Maestros que inspiran, alumnos que transcienden

En la rendición de cuentas de su primer mes de gestión, el ministro de Educación y Cultura, Enrique Riera, dijo acertadamente: “Aunque tengamos las mejores aulas, si no tenemos maestros que inspiren a los alumnos estamos fritos”.

Al escucharlo recordé a una maestra que marcó mi juventud. Estábamos iniciando el curso y, preocupada por lo difícil que parecía su asignatura, quise expresarle mis dudas sobre el desempeño que tendría a lo largo del año.

Estaba segura de que no me iría nada bien. Ella me miró fijamente y respondió: “Estás equivocada, vos tenés mucho potencial y te irá tan bien que al terminar el año vas a entregarme tus anotaciones para que sirvan de modelo a otras clases. Nunca te des por vencida Gaby. Recordá que tenés mucho valor, que sos una ganadora”.

La profesora Estela Duba creyó en mí. Tanto, que yo también empecé a creer en mí.

Hoy sé que ella cambió la trayectoria de mi vida, que tuvo un efecto transformador. No solo inculcó hábitos de estudio en mi formación, sino también ayudó a que creyera en mi talento. Y al finalizar el año, los resultados fueron más que satisfactorios: pude entregar mis apuntes y obtuve la calificación más alta.

Existen muchos profesores que más allá de los méritos académicos se involucran con sus estudiantes a un nivel personal.

Estoy segura de que todos tuvimos un profesor que nos dejó huella. Que se distinguió del resto por su compromiso y capacidad para inspirar a los alumnos a que sean protagonistas de sus propios sueños.

Existen muchos profesores que más allá de los méritos académicos se involucran con sus estudiantes a un nivel personal. Y son capaces de conectarse de manera individual con ellos haciéndoles ver que cada uno cuenta. Porque un alumno motivado será, sin dudas, un mejor estudiante.

Necesitamos héroes en las aulas, líderes que formen líderes, para que estemos aún más orgullosos del país que tenemos.

La educación paraguaya enfrenta un momento crucial, con urgencias que debemos abrazar. Pongamos las aulas en condiciones, pero al mismo tiempo concentrémonos en formar al equipo de educadores del Estado y de la sociedad civil. Necesitamos invertir en ellos para que puedan transformar, inspirar y elevar la educación de nuestros niños y jóvenes. Porque como decía Benjamin Franklin: “No hay inversión más rentable que en la del conocimiento”.

Junto a mi equipo nos hemos comprometido con el ministro Riera para capacitar a sus 8.000 directores y 70.000 docentes en valores y principios de liderazgo.

Necesitamos héroes en las aulas, líderes que formen líderes, para que estemos aún más orgullosos del país que tenemos. Porque, como dijo Abraham Lincoln: “La filosofía del aula en una generación será la filosofía del gobierno en la siguiente”.

Por Gabriela Teasdale

http://www.lanacion.com.py/2016/07/16/maestros-que-inspiran-alumnos-que-transcienden/

13 comentarios en “Maestros que inspiran, alumnos que transcienden”

  1. No sacrificar la calidad ante la emergencia en la educación

    La gran convocatoria de ofertas realizada por el ministro de Educación, Enrique Riera, para proceder a la construcción, adecuación y reparación de 675 escuelas, colegios y establecimientos educativos, es una rápida respuesta a la crisis de infraestructura que movilizó a los estudiantes, ante el continuo derrumbe de techos y paredes de las aulas. Sin embargo, la urgencia no debe llevar a sacrificar los procesos legales establecidos, mucho menos a no controlar y exigir la buena calidad de las construcciones. Para ello, será necesario transparentar todo el proceso, contando con un acompañamiento permanente de alumnos, docentes, padres de familia y toda la sociedad involucrada en la problemática.

    Con llamativa prontitud, el actual ministro de Educación, Enrique Riera, asumió la crisis que hace poco más de dos meses movilizó a miles de estudiantes secundarios a declararse en rebeldía y a tomar las sedes de sus propios colegios, exigiendo una mejor calidad de la educación, como también la urgente reparación de muchas instituciones educativas que se estaban cayendo a pedazos.
    La extendida rebelión juvenil, que motivó la forzada renuncia de la anterior ministra, Marta Lafuente, ayudó a instalar el problema de la educación como uno de los temas prioritarios para la misma sociedad.
    Como nuevo secretario de Estado, Riera demostró habilidad política para desactivar el conflicto y prometió a los estudiantes que se ocuparía con urgencia de la reparación de las escuelas y colegios, como de la construcción de más establecimientos educativos.
    Esta semana, unas 42 empresas se presentaron a la apertura de los sobres para la construcción, adecuación y reparación de 675 instituciones educativas en distintos puntos del país, cubriéndose hasta ahora el 95% de los lotes que serán financiados con un fondo especial de 17 millones de dólares. Se estima que las obras deben terminar en un plazo 9 meses, apuntando a que los 675 centros escolares estén totalmente concluidos para junio de 2017.
    Por un lado, se debe aplaudir la rapidez en dar respuestas a un aspecto de la problemática de la educación que preocupa a la ciudadanía y en especial a la comunidad educativa.
    Sin embargo, también hay que tener un cuidado especial para que la urgencia no lleve a sacrificar los procesos legales establecidos, mucho menos a no aplicar los debidos controles que garanticen debidamente que todas las construcciones resulten de buena calidad. No hay que olvidar que entre los colegios cuyos techos y paredes se derrumbaron también había construcciones relativamente nuevas, como el aula de un colegio nacional en Lambaré, cuya estructura cayó sobre los alumnos en plena clase. La principal presunción es que se utilizaron materiales de baja calidad y que la misma construcción fue precaria, para sobrefacturar los costos.
    Para que exista una adecuada garantía, será necesario transparentar todo el proceso administrativo, desde la recepción de ofertas y la adjudicación de los trabajos, hasta la misma etapa de construcción de las obras. En este sentido, será muy importante contar con el acompañamiento permanente de los propios estudiantes, de los docentes, padres de familia y toda la sociedad preocupada por esta problemática.
    Ya existe un consenso generalizado de que una buena educación es la base para lograr un mejor país. Ahora hay que lograrlo.

