EL HIMNO PARAGUAYO Y SU HISTORIA

El Himno Nacional Paraguayo tiene una historia dramática, nació tardíamente en 1846, a mitad del siglo XIX. Entre las desgracias y grandes pérdidas que nos ocasionó la Guerra contra la Triple Alianza, el Himno Nacional fue olvidado y la partitura manuscrita original desaparecida (1870).

De acuerdo con la investigación del musicólogo paraguayo Juan Max Boettner, don Carlos Antonio López encarga primeramente al poeta argentino Vicente López, la composición de un himno patriótico. Luego el encargo fue anulado por no existir acuerdo económico (a don Carlos le pareció caro). Finalmente el uruguayo Francisco Acuña de Figueroa escribe los versos del himno absolutamente gratis.

Con los años el músico italiano Cavedagni que llega al Paraguay en 1874 y fue llamado a organizar las diferentes bandas de música, recopila la melodía sobre la base de la transmisión oral de músicos sobrevivientes de la guerra, que recordaban la música del Himno de memoria.

En aquel entonces y como existían numerosas versiones y en diferentes tonalidades, un grupo de músicos de amplia formación musical, del instituto paraguayo, gimnasio paraguayo y Ateneo paraguayo sugirieron que sea fijada la letra y música del Himno Nacional en una única versión para los actos públicos. Hoy, el Himno está en la tonalidad de fa mayor y tiene una extensión musical de una octava y media, una introducción de 24 compases, de ritmo marcado, imponiéndose casi como una obertura operística. Luego el silencio marca el contraste y la entrada del canto con dos notas graves previas al acento de la tonalidad de fa mayor da paso a la larga frase: «A los pueblos de América infausta!». La parte más lírica comienza con la escala ascendente: «Nuestros padres lidiando grandiosos» y el clímax coincide con una nota aguda en: «Ilustraron su gloria marcial». Otro recurso utilizado es el retardo musical en la frase: «el gorro triunfal». Luego con un cambio de dinámica o matiz se repite la frase: «y trozada la augusta diadema» y la línea musical se resuelve en la nota tónica fundamental para preparar el carácter más rápido, Allegro Marcial y marcado del coro: «Paraguayo República o muerte».

Y con el descenso de «Unión e Igualdad», finaliza el Himno.

La versión oficial del Himno data del Decreto 52.187 del 12 de mayo de 1934, con la transcripción musical del maestro paraguayo Remberto Giménez y basado en el trabajo de reconstrucción del maestro Nicolini Pellegrini.

Cristina Vera Díaz

Cantante lírica y docente musical.

16 mayo 2011

47 comentarios en “EL HIMNO PARAGUAYO Y SU HISTORIA”

  1. Que pena exista tan poca documentación sobre nuestra historia y se contadicen bastante en las versiones historicas de cuando surgió realmente nuestro Himno Nacional

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  2. ESTE MARAVILHOSO HINO PARAGUAYO MUESTRA EL TEMPLE Y VALENTIA DE UNO DE LOS PUEBLOS MAS CASTIGADOS DE AMERICA. AUN ASI CONFIO EN LA GRAN RESURRECCIÓN DEL IMPERIO GUARANI COMO SE MERECE EL GRAN PUEBLO PARAGUAYO.Y UNA PREGUNTA FINAL, NO HABRÁ LLEGADO LA HORA DE INCORPORAR EL IDIOMA GUARANI A LA CURRICULA DE LOS PLANES DE ESTUDIO SECUNDARISTAS DE LOS TRES PAISES QUE TRAICIONARON LA CAUSA DEL MARISCAL=ARGENTINA, BRASIL Y LA REPUBLICA CISPLATINA. ?

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  3. Es muy importante tener una idea e conclusión de lo que es parte de la historia del Paraguay, muy bueno me ayudo mucho.

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  4. Es muy bueno el himno nacional paraguayo, más hay que cambiar que sea escrita por un paraguayo
    TRECE TUJUTY por ejemplo es buenísimo para cantar

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  5. Acuña de Figueroa, el poeta de dos himnos

    En 1846 el Paraguay de Carlos Antonio López transitaba una nueva era de relacionamiento en materia de política exterior con el objetivo de afianzar sus fronteras, asegurar el reconocimiento de su independencia y dinamizar –o en su caso recomponer– relaciones diplomáticas con varios Estados, frustradas durante la autarquía del Gobierno de Rodríguez de Francia. A ese país de vigorosa vida económica y social, había que dotarlo de símbolos. El pabellón nacional y sus escudos eran elevados a la categoría de emblemas patrios el 25 de noviembre de 1842 por decisión del Soberano Congreso General Extraordinario.
    Sólo faltaba el Himno nacional, una composición musical representativa que pudiera identificar y unir a los paraguayos. Rodríguez de Francia había hecho un primer intento con la canción patriótica de Anastasio Rolón, escrita exclusivamente en guaraní (“Tetã Purahéi”) persuadido por la gesta de mayo de 1811, declarada por el Dictador Supremo como Himno de la Patria en 1831.

