vinculado al delito de lavado de dinero, Jarvis Chiménez Pavao en la FOPE, donde guarda reclusión pidiendo intervenga o ayude a esta desesperada familia a liberar al ganadero secuestrado, no dudando de los contactos que pueda tener para el efecto.
Esto resulta hasta comprensible entender por la desesperación de esta familia y la mudez de las autoridades oficiales que nada señalan al respecto. Sabiendo que el EPP tiene a otros tres ciudadanos secuestrados sin que hasta el momento se conozca datos precisos sobre la situación de los mismos y ante el poco avance de las investigaciones. Lo grave es que uno de los visitantes pariente del ganadero es el intendente de Horqueta, Arturo Urbieta, hermano del secuestrado, los otros familiares son Hermelinda Agüero de Urbieta, Liliana Doraliz Urbieta Agüero y Norma Elizabeth Urbieta Agüero, quienes declararon luego que no obtuvieron nada positivo de la visita por la imposibilidad que Chimenez Pavao, pueda ayudarlo a pesar de su buena predisposición.

El Intendente de Horqueta tiene que pedir al jefe mafioso que está en la cárcel auxilio y apoyo por la inacción del gobierno y la falta de respuesta de las autoridades, que alto debe ser el grado de desesperación que lleva a esta familia a pedir apoyo a una persona que está en la penitenciaria, lo que señala es que en la zona norte que poco se confía en las autoridades nacionales y donde creen que está el poder real aunque factico capaz de destrabar una situación como esta. Es hora que el gobierno nacional tome las riendas del caso e investigue en forma el accionar del EPP, devolviendo a los secuestrados a sus hogares sanos y salvos y sin pagar por el rescate.

Andrés Granje

9 comentarios en “En busca de respuestas”

  1. Padre Jarvis, que estás en la cárcel
    Por Andrés Colmán Gutiérrez

    El periodista Andrés Colmán Gutierrez. | Foto: Archivo.
    Hay quienes creen que el poder se conquista ganando las elecciones y ocupando un mullido sillón presidencial, con una lujosa lapicera en la mano. Obviamente es la forma de poder político más visible, pero hay otro poder más oscuro y real, que se ejerce desde las sombras, aun tras las rejas de una prisión.

    Un patético ejemplo de ese poder paralelo se ha evidenciado de nuevo en estos días, cuando la prensa reveló que los familiares del ganadero Félix Urbieta, cautivo en manos de una fracción del grupo armado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), visitaron al capo narco Jarvis Chimenes Pavão, preso en la Agrupación Especializada de la Policía, a pedirle ayuda para lograr la liberación del secuestrado.

    Entre quienes acudieron junto al procesado por lavado de dinero y asociación criminal, requerido además por la justicia brasileña por tráfico de sustancias estupefacientes, se encontraba el propio intendente municipal de Horqueta, Arturo René Urbieta, sobrino del ganadero secuestrado. Es decir, en su desesperación, la principal autoridad legal del municipio donde se produjo el secuestro reconoce que le parece más efectivo apelar a las conexiones de un poderoso jefe del narcotráfico, que esperar resultados desde el Gobierno, la Fiscalía, la Justicia o las fuerzas de seguridad.

    El contraste se hace mayor cuando una de las hijas del ganadero secuestrado explica que fueron a hablar con Jarvis porque el presidente de la República, Horacio Cartes, no les respondió a un pedido de audiencia. Más allá de las razones que tenga el jefe del Ejecutivo, la imagen resultante es que el máximo referente del poder político aparece insensible y distante ante el drama de los Urbieta, mientras el referente del poder en la sombras aparece generoso y magnánimo.

    En términos de resultados, también hay comparaciones odiosas: Según reveló el propio Jarvis, él tuvo éxito en un caso anterior, ayudando a la liberación del joven Arlan Fick de manos del EPP, en diciembre de 2014. En contrapartida, el Estado paraguayo no ha conseguido liberar hasta ahora a ninguno de los actuales retenidos por el grupo armado: Edelio Morínigo ya lleva 876 días de cautiverio; Abraham Fehr, 477, y Franz Wiebe, 123 días, a quienes se suma Félix Urbieta, 45 días.