    http://m.ultimahora.com/no-sacrificar-la-calidad-la-emergencia-la-educacion-n1008023.html

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  2. Planificación entre Gobierno y Universidades es fundamental

    Autoridades de la educación terciaria en nuestro país constantemente alertan sobre un punto fundamental, la falta de planificación conjunta entre el Gobierno y las Universidades acerca de qué tipo de profesionales vamos a necesitar en los próximos diez años. Lamentablemente no existe ni el esbozo de una política de educación superior en nuestro país. Recientemente se difundió una noticia que refleja cómo la educación superior corre paralelamente y sin relación con la realidad y las necesidades del país. De acuerdo con las estadísticas del Consejo Nacional de Ciencias y Tecnología (Conacyt), por cada ingeniero que egresa de las universidades paraguayas salen al mercado laboral cinco nuevos abogados.

    Con otras carreras la diferencia es aún mayor. Para el 2012, por cada titulado en bioquímica había 78 nuevos abogados. Esta desproporción se extiende a todas las carreras científicas y técnicas, indispensables para suministrar la mano de obra y los profesionales adecuados para gerenciar los procesos productivos y las obras de infraestructura que nuestro país requiere con urgencia.
    El desajuste entre la formación que realizan las universidades y lo que la nación necesita es evidente: Abundan los egresados de carreras “sociales” –que presentan, además, una formación notoriamente deficiente en muchos casos– y son extremadamente escasos los profesionales científicos y técnicos. Es posible que el origen del problema se encuentre en la mediocre enseñanza de matemáticas y ciencias en escuelas y colegios.
    Los estudiantes acaban por huir lo más lejos posible de estas materias, cuyo enorme valor no comprenden ni aprecian, y optan por profesiones que no las incluyan en sus contenidos curriculares. Esto es cierto sin ninguna duda. No es posible considerar la educación universitaria en forma aislada, separada artificialmente del proceso educativo que comienza en la escuela e incluso antes. Lamentablemente, la enseñanza de las matemáticas, la física, la química, adolece de enormes deficiencias y con frecuencia se realiza en forma mecánica y rutinaria, con el único objetivo de cumplir lo que establecen los programas de estudio.
    La formación de nuestros técnicos y profesionales es un asunto de la mayor importancia estratégica para la nación y el Estado debe involucrarse absolutamente en él. Solo a través de la educación de calidad –en todos los niveles– tendrá posibilidades el Paraguay de superar la pobreza y el atraso y alcanzar el anhelado crecimiento económico y el desarrollo social. El Estado tiene la responsabilidad indelegable de establecer y asegurar estándares de calidad en las universidades públicas y privadas.

    http://diariolajornada.com.py/v6/category/editorial/

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  3. Ola del conocimiento

    Por Rafael Marcial Montiel

    En esta ola del conocimiento, el Paraguay no avanzó ni un paso ni en el área de la educación ni en el desarrollo. Por consiguiente en el mundo globalizado y tecnológico quedarse estancado, en la actualidad es como retroceder en el pasado.

    Recordemos las tres olas: revolución agrícola, revolución industrial y la actual, la ola del conocimiento que empezó hace más de 40 años, con los avances de la tecnología.

    En la era contemporánea o posmoderna para algunos, tienen posibilidades los que tienen conocimientos. Pero no solo el dominio de las ciencias, sino también la creatividad y las innovaciones para entrar en competencia en el ámbito social y económico.

    Significa que a una persona el título universitario y el máximo grado académico le abren las puertas, pero sobre todo cuando se demuestra capacidad en la práctica, en la vida cotidiana y en el trabajo. De lo contrario, la teoría del conocimiento al final no sirve para nada.

    El aprendizaje debe ser integral: lo académico, profesional y el desarrollo humano, impregnado de valores y principios; el dinamismo, la capacidad de resolver conflictos y plantear soluciones.

    En la década del 90 del siglo pasado empezó la reforma educativa, cuyos resultados están a la vista: un pésimo nivel, muchas habladurías y poco aprendizaje. En educación se deben replantear muchas cosas: la preparación académica, la didáctica y la pedagogía, capacitación docente y los contenidos que pese a la tecnología no se puede descuidar la filosofía ni las ciencias ni la historia y nuestras costumbres que nos identifican como paraguayo.

    Desde la caída de la dictadura se han perdido casi tres décadas de tiempo. Se abrieron las puertas de la libertad y nos fuimos por las ramas; caímos en la politiquería rastrera, en vez de solucionar los problemas.

    Vivimos en la ola del conocimiento, pero hay que pisar tierra y demostrar capacidad. Los alardes, las retóricas, las frivolidades y muestrarios no sirven para nada porque no generan desarrollo.

