Gobierno de responsabilidad compartida (1)

por Gonzalo Quintana (*)

La idea de un “Gobierno de responsabilidad compartida” pertenece al Dr. Luis María Argaña. Lamentablemente, en aquel entonces, por torpeza mía no pude profundizar lo suficiente en su contenido. Aun así, fue una gran lección política y me sigue pareciendo una muy buena idea. La historia, resumida, es la siguiente:

La crisis política generada en 1999 por la decisión del presidente Raúl Cubas de indultar al Gral. Lino Oviedo, para muchos de nosotros de una manera inconstitucional, provocó una serie de reuniones para evitar el desenlace que registra la historia.

Estuve presente en tres de ellas invitado por el entonces senador y amigo Emilio Cubas y el ex ministro del Interior Carlos Cubas, hermanos del Presidente, para debatir el tema. La primera fue en compañía del Dr. Guillermo Caballero Vargas en la Casa del Presidente, y las otras dos en la casa de cada uno de los hermanos, esta vez con el senador Mario Paz Castaing. En todas estas reuniones intentamos en vano convencer al Presidente que asuma el liderazgo de su gobierno y postergue la decisión de indultar hasta que las condiciones sean más propicias. No hubo caso.

A partir de entonces, las reuniones entre dirigentes políticos y congresistas se sucedieron para preparar el juicio político al Presidente. En algunas de ellas participó el vicepresidente Argaña. Su participación fue tan pasiva que el Sen. Juan Manuel Benítez me manifestó: “No le entiendo a Argaña, estamos hablando de realizar una gestión que le situaría en la Presidencia de la República y él no hace gesto alguno, ni de aprobación ni de rechazo”.

La última vez que le vi al Vicepresidente fue en la casa de Mario Paz; concluida la reunión y caminando hacia nuestros vehículos aproveché la ocasión para transmitirle la inquietud que compartía con Benítez Florentín. Entonces me dijo: “Es un disparate lo que plantean”. ¿Por qué?, le dije. “Porque ahora es imposible un Gobierno de unidad nacional como Uds. pretenden. Sí es posible y necesario un Gobierno de responsabilidad compartida”, me respondió.

Continuó: “Hoy en día los partidos están tan atomizados en movimientos internos, hay tantos jefes que cada uno reclamará su porción del poder (citó los distintos liderazgos en los dos partidos tradicionales) que cuando termine la distribución el que menos poder tendrá será el propio Presidente de la República”.

“La posibilidad de plantear un gobierno de unidad la tuvimos y la desperdiciamos cuando Laíno era dominante en el PLRA y la unidad de la ANR era segura. Entonces, bastaría que dos se pongan de acuerdo; hoy en ambos partidos esto es imposible”.

“El Paraguay necesitará en los próximos años un Presidente con mucho poder para conducir un proceso que requerirá de dolorosos ajustes; un presidente sin poder o sometido a todo tipo de presión dentro de su propio gobierno será un completo fracaso”.

Le pregunté: “Entonces, ¿cómo se entiende lo de gobierno de responsabilidad compartida?”. Contestó: “Tenemos que tener un Presidente con plenos poderes, que plantee un programa y un estilo de gobierno y los que están de acuerdo tendrán el espacio para compartir la tarea” .

“¿Cuáles serían esos programas y estilo”, pregunté. Habíamos llegado hasta su vehículo: “Ahora ya no tengo tiempo, te busco en algún momento para continuar conversando”.

Cumplió con su palabra. El fin de semana anterior a su muerte llega a mi casa, en Pilar, un emisario suyo diciéndome que el Dr. Argaña me invitaba a pescar en su estancia. Le dije que me disculpara, pero que había venido desde Asunción con un viejo compañero de pesca para compartir esa jornada.

Días después fallecía y para desgracia mía nunca pude nutrirme con la visión del proceso de un experimentado político, que conocía las intimidades del poder.

El resto es historia conocida, destituido el Presidente se conforma un gobierno sin propósitos definidos ni objetivos superiores. La supuesta unidad no es más que una repartija de ministerios y cargos públicos.

El supuesto gobierno de unidad no hizo más que consolidar el viejo pensamiento político tan sectario y maniqueo como siempre. Por supuesto, no logró mejora alguna en el funcionamiento del Estado.

LA SEGUNDA OPORTUNIDAD

Luego, se tuvo una segunda oportunidad. La oposición encuentra la fórmula para desplazar al Partido Colorado con una atrayente, aunque tramposa, propuesta de alianza patriótica para el cambio (APC).

Pero la historia no cambió, porque nunca hubo un ánimo de asociarse sino que era el desarrollo de un plan oportunista de gente sin escrúpulos. Jamás nadie quiso concertar, sino que agregarse para mejorar su posición política personal. Esa fue o es otra oportunidad perdida, que tiene su propia historia.

Próxima entrega: ¿Fracasó la Alianza Patriótica para el Cambio (APC)?

26 de Agosto de 2011

http://www.abc.com.py/nota/gobierno-de-responsabilidad-compartida-1/

10 comentarios en “Gobierno de responsabilidad compartida (1)”

  1. Gobierno de responsabilidad compartida (II)

    por Gonzalo Quintana (*)

    ¿Fracasó la Alianza Patriótica para el Cambio? (APC)

    Los partidos tradicionales no pudieron superar la lógica de la confrontación y la idea de que el Estado es un botín que se lleva el que “manda”. Este pensamiento parece haberse consolidado con la transición, incorporando a esta dinámica a nuevos partidos y movimientos.

    La diferencia es que ahora se accede a ello a través de las elecciones o concluidas estas, de cuotas que se ofrecen para constituir mayorías. Las mayorías son ocasionales para resolver casos puntuales, no dan rumbo al país, sino que satisfacción a apetitos políticos.

