El Ministerio de Salud olvida que los médicos son un sector que necesita mayor atención

 

La atención de la salud en el sector público es de mala calidad -entre otras razones- porque los médicos son mal remunerados, no tienen tiempo para dar una atención personalizada por la sobrecarga de pacientes, trabajan en varios lugares, incluido a veces su consultorio particular, y ni siquiera cuentan con seguridad laboral dado que son contratados, no nombrados. Esta es una grave incongruencia del Ministerio de Salud Pública, que habla de gratuidad de los servicios y exprime a los galenos. Los pacientes pobres pagan las consecuencias de esta situación.

A la hora de analizar la salud pública, se pone habitualmente mucho énfasis en los pacientes que reciben una atención deplorable no solamente en los centros asistenciales de la capital sino de todo el país. En el centro de la preocupación están los enfermos.

Debido a que grupos de anestesiólogos y cirujanos pediatras han preavisado a las instituciones en las que prestan su concurso profesional de que renunciarán si no reciben lo que consideran un trato más justo, traducido a mejoras salariales, dejarán sus puestos.

Estas renuncias se producen en tiempos de escasez de trabajo y a sabiendas de que la competencia para acceder a un cargo público en salud pasa por una dura puja donde entran en juego diversos factores. Si tanto les costó ubicarse donde hoy están, es difícil comprender la causa de la drástica determinación que adoptaron los médicos.

Sin olvidar que la comunicación de que dejarán sus tareas si es que el Gobierno no da una respuesta favorable a sus reclamos es una estrategia de presión, es imposible dejar de considerar que algo grave está pasando en el sector. De otro modo, no se expondrían a ser dejados cesantes para que otros profesionales de sus mismas ramas sean contratados.

Gracias a la actitud de los que han decidido tomar una posición con respecto a su realidad se conoce en qué situación están las personas que reciben remuneraciones indignas, hacen guardias de 24 horas, tienen varios trabajos porque uno solo no alcanza, atienden a una cantidad exagerada de pacientes y, a la par, se encuentran sometidos al estrés laboral que provocan las responsabilidades asumidas. Esas condiciones son inhumanas.

A este estado de cosas se llega porque los gobiernos anteriores y el actual nunca han tomado en serio la salud de los pobres. La ministra Esperanza Martínez se ufana de lo que llama gratuidad del servicio de salud en los locales públicos. Su punto de mira está en los enfermos, no en los que tratan a los enfermos: los médicos y paramédicos. De haber tenido el sentido de justicia hubiera demostrado mayor interés en la situación de los galenos.

La ministra reconoció que desde la declaración de gratuidad de los servicios relacionados a la salud la cantidad de pacientes aumentó considerablemente. Ello, en la práctica, implica más trabajo para todos los sectores. Sin embargo, las medidas que se adoptan son insuficientes para al menos intentar equilibrar las exigencias de una mayor demanda con una mayor disponibilidad de recursos humanos y con un tratamiento laboral justo.

Si este gobierno no quiere hacer de la atención a la salud de los desheredados solamente un capítulo demagógico, tiene que atender los reclamos de los que hoy están en pie de guerra y aun de los que solo protestan en silencio. Una respuesta positiva a sus inquietudes redundará en beneficios para los que solo pueden acudir al servicio público para ser curados.

http://www.ultimahora.com/notas/464239-El-Ministerio-de-Salud-olvida-que-los-medicos-son-un-sector-que-necesita-mayor-atencion

69 comentarios en “El Ministerio de Salud olvida que los médicos son un sector que necesita mayor atención”

  1. Para entender a los médicos

    Por Alfredo Boccia Paz –

    La protesta de médicos de todo el país en contra de una sentencia judicial no tiene antecedentes en nuestra historia. Esa multitud no fue convocada por algún sindicato o asociación gremial. Y fue, además, la primera vez que profesionales del ámbito privado y estatal se unen en un mismo reclamo. Aceptemos que alguna razón valedera debió motivar semejante movilización.

    Por otro lado, buena parte de la opinión pública reaccionó de manera adversa. Siente que los médicos se defienden colectivamente y pretenden privilegios ante la justicia, que le son negados al resto de los ciudadanos. Aceptemos también que flota en el aire una sospecha de corporativismo.

    Bueno es reconocer que el corporativismo existe y es una tradición histórica y universal entre quienes practican la medicina. Pero no es privativa de esta profesión. No se olvide que los abogados y magistrados del Alto Paraná también hicieron una manifestación en sentido inverso: «contra el terrorismo médico».

    El hecho de haber denunciado a colegas que colaboraron con torturadores de la dictadura; con abusadores y corruptos que se aprovecharon ilícitamente de su posición académica o asistencial; con indecentes vestidos de blanco, me ha granjeado enemigos, pero me dio una ventaja: aprendí a separar unos de otros. Hay una enorme mayoría de médicos con una admirable vocación de servicio, que día a día luchan abnegadamente en ambientes hospitalarios precarios como verdaderos héroes anónimos.

    Todo médico convive con la posibilidad del error. La buena formación, el entrenamiento y la responsabilidad disminuyen su frecuencia, pero esa amenaza está siempre presente. Cuando hay mala praxis, negligencia o impericia debe haber un castigo. Nadie aboga por la impunidad. Pero, si no existe la intención criminal de hacer daño, las sanciones deberían limitarse al ámbito civil y no al penal y, si así corresponde, con reparaciones proporcionales al daño causado.

    No parece razonable que un procedimiento médico –realizado con el fin de salvaguardar la salud del paciente y no de dañarlo– que termine con un resultado funesto lleve al profesional a la cárcel. En casi toda la legislación del mundo occidental no se sancionan penalmente las conductas médicas negligentes, sino que las penas se dirimen en el territorio de las indemnizaciones.

    La sociedad tiene el derecho de exigir al gremio médico el cumplimiento estricto de lo que se espera de esa profesión. Pero los médicos también deberían poder trabajar en condiciones decentes, sin sentir el temor a que su acto sea criminalizado. Cuando bajen las estridencias de este episodio, se impone una reflexión más profunda sobre un tema complejo en el que ninguna de las partes tiene el monopolio de la razón.