    Jarvis había demostrado su poder como amo y señor de la cárcel de Tacumbú, viviendo en una lujosa celda vip y manejando desde allí sus negocios, hasta que una pulseada con el hombre de la lapicera lo relegó a una celda más austera en la Agrupación Especializada. Roger Soares, delegado de la Policía Federal brasileña, asegura que igual sigue manejándolo todo por control remoto desde su actual prisión y hasta ha logrado levantar uno de los tres pedidos de extradición que pesan sobre él en la Justicia brasileña. Esperemos que no se le ocurra ser candidato en próximas elecciones.

    http://www.ultimahora.com/padre-jarvis-que-estas-la-carcel-n1042926.html

    Me gusta

  2. Cartes no tiene tiempo

    Por Mabel Rehnfeldt

    Horacio Cartes tuvo tiempo para echar al ministro del Interior en una convención transmitida en vivo y en directo por los medios de comunicación del país. Una convención que él tuvo tiempo para preparar con su mejor esmero. También tuvo tiempo para posar y filmar mientras ataba un pañuelo rojo al cuello liberal de su ministro de Hacienda. El tiempo no ha faltado últimamente para nombrar a más seccionaleros en los cargos públicos, para insistir y rediagramar sus aspiraciones reeleccionarias.

    Para lo que no tuvo tiempo en los últimos 43 días fue para recibir a la angustiada familia de don Félix Urbieta, el señor de más edad que se haya llevado el EPP. Un ciudadano paraguayo diabético e hipertenso que a los pocos días de ser llevado ya mostraba un avanzado estado de deterioro.

    Cuando la familia Urbieta consiguió ser recibida por el condenado por narcotráfico Jarvis Chimenes Pavão, los cartistas se espantaron por el indiscutible escándalo de ir a pedir auxilio a Pavão. Nunca sabremos si el reo los atendió solo para escucharlos, aceptar intermediar, acceder a darles el préstamo para financiar el rescate… o simplemente para rezar.

    Lo que sea que hicieron, Pavão les dio lo que el presidente paraguayo les negó: Tiempo… Casi dos horas, desde las 9:30 hasta las 11:10 de la mañana del lunes pasado.

    Es difícil recordar un antecedente de este tipo –que se haya hecho público– bajo otros gobiernos. Esta anécdota ridiculizará para siempre al gobierno cartista: Una desconsolada familia prefirió reunirse y buscar soluciones con un narcotraficante porque no hubo caso con el Presidente constitucionalmente electo de la República del Paraguay.

    Dentro de esta miopía o ceguera de Cartes para atender los problemas que verdaderamente importan a la gente –entre los que no están ni la reelección ni el pañuelo colorado de Santiago Peña– figuran la inseguridad, los secuestros y la indefensión ciudadana. Y si Cartes no tiene tiempo para atender a los Urbieta –que tienen el plus de tener en la familia a un intendente colorado en Horqueta– se puede concluir con toda seguridad que tampoco ha tenido tiempo para la familia del policía Edelio Morínigo, de los menonitas Abraham Fehr y Franz Wiebe.

    A Cartes se le olvida que es el Presidente que votaron muchos paraguayos, el que tiene la obligación de escuchar y dar respuestas… aunque esas respuestas incluyan más promesas que nunca cumpla. Su gobierno tiene el récord de la mayor cantidad de secuestros simultáneos; una burla a su política de seguridad por donde se lo mire.

    Si esta semana que pasó los Urbieta se reunieron con Pavão, el problema no es la familia ni tampoco el narcotraficante preso: El problema es el Presidente electo. Ese vacío de autoridad, esa falta de respuesta y el abandono estatal –y gubernamental– provocaron la situación límite.

    Así como van las cosas, antes fueron Pavão y los Fick, ahora es Pavão y los Urbieta… habría que ver quiénes siguen.

    Todo porque Cartes… no tiene tiempo.

    Me gusta

  3. A Satanás y a Pavão

    Por Marta Escurra

    “Somos capaces de negociar con Satanás”. Con esta frase, Liliana Urbieta salía al paso de los cuestionamientos sobre la visita a Jarvis Chimenes Pavão en su lugar de reclusión, en la Agrupación Epecializada.

    Ella y parte de su familia habían llegado el lunes 21 de noviembre desde Concepción buscando “recursos, ayuda y esperanza” de Pavão –un condenado por narcotráfico en Brasil y lavado de dinero en Paraguay– para la liberación de su padre, Félix Urbieta Ramírez, ganadero de 66 años y uno de los cuatro secuestrados presuntamente por el autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP).

    Urbieta lleva cautivo 46 días, y por su rescate piden US$ 500.000.

    La visita fue calificada como “no exitosa” por los Urbieta, quienes se retiraron con las manos vacías luego de conversar por casi dos horas con el reo.

    Si el hecho de recurrir a un preso por un problema cuya resolución le compete a instituciones del Estado ya no fuera lo suficientemente inaudito, la abogada de Pavão, Laura Casuso, viene a sumar más ingredientes al insólito episodio.