    Este pensamiento y esta dinámica generaron un movimiento, un escenario propicio para la emergencia de actores no tradicionales, outsiders, como se los llama.

    Este movimiento parece una esquizofrenia política. Los dirigentes políticos leen perfectamente el desprestigio que tienen sus partidos, pero en vez de transformar el partido con otras ideas, objetivos y prácticas se ponen a buscar candidatos afuera para continuar con los viejos métodos internos que les desacreditan ante la sociedad.

    La ANR empieza con Wasmosy, le sigue Cubas, ahora Cartes. En el PLRA los intentos no fueron pocos, incluyendo al antiliberal Fernando Lugo. Otras comunidades políticas buscaron representación en el PEN con Guillermo Caballero, en el PPQ con Fadul, en Unace, etc.

    En este trajín surge la idea de juntarse para ganar las elecciones del 2008. Al principio parecía que una concertación era posible, porque no podía haber discrepancia en cuestiones básicas para transformar un Estado premoderno. Sin embargo, apenas se supo que el candidato que ganaría las elecciones era Fernando Lugo se acabó la concertación y empezó el proceso de cooptación y exclusión.

    El PLRA, a esas alturas más acostumbrado a solicitar espacios que ganar el poder, abandona todo intento de concertar y le proclama a Lugo como su candidato. El propósito era provocar el enojo de los otros partidos para que se alejen. De esa manera habría mejor tajada al momento de reparto en el Gobierno.

    En su momento advertí a los dirigentes de mi ex partido (PLRA) que Lugo jamás estuvo en la línea de la concertación y que sin una competencia electoral limpia y líneas de gobierno claras y consensuadas el fracaso estaría garantizado.

    Es que los conflictos preelectorales se instalarían con total crudeza y rudeza en el propio Gobierno.

    Lugo y su gente más el PLRA lograron parcialmente su objetivo. Excluyeron a Patria Querida y Unace. EL PLRA logra la misma cantidad de ministerios que le había dado González Macchi para utilizarlos en la fachada de gobierno de unidad. Pero, como entonces, idéntico, no tuvieron una pizca de poder.

    Lugo logra que las decisiones se tomen en otro lugar y desde otra posición ideológica, cuyos representantes son los grandes ganadores reales.

    “Oiko la rejuntado”; como en un partido so’o no había equipos, ni reglas ni árbitro. Entraron a la cancha a patear la pelota como podían, cada uno tratando de meter su gol propio, es decir su propia mano en la lata.

    No fracasó la Alianza, lo que fracasó es el gobierno que no fue capaz de construirla. Es que sin ánimo de asociarse para un objetivo común, sino que motivados por intereses que a la postre le llevaran al enfrentamiento, el resultado estaba cantado.

    No se puede hacer alianzas con enemigos irreconciliables. Lugo y su gente jamás serán aliados de los liberales porque los aborrecen, los desprecian. El pacto entre dirigentes del PLRA y las distintas manifestaciones de la izquierda radical no puede tener otra motivación que la repartija del botín para aquellos y la repartija y la sobrevivencia política de estos.

    Como era de suponer, el gobierno de la APC, dominado por el viejo pensamiento político, tiene un comportamiento idéntico al del fallido gobierno de unid
    27 de Agosto de 2011

    Me gusta

  2. Gobierno de responsabilidad compartida (III)

    por Gonzalo Quintana (*)

    ¿Es posible un gobierno de responsabilidad compartida?

    Muchos países lograron superar situaciones de estancamiento o de atraso mediante acuerdos políticos que permitieron iniciar y desarrollar un proceso consistente.

    La demanda internacional por nuestros principales productos agropecuarios que producimos con eficiencia será sostenidamente creciente en las próximas décadas, nuestra enorme capacidad energética instalada, la búsqueda en todo el Continente de la interconexión bioceánica más eficiente -y nosotros estamos en el medio de los dos océanos -, etc. hacen que como nunca antes coinciden factores que ofrecen a nuestro país una oportunidad inédita.

    Por eso, una concertación de verdad más que posible, es una necesidad para nosotros.

    Lo único que necesitamos es de dirigentes, en todos los sectores, que entiendan cómo funciona el mundo y que estén dispuestos a no quedarse con la ambición de un cargo, sino que con la aspiración de ser trascendentes porque transformaron el país.

    Una concertación se puede construir desde el gobierno o desde un proceso preelectoral para ganar el gobierno. Lo importante es que sea capaz de construir suficiente consenso para dar un rumbo estable y predecible al país, a la par que gobernabilidad y eficacia al gobierno.

    Precisamente la gobernabilidad o gobernanza no se logra en la cúpula, sino cuando los dirigentes incorporan al pueblo al gobierno porque responde a su demanda. El acuerdo que satisface la demanda de la cúpula se llama “repartija”.

    POR DÓNDE EMPEZAR. EL VALOR POLÍTICO DE LA GENTE

    La gente: Las concertaciones exitosas muestran varios elementos comunes. Uno de ellos es que tuvieron un inicio idéntico: aparecieron líderes positivos, “distintos”, en varios sectores. Pero más importante: la gente apoyó y votó a lideres positivos.

    Los líderes positivos son aquellos que fundamentan sus liderazgos en virtudes que permiten conducir un equipo hacia logros superiores a la sumatoria de los logros individuales de sus componentes.

    Líderes positivos aseguran a los demás la posibilidad de desarrollar sus propios liderazgos para dar continuidad al esfuerzo.

    Los líderes positivos no son los chupamedias, los panegiristas, los irresponsables que confunden optimismo con ignorar la realidad; sino aquellos que son capaces de hacer una crítica aunque dura, confiados que se puede cambiar esa realidad.

    Tenemos ejemplos cercanos de líderes que dejan el gobierno con una enorme popularidad y a nadie, menos a ellos, se les ocurre romper las reglas pactadas o plantear reelecciones indebidas. Su cargo es irrelevante ante el valor de mantener el pacto, generar confianza y darle credibilidad a la palabra empeñada.