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  2. La corporación médica
    10 Abr 2016

    Por Enrique Vargas Peña

    En las últimas semanas nuestro pueblo fue testigo de la irrupción, en el funcionamiento de las instituciones judiciales, de un poder no previsto en nuestra Constitución ni autorizado por ella: el poder corporativo.

    El gremio médico se opuso exitosamente al resultado de un proceso judicial desarrollado en sus tres etapas legales, por el que dos integrantes del mismo, las médicas Olga Cañete y Sofía Oviedo fueron condenadas a penas carcelarias por la comisión de negligencia en la atención de Romelia Páez de Segovia que, como consecuencia de dicha negligencia, dejó de existir.

    Exitosamente porque el jueves pasado, 7 de abril, la sala penal de la Corte Suprema de Justicia, de la mano de la ministra Myriam Peña, tras el uso de la fuerza por parte del gremio médico (http://bit.ly/1UPQsWE) hizo lugar a un pedido extraordinario de revisión de una sentencia condenatoria confirmada por las tres instancias judiciales, incluso la mismísima Corte Suprema, por el que las médicas condenadas evitan ir a la cárcel y abren la puerta para ser absueltas (http://bit.ly/1RIexfo).

    El gremio médico funcionó para este caso como una corporación (“Del ingl. corporation, y este del lat. corporatio, -ōnis. 1. f. Organización compuesta por personas que, como miembros de ella, la gobiernan”).

    “En Europa, y en concreto en España, los colegios y asociaciones profesionales han tenido una larga tradición a través de los siglos, únicamente interrumpida por la Revolución Francesa, que en su ideología preconizaba que no debía haber nadie entre el ciudadano y el Estado. Esta supresión de principios del siglo XIX se fue cambiando a lo largo de la centuria, volviendo a renacer al final de ella. En la actualidad, un colegio profesional u oficial es una corporación de derecho público de carácter gremial, integrada por quienes ejercen las llamadas profesiones liberales, y suelen estar amparados por el Estado. Sus miembros asociados son conocidos como colegiados” (http://bit.ly/1VcXdCo).

    Un collegium (plural collegia, “juntos unidos”…) era cualquier asociación en Roma con personería jurídica… Los colegios funcionaban como gremios, clubes sociales…”( http://bit.ly/1Vf4TTW) “…se entendía con el nombre de Colegium a la sociedad de derecho público, con personalidad jurídica, formada por una pluralidad de personas con un mismo oficio (…) Desde Alejandro Severo, estas asociaciones van transformándose de libres en obligatorias, debiendo los hijos seguir la profesión de su padre” (http://bit.ly/1VcXdCo). Fue gradual la construcción del Estado Corporativo.

    El sistema de organizar a la sociedad en corporaciones profesionales sobrevivió al Imperio Romano y, con la bendición y decidido apoyo de la Iglesia cristiana se convirtió en el sistema económico institucional central de la Edad Media, el Oscurantismo. San Pablo lo preconizaba en su Primera Carta a los Corintios, 12: 12-13 y el papa León XIII en su Rerum Novarum (http://bit.ly/20poHnj).

    Dos de los mayores críticos al sistema son Jean-Jacques Rousseau (“El Contrato Social”) y Adam Smith (“La Riqueza de las Naciones”). La ley Le Chapelier de 1791 abolió los colegios profesionales en Francia, con el argumento de que no deben haber intermediarios entre el ciudadano y el Estado. Carlos Marx se sumó luego a la crítica (“La historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la historia de las luchas de clases… maestros y oficiales, en una palabra: opresores y oprimidos se enfrentaron siempre… en la Edad Media… maestros, oficiales… La antigua organización feudal o gremial de la industria ya no podía satisfacer la demanda”). Un elemento, no único, de la crítica es la inhabilidad de los gremios para controlar comportamientos indebidos (http://bit.ly/1Nglv60), la búsqueda de la impunidad para sus miembros.

    Adam Müller, el filosofo detrás del príncipe Clemente de Metternich, jefe de la resistencia europea a las ideas liberales, encabezó, por supuesto, la defensa de las corporaciones. Othmar Spann, también austríaco y Giuseppe Toniolo, italiano, siguieron la defensa, siendo Toniolo el padre de las ideas que sistematizó Benito Mussolini en “La Doctrina del Fascismo” (http://amzn.to/1qDpoh0), quien organizó el Estado italiano en 22 corporaciones gremiales que se reunían en la Cámara de las Corporaciones, el poder legislativo (http://bit.ly/1RKtQnO), guiado especialmente por Alfredo Rocco.

    Ferdinand Tönnies hizo lo de Toniolo pero con Adolfo Hitler, con su libro “Comunidad y Sociedad”, que el partido Nacional Socialista Obrero Alemán incluyó en su noción de “comunidad del pueblo” (http://bit.ly/1N0NgEQ).

    No es accidente que el modelo corporativo de Mussolini haya sido base de muchos regímenes similares en los países de mayoría católica, el de Engelbert Dollfuss en Austria; António de Oliveira Salazar en Portugal (http://bit.ly/1N0NgEQ); Francisco Franco en España; Getulio Vargas en Brasil; el de Estigarribia en Paraguay.

    La decisión tomada por la sala penal de la Corte Suprema de Justicia en el caso de las médicas Cañete y Oviedo es una opción ideológica de la ministra Myriam Peña y del camarista Cristóbal Sánchez, quienes conformaron la mayoría a favor del poder corporativo. José Waldir Servín votó en disidencia.

    Peña y Sánchez tenían la opción, constitucional, legal y legítima de interpretar el artículo 481 del Código Procesal Penal en el sentido expresado por Servín, sobre que el recurso de revisión regulado por dicho artículo, no implica suspensión de la ejecución penal como reclamaba la corporación médica.

    Pero optaron, ideológicamente, por rendirse ante el ejercicio de la fuerza por parte de la corporación médica, otorgando a las tres veces condenadas Cañete y Oviedo el privilegio de seguir libres.

    Y, al hacerlo, Peña y Sánchez consolidan el poder de la corporación médica, abriendo las puertas para que todas las corporaciones profesionales establezcan de hecho el privilegio de ser ellas solas, nadie más, quien juzgue la conducta de sus miembros, generando el mismo tipo de impunidad por el que las criticaron Rousseau, Smith y Marx.