    Pero Carlos Antonio López pretendía un himno en español que exaltara el sentimiento nacionalista –por entonces en ciernes–, subrayara la emancipación del poder colonial y oficiara como expresión de una genuina emoción patriótica. Acudió a la pluma de Vicente López (autor del himno argentino) pero desechó sus servicios por lo elevado de sus honorarios. Interiorizado de esta situación, Francisco Acuña de Figueroa, autor del Himno nacional uruguayo, se ofreció a colaborar con tan magna empresa y obsequió al Paraguay, el 20 de mayo de 1846, las 7 estrofas originales del Himno nacional paraguayo, el cual fue “dedicado a la República del Paraguay y a su dignísimo Presidente el Excmo. Don Carlos Antonio López”. Así lo relata “El Semanario” en diciembre de 1853, como una suerte de necesaria promulgación, teniendo en cuenta el carácter oficial del periódico.

    En este documento se indica que el Himno paraguayo debería, en principio, cantarse bajo los acordes del uruguayo, no acompañándose partitura alguna, lo que motivó controversias acerca del posible autor de la música. Fue recién en 1933 cuando Remberto Giménez reconstruyó definitivamente la composición musical respetando –en toda su extensión posible– las formas y ritmos originales.

    Los himnos de Paraguay y Uruguay fueron construidos bajo las estructuras musicales del siglo XIX, emergentes de las respectivas declaratorias de independencia, con letras y músicas que no pueden sustraerse de esa circunstancia histórica ni de los estilos imperantes en la época.

    El revisionismo histórico cuestionó al poeta uruguayo por no comulgar originalmente con los valores republicanos que propugnaban ambos himnos ni por ser representativo en vida del ideal revolucionario americano. Cabe señalar que como hijo de español, Acuña de Figueroa no adhirió de inmediato a la causa independentista, se mantuvo leal a las autoridades coloniales, luego sirvió a la Provincia Cisplatina para finalmente adherirse a los intereses del recién nacido Estado uruguayo.

    Críticas similares se formularon a Rouget de Lisle, el autor de La Marsellesa (himno nacional francés) en 1792, al considerarse que su autor estaba formalmente bajo las órdenes del Rey Luis XVI en el momento de componer ese “canto de guerra”.

    Los artistas son hijos de su tiempo, de sus circunstancias y de las propias contradicciones históricas. El pintor uruguayo Juan Manuel Blanes fue el artífice de la iconografía de un Uruguay que no conoció y a partir de imágenes que fue recreando a través de un proceso de recopilación documental minucioso, ilustró acontecimientos históricos que se mezclaban con el desasosiego político y social de fines de siglo XIX, constituyendo un aporte determinante a la identidad uruguaya.

    En una época y contexto en que los sentimientos de nacionalidad aparecían confusos e imprecisos, Acuña de Figueroa pretendió dar su testimonio escrito –de la misma manera que Blanes lo hizo a través de su pincel– al servicio de un propósito nacional (dotar al país de símbolos una vez lograda la independencia), redactando los versos de un himno que abrazaba la intelectualidad de entonces y que se revelaba fundamental en el proceso de construcción de una nueva nación.

    Es incuestionable la inyección de identidad nacional que los himnos de Acuña de Figueroa aportaron al sentimiento patriótico de ambos Estados, por ello en un nuevo aniversario del día del Himno nacional, paraguayos y uruguayos, estaremos siempre invitados a escuchar sus versos de pie.

    Por Lic. Federico Perazza

    Embajador del Uruguay en Paraguay

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  6. 20 de mayo de 1846. El poeta uruguayo Francisco Acuña de Figueroa entrega la letra del Himno Nacional a los comisionados en Montevideo, Bernardo Jovellanos y Anastasio González. El presidente Carlos Antonio López había encomendado primeramente la letra a Vicente López y Planes, autor del himno argentino, pero este no estuvo satisfecho con la remuneración.
    Como toda compensación por la composición del poema patrio, don Carlos le obsequió a Acuña de Figueroa unos tercios de yerba, pues el poeta no aceptó pago monetario alguno. Falleció en Montevideo, el 6 de octubre de 1862, tres semanas después del deceso de CAL.
    Los originales autógrafos del Himno, tal como se conservaban en el Museo Acuña de Figueroa, fueron obsequiados por el gobierno uruguayo al nuestro en 1940. Luego se conservaron en el Museo Godoi. El autor de este hilo desconoce dónde se encuentran actualmente archivados.
    La autoría de la música fue atribuida primeramente a Francisco Sauvegeot de Dupuis, músico francés que llegó al Paraguay en 1853 para organizar bandas militares. Otra versión designaba como autor de la música al orquestador del himno uruguayo, el húngaro José Debali.
    Presumiblemente, ambas composiciones fueron reconstruidas en una sola versión en 1933 por el compositor nacional Remberto Giménez, cuya versión ha sido oficializada y es la que se instrumenta en la actualidad. @adriancatti

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