    Con este tipo de dirigentes no existen los “únicos líderes”. Esta es la diferencia entre el jefe de una banda y un estadista. Ahí están en esta categoría Lagos y Bachelet en Chile, Lula en Brasil, Sanguinetti y Tavaré en Uruguay, etc.

    Claro está, no hace falta ser Presidente para ser un estadista o un líder positivo. Este siempre lo será porque depende de la forma de pensar y actuar en la política.

    Nuestra situación no cambiará si persistimos en elegir a la misma gente, o a personas distintas pero con pensamiento idéntico, con la misma lógica que caracterizó toda la política desde 1989. Así no habrá espacio para la esperanza.

    Es que la política criolla no generó lideres sino jefes de pequeñas tribus sin otro propósito que conservar los privilegios de la banda, pero lo más grave es que no se nota en ellos mucho propósito de cambio a pesar de las evidencias.

    Próxima entrega: Paraguay tiene una oportunidad inédita y final.
    28 de Agosto de 2011

    Me gusta

  3. Gobierno de responsabilidad compartida (final)

    por Gonzalo Quintana (*)

    El Paraguay tiene una oportunidad inédita. Convergen una serie de factores que nos permiten pensar que haciendo bien las cosas tenemos 20 años, como mínimo, de sostenibilidad económica y financiera para transformar el Estado y la sociedad. Instalar la cultura del trabajo, la cultura de la eficiencia en la administración de los recursos del Estado, el estado de derecho, programas sociales universales para enfrentar la extrema pobreza sin fomentar el prebendarismo y el clientelismo, etc.

    Decíamos que una concertación se inicia cuando la calidad de los dirigentes políticos, gremiales, sociales permite lograr consensos porque se superó la lógica de la confrontación, del cuoteo y se eleva el punto de mira de la política. Pero se concreta cuando estos dirigentes reciben el apoyo y los votos de la ciudadanía.

    Las condiciones necesarias son:

    Liderazgos positivos: los cambios que necesita nuestro país son tan extensos y profundos que es insuficiente un acuerdo programático para gerenciar una “hoja de ruta”. Necesitamos un presidente con plenos poderes, pero sobre todo un liderazgo que conduzca el proceso preservando los valores de la organización. “Líder es aquel que logra lo que la ciencia del gerenciamiento dice que no es posible”. (Gral. Colin Powell)

    La herramienta: esa organización debe ser una concertación que sea capaz de ganar una elección pero sobre todo que sea capaz de orientar el gobierno y mantener los valores y principios sobre los que se constituyó. La concertación es el espacio para compartir la responsabilidad de ofrecer al país un buen gobierno.

    Un gobierno de responsabilidad compartida: si no se pudiera hacer una concertación para ofrecer una alternativa desde el proceso electoral, sería imperdonable que no se intente desde el gobierno que asuma.

    La concertación es posible siempre que se sustituya la lógica del cuoteo y del cargo por la lógica de la función. Es posible si elegimos, si votamos al que prefiere nombrar un buen funcionario para el Estado que a un avivado operador político bueno para nada.

    ¿Con quiénes? Sin embargo, un conjunto de líderes con una predisposición, con una propuesta superior, requerirán de un ambiente especial para que la concertación sea posible.

    El factor clave es la confianza que inspiran esos actores políticos.

    La herramienta que tiene la política es la palabra, para proponer, convencer, acordar o seducir. Pero la palabra solo tiene valor cuando existe una coherencia entre el hablar y el actuar. En consecuencia, será imposible concertar con personas que cambian de discurso, de criterio y de comportamiento contradiciendo lo que dicen valorar.

    Entonces, la calidad necesaria se demuestra con las ideas, los valores y los principios que generan una conducta constante. (Esto es lo que se llama ideología).

    Tenemos que asegurar objetivos, propósitos, valores y principios compartidos, pero a la par garantizar una sana y provechosa competencia.

    Tenemos que encontrar esos valores, en las distintas áreas y facetas. Un gobierno de responsabilidad compartida es posible como resultado de un proceso que debe iniciarse con un acuerdo ideológico que defina los límites del ejercicio del poder, un pacto político que defina la naturaleza y esencia del gobierno y el proceso de toma de decisiones, un acuerdo preelectoral para definir candidaturas y, por fin, una suerte de programa que oriente las decisiones del gobierno.

    La tarea es juntarnos, comprometernos y dedicarnos. Con esto tendremos la posibilidad de tener el gobierno que necesitamos más allá de los colores.
    29 de Agosto de 2011

    Me gusta

  4. Senado

    por Edwin Brítez

    ¿Cómo es posible que políticos de la veteranía de Alfredo Jaeggli piensen que el presidente de la República, Fernando Lugo, está excluido de la posibilidad de ser senador activo en el periodo 2013-18 solo porque el Senado impidió el juramento de Duarte Frutos? Estoy de acuerdo con el senador Julio César Velázquez, aunque únicamente en este caso puntual: “Sí o sí Lugo será candidato a senador activo del próximo periodo”.

    El Senado no impidió nada sobre el futuro de Lugo, ya que la cadena de irregularidades que viene cometiendo ese cuerpo legislativo no servirá absolutamente de base en futuras situaciones similares. Aquí lo que sucedió fue que el Senado estuvo metido en un berenjenal institucional del cual no tenía forma de salir sin dejar lesiones a su paso.

    El contuso más visible es Duarte Frutos, pero si hurgamos con mayor profundidad encontraremos que el procedimiento empleado por el Senado es una grave lesión al orden constitucional, como lo fueron también procedimientos del TSJE y de la Corte, pero si vamos un poco más al fondo aún, descubriremos que no es solamente falla de los poderes del Estado, sino de todo el entramado político, es decir, el sistema que un día hace la vista gorda y otro día se pone riguroso o tal vez vengativo, sin observar fríamente la letra y el espíritu de la ley.