    Peña y Sánchez abrieron el camino para una gradual construcción de un Estado Corporativo, prohibido por nuestra Constitución, en el que los ciudadanos estaremos sometidos a la intermediación obligatoria de los gremios. Se equivocó enormemente Horacio Cartes al promocionar a Peña a la Corte y se equivocó porque nuestros lamentables partidos políticos discuten cupos en la Corte y no filosofías jurídicas. En los cupos se mide la lealtad partidaria de los candidatos, que es lo único que importa a los sinvergüenzas.

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  3. El precio de la gratuidad

    Ser lento para entender las cosas tiene sus ventajas; te obliga a pensar bastante. Siempre creí que no hay nada más peligroso que un burro con ganas de aprender; porque cuando aprende, deja de ser burro; pero sigue pateando fuerte.
    Ésta semana me rompí la cabeza tratando de entender el “significado paraguayo” para el término, “gratuidad”. Por eso, acudí a alguien que pueda brindarme un panorama más claro del asunto, permitiéndome explayarme de una manera más responsable respecto al mismo.
    Dos termos de terere le bastaron a Gregorio para hacerme entender que “gratuidad” en nuestro país, es sinónimo de “nada”; aunque, a mi profesora de castellano le dé un infarto.
    Hay que dejar de mentirle a la gente con ese tema. Nada es gratis en este país, ni en ninguno. Ni la educación, ni la salud, ni la infraestructura; absolutamente nada. Siempre hay alguien que termina pagando la “gratuidad” de los servicios públicos.
    Paradójicamente, en este país de las ironías, ese “alguien” terminamos siendo todos; todos los que pagamos el terrible precio de no tener acceso a ningún servicio digno, por ser éstos gratis. Qué ironía, che.
    Es medio confuso, pero más o menos así viene la cosa: Todos los servicios son gratuitos, pero ningún servicio puede ofrecerte nada. Entonces, ¿qué lo que es gratis al final? Nada. Es como ver un anuncio que dice: Cine gratis. Pero entras al cine y te encontras con que no tienen con qué proyectar la película; de hecho no tienen siquiera una película que proyectar, tampoco hay sillas para sentarse, y el pororó se terminó. ¿Qué fue gratis? La entrada. Como en cualquier hospital público del interior de esta República.
    Poco y nada sé sobre economía, como para ponerme a plantear políticas tributarias; pero tengo más de un dedo de frente, como para entender que es mejor pagar por un servicio digno y eficiente, que acceder a un servicio inhumano y deficiente, solo porque éste se ofrece gratuitamente. No tiene sentido.
    Si el chiste de la gratuidad en los hospitales públicos, se resume en la posibilidad que nos brinda el Estado de morir delante de un médico, entonces deberíamos contratar menos médicos y más sacerdotes.
    Los profesionales de blanco saben muy poco sobre extremaunción; aunque se vean obligados a improvisar de vez en cuando. En los países desarrollados están garantizados los derechos a la salud y a la educación de calidad; porque la propia población que usufructúa dichos servicios, es la misma que financia los mismos a partir de sus compromisos tributarios.
    ¿Cuáles son los compromisos tributarios que tenemos en nuestro país? ¿A que podemos aspirar con ellos? La restitución de nuestros derechos tiene un costo muy alto. Si de verdad queremos resultados habría que, no solamente exigir una mejor administración de los recursos, sino también generar más recursos nosotros mismos. Gastos, ya existen demasiados; y nosotros somos el gasto más grande de todos.
    Por Bruno José Saldaña, columnista invitado.

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  4. Administración pública politizada

    El Hospital Distrital de Eusebio Ayala necesita solo cinco millones de guaraníes para reparar su equipo de rayos X, averiado desde hace seis meses. Hasta la fecha, según denuncias de médicos del nosocomio, ni el Ministerio de Salud Pública (MSP) ni el Consejo de Salud Local han podido liberar los fondos, reiteradas veces solicitados, para adquirir los repuestos necesarios.

    Que este escándalo haya salido a la luz habrá causado un gran disgusto a la directora de la Tercera Región Sanitaria, Doricel Ferreira, pues esta médica y dirigente colorada de Piribebuy prohibió a sus funcionarios que recurran a la prensa en casos similares, so pena de ser destituidos, pretendiendo así que su ineptitud permanezca oculta.

    Desde luego, el hecho referido es solo una de las múltiples expresiones cotidianas de la inoperancia, de la desidia y del autoritarismo en la prestación de los servicios públicos, para mal de la ciudadanía y para bien de los tantos funcionarios que se empotraron en sus cargos para vivir a costa de los demás. En realidad, ellos no creen que deban atender las necesidades o los reclamos de sus compatriotas, sino los intereses de los políticos que les patrocinaron oportunamente. La sensibilidad de la mayoría de ellos está embotada, de modo que no les inquieta tanto que los enfermos no puedan ser atendidos, que las escuelas estén derruidas o que los caminos se encuentren intransitables. Y si algunos de ellos se preocupan por la suerte de quienes les pagan sus salarios, son amenazados o hasta sancionados por sus superiores.

    En este deplorable ambiente, quien sea honesto, diligente e idóneo es un mal ejemplo para los parásitos y un problema para el jerarca, por la simple razón de que, por contraste, los deja en evidencia. Lo que a la generalidad de los funcionarios les preocupa, sobre todo, es apoyar las pretensiones políticas y monetarias de sus padrinos, incluidas las de sus amigos y parientes. Como no ingresaron por sus propios méritos, consideran que deben sentirse agradecidos a los mandamases que, si no se “portan bien”, pueden removerlos de sus puestos.

    Los dirigentes de todo pelaje creen que el aparato estatal es un botín del que tranquilamente pueden apropiarse después de ganar unas elecciones generales o municipales. Ese botín está constituido por los cargos, que se reparten de acuerdo a un “cuoteo” entre los dirigentes de uno o más partidos. Si hay disputas entre ellos, es porque la torta no es tan grande para satisfacer las expectativas de todos los comensales. Así, la actividad política se reduce a tratar de conquistar el poder como un fin para iniciar el camino al enriquecimiento ilícito.

