En Paraguay destacan a patriota Emiliano Fernández

Emiliano es el gran patriota que ha tenido el Paraguay destacó el martes el Secretario Ejecutivo de Políticas Lingüisticas, Carlos Villagra Marsal.

Lo dijo durante su discurso en el acto de traslado de los restos del poeta y compositor al Panteón Nacional de los Héroes. «Emiliano R Fernández fue extraordinario por su versabilidad, por su poesía objetiva, moderna, audaz, popular y contemporánea», expresó y recordó que sus obras no solo hablan de la guerra, sino de la exaltación patriótica. «Su poesía nace de la poesía misma».

Destacó que la música 13 Tuyutí, «por más que las últimas ocho palabras son del castellano, es una obra escrita en guaraní», indicó. Señaló que en otras composiciones toca el tema del paisaje como núcleo central. «Sus poesías conservan el ritmo», sostuvo. Finalmente, consignó el portal Público IP, mencionó que Emiliano R Fernández evocó al amor en la mayoría de sus obras.

Posteriormente el poeta Miguel Cabral declamó Emiliano Panteonpe donde se escuchó con emoción el significado del traslado de los restos del gran poeta paraguayo al Panteón Nacional de los Héroes. Finalmente las autoridades nacionales, como el mandatario paraguayo Fernando Lugo depositaron la urna que contiene los restos de Emiliano R Fernández en el Panteón Nacional de los Héroes.

14 comentarios en “En Paraguay destacan a patriota Emiliano Fernández”

  1. Emiliano R. Fernández

    ¡Muy loable el gesto de este bohemio concepcionero, patriota que se alistó sin que lo llamen para defender en los cañadones chaqueños la soberanía del país y así darnos un Paraguay libre! Es un héroe y un sabio; lo demuestra su obra máxima Las 7 notas musicales. ¡Bienvenido gran Emiliano R. Fernández!

    Teresa Escobar

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  2. EL TIRTEO VERDE OLIVO YA DESCANSA EN EL PANTEÓN

    Andrés Granje

    Los restos del más grande vate popular, el poeta cantor de las gestas patrióticas ya descansan en el Panteón Nacional de los Héroes, Emiliano R. Fernández, recibió el justo homenaje que esta patria le debía y reposa junto a muchos de los héroes que tanto cantó, como el Mariscal Francisco Solano López, a quien dedicó su inmortal “Primero de Mazo, al lado del Soldado Desconocido cuyas hazañas en la contienda chaqueña, cuan Homero moderno relató, en su “Trece Tuyuti”, inmortal. Pero Emiliano no solamente fue guerrero, también fue un eterno enamorado que dejo estrofas inolvidables a las mujeres a quienes amó en su vida de eterno enamorado y tuvo tiempo para bellas descripciones de nuestros magníficos paisajes rurales en versos que ya son patrimonio del pueblo paraguayo.

    Este comentario no pretende ser un análisis de la obra ni de la vida del gran vate guaraní, como muchos nos acercamos a la música folclórica con la emoción del que se siente identificado con sus sones y admira la capacidad creadora de sus poetas y músicos entre los que se destaca de forma rutilante el gran Emiliano R, Fernández, por eso queremos dejar constancia de nuestra gran alegría por esta decisión que premia el talento, la inspiración y por que no, el genio creativo de un artista, que logró captar la esencia de la raza, que transmitió el fuego y la pasión para defender la causa nacional en momentos críticos, cuando la integridad territorial estaba amenazada y faltaba la fuerza motivadora que impulsara a los jóvenes a empuñar las armas y redimir el honor mancillado.

    Por eso esta decisión nos parece enteramente justa, mas allá de la discusión surgida sobre quienes deben ser los ocupantes vitalicios de sitio tan excelso, con que la patria honra a los que tuvieron dimensiones de héroes. Por eso creemos que nunca estuvo tan bien justificada la decisión, como en el caso del vate guarambareño, pues aparte de participar en la contienda bélica de la guerra del chaco, fue el mas fiel documentalistas de los hechos heroicos que se registraron en esa contienda, luego en tiempo de paz sus versos galanos supieron llenar de dicha los corazones femeninos y sirvieron de inspiración para generaciones de galantes enamorados que utilizaron sus versos para amables serenatas en floridos balcones de un país lejano, romántico e inigualable que quedó arrumbado en el pasado.

    Destinar un espacio de este lugar, donde reposan los restos de los manes de la patria para un poeta es un paso importante de nuestra cultura ciudadana, el mensaje claro para el presente y la posteridad es que en este sitio de honor donde siempre descansaron los grandes combaientes que fueron los forjadores de nuestra nación con sus meritos de guerra hay sitio para los que cimentaron nuestra cultura a traves de obras artisticas y que también les dieron identidad y reconocimiento en el mundo, como nuestras polcas y guaranias al Paraguay, por eso no es antojadizo ni osado pensar que en el templo mayor de la nacionalidad, tambien pueden reposar los restos de Augusto Roa Bastos y José Asunción Flores.