    No fue la Justicia Electoral ni la Corte las que dijeron que Duarte Frutos no puede ser senador, sino el Senado por una mayoría coyuntural que no sintió la necesidad de fundamentar su acto precisamente porque redujo la solución del problema a una cuestión numérica.

    Es cierto que para cuando le llegue el turno a Lugo de intentar lo mismo que probó el ex presidente Duarte Frutos, muchos de los actuales senadores ya no formarán parte de la cámara y por tanto nadie puede garantizar que habrá nuevamente mayoría para que en esa oportunidad se vote en contra del juramento de un ex presidente como senador activo.

    Pero para cuando le llegue el turno a Lugo, esta misma Justicia Electoral no podrá impugnar la candidatura del presidente en ejercicio como aspirante a integrar el Senado del próximo periodo porque si lo hace borrará con el codo lo que escribió con la mano en el caso de otro ex presidente. Tampoco la actual Corte podrá fallar diferente a lo que resolvió si se vuelve a tomar juramento en el Senado a otro que no sea Lugo en el hipotético caso de que sea elegido senador activo.

    Soy de los que piensan que un ex presidente debe ser senador vitalicio, aun cuando el artículo constitucional haya sido redactado solo para impedir la reelección del general Andrés Rodríguez. Es la misma Constitución la que nos rige y si ya no sirve, se la debe cambiar, no avasallarla.

    Pero creo también que el afectado, en este caso un ex presidente de la República, tiene derecho a renunciar, como lo tiene un senador activo, el propio presidente de la República y últimamente hasta los obispos que prometieron ante Dios ejercer esa función hasta la muerte.

    El caso Duarte Frutos-Céspedes deja como lección que nuestra democracia sigue arrastrando el lastre de las “situaciones especiales” en las que se amparan quienes controlan momentáneamente el poder para forzar interpretaciones constitucionales y proteger con votos, influencias y corporativismo a quienes hicieron el favor de construir y formar parte de mayorías impunes.

    Hay un contrato básico que está por encima de las imperfecciones de nuestras instituciones y de nuestro ordenamiento jurídico. Consiste en reconocer y respetar la existencia de tres poderes, que a pesar de ser interdependientes, cada uno tiene roles exclusivos. Ya no podemos seguir funcionando sobre la lógica de la partidocracia, de las mayorías coyunturales, y de pactos movimentistas para eliminar enemigos y proteger a los amigos. Iporãmante.

    11 de Septiembre de 2011

    http://www.abc.com.py/nota/senado-3133/

    Me gusta

  5. Alianzas posibles e imposibles

    por Marcos Cáceres Amarilla

    Aunque le resten aún dos años de gestión a la actual administración del Poder Ejecutivo, algo que podemos decir es que la lógica de los acuerdos que tejió hasta ahora con los partidos políticos, particularmente en el Congreso, se caracterizó por su fugacidad y volatilidad.

    Al inicio de la administración, en el 2008, el presidente Fernando Lugo, motu proprio o aconsejado vaya a saber por quien, impulsó una alianza en el Parlamento entre Unace, PLRA y los tres senadores de izquierda. Oviedistas y liberales se repartieron las mesas directivas de ambas cámaras. Patria Querida y el Partido Colorado quedaron de lado.

    Esta mezcla enseguida se desbarató, cuando los oviedistas mostraron que su verdadero aliado y con el que tenían un compromiso que cumplir eran los colorados, o, mejor, Nicanor Duarte Frutos. El Ejecutivo se acercó al sector no nicanorista de la ANR y a PQ y se comenzó a distanciar de un sector del PLRA que le exigía espacios políticos.

    En su segundo año, se cristalizó lo que ya estaba ocurriendo de hecho: el PLRA mostró su división sin ambages. El nuevo acuerdo político, reflejado en la mesa directiva del Senado, lo formaron PQ, un sector del PLRA, un sector de la ANR y los senadores de izquierda. Del otro lado, quedaron los liberales enojados con Lugo, un sector de los colorados y Unace.

    Esta alianza se rompió con el protagonismo cada vez más fuerte de Horacio Cartes en el escenario político, que provocó un reacomodo de fuerzas en la ANR. Al mismo tiempo, los aliados del Ejecutivo, por distintos rumbos, comenzaron a fijar su propio futuro político.

    La posibilidad lejana de una reelección y luego de una candidatura a senador acercó al Ejecutivo al anteriormente vilipendiado sector nicanorista. Ocurrió igual dentro mismo del Partido Colorado, donde los senadores castiglionistas, anteriormente enemigos acérrimos de Duarte Frutos, pactaron con él e hicieron lo posible, sin lograrlo, para que jure como senador.

    Embarcado en su tercer año de mandato y con las próximas elecciones generales ya en la agenda de los partidos, el Ejecutivo perdió la iniciativa, y las alianzas en el Parlamento tomaron un derrotero que se fijaron los partidos, de acuerdo a su propia estrategia. El PLRA, Unace y PQ se aliaron en el Senado, quedando de lado los partidos de izquierda y los colorados. Sin embargo, igual que los demás, este acuerdo será, o tal vez ya fue, fugaz.

    La perspectiva previa a las elecciones generales indican que el Partido Colorado, luego de sus internas, se debería unir, algo que nadie puede asegurar. En todos los otros partidos existe más o menos el convencimiento de que si no se alían, tienen escasas posibilidades. Pero la sola unidad, sin un candidato y un discurso atractivo, tampoco asegura nada.

    ¿Pueden unirse el PLRA, Unace, PQ, el Frente Guasu y otros partidos para enfrentar a un candidato colorado? Y, lo más importante: ¿podrán gobernar después? ¿Cómo? Aunque algunos sostengan que en el Paraguay todo es posible, hay cosas que son muy difíciles de creer que puedan ocurrir.