    Dado que el funcionariado de todo el país está sometido a la política, su desempeño solo puede ser pésimo. Es que sus “patrones” no son los ciudadanos y ciudadanas que los votaron, sino los capitostes a quienes deben el gran favor de estar en el cargo. La ciudadanía se halla indefensa ante su falta de apego al trabajo, su ineptitud y su deshonestidad. ¿A quién recurrir, si incluso la Justicia está contaminada por la partidocracia y por la voracidad de una clase política enviciada hasta los tuétanos? De la Defensoría del Pueblo, ni siquiera vale la pena ocuparse.

    También están indefensos los auténticos servidores públicos, es decir, aquellos que intentan cumplir con su deber, pese al entorno malsano. No pueden sentirse protegidos por la Ley de la Función Pública, que es infringida en el propio Congreso y que, por cierto, ni siquiera rige en una serie de entidades públicas. Si se muestran renuentes a participar en una campaña electoral o a exhibir su pública adhesión a la candidatura del algún jerarca, corren el serio riesgo de ser censurados por sus colegas corrompidos y de ser destituidos de inmediato. Si la irresponsable directora Doricel Ferreira fuera candidata a diputada por el departamento de Cordillera, se podría tener la certeza de que los funcionarios de la Tercera Región Sanitaria tendrán que ocuparse de apoyarla antes que de atender a los sufridos pacientes. Como no existe de hecho una carrera de la función pública, quienes la ejercen están expuestos a los vaivenes de la situación política, en todas las jerarquías y no solo en los llamados cargos de confianza.

    En otros términos, el país carece de funcionarios en serio, al servicio del pueblo, sujetos solo a los mandatos de la ley. No pueden contar con el respaldo de sus organizaciones gremiales, cuyos dirigentes están más empeñados en conservar y ampliar sus privilegios antes que en defender los derechos de sus agremiados frente a la prepotencia política. No se los oye hablar más que para exigir aumentos salariales en beneficio de la multitud de parásitos que puebla los pasillos de los organismos del Estado. Cuando se trata de defender a algún funcionario removido del cargo por haber ignorado una orden de los políticos, guardan un silencio sepulcral porque ellos mismos les deben favores. Así como hay buenos políticos, hay también buenos funcionarios, pero debe admitirse que unos y otros forman una exigua minoría.

    Para acabar con esta calamidad de larguísima data, es preciso atacar su causa principal, que no es otra que la política convertida en una práctica aberrante, que termina afectando la prestación adecuada de los servicios públicos al incidir en la composición del personal de la administración pública. Entre los infortunios del Paraguay de hoy figura, en primer lugar, la pobreza moral e intelectual de sus dirigentes.

    Mientras la sociedad civil organizada no promueva una profunda renovación de su “clase política”, seguiremos soportando canalladas como las que deben sufrir los enfermos del Hospital Distrital de Eusebio Ayala y los buenos funcionarios de la Tercera Región Sanitaria.

    La culpa final de nuestro atraso la tienen los políticos que padecemos, entre quienes también figura la directora regional Doricel Ferreira: ella encarna, precisamente, la calidad de la gestión pública y la índole de esos verdugos que la ciudadanía suele elegir con tanta desaprensión. Hay que barrerlos con el voto, para que no terminen sepultando al país con su inmundicia.

    http://www.abc.com.py/edicion-impresa/editorial/administracion-publica-politizada-1609949.html

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  5. Salud pública, un cáncer

    En pleno mes de lucha contra el cáncer de mama, el mamógrafo del Hospital Regional de Ciudad del Este está fuera de servicio por avería del aparato. Es irónico porque este mes hay varias campañas de prevención del cáncer de mama, uno de los tipos más frecuentes de este mal en la población femenina y una de las principales causas de mortalidad en nuestro país. El mamógrafo del citado centro asistencial está averiado desde mayo pasado. La utilizaban unas 30 mujeres a la semana, es decir, que en estos cinco meses unas 600 mujeres no pudieron acceder a este servicio.
    Es irónico instar a las mujeres a acudir a los servicios de salud más cercano para hacerse sus estudios a fin de un tratamiento oportuno, pues se van a topar con carteles de “servicio suspendido”. El diagnóstico y tratamiento oportuno es vital cuando se trata de esta grave enfermedad que difícilmente es superada por personas con escasos recursos. Esto considerando el alto costo de medicamentos y estudios médicos.
    Más irónico aún resulta que los candidatos, los que quieren acceder al poder en sus campañas políticas se pasan repartiendo jarabes, pastillas y gotas para ojos. Es ofensivo que sus propuestas de trabajo para la salud pública, que sus campañas para captar votos sean meros asistencialismo y no proyectos concretos, válidos y viables que tanto urgen para mejorar la salud pública en nuestro país. Mientras sigamos hipotecando nuestros votos a cambio de panchos, gaseosas o una tableta de analgésicos, por citar algunas limosnas preferidas de los politiqueros, seguiremos padeciendo los malos servicios públicos del país.
    La salud pública es una materia pendiente desde hace décadas. Pacientes tirados en los pasillos por falta de cama de internación, falta de médicos de guardia, falta de medicamentos, entre otros han convertido a este servicio público en un verdadero cáncer para la población paraguaya.

    http://www.vanguardia.com.py/2017/10/07/salud-publica-un-cancer/

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  6. Un hospital de referencia

    La salud maternoinfantil abarca aquellos aspectos de la salud de la mujer desde el embarazo al alum­bramiento, hasta la etapa del pos­parto. Pese a que la gracia de la maternidad es casi siempre una experiencia positiva, para muchas mujeres en todo el mundo es sinónimo de sufrimiento, enfermedad e incluso de muerte.

    Hay complicaciones que tienen relación directa con más del 70% de las muertes de mujeres madres a nivel mundial: hemorra­gias, infecciones, abortos, eclampsia y parto obstruido. Es por ello que la atención espe­cializada antes, durante y luego del alum­bramiento puede salvarles la vida a ambas, a las madres y a los neonatos. Es por ello que dedicar programas a la atención de este seg­mento de la salud constituye una obligación para el gobierno.