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  3. Con letras de Emiliano, numerosos artistas celebraron su llegada al Panteón

    Emiliano R Fernández fue recibido en el Panteón de los Héroes con una gran celebración popular.
    Cientos de personas de la capital y delegaciones de Guarambaré y de Buenos Aires, se acercaron al Panteón a recibir a Emiliano, y luego disfrutar de un show artístico.

    El recital inició luego del acto protocolar, y fue conducido por Lauro Romero, Fernando Gómez Sciffo y Carlos Rubén Ojeda, quienes fueron presentando a los artistas invitados para compartir la celebración patriótica.

    El cantante paraguayo Francisco Russo, fue uno de los primeros en subir al escenario, interpretando los conocidos versos de Emiliano, “Barcino koli”, nombre dado por el pueblo a “Arribeño Purahéi” y “Trece Tuyuti”.

    Cientos de personas acudieron al Panteón de los Héroes para recibir al poeta popular más gramde que tuvo el Paraguay
    El cantante destacó el trabajo de Emiliano, invitando al público a que escriba lo vivido en ese momento en una estrofa con cuatro líneas rimadas, con igual cantidad de sílabas y acentos, demostrando así la prolijidad de la obra de Emiliano.

    El público presente se deleitó al escuchar las letras del “Tirteo Verdeolivo” en las más conocidas polcas. Algunos incluso se animaron a bailar al son de la música “Che la Reina” y otras grandes composiciones.

    Desde Guarambaré, el dúo Irala Mendoza también homenajeó al vate con “7 notas musicales”. El grupo Los Alfonso hizo lo suyo, y animaron la jornada con “Nda che pochyi nendive” y “Koeti jave” y “La cautiva”.

    Emiliano’i, un niño de tan solo 6 años venido de Naranjito, encantó a todos con la polca “Oda pasional”, cuyos versos fueran dedicados a Hisailda Márques, a pedido del dueño de la estancia “Horizonte”, amigo del poeta.

    La cantante Mariví Vargas, subió luego al escenario, y con su voz homenajeó una vez más a Emiliano, con “Despierta mi Angelina” y “Adiós che paraje kue”.

    Los hermanos Guido, Elsa y Dilda Cheaib, del grupo Paraguay Tres, también brindaron al público más polcas, con letras de Emiliano, como “13 Tuyuti” y “Despierta mi Angelina”.

    La bisnieta de Emiliano, Cielito Fernández Abbate, recordó a su ilustre ascendiente con las músicas “El poeta” y “Hogar ingrato”, cuyas melodías fueron escritas por la artista Graciela Abbate, su madre.

    El conjunto de Autores Paraguayos Asociados (APA), integrado por Lito Delgado, Ana Armadans, Óscar Ovelar, Chico Morel, Cacho Olmedo, Juan Ramón González y Lilian Romero, brindaron un cálido homenaje al poeta con las músicas “Nde juru mbyte” y “Koeti jave”.

    Seguidamente, Catalino Argüello y Noemí Oviedo, interpretaron “Asunción del Paraguay”, y junto con Lilian Romero, “Yvapovô poty”.

    El acto continuó con las presentaciones de Isidro Cabral, los Hijos Norteños, Tierra Noble, y la cantante infantilManuelita, de San Pedro de Ycuamandiyú.

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  4. Emilianore, como era conocido, fue una síntesis de la bohemia paraguaya. Viajero y trasnochador, vivió un tiempo en Sapukái, otro en Pedro Juan Caballero, luego en San Pedro , Puerto Casado, Puerto Pinasco, en Rancho Carambola (Brasil) y, aparte de ser músico y poeta, desarrolló variadas actividades tales como las de carpintero, obrajero, guía de scouts y guardabosques. En la ficha de uno de sus trabajos en la compañía de Carlos Casado figuraba, junto a la constancia de su despido, la siguiente recomendación: “No tomarlo nunca más como empleado en la empresa porque es muy farrista”. http://es.wikipedia.org/wiki/Emiliano_R._Fern%C3%A1ndez

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  5. Emiliano, el chamán de la palabra

    Por Mario Rubén Álvarez

    Los indígenas Guaraní pertenecían -pertenecen aún- a la cultura de la palabra. Tan profundo y esencial es su vínculo con ella que el guaraní que hablamos guarda una evidencia irrebatible de que es así.

    Se dice, por un lado: che ha’e, yo digo. Por otro, che ha’e significa yo soy.