    11 de Septiembre de 2011

    http://www.abc.com.py/nota/alianzas-posibles-e-imposibles/

    Me gusta

  6. Más Estado gigante, inútil y corrupto

    De acuerdo con los números manejados en el proyecto de Presupuesto General de la Nación, el actual gobierno tiene previsto crear otros 2.800 nuevos puestos públicos en el próximo periodo fiscal. En caso de aprobarse en el Congreso, Paraguay pasará a tener 14.000 nuevos funcionarios desde que Fernando Lugo asumió el poder, en agosto de 2008, alcanzando un total de 245.000 dependientes. ¿Qué “cambio” representa esto en comparación con el Estado elefantiásico, corrupto e inoperante que el Presidente heredó de sus predecesores colorados y que tanto cuestionaba durante su campaña política? Ninguno. Continuamos en las mismas: dilapidando en sueldos los recursos del contribuyente, sin perspectivas desarrollistas ni visión estratégica acerca de lo que debemos hacer para salir del atraso.

    Así como está concebido, el Presupuesto General de la Nación del año próximo reproduce casi sin variaciones la definición de prioridades que se planteó el Poder Ejecutivo en los años anteriores, ya que aproximadamente un 85% de los fondos públicos se destinará a gastos corrientes; es decir, a sueldos, y solo el 15% restante se invertirá en infraestructura.

    Es justamente por obra y gracia de este espantoso déficit en infraestructura que nuestro país ocupa uno de los últimos puestos, puntualmente el 122 de 140 países medidos, en el reciente Reporte Global de Competitividad 2011-2012, elaborado por el Foro Económico Mundial. Otra de las causas que explican tan pobre desempeño se debe a la existencia de una “burocracia gubernamental ineficiente”.

    La carencia de infraestructura es precisamente la que dificulta o retarda la radicación de inversión extranjera significativa en nuestro país. Lo repitieron hasta el cansancio ilustres personalidades que nos visitaron recientemente, como la ex ministra de Finanzas de Nueva Zelanda, Ruth Richardson, y la directora del Banco Mundial para el Cono Sur de las Américas, Penélope Brook. “Más y mejor infraestructura se traduce en mayor crecimiento económico. Más y mejor infraestructura conduce a una menor desigualdad del ingreso”, afirmó esta última en una conferencia realizada este mismo mes. Consejos en los que, por supuesto, a nadie en el Gobierno le interesa reparar.

    ¿Quién vendría a radicar inversiones a un país en el que aún existe un déficit pavoroso en términos de servicio eléctrico, rutas, puentes, de accesos y caminos por los cuales hacer circular la producción y llevarla a los mercados nacionales y extranjeros, en el que el tren es una fantasmagórica reliquia del pasado y los aeropuertos están perdiendo su capacidad operativa por falta de tecnología? Sencillamente NADIE.

    Y resulta que como el Estado dilapida la mayoría de sus ingresos en mantener una burocracia parásita y paquidérmica, no cuenta con el dinero que perentoriamente precisa para poder efectuar esas inversiones. Pero lo más grave es que ese mismo Estado se comporta como el perro del hortelano, que no come ni deja comer, porque tampoco crea las condiciones para que el sector privado participe, con su capital y su iniciativa, en estas áreas estratégicas de nuestro futuro desarrollo.

    Ahí está como prueba la ley de concesión de aeropuertos, varada en el Congreso por una mera formalidad, debido a un debate insustancial en torno a qué debe entenderse por “pedido de urgencia”; y un Ejecutivo totalmente ambiguo y dubitativo, que por prejuicios ideológicos ni siquiera sabe si va a promulgar la norma, en caso de que esta alguna vez logre superar las paredes del Parlamento.

    Por lo demás, es lamentable que en nuestro gobierno prevalezca una visión netamente fiscal, y que ella se sobreponga a una perspectiva económica orientada a la superación del atraso en que nos encontramos sumidos. De allí que el Poder Ejecutivo esté totalmente centrado en elucubrar los métodos destinados a crear nuevos y más gravosos impuestos, porque su única preocupación es pagar sueldos a un número cada vez mayor de funcionarios públicos. Esto es lo único que le interesa, “salvar el mes”, con cálculo de bolichero antes que con mirada de estadista.

    Con grandes anuncios presentaron desde el Gobierno un “plan de innovación estructural del Poder Ejecutivo”, cuya finalidad es sumar ocho nuevos ministerios a los ya existentes. ¡Menuda forma de encarar el problema, creando nuevas estructuras para absorber más funcionarios!

    Los diferentes partidos políticos de nuestro país deberían ponerse de acuerdo para adoptar las decisiones que, de una vez por todas, propendan a una sana reforma del Estado. Tal vez no resulte probable que lo hagan, ya que a quienes integran nuestra variopinta clase política, provengan del sector ideológico que sea, hasta ahora les preocupa más hacer crecer su clientela, ubicar a sus amigotes en las reparticiones públicas que promover el crecimiento económico del Paraguay y el progreso colectivo de sus habitantes, generando condiciones para dar empleo genuino y digno a todos. Ojalá estemos equivocados.

    Nuestro país aún sigue aguardando la hora en que un mandatario serio, con talante de verdadero estadista, comience a pensar en las futuras generaciones y apunte a impulsar las políticas públicas que nuestro desarrollo requiere. Mientras continuemos teniendo gobernantes enfocados únicamente en pagar sueldos públicos y en reproducir el modelo de Estado mastodóntico e inservible que está vigente desde hace decenios, ninguna posibilidad de superación aparecerá en el horizonte para los hijos de este país.