    Esta descripción de la realidad que se regis­tra a nivel mundial ha sido durante años también una situación similar en el Para­guay, donde la atención maternoinfantil ha estado por mucho tiempo en la franja defici­taria de los hospitales públicos.

    Aunque estos servicios dedicados casi con exclusividad a la atención de la mujer y del recién nacido, están presentes en todos los hospitales del esquema del Ministerio de Salud Pública (centros de salud, hospitales regionales o clínicas del IPS), en los últi­mos 30 años una de las instituciones que se ha destacado por su prestancia y por ser una referencia ha sido el Hospital San Pablo, el que era conocido anteriormente como el Centro de Salud N° 5, que ha visto a lo largo de su historia miles y miles de alum­bramientos. Allí se atiende un promedio de 110.000 pacientes al año, unas 300 a 350 consultas por día; además de un promedio de 3.500 partos al año, es decir, entre 12 a 15 nacimientos por día.

    A fin de optimizar sus recursos con el indu­dable objetivo de mejorar su servicio, este centro de referencia está cambiando su ros­tro. El nuevo edificio que alojará al hospi­tal se habilita este sábado, aunque entrará recién en operatividad en julio, luego de completar el equipamiento.

    Este centro especializado en la atención de mujeres y recién nacidos ocupa unos 5.000 metros cuadrados y el edificio está distri­buido en tres niveles, en los que se hallan urgencias, consultorios, laboratorio clínico, salas de estudios por imágenes, quirófanos y unidades de cuidados intensivos para adul­tos y recién nacidos.

    Cuando funcione a pleno, será el primer hos­pital dependiente del Ministerio de Salud Pública con dotación de camas de terapia intensiva exclusivas para mujeres con reque­rimiento de este costoso servicio. Para com­prender un poco más en detalles, el centro especializado tendrá una capacidad de inter­nación de 144 camas incluidas las 12 unida­des de terapia intensiva para adultos y 44 para el área neonatal, distribuidos entre cui­dados intensivos, intermedios y mínimos. La gran novedad constituye precisamente la habilitación del área de cuidados intensivos para adultos, un área que se carecía hasta la construcción del nuevo centro.

    Esta megaobra fue posible gracias a la dona­ción de 8,5 millones dólares realizada por la Agencia de Cooperación Internacional de Corea (Koica) y que contó además con una contrapartida nacional de un millón de dóla­res, aportados por el Ministerio de Salud Pública.

    Estos números dan cuenta de que el paso dado en favor de la mejora de los servicios es trascendental, con especial énfasis en la inclusión de servicios especializados y de alta complejidad.

    No cabe duda de que esta inversión en una obra tan útil representa uno de los legados más importantes del actual gobierno en el área de la salud, que ha sido una de las prin­cipales preocupaciones de la administración Cartes.

    https://www.lanacion.com.py/editorial/2018/06/02/un-hospital-de-referencia/

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  7. Sobre las batas blancas

    Los estudiantes de medicina levantaron la voz por la falta de condiciones laborales y el maltrato que sufren los residentes. “También estamos dando nuestra vida por la vida de los demás”, dijeron entre otras frases, a fin de exigir menos rigidez y trato digno, y visibilizar los casos de suicidio y depresión. He leído muchos comentarios: personas, incluyendo médicos, que critican esta actitud y dicen que la carrera es dura por naturaleza, mientras otros defienden y apoyan el reclamo.
    Ciertamente la salud mental de toda la ciudadanía es un asunto vital, por el cual ningún gobierno se ha preocupado. Los resultados están a la vista en cada vez más personas atormentadas por el dolor físico o el desvarío. En este caso estudiantes médicos justifican su lucha en pos de una de las carreras consideradas más estimadas para la humanidad, tanto respecto a la cura y paliativo de enfermedades como fuente, para los cursantes, de estatus socioeconómico.

    Es justo que estos jóvenes doctores eleven sus inquietudes, es bueno escucharlos para tener mejor conocimiento de la situación. Ya que además de la empatía con ellos, el cómo están nos afecta a todos por ser un hospital público.

    Optar por la carrera de medicina tiene que estar, como toda profesión, marcado por la vocación, un requisito del que poco se habla en nuestros días. Y quizás la primera presión comienza en la familia, cuando se dice: “vas a ser médico como tu abuelo y tu padre”, y luego esto va tomando cuerpo de deber u obligación. He conocido a tantos médicos automáticos, que no tuve curiosidad de saber por qué eligieron esa profesión.

    Todo estudiante debe conocer la realidad de la profesión de antemano y sobre la marcha; conversar con médicos de trayectoria profesional, ética y moral, participativa a nivel gremial. No todos los profesionales comparten los mismos pensamientos y posturas, pero justamente en el contraste está la riqueza del debate, la esencia para nuevos pensamientos en pro de la salud mental de la población, en este caso de los estudiantes. Mencionaron el suicido y la depresión como resultado de la alta presión que sufren. Estas son terribles consecuencias, tal como sufrir un surmenage y tener que abandonarlo todo.

    Respecto a cómo trabajan en Clínicas (con tanto sacrificio y carencias) es una de las preguntas que hago siempre a los médicos en entrevista. Hubo una respuesta que me quedó grabada, me dijo una médica: “Cuando yo fui al extranjero estaban muy sorprendidos porque, siendo residente, ya sabía hacer cosas que en ese país avanzado hacían los médicos con experiencia; consideraban algo extraordinario mi destreza y creatividad, algo que para mí era común por nuestra urgencia y necesidad permanentes”.

    Las condiciones laborales dignas nunca fueron algo que preocupe a los políticos paraguayos; la salud siempre estuvo en último lugar y las enfermedades de la pobreza han aumentado. Es tiempo no solo de reclamar a las autoridades de turno que prime la justicia y el respeto sobre horarios, exámenes y descanso, sino de plantearse profundamente en qué sistema se quiere vivir. Investigar, ir más allá, ser médicos rebeldes y humanitarios. La universidad además de lo académico, tiene el deber de acompañar las luchas para frenar los abusos a nivel nacional e internacional. Muchos temas hoy día manchan las batas blancas.