    Dos ejemplos ilustrarán mejor lo anterior: che ha’e okytaha ko’êrõ y che ha’e pe omba’apóva nendive.

    Por lo tanto, decir y ser son lo mismo. Se es en la medida en que se habla; se habla en la medida en que se es.

    Con apresuramiento, se suele afirmar que lo guaraní de nuestro ñande reko, nuestro modo de ser actual, ya desapareció. O que ya solo quedan inconsistentes polvos cada vez más condenados a ser perpetuas cenizas.

    No es así. Lo que sucede es que los Guaraní, ante el poder avasallador tan envolvente y totalizador -como la espada y la cruz, para remitirnos al tiempo de la Conquista española-, se vio obligado a mimetizarse, a disimular, a enmascarar sus sentimientos. Tal vez por eso sea que el paraguayo, con tanta facilidad, dice sí aunque con su conducta luego va expresar un no.

    A lo que voy, retomando el planteamiento inicial de la palabra como valor supremo para los que después, con los españoles, conformaron nuestra cultura mestiza, es que esa fascinación por lo verbal que tenemos viene de los Guaraní.

    Ellos elegían a sus líderes entre los que mejor hablaban, los ñe’êngatu -eran los que se expresaban verbalmente con sabiduría-, aunque ese vocablo fue bastardeado para significar hoy tan solo el charlatán, el ñe’ê rei vacío de contenido.

    De ese encantamiento por la palabra y desde la palabra ha de ser que nos dejemos embaucar en un pestañeo por aquellos que esgrimen con maestría el arma mortal de la palabra. Ya sabe que me refiero a los políticos ñanemongele’éva con sus melosas mentiras en cada elección.

    Es necesario, sin embargo, no tomar solo el lado oscuro de esa fascinación heredada de nuestros antepasados locales, sino recurrir también a su cara luminosa, esplendente, bella, rozagante: la poesía.

    ¿Por qué los versos de Emiliano, que, aparentemente ya quedan desfasados en sus alusiones bélicas, en sus escenarios rurales o en sus amores de bohemio, siguen siendo un imán para una considerable cantidad de compatriotas de adentro y de afuera?

    Sencillo: porque continuamos amando la palabra. Seguimos siendo guaraní en ese rasgo que por invisible no deja de ser tan real como que estás leyendo este artículo.

    En lo que atañe al poeta que hace rato era ya un héroe nacional no porque empuñó las armas -actividad que, dicho sea de paso, no le disgustaba- sino porque expresó los sentimientos de su pueblo bilingüe con una intensidad y, a ratos, con una belleza tan deslumbrante, su vigencia obedece a que él se convirtió en un chamán de la palabra que llega a lo más recóndito de nuestro ser.

    La suya no es una palabra cualquiera. Es la de un karai arandu que conmueve en «Regimiento 13 Tujutí», «Primavera II», «Che pochýma nendive- Ndachepochýi nendive», «Mboriahu memby», «Marzo ko’ême», «Guavirá poty» y tantas otras obras vivas en el cielo popular.

    Por todo esto, que Emiliano esté en el Panteón de los Héroes es una reivindicación de la palabra y, por lo tanto, de aquellos que nos dejaron la invalorable herencia de sentirnos cautivados por ella.

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  6. El país demanda nuevos héroes
    por Julio Alberto Fleitas A.

    Luego 60 años de su fallecimiento, los restos del gran poeta y soldado paraguayo de la Guerra del Chaco, Emiliano R. Fernández, finalmente hoy reposan en el Panteón Nacional de los Héroes, como un reconocimiento a su invalorable aporte en el ánimo de las fuerzas paraguayas que combatieron con bravura en el inhóspito Chaco Boreal, en defensa de la soberanía y de nuestra supervivencia como nación.

    Nuestra historia nos ha dado muestras de que, a la hora de la verdad, nuestros antepasados no dudaron un solo instante en ofrendar hasta la última gota de sangre en defensa de nuestro territorio y de los derechos de las generaciones por venir. Primero, en una guerra de exterminio planificada minuciosamente y financiada por el imperio británico de aquel tiempo, y luego ejecutada vilmente por nuestros vecinos “irmaos” brasileiros, argentinos y uruguayos.

    Alrededor de 60 años después, cuando el país seguía tratando de recuperarse de las graves heridas causadas durante los cinco años de la guerra contra la ignominiosa Triple Alianza, surgía una nueva amenaza, ahora con determinación de Bolivia de “recuperar” el Chaco, azuzado también por intereses foráneos que veían este vasto territorio como una enorme reserva de petróleo. Sus hijos de nuevo se allanaron a la demanda y estuvieron a la altura de las circunstancias.