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  4. Políticas de formación docente

    Por J. Montero Tirado

    El Ministerio de Educación y Cultura está elaborando un ambicioso y extraordinario plan para mejorar y actualizar la formación de los que inician estudios de profesionalización docente y de los docentes que están en el ejercicio de la profesión. Por fin se logra una de las muchas políticas que propuso el Consejo Asesor de la Reforma Educativa (CARE) y que no fueron atendidas; se trata de una de las políticas más importantes propuestas para la reforma por dicho Consejo Asesor e ignoradas por quienes en la reforma tenían el poder de decisión y ejecución.

    Todo plan innovador de formación docente tiene un doble punto de partida: el primero es operativo, es este caso, levantar el diagnóstico del estado de la formación y de la profesión docentes; el segundo es altamente político y profesional: definir la filosofía de la educación que va a dar sentido y finalidad a la formación y al ejercicio docente, en una sociedad diversa con críticas desigualdades culturales, sociales y económicas.

    El diagnóstico con que se cuenta parece suficiente, la organización funcional del plan está adelantada, pero la filosofía de la educación que debe darle sentido y finalidad al plan está siendo olvidada; no existe.

    La formación docente no se justifica por sí misma; está hecha para lograr la educación formal de los niños, adolescentes y jóvenes. Pero ¿qué educación hay que ofrecerles a los niños, adolescentes y jóvenes paraguayos actuales y de los próximos años? La respuesta les corresponde a la política y a la filosofía de la educación.

    La filosofía de la educación tiene como finalidad orientar a los educadores para que su servicio educativo responda a las necesidades y proyectos de la sociedad, empezando por el servicio directo a los educandos. ¿Qué tipo o clase de hombre y mujer queremos que sean nuestros niños y niñas? ¿Qué educamos: individuos o personas? ¿Qué es ser personas sujetos de derechos y obligaciones? ¿Qué significa y en qué consiste ser libres? ¿Libres por qué, de qué, para qué? ¿Qué es educar la responsabilidad, de qué somos responsables, ante quién o quiénes? ¿Qué valores son necesarios y exigibles? Y así podríamos continuar el catálogo de preguntas esenciales para las que el sistema educativo, con su correspondiente filosofía educativa, tiene que concretar sus respuestas.

    La educación es siempre política. No política partidaria, sino macropolítica, porque la educación forma ciudadanos que son miembros de la “polis”, comprometidos no solo con su desarrollo personal, sino también con el servicio al bien común, colaborando proactivamente con los conciudadanos para construir, mantener y desarrollar un modelo de sociedad compartido solidariamente. Porque la educación es necesariamente política, los responsables de planificarla, de formar a los educadores profesionales y de dirigirla deben recurrir a la filosofía política de la educación, para definir qué tipo de sociedad queremos y cómo superamos sus actuales necesidades y capacitamos para alcanzar sus proyectos.

    ¿Qué filosofía sociopolítica proponemos? La política educativa para una sociedad sumergida en el “Socialismo del siglo XXI”, liderado por el castro-chavismo, encarnado en personajes que destruyen la democracia y Venezuela, como el inviable presidente Maduro? ¿O queremos educar para una sociedad insolidaria con el individualismo radical del capitalismo salvaje? ¿O queremos la filosofía educativa del personalismo solidario, democrático republicano, social representativo y participativo?

    En una verdadera democracia hay libertad de educación, como garantiza nuestra Constitución Nacional. Por eso la filosofía del sistema educativo nacional debe ofrecer básicamente las respuestas que sean coherentes con la filosofía educativa subyacente en la Carta Magna, porque la hemos asumido como ley fundamental y a la que estamos obligados desde el momento en que fue sancionada. Es con la filosofía de la educación inspirada en el espíritu y la letra de la Constitución Nacional como podemos resolver dentro del pluralismo de la democracia la definición política a) del sistema educativo, b) de sus componentes programáticos y c) de las responsabilidades de los educadores, para lograr que la educación, además de ser un bien público, sea una contribución al bien común.

    Si el Plan de Formación Docente se presenta sin definir su filosofía de la educación y su filosofía política, este Plan no nos sirve. Será solamente organizar mejor la acción sin brújula ni ruta de viaje.

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  5. Futuro

    Por Benjamín Fernández Bogado
    Siempre somos un proyecto presente con historia, pero con proyección de futuro. Es una de las características de nuestra condición de “animales racionales”.

    De ahí que cuando el mañana está lleno de incertidumbres, dudas, angustias y confusiones, la realidad nos torna más breves y pesimistas.

    El Paraguay vive un cambio de era sin entender ni el calado ni el ancho del proceso de cambio. Su impacto lo vivimos en el empleo cada vez más precario, en la familia más frágil y en las condiciones de vida donde el relativismo se ha convertido en un dogma de vida.

    En este momento, los nacimientos son menores que los índices de mortandad, y la ausencia de un censo creíble es quizás la metáfora más clara de la incapacidad de planificar un futuro: incierto.

    Educación. Una educación donde la novedad principal es distribuir kits escolares o reparar escuelas, y no cambiar una malla curricular desfasada cada tres años y con serios inconvenientes para entender el rol del maestro y del alumno significa que estamos navegando en la oscuridad de la noche sin instrumentos.

    Todo lo hacemos por tanteo. Caminando como ciegos para no caer. No hay casi nada planificado en casi todo el ámbito público y si lo hay, los planificadores están absolutamente seguros de que esos planes no son sostenibles en el tiempo.