    Los despachos noticiosos de ese día confirman a través de la letrada que su cliente se mostró abierto a ayudar a la familia Urbieta, pero que en este momento tenía otros compromisos económicos.

    Mientras miramos por tevé que un preso es la instancia de desahucio de una familia presionada por criminales, y nos damos cuenta de que es la realidad y no una novela, la inacción de la Fiscalía, o el Ministerio del Interior abonan la desesperanza y el descreimiento en las instituciones públicas que deberían estar defendiendo a los Urbieta y a todos nosotros de los criminales de toda calaña que nos acechan todos los días.

    Por qué Fiscalía no investiga qué nexos tiene Pavão con el EPP y cuáles son las fuentes desde donde se alimenta su fortuna que lo habilitan a erigirse en cuasi salvador de los desesperados ante la extorsión de un grupo de rebeldes.

    Pedir ayuda a Pavão, Satanás o similares nos habla de lo podrida que está la estructura gubernamental, nos muestra que los poderes fácticos asumen el rol del Estado porque este ha perdido la soberanía y el control de su territorio.

    Nuestros gobernantes están más preocupados y ocupados en sus negocios y no en el fortalecimiento de las instituciones.

    La desesperada medida de los Urbieta nos muestra también hasta dónde llegan los tentáculos del narcotráfico que controla la política, las instituciones y usurpa las funciones del Estado.

    Me gusta

  4. Mafia

    Benjamín Fernández Bogado –

    Un extraño regusto a fracaso democrático recorrió las entrañas de los buenos ciudadanos cuando se confirmó la noticia de que los familiares de Félix Urbieta —secuestrado en el Norte del país— fueron a la cárcel a conversar con Jarvis Pavão para que gestione su libertad. No es la primera vez que se establece una directa conexión con el narcotráfico en los asuntos irresueltos en esa parte de la República y la sensación de estar viviendo en un Estado fallido se apoderó de todos.

    Es asumir que en esa región no funcionan las instituciones. Nadie cree que la Policía, los militares, jueces, fiscales, intendentes, concejales, gobernadores y otra forma de representación del Estado puedan responder a los reclamos ciudadanos. La familia Urbieta habrá sentido esa profunda frustración para dirigirse a la cárcel junto a un condenado por narcotráfico para que le resuelva el drama. En un comunicado, los del EPP se encargaron de decir que no tienen nada que ver con Pavão, desde el Estado nadie dijo algo que nos permitiera entender que vivimos bajo el imperio de la ley. Todos sintieron que estamos en manos de la mafia.

    Esta antigua institución conformada en paralelo al Estado y que goza de muy buena salud no solo en su país de origen, Italia, sino en varias partes del mundo, nació justamente cuando el gobierno había fracasado en hacer lo que debiera. Su nacimiento es todavía más noble. Era un grupo de ciudadanos reunidos para repeler al invasor de sus tierra, de ahí que la palabra significa: (m) morte (a) al (f) franchise (i) Italia (a) anhela. ( muerte a los franceses, Italia anhela). Luego del objetivo cumplido y en paralelo a la ausencia del Estado se encargó de todo. Desde matar a quien no pagara el impuesto a los mafiosos, el que se metía en negocios que no debía, el que traficaba, secuestraba o mataba sin orden de arriba hasta incluso permitir la invasión norteamericana por el sur de Italia a cambio de pingües negocios en América. Todo lo que debería hacer el Estado se encargaron los mafiosos, incluida la seguridad social, el manejo de la basura, ah…, y la indemnización a las viudas. Con este ritmo estamos sentando un peligroso precedente en el Paraguay. Empieza con una cuestión focalizada en el Norte para luego extenderse a toda la República sin capacidad de responder como se debiera a una organización que maneja el dinero, las armas y tiene el monopolio de la fuerza y la violencia. Hoy tenemos varios secuestrados cuyos familiares comenzarán a desfilar por las oficinas de Pavão para que este haga lo que el Estado es incapaz de hacer. Es probable que aún no lo pueda hacer con la eficacia que los desesperados familiares requieren, pero claramente se instaló entre muchos que el Estado es incapaz de resolver el drama personal de cada uno de ellos.

    Este hecho es gravísimo. Si antes se afirmaba que la combinación de pobreza, ausencia del Estado, guerrilla, narcotráfico, abigeato y violencia era la base operativa del EPP, con esta visita de los Urbieta ha quedado plenamente confirmado. La gente tiene miedo, está frustrada y ya no le importa quién sea, con tal que le resuelvan el problema. El magistral Puzo en su obra El padrino retrata muy bien al inicio del libro, el poder y la capacidad operativa de la mafia en un territorio abandonado por el Estado. Para la literatura es un gran gancho, para la República es haber adjurado de un mandato popular y asumir desde el gobierno el fracaso en administrar el problema.