    Ahora, algo que en la actualidad no deja de llamarme la atención es que con todos estos antecedentes, y en épocas de paz, los paraguayos y -sobre todo- sus dirigentes políticos no hayan sido capaces de armar las estrategias necesarias para luchar contra nuevas amenazas y adversidades que podríamos equiparar con una verdadera guerra.

    Creo que todos coincidiríamos en que la nación hoy igualmente demanda de sus hijos acciones rápidas y concretas contra temas tan urticantes como la miseria y la pobreza de una gran parte de la población; los graves atrasos en materia de educación, salud, tecnología, falta de infraestructuras varias, etc. Estas fuerzas nos han venido derrotando invariablemente en estos últimos 22 años de democracia. Pienso que por las razones expuestas una gran parte de la población y de los ciudadanos de este país ya no ve a la democracia como herramienta capaz de resolver tan graves dramas económicos y sociales.

    Estimo que si tuviéramos la misma entrega desinteresada que caracterizaron a nuestros padres, gran parte de esta “guerra” la tendríamos ganada hoy. Pero, lamentablemente, no será así mientras no tengamos nuevos héroes políticos y civiles en nuestra sociedad, que entren a renovar decididamente el podrido esquema político existente, que sigue plagado de gente sin ninguna sensibilidad más que para satisfacer sus intereses netamente personales.

    El Paraguay urge el surgimiento de estos nuevos héroes que ofrenden sus vidas en los nuevos “altares de la patria”, si fuere necesario; estadistas que piensen en las generaciones venideras y no solamente en las próximas elecciones. Lamentablemente en el Paraguay esta clase de políticos sigue prevaleciendo, principalmente en el Partido Colorado que, al parecer, no ha aprendido la gran lección del 20 de abril de 2008.

    Es más, NO necesitamos de gente que se lanza a la arena política impulsada por una simple vanidad personal, de que “habiendo ya logrado todo en la vida”, solo le falta ser Presidente del país; o sencillamente para seguir sacando ventajas personales o de grupo, y le interesa un pepino iniciar el verdadero proceso de transformación que traiga beneficios a la nación en su conjunto.

    El Paraguay requiere de estos civiles y, sobre todo, políticos que ayuden a cambiar radicalmente la imagen de país infame que seguimos teniendo en el mundo, donde el narcotráfico, el contrabando, la informalidad y la corrupción en la función pública continúan siendo “el pan de cada día”.

    Creo que mientras el electorado nacional, sobre todo los jóvenes, siga prefiriendo el engaño frente a la sinceridad y la credibilidad, y no se decida de una buena vez por todas cambiar el estado de cosas, a través de la herramienta que tiene en sus manos cada cinco años (el voto), lamentablemente seguiremos siendo un país devastado por enormes enemigos estructurales internos, de los cuales hoy absolutamente nadie más es responsable, sino exclusivamente los paraguayos y paraguayas.

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  7. El Panteón quedará chico

    Por Sergio Cáceres Mercado

    Con toda justicia los restos de Emiliano R. Fernández descansan en el Panteón Nacional de los Héroes.

    En comparación a lo que significó la entrada de Eligio Ayala, este nuevo integrante del selecto grupo de “héroes” rompe con todos los esquemas conocidos.

    Desde el momento que un poeta popular puede ocupar un puesto junto al mariscal López o Rodríguez de Francia, la reivindicación histórica de los artistas está dada, al menos por este lado.

    Aún estamos lejos de reconocer todos los méritos de nuestros creadores. Pero simbólicamente tiene un gran significado, aunque piensen lo contrario algunos que ven al Panteón como un símbolo de chauvinismo y patrioterismo. Y ciertamente lo es, y por eso este tipo de acciones le van dando al emblemático edificio otra aura.

    Nada podrá impedir que otros de igual envergadura que Emiliano quieran también resguardarse al abrigo del oratorio.

    ¿Querrá dejar Manuel Ortiz Guerrero (Villarrica) el parque donde descansa para abrazar su “cúpula amada”?

    Es así que será solo cuestión de tiempo para que la Virgencita de la Asunción vea su oratorio repleto de héroes.

    Cómo harán para acomodarse todos no es un cuestionamiento banal.

    Anteriormente parecía que el Panteón estaba hecho a la medida de sus tradicionales inquilinos.

    Uno ingresaba y podía ver a cada prócer ocupando un sitio predestinado y ajustado a sus proezas. Ni un milímetro más, ni una pulgada menos.