    13 de Septiembre de 2011

    http://www.abc.com.py/nota/mas-estado-gigante-inutil-y-corrupto-6522/

    Me gusta

  7. “Lugo dejó impunes los actos más perversos de corrupción y crímenes de gobiernos anteriores”

    El investigador Idilio Méndez afirma que trasnacionales y la oligarquía siguen dominando la economía, en una reciente publicación.

    “Se ha mentido así mismo y al pueblo” afirma con referencia al presidente Fernando Lugo, el periodista e investigador Idilio Méndez Grimaldi en el libro lanzado la semana pasada La economía paraguaya bajo el orden neoliberal.

    En el capítulo de su autoría, denominado La mafia financiera o el rostro del crimen organizado, Idilio Méndez analiza los procesos de incursión y corrupción consecuente del neoliberalismo en Paraguay. Respecto al actual mandatario, afirma que “como el gobierno de Lugo no realizó ningún arqueo de caja, ningún inventario de los activos y pasivos de la república cuando asumió como presidente- los cuales habrían puesto en evidencia a los enemigos del pueblo- hoy ya está en condiciones de que se le endosen todos los hechos de saqueo en el sector público mezclados los vandálicos actos de los gobernantes colorados, con los propios”.

    Sector financiero

    El autor recrimina al actual gobierno la falta de castigo a los diversos robos y crímenes contra el Estado, perpetrados por gobiernos anteriores que no fueron judicializados.

    Comentando algunos de los más resaltantes hechos de corrupción, el periodista menciona el “generoso” auxilio financiero dispuesto por Wasmosy de 700 millones de dólares, supuestamente para auxiliar a los bancos en la década del 90. Hasta hoy el Banco Central no aclaró qué pasó con ellos. Tampoco se sabe del destino de 400 millones de dólares arrebatados al Instituto de Previsión Social, dinero arrancado a los asegurados y también destinado al auxilio de los bancos y para otorgar créditos a los amigos del gobierno.

    En este aspecto, critica la política actual del gobierno de negar la utilización de las reservas internacionales para fomentar el desarrollo, todo por la presión impuesta por el Fondo Monetario Internacional y los Estados Unidos. Los mismos ascenderían a unos 4 mil millones de dólares, adquiridos a través de bonos del Tesoro norteamericano que se usan para financiar la maquinaria de guerra norteamericana, según el mismo.

    Privatizaciones

    “El presidente Lugo tampoco ordenó a sus ministros impulsar algún tipo de investigación, humilde por lo menos, sobre los procesos de privatizaciones y concesiones llevadas a cabo por los gobiernos de Rodríguez, Wasmosy y González Macchi”, según el investigador.

    “La línea aérea nacional, LAP, fue transferida a título gratuito al capital privado, y las rutas aéreas internacionales concedidas a Paraguay por las naciones amigas fueron enajenadas a favor de TAM del Brasil, sin que nadie sepa hasta el presente, qué ha pasado. La Flota Mercante del Estado y Acepar, entre otros, fueron arrebatados al Paraguay en el marco del neoliberalimo”.

    Denuncia demás que antes que impulsar el esclarecimiento de los mismos, Lugo promueve la privatización de aeropuertos, rutas y ríos. “Lugo llevó personalmente el proyecto de concesión de aeropuertos al congreso”.

    Aduanas

    Sigue sumergida en la más abyecta corrupción afirma, con subfacturaciones o ingresos en frío de mercancías o simulación de importaciones, que terminan en triangulaciones de mercaderías. En el 2009, la Aduana de Estados Unidos declaró haber enviado mercaderías a Paraguay por valor de 1352 millones de dólares y la aduana paraguaya declaró solo 235 millones de dólares. La diferencia es de más de 1100 millones de dólares.

    Además de esto, el Méndez asegura que los latifundios y los dueños del capital financiero, las trasnacionales bancarias, especulan con los medios de producción y no tributan prácticamente nada. Las remesas de millones de dólares de ganancias de los especuladores siguen viajando a los paraísos fiscales, dice.

    Trasnacionales del agronegocio

    En este gobierno, la economía se centro en el avance del agronegocio que se expande con la destrucción de la economía campesina y el ecosistema, con un modelo que no paga impuestos. Para sostener dicho modelo se hacen sentir según el mismo, el poderío de trasnacionales norteamericanas como Cargill, que llegó a exportar en 2010 por 900 millones de dólares, principalmente soja.

    Cargill está vinculada en Paraguay al grupo empresarial Zuccolillo, propietario este último del diario ABC Color, “que impone el terror paralizante al gobierno con sus líneas editoriales y con titulares diarios que acusan vínculos con el socialismo del Siglo XXI”, a Venezuela. Las acciones del gobierno demuestran todo lo contrario, incluso una mayor cercanía a Washington, sin embargo esto sería nada más que una estratagema ya empleada en la Dictadura, donde acusaban de comunistas a todos los opositores que se apartaban de las líneas de los intereses oligárquicos e imperiales.

    Méndez también acusa a Zuccolillo de estar aliado a los extremistas imperiales de derecha del continente, como Unoamérica, una organización nazifacista continental promovida por la CIA de los EEUU para intentar poner freno a los movimientos sociales y a los gobiernos progresistas de la región, mediante golpes de Estado como el realizado en Honduras en 2009, con un incesante propaganda de los medios aliados e integrantes de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).

    Méndez finaliza diciendo que se vienen tiempos muy difíciles debido a que el imperialismo no está dispuesto a renunciar a este modelo agotado y destructivo.