    La vida de la gente se reduce al vivir hoy sin pensar en el mañana. Carpe diem completo. Las organizaciones sociales y políticas se han metido en un encarnizado conflicto por el poder sin saber qué uso hacer de este una vez que se alcance. Los privilegios y ventajas suponen toda la definición y la carencia del servicio del eje dominante.

    Mediocridad. Se roba tanto –y de manera tan burda– que las denuncias han llevado al hartazgo ciudadano.

    Han dejado de ser noticia y la mediocre Justicia ha perdido incluso el respeto mínimo del soberano. Ni las formas se cuidan ya no digamos la cuestión de fondo.

    El juez que condena a los responsables de Curuguaty es un ex fiscal exhibido con esposas tras una investigación judicial por corrupción.

    La realidad luce como un teatro en decadencia. Actores mediocres, luces quemadas, decorado destartalado y un libreto que por repetido acabó con todo público dispuesto a aplaudir el sainete de la realidad presente.

    Juventud. Paraguay requiere construir el futuro en tiempos dominados por administradores que se han quedado en el tiempo.

    Necesitamos jóvenes renovados que renueven. Esta realidad no podrá ser transformada por la dirigencia actual. Ella solo pretende sobrevivir y extraer.

    No pidamos más cosas imposibles so pena de ser parte del espectáculo decadente. Hay que pensar el país posible, el de la energía, el de la naturaleza, el del conocimiento que espante a los que dicen que “así nomás podemos ser los paraguayos”.

    Es tiempo de rebeldía contra un presente cargado de pasado, pero absolutamente carente de futuro.

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  6. Trabajar en vez de estudiar

    Debido a nuestra condición de país pobre, un millón de adolescentes y jóvenes se encuentran fuera del sistema educativo, pues su prioridad es buscarse el pan de cada día para subsistir. El 56% de los paraguayos de entre 15 y 19 años no asiste a un centro de enseñanza, según un informe del Fondo de Población de NN.UU. y la Secretaría Nacional de la Juventud. El 15,5% de este grupo etario (con un predominio de 74% de mujeres), además de no estudiar, tampoco trabaja.
    El país cuenta con 6.700.000 habitantes; el 28,7% de la población tiene menos de 15 años de edad, y 27,8% son adolescentes y jóvenes, por lo que más de la mitad de la población es menor de 30 años. En la adolescencia, la inasistencia escolar es del 29%, mientras que en el grupo de 20 a 24 años, la no educación captura a 2 de cada 3 jóvenes (66%).

    La situación es más crítica para las niñas y adolescentes mujeres, quienes se ven obligadas a abandonar el colegio, principalmente por estar embarazadas o haber sufrido abusos sexuales cometidos por miembros de su entorno familiar.

    En estas condiciones, el futuro de la nación no puede ser tan prometedor; una sociedad que no privilegia la adecuada educación integral de sus niños y jóvenes está condenada al estancamiento, al así nomás luego somos, al ya da ya y al no se puede. El malsano hábito de la resignación nos mantendrá inevitablemente como furgón de cola entre los países que intentan progresar social y económicamente.

    El grave problema de la deserción de los adolescentes y jóvenes del sistema educativo no es achacable solo al Gobierno actual; es una falencia que se arrastra desde tiempos remotos. La combinación de pobreza, ignorancia y ausencia de políticas públicas correctivas reproducen, una y otra vez, esta pobre formación de nuestra población juvenil.

    La ciudadanía y los voceros habituales de la opinión pública suelen señalar periódicamente las pesadas falencias en el funcionamiento de las instituciones públicas y también en la actividad privada: mala administración, negligencia, dejadez, corrupción y acciones delictivas de diversa naturaleza. Aunque resulte triste admitirlo, muchas de estas cosas ocurren porque un segmento importante de nuestra población carece de una educación formal y de una formación profesional, lo cual, aunque sea en forma indirecta, crea espacios para la comisión de hechos ilegales.

    El adolescente o el joven que no está dentro de un proceso educativo formal, es presa fácil de las actividades que se realizan al margen del marco legal; la deserción escolar se convierte, con frecuencia, en el primer paso hacia la informalidad, hacia la sobrevivencia a cualquier precio, hacia un mundo donde no hay valores ni principios de una convivencia civilizada.

    El país está minado de problemas sociales y económicos, y es difícil saber a cuál carencia otorgar prioridad. Pese a la magnitud y diversidad de males que combatir, la deserción educativa de niños, adolescentes y jóvenes debería ser una preocupación fundamental del Gobierno y de la sociedad civil.

    Por Ilde Silvero

    http://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/trabajar-en-vez-de-estudiar-1499915.html

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  7. Directores irresponsables son un obstáculo para la educación

    Los directores de las escuelas públicas que no han respondido en el plazo requerido por el Ministerio de Educación y Cultura (MEC) a la solicitud de informe del estado edilicio de sus escuelas han actuado con una lamentable irresponsabilidad. El hecho de que de los 8.000 profesionales que dirigen los establecimientos escolares apenas el 20 por ciento haya enviado los datos en tiempo y forma habla a las claras de la irresponsabilidad de la mayoría de los que debieron haber dado ejemplo a profesores, alumnos y padres de familia. Con directores incapaces, la educación pública seguirá caminando a paso de tortuga.
    Cuando en educación se habla de gestión oficial deficiente, los docentes suelen ser los más fustigados por su escasa preparación para estar al frente de los alumnos, su indisciplina y su poca pasión para desempeñarse en el compromiso relevante de educar a niños y jóvenes. Los que ejercen cargos directivos tales como los supervisores y los directores de escuelas y colegios suelen pasar desapercibidos, pues todo el peso de la culpa recae en los maestros.