    La mafia campea con todo en su versión criolla y por el Trópico de Capricornio bordea un cáncer que puede hacer metástasis en toda la República.

    Me gusta

  5. El clientelismo eterno: En crisis de nervios contra la transparencia
    28 Nov 2016

    Por Augusto dos Santos

    Periodista

    Cambiar las reglas de juego somete a una crisis de nervios a un modelo clientelista que lejos de reducirse con la transición alcanzó sus niveles más gloriosos luego de la dictadura. El control de gastos y la transparencia son sus enemigos mortales.

    Si agregamos que somos una sociedad damnificada por sus malas prácticas políticas, su drástico desconocimiento del concepto de lo público, en la que ella aprendió a convertir su ser “damnificado” en un status, con sus dignidades y prerrogativas, en vez de ser disparador de su cambio social.

    Nadie olvida a aquella señora que se retiraba del comité de asistencia una vez notificada que ya no habría víveres porque la creciente había acabado hacía seis meses y exhibiendo a sus amigos la bolsa vacía expresó con marcada resignación: “acabo nuestra hermosa inundación”.

    DAMNIFICADOS DE LA MALA POLÍTICA

    Corría el año 1992, elecciones municipales; alguien se trepó a una silla a producir su encendido discurso y tratando que todos entiendan que era un outsider absoluto, concluyó su pieza oratoria con una frase de antología:

    -Jamás tuve un cargo, nunca viví del presupuesto público, nunca robé. Denme una oportunidad…!”

    La proximidad de las elecciones nacionales saca a la luz nuevamente lo más visceral de la política: su impenitentes prácticas clientelares. Ya veníamos de la dictadura con la cultura de obtener de la política todo lo que una cultura cazadora y recolectora pudiera precisar para su sobrevivencia.

    Sin embargo, la transición a la democracia, el proceso que tuviera que haber sido de reparación, no hizo otra cosa que multiplicar exponencialmente el problema. ¿Qué sucedió? Algo muy simple: reestructuración del Estado a partir de la Convención de 1992.

    Hasta esa fecha éramos una nación centralista con toda la administración residente en Asunción, casi ninguna delegación de administración e incluso servicios muy poco representativa en el interior y con el grueso de los funcionarios públicos agolpados en los edificios del microcentro de Asunción.

    Si bien aquella idea de descentralización –que terminó siendo solo una respetable distribución nacional de recursos– produjo mejoras en la economía del interior por una mayor distribución del dinero estatal, tuvo igualmente su hemisferio torcido: aumento y potenció los niveles de clientelismo político.

    Pero, obviamente, muchos de los que accedieron a cargos por tal oportunismo electoral quedarán enganchados a tal empleo, por muchos años. El fenómeno exponencial se produce cuando a partir de la primera remesa de empleados de la nueva estructura, en el primer quinquenio de los noventa, se vio sucesivamente “reforzado” por nuevas demandas de empleos en sucesivas elecciones que se dieron desde este tiempo.

    Lo preocupante es la naturalidad como se asume en la construcción discursiva de la política y en la cultura de los votantes que “eso” (el empleo público) es una forma de canje por la participación electoral.

    Este fenómeno tiene los colores del arco-iris, no es exclusividad de sector político alguno, pero, obviamente, se ve con mucha más fuerza en los partidos políticos tradicionales y por extensión en los partidos con representación parlamentaria.

    Es una hipocresía no asumir que la chispa de la enemistad de los mariscales de la “política tradicional” con Horacio Cartes fue aquel día del 2013 cuando anunció que los cargos se concursaban y los gastos se controlaban por fuera de la discrecionalidad de los punteros políticos. Ese día el clientelismo juró venganza.

    DAMNIFICADOS DE LA AUSENCIA DE LO PÚBLICO

    Dentro de este asunto juega un papel fundamental y decisorio la tremenda carencia de conocimiento sobre el concepto de lo público.

    En nuestra cultura cívica “lo público” no representa lo mismo que representaría en cualquier sociedad cuya democracia ha evolucionado respetablemente. Lo público no es aquí aquello que pertenece a todos por sobre cualquier condicionante que suponga esferas políticas, sociales, deportivas, culturales, educativas. Lo público en nuestra cultura fue durante todo el recorrido histórico aquello que aparentemente es de todos pero que es de mi propiedad y de mis correligionarios mientras yo mande.

    Se vio en los gobiernos colorados y también fue muy patente en los gobiernos no colorados como cada Ministerio se vestía del color del ministro a cargo sin ningún disimulo con el objetivo de cazar y recolectar para la tribu.