    Por Lourdes Peralta

    http://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/sobre-las-batas-blancas-1710339.html

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  8. Humanizar la medicina

    “Tenemos que humanizar la medicina”, me decía hace poco un amigo, estudiante de la carrera. Su padre, quien también fue médico, le aseguró que los doctores nunca deben olvidar el calor humano. El comentario lo hizo luego de contarme que, solo de su promoción, tres alumnos se quitaron la vida, dadas las presiones que debían soportar.

    En los últimos años, el rubro de la salud se ha mercantilizado en demasía, pero esto no es propiedad exclusiva de Paraguay. No es ninguna novedad (y resulta obvio) que el seguro médico más costoso es el que brinda la mejor atención. El problema no pasa tanto porque el sector privado aplique las reglas del libre mercado, aunque se trate indirectamente de poner un valor a la vida humana. El inconveniente radica en que la salud pública del país es deficiente, con presupuesto escaso (casi todos los hospitales públicos sin infraestructura ni insumos). Cuando se tienen estos dos extremos la realidad es angustiante.
    Y la culpa no la tiene precisamente el personal de blanco. Es más, la humanización debe empezar a favor de los profesionales de la salud. Muchos médicos residentes y enfermeros son explotados. Llegan a trabajar 48 horas seguidas, o más, y no existe cuerpo capaz de rendir al 100% sin descanso. Además, se tiene que considerar que son personas, con sus propios problemas, preocupaciones y necesidades, y que todavía deben seguir estudiando. Una mente acongojada y extenuada al cuidado de un paciente no parece ser una combinación muy razonable.

    Estudiantes del sexto año de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNA recientemente exigieron la creación de un departamento de salud mental y que se flexibilicen los horarios. Si bien la casa de estudios había emitido el año pasado una resolución para realizar talleres sobre este tema, se requiere una solución más holística. Los alumnos comentaban que son altos los índices de problemas de salud mental y que al menos un suicidio por año se registró en los últimos tiempos.

    De acuerdo con un estudio realizado por investigadores del Hospital Central de Nueva York, los médicos tienen la tasa de suicidios más alta que cualquier otra profesión. Tras analizar los datos de una década, se concluyó que entre 28 y 40 médicos de cada 100.000 se suicidan. El resultado es alarmante porque representa una tasa mucho más alta que la que tiene la población general, indicó el reporte.

    Toman la drástica decisión, principalmente por un cuadro de depresión no tratada o tratada a medias, aunque también pueden padecer otro tipo de enfermedades mentales. A los investigadores les sorprendió que existan más suicidios dentro del personal de blanco antes que dentro de las unidades militares. Afirmaron que las autoridades deben poner sus esfuerzos en evitar que el número crezca.

    NO ES MITO. El burnout (desgaste profesional), la depresión y la angustia no deben ser tomados a la ligera. Lastimosamente, aún una parte importante de la población local cree que la depresión es un estado de ánimo temporal y que cambiará espontáneamente. Que meramente es una tristeza pasajera.

    Por el contrario, se trata de una enfermedad muy seria que conlleva la pérdida del sentido por la vida y la disminución de las funciones síquicas. ¿Cómo un médico alterado mentalmente va a tener a su cargo la vida de otra persona? Es imposible.

    Se requiere de una transformación en la medicina paraguaya y esta solo puede ser impulsada desde el Estado, empezando por regulaciones claras y promoviendo un mejor trato para los estudiantes de hoy, en cuyas manos reposará mañana nuestro bienestar.

    Por Miguel Benítez

    http://www.ultimahora.com/humanizar-la-medicina-n1152141.html

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  9. Héroes maltratados
    DESIRÉE CABRERA
    Nuestro país está atravesando el peor momento de la pandemia del covid-19, con más de 25.000 casos activos a nivel nacional. Todos los centros hospitalarios públicos están colapsados ​​y la mayoría de los médicos y personal de blanco agotados luego de meses de intenso esfuerzo en la lucha por salvar vidas.

    Para la mayoría de la población, los médicos, enfermeras, laboratoristas y otros funcionarios que se encuentran en la primera línea en la titánica y larga lucha son héroes. Es por eso que se comprende el enojo y la indignación de los usuarios de Salud Pública en Cordillera al ver videos y fotografías de las condiciones insalubres y hasta si se quiere infrahumanas en las que se encontraban trabajando médicos y enfermeras de la Unidad de Terapia Intensiva ( UTI) del Hospital Regional de Caacupé, nosocomio de referencia donde son atendidos los pacientes con casos respiratorios de la zona.

    Las seis camas de la UTI se encuentran permanentemente ocupadas por pacientes intubados y con diagnóstico positivo de covid-19. Sin embargo, el área de monitoreo y sala de médicos y enfermeras estuvo sin agua potable más de dos semanas.

    La recomendación del Ministerio de Salud es que toda persona que se encuentra en un área de riesgo debe lavarse las manos, como mínimo, cada dos horas. Al personal de salud se le exige que el lavado y desinfección sea más frecuente cuando se trata con pacientes con diagnóstico positivo del covid-19.

    Sin embargo, los médicos no contaban con el líquido vital para poder cumplir este punto del protocolo del Ministerio de Salud Pública. Debían ir a otras áreas para la desinfección.

    Sus pocos minutos de descanso hacían sobre colchones tirados en el piso en una sala quirúrgica en desuso y sucia. Recién luego de que un video en el que se muestra esa situación fuera viralizado y de que el hecho fuera publicado por la prensa el lamentable problema fue subsanado.

    Es una pena que los héroes actuales sean tan maltratados por un sistema de salud minado de corrupción en plena pandemia.

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  10. Iñaki Gabilondo y la pregunta incómoda
    La pandemia nos ha mostrado claramente dónde están los “esenciales”, pero por ahora, sólo para hacerlos trabajar hasta el agotamiento.
    El periodista Iñaki Gabilondo, personalidad de la radio y la televisión de España y autor del libro “El fin de una época” en el cual aborda las “amenazas y grandezas del periodismo”, descolocó a un colega argentino cuando éste le preguntó qué va a pasar en adelante frente a políticos enzarzados en discusiones estériles y un periodismo que parece haber perdido el rumbo. “Qué va a pasar es la pregunta equivocada -disparó Iñaki-. Lo que hay que preguntarse es qué vamos a hacer”. Y a continuación invitó a reflexionar sobre cosas sobre las que no se ha estado pensando en serio.