    Sin embargo, una buena parte de la situación actual de la educación pública paraguaya es atribuible a directores con falta de liderazgo, sin apego a la disciplina y sin valores éticos. El funcionamiento de un establecimiento de enseñanza suele ser el reflejo de quien está al frente.

    Tras el reciente derrumbe en la escuela de la compañía Tape Guasu, de Piribebuy (Departamento de Cordillera), el ministro de Educación Enrique Riera intimó a los directores a que presenten un detallado informe acerca del estado actual de los locales en los cuales desempeñan sus tareas.

    El MEC, a estas alturas, con el desplome sucesivo de tantas escuelas y colegios, tendría que haber contado ya con una detallada radiografía del estado de las edificaciones, sin embargo, los directores debían haber respondido con la celeridad con la que se les requería.

    El plazo urgente de tres días debió haber sido suficiente para que detallen una realidad que no requiere ningún estudio técnico y es posible determinar a simple vista. Argüir que los días del fin de semana no se cuentan porque no son hábiles es un despropósito: si hubiera existido conciencia profesional y compromiso, lo hubieran hecho en menos de 24 horas.

    Este hecho no es aislado. Muchos directores –por fortuna, como los 1.500 que cumplieron con el pedido en el plazo establecido, no todos son iguales– reman contra la educación porque son los primeros que no cumplen con sus obligaciones. Y si no lo hacen, con qué autoridad van a pedir responsabilidad a sus docentes, a los estudiantes y a los padres de familia.

    La educación pública tiene demasiados talones de Aquiles, pero el más grave es el de los directores irresponsables. Si ellos hubiesen tenido una actitud diferente, siendo los primeros en dar ejemplo en el cumplimiento de sus obligaciones, buena parte de los problemas de la educación hubieran estado encaminándose hacia la solución.

    Para cambiar este estado de cosas, son las comunidades educativas de cada local de enseñanza las que, en primer lugar, deben exigir a los directores que sean responsables. Ese reclamo será de sumo valor para que se pueda avanzar un poco más rápido en el mejoramiento de la educación pública.

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  8. Las consecuencias del desconocimiento

    Por Rolando Niella

    Esta pausa, un paréntesis abierto por el ultimátum de los estudiantes, mientras autoridades académicas y nacionales se apresuran a hacer en pocos días lo que no hicieron en todo un semestre, es propicia para las reflexiones sobre la educación.

    Casi todas las personas con algún interés por el futuro del país y de las nuevas generaciones entienden la gravedad de que los estudiantes terminen sus estudios primarios y secundarios sin los conocimientos de ciencia y tecnología necesarios para insertarse en el mercado laboral, pero hoy quiero ocuparme de algunas consecuencias, igualmente graves, de la pobre e inadecuada formación que ofrece el sistema educativo paraguayo a nuestros jóvenes, que son sin embargo mucho menos tenidas en cuenta.

    Quizás el mayor de esos problemas es la falta de dominio del idioma. Cuando leer se ha convertido, por obra y gracia de la mala enseñanza, en una tortura para los jóvenes, inevitablemente estudiar se convierte en una tarea titánica y escribir bien en privilegio de una minoría autodidacta.

    Es casi un milagro que, a pesar de esa deficiente formación, estos jóvenes, tanto secundarios como universitarios, de las protestas estudiantiles del año pasado y de estas últimas semanas, nos hayan sorprendido con su facilidad de palabra, su capacidad organizativa y su sensatez.

    Me objetarán que se trata de unos pocos portavoces y líderes del movimiento estudiantil, pero yo creo que se trata de una prueba contundente de que existe en la juventud de nuestro país talento natural y voluntad de aprender. Eso hace aún más graves las falencias del sistema educativo, porque mucho de ese talento y de esa voluntad de aprender se está desperdiciando, ahogado por una mala enseñanza.

    Si bien es cierto que la mayoría de nuestros estudiantes suelen tener problemas muy graves cuando tienen que retener el contenido de un escrito largo o necesitan expresarse por escrito, no es poco mérito que, no una minoría, sino la mayoría de los estudiantes hayan tomado conciencia de que necesitan mejor formación y se hayan puesto en campaña para conseguirla.

    Pero pasemos a una segunda consecuencia igualmente grave de la mala enseñanza: el desconocimiento de la historia. Conocer la historia del Paraguay y tener por lo menos una panorámica básica de la historia universal, evidentemente, no es una de las competencias necesarias para conseguir trabajo; pero es en cambio una necesidad para tener un arraigo en el país y, sobre todo, para ser ciudadano y actuar como miembro activo de la comunidad nacional.

    Me pregunto ¿qué significa ser paraguayo para una joven víctima de la miseria educativa que padecemos, que no aprendió de la historia del país más que media docena de nombres de héroes y próceres y dos o tres batallas y todo lo demás son apenas nombres de calles? Me pregunto ¿qué significa la democracia para un estudiante secundario que durante sus estudios no adquirió una idea clara de cuándo ocurrió, qué fue y por qué se produjo la Revolución Francesa?