    ¿En qué afecta esto a don Felipe o doña María? En que, ambos, destinarán gran parte del tiempo que podía invertir en labrar su satisfacción económica, al fortalecimiento de su comunidad o su sociedad, a batallas por el control de espacios de poder de acuerdo a la indicación de sus punteros; ya que en este estado clientelista don Felipe y Doña María dejan de ser individuos para constituirse en cifras de determinado patrón político que para fidelizarlo usa la plata del tesoro.

    Entonces, Don Felipe y Doña María no participan de la política porque ella les ayude para forjarse un futuro mejor sino apenas para sobrevivir con los cupos de favor político por batalla ganada.

    DAMNIFICADOS DE UN ESTADO DEPRIMIDO

    Un ejemplo patético del Estado que muchos añoran, basado en el clientelismo político y de los poderes fácticos lo vivimos la semana pasada con el caso Pavao-Urbieta.

    Estuvimos tan concentrados en el análisis cholulo de la visita y encandilados por el “Pavao-power” que nos olvidamos de dos asuntos fundamentales: que eso que se vio allí no es la actitud piadosa de un condenado, sino nada menos la peor representación del clientelismo que han concentrado los poderes fácticos. Ojo con esto. Que estamos jugando con una serpiente cascabel pensando que ella es de plástico.

    En segundo lugar, si el eje del asunto es preguntarse si Pavao tiene o no conexiones con el EPP. Porque nos olvidamos reiteradamente de plantear que eso sea investigado por la Justicia que es donde corresponde. ¿quién sino la Fiscalía puede investigar esto?

    Cuando esos resortes funcionan, ya nadie duda sobre cual es el lugar y rol que desempeñan los inocentes y cuáles son los límites por los que deben encuadrarse los culpables.

    Si se eternizan estas preguntas y no tienen respuestas, todo pasará al ámbito de la leyenda y puede incluso que Pavao termine convirtiéndose en una especie de gauchito milagroso al que periódicamente acerquemos como sociedad nuestras reverencias y cirios bendecidos. Pero al margen de esta tragicomedia y de todos estos despropósitos debe haber por allí gente seria que asuma que es tremendamente desgraciado y lamentable que el árbitro de nuestras causas resida en una celda de alta seguridad.

    De cualquier modo, cualquiera que descrea de esta hipótesis solo debe pegar una vuelta por las regiones rojas o aquellas zonas fronterizas donde capea la mafia y vamos convenir que –en procesión– los clientes acuden a estos liderazgos fácticos y eso no se puede justificar desde ningún punto de vista, aunque quede fantásticamente elegante culparle a la falta de respuesta del estado de este nuestro encandilamiento con los foquitos de colores del hampa.

    De los familiares de secuestrados ni hablamos porque se comprende el estado de desesperación en que se encuentran. No son ellos los que deben investigar si desde la cárcel alguien puede conseguir favores con el EPP, es la justicia.

    Me gusta

  6. Está bien pero está mal

    Por Jesús Ruiz Nestosa

    En los sondeos que se publican en nuestra edición digital me gustaría poner uno para conocer la opinión de la gente sobre si está bien o está mal que los familiares (esposa, hijas y otros parientes cercanos) del ganadero Félix Urbieta Ramírez, secuestrado por el grupo criminal Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) el pasado 12 de octubre, hayan recurrido al delincuente Jarvis Chimenes Pavão para pedirle ayuda y lograr que regrese a su casa. Pondría la pregunta y abajo las posibilidades a elegir por los lectores: “Me parece bien” y “Me parece mal”. Ante esta disyuntiva debo confesar que yo no dudaría un segundo en marcar ambas casillas, pues me parecen que está bien y que está mal, al mismo tiempo.

    Antes de seguir adelante quiero recordar que siguen secuestrados sin que nadie se acuerde de ellos ni nadie los mencione: el policía Edelio Morínigo Florenciano desde el pasado 5 de julio de 2014; Abrahan Fehr Banman desde el 8 de agosto de 2015 y Franz Wiebe Boschman desde el 27 de julio de 2016. Este último, de 17 años, es uno de los sostenes principales de su familia y trabaja en el establecimiento de un tío suyo.

    Pienso que el proceder de la familia de Urbieta Ramírez está mal, pues no se puede recurrir a un delincuente acusado de ser una figura de importancia en el mundo del tráfico de drogas para pedirle ayuda, ni mucho menos entrevistarse con él en su lugar de reclusión donde conversaron por casi dos horas con la presencia de los dos abogados del recluso. Los resultados de la reunión fueron negativos, pues los familiares del secuestrado no consiguieron el apoyo que esperaban.