    Las compuertas que el poeta abrió dejan entrar un aire fresco de renovación, pero al mismo tiempo una serie de inquietudes en los administradores del sitio histórico. Augusto Roa Bastos y José Asunción Flores están por venir ya. La única excusa que puede frenar la entrada a Carlos Miguel Jiménez (Pilar), Luis Alberto del Paraná (Altos), Mauricio Cardozo Ocampo (Ybycuí), Ogwa Flores (Puerto Caballo, Chaco) etcétera, será el tema del espacio físico. Y será una excusa inadmisible para muchos. El único que no se plantea problemas es Agustín Barrios (San Juan) porque los salvadoreños lo adoptaron.

    Insistimos, no es poco lo que logró Emiliano la semana pasada. No pasará mucho tiempo para que otros gremios también soliciten la entrada. ¿Por qué un héroe de la medicina como Max Boettner (Asunción) no puede ocupar también un sitial? ¿O un historiador como Alejandro Audivert (Acahay)? ¿O maestras como Celsa (Barrero Grande) o Adela Speratti (Luque)? ¿O abogadas como Serafina Dávalos (Coronel Oviedo)? Claro, mujeres también, ¿o esa ya es una revolución que un poeta como Emiliano no puede liderar?

    Pero quizá algunos lo piensen dos veces. ¿Qué importan dónde descansen los restos finales?, podrían decir. Algunos lo verían también como una pérdida, pues uno de los atractivos de su ciudad pasará a potenciar un “museo” asunceno en desmedro del ya olvidado pueblo del interior.

    En fin, no será un negocio fácil de administrar lo que se viene. Hemos expuesto solo un aspecto del problema. Pero se nos ocurren muchos más, ya que hay muchas aristas desde donde se puede analizar el asunto. ¿La cúpula quedará pequeña? Creemos que sí.

    http://www.ultimahora.com/notas/470620-El-Panteon-quedara-chico

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  8. Hijo de exilio

    La publicación de la poesía completa y un perfil de Enrique Llopis recuperan la obra del poeta fundamental de Paraguay, Elvio Romero, quien pasó en Argentina su larguísimo exilio.

    Por Nicolas G. Recoaro

    “Cuantos más emigren, mejor. El derecho supremo es vivir, y cuando no se puede vivir en un sitio, el deber supremo es irse a vivir a otra parte”, recomendaba el anarquista Rafael Barrett a los hombres y mujeres que habitaban Paraguay a principios de 1910. Cuatro décadas después, los arrestos arbitrarios, la persecución ideológica y la represión política paridos por la Guerra Civil del ’47 y la posterior dictadura de Alfredo Stroessner llevaron al exilio a casi medio millón de paraguayos, entre ellos, a muchos escritores. Augusto Roa Bastos, Hérib Campos Cervera, Rubén Bareiro Saguier y el joven poeta Elvio Romero fueron algunos de los que desde el exilio enriquecieron las letras paraguayas.

    Poesía completa. Elvio Romero CCC-De Aquí a la Vuelta 899 páginas

    Elvio Romero decía que, al igual que miles de sus compatriotas, era un hijo de la intemperie. La historia cuenta que huyendo de Asunción, después de atravesar los esteros del Pilcomayo y de cruzar a pie el Chaco paraguayo, durante aquellos años de la sangrienta revuelta de los pynandí, Romero llegó con lo puesto a Buenos Aires. Comenzaba así su exilio forzado, que se extendería por más de cuatro décadas. Durante esos largos años, la poesía de Elvio Romero se forjó con el nomadismo vital que cultivó en el destierro forzado. La reciente edición de Poesía Completa y el perfil Cielito del Paraguay rescatan la totalidad de la obra de este poeta nacido en el departamento de Caazapá en 1926, uno de los autores fundamentales de la literatura paraguaya del siglo XX.

    Romero se definía como un poeta indignado pero también, como bien afirma Enrique Llopis en su extenso perfil, como un genuino cantor del pueblo guaraní. Su poesía trasluce la presencia silenciada de los pueblos que habitan la llamada “tierra sin mal”: los nivaklé, los toba, los sampaná, los guaraní ñandeva y los ayoreos. Pueblos “del palmar y el horizonte”, hombres y mujeres que “sueñan con sus bosques” y “están presos del espejismo de la palmera azul”.

    La palabra viajera que denuncia, la ferocidad del monte y la tierra colorada; los padecimientos del Paraguay profundo. “En esta hora, allá, sube al cielo la respiración de los encarcelados, de los torturados, de los perseguidos por su afán de justicia”, arengaba Romero en una de sus conferencias recuperadas en el volumen. Es que en sus años de exilio bonaerense, Romero (en sintonía con Ernesto Cardenal, Nicanor Parra y Nicolás Guillén) escribió su poesía política más feroz, y es la que incluye los poemarios Días roturados (1948), Rosales áridos (1950), Despiertan las fogatas (1953) y El sol bajo las raíces (1956). Cantos igualitarios que defienden a los oprimidos y alientan a la revuelta ante las injusticias históricas del país guaraní: “Hambre a puñado / a puño enardecido./ Bocas rabiosas de dormir hambrientas. / A lo lejos vientres caídos. / La muerte en el camino. / Todo es sencillo”.