    Afirma que “un Estado, para poder llamarse así, tiene que tener unos cimientos muy sólidos: servicios sociales, sanidad pública, servicios educativos, científicos y de investigación que tienen que constituir una base no discutible, diría pre ideológica”. Rubrica su pensamiento afirmando que esas categorías “siempre han sido las últimas de la fila, con los peores contratos, y de repente aparecen como esenciales. Ese sí que es un interesante descubrimiento”.

    Brillante y disruptivo. Es un hecho que en la mayoría de los países la salud, la educación y la investigación están servidas invariablemente por gente mal pagada y postergada. La cuestión que Iñaki invita a preguntarnos es “qué vamos a hacer para cambiar todo eso”. ¿Vamos a agotarnos en el plagueo o a influir para que las cosas cambien radicalmente?

    La pandemia nos ha mostrado claramente dónde están los “esenciales”, pero por ahora, sólo para hacerlos trabajar hasta el agotamiento. ¿Y en el futuro, cuando el virus se amanse? ¿Volverán a su zona gris o haremos que esa esencialidad se traduzca en mejores salarios y mayor estructura asistencial y de investigación? Como dicen, una pregunta oportuna muestra más camino que una respuesta a medias.

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  11. Giuliana CATTIVELLI MURDOCH, reclamó en la ceremonia de egreso, la corrupción e impunidad imperantes en la universidad pública y condiciones insanas de prácticas… el coraje y la lucidez de haber manifestado algo tan real y tan necesario de poner sobre la mesa. Demoledor.
    Temo por Giuli porque hay personas viscerales q’ la están criticando por desnudar realidad de la q’ se habla bajito, ñe’e mbeguepe, aunque es secreto a voces. Me temo q’ conservadores y misóginos le pasen una factura más cara aún su derecho a piso. Le quedan aaaños de práctica. @sandralopezpy
    Seguro va afuera a hacer la Residencia. Lo mejor que puede hacer. Imaginate ir a los Hospitales Escuelas aquí… Donde una parte de los Doctores Docentes hablan de «generación de cristal», cuando un Residente se suicida. o se le viene fácil a la chica, esos de siempre que aman su zona de confort no son seres de luz precisamente.

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  12. Un verdadero “carnaval” con las facultades de medicina.

    Filiales universitarias que no aparecen en el Consejo Nacional de Educación Superior (Cones), facultades que ni existen ante los organismos reguladores y cursos habilitados bajo amparos judiciales son algunas de las irregularidades detectadas tras el cruzamiento de datos públicos sobre el funcionamiento de la carrera de Medicina en Paraguay.

    https://pbs.twimg.com/media/F-UenhYXgAAG49r?format=jpg&name=900×900

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  13. MÉDICOS NO APTOS PARA EJERCER LA MEDICINA!

    -La Facultad de Medicina de PJC y CDE(Tres Fronteras, UNINTER) registró este año la mayor cantidad de nuevos profesionales. El detalle: no está acreditada por ANAES, razón por la que lanzamos al mercado casi 700 médicos «mau» con datos aceptados por el MEC. PAIS GENEROOSOO! La disposición es de febrero de 2022, a punto de cumplir 2 años, pero sigue abierta, cobra las matrículas y regala becas a afiliados de la ANR… ¿QUÉ PAÍS ES ESTE?

    Pero esos nuevos médicos pueden obtener su registro profesional aunque hayan estudiado en una universidad no acreditada?… Son como Rivas, no solo tiene un titulo «mau» sino que al NO estar habilitada, la misma facultad es trucha.

    Yo sé que la facultad es trucha, me refiero al registro profesional de cada uno de ellos, los nuevos médicos mau, ese numerito que está debajo del nombre del médico en su sellito… Ese registro, lo pueden conseguir igual?… Creo que eso lo da el MEC. Y ellos dicen que averiguar los antecedentes no es tarea suya, sino que aprueban los que le envían las facultades Es posible que ocurra. eso, registros oficiales de médicos en Facultades inhabilitadas. Es tal el descontrol, que cualquier cosa puede ocurrir. @chiqui_avalos

    Y no así nomás… Estas ñembo universidades, tienen medidas de inconstitucionalidad, para poder seguir facturando. Ósea que hasta el Poder Judicial tiene sus tentáculos en el chanchulo de universidades kachi’ai.

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  14. ¡Feliz Día del Médico!
    Doctor Mime

    El Día del Médico es una celebración que honra a aquellos profesionales dedicados que desempeñan un papel fundamental en la salud y el bienestar de la sociedad. Esta fecha, el 3 de diciembre, conmemora primeramente a San Lucas, considerado el patrón de los médicos y cirujanos. La elección de este día específico para honrar a los médicos tiene raíces históricas y simbólicas que se remontan a diferentes culturas y momentos de la historia. San Lucas fue un médico griego y discípulo de Jesús, quien también se convirtió en evangelista y autor de uno de los Evangelios del Nuevo Testamento y del Libro de los Hechos. La tradición cristiana considera a San Lucas como el patrón de los médicos debido a su vocación tanto espiritual como médica.

    https://www.lanacion.com.py/columnistas/2023/12/03/feliz-dia-del-medico/

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  15. Normalizando lo inconcebible
    Alex Noguera

    El caso de Silvina Luna conmocionó a toda la Argentina. La modelo y presentadora de TV, de 43 años, falleció hace un mes, el 31 de agosto, como consecuencia de una mala praxis.

    Aunque el concepto “mala praxis” es usado en casos de medicina, también se refiere a otros profesionales que cometen un error. En medicina sería, por ejemplo, cuando una persona acude por un problema menor y tras el procedimiento el paciente fallece o queda con secuelas.

    Es como si alguien fuera al facultativo a causa de una uña encarnada. Lo revisan, le aplican anestesia local, le cortan la uña que provoca el problema y luego le vendan la herida. Tras unos días, esa experiencia debería quedar en el recuerdo, pero ocurre que el paciente regresa para su control y al retirar el vendaje descubren que el dedo está infectado porque en el momento de la cirugía no se tomaron las precauciones de asepsia debidas y se produjo una infección.