    Pero pasemos a una tercera consecuencia no menos grave: nuestro sistema educativo no enseña a aprender por cuenta propia, sino que desconfía y considera díscolos a los alumnos que buscan sus propias fuentes de aprendizaje. No solo no incentiva ni premia, sino que desprecia la iniciativa propia, anula la curiosidad y obstruye la búsqueda de nuevo conocimiento.

    En un mundo como el actual, donde el conocimiento evoluciona a gran velocidad, donde en todas las disciplinas lo que hoy parece cierto mañana resultará obsoleto; aprender a aprender es quizás lo más necesario, lo más imprescindible para las nuevas generaciones, que se verán obligadas a capacitarse, a desechar conocimiento viejos y adquirir otros nuevos durante toda su vida, sea cual fuere su área de trabajo.

    Espero que los estudiantes comprendan la gravedad de estas consecuencias de la mala formación y, en verdad, creo que lo entienden y por eso están protagonizando un movimiento de protesta tan generalizado. Ellos saben muy bien que no solo no se los está formando para el trabajo; tampoco como ciudadanos ni como paraguayos ni, menos aún, como seres humanos destinados a vivir en un mundo cada vez más cambiante.

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  9. Qué es el ser humano

    Por Jesús Montero Tirado

    Al acabar la Segunda Guerra Mundial (1945), la población mundial quedó consternada ante el espectáculo desolador que la guerra dejó en Europa y Japón. Hitler en Alemania y su extensión por el eje con Musolini en Italia desencadenaron la guerra contra los “Aliados”, dejando como resultado destrucción, evidencia de inimaginables crueldades y millones de muertos, en escenarios dantescos como Auschwitz y las ruinas totales de Hiroshima y Nagasaki, víctimas de las bombas atómicas.

    Reventó la modernidad, entraron en crisis razón y ciencia, porque con fe ciega en ellas la humanidad poderosa, la dueña de lo intelectual y los descubrimientos científicos había incubado dentro de sí monstruos humanos con inusitada capacidad de aniquilación. En el contexto de guerra y posguerra surgen existencialismo y escepticismo, el absurdo encarnado en “El extranjero” (Camus), la náusea y la nada (Sartre), la angustia, temor y temblor (Kierkegaard); consecuentemente entra con vigor la duda sobre la civilización y el mismo ser humano. ¿Qué es este ser humano que destruye su hábitat y su propia humanidad?

    Jean Baufret le escribe a Martin Heidegger preguntándole: “¿Cómo devolverle su sentido a la palabra humanismo?”. Heidegger responde en una extensa “Carta sobre el humanismo” (1946), con análisis filosófico crítico y profundo abriendo el horizonte de la esperanza. Mucho después (2003), para actualizarlo y comprenderlo mejor, Jacinto Choza, catedrático de Antropología Filosófica en la Universidad de Sevilla (España), nos entrega un largo ensayo que deberíamos estudiar los educadores. ¿Por qué?

    Porque los monstruos deshumanizados sumergidos en la “civilización de la muerte”, siguen amenazando a la humanidad. Se sigue invirtiendo mucho más en la construcción de armas aniquilantes con energía atómica, química o hidrógeno, etc., que en puentes para la paz. Actualmente veintitrés países están en guerra, sin contar la situación límite de Rusia con Georgia y la de Mauritania. La guerra más antigua está en Birmania, que se mantiene desde 1948. La UNICEF informa que hay unos 300.000 niños soldados. Ocho países padecen las guerras más cruentas: Afganistán, Irak, Uganda, Somalia, Sudán, Palestina, Nigeria y República Democrática del Congo.

    Si a esto añadimos más de cincuenta grupos terroristas identificados por organismos internacionales especializados y consideramos que muchos de ellos actúan simultáneamente en varios países, el panorama es verdaderamente dramático.

    Tampoco los paraguayos, aun sin guerra, escapamos a la violencia fatal y al cuestionamiento de la deshumanización. Crece aceleradamente entre nosotros la violencia compulsiva y absolutamente irracional, que desborda los límites de lo humano matando, por ejemplo, con diez puñaladas para robar un celular. Se regalan y venden drogas a niños y adolescentes para alienarlos, sumergirlos en la evasión incontrolada de estados alterados de la mente y destruir sus cerebros. También nos amenaza el terrorismo marxista leninista del EPP, con crueles secuestros y asesinatos de inocentes, y sufrimos a criminales violadores de mujeres, niñas y niños, y asaltantes homicidas. No nos faltan políticos y líderes sociales que propugnan la lucha de clases y la dictadura ideológica al estilo bárbaro del castro-chavismo-maduro, con la destrucción de la democracia republicana.

    No toda la humanidad está deshumanizada. Si hubo un Hitler, también Alemania nos regaló un Conrad Adenauer, que generó “el milagro alemán”. Por supuesto que en Paraguay gozamos la calidad humana de la mayoría de los paraguayos, pero si no “civilizamos” a los destructores de la nación, la corrupción nos desintegrará.

    Ingente tarea de toda la sociedad responsable de la educación (Art. 75 Const. Nac.), de las familias, de los municipios y del Estado que rige el sistema educativo nacional: educar en humanismo para la paz.

    Los educadores profesionales no podemos eludir la responsabilidad de definir la antropología pedagógica integral que ilumine y oriente nuestra responsabilidad y trabajo.