    Pienso que el proceder de la familia de Urbieta Ramírez está bien porque ante el silencio de las autoridades, el silencio de las personas que tendrían que estar involucradas en encontrar y devolver a sus hogares a todos estos secuestrados por una banda criminal, solo han respondido con el silencio. Aparentemente nadie se ha detenido a pensar lo que significa para la institucionalidad de un país, para la legitimidad de un gobierno, que los ciudadanos tengan que ir a las cárceles y recurrir a los delincuentes para pedirles que se les haga justicia. Sencillamente es escandaloso.

    Una de las hijas del secuestrado, Liliana Urbieta, en una entrevista con la radio ABC Cardinal, dijo “Necesitamos recursos para traer a mi papá vivo y somos capaces de negociar con Satanás”. Absolutamente comprensible, con la salvedad que por lo menos Satanás no es un delincuente ni trafica con drogas. La expresión, sin embargo, es comprensible ya que los secuestradores les piden 500.000 dólares de rescate, dinero que la familia no tiene. En la misma entrevista Liliana se quejó de que ya pidieron varias veces audiencia con el presidente Horacio Cartes, pero el Mandatario se niega a recibirlos. Pues sí señor, es un despropósito ir a distraer la atención del Señor Presidente cuando está muy ocupado en su reelección y estudiando de qué manera se puede burlar el artículo constitucional que no se lo permite. Me recuerda aquella inolvidable “Canción de cuna para dormir a un gobernante” de María Elena Walsh, cuando dice: “Hombres, mujeres, niños, es decir nadie / parece que quieren que no descanses. / Turban con penas chicas tu sueño grande. / Cuando no piden casas, pretenden panes”.

    Pensaba terminar diciendo “miren en manos de quiénes estamos”, y luego decidí cambiar por el de que en realidad no estamos en manos de nadie. El desinterés por la ciudad y la ciudadanía nos ofrece esta imagen de desazón, de desconsuelo. Se ha llegado a un punto en que la gente irá a hacer cola en las puertas de la cárcel tratando de entrevistarse con los delincuentes para pedirles que acudan en su auxilio porque ni la justicia, ni el ejército, ni el Gobierno, ni la policía, ni los legisladores (que ahora nos exigen que los tratemos de “honorables”) demuestran el más pequeño interés por nuestros problemas, no importa que sean pequeños o grandes. Y en medio de este desinterés, de esta inoperancia, de esta incompetencia para resolverlos cada mañana, nada más abrir el diario nos encontramos páginas enteras dedicadas a contarnos el último, o mejor dicho, el más reciente caso de corrupción, que la justicia tampoco tiene ningún interés de castigar.

    Miles de millones de dólares, no de guaraníes, se esfuman y se pierden en anónimas cuentas en lejanos paraísos fiscales. Pero a no preocuparse, que en algún momento recurriremos a algún delincuente notorio que nos ayude a que se haga justicia, aunque sea desde la cárcel. No importa.

    Me gusta

  7. Por una Navidad sin secuestrados

    La banda terrorista autodenominada Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) comenzó sus nefastas actividades bajo el gobierno de Nicanor Duarte Frutos, consolidándose durante el de Fernando Lugo. Antes de asumir la presidencia de la República, el entonces vicepresidente, Federico Franco, sustituyendo al anterior, manifestó que necesitaba solamente un mes para “traer del jopo” a los extremistas que actúan en el norte; mas, una vez instalado en el sillón de los López, no continuó mostrando el mismo entusiasmo en dicha misión.

    El actual primer mandatario, Horacio Cartes, también intentó una frase de impacto dedicada al caso. Durante su alocución con motivo de su asunción al mando, expresó: “Quiero asegurarles que no nos van a marcar la hoja de ruta ni criminales ni grupos armados”. Fue un poco más allá del mero discurso, ciertamente, cuando consiguió hacer aprobar una ley especial para desplegar tropas destinadas a operar en la zona de influencia de los bandidos agavillados.

    Sin embargo, en poco más de tres años de duración de su gobierno, el EPP ya perpetró unos 50 atentados, cometió diez secuestros, mató a 18 civiles, nueve policías y once militares, además de innumerables daños a bienes de habitantes y productores ganaderos y agricultores. Cuatro de esas víctimas de plagio continúan secuestradas, cautivas en poder de la organización, una de ellas por más de dos años.