    Cielito del Paraguay. Enrique Llopis CCC-De Aquí a la Vuelta 189 páginas

    Su obsesión por el destierro, la mochila más pesada que tuvo que cargar, sobrevuela toda su obra: De cara al corazón (1961), Un relámpago herido (1967), Los valles imaginarios (1984), pero fundamentalmente Destierro y atardecer (1975) son libros donde la condición de exiliado, el extrañamiento y el contraste entre el “allá” y la nostalgia del “acá” se hacen carne en los versos. “Si me toca volver, si me tocara / volver a lo hondo, al haz de los rastrojos, / …volvería a cumplir el mismo rito, / volvería a cantar del mismo modo / …¡la misma luz coronaría a un hombre!”

    Paradójicamente, la obra de Romero fue declarada de “utilidad pública” por la dictadura de Stroessner. Cuentan que los poemas de Romero podían ser leídos, pero no recitados, porque la censura oficial se jactaba de ser aplicada en lo político, y no en lo artístico. Desde el stronismo afirmaban que no valía la pena prohibir a un poeta si el número de lectores en el Paraguay era menor que el de asistentes a un partido entre Cerro Porteño y Olimpia. Sin embargo, Romero recién pudo pisar tierra colorada después de 1989, cuando la larga noche dictatorial ya había terminado.

    http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/libros/10-4433-2011-10-10.html

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  9. Emiliano R. Fernández
    Seguí por TV el traslado de los restos de Emiliano R. Fernández. Me llama la atención la poca formación de algunos periodistas de TV. En dos canales dijeron que los restos de Emilianore ahora descansan en el panteón. ¿No saben acaso que el sufijo ‘re’, en guaraní, hace referencia a las obras de Emiliano, y no a él?
    Otra joya que escuché, haciendo referencia a los paraguayos que fueron a trabajar en viñedos chilenos, me enteré que se dedicaban a “fabricar y a producir uvas”. Con lo malo que son algunos noticieros, estas imprecisiones nos hacen sospechar que la formación de algunos es superficial.
    Tito Lahaye

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  10. Ricardo Rodriguez Silvero

    Terminado el conflicto Chaqueño se adhdirió a la Revolución del 17 de febrero de 1936 que llevó a Rafael Franco a la Presidencia, siendo este el «pecado» por el cual Emiliano sufrió persecuciones y exilios por los gobiernos liberales y luego colorados. Ideológicamente abrazó las doctrinas socialdemócratas del Partido Revolucionario Febrerista, siendo un ferviente Franquista (partidario de Rafael Franco) hasta su muerte.
    Al asumir la presidencia el Cnel. Rafael Franco, escribió su «Catecismo Patriótico»

    Victorino Velazquez Aleman

    Mi apreciado Ricardo, puedo señalarte que Emiliano no sufrió ningún tipo de persecución por parte del gobierno Colorado (13-01-47). Además él estaba afiliado al Partido Colorado desde la década del 20. Que haya simpatizado con la Revolución de Febrero del 36, podríamos calificarlo de normal. No olvides que muchos dirigentes de primer nivel del coloradismo apoyaron la Revolución de Febrero.

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  11. Héroe Nacional, el célebre Tirteo Verde Olivo

    Emiliano no es un héroe sólo a partir del 4 de octubre, él fue un héroe durante y después de la guerra del chaco.

    Por Ana Vallejos.

    En el hueco del caraguata escribe versos en guaraní,
    Versos que se convierten en purahéi porâ.
    Se lo conoce como el Tirteo verde olivo,
    Que de su mbaraka hace llorar sapukái mbarete.

    Sus ñe`êpoty, himnos épicos son en Fortín Toledo,
    Estímulos para sus hermanos soldados en Fortín Nanawa,
    Regimiento 13 tuyutí su campamento, gloria jeroviahaite.

    Mbombyry mbyry, va recitando y cantando sus poemas,
    De espíritu aventurero, de imaginación ndaipapapyrâi.
    Al amor le canta, inspirado en alguna kuñataî,
    A la estrella de su dicha, su luz, su adoración.

    Desde tu terruño Guarambaremi, te escribo mboriahumi,
    Recordando tu gran legado, inigualable soldado guaraní.
    Hoy más que poeta, más que Gloria Nacional,
    Te bautizan mi compueblano, como Héroe Nacional.