    Ningún país vive aislado. En un mundo agitado, agresivo y violento incluso contra la naturaleza, con diez países que tienen declarado en arsenal de armas nucleares (bombas atómicas) la supervivencia está grave y en permanente riesgo. ¿Es esto civilización y humanización? En este contexto es necesario ponernos de acuerdo sobre qué tipo de personas, de hombres y mujeres, queremos y debemos formar. Frente a la civilización de la muerte y las luchas por el poder, la civilización de la justicia, la paz, la cooperación y el amor.

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  10. La cobertura y equidad de la educación
    11 Sep 2016

    Por la Lic. Emma Paoli, Presidenta del Consejo de Administración de la UPAP.

    La cobertura y equidad, frente a los parámetros de calidad de la educación superior, es parte del antiguo debate a los que se han introducido nuevos elementos.

    Así, el derecho al acceso a la educación y a la ciencia, la constatación de las bajas tasas de escolaridad de educación superior en Paraguay, el crecimiento importante de la demanda por educación postsecundaria, son fenómenos que se han de acelerar en los próximos años, cuando terminen la secundaria las cohortes de estudiantes que resultaron de la consolidación de la Educación Escolar Básica.

    El incremento de la demanda por educación superior estará compuesto, en el futuro, por una alta promoción de estudiantes provenientes de capas pobres de la población, que históricamente no habían tenido acceso ni siquiera a la educación secundaria, modificando así, de forma apreciable, la situación actual, en la cual parte importante de los alumnos, incluidos los de las universidades públicas, definirán nuevas cohortes de estudiantes con características principales, tales como: un entorno social muy poco escolarizado, una muy difícil apropiación de la cultura académica y de las normas que la regulan, una subcultura que valora poco el trabajo intelectual y escasez de recursos.

    Tales elementos han de poner en desventaja a estos estudiantes frente a aquellos provenientes de capas más escolarizadas, poseedores de ese subsidio cultural descrito. Frente a esta nueva situación, el Estado y la sociedad deben abrir el camino que se debe proseguir, y formular las políticas públicas pertinentes para llevarlas a cabo.

    La búsqueda de soluciones fáciles como la inacción, dejar la educación superior a la dinámica del mercado significaría un desperdicio enorme de recursos y una fuente de tensiones sociales y políticas. Las acciones afirmativas, de corte populista, tales como abrir las universidades públicas a los estudiantes más pobres, por el solo hecho de ser pobres, conduciría, igualmente, a un enorme desperdicio de recursos y agravaría los problemas de equidad al desvalorizar la sociedad automáticamente los diplomas así obtenidos. Se requiere la construcción de políticas públicas, que manteniendo como eje central la calidad, puedan conducir a la ampliación de la oferta educativa postsecundaria.

    Paraguay muestra, una de las tasas más bajas de escolarización en la educación superior en América Latina. El rápido crecimiento de la matrícula de la educación superior a partir de la década del ’90, no logró reducir la brecha existente con respecto a países como Argentina, Chile, Costa Rica, Uruguay o Brasil. En América Latina, simultáneamente con el crecimiento de la tasa bruta de escolarización, se ha producido una profunda mutación en el área de las preferencias de los estudios superiores.

    Colaboración: Profesor Eugenio González.

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  11. Pensemos del modelo clásico al modelo “innovador”
    13 Nov 2016

    Por Emma Paoli de Viedma

    Hemos analizado en artículos anteriores que la universidad tradicionalmente posee tres dimensiones: 1) la docencia, 2) la investigación y 3) la extensión. Pero hoy, en los inicios del siglo XXI, solo estos roles no cubren las expectativas de la sociedad, sino que ya se están enlazando vertiginosamente con la “tecnología”.

    Esta complementación implica un avance trascendental del rol de las “universidades” y sus transformaciones en la producción del conocimiento. Hoy estamos frente al modelo de universidades “emprendedoras”.

    Según Arturo Velázquez Jiménez, el concepto de “innovador” o emprendedor, implica que la institución se halla comprometida con sus servicios a la sociedad, renovando continuamente dichos vínculos con esa sociedad en la cual se halla inserta.

    Este tipo de universidad logra que su comunidad (profesores, investigadores y alumnos) se involucre y participe en su transformación y así es que enfatiza (Velázquez Jiménez) que en esta prevalece “la cultura de la innovación” y se ve reflejada en todas sus áreas.

    Es así que la capacidad de referirse de una universidad, se inicia y parte de su “autoevaluación” y a partir de esos “autorreferentes” se inicia el proceso de transformación en el cual se puede constatar las pretensiones de la institución.

    Dichas pretensiones deberán estar de acuerdo a los nuevos paradigmas que rigen el mundo actual, por lo que se puede observar que la universidad es un conjunto (que incluye sociedad – empresa estado).

    La integración y coordinación de acciones entre la institución y su entorno son fundamentales con la “innovación” siendo una mecánica constante y progresista, según lo expresa “Burton Clark”.

    Estas universidades innovadoras son espacios en los que se logran obtener diferencias especiales y no se limitan a la “estandarización o regulación”, sino se atreven a “verse distintas” y aceptan el riesgo a fin de consolidar una identidad propia, son expresiones muy elocuentes de “Burton Clark”.

    Las universidades innovadoras son aquellas que se adhieren a la creencia de que los riesgos del cambio marcarán una tendencia hacia la toma de conciencia de su relación con el medio ambiente, la demanda social y el mercado laboral.