    Actualmente, las amenazas intimidatorias y la extorsión de diversos tipos continúan en plena práctica, logrando los bandidos cosechar –hay que decirlo con gran pena– triunfo tras triunfo y éxito tras éxito. Se nota, al paso de los años, que esta organización se va haciendo más compleja y eficiente, pues ahora no solamente actúa por medio de sicarios, sino que también envía agentes que operan en pequeñas compañías, pueblos, localidades y unidades de producción económica ubicadas dentro de su perímetro de acción, con el fin de perpetrar una serie selectiva de otros hechos criminales para proveerse de recursos económicos, realizar propaganda ideológica de izquierda radical o infundir temor en la población, en su gran mayoría compuesta por campesinos completamente indefensos frente a la banda terrorista.

    A tal extremo de indefensión, de desesperanza y de falta de confianza en las autoridades llegan algunas víctimas de los actos depredatorios del EPP, que familiares de uno de los secuestrados se vieron empujados al extremo de tener que recurrir al capo narcotraficante brasileño Jarvis Chimenes Pavão para que intercediera ante los secuestradores a fin de procurar la liberación del ganadero Félix Urbieta, uno de los cautivos en manos de aquellos. El citado delincuente aseguró anteriormente que intervino en la liberación de un secuestrado y que, inclusive, compró equipos para las autoridades.

    La vinculación entre el EPP y las organizaciones narcotraficantes es un hecho que ya nadie pone en duda. Ambos se necesitan y es lógico que, puestos en esta situación, cooperen entre sí, lo que incrementa sus respectivas fuerzas y los sitúa en posición mucho más favorable que la de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), unidad creada en el año 2013 e integrada por elementos de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional y agentes de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), que se desplegó en varias zonas de los departamentos de San Pedro, Concepción y Amambay, con enormes costos para el erario y con míseros resultados apreciables, hasta el día de hoy. Para peor, tuvo que lamentar y contabilizar la pérdida de vida de varios de sus integrantes.

    La pregunta que respecto a este tema toda la ciudadanía se hace es: ¿Por qué el Gobierno persiste en emplear una estrategia de lucha contra el EPP que hasta ahora no le dio resultados dignos de ser tomados en cuenta para justificarla? ¿Existe acaso un interés oculto, o conjunto de intereses, de otra índole que haga conveniente para el Gobierno, los políticos u otros sectores de influencia el statu quo vigente en aquellas zonas?

    Lo cierto y evidente es que el EPP no se dejó intimidar por la presencia de la FTC y continúa marcándole la agenda al Gobierno de Horacio Cartes. Los narcotraficantes, mucho más todavía, porque saben que no son el objetivo de la represión y porque se mueven cómodamente manejando –por no decir sobornando– a las autoridades locales sin temer ninguna acción importante contra ellos de parte del Gobierno central. Hasta jueces cómplices los favorecen y, según reconocen las propias autoridades, han inficionado profundamente la estructura estatal.

    En cuanto a los campesinos, según refieren todos cuantos los conocen más íntimamente, no cooperan con las fuerzas gubernamentales por al menos una de estas tres causas: o están sobornados por los delincuentes, o temen sus represalias o no les interesa meterse en el conflicto, a favor o en contra de la legalidad, porque no tienen esperanzas de que esto sirva para mejorar en alguna medida su paupérrima situación.

    Se aproxima el fin de otro año calendario, y las fiestas que están tradicionalmente asociadas a él comienzan su período de celebraciones y diversiones. Son festividades de índole esencialmente familiar, pues se caracterizan por convocar a las familias a reunirse en torno a una mesa común para intercambiar regocijo y poner notas alegres en el ambiente, para conversar con optimismo sobre el futuro y la cooperación recíproca indispensable para obtener logros compartidos. Pero cuatro familias, las de Edelio Morínigo, Abrahán Fehr, Franz Wiebe y Félix Urbieta, pasarán un triste fin de año, con una sensación de abandono por parte de las altas autoridades, más embebidas en sus ambiciones políticas espurias que en el cumplimiento de sus obligaciones.

    Si en los tiempos de la dictadura de Alfredo Stroessner la sociedad democrática acuñó el eslogan “Por una Navidad sin presos políticos”, hoy debiéramos instalar en la conciencia social e iniciar una gran campaña con otro símbolo similar: “Por una Navidad sin secuestrados”.