    El libro fue publicado por Base Is y la Sociedad de Economía Política del Paraguay (SEPPY). Es una compilación del trabajo de varios autores como Luis Rojas, Osmar Sostoa, Tomás Palau, Sarah Zevaco y Regina Kretschmer.

    http://ea.com.py/%E2%80%9Clugo-dejo-impunes-los-actos-mas-perversos-de-corrupcion-y-crimenes-de-gobiernos-anteriores%E2%80%9D/?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+semanarioea+%28E%3Fa%29

    Me gusta

  8. “Je t’aime… moi non plus” (Yo te amo… yo tampoco)

    Por Marycruz Najle

    “Don Bienvenu, que en francés quiere decir “bienvenido” (vaya paradoja para seguir con las contradicciones), agregó unas cuantas cosas más, como que tuvo que hacer maravillas para que sus compatriotas se decidieran a invertir en un país como el nuestro, cuya fama es más que incierta. Hasta se dio el ‘tupé’ de contar que una empresa constructora de Francia que hizo varias obras para el gobierno todavía no había cobrado por las mismas”.

    Hace años. Muchos más de los que a mí me parece que han pasado y mucho menos de lo que usted cree, la pareja formada por Serge Gainsbourg, un cantautor y actor francés, y la bella inglesa Jane Birkin, cantaba esa canción que los jóvenes de entonces, es decir nosotros, tarareábamos como si nos estuvieran hablando al oído. Según la Wikipedia, la canción es considerada por muchos como “la máxima canción de amor” de la historia. El tema, cantado por Serge con voz grave, tiene como coprotagonista a la Birkin, la joven de la cual se enamoró creando una pareja símbolo de esos años. La grabaron en el 69, año emblemático en el que todavía estaban frescos los aires de libertad del mayo francés.

    Ella gemía y suspiraba y él contaba la historia de un amor prohibido, que después se supo era la historia de su amor con otra ícono francesa, Brigitte Bardot, quien le había pedido que no grabara la canción, cosa que el hombre aceptó, hasta que se encontró un año después con Jane y allí nadie los detuvo, ni como amantes, ni como dúo musical.

    ¿Y a qué viene esta vieja historia? Es que la frase, “yo te amo… yo tampoco” tiene que ver con eso de la contradicción y la duda, con el amor sometido a los vaivenes del corazón, que tan bien retrata el tema. Y, perdónenme la licencia , pero se me ocurrió estar escuchándola de nuevo, cuando leí en los medios lo que dijo el embajador saliente de Francia, don Gilles Bienvenu, al recibir una condecoración del gobierno paraguayo.

    El diplomático francés, como un caballero, agradeció primero a las autoridades de gobierno por haberlo honrado con la Orden Nacional del Mérito, en el grado de “Gran Cruz”, pero además de las palabras acostumbradas en éstos casos, parece que se le subió el alma al cuerpo humano y dejó de lado las formas que tanto abundan en el mundo de la diplomacia y se despachó con una queja por los “puntos negros” que el Paraguay sigue mostrando hacia los países del primer mundo.

    El hombre, con la medalla puesta, tomó aire y dijo: “No es este el panegírico del gobierno que me condecora, las dificultades están a la vista, en particular el diálogo con el Congreso… Hay dos puntos negros que no puedo dejar de mencionar: el rechazo a la Renta Personal por parte de ciertos sectores y la deforestación acelerada”.

    El rostro del canciller, que acababa de prenderle en la solapa del elegante saco, apenas mostró un rictus de sorpresa . Al fin y al cabo, él también estaba allí como diplomático.

    Don Bienvenu, que en francés quiere decir “bienvenido” (vaya paradoja para seguir con las contradicciones), agregó unas cuantas cosas más, como que tuvo que hacer maravillas para que sus compatriotas se decidieran a invertir en un país como el nuestro, cuya fama es más que incierta. Hasta se dio el “tupé” de contar que una empresa constructora de Francia que hizo varias obras para el gobierno todavía no había cobrado por las mismas.

    Y bueno. Los representantes del gobierno nacional tragaron saliva y se “bancaron” la queja de monsieur Gilles, que de ídem parece que no tiene mucho sino todo lo contrario.

    Más de uno, habrá pensado en dar un salto y arrebatarle la medalla, pero… nobleza obliga, mejor dejar las cosas así.

    Lo cierto es que no puedo dejar de imaginarme al embajador francés, rumbo al aeropuerto internacional, el día que se vaya. Me lo imagino sintiendo esa rara mezcla de amor y desamor por una relación que termina.

    Me lo imagino cantando despacito “Je t’aime… moi non plus” durante el vuelo de regreso a París, al recordar sus días en el Paraguay.

    http://www.lanacion.com.py/articulo/38746-je-taime-moi-non-plus-yo-te-amo-yo-tampoco.html

    Me gusta

  9. Liberales zoqueteros

    La postura oportunista, concesiva y acomodaticia del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA) ya no tiene límites. A esta altura de los acontecimientos, está claro que esta nucleación política carece absolutamente de vocación de poder y que, tal como ha quedado demostrado desde la apertura democrática de 1989, a sus principales líderes solo les interesan los cargos, el dominio de ciertas parcelas del Gobierno que puedan repartir entre sus seguidores y aliados circunstanciales para asegurarse su propia subsistencia.

    Por lo general, la dirigencia liberal navega en dos aguas: hace oficialismo, pero no termina de renunciar a su tradicional tendencia opositora. Lo hemos podido constatar en dos oportunidades de manera bien clara: tanto cuando participaron en el supuesto “gobierno de unidad nacional”, conformado en marzo de 1999, como en el que vienen integrando desde 2008, en nombre de la “Alianza Patriótica para el Cambio”.

    En ambas ocasiones tuvieron responsabilidad política en la máxima conducción del país y se repartieron importantes cargos de la administración pública, pero nunca asumieron un verdadero compromiso con la causa en la que participaban, fundamentalmente cuando se trató o se trata de admitir desaciertos o reconocer fracasos.

    Hoy volvemos a ser testigos del mismo comportamiento ambiguo y oportunista del pasado. Ante el planteamiento del gobernador Carlos Amarilla de promover un “divorcio amistoso” entre su partido y el oficialismo luguista, dada la política de permanente humillación y arrinconamiento que el Poder Ejecutivo aplica con su principal “socio” en el poder, el Directorio del PLRA rechazó espantado tal iniciativa y ratificó vehementemente su plena participación en el gobierno del hipotético cambio.