    Siendo más claros: las instituciones “innovadoras” son las que aceptan el desafío de que el campo de acción no solo se limita intramuros, sino se expanden hacia contextos externos (gobierno – vida cívica – vida laboral) y a la vez trabajan en su identidad institucional.

    Bibliografía de consultada: La Universidad Innovadora en América Latina de Antonio M. Villegas y Claudia María González.

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  12. Con un título universitario

    Posteado por Mirtha González Schinini el 30-11-2016

    La misa de graduación de los jóvenes universitarios de la Facultad de Filosofía, de la Universidad Nacional de Asunción congregó a gran parte de los que reciben su título de licenciados en Ciencias de la Comunicación, psicología, que a su vez se divide en doctorado, clínica, comunitaria, educacional, laboral, jurídica y forense; otras carreras son lengua guaraní, trabajo social y ciencias de la educación.

    / Gentileza
    Elegir una profesión, proponerse llegar a la universidad, transitar esos años y recibir un título universitario es un acontecimiento para las familias, para el estamento educativo, y una proeza individual. Son tantos los escollos que hay que superar, miedos a vencer y conseguir cada día esas monedas para el pasaje, adquirir libros, asistir a congresos, invertir el tiempo en leer, asistir a clases, reunirse con los compañeros. Dedicarse con todo lo que facilita hoy la tecnología es un trabajo arduo, de voluntad, de renuncias a la diversión y enfoque a la investigación.

    Me emocioné y retrocedí a mis comienzos en la universidad, en que tenía tantas ilusiones y esperanzas, así como estos jóvenes de mi patria que hoy culminan un gran esfuerzo y toman en sus manos un título universitario. Son 157 graduados que darán brillo a su nombre, a su entorno familiar, a su comunidad. Debieron hacerlo un año atrás, pero por UNA no te calles, la defensa de tesis y entrega de títulos se pospuso para este momento inefable.

    En esta historia que comienza ahora no estarán ausentes las barreras, los muros, los tropiezos. La vida es una interminable lista de ingratitudes e injusticias, aún así no tengan miedo, el mundo es de ustedes. Juventud hermosa de mi país te mereces todo lo mejor, permitite soñar y dar un paso a la vez. Las luces de los faros siempre brillan en un mar oscuro, y aunque habrá ocasiones en que tendrás que decidir: lo más fácil y rápido o el camino real, ese que aunque parezca interminable es el que te brindará satisfacciones. ¿Serás rico y famoso? ¿Inventarás algo o influirás en tu generación? No lo sabemos, mientras que dure la travesía de tu vida concentrate en hacer las cosas como deben ser. No te dejes embaucar por aquellos delincuentes que prefieren la plata fácil, la mancha en sus nombres, la verguenza.

    En este momento estamos orgullosos y felices, estudiaron en la Universidad Nacional de Asunción y vencieron, culminaron lo que se propusieron. Quizás ahora van a perfeccionarse, hacer un postgrado, una maestría o se tomarán un año sabático para buscar empleo. No se cansen de estudiar y tener la ambición del conocimiento, tienen un compromiso con el país y la sociedad. Hagan lo mejor que puedan, por imposible que parezca, no existe razón para que no logren lo que se propongan. Felicidades a Rocio Macarena y a David, que son parte de esta promoción, ¡qué hermosa es la juventud del Paraguay!

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  13. Todo es un problema de vocación
    15 diciembre, 2016
    Por Sergio Etcheverry

    Imagínese que la institución para la cual usted trabaja le ofrezca una formación gratuita. No interferirá en sus horarios, le permitirá hacer una mejor tarea, cultivarse y eventualmente, tener un mejor ingreso en el futuro. Usted no va, no se anota. Supongamos que eventualmente no pueda, al igual que el 98% de sus compañeros.

    Algo anda mal y tal es lo que pasa con las oportunidades de formación que el MEC ofrece a los docentes: si bien es entendible lo que ocurre con las becas en Europa (la lejanía es una limitante importante) no resulta tan comprensible lo que ocurre con las oportunidades de formación dentro del país: muy pocos docentes se postulan.

    Yo creo que es un problema de vocación, de estar trabajando en docencia no porque querían o era lo que amaban, sino porque era lo que tenían a mano o lo que quedaba por hacer. Una simple forma de ganar dinero, poco o mucho.

    La docencia es una de las 5 o 6 profesiones imposibles de ejercer más o menos en forma si no se tiene una vocación muy fuerte, junto con la de policía, médico, militar, político, cura o pastor y las que ustedes gusten agregar. Cuando uno está en lo que está por dinero o por descarte, no es lógico esperar un buen trabajo, ni gente feliz o realizada.

    Si no se tiene la vocación de servicio necesaria para ejercer estas actividades, esa sensación de plenitud al alegrarse con el bien de otros, de tener como máxima recompensa el sabor del deber cumplido, nada bueno saldrá y tendremos gente que trabaja, solo y exclusivamente, por la plata.

    “Por la plata baila el mono”, dice el dicho y nuestros monos, más o menos caros y desperdigados en todos los ámbitos, monos sin corazón y sin ideales, nos están dejando sin formación, sin servicios, sin ideas y agrego, sin esperanza. En el cúmulo de cosas ocurridas en estos días me llamó la atención lo que dijo un senador: “Se está pagando por los votos”.

    Tan mal estamos, tan sedados y acostumbrados, que no dijimos nada, pero es terrible. Si un honorable de la Honorable Cámara dice eso y ningún honorable se ofende, es porque a nadie le importa nada. $olo el vil metal.

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