    Me gusta

  8. A la espera de algún milagro
    5 diciembre, 2016

    Se acercan las fiestas de Fin de Año, fechas muy sensibles para la ciudadanía y una oportunidad para compartir en familia. Las celebraciones precisamente refuerzan el vínculo familiar y se constituyen en una oportunidad para el reencuentro. Este año nuevamente nuestra sociedad pasará una Navidad con nada más y nada menos que cuatro secuestrados en poder del Ejército del Pueblo Paraguayo, un triste estigma que lleva el gobierno de Horacio Cartes, que pese a los ingentes recursos que se le facilitaron hasta ahora no logró aunque sea contrarrestar la acción del grupo delictivo.
    En poco más de tres años que lleva este gobierno, el EPP ya perpetró unos 50 atentados, cometió 10 secuestros, mató a 18 civiles, 9 policías y 11 militares, además de innumerables daños a bienes de habitantes y productores ganaderos y agricultores. Cuatro de esas víctimas de plagio continúan secuestradas, cautivas en poder de la organización, una de ellas por más de dos años.
    Nadie sabe si es por estrategia, pero la ciudadanía tiene la impresión de que ni siquiera se están realizando operativos de búsqueda de los secuestrados. Tal es la desesperación de las familias afectadas que solo hace unas semanas, los hijos del ganadero Félix Urbieta recurrieron al detenido por narcotráfico Jarvis Chimenes Pavão, para que los ayude a lograr la liberación del secuestrado.
    El gobierno de Horacio Cartes necesita urgentemente cambiar su estrategia de combate al grupo criminal. El despliegue de la mentada Fuerza de Tarea Conjunta en la zona norte ha redituado escasos resultados. Se sabe que los criminales siguen extorsionando a gusto y paladar a los ganaderos de la zona, cobrando el “impuesto revolucionario”, perpetran sucesivos secuestros y atentados, dejando en ridículo a los organismos de seguridad.
    Lo más terrible es que pese a esta sensación de abandono y llevando el peso de cuatro secuestrados en su administración, las autoridades están más preocupadas en proyectos políticos personales para perpetuarse en el poder, cuando que todavía no pueden exhibir ante la ciudadanía siquiera una conquista en el combate al grupo criminal, promesa que había formulado el presidente Cartes en su mentado discurso de asunción al mando.
    Ahora solo resta esperar que ocurra el milagro para que estas familias puedan recuperar sanos y salvos a sus familiares y puedan pasar unas fiestas de fin de año con regocijo.

    Me gusta

  9. Vivir secuestrados
    Por Fernando Boccia

    Casi dos años y medio han pasado de la tarde en que el suboficial Edelio Morínigo fue secuestrado en Arroyito, Concepción. Son pocas las noticias que se tuvieron de él desde entonces y muchos los rumores. A diferencia de otros casos, el Ejército del Pueblo Paraguayo no pide dinero para liberarlo, sino un intercambio por un preso del grupo armado. Su familia denuncia, desde hace años, que el Estado tiene a la familia olvidada.

    Abrahan Fehr fue llevado una noche de agosto del 2015 de Manitoba, en San Pedro. El mismo grupo armado solicita 500.000 dólares para liberarlo. Franz Wiebe, de 17 años, fue capturado en la colonia Río Verde, también en San Pedro. Exigen 700.000 dólares a su comunidad por su libertad. En octubre, fue secuestrado en Horqueta Félix Urbieta, por quien también piden USD 500.000.

    Si uno se fija en los archivos, descubrirá que en los últimos años muy pocos y cortos fueron los periodos de tiempo en los que no hubo al menos una persona retenida contra su voluntad por criminales, en algún punto del país. Ciertamente, esta tendencia creció exponencialmente durante este Gobierno.

    El incremento de secuestros también está vinculado a otro elemento: la creación de la Fuerza de Tarea Conjunta, un híbrido de militares y policías que hasta ahora fracasó estrepitosamente.

    El Poder Ejecutivo tuvo y sigue teniendo más recursos que nunca para acabar con el Ejército del Pueblo Paraguayo, responsable de la mayoría de los secuestros y atentados a policías y militares en el Norte del país. El empecinamiento del Gobierno en optar por la misma estrategia contra este grupo armado ha llevado a que el conteo de víctimas de ataques del EPP sea más alto ahora que durante cualquier otro gobierno.

    Nunca antes, en la historia reciente de este país, tuvimos a tanta gente secuestrada al mismo tiempo. Ni siquiera durante el auge de la industria del secuestro, como fue bautizada años atrás con toda la histeria y conmoción que entonces generaron los casos de María Edith Bordón y Cecilia Cubas.

    Ahora los secuestros pasaron a ser casi rutinarios, ya no hay nada extraordinario en ellos. Ni el Gobierno recibe una presión importante de la oposición, ni la clase política entera es confrontada por la sociedad, ni la gente parece indignarse mucho por lo que se sufre en los lugares históricamente olvidados por el Estado. En medio de tanta violencia e impunidad, lo que más pesa es el silencio aletargado, ese acostumbramiento de los paraguayos a la calamidad.

    Me gusta

Deja un comentario