    El cuadro puede llevar a la muerte del paciente o en el mejor de los casos a la amputación del dedo o al uso de antibióticos para evitar semejante desenlace.

    https://www.lanacion.com.py/columnistas/2023/09/30/normalizando-lo-inconcebible/

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  16. GUARDIAS MÉDICAS INHUMANAS Y PELIGROSAS
    5 DE MAY DE 2022

    Sigo sin comprender por qué los médicos hacen guardias de 24h. Ayer se fue a las 8 al hospital y hemos desayunado hoy a las 10 cuando ha vuelto: 26h trabajando. Si no dejamos que un camionero conduzca más de X horas, ¿por qué un médico puede atenderte tras 22h sin parar?

    Después de 2 años de pandemia, cuando hemos visto lo importante que es nuestro sistema sanitario, nada ha cambiado con esto. No puedes tener a la gente que tiene que salvarte la vida trabajando tantísimas horas.
    Los médicos siguen teniendo unas jornadas laborales que en cualquier otro sector no se permitirían, pero aquí se toleran, como la situación de los médicos residentes, porque si no, el sistema sanitario se para.
    Y, además, todo ese agotamiento físico y mental lo arrastran cuando vuelven a casa. Esas jornadas laborales no sólo les quitan ese día entero que han estado trabajando, también el siguiente que lo pasan recuperándose.
    Que un médico trabaje 24h y descanse una media de 2-3h en ese turno, es un riesgo para el paciente y para el propio médico. @EduardoSaldania

    -En aviación tenemos un número de horas máx que podemos volar para evitar la fatiga, una de las mayores causas de accidentes y errores. Y un número de horas mínimo de descanso entre dos periodos de trabajo. No entiendo que no haya algo así para sanitarios… Porque en aviación o un camionero si cierra los ojos un segundo puede matarse y matar a más gente, mientras que un bombero o un médico no. Los accidentes de camión son más aparatosos, mediáticos y los cuentan. Lo que ocurre en los hospitales parece que es cosa entre médico, paciente y familia únicamente.
    -La guardia es como los bomberos, están 24 horas en el hospital, si no hay pacientes descansan, es una forma de evitar el turno de noche y se pagan teóricamente como se debe. Por eso la mayoría de los médicos quieren hacer guardias… Si no hay pacientes?, quién estará a cargo de los pacientes hospitalizados, de los ingresos, de las indicaciones, de tomar muestras cada 2 o 3 o 4 horas, es decir, creo que para comentar se debe vivir un par de guardias médicas en un hospital. Los médicos con guardias a los 55 años hemos trabajado como tres vidas laborales de cualquier oficio y sin cotizar la mayoría de ellas.
    -Lo que quiere decir es que la guardia es eso, guardia, disponibilidad, no actividad ininterrumpida. Igual que las guardias de los abogados del turno de oficio. Yo sigo sin comprender por qué se permite a los médicos dormir durante las guardias, o directamente hacer guardias desde la cama de su casa, tener que llamar a un médico por una urgencia y que te responda «eh ah… ahora voy que estoy en mi casa» y cobrando encima.
    -Porque las guardias suponen una gran parte de su salario. Deberían tener salarios adecuados y plantillas con todo el personal necesario. Esa situación no se regula porque los médicos no quieren regularla. Te animo a que te informes por lo que se cobra por una guardia. Es curioso, pero lo que menos importa es la atención al paciente en este caso. Por otra parte, no conozco ningún caso de médico que haya trabajado 24 horas seguidas. Suelen dormir en las guardias, tienen hab. para ello, aunque la calidad del sueño es la que es y te pueden despertar por una urgencia (muy urgente tiene que ser). Se critica mucho la privatización de la sanidad, cuando lo que se debería de criticar para empezar es la gestión de los centros, gran parte del problema. A mayores presupuestos, mismos problemas crónicos.
    -Aunque fuera UN DÍA, estamos hablando de personas que tienen la salud de otras personas en sus manos. Mal , muy mal. Y ya puestos a solucionar problemas, ¿por qué dejan que los que trabajan en lo privado luego lo hagan en lo público? Es incomprensible. Y si faltan médicos ¿por qué no bajan las notas de acceso a Medicina y así puede entrar más gente para formarse en Medicina en vez de resignarse y entrar en otras carreras que no les gustan? Porque el sistema sanitario en este país se basa en tener al mínimo número de médicos posible para sacar el trabajo, la salud mental/física del médico y las consecuencias para el paciente dan igual. Si no habría que contratar a más del triple de personal y eso es caro.
    -Por todo lo que está mal en la medicina: La burguesía médica se beneficia y la clase obrera médica sale perjudicada. Los primeros deciden por todos y la mayoría no se opone porque aspira a ser de la clase alta.
    Vamos, como la vida misma…

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  17. LOS PECHOS SON DEBATIBLES. EL PENE SI ES IDIOTIZADO

    Dicen que agrandarse el pene es un acto vinculado al machismo cultural. Mi visión es que un hombre agrandándose el pene es tan estúpido como una mujer agregándose siliconas en los pechos. Acepten cómo nacieron, pelotudos, pelotudas y pelotudes y dejen de jugar con sus cuerpos… Los pechos, es una cuestión estética. En algunos casos será por algún problema pero en casi todos los casos es por sentido estético. Y los nabos que quieren el pene más grande también. Una cosa es arreglarse algún desperfecto, por llamarlo de alguna manera. Una nariz aguileña por ejemplo, un mentón muy pronunciado o injertar cabello. Pero agrandarse algo por cuestión estética ya me es tonto y peligroso… Y qué lo haga, nadie le prohíbe. Sólo que el pene es algo delicado para hacer este tipo de cosas, más con esas dos «doctora Barbies». Ya con ese nombre te tienen que indicar algo (?) @JuanManuelSalin

    Inseguridad, adicción al porno y aserrín en la cabeza, resultado… pilin con ácido hialurónico infectado y mutilado. Las siliconas en los pechos pueden ser para levantarlas después de amamantar y recuperar su forma… o para rellenar defectos de nacimiento, o para tener más éxito porque es lo que vende (?)

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