    El cantante Luís Alberto del Paraná se describía a sí mismo, en sus canciones, como ‘un verdadero soldado del arte’, tal lo fue realmente Emiliano Rivarola Fernández. A 62 años de su fallecimiento, el pasado 4 de octubre del corriente, sus restos mortales fueron trasladados al Panteón de los Héroes. Se despide el poeta de su tierra
    guarambareña, del suelo que lo vio nacer. Nos deja sin duda un legado de indescriptible valor, un patrimonio cultural grandioso por la cantidad de sus obras (2000 poemas aproximadamente) y la riqueza lírica que expresaba en sus letras.

    Indudablemente, el pueblo guarambareño celebró feliz el hecho de que Emiliano sea oficialmente reconocido como Héroe Nacional, pero ¿se habrán puesto a pensar en lo heroico de la vida del poeta, en esas pequeñas y grandes hazañas que ya lo hacían ser héroe mucho antes del nombramiento oficial? Emiliano no es un héroe sólo a partir del 4 de octubre porque así lo decidió el Congreso Nacional. Muy por el contrario, él es un héroe ya durante y después de la guerra del chaco; su participación sirvió de estimulo a los esforzados combatientes, que a pesar de contar con recursos inferiores ante sus adversarios luchaban con ánimo y fuerza (cuentan que las canciones de Emiliano les embargaba de Patriotismo). Sin duda alguna que sus obras quedan para la historia y
    muchas de sus letras siguen esperando ser musicalizadas por algún artista.

    Quizás Emiliano no haya sido celebrado, ni admirado nacionalmente como lo fue el pasado martes 4 de octubre. Pero se sabe que no sólo en Guarambaré, sino a nivel nacional, las canciones y poemas del bohemio con quien todos los más ancianos conversaron, versearon o se cruzaron alguna vez, son motivo de fiesta popular, de
    celebración en los encuentros de pueblo, en las reuniones de barrio. Es decir, las obras de Emiliano han sido celebradas siempre popularmente. También su nombre es el centro de dedicatorias en festivales populares que se realizan en su ciudad natal como en otras localidades. En el Monumento Emiliano R. Fernández (donde se encontraba el cofre con sus restos), ubicado en la Compañía Ybusunu, se celebra “El Encuentro con Emiliano”,
    donde se rinde homenaje al poeta cada 8 de agosto, día de su cumpleaños.

    El 4 de octubre hubo todo un festín desde el momento de la exhumación de sus restos mortales en el Monumento Emiliano R. Fernández, de donde seguidamente fue llevado a la Iglesia Natividad de María, de la ciudad natal del poeta. A su nombre se realizó una misa y luego fue trasladado a la Municipalidad de Guarambaré, donde le rindieron homenaje con un acto cultural. Finalmente, de allí fue dirigido hacia el Panteón de los Héroes. Obviamente, las instituciones educativas no podían faltar a un evento tan importante; de gala se presentaron los estudiantes de las distintas instituciones de la ciudad de Guarambaré, para despedir al Tirteo Verde Olivo, aunque muchos de ellos, quizás, no entendiesen el porqué ni él para qué de tales cosas.

    Lastimosamente, es en las instituciones educativas donde el nombre de Emiliano nunca fue muy revalorizado, y esto no es sólo en su ciudad, sino a nivel país, es decir, es un problema programático de nuestros centros educativos. Si es entre los jóvenes y adolescentes donde más se percibe la falta de conocimiento de las obras y la vida de Emiliano, o las de Manuel Ortíz Guerrero, las de José Asunción Flores o las de Augusto Roa Bastos, por poner ejemplos bastante significativos, es porque el programa educativo primario y secundario no contemplan las herencias artísticas que tenemos de ellos como un patrimonio cultural que hay que defender y revalorizar. Es preciso, entonces, fomentar estas expresiones artísticas que, sean o no refinadas, convivan más bajo los galpones de las farras, en los festivales populares o en salones con aire acondicionado (lo que no habla precisamente de un carácter elitista de tal expresión artística, sino de las condiciones actuales en que materialmente puede llegar a la gente; un concierto sinfónico con obras de Flores, por ejemplo) son también manifestaciones culturales de nuestro país.

    Fomentar significa incluirlas, de una manera que en verdad se pueda aprender sobre estas expresiones, o reconocerlas y apreciarlas, dentro del programa educativo nacional, o sea, que sean ejes programáticos necesarios. Para ello se necesita un compromiso real de las autoridades encargadas (Ministerio de Educación)
    de realizar una reforma educativa acorde a nuestra historia y nuestra realidad. Ya pasaron varios años de experimentación de una reforma copiada que ofrece más horrores que errores como resultado. No se estaría perdiendo más tiempo en iniciar un proceso de discusión real y participativa, para sentar las bases de un nuevo programa de educación. Otra vez es necesaria la voluntad sincera de las autoridades, o la indignación masiva de la gente y su convicción de no dar vuelta atrás hasta cambiar el retrógrado modelo de formación en que nos encasilla el Estado.