    ¿Por qué?, se preguntará el lector. Pues muy sencillo: por los zoquetes que hoy detentan muchos de los dirigentes y algunos de sus zalameros seguidores, y que de ninguna manera piensan perder. Lo dijo la propia senadora Zulma Gómez durante la sesión del Directorio, el pasado miércoles: “Ya otra vez vamos a pedir cargos”, responsabilizando de esta política mendicante al titular del PLRA, el senador Blas Llano.

    Tampoco careció de acierto el análisis formulado por el diputado Salyn Buzarquis, al señalar: “Mis correligionarios se conforman con unos ministerios. Confunden el poder con los cargos, mientras los que manejan el poder no hacen sino desprestigiar al partido”.

    Sin duda, esta situación de ambivalencia y genuflexión beneficia a un solo actor político nacional: el oficialismo luguista, que en estos tres años se ha valido de estos antivalores para ir limitando sostenidamente la capacidad de acción de los liberales dentro del Gobierno, entregando cada vez más posiciones relevantes a sus partidarios de la izquierda bolivariana. Esto explica la enorme satisfacción demostrada por el jefe del Gabinete Civil de la Presidencia, Miguel Ángel López Perito, al enterarse de que el PLRA continuaría integrando la “alianza” gobernante.

    Desafortunadamente, la visión utilitaria y cortoplacista de ciertos liberales es la que potencia a los de este sector radicalizado del espectro político paraguayo. Mientras los mantienen entretenidos con los zoquetes que les tiran, ellos se quedan con el grueso de las instituciones públicas, fundamentalmente aquellas más atractivas en recaudación de fondos y aplicación de políticas supuestamente asistencialistas pero en verdad clientelista: Itaipú, Yacyretá, el MOPC, las Aduanas y la Secretaría de Acción Social son cotos de caza luguista.

    De esta forma, los bolivarianos llegarán con los bolsillos bien repletos al 2013, con la clara intención de fortalecer su “proyecto” y aumentar sus chances electorales gracias a los recursos rapiñados, mientras los liberales serán despachados sin más trámite, debiendo cargar una vez más sobre sus espaldas el triste honor de haberse convertido en los idiotas útiles que facilitaron el catapultamiento de los izquierdistas al poder.

    Para decirlo sin demasiados rodeos, nada muy diferente de la política de amaestramiento y cooptación que Alfredo Stroessner aplicó con ciertos “líderes” liberales en la época siniestra de su reinado. Está claro que si a esta manipulación se prestaron algunos liberales durante la dictadura, luego otros con los gobiernos colorados que la sucedieron, y ahora estos con los bolivarianos, el Partido Liberal Radical Auténtico ya nunca podrá ser opción de gobierno. Habrá que recordarlo a la hora de decidir por quién votar en las próximas elecciones.

    16 de Septiembre de 2011

    http://www.abc.com.py/nota/liberales-zoqueteros/

    Me gusta

  10. El país de la incertidumbre

    Despertar en este hermoso país se vuelve cada día más en sinónimo de ansiedad y, por qué no, también de cierto grado de curiosidad ante la tentación de hojear un periódico o de encender la radio y desayunarnos una nueva sorpresa de la “esforzada” clase política que nos gobierna (salvo casos excepcionales claro).

    Una vez en pie, se hace difícil caminar entre la maraña de situaciones tan entrelazadas, y cuesta a veces levantar la mirada por sobre el follaje de incertidumbre que apenas deja ver algún cambio de situación a mediano o, ni se diga, a corto plazo.

    Cada día nos topamos con rumores, nuevos desmentidos, un mar de incoherencias sostenidas por un inevitable pero innegable ambiente de indecisiones provenidas desde casi todos los estamentos políticos que forman esta suerte de estructura gubernamental en constante tambaleo. Algo así como un ping pong de improvisaciones que no hacen más que generar una crisis cada vez más profunda y una incontenible pérdida de la credibilidad devenida de factores varios tales como cambios inexplicables, para el común por supuesto, objeciones dentro del propio oficialismo, lo que me resulta irónico, y una oposición latente, agazapada, esperando, o simplemente dejando que la Alianza, por sí sola, enfrascada en una feroz lucha interna por cupos de poder, se hunda, más rápido que lento.

    Hemos dado tantos votos de confianza desde el advenimiento de la “era democrática” y sentimos que nos han timado.

    Le dimos uno a Lugo, a la Alianza, al frente salvador, y no está lejos de la verdad que los paraguayos en general estamos decepcionados, que cunde la desazón y, aunque muy pocos puedan hacer una lectura acertada del entorno, la incertidumbre ante la falta de un norte claro campea en el ambiente.

    El más cercano ejemplo, la designación de Carlos Filizzola en el Ministerio del Interior, y es sólo una de tantas muestras de la conducta errática de gobierno, y aunque no podamos alejar de nuestras mentes la idea de que este tipo de designaciones sea moneda de cambio, no nos resta más que esperar.

    Es cierto, a más de crear incertidumbre, este último cambio genera cierta expectativa, y una vez más damos nuestro voto de confianza, esperando que se disipe esta nubosa situación y se avizore un horizonte de cambio real, de pasos hacia adelante. Ojalá veamos en todos los niveles una continuidad de proyectos, una política de estado, y ya no más encajonamiento de buenas ideas.

    A nosotros nos toca mirar, de lejos más que de cerca, especular tal vez y esperar hasta que nos convoquen de nuevo para elegir, es entonces cuando nosotros decidimos, cuando definimos, es hora de hacerlo bien…

    Lic. Rolando Benítez

    Me gusta

Deja un comentario