    Que el nombre de Emiliano R. Fernández sea oficialmente condecorado con el título de Héroe Nacional no significa que oficialmente se recupere y fomente su legado artístico- cultural; para eso, se precisa otra cosa.

    Es hora de que en las escuelas y colegios aprendamos a reconocer el arte que retrata nuestra historia más que como un elemento que decora los festivales folclóricos, y de que ya nunca más se calle la historia oculta de la dictadura más larga y sanguinaria que se vivió en América Latina.

    1 Tirteo Verde Olivo: Así llamaban a Emiliano durante la Guerra del Chaco por sus obras de tinte épico,
    y comparando su historia y aporte con la del poeta griego Tirteo, enviado al frente de batalla, quien al
    cantarles los poemas épicos de su autoría, logró animar a sus compañeros, consiguiendo así derrotar a
    un enemigo superior.

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  12. Sobre la cúpula del oratorio,destella con mas fuerza el sol,llego el guyra campana, a descansar en su interior. Ya lo saludan las nubes, el cielo azul tropical, y por las noches la luna,su sueño ha de velar.Héroe entre tantos héroes,el del fusil y la lira,la pluma y la palabra,y el amor si mentiras.Descansa poeta descansa,mientras tus versos recorren,la dimensión de la Patria,sin que los vientos los borren.Y en las noches paraguayas,se abrirán muchas ventanas,al sonar de las guitarras,llegaran en serenata.Y sera tu alma Emiliano,inspirando al cantor,ensalzando a la amada,declarandole su amor.

    Amado Trinidad.

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  13. El sueño aún incumplido de Emiliano

    Con el cese de fuego convenido por los gobiernos de Bolivia y Paraguay el 12 de junio de 1935, en las trincheras, había acabado la Guerra del Chaco. En los papeles, con la firma del Tratado de Paz, un capítulo terminaría en 1938, pero su fin verdadero se produjo hace tan solo cuatro años, el 27 de abril de 2009, cuando quedaron establecidos los límites definitivos entre ambas naciones.

    “Péina ko la guerra opa/ py’aguapy ou jeýta”, decía en Penera’arôvo el poeta y, ya entonces, excombatiente Emiliano R. Fernández.

    Quien conversó con el viento en Reténpe pyhare en el hondo -y siempre amenazante- silencio chaqueño, y retrató en palabras la bravura del Regimiento de Infantería n.º 13, al que pertenecía, en R. I. 13 Tujutî, volvía a sus antiguos trajines, a los caminos polvorientos, que recorrería sin fatiga y sin tregua.

    Visionario como era, el ta’ýra de Estigarribia habla en aquel poema de guardar los cañones, morteros, balas, fusiles, machetes y yataganes, para mirar hacia un futuro sin sed, sin hambre, sin emboscadas y sin el acecho permanente de la muerte.

    Emiliano creía que si en la paz hubiese la unidad desplegada en el conflicto bélico, la patria recuperaría lo que había perdido en tres años infernales.

    “Guerrakue ñamyengoviáta”, soñaba.

    Advertía, sin embargo, a sus camaradas que se cuidaran de los “políticos tujukue”, aquellos que solo miran el “engrandecimiento” de sus fortunas, sin que les importe que la mayoría siga bebiendo el amargo licor de la pobreza.

    “Umíva korasôme oime/ mbói chini ojapakuáva”, continuaba. En sus corazones -en el de los políticos- hay víboras enroscadas, dispuestas a envenenar al país.

    Una de las razones por las que Emiliano permanece tan vivo es porque su verbo goza de una certera actualidad. En 1935, durante el gobierno de Eusebio Ayala, apuntaba su artillería contra la podredumbre de la clase política… 78 años después, la película cuenta el mismo cuento.

    El tiempo transcurrido, desafortunadamente, no cristalizó el sueño de unidad en la paz del Tirteo verdeolivo.

    Por el contrario, con las revoluciones -que no eran sino guerras fratricidas, continuaciones armadas de las rencillas ideológicas- de 1936 y, sobre todo, la de 1947 la concordia sufrió terribles mazazos. La dictadura del sanguinario general Alfredo Stroessner fue el corolario de la distancia cada vez más grande entre los intereses de los gobernantes y las aspiraciones de desarrollo de los gobernados.

    Esos “políticos tujukue”, aviborados, no se fueron nunca. Siguen allí con su veneno alerta para emponzoñar al país.

    Por Mario Rubén Álvarez

    http://www.ultimahora.com/notas/626368-El-sueno-aunincumplido-de-Emiliano

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